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La escritura nos habla del profeta juan el bautista quien entra en escena en el nuevo
testamento con un símbolo de restauración del propósito de Dios, utilizando un método
que no se menciona en el antiguo testamento. El bautismo la cual es una revelación de
las aguas para traer propósito y restauración de todas las cosas. (Malaquías 4:5).
El mensaje de Juan era acerca del arrepentimiento. (Mateo 3:1-2). Según el historiador
judío Flavio Josefo, Juan exhortaba a llevar una vida piadosa, una práctica de justicia y
piedad de Dios que limpia el alma, mientras que el ritual bautismal purifica el cuerpo. Juan
pudo haber pertenecido a la comunidad de los esenios, grupo que aproximadamente en el
año 197-142 A.C, aparecieron debido a la revuelta de los macabeos en el tiempo de la
independencia (400 años de silencio en espera del Mesías), y debido a la corrupción del
sacerdocio judío, varios sacerdotes y levitas de toda clase de se unen para buscar a Dios
con un corazón contrito y humillado, prueba de esto en el año 1946 fueron encontrados en
cuevas frente al mar muerto, de jarras cerámicas rollos del libro de Isaías, textos de la
biblia en hebreo antiguo, comentarios a los libros de Nahúm y Habacuc y profecías sobre
lo que había de ocurrir los últimos días. Según las escrituras juan habitaba en lugares
desiertos, hasta el dia de su manifestación a Israel. (Lucas 1:80). Juan sustituye el
mensaje de los esenios por un mensaje de esperanza de salvación mucho más amplio.
Predica que el bautismo es para todos con la intención de hacer de todos los pueblos, un
solo pueblo a través del arrepentimiento para traerlos al Mesías. En el desierto Juan saca
espiritualmente del desierto al pueblo y lo introduce a la tierra prometida la cual es Cristo
Jesús. (Mateo 3:11).
Este acto físico expresa una verdad espiritual. Con el bautismo en agua compartimos
simbólicamente con Cristo el hecho de su muerte y resurrección, y damos testimonio
público al hecho que la obra de Cristo es valedera. Como Cristo murió por el pecado de la
humanidad así morimos simbólicamente a la vieja manera de vivir. Cuando una persona
entra en el agua y se sumerge completamente su naturaleza pecaminosa por Fe es
dejada debajo del agua, y al salir significa por Fe, que es resucitaba a la nueva vida. Esto
declara que vivirá para Jesús como su discípulo.
Es un símbolo ya que hemos sido limpios por la sangre de Jesús y por la palabra
de Dios. Es una confesión externa de lo que ha pasado en nuestro corazón.
Bautismo en el cuerpo.
1 Corintios 12: 12-14.
Este bautismo ocurre cuando un creyente es sumergido en el cuerpo de Cristo.
Es el más importante de todos los bautismos, ya que este toma lugar cuando
recibimos la vida eterna. (Efesios 4:4-5).
Pablo hace la analogía referente al cuerpo humano en cuanto a la unidad del
mismo. Así como la luz se difracta en 7 colores todos unidos producen la luz
blanca. Este bautismo a medida que permanecemos en Jesús, nos va
formando en esa unidad y diversidad, siguiendo la verdad en amor, esto lo
hace los 5 ministerios, perfeccionar a los santos para la edificación del cuerpo
de Cristo. (Efesios 4:12-16).
Este bautismo tiene relación con las pruebas y circunstancias, que tenemos
que pasar para ser procesados con la finalidad de llegar a ser un varón
perfecto, a la estatura a la plenitud de Cristo. (1 pedro 1:6-7), (1 pedro 5:9-10).
El proceso de Dios es colocar en el creyente ingredientes de la unción que van
a desarrollar su carácter, dos de ellos son la mirra, y el aceite de las olivas,
veamos Éxodo 30:22-30.
La mirra en el hebreo significa amargura, esta hierba tiene un olor agradable,
pero un sabor amargo. Representa los sufrimientos y la muerte de Cristo, y
esta tiene que ver con la muerte del viejo hombre. Dios no puede derramar su
unción sobre nosotros si antes no morimos a nuestro ego, a nuestro yo, y a
nuestros deseos y gustos. Este proceso que Dios usa es a través de
tribulaciones, pruebas, entre otros.
