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Eduardo Gudynas

Ecología, Economía y Etica del


Desarrollo Sostenible

Proyecto Regional

~
Amazonía Sostenible

ABYA
YALA
Ediciones
Abya-Yala

2003
Ecología, Economía y Ética del Desarrollo Sostenible
Eduardo Gudynas

lera. Edición: ILDIS-FES


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ISBN: 9978-22-350-9

© Eduardo Gudynas, CLAES - Centro Latino Americano de Ecología Social


Casilla Correo 13125, Montevideo 11700, Uruguay
claes@adinet.com. uy - www.ambiental.net/claes
para los textos originales.

Impreso en Quito-Ecuador, 2003


l. CONCEPCIONES DE LA NATURALEZA EN AMÉRICA LATINA

La palabra Naturaleza ocupa un lugar central en visión se ofrecen los puntos más destacados con
las discusiones sobre ambiente y desarrollo en Amé- ejemplos ilustrativos. En segundo lugar, se enfatizan
rica Latina. Es invocada desde las más variadas tien- las ideas contemporáneas; existen otros estudios que
das con distintos fines. Sea en la preservación de si- analizan el concepto en un sentido histórico, co-
tios silvestres, como en el anhelo por mejores condi- menzando por la antigüedad clásica (por ejemplo,
ciones de vida, se hacen continuas referencias a tér- Collingwood, 1960, o Glacken, 1996). En tercer lu-
minos como Naturaleza, ecosistema o ambiente. Las gar, el análisis se restringe a los conceptos de la Na-
corrientes englobadas bajo el desarrollo sustentable turaleza en sus vinculaciones con las estrategias de
apuntan a diferentes modos de proteger la Naturale- desarrollo. Es una mirada a la pareja Naturaleza-de-
za. Esta se convierte en el sujeto de buena parte de sarrollo, con lo cual otros temas quedan por fuera
las preocupaciones ambientales. Pero a pesar de es- del objeto del estudio. En las líneas que siguen se re-
tas discusiones, no se ha profundizado adecuada- visan los conceptos tradicionales sobre la Naturale-
mente en los conceptos, y preconceptos, envueltos za, se ofrece un breve análisis sobre cómo se articu-
en la palabra Naturaleza, y sus implicancias para la lan con las estrategias de desarrollo comúnmente se-
construcción del desarrollo sostenible. guidas en la región, y desde allí se comenta sobre las
nuevas posturas actuales.
La etimología de la palabra Naturaleza indica que
proviene del latín natura, que se refiere al "naci- La herencia europea en las concepciones de
miento" (natus participio pasivo de nasci, nacer). la Naturaleza
Desde ese contexto se explican dos usos comunes:
por un lado, "naturaleza': como referida a las cuali- Las ideas latinoamericanas sobre la Naturaleza
dades y propiedades de un objeto o un ser; y por derivan directamente de las visiones europeas. Por
otro, "Naturaleza': para los ambientes que no son ar- un lado, los europeos que llegaron a América Latina
tificiales, con ciertos atributos físicos y biológicos, impusieron sus concepciones de la Naturaleza sobre
como especies de flora y fauna nativas. Este capítulo las culturas originarias. Por otro lado, desde la colo-
enfoca este segundo uso. nia, los principales políticos, empresarios e intelec-
tuales de la región se nutrían educativa e informati-
En esa línea, el concepto ha recibido significados vamente de las posturas europeas.
tanto positivos como negativos. La Naturaleza ha si-
do invocada como el origen de la riqueza de un país, Diversos estudios sobre la historia ecológica de la
pero también como un medio salvaje y peligroso, región, han demostrado que la conquista y coloniza-
donde lluvias, terremotos u otros desastres deben ser ción descansaron en una estrategia de apropiación
controlados. Sobre ella se han superpuesto otros tér- de las riquezas mineras del Nuevo Mundo (entre los
minos. A manera de ejemplo se pueden recordar a la estudios más destacados se pueden citar a Gligo y
Madre Tierra, como proveedora de alimentos; el Morello, 1980, Vitale, 1983, Tudela, 1990, y Brai-
Reino Salvaje de los primeros exploradores del con- lovsky y Foguelman, 1991). A ella le siguieron una
tinente; y otros más recientes, como ecosistema o agricultura extractiva, de alta expoliación ecológica,
simplemente ambiente. dependiente de la mano de obra esclava, a la que se
sumó la ganadería extensiva.
En las líneas que siguen se analiza la conceptuali-
zación de la Naturaleza en su segunda acepción refe- Durante esta etapa inicial se difundió la idea que
rida a un ambiente que no es artificial. El estudio es- la Naturaleza ofrecía todos los recursos necesarios, y
tá delimitado en varios aspectos. Primero, considera que el ser humano debía controlarla y manipularla.
el concepto de Naturaleza en particular en América Esta visión se inicia en el Renacimiento con las ideas
Latina (se elaboran con más detalle y precisando sobre el conocimiento de F. Bacon, R. Descartes y
ideas presentadas en Gudynas, 1995, 1999). En la re- sus seguidores. Estos pensadores rompieron con la
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tradición medieval que veía a la Naturaleza en for- acumulación de riqueza, mediante un progreso sos-
ma organicista, como un ser vivo, y donde las perso- tenido. Es una situación de progreso constante la
nas eran un componente más. A partir de entonces que se considera la más óptima: "El progresivo es, en
la Naturaleza quedó despojada de esa organicidad y realidad, un estado feliz y lisonjero para todas las
desde una postura antropocéntrica se la vio como clases de la sociedad; el estacionario, triste, y el deca-
un conjunto de elementos, algunos vivos y otros no, dente melancólico". El progreso permite avanzar ha-
que podían ser manipulados y manejados. La Natu- cia "ulteriores incrementos de riqueza".
raleza pasó a ser interpretada como el reloj de Des-
cartes, constituida por engranajes y tornillos, donde John Stuart Mill en su influyente obra de econo-
el conocer todas sus partes, permite entender y con- mía política, publicada desde 1848, también señala-
trolar su funcionamiento (ver entre otros los análisis ba las ventajas del progreso perpetuo y el dominio
de Collingwood, 1960, Williams, 1972, Duerr, 1987, de la Naturaleza como su aspecto privilegiado. La
Evernden, 1992, Rothenberg, 1993, y Glacken, 1996). marcha de las naciones era concebida como "un mo-
vimiento progresivo que se continúa con pocas inte-
Conocidos analistas, sostienen que la visión an- rrupciones de un año a otro y de una a otra genera-
tropocéntrica tiene en realidad raíces más antiguas, ción: un progreso de la riqueza, un progreso de lo
que se colocan sea en la tradición judeo-cristiana que se llama la prosperidad material." Este "movi-
como en la cultura helénica (Whyte, 1967; Moncrief, miento económico progresivo" es una forma de "cre-
1970). Pero más allá de esa discusión, el cambio cla- cimiento perpetuo" y es mediado por el dominio
ve tuvo lugar en el renacimiento, apoyado en parti- "ilimitado del hombre sobre la naturalezá:
cular en la experimentación, la nueva metodologías
promovida tanto por Descartes como Bacon. Allí se Smith y Mill no actuaron solos. A sus nombres
introduce el novedoso elemento de la manipulación; deben sumárseles los de Turgot, Condorcet, Saint-
el experimento no es la simple observación, sino la Simmon, Comte, Hegel, Marx, y tantos otros, quie-
modificación premeditada como vía para alcanzar nes más allá de sus conocidas diferencias, mantuvie-
un conocimiento pretendidamente cierto. ron sin embargo posturas similares sobre cómo rela-
cionarse con la Naturaleza. Todos ellos promovieron
Mientras la visión medieval concebía al ser hu-
la idea del progreso, la que de "ser una de las ideas
mano como parte de su entorno, no dejaba de ser
importantes de la civilización occidental pasó a con-
jerárquica en tanto era un interlocutor privilegiado
vertirse en la idea dominante, incluso teniendo en
de Dios. Desde el cambio renancentista esa distin-
cuenta la creciente importancia de ideas como las de
ción se acentúa, y el ser humano cobra un nuevo pa-
igualdad, justicia social y soberanía popular .. :' (Nis-
pel por fuera y por encima de la Naturaleza. La des-
bet, 1980).
cripción metafórica es reemplazada por la simboli-
zación geométrica o matemática, apelando a una
abstracción creciente. Se manipula y apropia la Na- En este contexto se desarrollaron diferentes con-
turaleza como condición y necesidad para atender cepciones sobre la Naturaleza. Como es de esperarse,
requerimientos cuya meta era el progreso perpetuo. en tanto predominaba una visión sobre el desarrollo
Consecuentemente, paso a paso, se redefinía el en- y el papel del ser humano, muchas de las concepcio-
torno natural, y se acentuaban los medios de su ma- nes sobre la Naturaleza presentan caracteres comu-
nipulación y control. La Naturaleza quedó tan dis- nes. Estas concepciones del desarrollo y la Naturale-
minuída que fue reducida en los primeros estudios za pueden ser inscriptas dentro de una ideología. El
de economía al factor de producción "tierra': Los re- concepto de ideología se lo maneja aquí en el senti-
cursos naturales eran considerados como ilimitados, do de deformación, legitimación e integración, tal
y tan sólo debían encontrarse sus paraderos para en- como lo analiza Ricoeur (1989). En este artículo se
seguida explotarlos. considera que existe una ideología del progreso, que
engloba a las diferentes escuelas sobre el desarrollo,
Los primeros economistas, profundamente im- las que en realidad corresponderían a distintos para-
buidos en estas concepciones, promovían tanto el digmas. Seguidamente se revisarán las principales
progreso material, y la apropiación de la Naturaleza concepciones de la Naturaleza en referencia a las es-
para hacerlo posible. Adam Smith en su texto mo- trategias de desarrollo, poniendo el énfasis en las
numental sobre la "riqueza de las naciones': publica- posturas contemporáneas; en el próximo capítulo se
do en 1776, alude específicamente a las metas de la considerarán las ideas sobre el desarrollo.
ECOLOG!A, ECONOM!A Y ÉTICA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE 19

