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La Misa, partes en que se divide

Autor: El tesoro de mi fe católica

Conocer las partes de la Misa es muy importante para poder entenderla y vivirla como Dios
quiere.

La Misa está dividida en dos partes: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística.

LITURGIA DE LA PALABRA

Es con la qe inicia la Misa y consta de tres partes principales: las lecturas, la homilía y la
oración de los fieles.

1. Las Lecturas

Este es el momento en el que conocemos la Palabra de Dios. Hay tres lecturas durante la Misa:

La primera lectura. Se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de las
cosas que hizo Jesús. Esta lectura la escuchamos sentados. Después de la primera lectura se
lee o canta un salmo tomado del Libro de los Salmos del Rey David con el que alabamos a Dios.

La segunda lectura. Se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles o de
las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para conocer
cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús.
Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jésus nos enseñó. También nos ayuda a
entender mucas tradiciones de la Iglesia. Esta lectura también la escuchamos sentados.
Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que recuerda la
Resurrección.

El Evangelio. Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al cíclo litúrgico y narra
una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo
era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la
hace el sacerdote o el diácono y la escuchamos de pie.

2. La Homilía

En este momento de la Misa, el sacerdote explica el significado de las tres lecturas y su


aplicación en nuestras vidas. La escuchamos sentados.

3. La Oración de los fieles

En este momento nos ponemos de pie y nos unimos a las personas que están en Misa para pedir
juntos y en voz alta a Dios por las cosas que nos interesan a todos: el Papa, los enfermos, los
muertos, los pobres, etc. Debemos aprovechar ese momento para pedirle a Dios interiormente
también por lo que nosotros en particular necesitamos. Con esta oración se acaba la Liturgia de
la Palabra, para pasar a la Liturgia Eucarística.

LITURGIA EUCARÍSTICA

La Liturgia Eucarística se divide en tres partes:

1. El Ofertorio

En esta parte de la Misa, se llevan las ofrendas, el pan y el vino al altar y el sacerdote se las
presenta a Dios ofreciéndoselas para que se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo.
Debemos aprovechar este momento para ofrecerle a Dios nuestra vida, nuestros propósitos e
intenciones, nuestro amor nuestras cualidades, para que Él las santifique y sirvan para el bien
de la Iglesia. Es el momento de ofrecerle interiormente un nuevo esfuerzo por alcanzar aquello
que me he propuesto espiritual y humanamnete. Estamos sentados.

2. La Consagración

Es el momento más solemne de la Misa; en él ocurre el misterio de la transformación real del


pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros para que
podamos estar muy cerca de Él. Es un misterio de amor maravilloso que debemos contemplar
con el mayor respeto y devoción. Debemos aprovechar ese momento para adorar a Dios en la
Eucaristía. Estamos de rodillas.

3. La Comunión

Significa "común unión". Al acercarnos a comungar, además de recibir a Jesús dentro de


nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

Misa y sus partes

Para saber aprovechar los grandes frutos espirituales que se nos dan a través
de la Celebración Eucarística, hay que conocerla, entender sus gestos y símbolos y
participar en ella con reverencia.
Aquí te ofrecemos una serie de recursos que pueden ayudarte...

RITOS INICIALES

Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y celebrar
la eucaristía Comprende:
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.

Procesión de entrada
Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de nuestra fe.
Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría.

Saludo inicial

Después de besar el altar y hacer la señal de la cruz, el sacerdote saluda a la asamblea.

Acto penitenfcial

Pedimos humildemente perdón al Señor por todas nuestras faltas.

Gloria

Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad de Él.

Oración / Colecta

Es la oración que el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, hace al Padre. En ella recoge
todas las intenciones de la comunidad.

LITURGIA DE LA PALABRA

Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y respondemos cantando,


meditando y rezando. Comprende

Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluya - Evangelio - Homilía -


Credo - Oración universal.

Primera lectura

En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y de
sus profetas.

Salmo

Meditamos rezando o cantando un salmo.

Segunda lectura

En el Nuevo Testamento, Dios nos habla a través de los apóstoles.

Evangelio

El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de Cristo. Al
finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús".
Homilía

El celebrante nos explica la Palabra de Dios.

Credo

Después de escuchar la Palabra de Dios, confesamos nuestra fe.

Oración de los fieles

Rezamos unos por otros pidiendo por las necesidades de todos.

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA I

.Tiene tres partes: Rito de las ofrendas, Gran Plegaria Eucarística (es el núcleo de toda la
celebración, es una plegaria de acción de gracias en la que actualizamos la muerte y
resurrección de Jesús) y Rito de comunión.