El aceite de las olivas, era extraído de las olivas maduras, las olivas eran
llevadas en una cisterna y con unas piedras pesadas se machacaban para
quitarle el cascaron y extraer el aceite. Después el aceite permanecía en la
cisterna por un tiempo para que las impurezas salieran. La suciedad salía a la
superficie y se botaba. La piedra que se usaba para machacar las olivas se
llamaban en el hebreo “GATH SHEMEN” y la traducción al griego es
Getsemaní o molino de aceite. En este proceso se rinde la voluntad para que
se cumpla el propósito de Dios.
La fiesta de Pentecostés
Lucas habla en este capítulo de la fiesta de Pentecostés. ¿Cuál es su significado?
La palabra Pentecostés significa literalmente, "el quincuagésimo", es decir, el
quincuagésimo día después de Pascua. Y era una inmensa fiesta: una de las tres fiestas
anuales de peregrinación a Jerusalén que se celebraban en Israel (ver Ex 23,16).
Originalmente, se trataba de una fiesta agrícola de ofrenda de las primicias de las
cosechas a Jehová Dios. Levítico 23,15-16 dice: “A partir del día siguiente al sábado, esto
es, del día en que hayan ofrecido las espigas con el rito del balanceo, contarán siete
semanas completas. Contarán cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado,
y entonces ofrecerán a Jehová una ofrenda de granos nuevos”. De ahí el nombre hebreo
de fiesta de las “semanas” (shabuot) y el nombre griego de “Pentecostés” que significa
“cincuenta”.
b) Es la fiesta de la cosecha. Así como la Pascua está relacionada con la cosecha, así
también Pentecostés. La Pascua describe el principio de la cosecha; el Pentecostés, el
final de ella. Ahora se inaugura la cosecha de todos los pueblos; los tres mil convertidos
en este día son la prueba y principio de esto.
c) Como la Pascua está relacionada con un hecho de la historia de Israel, el éxodo de
Egipto, así el Pentecostés en la tradición judía intertestamentaria está relacionado con la
entrega de las leyes en el monte Sinaí. Por lo tanto, las señales que acompañan la venida
del Espíritu Santo hay que entenderlas, en primer lugar, como una manifestación de la
presencia de Dios, tal como ocurrió en el monte Sinaí. En Hebreos 12,18 se menciona
también el fuego y la tempestad como señales que acompañaron a la revelación de Dios.
Dios mismo era quien venía.
d) Pentecostés es también la celebración del pacto en el monte Sinaí, la venida del reino
de Dios, no solamente en medio de Israel, sino en toda la tierra. Las señales también
quieren hablarnos del poder de Dios (el estruendo como de un viento fuerte), que va a
conquistar esta tierra; y el fuego, nos habla de la obra purificadora del Espíritu Santo en
este mundo por medio de la predicación. Por esta razón oímos también hablar en otras
lenguas, para que todos conozcan las maravillas del Señor.
Pentecostés es la tercera venida de Dios; es la venida del Espíritu Santo sobre la
iglesia de Jesucristo, para establecer el reino de gracia y obediencia.
Hechos (2,1-12) En el día de Pentecostés todos están reunidos, probablemente en el
aposento alto que se menciona en 1,13. `Todos' se refiere a los mencionados en 1,13 o a
los 120 de 1,15. Por lo menos, los 120 deben haber estado incluidos en este grupo de
creyentes. Todos están juntos, pues la promesa de Jesús ha despertado la misma
esperanza en ellos. Tres veces Lucas emplea, de una u otra forma, una palabra que
significa llenar o cumplir: "Cuando
Llegó
El día de Pentecostés... (v.1)"; "y de repente vino un estruendo recio...el cual
Llenó
Toda la casa... (v.2)"; "y fueron todos
Llenos
Del Espíritu Santo (v.4)". Dios actúa cumpliendo su promesa y haciendo que su iglesia
sea capacitada para cumplir su tarea.
La llegada del Espíritu Santo se manifiesta mediante viento y llamas como de fuego. El
Espíritu llegó de pronto en señales que muestran la presencia de Dios en medio de su
pueblo. Toda la casa se llena de un viento recio, y llamas se asentaron sobre cada uno de
ellos, siendo así, todos llenos con el Espíritu Santo. La característica de la venida del
Espíritu es hacer que aquellas personas comiencen a hablar en otras lenguas. Esta señal
tiene dos sentidos: el Espíritu glorifica a Cristo; por eso leemos en el v.11, que hablan de
las maravillas de Dios (lo que Dios hizo a través de Jesucristo); por otro lado se refiere al
comienzo del cumplimiento de la gran comisión. Hablar en otras lenguas, entonces,
significa que el evangelio se predicará a todas las naciones.