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Sentencia C- 836 de 2001

1.
“… a) Si a la luz de la Constitución Política actual, los jueces inferiores que
pertenecen a la jurisdicción ordinaria pueden apartarse de las decisiones tomadas por
la Corte Suprema de Justicia como juez de casación…”

Critica

La constitución política de Colombia, en su artículo 230, establece que “…Los jueces,


en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley. La equidad, la
jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina son criterios
auxiliares de la actividad judicial…”, bajo este precepto los jueces ordinarios, no deben
aplicar e interpretar la Ley, únicamente basándose en el texto, pues se estaría aceptando
la autonomía judicial, que implica, interpretar el ordenamiento jurídico sin tener en
cuenta la paráfrasis realizadas a la respectiva jurisdicción y que para el caso de jueces
ordinarios de acuerdo al orden jerárquico es la Corte Suprema, el juez superior de estos,
el cual se encarga de establecer la interpretación que se debe dar dentro de su respectiva
jurisdicción.

No obstante, lo anterior, se debe de tener en cuenta que el hecho de que los jueces deben
de estar sometidos al imperio de la Ley, no quiere decir que deben de desconocer los
principios, valores, objetivos y derechos consagrados en la Constitución, por lo que
Constitución y Ley se deben complementar, como fuentes del derecho.

Dicho lo anterior, se tiene que la jurisprudencia emanada de la Corte Suprema, debe de


ser vinculante para los jueces ordinarios inferiores, toda vez que dentro de esta se
pueden observar similitudes que puedan ser aplicables a un caso sin resolver, respecto
de uno ya resuelto, y es que los jueces deben de tener en cuenta la jurisprudencia por
cuanto las decisiones dentro de estas son unificadas y analizadas en conjunto, bajo
preceptos constitucionales haciendo un estudio minucioso y revisando la
constitucionalidad de ello.

Es por ello que considero, que la respuesta a la pregunta que se plantea dentro de la
sentencia C- 836 de 2001, es no, pues si bien es cierto la Constitución política es clara
en indicar que los jueces solo están sometidos al imperio de la Ley, también lo es que la
jurisprudencia al ser un mecanismo auxiliar, es por medio del cual se analiza la
constitucionalidad de una norma que no este en contra vía del ordenamiento jurídico y
que afecte derechos de la sociedad, por lo que no basta solo con estar sometido al
imperio de la Ley, si no que se deben de tener en cuenta principios y fuentes del
derecho, para resolver un asunto determinado que si bien es cierto puede estar normado,
la interpretación que se pueda llevar a hacer, debe de ser analizada bajo la
jurisprudencia emanada de la Corte Suprema, para cada caso, pues esta tiene fuerza
vinculante y no se debe desconocer, para no afectar los derechos a la igualdad que le
asistiría a las partes y así al no apartar las decisiones de primera instancia de la
jurisprudencia emitía en segunda instancia, no se está descartando la interpretación del
derecho de cuestiones jurídicas de casos posteriores.

De ahí que el articulo 4 de la norma demandad el cual indica: “…Tres decisiones


uniformes dadas por la Corte Suprema, como tribunal de casación, sobre un mismo
punto de derecho, constituyen doctrina probable, y los jueces podrán aplicarla en casos
análogos...”, se ajusta a derecho por cuanto como ya he indicado, son providencias
basadas en principios constitucionales.

CONCEPTO PRECEDENTE JUDICIAL “DOCTRINA PROBABLE”


2. En la sentencia matriz se encuentra gran dispersión en el concepto de «doctrina
probable» por cuanto no hay claridad y certeza en la sentencia si se encuentra o
no vigente en nuestro ordenamiento legal dicho concepto y más aún si seguimos
refiriéndonos directamente al nacimiento del derecho romano, quien otorga el
valor de PRECEDENTE JUDICIAL a las sentencias proferidas por la Corte
Suprema de Justicia cuando ellas constituyen doctrina probable, toda vez que es
uno de los puntos referenciales sujeto a estudio La Corte Constitucional, como
máximo intérprete de nuestra Constitución nacional, en la sentencia de la
referencia , al decidir sobre la demanda de “inexequibilidad del artículo 4° de la
ley 169 de 1896 –doctrina probable– declarando la constitucionalidad
condicionada de este artículo.”
Con esto se supone que se descartaría la posible inutilidad de la norma, pues a
partir de este pronunciamiento de la Corte Constitucional, al revisar su
constitucionalidad, ha quedado en entredicho lo anterior con fundamento en lo
expresado en la referida sentencia, en la cual se trazan unos lineamientos de carácter
«obligatorio» para los jueces de inferior rango y para la misma Corte Suprema de
Justicia para cambiar la jurisprudencia que esta misma corporación como juez de
casación ha dictado en tres oportunidades frente a casos por analogía; para no
desvirtuar la confianza de los agrupados en la administración de justicia a partir de
dar tratos iguales a casos iguales. Ya que lo que se busca es salvaguardar valores
jurídicos de un estado social de derecho como la igualdad ante la ley, la igualdad de
protección y trato por parte de las autoridades y la seguridad jurídica, entendidos
como derechos fundamentales establecidos por nuestra constitución política de
1991, presupuestos que han sido desestimados en la sentencia, dando prevalencia al
normativo sobre la doctrina probable.
3. El artículo 4°de la ley 169 de 1896 señala el concepto de «doctrina probable»
como «tres decisiones uniformes dadas por la Corte Suprema, como tribunal
de casación, sobre un mismo punto de derecho, constituyen doctrina probable,
y los jueces podrán aplicarlas en casos análogos, lo cual no obsta para que la
Corte varíe la doctrina en caso de que juzgue erróneas las decisiones
anteriores» (el subrayado no es del texto).
Este concepto, en la sentencia C-836 de 2001 proferida por la Corte
Constitucional sugiere otra cosa, pues a partir de ésta se le otorga prelación y mayor
valor a lo normativo que a la doctrina probable. Donde lo que indica el articulo
dentro del ordenamiento jurídico tendría el valor de un criterio meramente facultativo
para los jueces en sus fallos.
Además de ello incorpora para los jueces que decidan apartarse de la doctrina
probable, EL DEBER JURÍDICO de argumentar las razones fácticas que en un
momento dado juzguen necesarias para expresar su desacuerdo y renunciar la
doctrina propuesta por la Corte Suprema en su doctrina probable. Ello, en la forma y
bajo los supuestos circunstanciales señaladas en la «ratio decidendi» y en la parte
resolutiva de dicha sentencia.
Hiendo en contravía a lo expuesto en el articulado, ya que con esta sentencia se
convierte en una obligación a los jueces, cuando toman la decisión de cambiar de
jurisprudencias apartándose de la doctrina probable, es por lo que no existe claridad si
se le otorga o no carácter obligatorio a la doctrina probable. Ya que si fuese de carácter
obligatorio habría que fundar cuál es su vínculo con el principio constitucional de la
igualdad de trato y protección ante las autoridades a partir de lo dicho por la corte
constitucional, como también su relación con el principio de la seguridad jurídica que
nos atañe. Por otra parte, cuáles fueron y de dónde fueron extraídos los argumentos que
dio la Corte para fijar su posición en dicha sentencia, observada, a nuestro modo de ver,
como una sentencia “confirmadora de principios”.

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