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El documento contrasta la fe y el temor, indicando que la fe es una absoluta convicción en Dios a pesar de no verlo, mientras que el temor es incredulidad o convicción débil. Sugiere que desarrollar una fe fuerte requiere estudiar la Biblia y orar, para vencer el temor y confiar en un Dios que ama.
El documento contrasta la fe y el temor, indicando que la fe es una absoluta convicción en Dios a pesar de no verlo, mientras que el temor es incredulidad o convicción débil. Sugiere que desarrollar una fe fuerte requiere estudiar la Biblia y orar, para vencer el temor y confiar en un Dios que ama.
El documento contrasta la fe y el temor, indicando que la fe es una absoluta convicción en Dios a pesar de no verlo, mientras que el temor es incredulidad o convicción débil. Sugiere que desarrollar una fe fuerte requiere estudiar la Biblia y orar, para vencer el temor y confiar en un Dios que ama.
2. Hebreos 11:1 como estar "seguros de lo que no vemos" Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 3. Es una absoluta convicción de que Dios está siempre trabajando tras bambalinas. 4. Por otra parte, el temor, en pocas palabras, es incredulidad o una convicción débil. 5. Cuando la incredulidad empieza a dominar nuestros pensamientos, el temor se apodera de nuestras emociones. 6. Nuestra liberación del temor y la preocupación se basa en la fe, que es todo lo contrario de la incredulidad. 7. La fe cristiana es una garantía segura en un Dios que nos ama. 8. Esa fe sigue creciendo a medida que estudiamos la biblia.
Pero, ¿cómo en la vida diaria, podemos desarrollar una fe que vence
nuestros temores?
a. "la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17).
El estudio cuidadoso de la palabra de Dios. Es a través de escuchar, leer y meditar en las escrituras, que comenzamos a experimentar una fe fuerte y segura b. Tiempo de quietud en oración y adoración. David desde pequeño aprendió a orar y adorar y le fortaleció en su relación con Dios y vencer el temor.
CONCLUCION
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:7) Un grupo de niños quedó atrapado en una escuela que se había prendido en llamas. Pocos lograron salir antes que el fuego cubriera por completo el edificio. Los niños, que estaban en el tercer piso del edificio, se encontraban asustados y atemorizados por la situación, decidieron buscar las ventanas como auxilio ante las llamas y el humo, a espera que los bomberos llegaran a tiempo.
El fuego avanzaba demasiado rápido y los bomberos no aparecían. Entonces un hombre
alto y fuerte, al saber que uno de sus hijos estaba entre los atrapados decidió hacer algo. Se acercó lo más que pudo al edificio y pidió a los niños que saltaran uno a uno, que él los atraparía en sus brazos, pues no había otra forma de llegar hasta ellos. Los niños, con mucho valor comenzaron a saltar. El plan estaba funcionando muy bien, pero el último de los niños, atemorizado por la altura, se negó a saltar. Se trataba precisamente del hijo de aquel hombre. El padre, desesperado le gritaba que saltara, que nada le iba a pasar. El niño tenía dudas y no se decidía a saltar, pronto el fuego avanzó más, pero el pequeño no logró vencer el miedo y tristemente falleció entre las llamas. El temor que inundó su corazón le costó la vida. El dolor que sintió aquel padre es indescriptible.