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Gripe estacional

La gripe es una infección viral. A veces se usa el término "gripe" para


referirse a cualquier tipo de enfermedad leve, como un resfriado o
un virus estomacal, que tiene síntomas similares a los de la gripe. Pero la
gripe verdadera es diferente. Los síntomas de la gripe suelen ser peores
que un resfriado y duran más tiempo. La gripe no suele causar vómito ni
diarrea en adultos.

La mayoría de los brotes de gripe ocurren al final del otoño y en el


invierno. Dado que los síntomas podrían no manifestarse por unos
cuantos días, usted puede contagiar la gripe a otras personas antes de
que sepa que la tiene.

¿Qué son las vacunas inactivadas contra la Gripe?

En la actualidad hay tres tipos de vacunas inactivadas contra la Gripe (figura 3). El primer tipo
contiene virus enteros inactivados que son muy inmunogénicas pero al ser enteras altamente
reactogénicas, lo que limita su aplicación y por eso ya no se comercializan en España. El segundo
tipo son las vacunas de virus inactivado fragmentado (split), que son menos rectogénicas que las
de virus enteros. El tercer tipo corresponde a las vacunas formadas por subunidades y están
compuestas por los antígenos de superficie, del virus de la Gripe, purificados H y N que varían en
función de las cepas recomendadas cada temporada por la OMS. Estas vacunas son mucho menos
rectogénicas que las anteriores, aunque también son menos inmunogénicas

Patógeno
Hay cuatro tipos de virus de la gripe estacional: A, B, C y D. Los causantes de las
epidemias estacionales son los virus gripales de tipo A y B.

 Los virus de la gripe A se clasifican en subtipos en función de las


combinaciones de dos proteínas de su superficie: la hemaglutinina (HA) y la
neuraminidasa (NA). Los subtipos actualmente circulantes en el ser
humano son el A(H1N1) y el A(H3N2). El A(H1N1) también se conoce como
A(H1N1)pdm09, pues fue el causante de la pandemia de 2009 y
posteriormente sustituyó al virus de la gripe estacional A(H1N1) que
circulaba hasta entonces. Todas las pandemias conocidas han sido
causadas por virus gripales de tipo A.
 Los virus de tipo B no se clasifican en subtipos, pero los circulantes
actualmente pueden dividirse en dos linajes B/Yamagata y B/Victoria.
 Los virus de tipo C se detectan con menos frecuencia y suelen causar
infecciones leves, por lo que carecen de importancia desde el punto de
vista de la salud pública.
 Los virus de tipo D afectan principalmente al ganado y no parecen ser
causa de infección ni enfermedad en el ser humano.

¿Hay niños y adolescentes de alto riesgo para la Gripe?

Ya hemos comentado como por su epidemiología, la Gripe es una enfermedad de gran


interés en Pediatría, sobre todo en los niños muy pequeños, menores de 1 año, los cuales
en las epidemias de Gripe generan tantas hospitalizaciones como los adultos con factores
de riesgo. La severidad de los síntomas clínicos, es por lo general, mayor que la observada
en ancianos. La fiebre suele ser más alta, y otros síntomas como, los gastrointestinales,
otitis media y miositis, son más frecuentes. Los niños también se identifican como uno de
los principales vectores de la transmisión de la Gripe en la comunidad. Se ha demostrado
que los niños en edad escolar, son la vía principal de introducción de la Gripe en el seno
familiar, ya que los ratios de infección gripal son de 2 a 4 veces mayores en niños en edad
escolar que en adultos. Los niños, liberan una mayor cantidad de virus gripal durante más
tiempo que los pacientes de otros grupos de edad, contribuyendo, en mayor medida, a la
diseminación de la Gripe. Además existen pacientes infanto-juveniles que son de alto
riesgo y que por lo tanto deben ser vacunados anualmente, tales como: – niños y
adolescentes con enfermedad cardíaca o pulmonar crónica, incluida el asma – niños y
adolescentes con enfermedad metabólica crónica, enfermedad renal, hemoglobinopatías
o inmunodepresión incluidas infección VIH y cáncer – niños y adolescentes en tratamiento
prolongado con Aspirina – niños por debajo de 2 años – adolescentes gestantes que
estarán en el 2º ó 3º trimestres de gestación durante la estación epidémica Asimismo la
vacunación antigripal se deberá administrar a los adultos en las siguientes situaciones: –
mayores de 55 años – mujeres que estén en el 2º o 3º trimestres de embarazo durante la
estación gripal – trabajadores sanitarios y personas que pueden trasmitir la enfermedad a
otras de alto riesgo tales como trabajadores de Instituciones geriátricas, cuidadores y
familiares de enfermos crónicos, de personas mayores, etc

