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Guía

AMFE: Análisis Modal de


Fallos y Efectos
AMFE: UNA HERRAMIENTA PARA LA GESTIÓN Y ANÁLISIS
DE RIESGOS
El Análisis Modal de Fallos y Efectos es una metodología que se aplica a la hora de diseñar nuevos
productos, servicios o procesos. Su finalidad es estudiar los posibles fallos futuros («modos de fallo»)
de nuestro producto para posteriormente clasificarlos según su importancia.
A partir de ahí, obtendremos una lista que nos servirá para priorizar cuáles son los modos de fallo más
relevantes que debemos solventar, bien por ser más peligrosos, más molestos para el usuario, más
difíciles de detectar o más frecuentes y cuáles son los menos relevantes de los cuáles no nos debemos
preocupar, bien por ser poco frecuentes, bien por tener muy poco impacto negativo o bien porque son
fáciles de detectar por la empresa antes de sacar el producto al mercado.
Veamos los principales pasos a seguir para crearlo de un modo adecuado:

1) Objeto de aplicación e información previa


No podemos intervenir un sistema, proceso o producto sin tener información previa, por ejemplo diagramas,
especificaciones, planos de diseño, etc. En este paso debemos contar con un mapeo de las actividades que se
realizan en caso de ser un proceso o producto, o las partes en caso de que sea un sistema. La cantidad de
información varía de acuerdo a la complejidad del objeto de aplicación y la etapa en que se encuentra. Por
ejemplo:
2) Conformación del equipo
Un análisis AMFE se realiza con un equipo que tenga conocimiento del objeto de aplicación.

Puede ser necesario que el equipo cuente con diferentes perfiles según la etapa del objeto de aplicación y la
experiencia que se tiene con él.

3) Descrpción de los ítems


La descripción de los ítems a analizar puede ser diferente dependiendo de qué perspectiva utilicemos, sin
embargo, una metodología recomendada es clasificar los riesgos según las siguientes perspectivas:

4) Determinar los modos de fallo


En este tipo de análisis, lo que primero que se obtiene son los modos de fallo ya ocurridos. Si no están ya
documentados, se deben documentar.

El paso siguiente es, desde las diferentes perspectivas del paso 3, identificar los potenciales modos de fallo. Con
modos de fallo me refiero a las formas en que un producto, proceso o servicio deja de cumplir los requisitos.
5) Determinar los efectos de los modos de fallo
Para cada uno de los modos de fallo identificados (los potenciales y los ya ocurridos) debemos determinar los
efectos que genera. Con efectos me refiero a la consecuencia en el cliente o procesos posteriores.

6) Calificación de la severidad
También conocida como gravedad, la severidad usualmente se clasifica en una escala de 1 a10, siendo 1
insignificante y 10 catastrófico.

7) Determinación de las causas


Para cada una los modos de fallo, debemos determinar las causas que la generan. Este paso es muy importante
porque, al encontrar la causa por la cual se presentan los riesgos potenciales, será más probable que la actividad
genere buenos resultados.
8) Calificación de la ocurrencia
Ahora determinamos el índice de ocurrencia o frecuencia, que no es más que la estimación probabilidad de que
ocurra un fallo por la causa anotada. Al igual que la severidad, la ocurrencia se suele clasificar en una escala del
1 al 10, siendo 1 muy improbable y 10 inevitable
9) Calificación del grado de detección
Ahora asignamos el grado de detección a cada falla, es decir que vamos a estimar en qué medida se puede
detectar una causa o su modo de falla después de generada pero antes de que llegue al cliente. También se
califica en una escala que va de 1 a 10, siendo 1 un control en el que se tiene certeza de que se detectará la falla
y 10 un control con certeza de que NO se detectará.

10) Calcular el número prioritario de riesgo (NPR)


El número prioritario de riesgo se obtiene al multiplicar el grado de severidad, ocurrencia y detección.

NPR = Grado de severidad * Grado de ocurrencia * Grado de detección

El Número de Prioridad de Riesgo se calcula para priorizar los modos de fallos y sus causas

Para finalizar: Toma Acciones


El último paso consiste en la toma de acciones. Estas acciones pueden estar dirigidas a cambiar el diseño o
proceso en aras de reducir la severidad o la ocurrencia. También pueden ser controles adicionales para
aumentar el grado de detección. Dicho de otra forma, las acciones pueden enfocarse en las fallas, las causas o
los controles.

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