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Perifèria

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Ecosofía andina. La ‘Naturaleza’ en Occidente y en los Andes1

Josef Estermann

1  El presente artículo es una versión modificada y adaptada de: Estermann, Josef (2006). Filosofía Andina:
Sabiduría indígena para un mundo nuevo. La Paz: ISEAT. 187-195.

1. Occidente: un proceso de desacrali-


zación y profanación de la Naturaleza

La ‘Naturaleza’ no es un tema predomi-


nante en la filosofía occidental, pero tam-
poco en las grandes tradiciones orientales
(índicas, chinas). Esto no quiere decir que
deje de entrar por completo a la reflexión
filosófica, sino que es tratado como un
tema de segundo orden. En el pensa-
miento greco-occidental, al realizar (en
Sócrates) un ‘giro antropológico’ y hasta
‘epistemológico’, la Naturaleza (physis) se
convertía en ‘objeto’ de estudio e inves-
tigación por parte del ‘sujeto’ gnoseoló- télica, el conatus spinoziano, el élan vital
gico. Platón estableció además el criterio bergsoniano o el hilozoísmo de Wundt.
axiológico de la ‘inferioridad’ ontológica
de la physis con respecto al mundo ideal Esta tendencia ‘desmitificadora’, en par-
de los eidé (esencias ideales). A pesar de te, se debe también a la segunda raíz de
que Aristóteles reivindicara la materiali- la tradición filosófica occidental: el pensa-
dad y empireia, la physis (Naturaleza) sólo miento se­mita (judeo-cristiano). El afán de
servía de trampolín filosófico (o científico) la tradición yavista (en el libro de Génesis)
para llegar a la meta ta physika (lo metafí- de ‘desacralizar’ el mun­ do, declarando
sico como lo espiritual). Salvo en algunas todos los fenómenos ‘físicos’ como obras
excepciones (Renaci­miento, Romanticis- del Creador, era para la modernidad euro-
mo), la tradición dominante de Occiden- pea la señal para ‘profanar’ y ‘secula­rizar’
te consi­dera la ‘Naturaleza’ una realidad el universo físico. Mediante el instrumento
‘desanimada’ y bruta, una res extensa lógico (Organon) de Occidente, se esta-
(Descartes: una ‘cosa extensa’) o sim­ bleció teológicamente la siguiente disyun-
plemente una mega-máquina mecánica. tiva excluyente: o bien algo es Creador
El mecanicismo (como co­rolario del cien- ergo divino, o bien es creado ergo no-di-
tificismo) acabó con la entelejeia aristo- vino. La Naturaleza evidentemente es

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creada, y por tanto no-divina. Aunque lo Descartes pone, en cierta medida, el


mismo podría decirse del espíritu huma- punto final de este proceso de ‘secula-
no y del ‘alma’, las conse­cuencias para la rización’ y ‘desmitificación’, al declarar a
Naturaleza ‘física’ (no-espiritual) han sido la Naturaleza no-humana como simple
mucho más dramáticas, probablemente res extensa (cosa con extensión) me­
por la influencia subliminal del pla­tonismo cánica y cuantificable. El mundo mate-
y neo-platonismo. rial, desde los minerales hasta los anima-
les (concebidos como ‘autómatas’), es el
Tanto la filosofía griega como el pensa- campo de batalla del ser humano para
miento semita (judeo-cristiano) son lo- llegar a un mayor grado de ‘espirituali-
go-céntricos y hostiles al misticismo de dad’. Lo ético se restrin­ge al ámbito an-
lo natural (véase la posición respecto a la tropológico (y tal vez teológico), pero lo
sexualidad), con ciertas excepciones (lo ‘natural’ es el campo de la ‘amoralidad’
dionisiaco en Grecia; las sectas heréticas (neutralidad ética). El idealismo alemán
medievales). La gran diferencia (en este sólo saca la consecuencia final al con-
punto) radica en la posición (o naturaleza, cebir a la Naturaleza como ‘momento’
pero en otro sentido) del alma y del intelec- (también se podría decir: ‘medio’ o ‘ins-
to: para el espíritu griego, estos son de ca- trumento’) imprescindible del proceso de
rácter divino y eterno, para el espíritu semi- la autorrealización del espíritu (Hegel) o
ta, creado y eviterno. A raíz del encuentro como ‘resistencia’ para desenvolver la
de estas dos vertientes, sobre todo en y actividad ética (el ‘yo’ finito transforma el
a través del (neo-) platonismo cristianizado ‘no-yo’ según el ‘yo’ infinito; Fichte).
(Orígenes, San Agustín), este problema se
agudiza (monopsiquismo, divinización del La relación predominante del espíritu oc-
alma); pero con respecto a la Naturaleza, cidental con la Natura­leza es una relación
entre las dos posturas no hay mayores in- instrumental y tecnomorfa. El trabajo, se-
compatibilidades. El problema de fondo se gún Marx, es el medio o instrumento para
deriva de la suposición de que la materia ‘humanizar’ la naturaleza, para transformar-
era considerada principio fundante de la la de tal manera que esté a nuestro servicio.
individualidad (materia individuationis prin- La Natura­leza, en sí, no tiene ningún valor;
cipium), por lo que el alma (humana) o bien es el trabajo que ‘crea’ valor median­te el
sería material y mortal o bien universal (co- producto que se extrae de la Naturaleza.
lectiva) e inmortal. Muchas de las contro- Para la teología cris­tiana, la Naturaleza no
versias medievales se centran en este dile- posee fuerza salvífica, ni se la considera
ma, porque ninguna de las dos posiciones como copartícipe en la obra salvífica. Aun-
era aceptable desde la perspectiva de la que hay concepciones opuestas, tal como
doctrina cristiana de la responsabilidad in- la ‘recuperación’ final de toda la creación en
dividual de la persona y las consecuencias Dios (apocatástasis), el theologumenon de
ultra-tumba de sus actos. la salvación cristiana es bastante antropo-

