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MUNICIPAL
Presentado por:
Proyecto de USAID Gobernabilidad Municipal
Número de Contrato: AID-519-TO-17-00001
Fecha de inicio y finalización del Proyecto: 14 de septiembre de 2017 a 14 de septiembre de 2022.
Elaborado para
Área: Unidad de donaciones
Edificio Oca Chang, nivel 5. Prolongación Av. Masferrer Norte No. 88, calle
Dirección: al volcán, San Salvador, El Salvador
Elaborado por
Nombre: D. Brent Edwards Jr., con la asistencia de Mauricio Enrique Erazo Alfaro
El Informe Inicial del proyecto UCA-FUSADES es posible gracias al apoyo del Pueblo de los Estados Unidos de
América, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido de
Informe Inicial es responsabilidad exclusiva The Louis Berger Group, Inc y no reflejan necesariamente los puntos de
vista de USAID o del Gobierno de los Estados Unidos.
Índice de Tablas
Tabla 1. Niveles y Servicios en la Educación Formal .............................................................................. 10
Tabla 2. Características Adoptadas por EDUCO y la Lógica Correspondiente del Programa .... 18
Tabla 3. Comparación entre las Escuelas EDUCO y las Escuelas Públicas Tradicionales.............. 30
Tabla 4. Evolución de la Entidad Institucional Encargada de dar Seguimiento al SI-EITP 2009-2019
............................................................................................................................................................................. 42
Tabla 5. Asistencia Financiera al Enfoque SI-EITP.................................................................................... 43
Tabla 6. Aspectos Exitosos de la Descentralización ............................................................................... 46
Tabla 7. Retos en la Regionalización y Departamentalización .............................................................. 54
Tabla 8. Retos en la Nuclearización y el Sistema Integrado ................................................................. 55
Tabla 9. Retos en la Educación con Participación de la Comunidad (EDUCO) .............................. 56
3. Metodología
El análisis presentado aquí es el resultado de una revisión de la literatura especializada
sobre las temáticas a estudiar. En ese sentido, el autor se basó en documentación académica
(libros, artículos de investigación, tesis y disertaciones, etc.), así como en informes organizativos
y archivos de entidades relevantes (por ejemplo, MINED, USAID, Banco Mundial, FUSADES,
1
Traducción libre del autor.
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FEPADE, etc.).2 Para una consulta de la literatura revisada, ver la bibliografía. (Téngase en cuenta
que sólo las referencias con un asterisco [*] han sido citadas directamente en este informe).
2
Cabe resaltar que el autor de este informe ha investigado la descentralización en El Salvador durante 10 años y a
través de este proceso, se ha acumulado una importante colección de literatura y documentos, además de producir
un libro y otras publicaciones sobre el tema (Edwards, 2018, 2019; Edwards y Loucel, 2016; Edwards y Pagés, 2017;
Edwards, Victoria y Martin, 2014).
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clases aceleradas (un diseño curricular que permite completar los grados en menos tiempo) para
que los jóvenes adultos del nivel básico puedan terminar su escolaridad. En 2012, como parte del
Plan Social Educativo, se introdujo un título de bachillerato en línea, 100% virtual. En el período
2014-2015, 50.455 estudiantes de tercer ciclo de básica y bachillerato estudiaron en modalidades
flexibles, incluyendo 722 estudiantes de bachillerato, completamente en línea (17 de los cuales
viven fuera de El Salvador), 714 en centros de detención, y otros 5.360 jóvenes y adultos jóvenes
en cursos técnicos (MINED, 2015a).
Tabla 1. Niveles y Servicios en la Educación Formal
Edad de asistencia
Niveles Grados Énfasis
según normativa
Basado en la familia y la comunidad, el
cuidado y la educación (nutrición,
Inicial 0-3 estimulación, socialización, desarrollo
socioemocional, desarrollo del
lenguaje y cognitivo, etc.)
Preparación para la cultura escolar,
Kínder 4, 5 y 6
alfabetización temprana y conciencia
Parvularia 4-6 (tradicionalmente llamado
matemática, social y del medio
parvularia)
ambiente natural.
De primero a noveno grado,
dividido en tres ciclos (de
Currículo nacional (materias
Básica 7-15 primero a tercer grado; de
elementales), valores sociales.
cuarto a sexto; de séptimo a
noveno)
Primer y segundo año de Currículo nacional (materias
Media 16-17 bachillerato; un tercer año elementales y especializadas), valores
para los títulos técnicos. sociales y democráticos
Títulos técnicos y
Educación con orientación profesional:
universitarios (de grado y de
títulos técnicos de dos años; títulos de
posgrado) proporcionados
Superior 18- en adelante cinco años de licenciatura y algunos
por universidades,
programas de postgrado
instituciones especializadas y
especializados.
escuelas técnicas.
Fuente: Edwards, Martin, y Flores (2017).
La educación superior tiene su propia ley, y el 69% de los estudiantes asisten a
instituciones privadas. En general, la educación superior se caracteriza por una baja matriculación,
la saturación de ciertos títulos y unos estándares académicos cuestionables. Por ejemplo, el 57,7%
de los estudiantes que terminan el bachillerato no continúan con la educación superior;
específicamente, 50.000 graduados de bachillerato de un total de 83.776 en 2014 no continuaron.
Hay un total de 41 instituciones de educación superior para esta población, con 24 universidades
(1 pública), 10 instituciones especializadas (6 públicas) y 7 institutos técnicos (3 públicos). En
general, se ofrecen pocas titulaciones y existe una saturación en áreas como economía,
administración, derecho y mercadeo, lo que afecta al mercado laboral. La excepción es la
Universidad de El Salvador (UES), establecida en 1841, que ofrece 76 títulos académicos y atiende
a un total de 46.799 estudiantes (MINED, 2013a). En la UES, sólo el 2% de los catedráticos tiene
nivel de doctorado, mientras que el 23% tienen nivel de maestría. Por otra parte, el 80% de los
docentes en las universidades privadas no trabajan a tiempo completo.