La frontera salvaje Desde una fase inicial donde se alternaba la admira-


ción con la belleza y riqueza de los paisajes, con el
En el inicio de la conquista y colonia, según la in- temor, se pasó al control y dominio de las "fuerzas
formación disponible, parece haber predominado naturales". Las primeras crónicas hacían referencia a
una concepción del entorno como espacios salvajes. animales fantásticos y sitios con enormes riquezas.
La Naturaleza era incontrolable y se imponía sobre
Por ejemplo, en los relatos de la expedición de los
los seres humanos, quienes debían sufrir los ritmos
naturalistas Johann van Spix y Carl van Martius
de lluvias y sequías, la fertilidad del suelo, la dispo-
(1817-1820) en Brasil se repiten referencias a "jardi-
nibilidad de agua o las plagas de los cultivos. Los es-
nes exuberantes y magníficos"; describen un área en
pacios sin colonizar eran, a su vez, sitios salvajes, po-
Minas Gerais como un "jardín artísticamente plan-
tencialmente peligrosos por las fieras y enfermeda-
des que pudieran cobijar. tado", donde alternan "románticos escenarios" y pai-
sajes de "ficción idílicá' (Macknow Lisboa, 1997).
Esta perspectiva era típicamente europea, prolife- Pero esos mismos exploradores también encuentran
rando en escritos de los siglos XVII a XIX. Un buen un lado salvaje y peligroso; un encantador paisaje de
ejemplo son varias secciones de la enciclopedia del palmeras puede ser un sitio peligroso por las alima-
Conde Buffon, cuya versión en castellano se distribu- ñas que encierra, y llegan a describir a la selva como
yó ampliamente en el continente, con afirmaciones "tenebrosa': "ruda" y "salvaje" con animales mons-
como "La naturaleza salvaje es horrible y letal" y el ser truosos y venenosos, clima insalubre, bosques sofo-
humano es el único que puede convertirla en "grata y cantes y ríos lúgubres (Macknow Lisboa, 1997).
habitable" (véase el análisis de Glacken, 1996).
Los colonizadores se vuelcan decididamente a
Esas mismas ideas se repetían en América Latina. controlar esos ambientes salvajes, promoviéndose el

$u .

