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«El fin de la historia», Francis Fujuyama

Aclaración: ‘’En general’’ es el resultado de juntar los resúmenes por apartados, no


obstante, al sintetizar todos los componentes del texto, lo relataré al principio de este
documento a modo de introducción/contexto.

El texto plantea la idea de que algo fundamental ha ocurrido en la historia del mundo en la
última década. Aunque muchos celebran el fin de la Guerra Fría y el surgimiento de la "paz"
en varias regiones, el autor critica que estos análisis carecen de un marco conceptual más
amplio y son superficiales. Sin embargo, se reconoce que hay un proceso más vasto en
marcha que da coherencia a los titulares de noticias.
El siglo XX estuvo marcado por la violencia ideológica y la lucha entre el liberalismo, el
absolutismo, el bolchevismo, el fascismo y el marxismo. Sin embargo, al final del siglo,
parece que se regresa al punto de partida, pero con la victoria indiscutible del liberalismo
económico y político.
El triunfo del liberalismo occidental se evidencia en la falta de alternativas sistemáticas
viables. Incluso en países comunistas como China y Rusia, se han producido cambios
significativos hacia el reformismo. Además, la cultura de consumo occidental se ha
extendido por todo el mundo, desde los mercados campesinos hasta los televisores en color
en China, los restaurantes cooperativos y las tiendas de moda en Moscú, y la música de
Beethoven en Japón y el rock en Praga , Rangún y Teherán.
El autor plantea la posibilidad de que estemos presenciando no solo el fin de la Guerra Fría
o un período específico de la posguerra, sino el fin de la historia en sí mismo. Esto significa
que la evolución ideológica de la humanidad ha llegado a su punto final y la democracia
liberal occidental se ha universalizado como la forma final de gobierno humano. Aunque el
liberalismo ha triunfado en la esfera de las ideas y la conciencia, su victoria aún no está
completo en el mundo material. No obstante, hay razones para creer que, a largo plazo,
este ideal se impondrá en el mundo real.
El texto concluye mencionando la necesidad de considerar algunos problemas teóricos
sobre la naturaleza del cambio histórico para comprender por qué se cree que la
democracia liberal occidental prevalecerá en el futuro.

Capítulo 1
El texto habla sobre la idea del fin de la historia y su origen en las ideas de Karl Marx y su
predecesor, George Wilhelm Friedrich Hegel. Marx creía que la historia alcanzaría su fin
cuando se lograra la utopía comunista, resolviendo así todas las contradicciones anteriores.
Hegel, por su parte, vio la historia como un proceso dialéctico con un comienzo, una etapa
intermedia y un final, y pensó que la sociedad llegaría a su forma definitiva y racional a
través de la historia.
El texto menciona que el dominio y transformación del entorno natural por parte del hombre
a través de la ciencia y la tecnología fue un concepto introducido por Hegel, no por Marx.
Sin embargo, Hegel esperaba que la historia culminara en un momento absoluto, mientras
que Marx creía en la continuación del desarrollo histórico a través de la lucha de clases.
Se destaca la influencia de Hegel en la mentalidad moderna y la integración de sus ideas en
el pensamiento contemporáneo. También se menciona a Alexandre Kojève, un destacado
intérprete francés de Hegel, cuyos seminarios influyeron a importantes figuras intelectuales
como Jean-Paul Sartre y Raymond Aron.
Kojève argumentaba que la historia llegó a su fin en la batalla de Jena, cuando los principios
de la Revolución Francesa triunfaron sobre la monarquía prusiana. Aunque quedarán
desafíos por resolver, como la abolición de la esclavitud y la extensión de los derechos de
voto, Kojève resolverá que los principios del Estado liberal democrático no podrían
mejorarse. Según él, el estado homogéneo universal, encarnado en los países de Europa
Occidental de posguerra, representaba el fin de la historia.
El texto concluye señalando que la proclamación de Kojève sobre el fin de la historia, hecha
en un contexto de posguerra y guerra fría, fue considerada por algunos como una visión
excéntrica y solipsista. Sin embargo, para comprender su audaz sustentación, es necesario
comprender el significado del idealismo hegeliano.