El sistema educativo salvadoreño cuenta con una estructura centralizada, siendo el MINED
5. Regionalización
Con algunas excepciones, como el caso de EDUCO, que se discutirá más adelante, el
poder siempre ha estado centralizado en el sistema administrativo salvadoreño (Orellana, 1997).
Un indicio de esto es la caracterización que ofrece Orellana (1997) en la relación histórica entre
el gobierno central y las municipalidades:
La fuerte centralización impedía que se percibiera lo local como otra cosa que no fuera
lo administrativo. Lo local era algo aparte de la política nacional. La Constitución
reconocía la elección de las autoridades locales. Sin embargo, en la práctica el respeto a
la voluntad popular era burlado (p. 150).
Aunque esta cita caracteriza las dinámicas de principios del siglo XX, éstas han seguido
manifestándose en épocas más recientes, incluso en los esfuerzos relacionados con la
regionalización.
5.1 Dimensión Técnica
A principios de la década 1980 se hizo un primer intento de descentralizar parte del poder
hacia los niveles inferiores de la administración dentro del sistema educativo. La idea era dar
"plena autonomía y mayor apoyo técnico y financiero para ejecutar los programas educativos"
(Cuéllar-Marchelli, 2001, p. 10). El propósito de esto era asegurar que el MINED pudiera apoyar
de manera más efectiva y eficiente a las escuelas (Hanson, Garms, y Heyman, 1986). Como se
verá más adelante, la dimensión técnica tanto de la reforma en sí como el marco institucional en
el que se iba a llevar a cabo eran inadecuados. Es decir, el fundamento de la reforma y lo que
debía suponer en la práctica no estaba claramente definido de antemano. Una evaluación realizada
en 1986 resumió lo que habría sido necesario para desconcentrar y regionalizar las actividades
del MINED. Entre otras cosas, el MINED habría tenido que hacer:
● Asumir un papel mucho más reducido en el aspecto relacionado al control operativo del
funcionamiento de las escuelas,
● Delegar (desconcentrar) cantidades significativas de autoridad en la toma de decisiones a
los niveles regionales y a los núcleos (abordado más adelante) y por tanto renunciar a un
considerable poder tradicionalmente reservado a los funcionarios del nivel central,
● Transferir funciones y cargos tradicionales del MINED a las regiones las cuales podrán
estar más cerca de los sistemas a atender (Hanson et al., 1986, p. 12).
3
Curiosamente, un informe de la Fundación Miguel Kast R. (1990) sólo enumeraba cinco oficinas subregionales.
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Organización del Ministerio de Educación), en el que se afirmaba que las regiones tenían la
capacidad de proponer su presupuesto, controlar posteriormente los gastos tras la aprobación
de este, adaptar el currículo para responder a las necesidades locales y gestionar su propio
personal dentro del sistema (Hanson et al., 1986). Sin embargo, en la práctica, el Manual estuvo
"seriamente divorciado de la realidad" porque, entre otras cosas, la orientación proporcionada
por el Manual con relación a las acciones financieras (tales como la gestión presupuestaria y de
las adquisiciones) no estaban permitidas en virtud de los reglamentos del Ministerio de Hacienda
y de la Corte de Cuentas (Oficina Central de Auditoría) (Hanson et al., 1986, p. 13). En otras
palabras, la estrategia de regionalización carecía del necesario "ordenamiento jurídico" (Fundación
Miguel Kast R., 1990, p. 10-11).
5.3.2 Capacidad y Recursos
Independientemente, lo que vemos es que el MINED añadió más niveles de administración
y más funciones, pero con insuficiente capacidad para hacerlas operativas. Ciertamente, el modelo
habría requerido un gran número de funcionarios con la formación adecuada, todos trabajando
conjuntamente. Esto se debió a que el "ensanchamiento intermedio de la organización (…) ha
reproducido una estructura paralela, una estructura de autoridad funcional combinando las
relaciones jerárquicas y técnicas al nivel desconcentrado” (Orellana, 1985, p. 39). Sin embargo,
no fue posible proporcionar los recursos humanos necesarios (relacionados con la planificación,
por ejemplo) para este esfuerzo porque el 95% del presupuesto en educación fue consumido por
los salarios de los docentes —y porque el nivel general de financiamiento del sistema educativo
disminuyó durante la guerra— por consiguiente, hubo pocos recursos disponibles para otras
iniciativas. Esto no quiere decir que los recursos humanos no se hayan movilizado. Se ha
documentado que las oficinas regionales emplearon a 2.700 funcionarios administrativos entre
otros, de los cuales 1.650 procedían del nivel central (Hanson et al., 1986).4 El problema, más
bien, era que el personal se seleccionaba sobre la base de redes personales y consideraciones
políticas más que por méritos, y que el MINED no disponía de recursos suficientes para impartir
capacitaciones (Hanson et al., 1986).
Cuando la administración central del MINED tuvo recursos disponibles, con frecuencia
decidía utilizarlos de manera que tuvieran implicaciones a nivel regional, aunque a menudo se
producía una ruptura en la comunicación. Un ejemplo de ello lo relatan Vásquez, Forero, McGinn,
Núñez, y Varas (1995):
Hay programas y actividades que se llevan a cabo en el ámbito regional, por decisión del
nivel central o porque obedecen a los planes de programas internacionales, pero sin la
participación del nivel regional, al cual, a veces, ni siquiera se le informa. Así se han
construido aulas por medio del Fondo de Inversión Social sin que el nivel regional haya
sido informado hasta que éstas son inauguradas y entonces éste está obligado a asumir la
responsabilidad de su funcionamiento (p. 589).