Presentación de dones

Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el cuerpo y la sangre de Cristo.


Realizamos la colecta en favor de toda la Iglesia. Oramos sobre las ofrendas.

Prefacio

Es una oración de acción de gracias y alabanza a Dios, al tres veces santo.

Epíclesis

El celebrante extiende sus manos sobre el pan y el vino e invoca al Espíritu Santo, para que
por su acción los transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.

Consagración

El sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de Jesús.
El pan y el vino se transforman en el cuerpo y en la sangre de Jesús.

Aclamación

Aclamamos el misterio central de nuestra fe.

Intercesión

Ofrecemos este sacrificio de Jesús en comunión con toda la Iglesia. Pedimos por el Papa,
por los obispos, por todos los difuntos y por todos nosotros.
Doxología

El sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, por Cristo, con él y en él, en la
unidad del Espíritu Santo. Todos respondemos: "Amén".

Padre nuestro

Preparándonos para comulgar, rezamos al Padre como Jesús nos enseñó.

Comunión

Llenos de alegría nos acercamos a recibir a Jesús, pan de vida. Antes de comulgar hacemos
un acto de humildad y de fe.

Oración

Damos gracias a Jesús por haberlo recibido, y le pedimos que nos ayude a vivir en
comunión.

RITOS DE DESPEDIDA

Son ritos que concluyen la celebración.

Bendición

Recibimos la bendición del sacerdote.

Despedida y envío

Alimentados con el pan de la Palabra y de la Eucaristía, volvemos a nuestras actividades, a


vivir lo que celebramos, llevando a Jesús en nuestros corazones

En la Santa Misa asistes al mismo Sacrificio que el de la Cruz: ¡Cristo que se ofrece al
Padre por ti y por mí!. En la Misa actúa la Santísima Trinidad: por voluntad del Padre y con
la cooperación del Espíritu Santo, el Hijo se ofrece. Están además, la Virgen Madre de Dios
y Madre nuestra. Los ángeles se unen también a este acto de adoración que todas las
criaturas -desde donde sale el sol hasta el ocaso - tributamos llenos de alegría. Es el centro
de la vida de la Iglesia. Amar la Santa Misa es amar a Jesucristo.
La Iglesia participa en el Evangelio de su Maestro no sólo mediante la fidelidad a la Palabra,
y por medio del servicio a la verdad, sino igualmente mediante la sumisión, llena de
esperanza y de amor, participa en la fuerza de la acción redentora, que Él había expresado
y concretado en forma sacramental, sobre todo en la Eucaristía. Toda la vida sacramental
de la Iglesia y de cada cristiano alcanza su vértice y su plenitud en la Eucaristía.

Intenta no sólo asistir, sino vivir el Santo Sacrificio de la Misa. Aprende a meterte en las
palabras y oraciones. Si los que estamos en Misa, realmente la vivimos, el mundo - cada
uno de nosotros- será notablemente mejor. Porque una Misa tiene valor infinito, ya que allí
se ofrece al mismo Jesucristo el Hijo de Dios.
La Eucaristía nos educa en el amor al prójimo de un modo más profundo, demuestra que
valor debe tener a los ojos de Dios todo hombre, si Cristo se ofrece a sí mismo de igual
modo a cada uno. Si nuestro culto es auténtico, debe hacer aumentar en nosotros la
conciencia de la dignidad de todo hombre.

"Debemos hacernos particularmente sensibles a todo sufrimiento y miseria humana, a


toda injusticia y ofensa, buscando el modo de repararlos de manera eficaz.

Aprendamos a descubrir con respeto la verdad del hombre interior, porque precisamente
este interior del hombre se hace morada de Dios presente en la Eucaristía. Cristo viene a
los corazones, y visita las conciencias de nuestros hermanos y hermanas. El sentido del
Misterio Eucarístico nos impulsa al amor al prójimo, el amor a todo hombre." P. Juan Pablo
II

Fines de la Misa  
a) Adoración:
En la Misa ofrecemos a Dios como homenaje de nuestra adoración lo que Él mismo nos ha
dado; nada menos que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que tiene un valor infinito. En la
Misa podemos adorar a Dios como se merece, gracias a que Jesucristo quiso instituir el
Sacrificio y el Sacramento de la Eucaristía.

b) Acción de gracias:
En ella nos presentamos a Dios para darle gracias por sus innumerables dones espirituales
y materiales en unión con la Iglesia y con Cristo.

c) Petición de perdón:
Es evidente que somos pecadores, que ofendemos a Dios, que no tenemos méritos
personales, sin embargo, no nos llenamos de tristeza, pues podemos decir ¡Señor ten
piedad! Y tener la seguridad de ser escuchados y perdonados.

d) Súplicas:
¡Necesitamos tantas cosas! En esta tierra quien no puede mucho, acude a quien tiene
posibilidad de ayudarle. Nosotros tenemos pocos méritos, pero Cristo es el Hijo de Dios y
es "siempre escuchado en razón de su dignidad" (Heb 5,7). Por eso en la Misa acudimos
diciendo: "Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo que vive y reina contigo en unidad del
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos". Con esta recomendación, nosotros podemos
acudir confiados a quién todo lo puede.

