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SEÑALES QUE INDICAN QUE DEBES CAMBIAR TU

ALIMENTACIÓN

A veces nos sentimos mal sin tener una razón aparente para ello,
pero siempre la hay. Normalmente son pequeñas molestias a las que no
damos importancia. Deberíamos, porque con el tiempo pueden derivar en
enfermedades crónicas incluso de gravedad. La solución es bastante fácil
en la mayoría de los casos, porque nuestro estado físico, e incluso mental,
se deriva en buena medida de lo que comemos, o lo que dejamos de
comer.

Lo correcto si no estamos bien es ir al médico, ya sea porque nos


sentimos deprimidos o faltos de energía, hinchados o continuamente
hambrientos. Los alimentos proporcionan al organismo herramientas para
funcionar bien. Si éstas no son las adecuadas ocasionan problemas en
determinados órganos, que pueden acabar afectando a los demás.

Ir al médico es fundamental si sentimos malestar


 takasuu / Getty Images/iStockphoto
Cuando comemos, la sangre va al estómago para ayudar a la digestión.
Si lo que hemos ingerido es demasiado, o grasiento o nos cuesta
especialmente de digerir, el riego sanguíneo tiene más trabajo y abandona
otras funciones, como la de irrigar el cerebro u otros órganos. Eso es lo
que provoca la sensación de malestar. Otros alimentos, como los que
contienen demasiado azúcar, pueden causar desequilibrios y provocar
picos glucémicos, que también afectan al trabajo del organismo. Por eso
condicionan nuestro humor, la energía o los resfriados.

Basta un cambio de dieta para mejorar. Hay que ir probando y


constatar si te faltan determinados nutrientes o te sobran alimentos que no
te sientan bien o a los que eres intolerante. Pero no hay que pensar que
sustituir un grasiento menú de comida procesada por una ensalada es tan
eficaz como un medicamento y actúa de un día para otro con idéntica
rapidez. Los efectos se notan, pero a largo plazo. Así que más que un
cambio de dieta lo que hay que modificar es la forma de comer y
planteárselo como un nuevo estilo de vida. El sentido común, y la
experiencia, nos dicen que hay que apostar por dietas saludables en las
que el verde predomine sobre la carne, las grasas saturadas, las comidas
procesadas y los excesos de dulces.

El cuerpo es sabio y te hará saber cuándo y por qué cambiar de dieta.


Estos son algunos signos que puedes identificar como señales de que
debes cambiar de dieta.

1.

Acné
Los problemas de piel están relacionados con la alimentación
 Otras Fuentes
La aparición de más granos de lo habitual tiene que ver con el estrés, las
hormonas y la dieta. Puede indicar una deficiencia de vitamina A, que
juega un papel esencial en la producción de retinoide. Una falta de este
nutriente crucial puede derivar también en sequedad del cabello y uñas
quebradizas. Se encuentra en los boniatos, zanahorias y zumos de frutas
de invierno.

También son convenientes los alimentos antiinflamatorios, entre ellos


las semillas ricas en Omega-3, mientras se dejan de lado los que
contienen mucho azúcar y las harinas refinadas.

2.

Cansancio
Si la fatiga es un estado constante, apuesta a que te falta de
nutrientes vitales que debes ir tomando a lo largo del día. Otra posible
causa es una hidratación insuficiente.

Para dejar de arrastrarte bebe mucha agua e incluye en tu menú cotidiano


una cantidad razonable de calorías (entre 1.500 y 1.800, según el peso y
algo menos si se pretende perder), grasas insaturadas, alimentos muy
proteicos (el tofu es un buen sustituto de la carne), pescado, hidratos
complejos, cereales integrales y verduras en cada comida. Pon especial
atención a lo que comes si eres deportista y el gimnasio te deja agotado.
El hierro y el magnesio también ayudan.

3.

Depresión

Depresión
 DUSICA PARIPOVIC / GETTY
Si te sientes decaído, la razón puede ser que no ingieres suficientes
vitaminas, minerales y/o ácidos grasos Omega-3, según estudios
realizados, susceptibles de provocar depresión y otras enfermedades
mentales. Por el contrario, añadir a la dieta suplementos con ácido fólico
y vitamina B12 ayuda a los pacientes a combatir un estado de ánimo
depresivo y otras dolencias de ese tipo.

4.

Enfermo un día sí y otro también


La comida tiene enorme influencia sobre el sistema inmunológico. Si
sigues una dieta baja en proteínas puedes estar comprometiendo tu salud.
Según investigaciones del Departamento de Cirugía de la Escuela de
Medicina de Pennsylvania, las proteínas contribuyen a reforzar el sistema
inmunológico.

Si evitas nutrientes esenciales, éste se debilita y te hace propenso a las


enfermedades. Si quieres evitar que te invadan virus y bacterias,
come alimentos proteínicos, como carnes sin grasa, legumbres y
verduras de hojas verdes.