Capítulo 2
El texto discute la perspectiva de Hegel sobre las contradicciones que impulsan la historia y
la relación entre el mundo ideal y el mundo material. Según Hegel, las contradicciones
existen primero en la conciencia humana, en forma de ideas e ideologías, que incluyen no
solo las propuestas políticas, sino también la religión, la cultura y los valores morales de una
sociedad.
Hegel argumenta que la conciencia humana, en última instancia, influye en el mundo
material y crea el mundo a su imagen. Considere que la conciencia es la causa y no el
efecto de la conducta humana y la historia. Sin embargo, esta visión ha sido criticada y
modificada por pensadores posteriores como Marx, quien invirtió las prioridades entre lo real
y lo ideal, dando mayor importancia a los factores materiales, especialmente al modo de
producción.
El autor señala que el pensamiento moderno tiende a tener un sesgo materialista ya atribuir
causas materiales a fenómenos que son de naturaleza ideal. Destaca la importancia de la
conciencia y la cultura en el comportamiento economico y critica la falta de atencion que se
le presta en las teorias contemporaneas del desarrollo economico.
También se menciona el éxito económico de Asia, que se atribuye principalmente a factores
culturales y éticos, como la ética del trabajo y el ahorro, además de las condiciones
favorables de los mercados libres y la estabilidad política. El autor critica la tendencia a
ignorar la influencia de la conciencia y la cultura en el desarrollo económico y argumenta
que la percepción del mundo material está moldeada por la conciencia histórica.
Finalmente, se plantea la idea de un "Estado homogéneo universal" que combina la
democracia liberal en la esfera política con el acceso a bienes de consumo en la esfera
económica, y se sugiere que esta combinación parece estabilizarse al final de la historia si
se garantiza la abundancia de una economia de mercado libre.
En resumen, el texto explora las ideas de Hegel sobre las contradicciones en la conciencia
humana, la relación entre el mundo ideal y el mundo material, y critica el sesgo materialista
en el pensamiento contemporáneo y su falta de consideración hacia la influencia de la
conciencia y la cultura en la historia y el desarrollo económico.

