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Conocer las partes de la Misa es muy importante para poder entenderla y vivirla como Dios
quiere.
LITURGIA DE LA PALABRA
Es con la qe inicia la Misa y consta de tres partes principales: las lecturas, la homilía y la
oración de los fieles.
1. Las Lecturas
Este es el momento en el que conocemos la Palabra de Dios. Hay tres lecturas durante la Misa:
La primera lectura. Se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de las
cosas que hizo Jesús. Esta lectura la escuchamos sentados. Después de la primera lectura se
lee o canta un salmo tomado del Libro de los Salmos del Rey David con el que alabamos a Dios.
La segunda lectura. Se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles o de
las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para conocer
cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús.
Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jésus nos enseñó. También nos ayuda a
entender mucas tradiciones de la Iglesia. Esta lectura también la escuchamos sentados.
Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que recuerda la
Resurrección.
El Evangelio. Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al cíclo litúrgico y narra
una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo
era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la
hace el sacerdote o el diácono y la escuchamos de pie.
2. La Homilía
En este momento nos ponemos de pie y nos unimos a las personas que están en Misa para pedir
juntos y en voz alta a Dios por las cosas que nos interesan a todos: el Papa, los enfermos, los
muertos, los pobres, etc. Debemos aprovechar ese momento para pedirle a Dios interiormente
también por lo que nosotros en particular necesitamos. Con esta oración se acaba la Liturgia de
la Palabra, para pasar a la Liturgia Eucarística.
LITURGIA EUCARÍSTICA
1. El Ofertorio
En esta parte de la Misa, se llevan las ofrendas, el pan y el vino al altar y el sacerdote se las
presenta a Dios ofreciéndoselas para que se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo.
Debemos aprovechar este momento para ofrecerle a Dios nuestra vida, nuestros propósitos e
intenciones, nuestro amor nuestras cualidades, para que Él las santifique y sirvan para el bien
de la Iglesia. Es el momento de ofrecerle interiormente un nuevo esfuerzo por alcanzar aquello
que me he propuesto espiritual y humanamnete. Estamos sentados.
2. La Consagración
3. La Comunión
Para saber aprovechar los grandes frutos espirituales que se nos dan a través
de la Celebración Eucarística, hay que conocerla, entender sus gestos y símbolos y
participar en ella con reverencia.
Aquí te ofrecemos una serie de recursos que pueden ayudarte...
RITOS INICIALES
Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y celebrar
la eucaristía Comprende:
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.
Procesión de entrada
Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de nuestra fe.
Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría.
Saludo inicial
Acto penitenfcial
Gloria
Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad de Él.
Oración / Colecta
Es la oración que el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, hace al Padre. En ella recoge
todas las intenciones de la comunidad.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y de
sus profetas.
Salmo
Segunda lectura
Evangelio
El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de Cristo. Al
finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús".
Homilía
Credo
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA I
.Tiene tres partes: Rito de las ofrendas, Gran Plegaria Eucarística (es el núcleo de toda la
celebración, es una plegaria de acción de gracias en la que actualizamos la muerte y
resurrección de Jesús) y Rito de comunión.
Presentación de dones
Prefacio
Epíclesis
El celebrante extiende sus manos sobre el pan y el vino e invoca al Espíritu Santo, para que
por su acción los transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.
Consagración
El sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de Jesús.
El pan y el vino se transforman en el cuerpo y en la sangre de Jesús.
Aclamación
Intercesión
Ofrecemos este sacrificio de Jesús en comunión con toda la Iglesia. Pedimos por el Papa,
por los obispos, por todos los difuntos y por todos nosotros.
Doxología
El sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, por Cristo, con él y en él, en la
unidad del Espíritu Santo. Todos respondemos: "Amén".
Padre nuestro
Comunión
Llenos de alegría nos acercamos a recibir a Jesús, pan de vida. Antes de comulgar hacemos
un acto de humildad y de fe.
Oración
Damos gracias a Jesús por haberlo recibido, y le pedimos que nos ayude a vivir en
comunión.
RITOS DE DESPEDIDA
Bendición
Despedida y envío
En la Santa Misa asistes al mismo Sacrificio que el de la Cruz: ¡Cristo que se ofrece al
Padre por ti y por mí!. En la Misa actúa la Santísima Trinidad: por voluntad del Padre y con
la cooperación del Espíritu Santo, el Hijo se ofrece. Están además, la Virgen Madre de Dios
y Madre nuestra. Los ángeles se unen también a este acto de adoración que todas las
criaturas -desde donde sale el sol hasta el ocaso - tributamos llenos de alegría. Es el centro
de la vida de la Iglesia. Amar la Santa Misa es amar a Jesucristo.
La Iglesia participa en el Evangelio de su Maestro no sólo mediante la fidelidad a la Palabra,
y por medio del servicio a la verdad, sino igualmente mediante la sumisión, llena de
esperanza y de amor, participa en la fuerza de la acción redentora, que Él había expresado
y concretado en forma sacramental, sobre todo en la Eucaristía. Toda la vida sacramental
de la Iglesia y de cada cristiano alcanza su vértice y su plenitud en la Eucaristía.