Al mismo tiempo, las oficinas regionales carecieron de información fiable sobre las escuelas que
atendían, “lo que se traduce en repetidas peticiones de material y de suministros, con lo cual se
cometen abusos y no se solucionan las carencias” (Vásquez et al., 1995, p. 590).
4
Irónicamente, con el tiempo, se produjo un “movimiento de sentido contrario” en los empleados, ya que el MINED
comenzó a transferir maestros del nivel local al central para reemplazar a los que habían sido enviados a las oficinas
regionales (Orellana, 1997, p. 157).
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Como comentario final sobre la capacidad institucional, observamos que el diseño de la
estrategia de regionalización tuvo un resultado irónico. Debido a que los directores regionales
reportaban directamente al Ministro de Educación, éste tenía una gran cantidad de
responsabilidades administrativas. Es decir, puesto que el Ministro de Educación se encargaba de
interactuar con los actores externos, y además de gestionar el funcionamiento de los centros
educativos, las funciones del ministro aumentaron como resultado de una reforma que, en teoría,
debió haber hecho más eficiente al MINED (Hanson et al., 1986, p. 13). Con ese fin, aunque las
oficinas regionales eran aparentemente responsables de varias funciones, muchas decisiones,
incluidas las relativas al personal, requerían un "visto bueno" del MINED (Hanson et al., 1986, p.
17).
5.4 Dimensión Política
Políticamente, el MINED se vio inmerso en una situación difícil. Por un lado, como parte
del gobierno central, el MINED sintió la presión de trabajar con los ministerios de Planificación y
Hacienda. Por otra parte, el MINED tuvo la responsabilidad de responder al contexto local y a
las necesidades de las escuelas. Al mismo tiempo, el MINED no quiso presionar demasiado para
implementar la estrategia de regionalización porque no quería "arriesgarse a crear un conflicto
adicional en una sociedad ya problemática" (Hanson et al., 1986, p. 17). Como señala Orellana
(1985), debido al contexto de la guerra civil, el proyecto de regionalización “despegó en
situaciones muy negativas: alto número de escuelas cerradas, altas cifras de docentes destacados
en las regiones centrales, así como cantidades importantes de renuncias y abandono de docentes"
(p. 39). Como se verá más adelante, esta situación también afectaría gravemente la capacidad y
efectividad de la estrategia de nuclearización.
Una última observación sobre la dimensión política. En El Salvador, como en otros lugares,
se ha encontrado que "las nuevas políticas [del MINED] a menudo vienen antes, en lugar de
después, de una extensa planificación" (Hanson et al., 1986, p. 11). Si bien se recolectan datos y
el Ministro de Educación puede encontrar evidencia para apoyar sus acciones de política elegidas,
el punto aquí es que las decisiones de política de alto nivel, como las relacionadas con la
regionalización, a menudo se toman antes de una investigación -o sin consultarla-. En cambio, es
más común que se consulte a los comités de alto nivel.
6. Nuclearización
La nuclearización fue apoyada por primera vez por la UNESCO a mediados de la década
de 1970. Hacia 1978, el programa contó con un total de 15 núcleos, pero este terminó en 1979
debido a la crisis política en la que se encontraba el país. Sin embargo, este enfoque de la
descentralización se retomó en 1982, cuando el gobierno decidió implementar este programa a
nivel nacional en 395 núcleos (Hanson et al., 1986). Así pues, durante el decenio de 1980, la
nuclearización fue una reforma que se llevó a cabo paralelamente a la regionalización. Como se
discutirá más adelante, las oficinas regionales debían apoyar a los núcleos.
6.1 Dimensión Técnica
Los núcleos creados en los años setenta y ochenta integraron entre 10 y 15 escuelas
geográficamente cercanas. La idea era que estas escuelas funcionarían como un pequeño distrito
escolar, con una escuela central que prestaría apoyo a las escuelas satélite. Esta escuela central
tendría que ofrecer los grados de primero a noveno. El director del núcleo jugaría un papel clave
5
Para más información sobre los esfuerzos relacionados con la auto-organización comunitaria y la "educación
popular" en las áreas controladas por el FMLN, ver, por ejemplo: Alvear (2002) y Cruz (2003, 2004a, 2004b, 2005).
6
Para más información sobre la historia y la política del programa EDUCO, véase Edwards, et al. (2014), Edwards y
Pagés (2017), y Edwards (2018).
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que los padres incurrían para mantener a sus hijos matriculados en la escuela–.
El MINED, por su parte, era responsable de darle seguimiento: facilitando la creación de
las ACE, capacitando a sus miembros en procesos administrativos y de rendición de cuentas,
definiendo los criterios mínimos para selección de maestros por parte de las ACE, diseñando y
proveyendo el currículo, y en síntesis coordinando, supervisando y monitoreando el programa
mientras éste crecía (Reimers, 1997; Banco Mundial, 1994).7 A continuación se resume la lógica
del programa EDUCO (ver Tabla 2).
Tabla 2. Características Adoptadas por EDUCO y la Lógica Correspondiente del Programa
Características Lógica del programa (o, funcionamiento ideal del programa)
adoptadas
Rendición de Los padres de familia que forman parte de la asociación comunal pueden supervisar a los
cuentas maestros más de cerca que el Ministerio de Educación y pueden hacer más responsables a
los profesores en cuanto a su desempeño, asistencia, etc., por su capacidad de contratar y
despedir a los docentes sujetos a contratos de trabajo anuales.
Efectividad Las escuelas EDUCO serán más efectivas que las escuelas públicas tradicionales en el
sentido que producirán mejores resultados con respecto al rendimiento, la retención y la
deserción de los estudiantes, y con el absentismo de los docentes, por ejemplo. Estos
efectos son el resultado de la relación de responsabilidad entre los padres de familia y
docentes, que incentiva a los segundos a presentarse en la escuela con más regularidad y
en el tiempo solicitado, y a esforzarse más por mejorar el rendimiento de los estudiantes,
lo cual tendrá efectos positivos en la retención y en la disminución de la deserción escolar.