¿Cuáles son las principales complicaciones de la Gripe en la edad pediátrica?

La Gripe suele predisponer a Otitis media aguda (OMA) en más del 20% de los niños
menores de 6 años y estas OMA son bacterianas en 2/3 de los casos. Por esto toda OMA
asociada a Gripe, debe ser tratada con antibióticos. Otras complicaciones de la Gripe son:
exacerbación del asma, de la fibrosis quística, de las neumopatías crónicas. Asimismo
puede complicarse la gripe con una bronquiolitis, neumonía por el virus de la Gripe o por
sobreinfección bacteriana; con miositis (sobre todo por virus B); con miocarditis, mielitis
transversa, encefalitis, síndrome de Guillain-Barré, convulsiones febriles y con síndrome
de Reye en los niños que reciben Aspirina. A pesar de estas complicaciones, en muchos
países, solamente se vacunan anualmente la mitad o menos de los pacientes de alto
riesgo. Debemos sospechar una complicación en caso de persistencia del síndrome febril.
Las más habituales de todas las anteriormente referidas son las neumonías bacterianas
secundarias a la infección viral que se produce como consecuencia de la afectación de los
mecanismos de defensa del aparato mucociliar y de las lesiones necróticas de la mucosa
respiratoria que facilitan la colonización bacteriana, especialmente en las personas de
edad avanzada y en los que presentan factores de riesgo. Estas neumonías bacterianas
que complican la Gripe suelen deberse a S. aureus, H. influenzae b y S. p

La vacunación antigripal, es el medio más eficaz para prevenir la gripe. La vacuna se rediseña cada
año incluyendo los tres tipos de virus que se espera tengan mayor prevalencia ese año. Debido a
que los virus de la gripe sufren frecuentes mutaciones, la vacunación de la población debe
repetirse todos los años, utilizando una vacuna actualizada que incluya las tres cepas que aconseja
la O. M. S. ya sea para el hemisferio sur como para el hemisferio norte. Las vacunas antigripales
son vacunas inactivadas. La vacuna no puede provocar la gripe porque contiene solamente
partículas inactivadas, no contiene virus vivos. Se desarrollan a partir de virus fragmentados o
subunidades de vacunación que contienen proteínas antigénicas, hemaglutinina y neuramidasa.
Composición:

La vacuna antigripal siempre es trivalente, incluye un virus de tipo B y los dos subtipos de virus A
en circulación: A/H1N1 y A/H3N2.

Dosis:

Depende del fabricante, pero por lo general es de 0.25 ml para menores de 3 años de edad y de
0.50 ml para las personas de 3 y más años.
Vía de administración:

Vía intramuscular.

Conservación y almacenamiento:

Debe conservarse entre 2-8 0C y no debe ser congelada.

