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EL INICIO DE LOS CAMBIOS

Una fábrica era (y sigue siendo) un espacio grande y techado donde se


instalaban todas las máquinas, herramientas y materias primas
necesarias para hacer un producto. Era el lugar donde los obreros y los
patrones se relacionaban. Los obreros dedicaban las horas de trabajo a
cambio de un sueldo. Los dueños de las fábricas exigían a los obreros que
trabajaran todos los días muchas horas para hacer muchos productos.
EL INICIO DE LOS CAMBIOS
Las primeras fábricas eran pequeñas, pero a medida que se vendían más productos se
fueron agrandando. Se instalaron en los pueblos y ciudades. Y como usaban máquinas a
vapor, fueron cambiando las características de las ciudades. Ocupaban grandes espacios y
el uso del carbón hacía que las chimeneas expulsaran un espeso humo negro. Las
ciudades que tenían fábricas cada vez alojaban a más habitantes, porque venían
personas de otras ciudades y del campo a trabajar en ellas.
Se formaron así los primeros barrios obreros. Al principio las fábricas eran edificios muy
inseguros, oscuros, con poca luz, muy incómodos y sucios para los trabajadores. Pero
poco a poco, y gracias a los reclamos y protestas de los obreros, las condiciones fueron
mejorando.
EL INICIO DE LOS CAMBIOS
Las máquinas son muy importantes en una fábrica. Son los aparatos que
sustituyen el trabajo artesanal. Para funcionar, necesitan una energía que las
mueva. Las primeras eran hechas de hierro y madera y eran movidas por la
fuerza del agua o del vapor. En comparación con un taller artesanal, la fábrica
podía producir muchas cosas en menos tiempo, y por eso se empezó a usar más
la producción industrial que la artesanal. Las fábricas y las máquinas se
inventaron por la necesidad de producir cada vez más cosas, debido al aumento
constante de la población, que necesitaba más alimentos, más ropa, zapatos,
muebles, etcétera.
EL INICIO DE LOS CAMBIOS
En las zonas industriales se pensó que sería conveniente que las viviendas de los
trabajadores estuvieran cerca de las fábricas. Así surgieron los barrios obreros, con
edificios de dos o tres plantas al principio, pero que aumentaron progresivamente en
altura y volumen, a la vez que se extendían por los suburbios de las principales ciudades.
Los barrios obreros crecieron de forma desordenada, sin que los poderes municipales se
preocupasen de atender a los servicios como eran el trazado ordenado de calles,
alumbrado público, conducción de aguas, alcantarillas, basuras, etc. Las calles y patios
estaban muy degradados por el amontonamiento de basuras y desperdicios. Al no haber
desagües, las aguas sucias se estancaban. Esa situación, unida al hacinamiento y la mala
ventilación, aumentaban el peligro de infecciones. El interior de las viviendas era muy
pobre, con pocas habitaciones, siendo frecuentes las cocinas y letrinas comunitarias.
EL INICIO DE LOS CAMBIOS – TONY GARNIER
Una «Ciudad Industrial», fue el proyecto social y urbanistas más importante de este
arquitecto, que presentó en 1901 y no fue bien recibido por los grupos conservadores. El
proyecto inicial se propuso sobre un terreno concreto, montañoso y llano a la vez y
próximo a un río. Planteada para unas 35.000 personas, la Ciudad Industrial se planteó
como un nuevo modo de vida, era un nuevo concepto de ciudad socialista en la cual no
eran necesarias ni cárceles, ni cuarteles, ni tribunales, ni murallas. Una ciudad sin
propiedad privada.
Diferenció cuatro funciones principales: residencial, laboral, esparcimiento y transporte y
destinó una gran parte de su superficie a zonas verdes. La estructura estaba basada en
una zona con un barrio residencia, un centro urbano, una zona industrial, una estación
ferroviaria y los edificios públicos necesarios.
EL INICIO DE LOS CAMBIOS – TONY GARNIER
Estableció una tipología de vivienda de dos alturas de acuerdo con unas normas de
ventilación, soleamiento, y espacio verde. También determinó una jerarquía de calles de
diferentes anchuras arboladas a ambos lados y estableció una distinción entre la
circulación peatonal y rodada, y entre las vías de paso de circulación local y circulación de
tránsito.
Adelantándose a su época ideó respuestas a las necesidades de vivienda, de trabajo, de
producción de energía, de transporte, de estudios y de ocio, utilizando materiales
modernos (hormigón armado, metal, vidrio). Marcado por su formación, el estilo de
Garnier conservó ciertas referencias a la antigüedad clásica y un profundo sentido de la
monumentalidad. La luz, la vegetación, la ventilación y la higiene fueron para Tony
Garnier los fundamentos del urbanismo moderno.
PETER BEHRENS – LA FABRICA DE TURBINAS AEG
Esta fábrica, construida en Berlín en 1909, ejemplifica temprano lo que
es Arquitectura del siglo XX ,Behrens logró combinar
funcionalidad y elegancia, combinando el uso de materiales modernos y
técnicas de construcción con proporciones clásicas. Su construcción fue
provocada por una mayor demanda de la producción a gran escala de
turbinas. Trabajando con el ingeniero Karl Bernard, Behrens diseñó un
espacio suficiente para todo el proceso de ensamblaje, incluido el uso de
grúas para levantar y mover partes componentes durante el ensamblaje.
PETER BEHRENS – LA FABRICA DE TURBINAS AEG
El diseño de sus ventanas también aseguró que el interior estuviera
completamente iluminado por la luz natural. El diseño de Behrens también
incluyó una serie de características clásicas que recuerdan las características
utilizadas en Arquitectura griega en la construcción de templos. Por ejemplo, la
fachada de la estructura de hierro y vidrio tiene una solidez adicional mediante
la adición de torres de mampostería, columnas de acero y un tímpano poligonal,
todo lo cual le da al edificio una sensación clásica. De esta manera, Behrens
muestra que un edificio industrial moderno puramente funcional todavía puede
tener un vínculo con la arquitectura del pasado.

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