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Facultad De Ciencias Jurídicas y Sociales

Heber Hernández

Ingrid Alfaro

Victoria Barrios

Yaquelin López

Christian Guzmán
Desde tiempos inmemorables, el perfil del delincuente nato se ha basado
principalmente en su aspecto, por decirlo así, una impresión de bajo nivel, de
educación muy escasa, muchas veces con comportamientos sujetos a posibles
trastornos psicológicos y traumatizados e incluso, en un porcentaje más alto de
escasos recursos.
Sin embargo; con el paso del tiempo y con el estudio más a fondo de aspectos
criminológicos; se ha logrado identificar que, las personas de un nivel económico
más alto, gente bien, que tienen profesiones respetadas y poderosas han logrado
delinquir haciendo uso de su poderío como profesionales y autoridades de gobierno,
en actividades de ilícitos socioeconómicos cuya denominación que se ha adoptado
en registros históricos como Delitos de Cuello Blanco.
El termino delitos de Cuello Blanco se utilizó por primera vez en 1939 por Edwin H.
Sutherland en su trabajo “La Criminalidad de Cuello Blanco” cuyo contexto está
referida a aquellos ilícitos cometidos por sujetos de elevada condición social en el
curso o en relación con su actividad profesional.
Derivado de esto surgen los planteamientos desde el punto de vista en que éste
delito ya forma parte de una estructura criminal, y se propone también plantear que
si en el concierto actual de las investigaciones jurídico-criminológicas mundiales
existe ya un claro conocimiento en torno a que en el contexto del crimen organizado
son parte determinantes los reconocidos delitos de cuello blanco, ¿Por qué aún no
se tipifican como estructura criminal?; o también una interrogante más concreta ¿Si
en otros países ya existe dentro de su ordenamiento legal la tipicidad, antijuridicidad
y punibilidad de estos hechos, por qué en Guatemala persiste un vacío en su
legislación que impide la adopción de medidas para una persecución y sanción de
este delito específicamente?
El criminólogo y sociólogo Edwin Sutherland fue el primero en popularizar el término
“delito [criminalidad] de cuello blanco” en 193923, al definirlo como aquel que es
cometido por una persona respetable y de un estatus social elevado, durante el
tiempo que dure en el cargo, que le proporciona el poder y la posibilidad de ejercer
cierto tipo de prácticas que pueden ser definidas como de características
delincuencias.
Sutherland incluye dentro de esta definición crímenes cometidos por corporaciones
y otras entidades legales. Para el autor, este crimen es cometido en todos los
niveles de la sociedad por personas de contextos socio-económicos ampliamente
divergentes; en particular, por personas que operan a través de grandes y
poderosas organizaciones.
Dice Sutherland, “que el crimen de cuello blanco tiene un impacto subestimado
sobre la sociedad.”24 Este concepto ha tenido que saltar muchos obstáculos, lo que
no ha permitido tener una clara visión de cómo enfocar a este crimen como hecho
punible y no, como conductas derivadas de un posicionamiento de clase que ostenta
el poder económico y por ende, el poder hegemónico.
El "crimen de cuello blanco" se logra describir una amplia pluralidad de delitos,
comúnmente todos y cada uno de ellos comprenden delitos llevados a cabo a través
de engaños y generalmente motivados por ganancias financieras. Los delitos de
cuello blanco más frecuentes son diversas formas de estafa, malversación de
dineros, evasión de impuestos y lavado de dólares. Muchos tipos de timos y fraudes
caen en el concepto de los delitos de cuello blanco, incluidos los esquemas Ponzi y
el fraude de valores, como el abuso de información privilegiada. Los delitos más
comunes, como el fraude de seguros y la evasión fiscal, igualmente constituyen
delitos de cuello blanco.
Un delito de cuello blanco es generalmente un tipo de fraude cometido por
profesionales de los negocios y del gobierno. Esto incluye el fraude empresarial, el
fraude de cuidados a la salud, el fraude hipotecario, fraude de valores y materias
primas, fraude de seguros, el fraude comercial masivo, el decomiso de activos y
lavado de dinero, fraude de quiebra y fraude de fondos de cobertura.

