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-No cabe duda que las “grandes” políticas de lucha contra la marginalidad deberían
ser aquellas que se centraran en el empleo, la vivienda, la situació n de deprivació n
cultural de las mayorías desfavorecidas, es decir, en las causas de la miseria y la
desgracia.-
1. Pobreza, deficiencia y dinámica de la marginalización.
Hay una pobreza que está integrada, y hay una indigencia integrada que no es
marginalidad.
El nivel de recursos econó micos, cualquiera sea el grado o umbral se establezca, no
es má s que un elemento para caracterizar las situaciones marginales.
Ese abordaje tiene sus méritos, permitió el desarrollo de servicios sociales, lo cual
sin duda es mejor que el abandono puro y simple de las poblaciones carenciadas.
Pero presenta por lo menos dos inconvenientes que hacen dudar de que ésta sea la
mejor vía para hacerse cargo de la marginalidad. Primero implica a menudo un
cará cter estigmatizante, como lo demuestra el caso-límite de la psiquiatría clá sica
que constituye el ejemplo tipo de un hacerse cargo especializado con instituciones
y profesionales especializados y una legislació n especial. Sin embargo, este
despliegue ha llevado, en el hospital psiquiá trico clá sico, a formas sutiles y
científicamente legitimadas de exclusió n.
Sin pretender proponer una alternativa global y opuesta en relació n a esas dos
gestiones, economista y técnico-clínica, quisiera defender una aproximació n
transversal a esas poblaciones; preguntá ndome qué tienen en comú n, que no es
solamente un nivel de ingresos muy bajo, ni tal o cuá l deficiencia personal
específica. Creo que este desplazamiento puede acarrear un beneficio prá ctico, de
hacerse cargo de esas poblaciones marginalizadas.
Se pueden extraer dos las principales que pueden ayudar a aclarar el problema de
la marginalidad en nuestros días:
Hasta una fecha reciente la situació n de los países europeos parecía marcada por la
estabilizació n de la zona de vulnerabilidad. La marginalidad representaba un
factor residual en una formació n social globalmente integrada.
En efecto, por un lado una proporció n importante de los indigentes eran asistidos a
través de técnicas de protecció n pró ximas a la asistencia tradicional. Luego, los
servicios sociales modernos continú an desplegando estrategias de ayuda, cuyo
ideal consiste en establecer una relació n personalizada entre la instancia
dispensadora y el beneficiario. Cuando a finales del siglo XIX los principales
estados europeos imponen el derecho a la ayuda, la asistencia hace un progreso
considerable garantizando prestaciones uniformes y legalmente exigibles. Pero las
categorías de beneficiarios son muy restringidas y recortan ajustadamente las
antiguas clasificaciones de la indigencia asistida tiempo atrá s, sobre la base de su
incapacidad para trabajar: ancianos, discapacitados, enfermos incurables, niñ os
abandonados, etc. El derecho a la ayuda tiene, por lo tanto, un contenido muy
restrictivo en cuanto a las poblaciones a las que se refiere.
Lo que importa aquí es que esta tendencia está particularmente acentuada en las
categorías má s desfavorecidas.
Por lo tanto, el problema es difícil; sin pretender aportar una solució n que quisiera
defender los méritos de una asistencia global de esas poblaciones, desde una
perspectiva de inserció n que no pase necesariamente por su recorte en categorías
específicas.
Ese es el espíritu de la ley francesa sobre RMI con respecto a las formas clá sicas de
lucha contra la pobreza y la marginalidad, sean estas de inspiració n econó mica y
clínica.
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“Marginalidad y Pobreza”. Por Loic Walquant
Procesos de Marginalidad:
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La pobreza en áfrica
La pobreza en Á frica es una de las principales causas por las que miles de personas
deciden desplazarse de sus lugares de origen. Los conflictos armados en el
continente también son una causa fundamental para entender los desplazamientos
de personas y la existencia de refugiados, no solo porque se trata de gente que
debe huir porque teme por su vida sino también porque las guerras constantes
inciden en la perpetuació n de la pobreza en Á frica.
Los niñ os y las niñ as siempre suelen ser el sector de la població n má s afectado
cuando hablamos de la pobreza en Á frica, donde los índices de desnutrició n
infantil son alarmantes. El inconveniente principal es que un niñ o o una niñ a en
situació n de pobreza se exponen a un severo retraso madurativo por causa de la
desnutrició n y la mala alimentació n. Y esto puede significar, en casos extremos,
morir de hambre.