Fig 1.1 La frontera salvaje: "Su", monstruo mítico que supuestamente habitaba la Patagonia, en el sur de Argentina, según
Gaspar Schotts en su "Physica Curiosa sive Mirabilia Naturae et Artis"; 1697 (reproducida en Dance, 1978).
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cultivo de la tierra, la desecación de humedales, la eran vistos como abundantes y al alcance de lama-
construcción de canales, la caza intensiva, la tala de no; las llanuras y bosques eras descriptos como in-
bosques, la introducción de especies productivas o la mensos y aguardando su explotación ..
domesticación de aquellas salvajes que fueran de
utilidad. Siguiendo la imagen de Descartes, donde Los elementos de la Naturaleza se los observa co-
todo era en realidad una máquina, la Naturaleza era mo "recursos': desvinculados unos de otros (por
analizada en sus piezas (con el notable ejemplo del ejemplo, los recursos minerales no eran percibidos
esfuerzo de catalogación taxonómica de la fauna y en sus conexiones con el suelo que los recubría). El
flora del Nuevo Mundo emprendida por los explo- énfasis apuntaba a la eficiencia y productividad en
radores europeos), y desde allí se proveen los medios cómo extraer esos recursos, y en cómo se los aprove-
para la manipulación y control. Por ejemplo, a ini- cha en las estrategias de desarrollo. Castro Herrera
cios del siglo XIX, en Brasil José Bonifacio conside- (1996) recuerda que los indígenas del valle de Méxi-
raba que la Naturaleza era un "gran libro" que podía co catalogaban los suelos de acuerdo a su producti-
ser descifrado por la observación empírica y racio- vidad, mientras los españoles pasaron a diferenciar-
nal, no para contemplarla, sino como medio para el los por su valor mercantil.
progreso (Pádua, 1987).
El dejar recursos sin aprovechar era una forma
La misión se entendió como una "conquista'' de de "desperdicio': Dentro de esta misma perspectiva
la Naturaleza, pero además será la obra humana la se reconocieron especies de animales o plantas "úti-
que permite "civilizar" a la Naturaleza, para que les': distinguidas de aquellas "inservibles", "peligro-
ofrezca sus frutos y riquezas. Se buscaba "civilizar" sas" o "dañinas': Las primeras englobaron temprana-
espacios que se consideraban salvajes, junto a los mente a cultivos utilizables (notablemente el maíz,
grupos indígenas que allí vivían, tal como se justifi- papa, tomate, etc.), las maderas preciosas (caoba, pa-
caba en buena parte de las campañas de conquista, lo-Brasil, etc.) y algunos animales de caza para ali-
tanto en la época de la colonia tardía como en los mentación o piel (capibara, chinchilla, etc.). Las se-
primeros años de las repúblicas independientes. Re- gundas eran una amplia categoría que iba desde los
tomando el testimonio de Spix y Martius en Brasil, grandes felinos y zorros, a los escorpiones y arañas.
estos exploradores alemanes consideraban que la
cultura occidental era superior y debía domesticar Durante los siglos XVIII y XIX proliferan visio-
los ambientes salvajes para volverlos "habitables"; nes en América Latina donde se insistía que la re-
Martius agregaba que los indígenas americanos no gión se mantenía atrasada, no por límites ambienta-
eran capaces de dominar a la Naturaleza y "ennoble- les (como disponibilidad de agua o baja fertilidad),
cerla" por medio de la cultura, de donde serían ex- sino por trabas esencialmente culturales y políticas.
cluidos de ese proceso de "civilización", que estaría Los "indios" y "criollos" eran frenos a un mejor uso
en manos de los occidentales. El "destino" de los de la Naturaleza, y por lo tanto se buscó atraer nue-
ambientes silvestres sería el cambio por el "irresisti- vos inmigrantes y civilizar a la población residente
ble avance de la historia de los hombres" (Macknow para hacer un uso todavía más eficiente de los recur-
Lisboa, 1997). En varios países Latinoamericanos, el sos naturales. El uso de la Naturaleza era parte de la
avance de la colonización sobre nuevas áreas se ba- lucha por la civilización (Pádua, 1987). El concepto
saba en "suprimir los indios y las fronteras" para de culturas transplantadas descritas por Darcy Ri-
"poblar el desierto", nombre que se usaba para refe- beiro ( 1972) debe ser expandido, ya que también se
rirse a ambientes que no eran desérticos, pero se en- transplantaban concepciones sobre la Naturaleza.
contraban más allá de la dominación de los occiden- Incluso se intentaba reproducir paisajes europeos,
tales (como sucedió por ejemplo en Argentina; Brai- totalmente diferentes a los latinoamericanos, y así se
lovsky y Foguelman, 1991). realizaban plantaciones de pinos junto a enjardina-
dos que recordaban al Viejo Mundo.
La Naturaleza como canasta de recursos
Dentro de esta perspectiva utilitarista se desarro-
A medida que avanzaba el control de la Naturale- llaron algunas ideas conservacionistas. Es importan-
za, se imponía a su vez una visión utilitarista. Que- te este hecho, en tanto indica que aún dentro de una
daban atrás los miedos ante el entorno, convirtién- visión manipuladora y utilitaria de la Naturaleza es
dolo en una "canasta" de recursos que pueden ser posible encontrar una postura conservacionista, con
extraídos y utilizados. Minerales, animales y plantas lo que se hecha por tierra la presunción que cual-
ECOLOG!A, ECONOM!A Y ÉTICA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE 21

Fig 1.2 La descripción de la Naturaleza: Tucanes de pecho rojo; redibujado de una litografía coloreada a mano de "Mo-
nograph of the Ramphastidae or Toucans" por J. Gould, 1834 {reproducida en Dance, 1978).

quier postura de protección de la fauna y flora, por so del estadounidense Gifford Pinchot, creador del
ella misma, ya indica otra concepción del ambiente. Servicio Forestal de ese país, quien amplió y copió la
En efecto, el desarrollo de una protección ambiental tendencia europea de no desperdiciar recursos. Con-
no es necesariamente incompatible con las posturas cebía a la conservación como "el desarrollo y uso de
progresionistas del crecimiento perpetuo o con una la tierra y todos sus recursos para el permanente be-
razón instrumental. En realidad esas posturas no neficio de los hombres" (Worster, 1985). Especial-
protegen la Naturaleza sino los recursos que alimen- mente los ingenieros agrónomos y forestales se pre-
tan a la economía (Worster, 1995). sentaban como los expertos en manejar las áreas na-
turales para obtener de ellas el mejor provecho. Esta
La conservación utilitarista se originó en Europa, tradición se difundió en toda América Latina, en
y se trasladó a las Américas. Es muy conocido el ca- particular en la apertura de distintas áreas a la pro-
22 EDUARDO GUDYNAS