5.

Falta de energía

Mujer cansada
 PeopleImages / Getty
Si la mínima actividad te agota, casi seguro que te falta hierro. Una de
sus funciones es aumentar los niveles de energía transportando oxígeno a
través del cuerpo. Cuando no tienes el suficiente, el organismo no produce
bastantes glóbulos rojos, que son los que llevan el oxígeno tan necesario
para mantenerse enérgico todo el día.
Uno de los principales síntomas de la anemia (causada por la falta de
hierro) es sentirse apático y muy fatigado. Para recuperar hay que tomar
alimentos que lo contengan o incorporar suplementos de hierro si no es
suficiente. Si nada de eso funciona es posible que seas celíaco. Ante la
duda, lo mejor es comprobar si eres intolerante al gluten.

6.

Estreñimiento
Tener dificultades para evacuar o irregularidades en el funcionamiento del
intestino es un indicador de falta de fibra y de poca hidratación. La
fibra regula el sistema digestivo porque al añadir volumen al bolo facilita
el tránsito de los alimentos.

El agua también es fundamental porque si no se bebe suficiente, el


organismo la busca en los propios intestinos y dificulta su buen
funcionamiento. El resultado son defecaciones dolorosas e
insuficientes, que a la larga pueden traer problemas más serios.

Las frutas y verduras, legumbres y los cereales integrales son grandes


proveedores de fibra. En el caso de que no acabe de funcionar se
recomienda un suplemento de pistilo o plantago.

7.

Evitas grupos de alimentos


Carne
 Shaiith / Getty
Una dieta correcta no debe dejar de lado ningún grupo de alimentos sanos
(no incluimos procesados o azucarados), a menos que sea por prescripción
médica (intolerancia a la lactosa o al gluten, por ejemplo). Cada tipo de
alimento nos provee de ciertos minerales y vitaminas, pero no todos los
mismos, por eso es importante la variedad.

Aunque eso no significa que no se pueda ser vegetariano o vegano. Si


no comes productos procedentes de animales lo único que tienes que
hacer asegurarte que preparas tus menús con alimentos vegetales que
abarque todo el abanico de nutrientes, incluidas las proteínas.

8.

Gases
Es uno de los principales síntomas de una dieta inadecuada. Si notas
que estás hinchado y con gases después de tomar leche o comer queso,
puede que seas intolerante a la lactosa. Antes de dar cualquier otro
paso compruébalo y toma las medidas adecuadas.

9.
Hambre
Si intentas controlar lo que comes, pero llega un momento en que atacas
lo primero que se te pone por delante, pensarán que tienes un problema de
falta de voluntad. Es posible. Pero no descartes que sea por una dieta
inadecuada.

El ansía de comer con desenfreno puede estar relacionada con una


deficiencia de nutrientes, es una respuesta bioquímica y una señal que te
lanza el cerebro de que no estás proporcionando al cuerpo lo que necesita
para funcionar correctamente.

10.

Mal humor

El mal humor nubla el estado de ánimo


 Paul Avis
Si te ocurre eso hay bastantes probabilidades de que se deba a tu menú
cotidiano. Bajar las calorías o los hidratos de carbono de forma
radical puede producir irritabilidad por culpa de la ansiedad. Pero,
además, disminuirá el nivel de azúcar en la sangre, lo que contribuye a los
cambios de humor. En ese caso, añade hidratos de carbono a tus comidas,
porque te harán sentir más satisfecho durante más tiempo y ayudarán al
cerebro a producir serotonina, que es el neurotransmisor de la “felicidad”.

11.

Olvidos
Incluso la memoria puede depender de tu dieta. Se han hecho estudios que
demuestran que quienes consumen más grasas saturadas tienen más
problemas de memoria que quienes las evitan.

La solución es fácil, menos hamburguesas con patatas fritas y más


ensaladas o alimentos con grasas instaurada, como los aguacates.

12.

Resfriados

Muchos resfriados pueden ser síntoma de llevar una mala alimentación


 KatarzynaBialasiewicz / Getty
Si necesitas un jersey en plena canícula hay muchas probabilidades de que
algo no estés haciendo bien con tu alimentación. Un estudio publicado por
el periódico del American College of Nutrition indicaba que las dietas
bajas en hidratos pueden tener un efecto negativo sobre la tiroides,
que regula la temperatura corporal. Es decir, que un deficiente
funcionamiento de ésta hace que tengas siempre frío.

No es necesario atiborrarse de carbohidratos, sino más bien de tomar los


más complejos, que proceden del pan integral y la pasta, entre otros.
Un suplemento que puede ayudar es el zinc, capaz, por ejemplo, de
acortar la duración de un resfriado.

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