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céntrico, sea en forma inte­rior (salvarse el moderna de la ‘Naturaleza’ no-humana.


alma), sea en forma más comunitaria (Reino Siegue siendo un objeto de explotación
de Dios). ¿Dónde se dice que el Reino de ilimita­da y de manipulación tecnológica,
Dios también incluye la perfección del rei- genética e informática; todo es cuantifi-
no mineral, vegetal y animal? Pero las im- cable y monetarizable, sobre todo dentro
plicancias más senti­das de la concepción de la ideología del neoliberalismo. El ser
dominante de Occidente frente a la Natu- humano occidental moderno ha venido
raleza se manifiestan en las relaciones de enajenán­dose cada vez más de la Natu-
dominio, explotación, negación y menos- raleza, y ésta ha venido ‘cosificándose’ y
precio que el ser humano tecnócrata (homo ‘economizándose’. La tierra, el subsuelo,
faber) viene establecien­do. El punto de vista el aire y el agua, pero tam­bién las plantas
dominante (y no sólo desde Marx) ha sido y los animales –mediante la patentación–
el punto de vista ‘económico’ (la Naturaleza tienen su precio económico y son decla-
como ‘medio de producción’), y no ‘ecoló- rados ‘propiedad privada’.
gico’ o ‘ecosófico’.
Los nuevos movimientos ecológicos o
2. El descubrimiento de la ‘ecología’ ‘verdes’ han descubierto la ‘ecología’
en Occidente como un campo en el que se llevará la
batalla por la supervivencia de la raza
A raíz del problema ‘ecológico’ conse- humana. Sin embargo, sigue vigente un
cuente, recién en las últi­mas décadas se punto de vista predominantemente antro-
forman movimientos ‘verdes’ y esotéricos, pocéntrico: el ‘cuidado’ de la Naturaleza
secunda­dos por una ‘teología ecológica’ (como parte de una política ambiental) tie-
que pone sobre el tapete nuevamente la ne como primer objetivo salvaguardar las
dignidad intrínseca de la creación, más condiciones imprescindibles de vida y ga-
allá de la desmitificación y la seculariza- rantizar las bases ‘naturales’ para la vida
ción. Pero la filosofía occidental contem- humana. Eso se demuestra claramente
poránea sigue a grandes rasgos su curso en el hecho de que la ‘ecología’ ha sido
como un pensamiento que no toma en descubierta en la última década como un
cuen­ta a la ‘Naturaleza’ como un tema de negocio económico redondo. Ser ‘ecoló-
importancia. Tampoco la críti­ca de Heide- gico’ hoy día es rentable, y el Protocolo
gger de la sociedad tecnomorfa (Gestell) de Kyoto2 recién va a ser acatado en for-
y su insistencia en la ‘tierra’ (muy distinta
a como lo entendía Nietzsche, y además 2  El Protocolo de Kyoto se refiere a una serie de
propensa a una interpretación fascista) compromisos para la reducción de la emisión de
gases y sustancias tóxicas, asumidos por las grandes
y la crítica de la ‘razón instrumen­tal’ por potencias en una conferencia sobre el Medio Ambiente
parte de la Escuela de Francfort, han po- y Cambio Climático en 1997 en la ciudad japonesa
de Kyoto. Es ampliamente conocido que Estados
dido marcar un cam­bio considerable en Unidos se ha rehusado de firmar dicho documento,
para no poner en peligro las grandes ganancias de las
la concepción (en el fondo cartesiana) empresas transnacionales y la industria automotriz de
su propio país.

