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Landé obtuvo mejores resultados suponiendo L = k − ; aunque el introducir el 1/2 implica abandonar
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los números cuánticos enteros.
Por otra parte, el mismo Sommerfeld también llegó a la conclusión de que su modelo atómico no predecía
adecuadamente el momento angular de los electrones, propuso emplear otro número cuántico, l, en lugar
del acimutal, k, los valores de l, según Sommerfeld, serían: l = k - 1 = 0, 1, 2, ... , n – 1; en cuyo caso, el
momento angular del electrón tomaría la forma L = l con l = 0, 1, 2,...,.n-1 y Lz = m con m = 0, 1,
2,...,. l
Con esta modificación, Sommerfeld pudo explicar el comportamiento magnético de algunos átomos.
Diapositiva 18. Ni la proposición de Landé ni la de Sommerfeld eran totalmente correctas y una muestra
de ello era el complejo desdoblamiento de las líneas espectrales cuando los átomos se sometían a un campo
magnético externo.
Diapositiva 19. En 1896 Pieter Zeeman, observó que las líneas espectrales se desdoblan en multipletes
cuando los átomos emitían estando sujetos al efecto de un campo magnético, este fenómeno es el llamado
efecto Zeeman. Se conocen como normales a los patrones de Zeeman donde se presentan tripletes con una
separación entre primera y tercera líneas (que depende del campo magnético, B) igual a
o =
e
2 me c
( )
B = 0.9337 cm−1 / T B , cualquier otro grupo de líneas se dice que muestra efecto Zeeman
anormal. Los nombres de efectos normal y anormal se generaron porque Lorentz, empleando argumentos
clásicos, obtuvo la explicación de la presencia de tripletes con la separación dada por esta expresión, y por
ello estos desdoblamientos se consideraron «normales», entre tanto, el efecto anormal resultaba
inexplicable, inclusive el hidrógeno presentaba un comportamiento anormal.
Diapositiva 20. Analizaremos lo que sucede cuando un átomo de hidrógeno se introduce en un campo
magnético. Por simplicidad, supondremos que el electrón se mueve en una órbita circular (los resultados
son idénticos para órbitas elípticas); un electrón que orbita es equivalente a una carga eléctrica que gira en
una espira circular, creando una corriente eléctrica, I, dicha corriente puede calcularse como la carga
e ev
dividida entre el periodo, , I = . Así: I = . Un resultado conocido del electromagnetismo es que una
2 r
corriente circular genera un momento dipolar magnético, . Es decir, el electrón, al orbitar, crea un pequeño
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par de polos norte y sur cuya magnitud es la corriente por el área barrida: = I A , cuya dirección es
perpendicular al plano de la órbita, las unidades de son entonces, de Am2, para introducir unidades
N
magnéticas resulta conveniente recordar la definición de un tesla: T = ; entonces
A m
N m J
(unidades de ) = A m 2 = = ; o sea, de energía sobre intensidad de campo magnético, sustituyendo,
T T
ev r
el momento magnético en el átomo sería = . Recordando que el momento angular L es un vector
2
e
también perpendicular a la órbita, conviene multiplicar y dividir por la masa del electrón, así: = L,
2 me
esta relación es válida para las magnitudes de y L . Sin embargo, como vectores, apuntan en dirección
e
opuesta debido al signo de la carga del electrón. Es decir, = − L , si la órbita tiene cierta orientación
2 me
e
en el espacio, puede observarse que las componentes en Z de y L satisfacen z = − Lz
2 me
Diapositiva 21. Ahora bien, ¿qué sucede cuando el átomo está inmerso en un campo magnético B?
Obviamente, existe una interacción entre el campo externo y el creado por el momento magnético del átomo,
existen un par de fuerzas; una tiende a que quede alineado el norte del dipolo con el sur del campo, y otra a
que el sur del dipolo se oriente con el norte del campo. Como consecuencia del par de fuerzas, se presenta
un cambio de energía potencial E que depende de la orientación del dipolo y vale E = − B . Esta
fórmula, resultado del electromagnetismo clásico, es comprensible si se recuerda que es la energía por
unidad de campo magnético, así que el producto B tiene unidades de energía, el signo menos indica que la
posición más estable del dipolo se da cuando está alineado con el campo.
