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El Ecuador y el Perú mantuvieron durante más de un siglo un conflicto territorial por la falta de límites claros. En 1994 las tensiones aumentaron cuando el Perú amenazó expulsar a soldados ecuatorianos de sus bases. Esto llevó a enfrentamientos armados en enero de 1995 en la cordillera del Cóndor, especialmente en el valle de Alto Cenepa, una zona selvática difícil. Aunque la guerra fue inevitable, la iniciativa ecuatoriana de expulsar a los peruanos que ingresaran a su territorio precipitó
El Ecuador y el Perú mantuvieron durante más de un siglo un conflicto territorial por la falta de límites claros. En 1994 las tensiones aumentaron cuando el Perú amenazó expulsar a soldados ecuatorianos de sus bases. Esto llevó a enfrentamientos armados en enero de 1995 en la cordillera del Cóndor, especialmente en el valle de Alto Cenepa, una zona selvática difícil. Aunque la guerra fue inevitable, la iniciativa ecuatoriana de expulsar a los peruanos que ingresaran a su territorio precipitó
El Ecuador y el Perú mantuvieron durante más de un siglo un conflicto territorial por la falta de límites claros. En 1994 las tensiones aumentaron cuando el Perú amenazó expulsar a soldados ecuatorianos de sus bases. Esto llevó a enfrentamientos armados en enero de 1995 en la cordillera del Cóndor, especialmente en el valle de Alto Cenepa, una zona selvática difícil. Aunque la guerra fue inevitable, la iniciativa ecuatoriana de expulsar a los peruanos que ingresaran a su territorio precipitó
El Ecuador y el Perú durante más un siglo mantuvieron vivo uno de los más antiguos
conflictos en América del Sur, ocasionado por la ausencia de límites claros y
definitivos. Sus fuerzas armadas desarrollaron las capacidades requeridas para la defensa de sus tesis territoriales, por lo que se enfrentaron en repetidas ocasiones, pero en los últimos meses de 1994, el mando peruano amenazó con expulsar a los soldados ecuatorianos de sus bases en las cabeceras del Cenepa, pero el Ecuador estaba dispuesto a no dar «ni un paso atrás» en la defensa de su territorio, por el contrario, estaba decidido a exigir sus legítimos derechos amazónicos y rescribir su historia
La guerra fue inevitable. El general en servicio pasivo Wagner Bravo era el segundo
comandante del grupo de Fuerzas Especiales 26. Él y su grupo ingresaron al área de combate el 16 de diciembre de 1994 y salieron el 15 de julio de 1995. Él recordó que el 26 enero de 1995 a las 17:55 "Ecuador se vistió de gloria en razón que los hijos y descendientes de los Shyris y de los Caras enfrentaron en las nacientes del río Cenepa, en el Alto Cenepa, al invasor peruano que por más de 180 años había querido usurpar territorio ecuatoriano". Explicó que la denominada patrulla Zafiro del grupo de Fuerzas Especiales 26 Cenepa, al mando del capitán de Infantería Isaac Ochoa, con 54 hombres desaloja un helipuerto peruano posicionado en las cabeceras del Alto Cenepa con lo cual se da inicio al conflicto.
En esa ocasión la iniciativa y decisión de expulsar a quienes ingresaran a territorio
patrio, precipitaron los acontecimientos. El conflicto se focalizó en la zona de la cordillera del Cóndor, particularmente en el Valle del Alto Cenepa,es un área selvática con características especiales de relieve, vegetación y clima, que exigió una planificación detallada y el empleo de fuerzas con entrenamiento especial.
Los soldados que combatieron en el Cenepa se entrenaron en la ESCIFT, permitiendo
que la ejecución de las operaciones sea exitosa. También se destacaron los IWIAS (demonios de la selva), unidades formadas por soldados nativos de varias comunidades Shuar y Ashuar, quienes poseen características especiales que les permiten adaptarse rápidamente a las operaciones militares. Durante el conflicto del Cenepa se movilizó una unidad de reservistas nativos, la Compañía ARUTAM, quienes respondieron con gran entusiasmo al llamado de la defensa de la patria. Es así como surgió en el Ecuador la «Generación de la Victoria», una generación que con valentía y dignidad en el campo de batalla rescribió la historia de su país. El general en servicio pasivo Wagner Bravo menciono que todos los ecuatorianos, la parte política, económica, empresarial, pública, privada, ciudadanos, estudiantes y sus Fuerzas Armadas, "con orgullo y con honor combatieron al enemigo para no permitir que otra vez sea allanado el territorio nacional". Dijo que a partir de esa fecha el Ejército y las Fuerzas Armadas, con el apoyo del ciudadano y con el lema del expresidente Sixto Durán Ballén de «ni un paso atrás», son parte integrante de la generación de La Victoria.