La Santa Misa consta de dos partes: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística, tan
estrechamente unidas entre sí que constituyen un solo acto de culto; porque en la Misa se
prepara la mesa de la Palabra de Dios y el Cuerpo de Cristo, en la que los fieles son
instruidos y alimentados.

Ritos Iniciales:  
La finalidad de estos ritos es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad y se
dispongan a oír como conviene la palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía.

 Canto de entrada: Su fin es abrir la celebración, fomentar la unión de


quienes se han reunido, elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio
litúrgico o de la fiesta.
 Beso al altar: El altar representa a Cristo siempre presente entre nosotros,
unirse al beso que da el sacerdote, como si se diera a Cristo mismo, con un intenso
deseo de permanecer siempre unidos a Él.Señal de la cruz: "En el nombre del Padre
y del Hijo, y del Espíritu Santo. Se invoca la presencia de la Santísima Trinidad, ya
que a Ella y a su gloria se dirige la Oblación, además se recuerda la Cruz de Cristo y
de su pasión de la que siguen todos los bienes.

 Saludo: "El Señor este con vosotros", con este saludo y con la respuesta
del pueblo fiel, queda de manifiesto el misterio de la Iglesia congregada.

 Acto penitencial: Breve pausa de silencio para recordar nuestros pecados,


los últimos que hemos cometido, y pedir perdón al Señor. Si lo hacemos bien
podemos alcanzar el perdón de los pecados veniales. Para disponernos a escuchar
su Palabra y a celebrar dignamente la Eucaristía constituidos en una comunidad.
También podemos pedir perdón por los pecados de todos los hombres.

 Gloria: Es un himno muy antiguo con el que la Iglesia congregada en el


Espíritu Santo glorifica a Dios Padre y al Cordero y le presenta sus súplicas. Se
canta o se recita los domingos fuera del tiempo de adviento y Cuaresma, las
solemnidades y fiestas y en algunas celebraciones especiales.

 Oración colecta: El sacerdote como mediador entre Dios y los hombres


presenta a Dios todas las acciones de su pueblo, todas sus peticiones.

Liturgia de la palabra:
En la "mesa de la Palabra" Dios habla a su pueblo, le descubre el misterio de la redención y
salvación, y le ofrece alimento espiritual. Por el ministerio de la Palabra, Cristo está
presente entre nosotros. Por esta Palabra, que es de Dios, el Señor quiere que mejoremos
y da su respuesta a los problemas y situaciones de cada día, pues sólo Él "tiene palabras
de vida eterna" (Jn. 6,68).

 Las lecturas: Tomadas de la Sagrada Escritura constituyen la parte principal


de la Liturgia de la Palabra. Dios habla para decir lo que espera de nosotros, y
disponernos interiormente a corresponder a sus dones.
Durante el tiempo ordinario las lecturas bíblicas de la Misa que preceden al
Evangelio se toman, del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento. Los
domingos y días solemnes, se hacen dos lecturas antes del Evangelio, una tomada
del Antiguo Testamento y otra del Nuevo Testamento. A la primera lectura sigue el
Salmo Responsorial, y a la segunda el aleluya, que se canta de pie.

 Lectura del santo Evangelio: Se escucha de pie, por reverencia a la Palabra


de Dios, haciendo antes la señal de la cruz cuando el sacerdote signa el libro santo,
se hace el signo en la frente pidiendo luz para entender el Evangelio y para creer en
él, en la boca para anunciarlo y confesarlo públicamente, en el pecho para que
amemos su Palabra y la conservemos siempre en el corazón. El Evangelio narra un
pasaje de la vida del Señor o de su doctrina, tal como escribieron por inspiración
divina los evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas o Juan.

 Homilía: Es la palabra del celebrante revestida con la autoridad de Cristo,


nos ayuda a descubrir -en base a los textos sagrados- lo que el Señor quiere de
nosotros. Es importante sacar alguna conclusión, un propósito personal para la
vida diaria.
 Credo: Es la profesión de las verdades de fe que creemos, tiende a que el
pueblo dé su asentimiento a la Palabra de Dios.