Eficacia El programa EDUCO es más eficaz que las escuelas públicas tradicionales porque las
asociaciones de padres de familia pueden decidir, con la asesoría de los maestros, qué
materiales didácticos comprar para su escuela, a diferencia de los niveles superiores del
Ministerio de Educación que toman decisiones de compra para grandes grupos de escuelas,
que pueden tener necesidades diferentes. El programa también tiene implicaciones
positivas para la eficacia del sistema educativo en su conjunto, ya que una serie de
funciones de gestión se trasladan del centro administrativo del Ministerio de Educación -
burocrático e ineficaz- al nivel comunitario, donde los padres trabajaran en las asociaciones
comunales de forma voluntaria.
Fuente: Edwards (2018).
7.2 Implementación
Desde finales de 1991 en adelante, el programa EDUCO se expandió rápidamente y fue
implementado en forma muy extensiva, convirtiéndose en el motor que impulsaba la reforma que
el MINED lideró durante esa década. Una mirada a las cifras muestra que el programa inició como
una propuesta piloto con seis escuelas en enero de 1991, pasando a estar en 114 escuelas al
finalizar ese mismo año. A esa fecha, ya contaba con la colaboración de 2.316 maestros para
atender a 72.112 estudiantes (Cuéllar-Marchelli, 2003a). Diez años después, estas cifras se habían
incrementado a 7.831 maestros y 378.208 estudiantes. Aproximadamente el 55% de las escuelas
públicas rurales –lo que equivale a dos tercios de todas las escuelas en El Salvador- operarían
bajo el programa EDUCO (Gillies et al., 2010). Estas cifras muestran el increíble éxito que el
programa experimentó; este éxito resultó de la coordinación y refuerzo de las dimensiones
técnica, institucional y política de la reforma educativa (Gillies, 2010).
7
Para obtener detalles adicionales sobre los aspectos técnicos del programa EDUCO, ver Gillies, Crouch, y Flórez
(2010).
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A diferencia de los otros enfoques de la descentralización presentados hasta ahora,
EDUCO ha sido objeto de una amplia evaluación. A partir de estos estudios, en lo que sigue, la
discusión pasa a un examen más profundo de lo que se conoce sobre los efectos y la
implementación del programa EDUCO. En primer lugar, se comentan los numerosos estudios
cuantitativos que se han realizado sobre EDUCO. En segundo lugar, se incluyen los hallazgos
sobre los efectos en todo el sistema. Luego, se ofrece una revisión de los estudios cualitativos.
Estos estudios, a los que no se ha prestado mucha atención, son útiles en la medida en que
proporcionan una ventana a la forma en que la dimensión procesal de EDUCO funcionó en la
práctica.
7.2.1 Resultados Generales
Antes de volver a la discusión sobre los estudios que analizan el funcionamiento de
EDUCO a nivel comunitario, dos aspectos sobre la evidencia del programa deben ser subrayados.
Primero, es necesario destacar que existen no menos que nueve estudios cuantitativos sobre
EDUCO, de los cuales siete fueron llevados a cabo por el Banco Mundial. Si bien los estudios del
Banco Mundial han jugado un rol destacado en la promoción global de EDUCO –en los cuales se
destacaron efectos positivos en términos de resultados académicos y retención de los
estudiantes– existen otros estudios que han desarrollado revisiones críticas de los métodos y las
interpretaciones, que muestran que los hallazgos del Banco Mundial no pueden ser concluyentes
(Edwards, 2018; Edwards y Loucel, 2016). Al revisar y analizar detalladamente estos estudios
surgen importantes dudas. Respecto a los estudios del Banco Mundial, se ha demostrado en
investigaciones previas, como las que se acaban de citar, que hay buenas razones para poner en
duda las conclusiones ofrecidas, debido especialmente a las limitaciones fundamentadas en (a) el
diseño del programa (dirigido a comunidades más desfavorecidas y que por lo tanto diferían
sistemáticamente de las comunidades sobre las cuales se hicieron las comparaciones en las
evaluaciones de impacto), (b) la metodología de los estudios (ya que fueron usados métodos
cuantitativos con limitaciones inherentes) y (c) el contexto en el cual el programa fue
implementado (ya que muchos programas EDUCO se implementaron en contextos en los que
ya se estaban desarrollando modelos gestión comunitaria, con la implicación de que los hallazgos
confirmados pudieron no haber sido producto del programa EDUCO sino más bien de la
experiencia de la comunidad con otras formas de autogestión).
Para más detalles sobre las limitaciones de los estudios cuantitativos que han hecho
famoso a EDUCO, véase el Anexo B. Para los propósitos de este estudio, el punto es que no
sabemos si realmente EDUCO causó los resultados positivos que los proponentes del programa
frecuentemente resaltan. Quizás más rotundo sea el hecho de que en los modelos donde las
limitaciones de los estudios del Banco Mundial han sido superadas, se ha demostrado que
EDUCO tuvo en realidad efectos negativos en los logros de los estudiantes (Cuéllar-Marchelli,
2003b). Este es un punto clave, ya que EDUCO ha sido generalmente presentado como un
programa con efectos positivos para los logros de los estudiantes.8
8
Principalmente, Cuéllar-Marchelli (2003b) mejoró los métodos de Jiménez y Sawada (1999) al tomar medidas para
corregir la endogeneidad (que es cuando la elección de participar en un programa se correlaciona con variables para
las cuales los investigadores no tienen datos y, por lo tanto, no pueden controlarlas mediante modelos estadísticos).
