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Origen de Niels Bohr.

Nació el 7 de Octubre de 1885 en Copenhage, Dinamarca. Su padre, Christian


Bohr, era profesor de fisiología en la universidad de esa ciudad, y era conocido por
sus trabajos sobre los aspectos físicos y químicos de la respiración.

Su madre, Ellen Adler Bohr, era hija de un banquero y fue alumna de quien
posteriormente sería su esposo. Niels Bohr y sus dos hermanos crecieron por
tanto en una cálida atmósfera intelectual. Su hermano Harald se convirtió en un
brillante matemático.

Bohr se distinguió en la universidad de Copenhage, donde obtuvo la medalla de


oro del Royal Danish Academy of Sciences and Letters. En 1911 recibió su
doctorado por su tesis sobre la teoría electrónica de los metales.

Fue entonces cuando partió hacia Inglaterra con la intención de continuar su


trabajo con J. J. Thomson en Cambridge. Thomson nunca mostró especial interés
por las ideas de Bohr sobre los electrones en los metales. En Marzo de 1912 Bohr
se trasladó a Manchester, donde se incorporó al grupo de Rutherford en el que
estudiaban la estructura del átomo.

Bohr regresó a Copenhage en el verano de 1912, donde se casó con Margrethe


Norlund, y continuó desarrollando sus nuevas ideas sobre los átomos. La
universidad creó para Bohr el Instituto de Física Teórica, que se inauguró en 1921,
y donde Bohr trabajaría el resto de su vida. Éste se convirtió en un centro
internacional del trabajo sobre el átomo y la teoría cuántica.

Bohr fue el primero en aplicar la teoría cuántica al problema d la estructura


atómica y molecular. Por este trabajo recibió el premio Nobel de Física en 1922.
Desarrolló la llamada teoría del átomo y el modelo del núcleo atómico líquido.
Origen del modelo atómico de Bohr.
En 1913 Bohr propuso su modelo cuantizado del átomo para explicar cómo los
electrones pueden tener órbitas estables alrededor del núcleo.
En julio de 1913, hace ya exactamente 100 años, Niels Bohr, discípulo de
Rutherford, da un paso gigantesco hacia la comprensión de la estructura atómica,
mediante el anuncio de una teoría conocida como la “Teoría de Bohr sobre el
Átomo de Hidrógeno”. Bohr describió el átomo fundamental del hidrógeno como un
electrón moviéndose en orbitas circulares alrededor de un protón, representando
este último al núcleo del átomo, el que Bohr ubica en su parte central y dando una
explicación robusta respecto de la estabilidad de la órbita del electrón y del átomo
en su conjunto. Se trata entonces de la gura de la estructura del átomo más
conocida y aún en nuestros días más difundida, estando fuertemente presente en
el imaginario colectivo del siglo XX y de lo que va del siglo XXI.
Bohr estaba convencido de que las teorías clásicas de la física eran incapaces de
representar adecuadamente los movimientos orbitales de los electrones: ¿Por qué
los electrones, que se encuentran en movimiento, no pierden energía, lo que
provocaría que tales partículas cayeran entonces en trayectorias espirales sobre el
núcleo? Muchos físicos de la época habían dado las explicaciones más fantásticas
respecto de esta estabilidad del electrón y la relación de las fuerzas entre los
electrones y el núcleo del átomo.
A objeto de dar una respuesta más elaborada a esta problemática, Bohr de una
manera magistral, combinó lo que hasta ese momento era conocido respecto a la
noción del núcleo atómico de Rutherford con la revolucionaria teoría de los
Quanta, o paquetes de energía de Planck, con la cual este último científi co
explicaba la naturaleza de la luz. Supuso que todos los electrones giraban en
torno a su núcleo en ciertas orbitas fijas llamadas estados estacionarios, en las
cuales estas partículas y su movimiento son perfectamente estables, donde cada
una de estas orbitas representa un nivel definido pero diferente de energía.
Sólo cuando un electrón salta de una órbita externa (un estado de energía
superior) a una órbita inferior o interna, debe irradiar energía en cantidades
discretas (quantos) y características de un átomo en particular.
Modelo atómico de Bohr 1913 - 1916 Sucesor: Modelo atómico de Sommerfeld
Predecesor: Modelo atómico de Rutherford Al poner en práctica estas ideas
revolucionarias, Bohr aplica su teoría física y matemática mediante un sencillo
modelo del átomo de hidrógeno, donde uno de los postulados fundamentales es
que la estabilidad de la órbita del electrón se logra, en primer lugar, por el hecho
de que la fuerza que impulsa al electrón a salir de su órbita (fuerza centrífuga
debida al movimiento) es exactamente igual a la fuerza eléctrica de atracción entre
el electrón y el núcleo del átomo, representado por un protón (esto debido a la
naturaleza de las cargas eléctricas de ambas partículas).
Con esta teoría Bohr pudo, no solo determinar las energías de los electrones en
sus órbitas, sino además explicar ampliamente las series espectrales visibles del
hidrógeno, con una precisión asombrosa. Además, pudo predecir la emisión de
energía de los átomos del hidrógeno, hasta ese momento no observadas, tanto en
la región ultravioleta como en la región infrarroja del espectro.