Diapositiva 22. La cuantización puede hacer su aparición introduciendo el hecho de que no cualquier valor
del momento angular está permitido, empleando las relaciones originales del modelo de Bohr-Sommerfeld
e e
en las ecuaciones anteriores, tenemos que = k y E= m B . Definiendo el magnetón de Bohr,
2 me 2 me
e J
B como B = = 9.27410−24 se alcanzan las relaciones = k B , con k= 1, 2, …, n y E = m B B
2 me T
con m= 1, 2, …, k. Así, el momento magnético resulta del orden del magnetón de Bohr, por esto, se
acostumbra medir para átomos y moléculas en unidades de magnetones de Bohr. De acuerdo al modelo
de Bohr-Sommerfeld, la energía del átomo de hidrógeno cambia en E, dependiendo del valor de m para el
electrón (orientación espacial de la órbita), de allí el nombre de número cuántico magnético dado a m. Por
ejemplo, para k = 1, m puede tomar dos valores diferentes (+1 y -1), de donde la energía de la capa 1s se
desdoblaría en presencia de un campo magnético.
Diapositiva 23. Expresando E= BB, la diferencia total energética entre las líneas espectrales, en número
E 2 B B e
de onda, es: = = , sustituyendo el magnetón de Bohr = B , esta relación es idéntica
hc hc 2 me c
a la correspondiente al efecto Zeeman normal, ello está en absoluto desacuerdo con el resultado
experimental real para el hidrógeno, que indica: (i) en ausencia de campo magnético la línea espectral es un
doblete; (ii) con campo magnético, el primer elemento del doblete se desdobla en cuatro líneas, y el segundo,
en seis.
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Diapositiva 24. El efecto anormal de Zeeman no podía ser explicado, ni siquiera para el hidrógeno, por la
teoría atómica existente, los resultados para átomos polielectrónicos eran también erróneos, en todos los
casos se predecían efectos normales, no anormales; hacía falta suponer que alguno de los resultados del
electromagnetismo clásico no podía aplicarse en este caso. Según la física clásica, cualquiera que fuera el
e
momento angular total de un átomo, el cociente = es una constante. Multiplicando y dividiendo en
L 2 me
B
el lado derecho por , introducimos el magnetón de Bohr = . Por tanto, la mecánica clásica siempre
L
predice que el momento magnético expresado en magnetones de Bohr y L en unidades de tienen un
B
cociente unidad, es decir: = 1 . Los desdoblamientos espectrales anormales podían entenderse sólo si
L
el cociente no fuera siempre la unidad, sino un número fraccionario, diferente para cada línea espectral, al
que se le llamó factor de Landé o giromagnético, g, es decir, resultados experimentales indicaban que
B
= g donde g es un número fraccionario menor o igual a 2. La relación entre los momentos magnéticos
L
y angular seria entonces = − B g L y no se conocía la razón de esta desviación del comportamiento
clásico. Por si fuera poco, F. Paschen y F. Back observaron, en 1921, que al aumentar lo suficiente el campo
magnético aplicado, el efecto anormal de Zeeman desaparecía. Para el litio, aplicando 4.3 tesla, encontraron
el desdoblamiento espectral. Este fenómeno, llamado efecto Paschen-Back, vino a complicar
adicionalmente el entendimiento del problema. La primera parte de la solución la dieron dos jóvenes
científicos alemanes, pero la respuesta definitiva hubo de llegar con la mecánica cuántica.
Diapositiva 25. En 1925, Wolfgang Pauli propuso su famoso principio de exclusión, un año antes, Stoner
había encontrado las ocupaciones 2, 6, 10 y 14 para las subcapas s; p; d y f en un átomo, con este
acontecimiento y los trabajos de Landé en espectroscopia, Pauli indicó que eran necesarios cuatro números
cuánticos para caracterizar a cada uno de los electrones de un átomo, estableciendo el principio de exclusión:
Nunca puede haber dos o más electrones equivalentes en un átomo para los cuales los valores de todos los
números cuánticos sean los mismos.
