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Rodrigo Gómez estuvo al frente del Banco de México durante 18 años y fue un
enemigo de la inflación. Junto con Antonio Ortiz Mena, lideró un periodo de
progreso y estabilidad conocido como "desarrollo estabilizador" de 1954 a 1970.
Durante este tiempo, el ingreso per cápita, los salarios reales y el sector financiero
crecieron constantemente. El Banco de México aplicó una política monetaria
prudente y una estrategia de promoción que ayudó a proporcionar crédito no
inflacionario a actividades prioritarias y compensó las fluctuaciones de la
economía mundial. En 1958 se incorporó a las sociedades financieras el régimen
de encaje legal.
La década de 1970 y parte de la de 1980 fue un período de dificultades para el
Banco de México. Hasta 1982, los problemas se originaron en políticas
económicas excesivamente expansivas y en la obligación impuesta al banco
central de otorgar amplio crédito para financiar los déficits fiscales incurridos en
ese momento. Todo esto deterioró la estabilidad de precios y provocó dos severas
crisis de balanza de pagos en 1976 y 1982. A partir de 1983 las acciones se
dirigieron fundamentalmente a controlar la inflación, corregir los desequilibrios de
la economía y buscar recuperar la confianza de los agentes económicos.
A pesar de todo esto y, en algunos casos, para enfrentar los problemas existentes,
en las últimas décadas hemos sido testigos de importantes transformaciones
institucionales así como de trascendentes aportes del banco central a la economía
del país. Una de las iniciativas más destacadas del Banco de México fue la
creación en México de la denominada “banca múltiple” en 1976. Una vez
consumada la conversión de la banca, de especializada a múltiple, se inició un
programa de fusión de pequeñas instituciones. promovidas, orientadas a fortalecer
su solidez y asegurar una mayor competitividad en el sistema financiero.
La crisis financiera iniciada en Estados Unidos en 2007 por las hipotecas subprime
causó una caída en el mercado de valores y la intervención de los principales
bancos centrales del mundo para proporcionar liquidez. En 2008, el gobierno
estadounidense y la Reserva Federal tuvieron que rescatar a los intermediarios
hipotecarios. La decisión fue criticada por algunos argumentando que fomentaba
prácticas de inversión irresponsables. La insuficiencia de crédito afectó a las
economías globales.