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Sentencia C-836/01

Expediente D-3374

Demanda de inconstitucionalidad contra la Ley 169 de 1896 artículo 4.


El Señor Carlos Alberto Maya Restrepo, instaura acción pública de
inconstitucionalidad contra el artículo 4 de la ley 169 de 1.896 que de acuerdo a su
criterio, es incompatible con los principios y valores de la constitución política de
1991.
Para el demandante, estos fines constitucionales son obligatorios para las
autoridades y la administración de justicia, por lo que considera que según el
artículo demandado, los jueces pueden ignorarlos en sus decisiones desviándose
de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y del mandato constitucional.
En este caso, los jueces inferiores, tienen la obligación constitucional de seguir los
criterios jurisprudenciales de la Corte Suprema, por esto lo considera contrario al
artículo 1 de la constitución política, pues al ser Colombia un estado social de
derecho, donde los jueces están sometidos al imperio de la ley, además de ser
vinculante para ellos la jurisprudencia de las altas cortes.
Es por eso que el mandato constitucional y legal, establece que la efectividad del
orden justo imperante dentro del derecho sustantivo, implica un nuevo
entendimiento de que los jueces deben obedecer al estado social de derecho, sin
que de ello pueda escapar la actividad de la Corte Suprema de Justicia.
Según el primer cargo, la potestad de los jueces inferiores para desviarse de la
doctrina probable impide que ésta logre uniformidad con la jurisprudencia
vinculante, imposibilitando alcanzar los objetivos constitucionales de eficacia,
igualdad jurídica y prevalencia del derecho sustantivo. Alega que el artículo
demandado contenía dos disposiciones que otorgaban la facultad a los jueces de
apartarse de la jurisprudencia de la Corte Suprema, así como también faculta a
los jueces de la Corte Suprema para que puedan cambiar su propia línea
jurisprudencial cuando consideren que esta contiene errores, generando de esta
manera inestabilidad jurídica para los administrados.

Para la Corte, queda claro que el artículo 230 de la Constitución establece que los
jueces, en sus providencias, están sometidos al imperio de la ley y que la
jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina son criterios
auxiliares de la actividad judicial.

En este sentido, la Corte Constitucional expresa que la Carta Política debe


considerarse como una unidad de regulación, compuesta por una parte dogmática,
que comprende los valores, principios y derechos fundamentales, y por una parte
orgánica en la cual se establecen, entre otras, la estructura fundamental del
Estado y las atribuciones y potestades básicas otorgadas a los órganos y
autoridades estatales para permitirles cumplir con sus funciones.

En la parte dogmática de la Constitución, a su vez, se encuentra el artículo 2, que


establece que el Estado está estructurado para cumplir determinadas finalidades y
que sus autoridades entre ellas las que componen la jurisdicción ordinaria, están
instituidas para proteger los derechos, deberes y libertades de las personas
residentes en Colombia. El hecho de que la Constitución establezca en su parte
dogmática que las autoridades del Estado están encaminadas a garantizar los
principios y derechos constitucionales tiene repercusiones fundamentales respecto
de la interpretación constitucional del alcance de las potestades de las autoridades
estatales, y también de la forma como dichas autoridades deben ejercer sus
funciones.

En consecuencia, la Corte Constitucional destaca la prevalencia de la parte


dogmática de la Constitución, respecto de aquella que determina la organización
estatal, pues son éstos los que orientan y legitiman la actividad del mismo en
virtud de esta jerarquía, la autonomía judicial y la libertad que tienen los jueces de
interpretar y aplicar la ley no puede llegar al extremo de implicar un
desconocimiento de los derechos fundamentales de las personas, ni un
incumplimiento del deber de proteger especialmente a aquellas que se encuentren
en situaciones de debilidad manifiesta, reduciendo el ámbito de aplicación y por
consiguiente la eficacia de los mecanismos legales que desarrollen el objetivo
constitucional de la igualdad.