Diapositiva 26. Más tarde, basándose en el trabajo de Pauli, dos científicos alemanes harían una gran
contribución al entendimiento de la estructura atómica; primero, Samuel Goudsmit (1902–1978) simplificó
el argumento de Pauli, introduciendo como los cuatro números cuánticos a:
n, el número cuántico principal, con valores de 1, 2, 3, …
l, el número cuántico acimutal modificado de Sommerfeld, con valores 0, 1, 2, …, n-1
m, el número cuántico magnético de Sommerfeld, con valores 0, 1, 2, …, l
ms, un nuevo número cuántico, con dos valores ½
Diapositiva 27. En segundo lugar, George Eugene Uhlenbeck (1900-1988), junto con su compañero
Goudsmit, se dieron cuenta de que la existencia de un cuarto número cuántico indicaba la presencia de un
grado de libertad adicional en el movimiento electrónico, Goudsmit y Uhlenbeck atribuyeron el cuarto
número de Pauli a un movimiento extra del electrón: la rotación alrededor de su propio eje (espín)
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Diapositiva 28. Al rotar, el giro del electrón produciría un momento angular S y la rotación de su carga
daría lugar a un momento magnético, s , adicional al producido por el movimiento orbital. Como ms sólo
tenía dos valores, propusieron que cada uno de ellos indicaba el sentido de la rotación del electrón. La
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magnitud del momento angular del espín seria S = ms = , el momento magnético asociado al espín
2
1
tendría una magnitud s = B g S , así s = B g Para el movimiento orbital g=1, de acuerdo con (2.120),
2
sin embargo, Goudsmit y Uhlenbeck obtuvieron que para el espín g=2 (el valor actual es g = 2.0023193),
es decir, s B . Así, cada electrón tendría dos momentos angulares: uno clásico, con factor
giromagnético g=1 por su movimiento alrededor del núcleo (momento orbital L ), y otro no clásico, con
factor de Landé g=2, por la rotación alrededor de su eje (momento angular del espín, S ). El momento
angular total del electrón, que recibe el símbolo J sería la suma de los dos anteriores: J = L + S .
Diapositiva 29. Newton consideraba que la luz estaba compuesta de corpúsculos que viajaban muy
rápidamente, pero al inicio del siglo XIX los experimentos de interferencia, realizados por Young mostraron
su naturaleza ondulatoria, lo que fue afianzado con la teoría electromagnética de Maxwell y su posterior
verificación experimental por Hertz. Esta última interpretación habría de modificarse con la proposición de
Einstein sobre el cuanto de luz, y la demostración experimental de Compton, respecto al carácter corpuscular
h
de los fotones, cuya cantidad de movimiento resultó ser la prevista por la teoría, p f = . Entonces, la luz
parecía satisfacer dos conjuntos de propiedades: las de los corpúsculos y las de las ondas, aunque uno y otro
parecían estar en conflicto mutuo, desde el punto de vista teórico, era necesario conjuntar el enfoque
corpuscular y el ondulatorio, pues era inexplicable el «caprichoso» comportamiento de la luz en su
interacción con la materia. De Broglie en el periodo de 1919 a 1923 realizó múltiples investigaciones,
contribuyendo a aclarar la naturaleza de la radiación electromagnética. La propuesta fue parte de su tesis
doctoral. Dejemos que él mismo nos relate su proposición: «Después de un largo periodo de soledad y
meditación, tuve súbitamente la idea, durante el año de 1923, de que el descubrimiento hecho por Einstein
en 1905 debía generalizarse, extendiéndolo a todas las partículas materiales y, en particular, al electrón.».
Diapositiva 30. Su idea era francamente revolucionaria, pues implicaba extender la concepción dual onda-
corpúsculo, válida para la luz, a las hasta entonces consideradas partículas materiales, como el electrón,
¿pero qué tipo de movimiento ondulatorio estaba relacionado con los electrones?, después de analizar las
similitudes entre la óptica geométrica y la mecánica clásica, De Broglie concluyó que el movimiento de las
partículas materiales debía estar guiado por una onda asociada, que denominó onda piloto. La cantidad de
movimiento, p, de la partícula y la longitud de onda, , de la onda piloto estarían relacionadas por una
h
ecuación idéntica a la de la luz, es decir, = .
p
Diapositiva 31. Si fuera cierto que un movimiento ondulatorio estaba asociado a las partículas, estas
deberían presentar patrones de interferencia y difracción similares a los de la radiación electromagnética.
En la época se conocía que para que una rejilla lograse difractar a una onda, la separación entre sus incisiones
debería ser del orden de la longitud de la onda incidente, así para los electrones, según De Broglie, la
detección experimental de la difracción sólo sería factible usando como dispersores a los átomos de un
cristal que están separados entre sí algunos angstroms. En 1927 culminaron los experimentos realizados
para confirmar o refutar la hipótesis de De Broglie en cuanto a la difracción de electrones. Por una parte,
los estadounidenses Clinton Joseph Davisson y Lester Halbert Germer, empleando como blanco un cristal
de níquel. Independientemente, en Inglaterra, George Paget Thomson, hijo de J. J. Thomson, empleando
láminas metálicas delgadas, alcanzó resultados similares, en ambos experimentos se confirmó
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cuantitativamente que la difracción observada para los electrones era consistente con la relación propuesta
por De Broglie quien recibió el premio Nobel en 1929, por su parte, Davisson y Thomson lo recibieron en
1937.