El átomo de Bohr.
Adoptando el modelo de Rutherford, Bohr propuso para el átomo de hidrógeno, un
núcleo formado por una partícula positiva, y girando alrededor de ella, un electrón.
Este es el modelo planetario donde el núcleo es el sol y los electrones los
planetas. Consideró que las leyes de Newton y de Coulomb eran válidas e igualó
la fuerza centrípeta con la electrostática. La fuerza coulumbina de atracción
electrostática entre dos cargas q y q' en un medio de constante dieléctrica o
permisividad al vacío εo.
En el caso del átomo de hidrógeno, Bohr impuso una condición restrictiva basada
en las ideas de Plank y enunció sus dos famosos postulados

Primer postulado de Bohr

Los electrones del átomo sólo pueden encontrarse en determinados orbitales para
los que el momento angular es un múltiplo entero de h/2ð, siendo h la constante
de Plank (Bohr, 1913).

Esto significaba que el electrón no puede tener cualquier velocidad, y por lo tanto
no puede ocupar cualquier orbital. Solamente podría ocupar aquellos orbitales
cuyas velocidades cumplen la relación, donde n es siempre un número entero
positivo (n= 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 etc.) (figura 2).
Despejando el valor del radio de la órbita del electrón en el primer postulado de
Bohr (1913), ecuación 5, tenemos:

Y substituyendo en (4) se obtiene:

O también:

Al escribir la ley de Coulomb, para facilitar el raciocinio, omitimos la constante


1/4πεo. Cuando se introduce en la ecuación (8), el valor correcto de la velocidad
debe ser:
En la ecuación de arriba, ε o, h, π, m, y e son constantes, y sólo n es un número
entero que varía de 1 a ∞. Hay que tener en cuenta, por tanto que el primer
postulado fija los posibles orbitales. El primero tiene radio r, obtenido mediante la
ecuación (10) cuando n = 1; el segundo r2 para n = 2; el tercero r3 para n = 3 y así
sucesivamente.

Ahora se puede calcular la energía total En del electrón orbital. Según el concepto
clásico, la energía total de una partícula es la suma de su energía cinética más su
energía potencial.