Lo anterior supone que para interpretar correctamente el concepto de


sometimiento de los jueces a la ley y establecer el nivel de autonomía que tienen
para interpretar el ordenamiento, el juez constitucional debe partir de la premisa de
que las potestades y prerrogativas otorgadas a las autoridades estatales en la
parte orgánica de la Constitución están sometidas a un principio de razón
suficiente, según el cual “la noción de poder público que se deriva del Estatuto
Superior se fundamenta en una autoridad que la trasciende, toda vez que sólo
existe y se legitima a partir de su vinculación a los fines esenciales que, según la
Constitución, el Estado está llamado a cumplir, un principio lógico que significa
que para aceptar como verdadera una afirmación, debe estar sustentada en una
razón idónea que justifique la forma en que está propuesta y no de manera
diferente al mandato constitucional y legal.

La Corte Constitucional hace énfasis en la importancia de los artículos 1 y 2de la


Carta Política, dentro de los propósitos constitucionales que orientan la actividad
de los jueces como sucede con todas las autoridades públicas quienes se
encuentran obligados a observar y velar por la promoción y protección de la
dignidad de la persona, y por el respeto de la vida, la justicia, la libertad y la
igualdad, que además de ser un principio vinculante para toda la actividad
estatal, está consagrado en el artículo 13 de la Carta como derecho fundamental
de las personas.
Sin embargo, estas dos garantías operan conjuntamente en lo que respecta a la
actividad judicial, pues los jueces interpretan la ley y como consecuencia
materialmente inseparable de esta interpretación, atribuyen determinadas
consecuencias jurídicas a las personas involucradas en el litigio. Sin embargo, la
identificación, interpretación y formulación de los fundamentos jurídicos de una
decisión, son labores de interpretación que corresponden a los jueces, y
principalmente a las altas Cortes que marcan la línea que debe seguir la
jurisprudencia, permitiendo interpretar cuestiones jurídicas importantes en casos
posteriores que tengan situaciones de hecho distintas, aunque no necesariamente
deban ser seguidos en posteriores decisiones.
El carácter vinculante de la ratio decidendi de un caso, por supuesto, no siempre
es fácil de extraer de la parte motiva de una sentencia judicial como tal, y por lo
tanto, su obligatoriedad no implica la vinculación formal del juez a determinado
fragmento de la sentencia descontextualizado de los hechos y de la decisión, aun
cuando resulta conveniente que las altas Cortes planteen dichos principios de la
manera más adecuada y explícita en el texto de la providencia, sin extender ni
limitar su aplicabilidad, desconociendo o sobrevalorando la relevancia material de
aquellos aspectos fácticos y jurídicos necesarios para su formulación en cada
caso concreto.

Con todo, los obiter dicta o dichos de paso, no necesariamente deben ser
descartados como materiales irrelevantes en la interpretación del derecho, puesto
que en muchos casos permiten interpretar cuestiones jurídicas importantes en
casos posteriores que tengan situaciones de hecho distintas, aunque no
necesariamente deban ser vinculantes.

Adicionalmente, el juez puede observar que a pesar de las similitudes entre el


caso que debe resolver y uno resuelto anteriormente existen diferencias
relevantes no consideradas en el primero, y que impiden igualarlos, y en
consecuencia, estaría permitido que el juez se desviara dela doctrina judicial que
en apariencia resulta aplicable. En esa medida, resulta adecuado que el juez
emplee criterios de igualdad entre los dos casos, el referente jurisprudencial y el
caso objeto de litigio, siempre y cuando la equiparación se restrinja a aquellos
aspectos en que son equiparables, y solamente en la medida en que lo sean.
En este caso, el juez debe sustentar explícitas las razones por las cuales, a pesar
de las similitudes aparentes, los casos no merezcan un tratamiento igualitario,
debe argumentar porqué a pesar de las diferencias aparentes, los casos deben
recibir un trato idéntico o similar según sea el caso. Tanto en una como en otra
hipótesis, los criterios de igualdad o de diferenciación deben ser jurídicamente
relevantes, y el trato debe ser proporcional a la diferencia en la situación de hecho.
DECISIÓN

De declarar exequible el artículo 4 de la Ley 169 de 1896, siempre y cuando se


entienda que la Corte Suprema de Justicia, como juez, y los demás jueces que
conforman la jurisdicción ordinaria, al apartarse de la doctrina probable dictada por
aquella, están obligados exponer clara y razonadamente los fundamentos jurídicos
que justifican su decisión, en los términos de los numerales14 a 24 de la presente
Sentencia.
PRIMERO.