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ma plena, cuando su ejecución arrojará vital, ritual, casi mágica.” La chakitaqlla/


ganancias millonarias para las empresas uysu no es tanto un instrumento, sino la
industrial-ecológicas. La ‘ecología’ como prolongación del pie (chaki: ‘pie’ en que-
parte de los programas políticos de los chua) y de las manos.
países del Norte sigue siendo los paráme-
tros de una concepción andro- y antropo- Hablando de “ecosofía”, uso un vocablo
céntrica de la Naturaleza. griego (oikos) que tiene su topos en el
ámbito económico; para Aristóteles, la
3. Los Andes: una concepción ecosó- ‘economía’ es la ‘ley (nomos) de la casa
fica e incluyente (oikos)’. Recupero aquí este significado
etimológico (‘casa’), sin someterme al
El runa/jaqi andino3 no tiene una relación dictado ‘eco-nómico’: el universo pre-
de ‘oposición’ a la Naturaleza; no se tra- sentado como ‘casa’ (wasi/uta; oikos)
ta de un ‘adversario’ que hay que vencer. y los elementos en él, ordenados según
El ‘abis­mo’ profundo entre el ser huma- criterios de una sophía o ‘sabi­duría’ de
no y la Naturaleza no-humana en Oc­ relacionalidad. En este sentido, el térmi-
cidente, empezado en la filosofía griega, no “ecosofía” signifi­ca la ‘sabiduría an-
pero agudizado y llevado a un extremo dina del cosmos físico como una casa
por la bifurcación cartesiana, no existe orgánicamente ordenada’. Prefiero este
en la cosmovisión andina. El runa/jaqi, término al que está de moda en Occi-
antes de ser un ente racional y produc- dente: “ecología”, porque ésta tiene la
tor, es un ente natural, un elemento que connotación del logos (y de la ‘ciencia’)
está relacionado por medio de un sinnú- moderno. Además, tiene una historia
mero de nexos vitales con el conjunto enmarcada en una concepción antropo-
de fenómenos ‘natura­les’, sean éstos de céntrica y economicista de la Naturale-
tipo astronómico, meteorológico, geo- za. Para el runa/jaqi, la Naturaleza no se
lógico, zooló­gico o botánico. La comu- puede ‘co­nocer’ lógicamente, sino sólo
nicación directa con la Naturaleza en el ‘vivir’ orgánica y simbólicamente.
cultivo de la tierra, pero sobre todo en las
múltiples formas ceremo­niales y rituales En el fondo, “ecosofía” podría ser un
de communio con las fuerzas vitales, no sinónimo de “pachasofía”, si tomamos
permite una concep­ción instrumental y pacha en forma simbólica como ‘casa
tecnomorfa de la misma. “El andino nun- universal’. De hecho, la ‘Naturaleza’ es
ca interpuso instrumento alguno entre él el todo de la ‘rea­lidad’, y no una enti-
y la Naturaleza. Su relación con ésta es dad opuesta a otra (como ‘culturalidad’
o ‘espiri­tualidad’). Es significativo que no
existe ningún vocablo quechua o aimara
3  Runa (quechua) y jaqi (aymara) son los términos
autóctonos andinos para referirse al ‘ser humano’, a la para ‘Naturaleza’ (se lo parafrasea como
persona humana. Se los usa tanto en forma inclusiva
(el género humano) como exclusiva (miembros de la
tukuy hinantin pacha/jakaña pacha: ‘todo
comunidad originaria).

