¿Qué fue lo que te llevó a escribir el libro? En tu libro mencionas que el zapatismo “es un síntoma”, ¿en qué te basas para pensar eso? Para quienes comenzamos a militar a mediados de los años noventa, el zapatismo fue una bocanada de aire fresco. Ese ¡Ya Basta! contra el neoliberalismo nos demostraba que no había fin de la Historia como se pregonaba, ni tampoco la utopía se había desarmado, como rezaba el título de un libro de Castaneda. El EZLN además conectaba pasado con presente, para proponer la construcción de otro futuro y revitalizar la utopía desde nuestras raíces más profundas, con osadía y enorme creatividad. ¿Cómo surge el movimiento zapatista y el EZLN? El EZLN se crea el 17 de noviembre de 1983 en las montañas de Chiapas, al sur de México. Las Fuerzas de Liberación Nacional, una de las tantas organizaciones guerrilleras marxista-leninistas surgidas en los años 70 y con posterioridad a las masacres contra el movimiento estudiantil y la represión del campesinado. ¿Porque Chiapas y no otro estado? Con su pluralidad de culturas, pisos geológicos, diversidad de territorios y realidades (montañas, selva, playas, ciudades, poblados, comunidades rurales), con la cantidad de lenguas y cosmovivencias que cobija, y el largo memorial de agravios y resistencia que contempla, Chiapas es un estado de un valor simbólico y de tradiciones de lucha por demás emblemático. ¿Qué papel han jugado las comunidades indígenas en el movimiento zapatista? Al entrar en contacto con las comunidades y pueblos indígenas, se van transformando. Descubren que tienen una larga tradición de lucha, resistencia y organización comunitaria. ¿Cómo piensas que el movimiento ha cambiado desde que escribiste el libro? Si algo caracteriza al zapatismo desde su génesis es la experimentación y el asombrarnos cada vez que lanzan una nueva iniciativa. No tienen reparo en celebrar “sepelios” con igual alegría que cuando son paridos proyectos y apuestas novedosas. “Somos las y los mismos, pero diferentes” es una consigna que siempre han levantado, que calza a la perfección para definirles. Si tuviese que destacar aquello más relevante dentro de los cambios, sin duda uno es el relevo múltiple que han garantizado en las propias comunidades y también hacia afuera, como se evidencia en la composición de la propia delegación que hoy recorre Europa. Jóvenes, mujeres e indígenas, incluso disidencias o identidades no binarias. ¿Cuál fue o es el rol de las armas en el movimiento zapatista? Fue fundamental, aunque es preciso entender que sus armas no son únicamente de fuego (fusiles), sino también que la palabra e incluso el silencio son también armas muy potentes para el zapatismo. Todavía mantienen las armas, pero más en clave de autodefensa territorial que de ofensiva o combate frontal contra el Estado y los terratenientes. ¿Qué papel han tenido los deportes practicados de manera no competitiva (sin competir) en el movimiento zapatista? Los deportes en general tienen un papel de suma importancia en los territorios zapatistas. Visitar una comunidad es vivenciar que el centro de ella en muchas ocasiones contempla una cancha de básquet o bien una de futbol. Yo tuve la oportunidad de jugar un campeonato de básquet el 8 de marzo, hace ya más de una década, y por supuesto era con equipos mixtos. También jugué a la pelota en varias comunidades y caracoles. ¿Qué piensas de la venida de los zapatistas y cómo afecta el movimiento? En un contexto de crisis tan aguda, donde los Estados y las fuerzas de ultraderecha exacerban la xenofobia y los nacionalismos, que se generen iniciativas como estas resulta fundamental, como anticuerpo ante las lógicas racistas y la enemistad entre los pueblos. A la vez, la pandemia no hizo sino develar el carácter global de muchos flagelos que padecemos, por lo tanto, las respuestas que se ensayen como alternativa civilizatoria, también deben ser pensadas y construidas a escala internacional. ¿Qué piensas del hecho de que la mayoría de los zapatistas que vienen a Europa son mujeres? ¿Cuál es su rol en el movimiento zapatista? El zapatismo siempre tuvo a las mujeres como protagonistas principales. De hecho, suele decirse que la primera derrota que sufrió el EZLN fue por parte de las mujeres. Ellas ganaron y sancionaron la Ley Revolucionaria de Mujeres. De todas maneras, una diferencia no menor es entre las insurgentes y la vida cotidiana en las comunidades. Por eso es tan relevante que cada vez más haya asumido centralidad y presencia en este tipo de iniciativas. ¿Cómo es la organización colectiva de los zapatistas? Una consigna que resume bien su vocación organizativa es el mandar obedeciendo. La mejor metáfora sería la de una pirámide invertida: las comunidades arriba y la “dirigencia” en la base. Aunque por supuesto, como cualquier apuesta organizativa, no está exenta de contradicciones y tropiezos, por lo que este es un punto de partida, un itinerario que se va haciendo camino al andar, y también un horizonte a conquistar. ¿Qué papel ha tenido en el movimiento zapatista la manera metafórica o el uso de relatos y cuentos para transmitir la sabiduría y que podemos aprender de ello? La cultura oral es fundamental, así como los relatos y cuentos, porque reviven y anudan pasado y presente, ejercitan una pedagogía de la memoria histórica de mediana y larga duración. Frente a la verborragia propia del eurocentrismo y la cultura académica elitista (exclusivamente basada en la grafía escrita de los libros y artículos), optan por ensayan y revitalizar formas muy “otras” de narrar su propia historia. ¿El zapatismo existiría sin el Subcomandante Marcos? Invertiría la pregunta o el punto de vista, tal como ahora les zapatistas invierten el sentido y van hacia Europa desde Abya Yala. ¿Existiría el Sub Marcos, o mejor Galeano, sin el zapatismo? ¿En qué medida el zapatismo ha logrado conectar las distintas y diversas luchas (culturales, de género, raciales, económicas, ecológicas, entre otras) en un proyecto político alternativo? El zapatismo es similar a lo que para Mariátegui son las y los artistas: una antena, captan la sensibilidad y el estado de ánimo de una época, condensan y entrelazan las diversas luchas contemporáneas, pero también rememoran las pasadas, incluso las ancestrales. En más de una ocasión el EZLN apeló al caleidoscopio, y me parece una buena metáfora para describir qué simboliza el zapatismo.