En =Ec + Ep

Calculemos Ec y Ep

La ecuación de equilibrio de las fuerzas electrostática y centrípeta, debe ser


escrita correctamente de la siguiente forma:

Y como Ec = mv2/2, obtenemos:

Por otro lado, la energía potencial según el concepto clásico, es igual al producto
de las cargas por el inverso de la distancia:

Sumando (12) y (13), se obtiene la energía total En:

Y como ya conocemos el valor de r (eq.10), tenemos:


Igualmente, el electrón de cada orbital tiene un valor distinto de energía total, que
depende de n. En las ecuaciones (10) y (15) se observa que cuando n = ∞
entonces En = 0, es decir, el electrón se encuentra tan lejos del núcleo (electrón
libre) que su energía es considerada nula. Cuanto menor sea n, menor es el radio,
el electrón se encuentra más cerca del núcleo y su energía es más negativa.

Con el fin de explicar las líneas espectrales emitidas por el hidrógeno, Bohr
enunció su segundo postulado.

Segundo postulado de Bohr

El electrón no irradia energía mientras permanece en un orbital, y la emite cuando


pasa de un estado más elevado de energía a otro más bajo; esta variación de
energía es igual a la cantidad de radiación emitida hf (Bohr 1913).

Observación: también es válida la hipótesis recíproca, es decir, un electrón solo


pasa de un nivel inferior a un nivel superior de energía cuando absorbe una
cantidad de radiación hf.

De acuerdo con el 2º postulado, si un electrón salta de un orbital superior a uno


inferior, liberará una energía equivalente a la diferencia de energía entre esos dos
orbitales:

Donde Ei es la energía del electrón en la órbita ni, y Ef es la energía del electrón


en el orbital nf. La ecuación (15) nos enseña cómo calcular la energía de un
electrón del hidrógeno, en una órbita n. Por lo tanto, sabemos calcular la diferencia
de energía entre esas dos órbitas ni y nf.

O
Donde f es la frecuencia de la radiación electromagnética emitida (o absorbida)
por un electrón que salta de un orbital de número ni para otro de
número n f. (figura 3).

Una vez obtenida la ecuación (19), Bohr puede dar una explicación para las líneas
espectrales del hidrógeno, así como comprobar la fórmula empírica de Rydberg-
Balmer y el valor de la constante R.

Aplicación del Modelo Atómico de Bohr.


Este modelo también se llama de Bohr-Rutherford. Niels Henrik David Bohr fue un
físico danés que vivió entre los años1885 y 1962 que se basó en las teorías de
Rutherford para explicar su modelo atómico.
En el modelo de Bohr se introdujo ya la teoría de la mecánica cuántica que pudo
explicar cómo giraban los electrones alrededor del núcleo del átomo. Los
electrones al girar en torno al núcleo definían unas órbitas circulares estables que
Bohr explicó como que los electrones se pasaban de unas órbitas a otras para
ganar o perder energía.
Demostró que cuando un electrón pasaba de una órbita más externa a otra más
interna emitía radiación electromagnética. Cada órbita tiene un nivel diferente de
energía.
Aplicaciones del Modelo de Bohr
Cuando un gas a baja temperatura y baja presión es atravesado por una luz
blanca, el espectro de luz transmitido está constituido por las líneas negras.

Los electrones se mueven en ciertas órbitas permitidas alrededor del núcleo sin
emitir radiación.

El espectrómetro de masas sirve para analizar la medición de moléculas. permite


observar con gran precisión la composición de los átomos, descomponiendo los
núcleos por cargas. Propuso un modelo teórico para el átomo de hidrógeno que
explicaba su espectro de emisión (no de Bohr sino del hidrógeno). Para ello,
asumió que el electrón se mueve alrededor del núcleo en órbitas circulares de
cierto radio. Su antecesor era el modelo de Rutherford, que además de asumir
movimiento circular de los electrones alrededor del núcleo, suponía que los
electrones se mantenían enlazados al núcleo por atracción electrostática. Aunque
ahora sabemos que la asunción de órbitas circulares era incorrecta, la gran idea
de Bohr fue proponer que el electrón solo podía ocupar ciertas regiones del
espacio (determinadas por el radio).
Figura 6.3.26.3.2: Modelo de Bohr del átomo de Hidrógeno. (a) La distancia
órbita-núcleo incrementa con n. (b) La energía de la órbita se vuelve menos
negativa (aumenta) al incrementar el número n.