Diapositiva 32. Una vez propuesta la hipótesis de De Broglie, resulta lógico pensar que la descripción de
un sistema de partículas puede efectuarse empleando relaciones válidas para las ondas. Schrodinger fue el
primero en emplear la idea de las ondas piloto de De Broglie junto con una ecuación para el movimiento
ondulatorio, en 1926, Schrödinger publicó cuatro históricos trabajos en los que estableció la mecánica
ondulatoria, como hoy se conoce. Casi simultáneamente a la primera publicación de Schrödinger apareció,
a finales de 1925, un trabajo de Werner Heisenberg, dedicado al mismo tema, donde se alcanzaban
resultados similares, lo curioso es que los dos trabajos parecían enteramente diferentes, tanto en las
suposiciones físicas de partida como en los métodos matemáticos empleados. Inmediatamente, otros dos
científicos, Max Born y Pascual Jordan, dieron mayor formalidad y rigor al trabajo de Heisenberg al
presentar, en 1926, un trabajo titulado “sobre mecánica cuántica”, donde empleaban matrices para
representar a las variables de un sistema, por ello, la teoría de Heisenberg, Born y Jordan recibe el nombre
de mecánica matricial. Sin embargo, la incógnita no había sido resuelta, pues la mecánica ondulatoria de
Schrödinger y la matricial de Heisenberg alcanzaban los valores correctos para las frecuencias y las
intensidades relativas de las líneas espectrales del hidrógeno, siendo que su metodología y puntos de partida
eran diferentes. El mismo Schrödinger fue quien desentrañó el misterio, al demostrar que ambas teorías eran
equivalentes. La mecánica cuántica no puede derivarse de otros conceptos más fundamentales, pues es una
ciencia que se ha desarrollado de varios postulados, el aporte de Schrödinger fue mucho más general, pues
con base en los fundamentos de la física clásica generados por William Rowan Hamilton, Lagrange y von
Jacobi, encontró una forma sistemática de obtener relaciones para cualquier sistema de partículas, en las
que sus propiedades ondulatorias estuvieran presentes.
Diapositiva 33. Como el mismo Schrödinger indicó en 1926, era necesario tomar en serio la teoría
ondulatoria de De Broglie para las partículas en movimiento y esto fue precisamente lo que hizo. Para
partículas confinadas, la onda asociada a su movimiento debe ser estacionaria, por tanto, su amplitud debe
venir dada por la ecuación Ψ(𝑥, 𝑡) = 2𝐴 𝑠𝑒𝑛 𝑘𝑥 cos 𝜔 𝑡 donde (x) debe satisfacer
d 2 ( x) 2 d 2 2 p
2 2
Esta es, precisamente, la ecuación de Schrodinger unidimensional, independiente del tiempo, para una
partícula, como vemos, se trata de una ecuación diferencial, pues involucra a la función de amplitud (x) y
su segunda derivada ''(x).
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2 d 2
Diapositiva 34. La ecuación puede escribirse como − 2
+ V = E . La expresión podemos
2m d x
reescribirla como (EC + V ) = E , al operador (EC + V) se le conoce como operador de energía total u
operador hamiltoniano, de esa manera la ecuación de Schrödinger puede escribirse, para el caso
unidimensional como: H = E . Para Schrödinger, el modelo de átomo lo constituye un operador
hamiltoniano, en él deben estar representadas todas las contribuciones energéticas que se espera que existan
en los átomos reales, en este caso, el objeto modelo es altamente abstracto. Por otra parte, el modelo teórico
permite, a partir del hamiltoniano, obtener la función de onda del átomo que no corresponde a ningún
observable del sistema real, es decir, no es ninguna predicción que pueda corroborarse
experimentalmente.
Diapositiva 35. La teoría cuántica nos provee de reglas para obtener los operadores de todas las variables
dinámicas del átomo y de la manera de efectuar predicciones sobre dichas variables, para ello emplea la
función de onda y relaciones, para obtener los valores esperados de diversas magnitudes. En 1926
Heisenberg, establece que no es posible determinar simultáneamente la posición y el momento exactos de
una partícula tan pequeña como el electrón, por ejemplo, para determinar la trayectoria de un electrón en un
átomo, la física clásica requeriría el conocimiento de su posición y de su velocidad. La posición podría
determinarse experimentalmente haciendo incidir sobre él un rayo de luz, al medir la posición con un rayo
de luz se está usando una escala cuya exactitud está dada por su longitud de onda, se podría reportar la
posición con mayor exactitud, pero las ondas con longitudes de onda muy pequeñas tienen momentos muy
ℎ
grandes (𝑝 = ) y el rayo de luz incidente sobre el electrón le causaría un impacto muy grande desviándolo
𝜆
de su trayectoria y alterando su velocidad, por otra parte, si se usara un rayo de baja energía para no alterar
el momento del electrón, su longitud de onda tan grande no daría ninguna información útil sobre su posición.