ducción agrícola y ganadera, y sus consecuencias se niveles óptimos y las tasas máximas de explotación
siguen observando en la actualidad. La Naturaleza se de recursos naturales renovables, en especial en los
percibe y valora en lo que resulta útil, y de esa ma- sectores forestal y pesquero.
nera se fragmenta en varias vertientes: hay una Na-
turaleza para el geólogo, otra para el promotor agrí- Estas mismas corrientes concebían que los eco-
cola, y otra para el promotor de urbanizaciones. El sistemas se encontraban bajo condiciones de equili-
brasileño José Bonifacio, mencionado arriba, reac- brio dinámico, especialmente por fuerzas como la
cionaba no en contra de la destrucción de la Natura- competencia. Las comunidades de plantas y anima-
leza, sino contra el despilfarro y el desperdicio (Pá- les, y los propios ecosistemas, serían entidades reales
dua, 1987). y no una invención del observador. Presentarían un
orden particular, y una evolución temporal desde
La Naturaleza como sistema condiciones de simplicidad a otras de mayor com-
plejidad (sucesión ecológica), que rememoraba la
En paralelo a estas tendencias, desde fines del si- maduración de un individuo. Por lo tanto algunos
glo pasado se ha venido desarrollando la ecología ecólogos postularon que representaban "cuasi-orga-
como ciencia, conjuntamente con otras disciplinas nismos". Incluso quienes rechazaban esa postura, co-
relacionadas (botánica, zoología, geología, etc.) y mo el propio Tansley, eran también utilitaristas, sos-
posturas teóricas que le servían de sustento (espe- teniendo que no había diferencias sustanciales con
cialmente la teoría darwiniana de la evolución). La los balances naturales logrados por otros medios,
ecología es también hija de la ciencia renacentista, y como la intervención humana, con lo cual se desva-
por ello quedó igualmente atrapada dentro de la vi- necían las objeciones para que las personas contro-
sión cartesiana de la máquina, concibiendo de esta laran el entorno (Worster, 1985).
manera a la Naturaleza. La tarea del ecólogo era des-
cribir las partes de ese conjunto, y comprender co- Este tipo de concepciones dominaron la ecología
mo funcionaba (sobre la historia de la ecología véase como disciplina científica durante gran parte del si-
Worster, 1985, 1993, y Deléage, 1991). Bajo esta vi- glo XX. Se difundieron en América Latina al amparo
sión la Naturaleza posee sus propios mecanismos y de los libros de texto, por lo menos desde la década
funcionamientos, que se conciben como "leyes': y de 1940. Sin embargo, a pesar de que el objeto de es-
que el hombre no debería violar o alterar. La Natu- tudio era el mundo natural, la ecología enseñada a
raleza poseía cierta unidad interna, una dinámica los biólogos no implicaba una preocupación ni por
basada en el equilibrio dinámico y un desarrollo la conservación ni por el desarrollo. Desde los pri-
temporal que transitaba desde estadios iniciales a meros tiempos de esta disciplina se vivió una ten-
otros maduros. sión con aquellos que intentaban abandonar esas
posturas, volcándose hacia un respeto no instru-
Con la irrupción del concepto de ecosistema, por mental (Worster, 1985), y que en el día de hoy se ex-
el inglés A. Tansley en 1935, se aplicó la noción de presan por las polémicas sobre "el científico" y "el
sistema sobre la Naturaleza en el sentido que en esa militante" en temas ambientales.
época le daban los físicos. Este concepto era más que
una forma de descripción sintética, también corres- Aquellos ecólogos interesados en los temas am-
pondía a un principio organizador de comprensión bientales generaron un vínculo entre el campo cien-
de la Naturaleza (Golley, 1993). En muchos casos el tífico y su práctica ambientalista. Los estudios sobre
término ecosistema reemplazó al de Naturaleza. la extinción de especies o los niveles de contamina-
Desde ese punto de partida se pudo aplicar a la Na- ción que proliferaron desde la década de 1960, aler-
turaleza un lenguaje matemático, diseccionándola en taban sobre una creciente problemática. La vieja
sus elementos y estudiando sus vinculaciones. Por imagen de una Naturaleza agresiva y todopoderosa,
eso, como indica Golley (1993), el concepto de eco- poco a poco, dio paso al de una Naturaleza frágil y
sistema es manipulativo, en contraste con otro que delicada. La Naturaleza como salvaje desaparece, y lo
pudiese ser relacional. Siguiendo con las tradiciones "natural" adquiere méritos de ser la situación a la
utilitaristas indicadas arriba, el ecólogo brindaría la que se desea regresar. A ello contribuyeron varios
información de cómo intervenir en la Naturaleza aportes novedosos sobre la Naturaleza, como las pri-
para conseguir los mejores éxitos productivos. Bue- meras imágenes satelitales, donde el planeta aparece
na parte de los primeros estudios de la dinámica de como una delicada esfera azul. Se toma conciencia
poblaciones de animales derivaron en discernir los de una totalidad, y entonces resurgen conceptos co-
ECOLOG!A, ECONOM!A Y ÉTICA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE 23

mo el de biosfera, que apunta a la vez hacia a una como una forma de capital es posible promover la
perspectiva holística y la existencia de límites. "internalización" de esos recursos a la economía.

La ecología clásica al presentar una Naturaleza Si bien este aspecto se analizará en un próximo
con un orden propio, también ofrecía un marco de capítulo, es necesario adelantar que estas posturas
referencia para proponer medidas de gestión. Esto expanden la racionalidad económica manteniendo
fue realizado por aquellos que sí estaban interesados el mismo propósito de instrumentalización y mani-
en la articulación con la conservación y el desarro- pulación, así como el antropocentrismo, donde la
llo. Ese tipo de concepciones calaron muy hondo en valoración de la Naturaleza está dada por los valores
América Latina. Por ejemplo, la CEPAL en 1992 de uso y cambio asignados por el ser humano. La
mantenía la visión del "cuasi-organismo" con una Naturaleza se podría contabilizar en dinero, y por lo
sucesión ecológica, sosteniendo que existe un orden tanto la protección del ambiente en realidad sería
en sí mismo en la Naturaleza que brinda referentes una forma de inversión. A su vez, los ciclos ecológi-
para evaluar los impactos humanos. Es importante cos (como del agua o regeneración del suelo) pasan
notar que esta visión fue cuestionada por otras más a ser considerados "servicios" que pueden ser tam-
recientes que sostienen que no existen comunidades bién ingresados al mercado. Bajo esta postura, la
ni ecosistemas reales en sí mismos, y que la dinámi- conservación abandona sus objetivos primarios y
ca de los ecosistemas no está en equilibrio, sino en queda al servicio de las posturas de desarrollo tradi-
continuo cambio, sin un orden pre-establecido (Bot- cional. Nuevamente los criterios de eficiencia y be-
kin, 1990). Bajo esta visión la Naturaleza sería un neficio económico se imponen, y quedan rezagados
gran desorden, y la ecología pierde así su capacidad los valores ecológicos, culturales o estéticos.
para determinar parámetros incuestionables sobre
como volver a un estado natural. La reducción de la Naturaleza a un componente
más dentro del mercado, termina diluyendo las par-
La Naturaleza como Capital ticularidades del funcionamiento de los ecosistemas.
En realidad la conservación apunta a asegurar tanto
Un nuevo giro en las concepciones de la Natura- los procesos ecológicos como las especies vivas, y to-
leza se inicia en la década de 1980 con una perspec- do eso depende de una dinámica ecológica, pero no
tiva originada en la economía. Desde diferentes de una económica. Si concebimos un ambiente na-
puntos de partida y opciones conceptuales, varios tural, sin ninguna interferencia humana, ese ecosis-
autores comenzaron a considerar a la Naturaleza co- tema se mantendrá dentro de su sustentabilidad ba-
mo una forma de capital. Economistas provenientes jo sus patrones ecológicos por sí mismo. Es necesa-
de diversas tiendas, desde posturas liberales, neolibe- rio adelantar desde ya que la presencia humana, aún
rales a otras ancladas en el marxismo, y que estaban en el caso de que ésta sea ambientalmente saludable,
genuinamente interesados en los temas ambientales, no es necesaria ni indispensable para mantener la
sustentabilidad ecológica. Por lo tanto, la dimensión
utilizaban el concepto de Capital Natural. De esta
ecológica del desarrollo sustentable es una propie-
manera, la omisión de haberla reducido al "factor de
dad de los ecosistemas y no del ser humano. El re-
producción tierra'' podría ser subsanada, integrán-
duccionismo economicista no necesariamente reco-
dola a las herramientas y conceptos a disposición de
noce esta cuestión ya que al ingresar a la Naturaleza
los economistas (véase por ejemplo a Anderson y dentro del mercado, de alguna manera desarticula y
Leal, 1991). Este intento es una "economización" de anula el propio concepto de Naturaleza. La reempla-
la Naturaleza, en el sentido de ampliar el concepto za por términos como capital, servicios, bienes, pro-
de capital hasta englobarla. ductos, o recursos.