 Oración de los fieles: Ejercitando su participación en el sacerdocio real de


Jesucristo los fieles rezamos por toda la Iglesia, el Papa, los Obispos, por todos los
hombres y sus necesidades.

Liturgia de la Eucaristía:

En la Última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y convite pascual, por medio del cual el
sacrificio de la cruz se hace continuamente presente en la Iglesia cuando el sacerdote, que
representa a Cristo, realiza lo que el mismo Señor hizo y encargó a sus discípulos que
hiciesen en memoria de Él. Es la parte principal de la Misa.

 Ofertorio: Es la presentación del pan y el vino junto con nuestra acción de


gracias por todo lo que recibimos de Dios sin merecer nada, le ofrecemos a Dios lo
que Él mismo nos ha dado junto con nuestro ser.

 Plegaria Eucarística: Esta gran oración de acción de gracias y santificación


es el centro y cumbre de toda la celebración. Nos acercamos a este sacrificio que
ofrece el sacerdote y que ofrecemos nosotros. El sacrificio del Hijo al Padre
esperando que Dios reciba el sacrificio de dignidad infinita. Intensamente nos
acercamos al momento culminante del sacrificio.

 Prefacio: Es un diálogo a preparación para los actos que contiene el Santo


Sacrificio. Pedimos que el Señor esté con todos, pues nos acercamos al Santo de
los Santos, y si hasta aquí convenía que fuéramos puros y fervorosos, en adelante
deseamos acrecentar nuestro amor y tener levantado nuestro corazón a Dios.

Los principales elementos de que consta la Oración Eucarística pueden distinguirse de


esta manera:

1.

1. Acción de gracias: (Que se expresa sobre todo en el prefacio) en la que el


sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da las
gracias por toda la obra de salvación.

2. Aclamación: (Santo) esta aclamación la pronuncia todo el pueblo con el


sacerdote. "Todos los cristianos por la Comunión de los Santos, reciben las gracias
de cada Misa, la tierra y el cielo se unen para entonar con los ángeles un himno de
alabanza y de acción de gracias al Señor: Santo, Santo, Santo…

3. Epíclesis: Con ella la Iglesia implora el poder divino para que los dones que
han ofrecido los hombres, queden consagrados, es decir, se conviertan en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la hostia inmaculada que se va a recibir en
la comunión sea para salvación de quienes la reciban. Expresamos nuestra fe en la
presencia real de Cristo arrodillándonos en señal de adoración al Señor ante este
misterio tan grande.
4. Narración de la institución y la consagración: Mediante las palabras y
acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que Cristo mismo instituyó en la
última Cena.

5. Anámnesis: Recordando principalmente su bienaventurada Pasión, su


gloriosa Resurrección y la Ascensión al Cielo. ("Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu Resurrección, ¡ven Señor Jesús! u otra).

6. Oblación: Por la que la Iglesia, en este memorial ofrece al Padre en el


Espíritu Santo, la hostia inmaculada. La Iglesia pretende que los fieles no sólo
ofrezcan la hostia inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a sí mismos, y que de
día en día perfeccionen con la mediación de Cristo. La unidad con Dios y entre sí,
de modo que sea Dios todo en todos.

7. Intercesiones: Presentamos nuestras oraciones a Dios Padre, rogándole,


por medio de Cristo, que acepte los dones que Él mismo nos ha dado.
Mencionamos a aquellos por los que se ofrece el Sacrificio. En primer lugar por la
Iglesia, a la que pertenecemos todos, para que le dé su paz, la proteja y la mantenga
unida, pedimos por el Papa y los obispos de la diócesis y por todos los fieles.

8. Doxología final: En la que se expresa la glorificación de Dios, y que se


concluye y confirma con la aclamación del pueblo.

El sacerdote nos exhorta nuevamente a que reconozcamos en la Eucaristía que "Este es


el Sacramento de nuestra Fe"; todos nos ponemos de pie y contestamos: "Anunciamos tu
Muerte, proclamamos tu Resurrección, ¡Ven Señor Jesús!" El sacerdote pide ahora por
toda la Iglesia, por los vivos y difuntos, menciona a las personas que han puesto una
intención especial y concluye esta parte con una oración solemne que pronuncia
únicamente el sacerdote: "Por Cristo, con Él y en Él…., los fieles aceptamos su oración
contestando solemnemente: "Amén".