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como pacha’ / ‘territorio para vivir’). La Si bien es cierto que hay un debate so-
‘ecosofía’ se refiere a las múltiples rela- bre estos tres estratos clásicos de la cos-
ciones que mantiene el runa/jaqi con su movisión andina, nos pueden guiar en la
entorno natural inmediato, en el plano de concepción de la Naturaleza como un
kay/aka pacha. El elemento principal y el conjunto interrelacionado. El hanaq/alax
eje ‘hermenéutico’ fundamen­tal para la pacha (‘estrato de arriba’) es el ámbito de
‘ecosofía’ es la realidad compleja y po- los elementos astronómicos y fenómenos
lifacética de la pachamama. ‘Ecosofía’ meteorológicos; el kay/aka pacha (‘este
en sentido estricto es la ‘hermenéutica’ estrato’) se refiere a la realidad cotidiana
pachasófica de la pachamama. de la vida concreta y visible; y el uray-
ukhu/manqha pacha (‘estrato de abajo
La pachamama (madre tierra) cumple, en y de dentro’) se refiere a la región de los
cierto sentido, una función simbólica simi- difunto y ancestros, como a los valles tro-
lar a la coca: ’relaciona’ los tres estratos picales, las minas y la selva virgen.
del uni­verso, a través de su fecundidad.
El sol (inti/willka: masculino), mediante la Según el runa/jaqi, la pachamama vive;
lluvia (para/jallu: femenino), fecunda a la es un ser vivo orgánico que ‘tiene sed’
‘tierra virgen’, y el runa/jaqi ayuda en este (por eso la t’inka/ch’alla), que se ‘enoja’,
proceso labrándola, o sea: abriéndola que es ‘intocable’, que ‘está muerto o es-
para ‘relacionarla’ con las fuerzas de ukhu/ téril’, que ‘da recíprocamente’. A manera
manqha pacha. Sintetizando las fuerzas de ejemplo, un testimonio:“P. ¿Cómo vive
de arriba (hanaq/alaxa) y abajo (uray/man- la Pachamama? - C. Debajo de la santa
qha), la pachamama es la fuente principal tierra, en su interior viven las tres perso-
de vida, y, por tanto, de la continuación nas. Pacha Tierra, Pacha Mama y Pa-
del proceso cósmico de regeneración y cha Ñusta. Esa tierra vive y en ella todos
transformación de la relacionalidad fun- estamos viviendo juntos: los del mundo
damental y del orden cósmico (pacha). y los cristianos. A ella saludan los perua-
En este sentido, hasta podríamos traducir nos; vivimos trabajando sobre ella. Como
pachamama no solamente como ‘madre nuestra madre nos está amamantando
tierra’, sino como ‘madre cosmos’ o ‘prin- y nos cría. Pero nuestra madre de todas
cipio cósmico fe­menino’. Pachamama es maneras se muere. La tierra nunca mue-
el comple­mento correlativo y polar de Wi- re. Al morir desaparecemos en la tierra,
raqocha, la deidad masculina de hanaq/ nos está absorbiendo. Como a su propio
alax pacha Los apus/achachilas (espíritus hijo nos está criando. Su pelo crece: es el
tutelares/ancestros) son los ‘mediadores’ pasto, es la lana para los animales. Con
sagrados (chakanas) entre estos dos po- ese pasto alimentan los animales.” 4
los sexuales, a veces considerados hasta
sustitutos de la misma deidad, y por tanto 4  Gow, Rosalind y Condori, Bernabé (1976). Kay
Pacha: Tradición oral andina. Cusco: Centro de
‘esposos’ de la pachamama. Estudios Rurales Andinos Bartolomé de Las Casas.
10.

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La bifurcación oc­cidental entre lo vivo y ‘lugar’ en el orden cósmico. La ‘eco-sofía’