El hecho notable ha sido la intensidad con que


La Naturaleza fragmentada
estas posturas se han difundido en América Latina.
Sus promotores engloban varios pensadores; incluso Una consecuencia inevitable de varias posturas
la CEPAL en su "transformación productiva con anteriores es la erosión y fragmentación de la propia
equidad", destaca que ese objetivo debe servir al de- Naturaleza. Deja de tener sentido usar ese término
sarrollo sustentable, pero lo entiende como un equi- por que la Naturaleza pierde cohesión, unidad y
librio entre formas de capital, entre ellos el capital atributos comunes. Ella es desagregada en distintos
natural (CEPAL, 1991). Al considerar el ambiente componentes y referidas a distintos conceptos. Espe-
24 EDUARDO GUDYNAS

cialmente la visión economicista, en tanto utilitaris- ward O. Wilson (1988). El concepto se popularizó y
ta, sólo se reconoce aquellos elementos que posean en muchos casos suplantó al término Naturaleza. Es
un valor económico, sea actual o potencial. Este én- importante observar, por ejemplo, que durante la
fasis guarda muchas similitudes con las posturas uti- Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente
litaristas comunes en los siglos XVIII y XIX. y Desarrollo de 1992 (Rio de Janeiro), se firmó un
tratado internacional que no se denominó "Conven-
Además, cada uno de esos componentes debe te- ción sobre la Naturaleza" sino "Convención sobre la
ner dueños, proponiéndose derechos de propiedad Biodiversidad".
sobre las formas de vida y los ecosistemas. En espe-
cial las tendencias del ambientalismo neoliberal o El concepto de biodiversidad encierra tres dife-
del libre mercado bregan por una asignación de pro- rentes tipos de elementos: por un lado a las distintas
piedad extensa sobre la Naturaleza, lo que permitiría especies de fauna, flora y microorganismos; en se-
una gestión económicamente más eficiente del me- gundo lugar, a la variabilidad genética que posee ca-
dio ambiente. Tradicionalmente una persona podía da una de esas especies; y finalmente, a los ecosiste-
ser propietaria de una finca o un predio, pero nunca mas, incluyendo a las especies pero también a los
se entendió que era dueña de un ecosistema o de to- elementos físicos. Es obvio que este concepto está le-
da una especie. En la nueva versión defendida por jos de describir un único atributo del ambiente, sino
neoliberales y neoclásicos, la propiedad puede existir que es extremadamente amplio. Sin embargo tam-
sobre un ecosistema (con ejemplos en la asignación bién ofrece una imagen de unidad y coherencia; ge-
de propiedades sobre secciones de ecosistemas de nera la ilusión de un todo gestionable. Pero a la vez
ríos y cursos de agua), y en la forma más extrema, enfatiza la particularidad de la diversidad, donde el
sobre variedades genéticas de especies vivas (paten- ambiente encierra múltiples pluralidades y cada re-
tes sobre microorganismos y cultivos). En ese caso presentación de la vida es singular y debe ser conser-
ni siquiera el ser vivo completo es de interés, sino al- vada. De todas manera no evita una visión fragmen-
guno de sus atributos genéticos, los que pueden ser tada del entorno natural, sea como conjunto de se-
comercializados, y por lo tanto se los regula por me- res vivos como en sus diferentes atributos genéticos.
dio de patentes y otros derechos de propiedad. La Por esta razón, el concepto de biodiversidad puede
reducción de la propiedad y de la gestión a nivel de igualmente ser manejado sin problemas por las
los genes es un ejemplo de una extrema fragmenta- perspectivas economicistas, enfatizando sus valores
ción de la vida. económicos.

Las nuevas visiones de la Naturaleza La preocupación por la extinción de especies de


