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Crisis climática
Parque de energía eólica, en Lanzarote.
Raúl Rejón
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@raulrejon
Se trata de rebajar la causa del calentamiento global y adaptar el país a los cambios que
la alteración del clima ya está produciendo. Además, muchos de los cambios que
conlleva esta transición se han convertido en proyectos adecuados para captar fondos
europeos activados para la recuperación de la pandemia de COVID-19. "Hacer de la
recuperación europea un Green Deal", escribían diez ministros y ministras de Medio
Ambiente europeos el 9 de abril pasado, en medio del confinamiento por el embate del
SARS-CoV-2.
El texto prevé que se haga una revisión del camino en 2023 y pueda modificarse el
objetivo al alza. De hecho, las enmiendas parlamentarias han hecho que la reducción
pasara del 20 al 23%, pero la cifra no ha satisfecho a grupos ecologistas y algún partido
–como Más País-Equo– que pedían que esa reducción a medio camino antes de alcanzar
2030 fuera del 55% para asegurarse el objetivo final de llegar a casi el 100% a mitad de
siglo. "Es decepcionante la falta de ambición", ha dicho la diputada de Más País-Equo
Inés Sabanés tras la aprobación del texto en el Congreso.
La ley que marcha hacia el Senado dice que en 2050 el 100% de la electricidad en
España tendrá que generarse con fuentes renovables: agua, viento o sol. Y que en 2030,
el origen de la electricidad deberá ser limpio en un 74%
La mayor parte de los gases que España lanza a la atmósfera es producida al obtener
energía. Supone el 75% del total, según el último inventario nacional del Ministerio de
Transición Ecológica. Así que, para cumplir con los objetivos de esta ley, es obligatorio
cambiar la manera en que se consigue la energía: que emita muchos menos gases al aire.
La ley que marcha hacia el Senado dice que en 2050 el 100% de la electricidad en
España tendrá que generarse con fuentes renovables: agua, viento o sol. La primera
meta volante está en 2030, cuando el origen de la electricidad deberá ser limpio en un
74% –en un principio era el 70%–. Además, el 42% de toda la energía que se necesite
utilizar en España en ese 2030 ha de generarse con fuentes renovables, ya sea para
conseguir electricidad, para transporte o la producción de bienes en las fábricas. Y no
solo se apunta a la generación, sino que la ley obligará a mejorar la eficiencia en el uso
de la energía. En menos de una década, España debería estar usando un 39% menos de
energía si se quiere cumplir la ley.
La ley incluye artículos dirigidos hacia el transporte por carretera, que libera ahora al
aire en España unos 84 millones de toneladas de gases. En el año de referencia de 1990
fueron 51 millones. Por un lado, se marca el año 2040 como el límite para vender
automóviles con motores de combustión. Estos motores utilizan bien gasóleo
(responsable del 21% de todas las emisiones en España en 2019) o bien la gasolina (un
5% de las emisiones). Entre ambos suman un cuarto del total nacional. Con todo, la ley
no impide que los vehículos con esta tecnología fósil que ya estén en circulación antes
de ese año puedan continuar funcionando.
Al fin y al cabo, los turismos son los automóviles que más peso tienen en las emisiones
del transporte por superficie (casi dos tercios), seguidos por los vehículos pesados (un
30%) y, ya bastante más lejos, los vehículos ligeros y las motocicletas.
La ley marca, en cierta manera, la ruta para abandonar la dependencia del petróleo, así
que ha añadido la prohibición de buscar combustibles fósiles en territorio español. No
podrán concederse ya nuevas autorizaciones para hacer prospecciones o explotaciones
de hidrocarburos: el gas o el petróleo. Solo podrán mantenerse las que ya estuvieran
operativas antes de que esta norma entre en vigor. Estas disposiciones afectarán tanto a
los posibles proyectos que estaban dibujados en las áreas marinas costeras como los de
la técnica de la fractura hidráulica, el conocido como fracking. Además, el proceso
parlamentario ha incorporado el adiós a la minería del uranio (base de la energía
nuclear): ni exploración, ni investigación ni prórrogas para minerales radiactivos.
La cuestión es que adaptarse a los efectos del cambio climático se ha hecho cada vez
más perentorio. En este sentido, la ley conmina al Gobierno a evaluar estos efectos y
trazar planes que los amortigüen. El articulado pide que se analicen los riesgos que el
cambio climático ya está suponiendo para los ecosistemas, pero también para los
sectores socioeconómicos.
Etiquetas
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cambio climático
Publicado el
13 de mayo de 2021 - 06:00 h