Capítulo 3
El texto plantea la pregunta de si se ha llegado al final de la historia y si existen
contradicciones fundamentales en la vida humana que no pueden resolverse dentro del
contexto del liberalismo moderno. Se mencionan dos importantes desafíos al liberalismo en
el siglo pasado: el fascismo y el comunismo.
El fascismo, representado por el nazismo alemán y otras variantes europeas y asiáticas, fue
derrotado tanto a nivel material como ideológico después de la Segunda Guerra Mundial. Su
falta de éxito y su promesa de conflicto permanente llevaron a su declive.
Por otro lado, el comunismo planteó la contradicción entre el capital y el trabajo dentro del
contexto liberal. Sin embargo, se argumenta que esta contradicción ha sido en gran medida
resuelta en Occidente, donde el igualitarismo representa un logro esencial de la sociedad
sin clases.
En el mundo occidental desarrollado, el socialismo y el comunismo han perdido atractivo,
como se evidencia en la disminución de la militancia y el apoyo electoral a los partidos
comunistas, así como en el éxito de los partidos conservadores y la falta de creencia en la
necesidad de superar la sociedad burguesa.
En Asia, el liberalismo ha tenido un impacto significativo, especialmente a través del éxito
económico de Japón y su contribución a la cultura de consumo. Otros países asiáticos,
como Corea del Sur y China, también han experimentado transformaciones económicas y
sociales que han llevado a una mayor influencia del liberalismo.
China, a pesar de ser gobernada por un partido comunista, ha experimentado una apertura
económica y un aumento del consumismo burgués, lo que ha debilitado la relevancia del
marxismo-leninismo como base ideológica. Aunque la reforma política es limitada, la idea
liberal continúa ganando fuerza a medida que el poder económico se traslada y la economía
se abre al mundo exterior.
se plantea que el fascismo fue derrotado ideológicamente, el comunismo ha perdido
atractivo en el mundo occidental y el liberalismo ha tenido un impacto significativo en Asia,
especialmente en Japón y China. Aunque no se ha alcanzado un consenso sobre el final de
la historia, se argumenta que la idea liberal sigue ganando terreno en el mundo actual. Se
destaca que China ya no puede ser considerada un modelo para fuerzas antiliberales en el
mundo y que el maoísmo se ha vuelto obsoleto. En la Unión Soviética, los cambios
propuestos por Gorbachov representan una embestida revolucionaria contra el stalinismo y
el brezhnevismo, con principios democráticos y descentralizadores que desafían los
fundamentos del marxismo y leninismo. Aunque la perestroika no convierte a la URSS en un
estado liberal, ha habido críticas generalizadas al sistema soviético y se considera un
fracaso monumental. Sin embargo, se plantea la posibilidad de que el nacionalismo y el
fundamentalismo religioso puedan surgir como competidores ideológicos al liberalismo en el
futuro.
Capítulo 4
El texto plantea las implicancias del fin de la historia en las relaciones internacionales,
centrándose en los Estados más grandes y desarrollados. Se menciona que aunque el
Tercer Mundo sigue siendo un área de conflicto, se examina la posibilidad de que las
grandes potencias como Rusia y China dejen de impulsar políticas basadas en el marxismo-
leninismo.
Se plantea la pregunta de cómo sería un mundo sin ideología, y se argumenta que las
características de un mundo desideologizado no serían muy diferentes de las actuales.
Según una escuela de teoría de las relaciones internacionales, el conflicto es inherente al
sistema internacional, independientemente de las ideologías específicas de los Estados.
Se hace referencia al sistema de equilibrio de poderes en la Europa del siglo XIX como un
modelo de un mundo desideologizado. Se señala que la competencia y el conflicto entre las
naciones son impulsados por intereses nacionales de gran potencia.
Sin embargo, se cuestiona la idea de que la ideología es solo una superestructura impuesta
sobre los intereses permanentes de una potencia. Se argumenta que la forma en que un
Estado define su interés nacional se basa en una base ideológica, y se menciona el ejemplo
del expansionismo legitimado por ideologías como el marxismo-leninismo y el nacional
socialismo en el siglo XX.
Se sostiene que el nacionalismo europeo y la legitimidad de la expansión territorial han
perdido relevancia después de la Segunda Guerra Mundial. Se afirma que la vida
internacional en los países desarrollados se centra más en la economía que en la política o
la estrategia.
El texto también menciona la existencia de instituciones de defensa en los Estados
desarrollados, pero se argumenta que su influencia está motivada principalmente por
amenazas externas provenientes de Estados con ideologías expansionistas abiertas.
Se discute la suposición de que una Rusia sin su ideología comunista volvería a la conducta
imperialista de la Rusia Imperial. Se destaca que la nueva China se asemeja más a la
Francia de De Gaulle que a la Alemania de la Primera Guerra Mundial, y se menciona que
la conducta expansionista y competitiva de China ha disminuido en el escenario mundial.
Se plantea la interrogante sobre si las élites soviéticas han asimilado la visión del fin de la
historia, como la Europa poshitleriana, y se menciona que la intelectualidad liberal soviética
ha adoptado una visión de un mundo dominado por preocupaciones económicas y sin
bases ideológicas para conflictos importantes .
Se menciona la posibilidad de un retorno al marxismo-leninismo tradicional en la Unión
Soviética, pero se argumenta que esta ideología ha perdido su capacidad de movilización y
sus adherentes han perdido la confianza. Sin embargo, se plantea que existe una corriente
de chovinismo ruso y la posibilidad de una alternativa fascista.
En general, se concluye que la Unión Soviética se encuentra en una encrucijada y su
decisión será importante para las relaciones internacionales, ya que su tamaño y poderío
militar seguirán siendo una preocupación.
Capítulo 5
El texto señala que la desaparición del marxismo-leninismo en China y la Unión Soviética
representa la muerte de esta ideología como una fuerza histórica relevante a nivel mundial.
Aunque puede haber algunos seguidores aislados en como Managua, Pyongyang o
Cambridge, Massachusetts, el hecho de que no haya un Estado importante donde haya
tenido éxito socava su pretensión de estar a la vanguardia de la historia humana. Esto
implica que la ideología está perdiendo importancia y que se está produciendo una
"Common Marketization" en las relaciones internacionales, lo que disminuye la posibilidad
de conflictos a gran escala entre los Estados.
Sin embargo, esto no significa el fin del conflicto internacional en sí. El mundo estaría
dividido entre una parte histórica y una parte poshistórica. Podría haber conflictos entre los
Estados que siguen en la historia y aquellos que se encuentran al final de la historia.
Además, la violencia étnica y nacionalista seguiría existiendo en algunas regiones del
mundo poshistórico, ya que estos impulsos no se han agotado por completo. Grupos como
los palestinos, kurdos, sikhs, tamiles, católicos irlandeses, valones, armenios y
azerbaiyanos continuarían con sus reclamaciones pendientes. El terrorismo y las guerras de
liberación nacional seguirían siendo importantes en la agenda internacional.
El texto lamenta que el fin de la historia signifique el fin de la lucha por el reconocimiento y
la lucha ideológica a escala mundial, reemplazadas por preocupaciones económicas,
resolución de problemas técnicos, preocupación por el medio ambiente y satisfacción de las
demandas de los consumidores. En el mundo poshistórico, no habría lugar para el arte ni la
filosofía, solo la conservación del museo de la historia humana. Aunque se reconoce la
inevitabilidad de esta transición, hay una fuerte nostalgia por la época en que existía la
historia, y esta nostalgia podría seguir alimentando la competencia e incluso el conflicto en
el mundo poshistórico. La perspectiva de siglos de aburrimiento al final de la historia podría
ser lo que reactive la historia una vez más.

Claudia Alonso Amarilla 1.4


2/5/2023

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