Delitos de guante blanco o de cuello blanco es el nombre que se les da a aquellos


delitos que se realizan sin derramar directamente sangre (por lo que se les llama de
guante blanco) aunque suele ser derramada la sangre por sicarios empleados o
subordinados. También se denominan “delitos de cuello blanco” debido a que el
delito o crimen es realizado por una persona con un estatus socioeconómico alto.
Los delitos de cuello blanco más comunes son: el tráfico de influencias, el fraude, el
lavado de dinero, el cohecho, el vaciamiento de empresas, la quiebra fraudulenta,
la malversación de fondos económicos; la delincuencia organizada (donde la "tarea
sucia" se deja personas del más bajo nivel, mientras que los de más alto nivel
"empresarios" de este tipo de delito se quedan con la mayor parte de las ganancias,
casi siempre "blanqueada legalmente" pasando así de ser los denominados de alta
monta a ser los boss, "magnates" o tycoons).
Mentir, inflar o maquillar cifras, falsificar y robar documentos, estafar, así como
sobornar son acciones comunes de los delincuentes de cuello blanco, llamados
también delincuentes financieros. Un perfil difícil de detectar en el mundo de los
negocios porque son personas con inteligencia y educación alta, quienes no usan
la fuerza sino su mente.

Este delito no solo se comete por empresarios o banqueros sino también por
funcionarios y agentes estatales, quienes normalmente tienen un nivel social
respetable, un estatus en la sociedad, con vidas privilegiadas y de familias
prestantes. Sin embargo, esto no excluye a las personas de estratos bajos o medios.

Así lo revelan escándalos que han salido a la luz por soborno, fraude de valores y
bancario, así como fraude fiscal; falsificación de cheques, reclamaciones y
declaraciones falsas.

El sociólogo Edwin Sutherland habló por primera vez de los delincuentes de cuello
blanco a finales de la década de 1930, como el delito más influyente del siglo XX. El
sociólogo demostró en su investigación que 70 grandes compañías de Los Estados
Unidos (de la lista de las 200 más influyentes de Norteamérica), tenían adentro
delincuentes de cuello blanco.

Su investigación acabó con el estigma de relacionar el crimen con la pobreza, los


hogares disfuncionales y la falta de educación, ya que en esa época se creía que
menos del 2 por ciento de la delincuencia provenía de personas que hacían parte
de la alta sociedad. Un panorama que él mismo tildó de miope y sesgado, al
demostrar que la riqueza de algunas personas importantes era producto de la
corrupción.

Ocho décadas después de que Sutherland hablara por primera vez de los
delincuentes de cuello blanco, hay mayor impunidad debido a internet y paraísos
fiscales. Este delito pasa desapercibido porque para la sociedad, el crimen todavía
se concentra en los estratos bajos.
Las estructuras que asumen los criminales de cuello blanco son las organizaciones
criminales llamadas empresas criminales donde hacen negocios de manera nociva
y perjudicial. La violación de leyes inmersas en el mercado, evasión de impuestos,
fraudes millonarios y todo bajo la máscara del servicio y atención al público. Otro
tipo de empresas son las llamadas empresas fachada; que se dedican al "lavado de
dinero y activos" provenientes del crimen organizado sea de corte nacional o
internacional como el contrabando y el narcotráfico.

El perfil psicológico de estos criminales cambia notablemente; su fama era pública,


ostentaban y disfrutaban de la publicidad. Actualmente, es difícil identificar a un
criminal de cuello blanco; hay que descifrar su Modus Operandi, su personalidad, la
dimensión de su entorno e impacto de sus actividades; precisar el tipo de crimen
que predomina en su actividad delictiva; la temeridad y riesgo con que realiza sus
operaciones, la frialdad de sus actos, su círculo social y la edad.