Intenta no sólo asistir, sino vivir el Santo Sacrificio de la Misa. Aprende a meterte en las
palabras y oraciones. Si los que estamos en Misa, realmente la vivimos, el mundo - cada
uno de nosotros- será notablemente mejor. Porque una Misa tiene valor infinito, ya que allí
se ofrece al mismo Jesucristo el Hijo de Dios.
La Eucaristía nos educa en el amor al prójimo de un modo más profundo, demuestra que
valor debe tener a los ojos de Dios todo hombre, si Cristo se ofrece a sí mismo de igual
modo a cada uno. Si nuestro culto es auténtico, debe hacer aumentar en nosotros la
conciencia de la dignidad de todo hombre.
Aprendamos a descubrir con respeto la verdad del hombre interior, porque precisamente
este interior del hombre se hace morada de Dios presente en la Eucaristía. Cristo viene a
los corazones, y visita las conciencias de nuestros hermanos y hermanas. El sentido del
Misterio Eucarístico nos impulsa al amor al prójimo, el amor a todo hombre." P. Juan Pablo
II
Fines de la Misa
a) Adoración:
En la Misa ofrecemos a Dios como homenaje de nuestra adoración lo que Él mismo nos ha
dado; nada menos que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que tiene un valor infinito. En la
Misa podemos adorar a Dios como se merece, gracias a que Jesucristo quiso instituir el
Sacrificio y el Sacramento de la Eucaristía.
b) Acción de gracias:
En ella nos presentamos a Dios para darle gracias por sus innumerables dones espirituales
y materiales en unión con la Iglesia y con Cristo.
c) Petición de perdón:
Es evidente que somos pecadores, que ofendemos a Dios, que no tenemos méritos
personales, sin embargo, no nos llenamos de tristeza, pues podemos decir ¡Señor ten
piedad! Y tener la seguridad de ser escuchados y perdonados.
d) Súplicas:
¡Necesitamos tantas cosas! En esta tierra quien no puede mucho, acude a quien tiene
posibilidad de ayudarle. Nosotros tenemos pocos méritos, pero Cristo es el Hijo de Dios y
es "siempre escuchado en razón de su dignidad" (Heb 5,7). Por eso en la Misa acudimos
diciendo: "Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo que vive y reina contigo en unidad del
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos". Con esta recomendación, nosotros podemos
acudir confiados a quién todo lo puede.
La Santa Misa consta de dos partes: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística, tan
estrechamente unidas entre sí que constituyen un solo acto de culto; porque en la Misa se
prepara la mesa de la Palabra de Dios y el Cuerpo de Cristo, en la que los fieles son
instruidos y alimentados.
Ritos Iniciales:
La finalidad de estos ritos es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad y se
dispongan a oír como conviene la palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía.
Saludo: "El Señor este con vosotros", con este saludo y con la respuesta
del pueblo fiel, queda de manifiesto el misterio de la Iglesia congregada.
Liturgia de la palabra:
En la "mesa de la Palabra" Dios habla a su pueblo, le descubre el misterio de la redención y
salvación, y le ofrece alimento espiritual. Por el ministerio de la Palabra, Cristo está
presente entre nosotros. Por esta Palabra, que es de Dios, el Señor quiere que mejoremos
y da su respuesta a los problemas y situaciones de cada día, pues sólo Él "tiene palabras
de vida eterna" (Jn. 6,68).
Liturgia de la Eucaristía:
En la Última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y convite pascual, por medio del cual el
sacrificio de la cruz se hace continuamente presente en la Iglesia cuando el sacerdote, que
representa a Cristo, realiza lo que el mismo Señor hizo y encargó a sus discípulos que
hiciesen en memoria de Él. Es la parte principal de la Misa.
1.
3. Epíclesis: Con ella la Iglesia implora el poder divino para que los dones que
han ofrecido los hombres, queden consagrados, es decir, se conviertan en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la hostia inmaculada que se va a recibir en
la comunión sea para salvación de quienes la reciban. Expresamos nuestra fe en la
presencia real de Cristo arrodillándonos en señal de adoración al Señor ante este
misterio tan grande.
4. Narración de la institución y la consagración: Mediante las palabras y
acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que Cristo mismo instituyó en la
última Cena.
Rito de Comunión
Acabada la Santa Misa Jesucristo está en nosotros con su Cuerpo, con su Sangre, con su
Alma y con su Divinidad y esto debe llevarnos a estar algún tiempo recogidos en oración.
El Señor permanece dentro de nosotros unos minutos. Es lógico que nos sintamos
indignos, y por eso muy agradecidos de recibir tanto bien.
Aprovechemos ese momento, el más grande del día, para adorar al Señor, darle gracias,
pedirle perdón por nuestros pecados y pedirle toda clase de bienes materiales y
espirituales; para hacer actos de fe, de esperanza y de caridad. Se recomienda a los fieles
no descuidar, después de la comunión, una justa y debida acción de gracias, con un
tiempo de silencio, un himno o un salmo de alabanza.
Esto es algunas normas que debemos seguir al entrar al Templo, conociendo esto
podemos acercarnos un poco más a Dios y ser agradables a las demás personas con las
que convivimos, ya que pertenecemos a la misma Iglesia.