EXEQUIBLE

El artículo 4 de la Ley 169 de 1896, siempre y cuando se entienda que la Corte


Suprema de Justicia, como juez de casación, y los demás jueces que conforman
la jurisdicción ordinaria, al apartarse de la doctrina probable dictada por aquella,
están obligados a exponer clara y razonadamente los fundamentos jurídicos que
justifican su decisión, en los términos de los numerales 14 a 24 de la presente
Sentencia.

En conclusión, la Corte constitucional, al declarar exequible condicionalmente el


articulo demandado, permite a los jueces apartarse de la jurisprudencia vinculante
a los casos que la misma sea aplicable, siempre y cuando los argumentos que
sustenten la decisión se encuentren suficientemente fundamentados y explicados
de forma clara y obedezcan a una razón válida que amerite el hecho de apartarse
de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia.
Si bien este argumento de la Corte Constitucional que permite apartarse de la
jurisprudencia puede ser entendido como una ventana que permite la entrada de
una cierta inseguridad jurídica frente a la resolución de casos similares, este
puede ser entendido de otra manera como la oportunidad para la evolución y
transformación del derecho del derecho que implica un cambio en las normas,
principios y valores jurídicos a lo largo del tiempo.

De esta manera, la Corte Constitucional ha sido pionera en adoptar criterios que


permitan la evolución del derecho según el contexto social, político y cultural que
se vaya presentado en nuestra sociedad, estudiando los elementos, principios y
fundamentos del derecho como fenómeno social y normativo, que busca
comprender el sentido y el alcance del derecho en sus diversas manifestaciones
históricas y culturales, teniendo en cuenta como principales factores que influyen
en la evolución del derecho factores como los siguientes.

El factor social: es el conjunto de circunstancias sociales que influyen en la


creación, modificación o extinción del derecho. Por ejemplo, las demandas,
conflictos, movimientos o cambios de los grupos humanos que conforman la
sociedad.

El factor político: es el conjunto de circunstancias políticas que determinan el


ejercicio del poder y la autoridad en la sociedad. Por ejemplo, las formas de
gobierno, los regímenes jurídicos, las ideologías o los partidos políticos que
intervienen en el proceso legislativo.

El factor económico: es el conjunto de circunstancias económicas que condicionan


la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios en la sociedad. Por
ejemplo, los sistemas económicos, los mercados, las empresas o las relaciones
laborales que regulan el derecho económico.

El factor cultural: es el conjunto de circunstancias culturales que expresan los


valores, creencias y costumbres de la sociedad. Por ejemplo, las religiones, las
lenguas, las artes o las ciencias que influyen en el derecho civil, penal o
internacional.

De esta manera la Corte Constitucional, retoma elementos de las diferentes


escuelas de pensamiento que han abordado la evolución del derecho desde
diferentes perspectivas teóricas, que resultan útiles al momento de dirimir
conflictos especialmente aquellos considerados casos difíciles. Algunas de ellas
son:

La escuela histórica del derecho: sostiene que el derecho es el resultado de la


evolución histórica de un pueblo, expresando su espíritu o voluntad colectiva. El
derecho se basa en la costumbre y la tradición, y no en la razón o la voluntad del
legislador. Representantes: Savigny, Puchta, Maine.

La escuela sociológica del derecho: afirma que el derecho es un producto de la


sociedad, reflejando sus condiciones materiales y espirituales. El derecho se
adapta a los cambios sociales y busca satisfacer las necesidades e intereses de
los grupos humanos. Representantes: Durkheim, Duguit, Ehrlich.

La escuela realista del derecho: defiende que el derecho es lo que los jueces
hacen en sus decisiones judiciales, basándose en los hechos y las circunstancias
de cada caso. El derecho se crea y se modifica por la actividad judicial, y no por
las normas abstractas o generales. Representantes: Holmes, Llewellyn, Ross.

La escuela crítica del derecho: critica que el derecho es una herramienta de


dominación y opresión de las clases o grupos sociales privilegiados sobre los
marginados o excluidos. El derecho se construye y se interpreta según los
intereses de los poderosos, ocultando su carácter ideológico y arbitrario.
Representantes: Marx, Kelsen, Dworkin.

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