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1- Los derechos fundamentales son aquellos derechos inherentes a todas las personas por el mero hecho de

serlo, sin importar su origen, raza, género, orientación sexual, religión, opinión política o cualquier otra
condición. Estos derechos están reconocidos y protegidos por las leyes y constituciones de los distintos
países, así como por los tratados internacionales de derechos humanos.

En algunos casos, los derechos fundamentales están definidos de manera precisa en la ley, como el derecho
a la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo o el derecho a la privacidad. Estos son ejemplos de
reglas jurídicas claras y definidas que fundamentan con precisión los límites y alcances de estos derechos.

Sin embargo, en otros casos, los derechos fundamentales son principios más generales, que pueden ser
interpretados de diferentes maneras en situaciones concretas. Por ejemplo, el derecho a la igualdad ante la
ley o el derecho a la protección contra la discriminación son principios que requieren una interpretación más
flexible y contextual, para aplicar a diferentes situaciones y contextos.

2- Aunque el iusnaturalismo ha sido históricamente una de las corrientes filosóficas más predominantes en
la conceptualización de los derechos fundamentales, no es la única teoría que puede dar cuenta de su
existencia y validez. El positivismo jurídico o el realismo jurídico pueden sostener que los derechos
fundamentales son creaciones del ordenamiento jurídico, y por lo tanto, se deben respetar y proteger dentro
de ese marco. De hecho, muchos sistemas jurídicos modernos se basan en la idea de que los derechos
fundamentales son garantizados por la ley y pueden ser protegidos por los tribunales. Lo importante es que
los derechos fundamentales sean respetados y protegidos, independientemente de la teoría jurídica
subyacente.

3- La cuestión de si existe una dimensión ideal, moral o crítica dentro de los marcos y textos
constitucionales depende en gran medida de la perspectiva de quien lo examine. Algunos argumentarían que
los textos constitucionales están imbuidos de valores morales y principios éticos que son fundamentales para
la sociedad y que estos deben ser respetados y defendidos en todo momento. En este sentido, la Constitución
es vista como un documento que encarna los valores y principios morales de la sociedad y es, por lo tanto,
una fuente de guía moral. Por otro lado, podríamos decir que la moral es un concepto que va más allá de los
textos constitucionales y que estos documentos simplemente reflejan las realidades políticas, sociales y
culturales de una determinada época. Desde esta perspectiva, la moral es algo que existe
independientemente de las constituciones y no puede ser reducida a un conjunto de reglas o principios
establecidos en un documento. En cuanto a la moralidad agrego que es un tema complejo y multifacético
que involucra no solo la letra de la ley, sino también la ética y los valores fundamentales que sustentan una
sociedad justa y equitativa.

Como opinión, la función de la práctica institucional del Derecho es aplicar las normas jurídicas existentes
para garantizar el orden social y la protección de los derechos y libertades individuales y colectivos. En este
sentido, su objetivo es asegurar que se respeten y se hagan efectivos los valores y principios consagrados en
la legislación y en la Constitución.

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