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Comer y alimentarse

Comer y alimentarse implican la incorporación de alimento por parte


de un organismo. Comer requiere de la existencia de una abertura o
"boca", por la cual los alimentos ingresan al organismo, a veces con
la ayuda de dientes, lengua, barbas, ventosas o tentáculos. Desde
la boca, el alimento pasa a algún tipo de cavidad, bolsa o tubo
digestivo.

Además de las estructuras anexas a la boca, también partici- pan


del proceso de comer otros apéndices, como las extremida- des de
los vertebrados y las de los insectos

Los organismos unicelulares no tienen boca; se alimentan en forma


activa incorporando otros mi- croorganismos o pequeños restos de
animales y de plantas. Para ello, la membrana externa rodea a lo
que será el alimento, lo engloba y lo incorpora al in- terior de la
única célula: a esta forma de "comer", se la denomina fagocitosis.

¿Qué ocurre con aquellos organismos que no co- men, como las
plantas, los hongos y algunos parási- tos? ¿También se alimentan?

Las plantas, por lo pronto, incorporan el agua y las sales disueltas


desde el suelo, a través de sus raíces, y el dióxido de carbono que
forma parte del aire, a través de las hojas. Estos materiales son
con- ducidos a las partes verdes de la planta y se conver- tirán,
mediante una serie de transformaciones quími- cas y energéticas,
en el "alimento" vegetal. Este es el proceso conocido como
fotosíntesis.

Del alimento así elaborado, las plantas obtienen energía, se


autoconstruyen o acumulan sustancias de reserva, como el almidón
o los aceites. Las plantas no comen..., pero se alimentan.

Algunos parásitos intestinales, como las tenias, viven en el interior


del intestino de muchos vertebrados, incluso del hombre. Si bien
poseen una boca, no la utilizan para comer, sino para anclarse a las
paredes del intestino gracias a unos ganchos y ventosas. Se
alimentan incorporando parte del contenido intestinal del animal que
las hospeda a través de las paredes de su cuerpo.

Alimentarse y nutrirse
Todos los ejemplos de alimentación mencionados hasta ahora se
refieren a organismos de mayor o menor grado de complejidad; en
todos los casos hay incorporación de alimentos. También se debe
tener en cuenta que tal incorporación no implica que el alimento
haya sido integrado a la estructura del propio organismo ni a las
células que lo constituyen.

Así, la ameba retiene el alimento en una vacuola o pequeña


vesícula digestiva; las medusas lo mantienen en una cavidad, y en
los seres humanos, como en muchos otros animales, el alimento
atraviesa un tubo digestivo más o menos extenso. Si se tienen en
cuenta los esquemas representados, ¿se observa que el alimento
se incorporó realmente al organismo que lo ingirió?

No, ya que las estructuras representadas constituyen


compartimentos internos del cuerpo, que contienen pequeñas
porciones del exterior. Para que estos alimentos pasen a formar
parte del organismo, primero deben ser transformados en
sustancias químicamente más sencillas y de menor tamaño. A estas
transformaciones se las denomina digestión. Las sustancias
resultantes atraviesan las paredes de las estructuras que las
contienen y, entonces, son asimiladas por el organismo.

Ya en el interior celular, estas y otras sustancias, como el oxígeno


que ingresa por las vías respiratorias o, en el caso de plantas y
algas, el dióxido de carbono incorporado, participan de una serie de
reacciones energéticas y de autoconstrucción celular que, en
conjunto, reciben el nombre de procesos de nutrición o metabólicos.
Así, la nutrición involucra procesos que ocurren en cada una de las
células que componen un ser vivo. De la misma manera que comer
en cantidad no garantiza una buena alimentación, la incorporación
de cualquier tipo de alimento no siempre aporta todos los recursos
nutritivos.

En el ser humano y en los animales en general, se pueden


reconocer trastornos alimentarios y nutricionales. Los primeros
tienen que ver con los hábitos de alimentación, la cantidad de
alimentos, sus condiciones higiénicas y el estado del sistema
digestivo. Los trastornos nutricionales, en cambio, dependen de la
calidad, la variedad y la fuente de los alimentos ingeridos.

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