sería del orden de x=λ, mientras que la medida del momento estaría afectada por el momento del fotón:
pelectrón=pfotón=h/λ, el producto de los errores cometidos en la medida sería, entonces:
h
x p = = h x p h
Diapositiva 36. La función de onda contiene toda la información dinámica posible acerca del electrón
incluidos dónde se encuentra y qué hace, de manera específica, la probabilidad de encontrar al electrón en
un lugar determinado es proporcional al cuadrado de la función de onda, 2, de acuerdo con esta
interpretación hay una alta probabilidad de encontrar el electrón donde 2 es grande y el electrón estará
ausente donde 2 sea cercano a cero. La cantidad 2 se llama densidad de probabilidad del electrón, la cual
es una “densidad” en el sentido de que producto de 2 y el elemento de volumen infinitesimal dv=dxdydz
es proporcional a la probabilidad de encontrar el electrón en ese volumen.
El primer número cuántico, número cuántico principal n, determina el tamaño del orbital y la energía del
electrón en el átomo, define una capa o nivel del átomo y asume valores de 1, 2, 3, ... . En espectroscopía,
los niveles se designan con las letras K, L, M, N, O, etc., que corresponden, respectivamente, a n = 1, 2, 3,
4, 5, n. El segundo número cuántico l, llamado de momento angular, determina la forma del orbital, es decir,
de la región donde el electrón se mueve, para un valor dado de n, l puede tomar valores de 0, 1, 2, 3, ..., n -
1. Por ejemplo, si n = 3, los valores asociados con este n son 0, 1 y 2. El número cuántico principal n, define
el radio promedio del orbital electrónico y el número cuántico l, determina la forma del orbital. El tercer
número cuántico, el magnético, ml, define la orientación del campo magnético originado por el movimiento
del electrón en el orbital, provee las orientaciones posibles, esto es, el número de orbitales de cada tipo.
Cada valor de l, da origen a 2l+1 valores de ml, es decir, 2l+1 orientaciones diferentes o clases de orbitales
con el mismo n y l. Por ejemplo, si l=0, ml puede tener sólo el valor de cero; pero si l=1, m puede tener valor
de -1, 0, 1. Los tres números cuánticos orbitales citados determinan explícitamente un orbital atómico.
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A diferencia de los números cuánticos n, l y ml, el cuarto número cuántico o de giro ms, no está involucrado
en el desarrollo de la ecuación de Schrödinger, por cuanto este número fue postulado un poco antes, gracias
a experimentación espectroscópica llevada a cabo por Uhlenbeck y Goudsmit.
Diapositiva 37. Como está en la diapositiva
Diapositiva 38. En la descripción de un átomo en el contexto de la mecánica cuántica, se sustituye el
concepto de órbita por el de orbital atómico, un orbital atómico es la región del espacio alrededor del núcleo
en el que la probabilidad de encontrar un electrón es máxima, cada orbital tiene asociado un valor de Ψ2 y
un cierto valor de energía; también se puede definir orbital como el sitio del átomo donde el electrón pasa
más del 90% del tiempo.
Diapositiva 39. Este número cuántico describe el tamaño de un orbital (la distancia promedio del electrón
respecto del núcleo) y determina en gran parte su energía. A mayor valor de n mayor energía del electrón y
mayor distancia del electrón respecto del núcleo, lo que significa menor estabilidad; n solo puede tomar
valores enteros positivos, n = 1, 2, 3, 4…; todos los orbítales que tienen el mismo número cuántico principal
forman una capa. Un aumento del valor de n corresponde a un aumento del tamaño de las nubes que
representan los orbítales. Todas las capas excepto la primera, se dividen en subcapas o subniveles..
Diapositiva 40. Este número determina la forma de los orbitales. Cada nivel principal n incluye n subniveles
o subcapas. Todos los orbítales de un subnivel tienen el mismo número cuántico l, además del mismo
número cuántico principal (n); l puede tomar valores enteros positivos desde 0 hasta (n -1).
Diapositiva 41. Este número cuántico describe la dirección del movimiento orbital del electrón en el
espacio, designa el número de orbitales contenidos en cada subnivel. Tiene valores enteros desde - l hasta
+ l. Para cada valor de l hay (2 l +1) valores enteros de ml, es decir, en cada subnivel, habrá (2 l +1) orbitales.
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