Se aconseja a: Distintos grupos de riesgo, como por ejemplo: · Personas mayores de 65 años de
edad. · Personas que viven en asilos o residencias colectivas para adultos. · Personal de la salud y
personal que atiende adultos mayores en asilos o residenciales. · Personas con patologías de
riesgo, cualquiera sea su edad: enfermedades pulmonares, cardíacas, diabetes, pacientes con
inmunodeficiencias o inmunosupresión, etc. · Niños de 6 meses a 4 años de edad. · Embarazadas
(en cualquier etapa del embarazo) · Personal de servicios esenciales. · Puérperas (primeros 6
meses) PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com Página 4 de 4 En los
menores de 8 años, si no fue vacunado correctamente en el año anterior se deberán aplicar dos
dosis separadas un mes entre sí.

Cuando vacunar:

Como la inmunidad que provoca la vacuna, disminuye después de algunos meses, la mejor época
para vacunar es el otoño. La mayoría de los vacunados adquieren protección contra la gripe,
aproximadamente dos semanas después de su aplicación y el nivel más alto de protección se
alcanza 4-6 semanas después de la vacunación.

Eficacia:

En general tiene una eficacia del 70 -90% en personas sanas menores de 60 años de edad. En los
mayores de esa edad la eficacia es menor pero la vacuna disminuye la aparición de complicaciones
ocasionadas por la gripe.

Efectos adversos:

La mayoría de las personas no presentan efectos secundarios a la vacuna. A veces aparece un


ligero dolor en el sitio de la inyección, dolor muscular, o fiebre moderada durante algunos días.
Los síntomas pueden comenzar 6-12 horas posteriores a la vacunación y mantenerse por 1-2 días.

Contraindicaciones:

No se aplica a menores de 6 meses de edad. Los virus son propagados en embrión de pollo, por
eso se contraindica su aplicación a personas con alergia comprobada al huevo. También se
contraindica a personas que hayan tenido una reacción moderada o severa después de una dosis
anterior de vacuna antigripal. Al igual que en otras vacunas, se debe postergar la vacunación a
personas que cursan una enfermedad febril aguda

MODO DE TRANSMISIÓN: Se transmite de persona a persona a través de la tos, estornudos y de


objetos directamente contaminados. PERIODO DE TRANSMISIBILIDAD: Aproximadamente cinco
días luego del inicio de los síntomas. SUSCEPTIBILIDAD: Universal. PERIODO DE INCUBACION: 2
días
COMPLICACIONES: Las principales complicaciones de la gripe son: - Complicaciones de las vías
respiratorias superiores: otitis media, sinusitis - Complicaciones pulmonares: neumonía bacteriana
secundaria. - Complicaciones extrapulmonares: descompensación de enfermedades subyacentes
(insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, diabetes, etc.)

Diagnóstico
La mayoría de los casos humanos de gripe se diagnostican por la clínica. Sin
embargo, otros virus respiratorios, como los rinovirus, el virus sincitial respiratorio,
los virus parainfluenza y los adenovirus, también pueden causar síndromes
gripales que dificultan el diagnóstico diferencial durante los periodos de baja
actividad gripal y fuera de las situaciones de epidemia.

Para establecer un diagnóstico definitivo es necesario obtener muestras


respiratorias adecuadas y realizar pruebas de laboratorio. La obtención,
almacenamiento y transporte adecuados de las muestras respiratorias es el primer
paso esencial para la detección de las infecciones por virus gripales mediante
pruebas de laboratorio. La confirmación se realiza habitualmente mediante
detección directa de antígenos, aislamiento del virus o detección del RNA
específico del virus por PCR-RT (reacción en cadena de la polimerasa con
retrotranscriptasa) en muestras de secreciones faríngeas, nasales o nasofaríngeas
o de aspirados o lavados traqueales. La OMS ha publicado diversas orientaciones
sobre las técnicas de laboratorio y las actualiza periódicamente.(3)

En el medio clínico se utilizan pruebas diagnósticas rápidas, pero su sensibilidad


es baja en comparación con la PCR-RT, y su fiabilidad depende en gran medida
de las condiciones de utilización.

