Si ingerimos una gran cantidad de líquido frío, tanto si es agua como
cualquier otra bebida, el organismo debe hacer frente a una bajada brusca de temperatura y lo obligamos a trabajar más para recuperar los 37ºC, una función que implica un elevado gasto de las reservas energéticas y que da como resultado el opuesto al deseado, ya que nos acalorará.
1. FIJAN LAS GRASAS: Las bebidas
heladas causan que las grasas que se consumen en los alimentos se “solidifiquen” y asienten en las paredes del aparato digestivo.
BEBIDAS HELADAS
2. PRODUCEN DOLOR DE CABEZA: Cuando la bebida pasa por tu
boca enfría rápidamente al cerebro, por el propio intercambio de calor que se produce, para contrarrestarlo la arteria anterior cerebral se dilata para conseguir atraer más calor por la sangre, esto cambia la presión y genera el dolor.
3. AFECTAN LA DIGESTIÓN: Debido a que el
organismo debe de calentar las bebidas heladas, y los alimentos, antes de que ocurra la digestión, ésta reduce su ritmo haciéndose sustancialmente más lenta. 4. CAUSAN NÁUSEAS: De manera general los refrescos y demás bebidas carbonatadas pueden causar hinchazón en el estómago y gases, pero cuando están muy heladas también derivan en malestares estomacales e incluso náuseas cuando se consumen con el estómago “vacío”.
5. PROVOCAN BOCHORNOS: Aunque las consumas para calmar el
calor, en realidad la sensación de frescor se desvanece rápido, debido a que entre más energía necesite gastar el organismo para regresar a su temperatura original más calentamiento generará.
6. LLEVAN A LA SENSIBILIDAD DENTAL: El consumo excesivo de
bebidas frías contribuye al aumento y/o generación de la sensibilidad dental, trastorno que causa rechinamiento de los dientes y vibraciones sobre el hueso
7. CIERRAN LA GARGANTA: Aunque los dolores de garganta con
inflamación pueden ser reducidos con el consumo de bebidas frías, éstas también llegan a provocar la pérdida de la voz temporal o afonía, debido a las reacciones adversas.