La continua escasez de lluvias, con su consecuente sequía, y los conflictos que
asolan a estos países han dejado a má s 1.4 millones de niñ os al borde de la
hambruna en Somalia, Yemen, Nigeria y Sudá n del Sur.
Aunque las causas de esta crisis alimentaria son muy variadas, las consecuencias
siguen siendo las mismas: los niños y sus familias intentan sobrevivir mientras
siguen en riesgo de sufrir desnutrición.
Otro de los problemas de la pobreza en Á frica relacionado con la població n infantil
es que se potencia el estado de desprotecció n de la misma, dejando a muchos niñ os
y niñ as en situació n de vulnerabilidad y sean má s propensos a unirse a bandas
armadas o a convertirse en esclavos sexuales.
Es tratar de sobrevivir sin lo esencial para la vida, como alimentos, agua o refugio.
Para la regió n subsahariana del Á frica esta es una realidad para casi la mitad de la
població n. Sin las necesidades má s bá sicas a su disposició n, los niñ os en el
continente africano no pueden imaginarse una vida sin pobreza.
De los 10 países con mayor desigualdad en el mundo hoy, siete de ellos está n en
Á frica.
Uno de los principales problemas en Á frica es el hambre. Ademá s de que 598
millones de africanos subsaharianos viven sin electricidad y usan lo que sea como
combustible para cocinar.
El 40 % de las personas a nivel mundial sin acceso a agua potable viven en Á frica.
Los problemas de agua y saneamiento en estos países cuestan má s de lo que
reciben en asistencia econó mica.
El 41% de la població n vive con menos de $1.90.Tiene el índice má s alto de niñ os
que viven en la pobreza extrema, un 75% segú n el Banco Mundial y UNICEF.
Un total de 32.1 millones de niñ os en el continente africano son huérfanos.
La malaria mata a 3.000 niñ os africanos cada día, el equivalente de uno cada 30
segundos.
Un creciente nú mero de niñ os está sufriendo retrasos de crecimiento como
consecuencia de la desnutrició n.
Las Naciones Unidas han declarado la hambruna en ciertas regiones de Sudá n del
Sur. Una situació n que se ha visto desencadenada por la sangrienta guerra civil que
ha sufrido el país que ha dejado como resultado un desplazamiento masivo de
personas que huían de la violencia. La hambruna amenaza a Sudá n del Sur desde
hace meses y ahora se ha convertido en una realidad devastadora en algunas
partes del país. La hambruna podría extenderse a otras zonas en los pró ximos
meses donde millones de niñ os y familias vulnerables corren el riesgo de morir de
hambre.
Somalia
Nigeria
El violento conflicto que se lleva viviendo desde hace ocho añ os en Nigeria, se ha
intensificado en los ú ltimos cuatro y se ha extendido a través de las fronteras de
Níger, Chad y Camerú n dando lugar a una de las crisis humanitarias y de
protecció n má s importantes en Á frica. El hambre y la malnutrició n está n en niveles
críticos, con 7,1 millones de personas en situació n de alerta por posible hambruna,
de las cuales 5,1 millones está n só lo en Nigeria.
Yemen
Esta crisis ha llevado al país a una situació n totalmente catastró fica: puertos y
aeropuertos en ruinas, hospitales bombardeados y centros sanitarios colapsados,
falta de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad. Má s de 21,2
millones de personas, casi el 50% son niñ os, necesitan ayuda humanitaria. 7,7
millones de niñ os se enfrentan a una situació n de inseguridad alimentaria, y 1,3
millones de niñ os sufren desnutrició n severa y miles han muerto a causa de
enfermedades que se pueden evitar.
Con una población que se ha pronosticado doblará en tamaño para el año 2.050,
habrá aún menos recursos para todos si no hay un cambio.
Ante esta situació n, los recursos en el país se agotan, millones de personas tienen
que huir a otros países y los precios de los bienes, tan escasos, se multiplican y se
alejan de las posibilidades adquisitivas de una població n que lo ha perdido todo.
Los conflictos armados son una causa muy importante para comprender los
movimientos de població n y la existencia de refugiados, no solo porque se trata de
personas que tienen que escapar porque teme por su vida sino también porque las
guerras constantes hacen que la pobreza en África se perpetúe. Es el caldo de
cultivo perfecto para la pobreza y el hambre en Á frica.
Á frica cuenta con muchos recursos naturales. A pesar de eso, es el continente con
mayor índice de pobreza de todo el mundo. Los conflictos armados y la falta de
acceso a agua potable hace que miles de personas en países como Somalia, Uganda
o Chad estén en peligro permanente de contagio de có lera por beber agua
contaminada de pozos o de charcos.