Está en la página 1de 1

Seminario de Silencio Franz Jalics Ejercicios de contemplación

El cambio que nos lleva de la referencia al yo a la referencia a Dios consiste en reconocer


y apreciar al otro como persona, produciéndose el siguiente cambio de actitudes:
Referencia al yo / al tú / Referencia a Dios:
Codicia / compartir, regalar / ENTREGA
Ambición / voluntad de servir / SERVICIO, culto
Vanidad / alabar, bendecir / ALABANZA, Adoracion.
La oración contemplativa es entrega, servicio y alabanza a Dios a través del ser.
• La ENTREGA a Dios puede ser mediante acciones, también con palabras de
oración, pero la entrega más profunda y pura es a través del ser: simplemente
estar ahí para Dios, este es nuestro camino.
• El SERVICIO: se puede servir a Dios mediante palabras y acciones, pero también a
través del ser: estar para Dios como un servidor. Servir a Dios a través del ser.
• La ALABANZA: también se puede alabar a Dios con el ser, como hacen el resto de
seres vivos que alaban a Dios simplemente por su existencia. Esta forma de
alabanza y esta Adoración a Dios es la meta de la vida humana.
La redención consiste en el hecho de que Jesucristo nos eleva, a partir de nuestra codicia,
ansia de poder y de renombre, a la entrega, culto y alabanza a Dios.
Para facilitar la ejercitación de la orientación a Dios se propone encarecidamente que al
comienzo de la sentada se renueve el propósito de ofrecer ese tiempo a Dios. Es la esencia de
la oración contemplativa. Se puede hacer mediante fórmulas como “estoy aquí para ti”, “este
tiempo es mi ofrenda”….
Asimismo, al final de la meditación ha de revisarse si realmente se ha estado allí para
Dios. Es una breve ojeada retrospectiva para ser consciente acerca de cuánta entrega, voluntad
de servicio y alabanza a Dios han animado la meditación. Poco a poco servirá para aprender a
estar para Dios sin ningún propósito añadido; no es grave si esto no resulta al principio. Ni
siquiera tenemos que alcanzar la falta de propósito. Solo intentamos dirigirnos una y otra vez a
Dios y permanecer en esta orientación desprovista de propósitos.
Lo que se busca en la meditación (a Dios o a uno mismo, es decir, el propio progreso
espiritual) se detecta fácilmente en la no dependencia respecto de los resultados. Quien de
verdad ofrece a Dios su tiempo de meditación está satisfecho, sin importarle si el tiempo de vida
invertido le ha servido o no.

TRÍADAS
 ¿Tienes una decidida voluntad de servir a quienes te rodean? ¿En qué se traduce ese
deseo en tu día a día?
 ¿Has sentido alguna vez que estabas alabando a Dios con tu mera existencia, sin hacer
nada en particular?
 ¿Renuevas en cada sentada el propósito de ofrecer ese tiempo a Dios? ¿Revisas tu
práctica al término de la misma?
 ¿Has llegado al punto en que meditas con independencia de los resultados que obtengas?

10 de 26 (Tercer tiempo: La referencia a uno mismo y la referencia a Dios, 3 de 3)

También podría gustarte