Cuéllar-Marchelli (2003b), utilizando una muestra más amplia recogida dos años después de los datos utilizados por
Jiménez y Sawada (1999), mejoró la corrección por endogeneidad empleada por Jiménez y Sawada (1999) tomando
también en cuenta los efectos tanto de las variaciones en la oferta escolar como de los costos privados sobre la
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7.2.2 Consideraciones a Nivel de Sistema
Por otro lado, existen estudios que analizan los problemas de EDUCO desde una
perspectiva de sistema, examinando las dimensiones de acceso, equidad, eficiencia y cohesión
social (Cuéllar-Marchelli, 2003a). Más allá de los efectos de EDUCO, se plantean serias dudas
sobre sus beneficios en un sentido amplio. Para sintetizar, a pesar de que se atribuyen grandes
beneficios a EDUCO en términos de acceso, particularmente en áreas rurales donde el programa
fue aplicado (debido a que estas fueron las zonas de más necesidad después de la destrucción que
implicó la guerra civil), no hay manera de saber si otro enfoque u otra reforma hubiera generado
las mismas mejoras. Respecto la equidad, EDUCO es problemático debido a la carga de trabajo
que pudo suponer, teniendo en cuenta que la contribución laboral por parte de las familias fue
equivalente al trabajo de 805 trabajadores a jornada completa (una cantidad que equivale al 28%
del trabajo hecho por personal del MINED). Por supuesto, el trabajo de las familias se añade a
otras preocupaciones en términos de equidad. El hecho de que EDUCO funcionó en
comunidades marginalizadas y económicamente desfavorecidas es evidente, por ejemplo,
teniendo en cuenta que el 61% no tenían electricidad y el 74% no tenían agua potable (en
comparación con el 15% y el 48% respectivamente, en las escuelas públicas tradicionales).
La eficiencia tiene que ver con los efectos de EDUCO con relación a sus costes. A pesar
de que no hay una respuesta clara en este campo, ya que las evaluaciones no han examinado los
costes, se ha demostrado que en términos de gastos, el programa fue más caro por el gobierno
(en contra de la retórica alrededor de EDUCO), porque hubo más gastos recurrentes no
relacionados con el personal, es decir, para materiales de instrucción y gastos administrativos
(por ejemplo, suministros de oficina y gastos de transporte para llevar a cabo tareas
administrativas con diversos bancos y organismos gubernamentales) (Cuéllar-Marchelli, 2003b).9
probabilidad de que una familia enviará a su hijo a una escuela EDUCO (específicamente, ella consideró los costos
privados de acceso a la escuela debido a la distancia y las condiciones del viaje). Al final, el objetivo de hacer estos
ajustes al modelo fue tratar de asegurar que las diferencias en los resultados de los estudiantes que se estaban
comparando (en EDUCO y en las escuelas rurales tradicionales) se debían al programa EDUCO y no a otras
variables. Sin embargo, una vez que se introdujeron estos controles adicionales, los resultados mostraron en realidad
una relación negativa y estadísticamente significativa entre EDUCO y las puntuaciones de matemáticas y una relación
no significativa (y negativa) entre EDUCO y el rendimiento lingüístico.
9
Discutir los costos de EDUCO es muy engañoso. Esto se debe, en parte, a que el costo en el pago de salarios de
los docentes EDUCO varió a través de los años y los autores han hecho afirmaciones sin especificar el período de
tiempo. Por ejemplo, Cuéllar-Marchelli (2003a) escribe -sin reserva alguna- que "los salarios de los docentes EDUCO
son generalmente un 5% más altos que los del sector oficial" (p. 161). Sin embargo, Gillies et al. (2010) señalan que
sólo en 1995, cuatro años después de haber iniciado el programa, los docentes de EDUCO comenzaron a recibir
un bono mensual de $40, lo cual resultó en que ellos ganaran "un 7% por arriba del resto de docentes del sistema"
(p. 71). Aún, cabe señalar que los docentes de EDUCO tuvieron limitaciones en términos de su ingreso potencial,
ya que no eran elegibles para los aumentos salariales asociados a los años de servicio, a diferencia de los docentes
tradicionales de las escuelas públicas. Esto era una desventaja significativa porque los docentes de las escuelas públicas
tradicionales podrían ganar un 50% más que el salario de entrada debido a los aumentos automáticos cada cinco
años (Rodríguez, 2003). Además, hubo beneficios adicionales que los docentes de EDUCO no pudieron acceder,
como el plan de jubilación oficial, una póliza de seguro de vida y el acceso al sistema de salud para los docentes.
(Cuéllar-Marchelli, 2003b, p. 67), aunque los docentes de EDUCO podían obtener atención médica a través del
Instituto Salvadoreño del Seguro Social (Gillies et al., 2010, p. 31). Con todo ello podemos decir que las diferencias
en costos para el MINED entre EDUCO y los docentes de las escuelas públicas tradicionales no están del todo
claras.
En términos generales, Cuéllar-Marchelli (2003b) encuentra que no hubo diferencias en los costos totales entre los
dos tipos de escuelas, al tomar en cuenta tanto los costos institucionales (es decir, recurrentes y de capital) como
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Respecto a la última dimensión —la cohesión social—, la investigación de Cuéllar-
Marchelli no solo muestra que la participación varía entre comunidades sino también concluye
que “mientras EDUCO pretende una mayor cohesión social, su éxito depende ampliamente de
la capacidad de cohesión social previamente existente” (Cuéllar-Marchelli, 2003a, p. 162). Este es
un punto importante, tal y como se clarificará en la discusión que sigue. En general, el propósito
de los comentarios anteriores es subrayar brevemente las limitaciones de EDUCO a nivel de
sistema antes de profundizar a continuación con los aspectos del programa a nivel comunitario.