fauna y flora y la desaparición de ecosistemas em-
A pesar de la impronta de la ideología del pro- blemáticos (especialmente la deforestación amazóni-
greso y su concepción antropocéntrica de la Natura- ca), contribuyó al redescubrimiento de la Naturaleza
leza, en los últimos años se han generado nuevas Latinoamericana como espacios silvestres. Esta co-
ideas. Algunas intentan romper con las visiones tra- rriente fue promovida por varios científicos y mili-
dicionales descritas más arriba, y a veces lo hacen tantes conservacionistas, buscando mantener intoca-
apelando a valores propios en la Naturaleza. Estos dos distintos sitios que consideraban silvestres y
cambios son importantes, ya que en las conceptuali- aparentemente intocados por las poblaciones huma-
zaciones anteriores la Naturaleza usualmente era un nas. Esta corriente apela a términos como silvestre o
predicado, y en estas nuevas visiones se intenta con- salvaje para referirse a la Naturaleza. Las distincio-
vertirla en un sujeto. En esta sección no se analizan nes entre esas dos palabras son importantes. Silves-
todas las nuevas corrientes (algunas escapan a las tre alude a los seres u objetos que ocurren de mane-
posibilidades de análisis del autor; otras requieren ra natural, que no son cultivados ni domesticados, y
estudios particulares, como pueden ser la eco-teolo- deriva del latín silvestris, que significa originario del
gías o el ecofeminismo). bosque (silva= bosque). En cambio, el término sal-
vaje por mucho tiempo poseía un componente ne-
Es necesario comenzar por el concepto de biodi- gativo, al referirse a aquello que es primitivo, feroz o
versidad. Originado entre biólogos preocupados por brutal. El vocablo proviene del latín vulgar salvaticus
temas ambientales, cobró notoriedad con una publi- que deriva de silvaticus, y que también se refiere al
cación de la Academia de Ciencias de los Estados bosque. En los siglos XVIII y XIX lo que se buscaba
Unidos, editado por el conocido entomólogo Ed- precisamente era domeñar todo lo salvaje que ence-
ECOLOG!A, ECONOM!A Y ÉTICA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE 25

rrara la Naturaleza. En este nuevo redescubrimiento protegidas Latinoamericanas poseen poblaciones


el concepto de salvaje dejó de tener un sentido nega- humanas en su interior. A los grupos indígenas se les
tivo, y era buscado como la mejor opción para la deben sumar mestizos con colonizadores y descen-
conservación. Todavía más, algunos apuntaron a dientes de portugueses, españoles y africanos, que
una Naturaleza sin personas en ella. Este tipo de desde hace siglos utilizan áreas naturales por medios
posturas han sido promovidas tanto por grupos am- que hoy se denominan como "tradicionales': como
bientales como por algunos círculos académicos, y siringueiros, castanheiros, etc. Todos ellos poseen su
cuenta con un gran apoyo en los Estados Unidos, propios acervo de conocimientos de enorme valor
Canadá y otros países europeos. Sus defensores mez- para cualquier tarea volcada a la sustentabilidad.
clan muchos deseos y aspiraciones. Son comunes las
invocaciones a la "Madre Tierrá' como lugar silves- El énfasis en los sitios silvestres llevaba a conce-
tre que es "violado" y mancillado por los seres hu- birlos como la "verdadera" Naturaleza, y en ella tan-
manos. to las personas, como sus productos (sea un predio
ganadero o una parcela cultivada), no representaban
La Naturaleza es puesta además como un espacio la verdadera esencia de lo silvestre. Por lo tanto, se
idílico, donde predomina la cooperación y la sim- rechaza la presencia de seres humanos, y la conser-
biosis entre los seres vivos, y que debería servir co- vación queda acotada hasta restringirla a la preser-
mo ejemplo a la humanidad. La depredación, en vación. En muchos casos, la adjetivación de silvestre
tanto violencia, o la agresión y la competencia, se- en realidad correspondería a percepciones de grupos
rían la excepción. Precisamente las relaciones coope- urbanos que viven lejos del contacto con la Natura-
rativas que dominarían en la Naturaleza son las que leza (Gómez Pompa y Kaus, 1992). A pesar de este
deberían servir de ejemplo a los seres humanos para debate, en América Latina la polémica no ha avanza-
construir una nueva sociedad (un buen ejemplo de do más profundamente, como se observa en el he-
esta trasposición desde la Naturaleza al mundo so- misferio norte (por ejemplo, Burk, 1994; Cronon,
cial es Bookchin, 1990). 1995; Sessions, 1997).

Muchas organizaciones de conservación de la re- Otras corrientes novedosas sobre la Naturaleza se


gión así como internacionales (especialmente WWF, han inspirado en las concepciones indígenas y cam-
Conservation International y The Nature Conser- pesinas. En ellas se presta atención tanto a los con-
vancy) enfatizaron el trabajo sobre "áreas silvestres': ceptos sobre el entorno que poseen esos grupos, co-
La presencia de grupos indígenas y campesinos den- mo a las formas de relacionarse con el ambiente. En
tro de los parques nacionales y áreas protegidas pa- estas aproximaciones el ser humano vuelve a ser un
saron a ser vistas como un problema, ya que no en- elemento más dentro de la Naturaleza, y en varias de
cajaban en su visión de una Naturaleza sin personas. ellas se pone en discusión la dualidad que la separa
Un examen crítico de estas posturas muestra que, en del ser humano.
realidad, las áreas llamadas "silvestres" en América
Latina han sido hogar de grupos indígenas desde Estas posturas se basan en vivencias de pertenen-
tiempos ancestrales. Para esas comunidades esos si- cia y empatía con el entorno, y la religiosidad hacia
tios no son "salvajes': sino que son su hogar (Die- el ambiente, encontrada en varios de estos grupos.
gues, 1996). Prácticamente todos los ambientes lati- Por ejemplo, en los Lamas, de las ladera andino-
noamericanos han sido ocupados por el ser huma- amazónicas no hay jerarquías verticales, concibién-
no. Los bosques tropicales han sido el habitat de va- dose parte de la Naturaleza. Los Lamas conversan
rios grupos indígenas por miles de años; Mesoamé- con los árboles o la laguna, y entienden que en ese
rica y la región Andina mantuvieron y mantienen diálogo hay cosas para decirse; los jóvenes deben ir
extensas poblaciones indígenas que han modificado al bosque para presentarse ante él, y a la laguna se le
esos ambientes de manera intensa y extensa; y otro habla con sigilo para no despertarla (Rengifo, 1995).
tanto se observa en las demás regiones del continen- Hay reglas de apropiación que se vinculan a esque-
te. Desde tiempos pre-hispánicos se han sucedido mas religiosos, mitos y sistemas de tabúes y prohibi-
distintas formas de aprovechamiento humano, desde ciones, que en general determinan niveles reducidos
la caza y recolección hasta la agricultura intensiva de impacto sobre el entorno (Rengifo, 1995). Este ti-
asistida por terrazas y regadíos. Las poblaciones in- po de informaciones han llevado a poner en primer
dígenas en la actualidad son estimadas en más de 45 plano relaciones que se consideran simbióticas y
millones de personas; además el 86% de las áreas equilibradas con la Naturaleza. La recuperación de
26 EDUARDO GUDYNAS