Durante la ocupación Nazi en Dinamarca, en la segunda guerra mundial, Bohr


escapó a los Estados Unidos, donde se asoció al Proyecto de Energía Atómica.
En sus últimos años trabajó en la aplicación pacífica de la física atómica y
cuestiones ligadas al desarrollo de armas nucleares.

El estado basal es el estado de menor energía de un átomo o molécula, y


depende del arreglo de electrones en sus capas. La energía del átomo de
hidrógeno se minimiza ubicando su electrón en la órbita de mínima energía
(menor n y menor radio). Al incrementar n, incrementa el radio de la órbita, el
electrón se aleja del protón y el arreglo es menos estable o de mayor energía. El
estado de menor energía o basal para el hidrógeno implica n=1 en consecuencia,
si n>1 el estado posee mayor energía y denomina estado excitado. Cuando el
átomo decae de un estado excitado al basal pierde energía emitiendo un fotón. La
energía del fotón corresponde a la diferencia de energía entre los dos estados
atómicos involucrados y explica las líneas espectrales observadas.

El modelo de Bohr permite comprender la física de las líneas de Balmer para el


espectro de emisión del hidrógeno; las líneas corresponden a transiciones de
órbitas con n > 2 a otra de n=2. La energía necesaria para la transición proviene
de la descarga eléctrica, y la emisión, del decaimiento entre las órbitas
nombradas. La transición de n = 3 a n = 2 origina la línea en 656 nm (rojo), de n =
4 a n = 2 en 486 nm (verde), de n = 5 a n = 2 en 434 nm (azul), y de n = 6 a n = 2
en 410 nm (violeta). La intensidad de las líneas de emisión depende del número
de átomos en cada estado. A la temperatura del gas en el tubo hay más átomos
en el nivel n = 3 que en n ≥ 4. En consecuencia, la transición de n = 3 a n = 2 es la
más intensa, produciendo el color rojo característico del hidrógeno. Otra familia de
líneas es producida por transiciones de n>1 a n=1 o a n≥3.
El tiempo de los átomos

Sistemas de telecomunicaciones, como los teléfonos celulares, dependen de


señales que son precisas a nivel de la millonésima parte de segundo por día. Las
señales del sistema de posicionamiento global (GPS, del inglés) deben ser
precisas a nivel de la mil millonésima parte de segundo por día, que es
equivalente sustraer o adicionar un segundo cada 1.400.000 años.

Alcanzar la precisión requerida actualmente ha tornado la atención de los físicos


hacia el átomo, y en particular hacia las transiciones electrónicas. El estándar
utilizado para calibrar relojes es el átomo de cesio. Átomos de cesio a elevada
temperatura son colocados en una cámara de vacío y bombardeados con
microondas, cuya frecuencia es cuidadosamente controlada. Cuando la energía
coincide con una transición electrónica, se absorbe un fotón y el sistema se excita;
además, el fenómeno ocurre a intervalos regulares, lo cual permite cuantificar el
tiempo. Posteriormente, decae al estado de menor energía emitiendo radiación. La
frecuencia de la microonda es cuidadosamente ajustada y sirve como péndulo del
reloj.

En 1967, el segundo fue definido como la duración de 9.192.631.770 oscilaciones


de la frecuencia resonante del átomo de cesio, llamado reloj de cesio.
Investigaciones actuales buscan una nueva generación de relojes atómicos para
ofrecer incluso una mayor precisión. Tales dispositivos permitirían a los
neurocientíficos monitorear señales electromagnéticas muy débiles como las
producidas en rutas nerviosas del cerebro y a los geólogos monitorear variaciones
en los campos gravitacionales, que causan fluctuaciones en el tiempo, y ayudarían
a descubrir minerales o petróleo.

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