7.2.3 Una Aproximación al Nivel Comunitario
La explicación presentada más arriba nos ayuda a contextualizar los hallazgos de un
conjunto de estudios que han examinado EDUCO con más profundidad. Al revisar estas
investigaciones, es necesario destacar que algunos aspectos de EDUCO han recibido menos
atención, como los elementos relacionados a los mecanismos y procesos que dieron vida a
EDUCO (ya que como se clarifica más adelante, el programa no sigue activo; el presidente que
asumió el poder en el 2009 empezó el proceso de cancelación de EDUCO). Por esta razón, nos
basamos en considerar seis estudios cualitativos, la mayoría de los cuales han pasado
desapercibidos por académicos y políticos, tanto dentro de El Salvador como en la literatura
internacional sobre EDUCO. Nos centramos primeramente en el que representa un estudio
particularmente amplio sobre EDUCO, el cual examina sus mecanismos a nivel comunitario. Este
estudio fue llevado a cabo por Ayala (2005) quien investigó el funcionamiento de EDUCO en 23
comunidades en 10 de los 14 departamentos del país. Dicha investigación se complementa con
otros cinco estudios de caso, que se centran tanto en una mirada más concreta sobre el programa
EDUCO, por ejemplo, en una o pocas comunidades (Ávila de Parada y Landaverde de Romero,
2007; Desmond, 2009; Srygley, 2013) así como en análisis más amplios a partir de varios métodos,
como entrevistas y grupos de focales con miembros que trabajaron con EDUCO en varios
niveles, incluyendo el comunitario (Gillies et al., 2010; Banco Mundial, 2009). Consideramos la
relevancia de estos estudios ya que nos otorgan una mirada más amplia sobre el funcionamiento
de EDUCO. Al igual que en Ayala (2005) los hallazgos presentados aquí son agrupados de acuerdo
con (a) la estructura institucional de EDUCO, (b) la participación comunitaria, (c) la gestión de
las ACE, (d) el trato a los docentes y (e) los aspectos pedagógicos.
los privados (es decir, las familias). Sin embargo, cuando se analizan únicamente los costos asumidos por el gobierno,
Cuéllar-Marchelli (2003b) encuentra que los costos recurrentes por estudiante eran 22% más altos en las escuelas
EDUCO, después de controlar el tamaño de la escuela, el salario promedio de los maestros, la proporción de
estudiantes por docente, los recursos disponibles y la región. Concretamente, este hallazgo se atribuye en gran
medida al hecho de que los gastos recurrentes no relacionados con el personal en las escuelas EDUCO consumieron
el 21% de todos los gastos recurrentes, mientras que la misma cifra para las escuelas públicas tradicionales fue sólo
del 7%. Dentro de la categoría de gastos no recurrentes, las diferencias son mayores en el caso de los materiales de
instrucción, los gastos administrativos (incluidos los suministros de oficina, las fotocopias y otros gastos relacionados
con el trabajo de oficina) y otros gastos no relacionados con el personal (ya que a las ACE se les proporcionó fondos
adicionales para pagar los gastos de transporte para llevar a cabo las tareas administrativas) (Cuéllar-Marchelli,
2003b). Lo interesante es que, con base en las percepciones de costos de su estudio, Cuéllar-Marchelli (2003b)
observa que "a diferencia de las escuelas tradicionales, las escuelas EDUCO utilizan más de la mitad de los gastos no
relacionados con el personal para cubrir los costos de gestión en lugar de las actividades directamente relacionadas
con el aprendizaje" (p. 161).
10
Para saber más sobre el sistema educativo en El Salvador ver Edwards, Martin y Flores (2015, 2016). Algunos
elementos comparativos que considerar: el 81% de las escuelas públicas tradicionales tuvieron pupitres frente al 78%
de las escuelas EDUCO; 41% frente al 42% tuvieron libros de matemáticas, y el 38% respecto al 32% tuvieron libros
de lenguaje (Cuéllar-Marchelli, 2003b).
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EDUCO, vemos que hubo problemas con el marco institucional en los niveles inferiores del
sistema. Por ejemplo, mientras que muchas escuelas EDUCO no tuvieron directores, y en donde
sí los hubo (que también se desempeñaban como docentes) estos tenían pocos incentivos para
trabajar con las ACE debido a los conflictos de autoridad (por ejemplo, con respecto a la
contratación y despido de docentes y a los gastos en el presupuesto) y debido a dinámicas
adversas que este conflicto podría producir. Este es un caso en donde el diseño técnico no encajó
bien con la práctica relacionada a los incentivos institucionales. Lo mismo ocurrió con la
promoción de la participación comunitaria. Aunque se esperó que los docentes estimularan la
participación de la comunidad, estos no estaban seguros de cómo hacerlo, no recibieron
capacitaciones para ello y no tuvieron incentivo alguno en estimular una participación que
estuviera dirigida a la supervisión de los propios docentes. En relación con ello, y en un sentido
técnico, los documentos del programa no aclararon cómo se debió haber estimulado la
participación de la comunidad; sólo afirman que, al implementar el modelo EDUCO en una
comunidad determinada, se tendría en cuenta "la disposición de la comunidad para apoyar la
gestión educativa" (MINED, 1992, p. 7).
Por último, en lo que respecta al marco institucional, no cabe duda de que los padres de
familia tuvieran algún incentivo para seguir los procedimientos prescritos por el Ministerio de
Educación en materia de trámites y presentación de informes. Este incentivo se deriva del hecho
de que, si no lo hicieran, no recibirían los fondos para la escuela y los docentes de su comunidad.