esos vínculos anularía el antropocentrismo occiden- fertilidad. La esposa de Ausangati es la Pacha Tierra,
tal y abriría las puertas a una nueva relación con el una divinidad de mayor jerarquía que Pacha Mama;
ambiente. preserva la fertilidad de la tierra, y su carácter es
bondadoso. La Pacha Mama, de menor jerarquía,
Una revisión crítica de estas posturas muestra posee un carácter ambivalente, en tanto puede ser
que en algunos casos se ha llegado a exageraciones agresiva (León Caparó, 1994). En ese contexto,
donde se suponía que todos lo grupos indígenas co- cuando se hacen las invocaciones a la Pacha Mama
rrespondían a la imagen del "noble salvaje" con una en realidad se pide por una buena cosecha, y en ello
relación simbiótica con el entorno. Los ejemplos po- va implícita la alteración y manejo de la Naturaleza
sitivos que se descubrían en un grupo eran extendi- para convertirla en un espacio agropecuario.
dos como un atributo cierto a todas las etnias (ver
además a Buege, 1996). Consecuentemente se creó el El concepto de Pacha Mama está muy lejos de un
mito que los indígenas y campesinos eran la mejor vínculo de contemplación de una Naturaleza intoca-
guía para entender el entorno y gestionarlo, y que da. Por el contrario, en los Andes se enfrenta conti-
las concepciones occidentales debían ser re-elabora- nuamente el riesgo ambiental, lo que determina la
das siguiendo su ejemplo. La proliferación a fines de pérdida de cultivos, y con ello, la hambruna de la fa-
los años 80 de artículos de divulgación sobre los Ya- milia y la comuna. Las condiciones ecológicas andi-
nomami amazónicos, en el sentido de la armonía y nas limitan severamente las opciones productivas
la coexistencia, constituyen un buen ejemplo. (limitaciones en fertilidad del suelo, niveles de ero-
sión potenciales altos, variabilidad en la insolación y
Este apego por las posturas idílicas y edénicas de en disposición de agua, fluctuaciones térmicas im-
indígenas y campesinos olvida varios hechos. Unos portantes, etc.). Pacha Mama y el sistema del que
son históricos, y tal como se mencionó arriba, en forma parte apunta a que las intervenciones que rea-
muchos casos esos grupos realizaron una extensa y liza el grupo aseguren la cosecha. Cuando no se tra-
profunda modificación del entorno. Otras son de- baja adecuadamente la tierra, no sólo se pone en
mográficos, ya que sus reducidas poblaciones deter- riesgo a la propia familia, sino a la comuna, y ello
minan a su vez presiones menores sobre el ambien- incluso es penado socialmente.
te. Finalmente, hay limitantes tecnológicas, ya que la
tecnología a disposición de ellos también limitaba Posturas que se generan en el hemisferio norte,
las alteraciones sobre el entorno. como la que ilustra elocuentemente Apffel-Marglin
(1998) invocando una relación dialógica y equilibra-
Un ejemplo ilustrativo es la repetida invocación da con el ambiente, ejemplifican la reivindicación de
de la Pacha Mama como sinónimo de una relación ciertos aspectos culturales que sirven a las metas del
equilibrada y simbiótica con la Naturaleza. La Pacha discurso ambientalista, pero que olvida otras mani-
Mama es presentada a veces como el sucedáneo a los festaciones que son contradictorias con esos propó-
conceptos occidentales y ejemplo a seguir por todos. sitos. Estas posiciones contribuyen a generar lo que
Sin embargo un examen atento de la realidad andina Soulé (1995) ha denominado el "mito de la inferio-
demuestra un cuadro mucho más complejo. Esta ridad moral occidental", donde se presupone que to-
concepción debe entenderse en la propia cosmovi- das las concepciones originalmente europeas de re-
sión andina, donde hay diferentes creencias entre los lación con la Naturaleza son las responsables de la
grupos étnicos, e incluso diferencias a su interior, destrucción ecológica del Nuevo Mundo, y en con-
con distintas influencias del catolicismo resultante traste con ellas, los grupos indígenas y campesinos
de la conquista española. También debe atenderse (junto a las culturas orientales) serían ejemplos de
que Pacha Mama es parte de un complejo de deida- coexistencias armoniosas.
des y no puede ser entendida en forma aislada. Por
ejemplo, en un estudio detallado de una comunidad Un análisis desapasionado muestra situaciones
peruana, León Carapó (1994) describe que en la ac- más heterogéneas, ya que hay tanto ejemplos de coe-
tualidad este sistema incluye a la Pacha Mama y una xistencia armoniosa como de altos impactos am-
hermana gemela, Pacha Tierra, ambas femeninas, y bientales. No puede olvidarse que la cultura andina
subordinadas a dos divinidades masculinas: Ausan- apunta a intervenir el entorno y reducir al mínimo
gati, el creador del universo, de carácter bondadoso el azar. Esto se expresa en el sistema de creencias con
y protector del equilibrio de la Naturaleza, y Qañiq- la dualidad del mundo entre el ámbito del maíz (sa-
way, de emociones ambivalentes y responsable de la ra) o el espacio de la maleza ( cara), uno es el orden
ECOLOG!A, ECONOM!A Y ÉTICA DEL DESARROLLO SOSTENIBLE 27