El criminal de cuello blanco posee "educación superior, muy ambicioso, y no


escatima esfuerzos para ser un líder en su área; se ocupa personalmente de cada
detalle y delega funciones con cuidado para que no se cometan errores; es
perfeccionista, minucioso, gusta de afrontar situaciones críticas y maneja un bajo
perfil para no despertar sospecha"

Es importante reconocer el poder corruptor de las organizaciones que tienen como


fines la acumulación de ganancias ilícitas. El fenómeno de contaminación de las
relaciones económicas ilícitas por parte de la criminalidad organizada va de la mano
con la globalización de las relaciones económicas y de las libertades que brindan
las redes del comercio internacional. La similitud estructural entre una organización
criminal y la empresa como agente económico otorga cierta funcionalidad para
moverse fácilmente por el mundo social y económico. Las organizaciones criminales
adoptan como punto de referencia los modelos y estructuras del mundo de la
industria y los negocios.
En la actualidad, se consolida una industria del crimen presente en varios países
con mafias que lograron infiltrarse en las relaciones sociales y políticas.
Contaminando empresas legales para mezclar el capital ilícitamente obtenido en el
capital "sano" de empresas privadas. Aparecen necesidades mutuas dentro del ciclo
productivo: encubrimiento de delitos, lavado de dinero y financiación para la
comisión de delitos, empresas fantasmas para financiar las organizaciones
criminales. Muchos comportamientos en el ámbito de las empresas se desarrollan
entre los límites de la legalidad y la ilegalidad, por ejemplo, el fraude de
subvenciones, abuso de información privilegiada, una autorización con tráfico de
influencias.

El crimen organizado ha gobernado el bajo mundo de la política. Con el tiempo


apareció un incremento en las conexiones políticas, las relaciones con funcionarios
públicos, de todos los niveles. Siempre ha existido, bajo la mesa, esta comunión
substancialmente proveniente de las donaciones para sufragar los enormes gastos
económicos que se deben efectuar en las campañas políticas. La corrupción es un
cáncer que carcome fácilmente a cualquiera; o se estaba adentro y se apoyaba o
simplemente quedaba fuera

La delincuencia tiene sustento en toda una red que ejerce una actividad
especializada, prototipo de crimen; el asesinato, como actividad necesaria para el
mantenimiento del terror u opresión y básicamente del temor al poder. La historia
nos muestra infinidad de casos; periodistas, opositores, incluso presidentes han
sido sus víctimas.
En este sentido debe de resaltarse que los medios de comunicación social
contribuyen al estereotipo del delincuente, dando un tratamiento diferencial a las
noticias que se refieren a uno y otro tipo de delito.

Así como el estereotipo del delincuente convencional facilita la impunidad del


delincuente de Cuello Blanco, hay también un falso delito de Cuello Blanco que es
a veces sancionado y tiene visibilidad en los medios de comunicación. El mismo es
cometido por funcionarios, profesionales o empresarios de clase media o baja,
quienes son víctimas propiciatorias que representan la ilusión de que estos hechos
pueden ser perseguidos y sancionados, permitiendo la impunidad del verdadero
delincuente de cuello blanco.

Las grandes organizaciones utilizan los medios de comunicación para manipular a


la persona común, utilizándolos como vehículos sutiles para conservar la aceptación
del público y la buena imagen. Por medio de estos, las organizaciones hacen énfasis
en el delincuente convencional y desatan campañas contra anti delictivas que atraen
la atención del público a esta forma de criminalidad sustrayéndola así de este otro
tipo de delincuencia.

Una de las estrategias que más se utilizan consiste en la “moral de frontera”,


mediante la cual el hecho delictivo es presentado como una práctica inevitable,
generalizada, conocida y tácitamente tolerada por todos y por ende no susceptible
a ser sancionado de igual manera que la delincuencia organizada.
El delincuente de la delincuencia de cuello blanco, es un sujeto interrelacionado con
otros individuos sometidos a necesidades y valores centradas en el dinero y el
consumo, de forma que aprende el comportamiento criminal por interacción
personal con los miembros del grupo en los que prevalecen las interpretaciones
desfavorables a la Ley frente a las favorables a la Ley.

La teoría de la asociación diferencial fue elaborada en 1924 por Edwin Sutherland,


quien la sustentó en su libro “Principios de criminología”, donde expuso acerca
igualmente de la delincuencia de cuello blanco. Según esta teoría de la asociación
diferencial; la producción de un comportamiento delictivo criminal no es un proceso
individual sino social, surgido en el ambiente más próximo del criminal (círculo de
amigos, familiares y barrios).
En el ámbito de la sociología criminal, según la teoría de la asociación diferencial,
las notas características de la delincuencia de cuello blanco se establecieron en:

• El delito de cuello blanco es cometido por un delincuente de cierta


respetabilidad.
• El delincuente de la delincuencia de cuello blanco pertenece a un estatus
social elevado.
• El hecho constituye una violación de la confianza
depositada en el agente.
Las notas más características de la “delincuencia de cuello blanco” se centraron en
que el hecho se comete en el ejercicio de la profesión y en el abuso de la posición
de confianza que ofrece ese lugar profesional a la sociedad, distinguiéndose
posteriormente del “delito de cuello azul”, que serían aquellas delitos también
realizados desde una posición profesional, constitutivos de estafas e ilícitos
patrimoniales, si bien, realizados por la clase trabajadora (fontaneros, electricistas,
camioneros).
Las características de la “delincuencia de cuello blanco” se obtuvieron del estudio
de las actuaciones de un grupo de setenta sociedades mercantiles que
conformaban algunas de las mayores empresas norteamericanas de los años
treinta.
Mentir, inflar o maquillar cifras, falsificar y robar documentos, estafar, así como
sobornar son acciones comunes de los delincuentes de cuello blanco, llamados
también delincuentes financieros. Un perfil difícil de detectar en el mundo de los
negocios porque son personas con inteligencia y educación alta, quienes no usan
la fuerza sino su mente.
Este delito no solo se comete por empresarios o banqueros sino también por
funcionarios y agentes estatales, quienes normalmente tienen un nivel social
respetable, un estatus en la sociedad, con vidas privilegiadas y de familias
prestantes. Sin embargo, esto no excluye a las personas de estratos bajos o medios.
Así lo revelan escándalos que han salido a la luz por soborno, fraude de valores y
bancario, así como fraude fiscal; falsificación de cheques, reclamaciones y
declaraciones falsas.
Comete el delito de peculado el funcionario público que sustraiga o permita que otro
sustraiga los dineros o bienes del Estado que tiene a su cargo, por su carácter de
funcionario público. Tiene una pena de prisión mínima de tres años y una máxima
de diez, así como una multa de Q500.00 a Q25 mil, según lo establece el artículo
445 del Código Penal guatemalteco.

La misma sanción se aplicará a las personas que laboran en oficinas públicas que
en su provecho utilicen su trabajo o los servicios que son pagados con fondos
gubernamentales.

Para que el delito de peculado se comprenda de una manera integral, la acción de


sustraer se refiere a la conducta del funcionario o empleado público que extrae un
bien o dinero de la esfera de custodia del Estado con la finalidad de apropiarse de
éste. Este hecho delictivo lo puede efectuar el funcionario público de diversas
maneras.

Mientras tanto, la acción de consentir o permitir se refiere a la conducta del


funcionario en omitir que los bienes o el dinero del Estado están siendo sustraídos
ilegalmente por una o varias personas, y éste no presenta la denuncia pese a tener
conocimiento de ello.

Además el Código Penal en el artículo 446 contempla el delito de peculado culposo,


el cual comete el funcionario o empleado público que por negligencia o falta de
control permite que se sustraigan fondos públicos. Este delito no tiene prisión, sólo
una sanción de Q100 a Q1000.

Recientemente en Guatemala fueron juzgados por el delito de peculado el ex


presidente Alfonso Portillo y los ex ministros Eduardo Arévalo Lacs (Defensa) y
Manuel Maza Castellanos (Finanzas) quienes fueron absueltos, en primera
instancia, por dos de las tres juezas a cargo del juicio (Morelia Ríos, presidenta del
Tribunal, razonó su voto en contra de la disolución).

El Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en


Guatemala (CICIG), que actúa como querellante adhesivo en este proceso,
preparan las apelaciones para que no quede impune la sustracción de los Q120
millones (US$15 millones) en el Ministerio de la Defensa Nacional en el 2001.

Dentro de la práctica de la Delincuencia Organizada, su fin principal son las


ganancias ilícitas producto de las actividades contrarias al orden social por el
enriquecimiento masivo e inmediato. Estas ganancias, por su obtención de actos
fraudulentos, necesitan ingresar y mezclarse, sin problema de que sea detectada
su dudosa procedencia, dentro del sistema financiero y a su vez dentro del libre
mercado y que parezcan fruto de actividades que si están en ley. Es pues como el
lavado de dinero es una práctica que intenta ajustar a la legalidad, el dinero obtenido
de negocios delictivos.