Sin embargo, una cuestión central de este estudio es el hecho que EDUCO no proporcionó
mucho incentivo para que más de un par de miembros de la comunidad pasaran por las
propuestas. Para estar seguros, el programa EDUCO implicaba la participación nominal de por
lo menos tres padres de familia11 para contratar a los maestros y llenar los formularios (aunque
ambas actividades a menudo se realizaban con la orientación de los docentes u otro personal del
gobierno).12 Además, EDUCO no proporcionó oportunidades para un compromiso más general
que pudiera ser percibido de forma amplia y significativa por la comunidad. Aunque el Ministerio
de Educación alentó a los docentes a ofrecer clases de alfabetización, esta práctica, como se
señaló anteriormente, era esporádica, de baja calidad e inconveniente para los padres. Por lo
tanto, el punto sigue siendo que EDUCO era una forma muy estrecha y neoliberal de
participación comunitaria que se centraba en la responsabilidad docente, la eficiencia económica
y la eficacia educativa. Aunque el pensamiento detrás de EDUCO es muy seductor, en la práctica,
representaba una forma superficial y extractiva de participación comunitaria.
11
Los procesos administrativos exigidos por el Ministerio de Educación especificaron la participación en la ACE de
un presidente, un tesorero y un secretario. Aunque técnicamente las ACE debieron haber tenido además a un
vicepresidente y tres "vocales" o representantes adicionales de la comunidad (MINED, 1995c).
12
Este es un aspecto clave del que hay que estar consciente, porque la capacidad de los padres de familia para
contratar y despedir a los maestros ha sido el rasgo de EDUCO más alabado por los profesionales del desarrollo
internacional y los reformadores de la educación. Así, aunque la propuesta de que los padres contraten y despidan
a los docentes es una idea que llama la atención fácilmente, especialmente cuando se combina con la lógica neoliberal
que sustentó la promoción internacional del programa (véase la sección sobre el diseño de EDUCO), en la práctica,
vemos que la idea fracasa. Considerando, por un lado, que la rotación de docentes fue reportada como baja y, por
el otro, que las decisiones de contratación de los padres fueron a menudo guiadas por los docentes, directores y
personal gubernamental, se llega a la conclusión de que el mecanismo central de rendición de cuentas incorporado
en el programa -y por el cual llegó a ser, y sigue siendo, tan renombrado- no funcionó en la práctica como se había
previsto.
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7.3.2 Capacidad y Recursos
Junto con las bases legales, crear la capacidad institucional también era una prioridad. Al
inicio, una consultora de la UNESCO asumió en nombre del MINED la implementación del
programa piloto y su posterior crecimiento. Esta persona pasó luego a ser empleada directa del
MINED y se convirtió en la primera coordinadora de la oficina EDUCO, la cual, ciertamente, era
operada en forma independiente del resto del MINED y directamente bajo la batuta de la Ministra
de Educación. En 1994, la coordinadora del programa entrenó y entregó el cargo a su contraparte
salvadoreña. Esto se hizo con el propósito de facilitar la apropiación y garantizar la sostenibilidad
del programa en la medida en que éste creciera y se incorporará a la estructura organizacional
del MINED. Sin embargo, antes de que el Banco Mundial otorgará un segundo préstamo para
expandir el programa EDUCO, se aseguró de aprobar el personal que había sido seleccionado y
contratado en el MINED; además, el Banco Mundial asignó personal clave al proyecto para que
trabajara de la mano con el MINED durante los 15 años que se estableció y amplió el programa.
En una investigación previa, un exministro de educación que había trabajado en la oficina de
EDUCO afirmó que cada uno de los consultores del Banco Mundial, entre 1991 y 2006 fueron
esenciales para ayudar a que el MINED tomara “buenas decisiones” en referencia al diseño,
expansión e institucionalización del programa (Edwards et al., 2014, p. 120).
Cada una de estas medidas descritas estuvo intencionalmente orientada a garantizar que
la implementación del programa EDUCO estuviera guiado por los consultores internacionales y
por el personal del MINED idóneo para hacerlo. Finalmente, para operacionalizar el programa
EDUCO, se proveyó de una inmensa cantidad de recursos financieros, materiales y humanos. En
términos financieros, mientras el piloto de EDUCO comenzó con un financiamiento de $300.000
provenientes de UNICEF, posteriormente, el programa fue respaldado con una serie de
préstamos provenientes principalmente del Banco Mundial y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) entre 1991 y 2006 que sumaron $69,3 millones.13 En complemento a estos
préstamos internacionales existieron fondos provenientes del presupuesto del gobierno. En la
medida que el gobierno iba expandiendo su sistema educativo e incrementaba también el
financiamiento en todos los niveles –lo cual, era un requisito para obtener los préstamos de ajuste
estructural que El Salvador firmó con el Banco Mundial-, también iba aumentando el
financiamiento para el programa EDUCO, el cual ya había sido considerado como su principal
estrategia para mejorar el acceso a la educación. Meza, Guzmán y De Varela (2004) apuntan, por
ejemplo, que para 2001 el MINED proveía $45 millones anuales para sostener los costos fijos del
programa.
No es sorprendente que, con estos fondos, el MINED fuera capaz de desarrollar tanto
recursos materiales como recursos humanos. A mediados de los noventa, el MINED no sólo
desarrolló una serie de nuevos recursos curriculares para las escuelas EDUCO, sino que también
brindó capacitación a los miembros de las ACE a lo largo del país y también a los supervisores
del MINED, quienes daban asistencia periódica a las escuelas. EDUCO fue un programa con
buenos recursos –financieros, materiales y humanos–.
Sin embargo, existe una clara desconexión entre la cantidad de recursos dirigidos al
programa EDUCO durante la década de los 90 y el funcionamiento de este según lo documentado
13
Esta suma fue particularmente influyente dado que el 96% del presupuesto del MINED estuvo reservado para el
pago de salarios de los maestros durante la década de 1990 (MINED, 1999).