Tratamiento
Pacientes con gripe estacional no complicada:

Los pacientes que no pertenezcan a grupos de riesgo deben recibir tratamiento


sintomático y ser advertidos de que, si presentan síntomas, se queden en casa
para reducir el riesgo de transmisión. El tratamiento se centra en el alivio de los
síntomas, como la fiebre. Si su estado se deteriora, deben buscar atención
médica. Los que pertenezcan a grupos con alto riesgo de padecer enfermedad
grave o complicaciones (véase más arriba) deben recibir antivíricos lo antes
posible, además del tratamiento sintomático.

Los pacientes con enfermedad grave o progresiva asociada a la gripe (es


decir, síndromes neumónicos, septicemia o exacerbación de enfermedades
crónicas subyacentes) también deben recibir antivíricos lo antes posible.

 Los inhibidores de la neuraminidasa, como el oseltamivir, deben


prescribirse lo antes posible (de forma ideal en las 48 horas siguientes a la
aparición de los síntomas) para maximizar los beneficios terapéuticos.
También puede considerarse su administración en pacientes que se
presenten más tardíamente.
 Se recomienda un tratamiento durante un mínimo de 5 días, ampliables
hasta que haya una mejoría clínica satisfactoria.
 Como se asocian a una prolongación de la eliminación del virus y a una
inmunodepresión que aumenta el riesgo de sobreinfección bacteriana o
fúngica, los corticosteroides no deben utilizarse de forma sistemática, a no
ser que estén indicados por otros motivos, como el asma.
 Todos los virus gripales circulantes en la actualidad son resistentes a los
antivíricos adamantínicos, como la amantadina y la rimantadina, por lo que
no se recomiendan como monoterapia.

El sistema mundial OMS de vigilancia y respuesta a la gripe (SMVRG) vigila la


resistencia de los virus gripales circulantes a los antivíricos para ofrecer
orientaciones oportunas sobre el uso de estos fármacos en el tratamiento y,
posiblemente, la profilaxis.

Prevención
La forma más eficaz de prevenir la enfermedad es la vacunación. Hay vacunas
seguras y eficaces que se vienen utilizando desde hace más de 60 años. La
inmunidad de origen vacunal se atenúa con el tiempo, por lo que se recomienda la
vacunación anual. Las más utilizadas en el mundo son las vacunas inyectables
con virus inactivados.

En los adultos sanos, la vacunación antigripal es protectora, incluso cuando los


virus circulantes no coinciden exactamente con los virus vacunales. No obstante,
en los ancianos la vacunación puede ser menos eficaz para prevenir la
enfermedad, aunque reduce la gravedad de la enfermedad y la incidencia de
complicaciones y muertes. La vacunación es especialmente importante en
personas con alto riesgo y en quienes las atienden o viven con ellas.

La OMS recomienda la vacunación anual en:

 embarazadas en cualquier fase de la gestación;


 niños de 6 meses a 5 años;
 mayores de 65 años;
 pacientes con enfermedades médicas crónicas;
 profesionales sanitarios.

Las vacunas antigripales son más eficaces cuando hay gran coincidencia entre los
virus circulantes y los virus vacunales. Debido a la naturaleza cambiante de los
virus gripales, el SMVRG —un sistema mundial de Centros Nacionales de Gripe y
Centros Colaboradores de la OMS— hace un seguimiento continuo de los virus
gripales circulantes en la población humana y actualiza la composición de las
vacunas dos veces al año.

La profilaxis con antivíricos antes o después de la exposición es posible, pero


depende de varios factores, como el tipo de exposición, el riesgo asociado a ella y
factores personales.

Además de la vacunación y el tratamiento antivírico, la gestión desde el punto de


vista de la salud pública incluye medidas de protección personal, como:

 Lavarse las manos frecuentemente y secárselas bien;


 Mantener una buena higiene respiratoria, cubriéndose la boca y la nariz al
toser o estornudar con pañuelos y desechándolos correctamente;
 Autoaislarse rápidamente en caso de malestar, fiebre u otros síntomas
gripales;
 Evitar el contacto con personas enfermas;
 Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.

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