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“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”. escribe Pedro
en 1 Pedro 5: 7.
Si confiamos sólo en lo que entendemos, entonces tenemos todas las razones para
preocuparnos por las diversas pruebas y dificultades que surgen en nuestra vida. Después de
todo, no sabemos cuáles son su propósito. No sabemos cuál será el resultado, ni qué efecto a
largo plazo tendrán sobre nosotros. ¿Y en cuanto al futuro? Hay toda una vida de
circunstancias que no se ven, las cuales podrían volvernos locos de preocupación.
Pero si elegimos tener fe, para confiar en Dios – el Maestro Constructor que guía todo en el
cielo y en la tierra – entonces estamos liberados de preocupación en nuestra vida. Dios tiene
un plan perfecto para nosotros en todo lo que envía a nuestro camino. Él nos envía pruebas y
nos prueba, para que podamos vencer al pecado y que las virtudes de Jesús puedan crecer en
nosotros. Él sabe el resultado final. Él ha planeado toda nuestra vida, con amor y cuidado.
Cuando realmente creemos eso, no tenemos una sola razón para estar ansiosos. Podemos
echar todo nuestra ansiedad sobre Él y enfocar nuestra energía en hacer Su voluntad en lugar
de preocuparnos por todo lo pasado, presente y futuro.
Cuando tratamos de hacer el bien, muy rápidamente nos topamos con nuestras propias
deficiencias. Encontramos que nos falta paciencia al tratar con nuestros niños; Accidentalmente
decimos insolencias, cortando las cosas con aquellos que amamos. Si nos confundimos en
nuestra propia fuerza, sin fe en Dios, caeremos rápidamente en desesperación sobre nuestras
propias incapacidades cuando nos enfrentamos a estas deficiencias.
Pero si creemos en Dios y en el poder de Su Palabra, sabemos que no tenemos que
confundirnos en nuestras propias fuerzas. 2 de Crónicas 16:9 dice, “Porque los ojos de Jehová
contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto
para con él.”
También leemos esta increíble promesa en Romanos 16:20: “Y el Dios de paz aplastará en
breve a Satanás bajo vuestros pies.”
3. Experimentamos alegría
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo.” Filipenses 1: 6.
Dios ha iniciado una obra en nosotros. ¿Y qué trabajo es este? La obra de liberarnos del
pecado en nuestra naturaleza y transformarnos a imagen de Jesús. Esto trae una alegría
increíble a cada uno que anhela liberarse del pecado. Y no sólo Dios ha comenzado una obra,
sino que estamos seguros de que Él la completará. Dios no es afligido por las mismas
tendencias desafortunadas como la humanidad. Él no comienza algo y luego para o pierde
interés a medio camino.
“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que
permanece para siempre.” Salmo 125: 1.
En varios lugares de la Biblia, la Palabra de Dios se compara con una roca. En el evangelio de
Lucas, Jesús nos dice que quienquiera que oye sus palabras y las hace, será como un hombre
que construyó su casa sobre la roca. Y no importa qué tormentas vengan y golpeen contra esa
casa, ella permanecerá en pie, a causa del sólido fundamento de fe sobre la cual está
construida.
Por el contrario, los que viven de sus sentimientos y ponen su confianza en las cosas de esta
tierra, son como un hombre que construye su casa sobre la arena. ¡Qué mal fundamento es
este! En la primera tormenta esta casa es derribada.
Creyendo en Dios y eligiendo vivir por la fe, y no por nuestros sentimientos, que son tan
variables como el clima mismo; permanecemos inmóviles en las tormentas de la vida. Nada
puede desanimarnos. Nada puede robar nuestra fe, porque creemos en el Dios Todopoderoso.
5. Experimentamos milagros
Él eligió creer en Dios, y siguió adelante en fe. Y por su fe, salvó al ejército israelita de los
filisteos.