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por los estudios cualitativos revisados anteriormente. Si bien es posible que el programa EDUCO
haya recibido una atención y un apoyo significativo durante los 90, e incluso en la década del 2000
(Banco Mundial, 2007), todavía hay evidencia clara de que el programa enfrentó desafíos a nivel
de la comunidad en cuanto a la implementación del modelo EDUCO. Con este fin, los estudios
revisados encontraron que hubo muy poco personal para apoyar en la práctica a todas las ACE
a nivel departamental (dada la proporción entre las escuelas, el personal y las largas distancias en
el viaje), y que, con frecuencia, no hubo alguien que sirviera como director de la escuela o titular
ya que las responsabilidades de liderazgo recayeron -problemáticamente- como se ha
demostrado- en los docentes y en los padres del consejo escolar. Sobre este último punto, los
estudios revelaron que la capacidad de los padres de familia variaba ampliamente, siendo estos a
veces caracterizados como inexpertos y analfabetos. En consecuencia, los padres a menudo
pedían orientación a los docentes, directores y técnicos del Ministerio de Educación. Esta
orientación se extendió a la contratación de docentes, que era la responsabilidad principal de las
ACE. Como respuesta a las dificultades que enfrentaron los padres de familia, el Ministerio de
Educación creó un nuevo puesto de apoyo en la década del 2000 -el agente tramitador- para
ayudar con el papeleo y los informes que se exigían a las ACE.
Aunque se dedicaron recursos adicionales a EDUCO a través del agente tramitador,
EDUCO siempre sufrió -como la mayoría de las escuelas de El Salvador- la falta de recursos
organizacionales. No sólo las escuelas EDUCO carecían de material escolar, como se discutió en
la sección sobre los aspectos pedagógicos, sino que la figura central de EDUCO, es decir, las
Asociaciones Comunales Educativas, fueron una forma de trabajo no remunerado que contribuyó
con un trabajo equivalente al de 805 empleados a tiempo completo cada año (Cuéllar-Marcheli,
2003a). Además, los padres de familia participaron en la construcción de escuelas, contribuyeron
con donaciones, pagaron las cuotas escolares y ayudaron con la preparación de alimentos y
bocadillos, la limpieza, las reparaciones y la recaudación de fondos, además de acompañar al
director de la escuela en sus visitas a las agencias gubernamentales relacionadas con los asuntos
de la escuela. Por lo tanto, más allá de la insuficiencia de recursos materiales, EDUCO se basó
en un diseño extractivo que requirió de tiempo y energía significativa por parte de los padres
—y todo ello sin aportarles nada a cambio, un tema sobre el que se volverá a tratar más adelante.
7.4 Dimensión Política
Mientras el presidente Cristiani y la Ministra de Educación Cecilia Gallardo estaban
interesados desde el principio en una reforma sustancial al sistema educativo, la consultora de la
UNESCO (quién tuvo la ideal original de EDUCO) y los consejeros técnicos del Banco Mundial
de los años 90 aseguraron que, dadas las condiciones de restricción estructural y del contexto
del país, era necesario que la reforma estuviera alineada con las tendencias internacionales del
momento. Con el tiempo, factores adicionales sirvieron para reforzar el compromiso político de
EDUCO. Estos factores incluyeron no sólo el convencimiento dentro del MINED que EDUCO
representaba una innovación, en la cual los oficiales del Banco Mundial estaban personalmente
involucrados, sino también la conciencia de que EDUCO era un modelo viable en otros países
que estaban ansiosos por aprenderlo y emularlo (Meza et al., 2004). Por supuesto, y de manera
importante, EDUCO también satisfizo las necesidades del sistema educativo en la década de los
noventa, ya que fue un programa útil para aumentar rápidamente el acceso a la educación.
Además, tanto los continuos resultados positivos de las evaluaciones que hacía el Banco
Mundial, así como el Premio Presidencial a la Excelencia de esta misma entidad (otorgado al
8. Departamentalización
Hacia el final de la guerra civil, el gobierno inició un proceso de transformación del sistema
educativo, como parte de un esfuerzo más amplio para modernizar la administración de los
servicios públicos, es decir, para hacerla "más rentable y participativa en el marco de una
estrategia nacional de descentralización y privatización". (Cuéllar-Marchelli, 2001, p. 7-8). Cuéllar-
Marchelli (2001) explica los objetivos generales de esta estrategia, además de comentar las
expectativas para el sector educativo:
El objetivo era ganar flexibilidad y eficiencia en la prestación de servicios públicos a la
sociedad civil mediante la descentralización de responsabilidades dentro del gobierno y el
aumento de las contribuciones del sector privado. En el sector de la educación, el objetivo
era encontrar nuevos mecanismos para mejorar el acceso y la calidad de la educación, al
tiempo que se alentaba a los municipios, las organizaciones no gubernamentales y los
padres, entre otros agentes privados, a participar activamente en los asuntos educativos
(pág. 8).
Tanto el gobierno como las organizaciones internacionales se centraron, durante la primera mitad
de la década de los noventa, en cómo lograr esa estrategia mediante la transferencia de
responsabilidades al nivel municipal. Sin embargo, una vez abandonada tal propuesta, la atención
cambió hacia la departamentalización (Orellana, 1997).
Fuente: Elaboración propia con base a (Hernández et al., 2016, p. 59-60; 67; 79; 99).
Otro vacío en la dimensión institucional se refiere al financiamiento. Específicamente, el
MINED no cuenta con los recursos financieros necesarios. Buitrago y Santos (2016) describen la
situación de esta manera:
La estrategia cuenta con un presupuesto para ponerla en marcha, así́ como con un plan
de expansión, pero este se ejecuta mayoritariamente con fondos de prestamos y
donaciones internacionales previstos hasta el 2020. Al no contar con fondos suficientes
dentro de la línea especifica en el Presupuesto General de la Nación se cuestiona su
sostenibilidad por falta de fondos propios. (p. 100)
También es probable que las diferentes fuentes de financiación vengan acompañadas de diferentes
enfoques sobre cómo implementar el modelo SI-EITP, dependiendo de las prioridades de los
donantes y de la asistencia técnica que se proporcione (Luque, 2016, p. 68). Así, como indica la