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Capítulo 5: Una democracia en peligro.

En este capítulo el autor conecta la noción de desigualdad con la noción de desafección política, con el propósito
de advertirnos del peligro de que la desigualdad conlleve la caída del sistema democrático en Estados Unidos. ¿En
qué se basa Stiglitz para llegar a semejante conclusión? Parte del siguiente razonamiento: La política
refuerza las desigualdades en la medida en que se ocupa, recurriendo a una metáfora algo manida, de repartir la
tarta. Teniendo en cuenta que la política ha contribuido de manera más que significativa a aumentar- o al menos
mantener- las desigualdades en Norteamérica, existe la posibilidad de que esto desemboque en un grave
problema de desafección política en la base de la sociedad, de manera que los ciudadanos sientan que los costes de
participar no compensan al no obtener los resultados esperados. De esta manera, los únicos que asumirán los costes
serán los de arriba, ya que pueden permitírselo, y al ser los únicos que los asuman, los resultados les beneficiarán
directamente. La democracia puede convertirse más que nunca en un asunto de élites, y una democracia de élites
no es una democracia. Además de minar la democracia, el deterioro de la cohesión social puede redundar en un
descenso de la productividad, afectando de esa manera también a la economía nacional. Los medios de
comunicación juegan un papel importante a la hora de agravar esta situación, así como la corrupción y la
globalización. Esta última actúa deslegitimando las democracias, ya que los gobiernos nacionales tienen cada vez
menos margen de decisión en un escenario internacional, en el cual la soberanía de los Estados se ve coartada por
actores que no han sido elegidos de manera democrática. Según Stiglitz, la única manera de frenar los efectos de la
globalización en Estados Unidos es preservar la democracia y recuperar la influencia que tradicionalmente ha
tenido el país sobre el resto del mundo. Por supuesto, lo que Stiglitz no nos dice es que la influencia de Estados
Unidos sobre el resto del mundo puede ayudar a la democracia nacional americana, pero desde luego tiene efectos
negativos para las democracias sobre las que ejerza su influencia, minando su legitimidad en la medida en que
Estados Unidos impone o condicionas decisiones a los Gobiernos de otros Estados, sin derecho alguno a hacerlo.
Lo que Stiglitz propone es entonces una suerte de “mejor tú que yo”, en la que América debe defender su propia
soberanía a costa del resto de países del mundo, una actuación de ningún modo justificable, pero que ha
caracterizado la política exterior norteamericana de manera histórica.
Capítulo 6: 1984 está al caer.
Este capítulo se centra en el modo en que los integrantes del 1% superior del estrato social condicionan y modelan
las ideas imperantes en la sociedad de la forma que más les conviene. Según Stiglitz, éstos moldean las ideas sobre
lo que es justo y eficiente, los puntos fuertes y flacos del Gobierno y el mercado e incluso el alcance de la
desigualdad en EEUU. El autor nos ofrece el siguiente dato para ilustrarnos: Tan sólo el 42% de los
estadounidenses opina que la desigualdad ha aumentado en los últimos 10 años. El mundo subestima el aumento de
desigualdad que ha venido produciéndose en la última década, nos dice Stiglitz. En resumen, aquellos a quienes
beneficia la desigualdad modelan la percepción que la ciudadanía tiene sobre este fenómeno para hacerlo menos
grave y más aceptable. Para ilustrarnos mejor, se pide a la ciudadanía que acepte las medidas de austeridad como
algo necesario, un esfuerzo para superar la crisis económica, porque no se pueden presentar estas políticas como
una manera de aumentar la desigualdad en beneficio de aquellos que las dictan.
Esta manipulación conceptual se realiza mediante la educación, los medios de comunicación y otros
canales menos visibles. A este proceso lo bautiza Stiglitz como “batalla de ideas”, y le atribuye dos objetivos:
movilizar a los creyentes y convertir a los indecisos. El autor identifica una gran batalla concreta dentro del
proceso general: La batalla entre los que creen en el correcto funcionamiento del libre mercado y aquellos que
creen en el papel del Gobierno como regulador. Para Stiglitz, la conclusión que debe sacarse es que un término
medio entre mercado y regulación gubernamental es la mejor solución y puede ser beneficioso para todos.

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