Entonces, es preciso hacer notar que dentro de nuestro ordenamiento jurídico


contamos con una Ley Contra el Lavado de Dinero y Otros Activo Decreto 67-2001,
misma que según su primer y segundo considerando, el Estado de Guatemala se
ve en la obligación de proteger la formación del capital, ahorro e inversión y crear
las condiciones adecuadas para la promoción de la inversión en nuestro país; esto
porque, como Estado; Guatemala ha suscrito y ratificado tratados internacionales
con el compromiso de prevenir, controlar y sancionar el Lavado de Dinero y Otros
Activos.

Como parte de nuestro ordenamiento jurídico y como Estado reconocido y


comprometido a la vez, ante los demás que conforman las Naciones Unidas, es
deber y obligación de Guatemala establecer las medidas pertinentes para erradicar
todo tipo de agrupación, asociación o reunión de personas cuya finalidad es la de
delinquir para lograr cometidos de carácter económico y no apegados a la ley para
beneficio propio

La ley Contra la Delincuencia Organizada está dividida en siete Títulos. El título I


comprende todas las disposiciones generales como, el Objeto y naturaleza de la
ley, las definiciones a utilizar como las de Grupo Delictivo Organizado u
Organización Criminal. En el título II, se establece los procedimientos de
investigación para descubrir las estructuras criminales y su modus operandi y todas
las normas que se apliquen de manera supletoria a las demás leyes de nuestro
ordenamiento jurídico. En el titulo III, se conjugan todos los medios especiales de
investigación como; Operaciones Encubierta, operaciones realizadas por agente
encubierto cuya finalidad es la obtención de información o evidencias que permitan
procesar a las personas que forman parte de los grupos delictivos.

La criminalidad económica surgida del crimen organizado en Guatemala, tiene


características muy específicas, pero a la vez poco detectables porque se
encuentran insertas en las estructuras políticas, económicas y sociales del país.
Respecto al tema, se podría decir que en nuestra Guatemala se puede observar muchos
delitos y crímenes de Cuellos Blanco, solo que hay personas que no conocen este término;
pero si estamos conscientes que hay mucha corrupción por parte de estas personas que
tiene un alto rango en la sociedad y se escudan con su profesión o con su cargo político
que piensan que no los pueden acusar de realizar actos inapropiados.

La sociedad puede creer que estas personas que comenten este delito de Cuello Blanco,
no son capaces de tal maldad, ya que son personas “honorables” que buscarían el bien
común, pero al estar involucrados con las demás personas de su nivel y que tiene poder
van haciendo alianzas y convenios. El resultado sería después mentir, falsificar, robar,
sobornar y buscarán el bien personal no importando a quienes afecten con su prepotencia
y con su alto nivel de mando.

El perfil de un delincuente de cuello blanco es un crimen organizada en que las


personas que contienen poder realizan estos crímenes así como también personas
ambiciosas al dinero son las que practican Es así como el poder estatal es, por
consiguiente, aquella especie de poder político - decidido por el consenso poblacional- que
le corresponde a los órganos públicos y que consiste en la capacidad de dirección superior
de todos los asuntos que se incluyen en el ámbito político de un sistema dado.
Los delincuentes de cuello blanco, se entiende como aquellos delitos que se realizan sin
aparente contacto delictivo con otras personas, de tal forma que son llamados blanco por
lo que este tipo de delito afecta a todos los sujetos pasivos, siendo también mayor el
desvalor de la acción debido al a posición de sus sujetos activos.

Por lo tanto estos crímenes son cometidos por altos funcionarios de un país liderado por
una organización criminal o en casos llamadas empresas criminales donde se realizan
desfalcos o se circulan ingresos económicos con el fin de poder introducir dinero que se
percibe por medio de fraudes millonarios o por parte de evasiones fiscales y todo bajos los
servicios públicos y atención de la misma, todo esto conlleva que para realizar este tipo de
hechos estas organizaciones están siempre organizadas y por lo tanto al momento de
realizar este tipo delitos se localiza un red de funcionarios entre si para realizar los desfalcos
millonarios de un país.