no-vivo, lo orgánico e inorgánico, lo anima­ se manifiesta entonces como ‘eco-ética’:
do e inanimado, lo humano y no-huma- el ser humano no puede intervenir a su
no no es una concepción que se pueda gusto y como ‘domi­nador’ en el orden
transculturar al ámbito andino. La Natura- cósmico sin que éste se desequilibre.
leza (pachamama) es un organismo vivo, Tiene que respetar el ritmo orgánico de
y el ser humano es, en cierta medida, su nacimiento, crecimiento y reproduc­ción,
criatura que hay que amamantar. La con- la polaridad entre vida y muerte, siembra
cepción orgánica de la physis tam­bién y cosecha. Los ani­males, en especial los
tiene sus paralelas en la filosofía occiden- domésticos, son ‘compañeros’ del ser
tal: para Aristóteles, la physis es un ente humano, co­partícipes en la acción crea-
vivo con una entelejeia orgánica. El voca- dora y cultivadora del cosmos; es por
blo latino natura viene de nascere (‘na- esta razón que se pide disculpas (licen-
cer’); el Romanticismo reivindica nueva­ ciaykiman/licenciamampi) al animal antes
mente la concepción orgánica (y hasta de matarlo para obtener su carne y cuero.
mística) de la Naturaleza. Sin embargo, la
concepción dominante (en parte debido
al impacto de la tradición semita) en Occi-
dente ha sido la concepción mecanicista
y causalista. La ecosofía andina recalca
el carácter ‘seminal’ de la Naturaleza; los
elementos de kay/aka pacha nacen, cre-
cen, se reproducen y mueren según su
propio dinamismo, de acuerdo a un orden
orgánico subyacente. El ser humano es
ante todo ‘agricultor’ y no ‘pro­ductor’, es
decir: cuidante (arariwa) de la tierra, ‘so- El Vivir Bien inspirado en tradiciones ancestrales de Abya Yala
cio’ natural de la pachamama, co-creador forma parte de los programas que buscan el cambio social.
integral en la ‘casa’ (oikos) común de to-
dos los entes. La pachamama es un ‘sujeto’ (para ha-
blar en términos occidentales) que actúa
4. El lugar y rol del ser humano res- y reacciona. El ser humano tiene que ‘es-
pecto a la Naturaleza cuchar’ la relacionalidad ordenada en la
‘Naturaleza’, en el doble sentido: ‘escu-
El ser humano no es toto coelo distinto char’ (audire) para descubrir la estructura
de los entes vivos no-huma­nos. También simbólica inherente, el misterio de la vida,
los animales y las plantas son ‘animados’ el ordenamiento cósmico; y ‘escuchar’
y merecen, como la pachamama, respeto en el sentido de ‘obede­cer’ (ob-audire,
y un tratamiento justo, de acuerdo a su ge-horchen), de dar respuesta adecuada

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y correlativa (‘re-sponder’) a través de su tu permiso’) antes de arar para poder


actitud y comportamiento. Si el ser hu- abrirla, y le da sus gracias mediante un
mano no ‘escu­cha’ y cambia la topogra- despacho/luqta por la cosecha, devol-
fía pachasófica a su gusto, extrayendo los viendo algo de sus productos en forma
recursos naturales de manera desequili- simbólica. Siempre cuando bebe de sus
brado, la reacción co­rrelativa trae un tras- fru­tos (chicha), tiene que asperjar (t’inkay/
torno también para él (desastres, cam­bio ch’allaña) algo del líquido sobre la tierra,
de clima, sequías, inundaciones). porque ésta ‘tiene sed’. También a los
animales, antes de matar­los, el runa/jaqi
El ser humano está ligado estrechamente les pide ‘permiso’ para que el alma del
a todos los fenómenos ‘naturales’, por- animal (en espe­cial de la alpaca y llama)
que forma ‘parte’ de ellos. Un cambio en no se ‘enoje’.
la ‘Naturaleza’ también afecta al ser hu-
mano, y un cambio irregular por parte del En fin, la ecosofía andina hace manifiestos
ser humano (interviniendo en los proce- los principios ‘lógi­cos’ de reciprocidad,
sos naturales) lleva a trastor­nos meteo- complementariedad y correspondencia a
rológicos, agrícolas y hasta cósmicos. nivel de kay/aka pacha. Estos principios
Por esto habrá que hablar de una ‘ética y su ‘observación’ son la garantía para la
cósmica’ en el caso de la cosmovisión y continuidad de la vida, en especial, y del
filosofía andina. La forma más estricta de orden cósmico, en gene­ral. Esta ‘obser-
‘observación’ (ob-servire) u ‘observancia’ vancia’ es ante todo de carácter ritual-ce-
en el senti­do de ‘cuidar’, ‘ayudar’ y ‘co- remonial y celebrativo, pero en el sentido
crear’ entre ser humano y Naturaleza, se de una ‘simbología eficaz’, y no de una
da con respecto a la pachamama. simple ‘representación’. El ser huma-
no no ‘re-presenta’ a la Naturaleza, sino
El campesino está en permanente ‘con- hace las veces de co-creador para man-
versación’ o ‘diálogo’ (mejor sería: tener y llegar a la ‘con-creción’ plena del
“dia-sentimiento”) con ella, ‘observando’ orden cósmico.
sus días intocables que se relacionan con
acontecimien­tos astronómicos (de 21 de
diciembre al 1 de enero, por el solsticio
de verano o qhapaqraymi; el 22 de ju-
nio, por el solsticio de invierno o intiray-
mi/willka kuti), fechas agrícolas (del 1 al 6
de agosto, como tiempo de los pagos/
waxt’a, antes de la siembra) y fiestas re-
ligiosas (domingo de Trinidad; martes de
la Semana Santa). También le pide ‘per-
miso’ (licenciayki­wan/licenciamampi: ‘con

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