que asegura el alimento, el otro es el desorden natu- (por ejemplo, H.D. Thoreau) e inicios del siglo XX
ral que puede llevar al hambre. Es el ser humano (por ejemplo Aldo Leopold), otro tanto debería ha-
quien intenta forzar los destinos, siempre hacia el cerse en nuestros países. En ese sentido es importan-
espacio del sara (Kusch, 1986). La consecuencia ha te rescatar la figura del boliviano Man Césped, que
sido que los ambientes que hoy llamamos "silves- se comentará más adelante. También es importante
tres" en muchos sitios de América Latina en realidad el argentino Rodolfo Kusch, cuyas preocupaciones se
son el producto de la acción humana a lo largo de originaron desde la antropología, pero comprendió
milenios. Por cierto que la apelación a conceptos co- que toda cultura presupone un ambiente, y por esa
mo Pacha Mama u otros similares, posee importan- razón habla de la geocultura. En sus posturas esa
tes valores para ayudar a la búsqueda de alternativas, geocultura se construye desde los grupos populares
pero eso no puede justificar caer en reduccionismos especialmente grupos indígenas y campesinos (ana-
del mismo tipo que se critican en las actitudes occi- lizando con detalle las tradiciones andinas), y recha-
dentales. Por lo tanto es importante avanzar por un zando los aportes de origen europeo (Kusch, 1986).
punto medio, donde la perspectiva de la sustentabi- En el mismo sentido apuntan los actuales progra-
lidad no debería caer en el extremo del "noble sal- mas de recuperación de cosmovisiones indígenas y
vaje" ni en la posición que rechaza la importancia campesinas (un caso ilustrativo es el programa
de las comunidades locales, ya que los seres huma- Campas; una revisión se ofrece en Rocha, 2001).
nos son parte del ambiente (Gómez Pompa y Kaus,
1992). Más allá de esas distintas situaciones, en es- En las tradiciones nativas de América Latina un
pecial las visiones andinas tienen el mérito de enfo- destacado ejemplo está representado por las anti-
carse bajo la perspectiva de seres humanos en tareas guas creencias de los guaraníes sobre el sí-mismo
productivas que son parte del ambiente, y no en- (entendido como su concepto de persona). Esta et-
frentados a éste, tal como sucede con las visiones nia se distribuye actualmente en bosques subtropi-
europeas. cales y savanas del sur de Bolivia y Brasil, Paraguay,
y norte de Argentina. La evidencia disponible mues-
En otros casos se ha generado una visión organi- tra que en tiempos pre-hispánicos, este grupo pre-
cista de la Naturaleza. Existen varios ejemplos a ni- sentaba un concepto del sí-mismo y del ambiente
vel de grupos indígenas, pero también en la tradi- donde uno contiene al otro. En efecto, en los guara-
ción occidental, tal como lo ilustra la hipótesis de níes el sí-mismo (teko) era inseparable del ambiente
Gaia de J. Lovelock (1983). Esta idea sostiene que to- (teko-ha). La autodefinición de la persona requería
do el planeta constituye un sistema que se auto-re- un ambiente. Este es un caso de sí-mismo expandi-
gula, con propiedades emergentes que recuerdan a do en el sentido de alcanzar el ambiente inmediato,
un cuasi-organismo de nivel superior. La vida mis- lo que era indispensable para la vida. Sin un habitat
ma, como un conjunto, no sólo se adapta a las con- natural no podría existir la persona; sin teko-ha no
diciones del entorno, sino que es capaz de generar podía haber un teko. El teko-ha era además un espa-
sus propios ambientes. Este concepto posee algunas cio comunal, con corrientes de agua y árboles, y
convergencias con el de biósfera, y el de cuasi-orga- ofrecía además el sustento a otros conceptos, como
nismo en la ecología vegetal de principios de siglo. las normas morales ( teko ñemboro'y) o la buena vida
Ha tenido un reducido impacto en América Latina, (teko bratu). Se ha documentado bastante bien có-
a pesar de la gran discusión académica que se sucede mo la colonización cultural española modificó estas
en el hemisferio norte. Pero es importante en tanto creencias, en particular por la imposición religiosa
también contribuye a reconocer valores intrínsecos (véase Meliá, 1986).
en el ambiente.
Creación social de la Naturaleza
Los aportes más importantes en los últimos años
rompen con el antropocentrismo y reconocen valo- La breve revisión de este capítulo demuestra que
res propios en la Naturaleza, y por ello son llamados hay muchas concepciones sobre la Naturaleza. Hay
biocéntricos. Uno de los promotores más conocidos quienes la ven como un mero agregado de elemen-
es el filósofo noruego Ame Naess, animador de la tos, otros como un "super-organismo"; para algunos
llamada "ecología profunda'' (por ejemplo, 1989). En está al servicio de las personas, mientras que para
América Latina esta discusión todavía es muy re- otros posee derechos. Esta diversidad además se co-
ciente. Pero así como en el hemisferio norte se ha rrelaciona con matrices culturales (no es la misma la
rescatado la posición de pensadores del siglo XIX percepción y valoración de un vecino de Sao Paulo,
28 EDUARDO GUDYNAS

que la de un indígena miskito). Incluso dentro de constituye una forma de dualismo. Es el ser humano
una misma matriz cultural, como es la occidental de el que se reconoce como distinto y se separa del res-
origen europeo, hay una tendencia a que las concep- to, al que llama Naturaleza. Es precisamente esa dis-
ciones de la Naturaleza sean espejo de las aprecia- tinción la que es motivo de crítica por varios auto-
ciones de la sociedad (Worster, 1995). También hay res, con lo que se pone en cuestión la noción misma
diferencias en cómo un sitio es evaluado por quie- de Naturaleza, al menos en el sentido actual de la
nes viven en él, y por quienes lo observan desde fue- palabra. Autores como Evernden ( 1992) postulan
ra (el paralaje cultural de Nabhan, 1995; véase ade- que ese dualismo es una construcción humana, y
más la misma intuición en Porto Gons;alves, 1990). que en realidad nunca podrá ser resuelto en tanto
no existe. Según Evernden, el dualismo "sólo existe
La categoría de Naturaleza es una creación social, por nuestra propia decisión': con el propósito de
distinta en cada momento histórico, cambiante de crear un concepto "contenedor", ya agrega: "Uno
acuerdo a cómo los hombres se vinculan con su en- puede incluso decir que no hay una 'naturaleza' y
torno. También se determina socialmente qué se que nunca la hubo':
considerará Naturaleza, y qué deja de serlo cuando
es artificializado (Cronon, 1995). La Naturaleza re- Más allá de esa advertencia, en la actualidad el
sulta ser una categoría propia de los seres humanos. paradigma de desarrollo tradicional usa el concepto
La inversa no existe: el concepto de ser humano no de Naturaleza (y sus asociados, como ambiente, re-
es una subcategoría de la Naturaleza. Como apunta cursos naturales, etc.). De esta manera se establece
Evernden (1992), el ser humano es el autor de la Na- una relación dialéctica entre los conceptos de Natu-
turaleza, y por consiguiente el responsable del dua- raleza y los de desarrollo, donde éstos se determinan
lismo que le permite separarse de ella. Apuntemos mutuamente. Esto es comprensible en tanto ambas
además que especialmente en América Latina, los clases de ideas se inscriben en una misma ideología.
humanos han sido también los autores "ecológicos" Tan humana es la Naturaleza que ella no escapa a las
de la Naturaleza en muchas áreas, al haber interveni- ideologías. Más allá de la diversidad de posturas so-
do en la configuración de los ecosistemas, seleccio- bre la Naturaleza, en muchos casos se pueden obser-
nado variedades de plantas y animales y moldeado var atributos comunes que se relacionan con la
el paisaje. ideología del progreso y la razón instrumental ma-
nipuladora. Segundo, también es evidente una plu-
El reconocer que hay una Naturaleza conlleva la ralidad de ideas sobre la Naturaleza, con una diversi-
noción de que ésta es distinta de las personas. Acep- dad internamente acotada dentro de la ideología del
tar que existe la Naturaleza es también aceptar una progreso, pero con otras que escapan por fuera de
separación entre ella y los seres humanos, lo que esos límites.

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