Ante todo una persona que se dedica a realizar este tipo de actos son personas que poseen
educación superior y por lo tanto se ven ambicioso por lo que no se escatima los esfuerzos
para liderar este tipo de actos, la finalidad de este delito es poder acumular grandes
cantidades económicas y también poder tener ganancias ilícitas cuando se comete este
tipo de flagelo también se ven asociadas con empresas que optan por cometer este hecho
por lo que la mayoría de las industrias se ven involucradas , en muchos casos también han
utilizado dentro de las redes de corrupción a empresas internacionales o nacionales para
incrementar sus ingresos o bien para enviar ingresos que se van generando durante
gestiones de gobierno de un país, de esta forma también se puede mencionar que la
corrupción también va encaminada a este tipo de hechos ya que durante mucho tiempo la
corrupción se ha generalizado en varios países que los llevan a cometer este tipo de delitos
a los funcionarios de distintas carteras del país, otro medio que también se encuentran en
relación a este delito son los medios de comunicación que es otra de las formas de operar
los actos que realizan con los medio de comunicación es tratar de tergiversar lo que sucede
utilizando noticias que les favorezcan o tratando de informar a la población mediante otras
noticias.
El delito de cuello blando podemos caracterizarlo que las realizan aquellas personas
que regularmente tienen un alto nivel económico o de alto nivel socio económico ya
que podemos mencionar lo que serían políticos, empresarios, abogados o algunos
seguros. Por ese motivo se le conoce como delito de cuello blanco porque son
personas que normalmente tiene que tener una vestimenta elegante ya que lo llegan
hacer para poder subir de nivel en una escala social que se llega a conocer como
es la alta sociedad donde buscan obtener más poder o hacerse más rico y así poder
aumentar sus influencias y llegar a conseguir cada vez más.

A mi parecer este tipo de delitos que se consideran de cuello blanco, son algo que
en Guatemala siempre se padece ya que, al momento de entrar al poder muchos
funcionarios públicos se ven envueltos por la corrupción y en el momento que esto
pasa estas personas se enriquecen del dinero que le corresponde al pueblo para
distintas necesidades como por ejemplo Educación y Salud.
Este tipo de delito afecta no solo a otro individuo sino a un país entero que en
determinado momento deposito su confianza en que dichos funcionarios trabajarían
por garantizar mejoras y más oportunidades para el pueblo, pero al contrario es muy
típico que estos personajes terminen cometiendo este delito.
La regulación y tipificación de los delitos de cuello blanco, es controlada de modo
distinto y más ambivalente que la del crimen común en Guatemala ya que en este
tipo de delitos los juicios a estos infractores combinan miedo, admiración y
homogeneidad cultural con legisladores, jueces y funcionarios, ello sin contar con la
legislación dispersa y con sanciones de puro formalismo que contempla,
comprobándose así la hipótesis investigativa del presente trabajo.

Todo acto de corrupción pública, para ser considerado como tal, exige la
participación dolosa de por lo menos un funcionario, que atenta contra la
administración pública. En ese sentido precisaremos que dentro de esa
denominación de funcionario se designa a todo el que participa accidental o
permanentemente del ejercicio de funciones públicas, sea por elección popular o
por nombramiento de autoridad competente.

El sistema de justicia penal, es un instrumento para la lucha contra la corrupción,


pero este instrumento no tiene efectos positivos en Guatemala debido a que no
existe una sistematización y actualización de tipos penales que mejoren la
prevención general del delito y que permita crear una nueva cultura de respeto a la
sociedad, que tendría a su vez, efectos en un sistema de administración de justicia
penal más ágil y eficiente mediante el cual pueda demostrarse que los actos de
corrupción no quedan impunes.

La entrega de dinero a un funcionario corrupto para que éste realice una concesión
administrativa cualquiera, es la forma más pura y simple de corrupción. Es una
representación burda de trueque; pagar por un favor ilícito, delito que además está
tipificado en todos los códigos penales del mundo. Pero hay otras formas que van
desde las más evidentes y simples hasta las más sutiles y enmarañadas: uso de
influencias con autoridades o funcionarios, solicitud de dádivas, presentes o
cualquier forma de remuneración para cumplir o dejar de cumplir deberes formales,
influir en otros funcionarios y autoridades, revelar secretos o informaciones
privilegiadas, utilizar los mismos para obtener beneficios personales, etc.;
comprobándose así los objetivos de la investigación.

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