Rito de Comunión

 Padrenuestro: Recitando o cantando esta oración glorificamos a Dios, es la


oración vocal por excelencia ya que la dijo Cristo a petición de los apóstoles. Nos
llena de confianza saber que Dios es nuestro Padre y que nosotros somos, no
siervos, ni tan sólo amigos, sino ¡hijos de Dios! De ahí nuestra fe en Dios, la
seguridad de que jamás nos abandona, y también nuestra responsabilidad de
actuar como los buenos hijos que saben devolver por amor.

 Rito de la Paz: Imploramos la paz y la unidad para la Iglesia y toda la familia


humana y se expresan mutuamente la caridad, antes de participar de un mismo
pan.
El sacerdote presenta la Hostia Consagrada al Pueblo, mostrándola como "El
Cordero de Dios" y llama "dichosos" a quienes han sido invitados a la cena del
Señor. Todos contestamos como aquel soldado romano del Evangelio: "Señor, yo
no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastará para
sanarme". Los fieles -que se encuentran en gracia de Dios- reciben el Cuerpo y la
Sangre del Señor, del mismo modo que los Apóstoles los recibieron de manos de
Jesús. Se entonan cantos de comunión y quienes no se acercan a comulgar pueden
en este momento hacer una oración en silencio pidiendo al Señor su gracia y la
oportunidad para poder cuanto antes confesarse y participar de la Comunión con
toda la Iglesia.
 Despedida: Saludo y bendición sacerdotal. Con Cristo en el alma, termina la
Santa Misa; la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos acompaña
durante toda la jornada, en nuestra tarea sencilla y normal de santificar todas las
actividades humanas.

Acabada la Santa Misa Jesucristo está en nosotros con su Cuerpo, con su Sangre, con su
Alma y con su Divinidad y esto debe llevarnos a estar algún tiempo recogidos en oración.
El Señor permanece dentro de nosotros unos minutos. Es lógico que nos sintamos
indignos, y por eso muy agradecidos de recibir tanto bien.
Aprovechemos ese momento, el más grande del día, para adorar al Señor, darle gracias,
pedirle perdón por nuestros pecados y pedirle toda clase de bienes materiales y
espirituales; para hacer actos de fe, de esperanza y de caridad. Se recomienda a los fieles
no descuidar, después de la comunión, una justa y debida acción de gracias, con un
tiempo de silencio, un himno o un salmo de alabanza.

Las posiciones en la Santa Misa son tres:

 De pie: en señal de respeto, de admiración, de prontitud para actuar (es la


posición que se tiene cuando llega un gran personaje). Esta posición la tenemos en
las oraciones del principio, y en las que van después de la Consagración y durante
la lectura del Santo Evangelio.

 Sentados: es posición de tranquilidad, de calma, de meditación. La tenemos


mientras escuchamos las primeras lecturas, la homilía y las oraciones del ofertorio.
Al sentarnos no crucemos las piernas, esto es una falta de respeto.

 De rodillas: es señal de humildad, de arrepentimiento, de profunda


adoración. Es la posición para el momento de la Consagración (al levantar el
sacerdote la hostia y el cáliz después de la Consagración mirémosle con profunda
fe y pidámosle alguna gracia al Señor).

Como debemos comportarnos y presentarnos dentro del Templo

 Al entrar al Templo, debemos hacer la señal de la Cruz, esto nos recordará


que Cristo murió en la Cruz por nosotros.

 Apagar el celular y/o radiolocalizadores, recordemos que la llamada


principal es de Dios. Nos encontramos en su casa, hay que darle su tiempo con
calidad.

 El Templo es la "Casa de Dios", cuando vamos de visita a una casa "X",


tratamos de vestirnos en forma apropiada y de ponernos lo mejor que tenemos,
debemos presentarnos en el Templo vestidos con propiedad, correctamente y con
decencia, no de forma escandalosa, vulgar o llamativa.

 Ya que respetamos la Casa de Dios, también debemos cuidarla y mantenerla


limpia.
 Debemos procurar llegar puntuales a la Misa o alguna otra ceremonia, de lo
contrario distraeremos a los fieles que ya se encuentren ahí, también debemos
procurar contestar o cantar con voz clara y fuerte.

 Al terminar la Misa no salgamos en tropel, debemos hacerlo con calma y


hasta que el Sacerdote se retire; algunas personas acostumbran salir
inmediatamente después de que reciben la Comunión, lo cual es incorrecto, pues
todavía no termina la Misa.

Esto es algunas normas que debemos seguir al entrar al Templo, conociendo esto
podemos acercarnos un poco más a Dios y ser agradables a las demás personas con las
que convivimos, ya que pertenecemos a la misma Iglesia.

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