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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR

UNIVERSIDAD POLITECNICA TERRITORIAL DEL ESTADO

PORTUGUESA “J.J. MONTILLA” (U.P.T.P. J.J.M)

GUANARE ESTADO PORTUGUESA

Venezuela potencia productiva

Integrantes

Luis García C.I 28.562.190

Rubén Arévalo C.I. 29.995.435

Rodrigo Hidalgo C.I 30.271.304

Bleider Bilinsky C.I. 30.219.389

Ingeniería Mecánica Sección. 226


Introducción
El concepto de potencia productiva es una idea empleada para determinar la
cantidad de producción de una nación. En otras palabras, la fuerza productiva del
trabajo de un país puede medirse mediante la proporción entre el producto que se
obtiene y el tiempo de trabajo empleado.

Si la fuerza productiva del trabajo aumenta, quiere decir que el mismo tiempo de
trabajo puede movilizar una cantidad mayor de medios de producción con lo que
se produce más.

Por su parte, en Venezuela la capacidad productiva se inclina hacia una economía


dependiente de la renta petrolera, para lograr una estabilidad a través del tiempo,
y además, implementar un modelo agrícola lo suficientemente eficiente, que parte
de la producción, procesamiento y distribución de alimentos, para satisfacer las
necesidades de las familias venezolanas en el territorio nacional.
Venezuela potencia productiva
La Venezuela productiva es un proceso formativo para un modelo económico
independiente, que garantice su sustentabilidad a largo plazo, partiendo de los
diversos recursos del territorio nacional. Además, es necesario evaluar propuestas
sociopolíticas del estado, para transformar e implementar un desarrollo en todo
territorio nacional.

El principal objetivo de este modelo es fomentar la capacidad económica del


estado venezolano sustentada en sus principales recursos, que son el petróleo y
sus minerales.

Por su parte, en la actualidad el funcionamiento de la economía venezolana


cuenta con una opinión dividida, algo que se debe a diversas políticas que se
desviaron de su enfoque inicial.

Desarrollo socio productivo para la Venezuela productiva


El desarrollo socio productivo se define como un proceso económico, político y
social que se desarrolla en la comunidad, el cual permite, que se haga de manera
efectiva la participación popular en estos procesos, que se desenvuelven en un
espacio determinado, teniendo como objetivo general la creación de nuevas
relaciones sociales de producción, bajo los principios del trabajo liberador,
solidaridad, eficiencia y autogestión.

De igual manera es la encargada de impulsar la conformación de las


organizaciones socio productiva, contribuyendo así a la construcción de un modelo
económico rentable fundamentado en la economía comunal, en donde se
desarrollen nuevas fuerzas productivas. Esto conlleva a identificar qué modo de
producción está al servicio de los ciudadanos

En concreto este modelo productivo se enfoca principalmente en los siguientes


aspectos:

 Establecer un nuevo modelo productivo con el funcionamiento de nuevas


formas de generación, apropiación y distribución de los excedentes
económicos y un cambio de valores colectivo, en la forma de relacionarse
con individuos de la comunidad y con los medios de producción.

 Cohesionar las fuerzas sociales en productores asociados, haciéndolos


responsables de prácticas y administrativas autogestionadas.
 Sustituir la concentración y centralización de la toma de decisiones por una
genuina autonomía descentralizada que alcance hasta las comunidades
locales.

 Conformar un modelo productivo por empresas de producción social y por


entidades económicas dedicadas a la producción de bienes y servicio, en
las cuales el trabajo tiene un significado propio, basado en una planificación
participativa y protagónica.

 Generar una nueva forma de apropiación de excedentes económicos, que


sea productivamente eficiente, de tal modo que compitan exitosamente con
empresas privadas dentro del país y con otras de países con los cueles se
intercambian bienes y servicios

Emprendimiento, producción y desarrollo nacional


Emprendimiento nacional
El emprendimiento surge en todas sus formas como un fenómeno de
transformación sociocultural y, principalmente por su trascendencia, se considera
como uno de los medios más eficaces para perfeccionar y democratizar los
procesos económicos basados en el esfuerzo personal y la ayuda mutua. En
términos concretos, el emprendimiento social tiene su origen en las comunidades
indígenas y ha estado influenciado por los modos de producción ocurridos en
diferentes épocas de la historia de la humanidad.
Por otro lado, el emprendimiento ha adquirido una dimensión económica asociado
a la producción y comercialización de bienes y servicios agrícolas, pecuarios y
forestales y a las estrategias de expansión de los pueblos, en función del acceso a
nuevos mercados, materia prima abundante y mano de obra barata.
Esta situación se hace más intensa en la era de la revolución industrial, cuando
aparece la industria como motor del progreso, y factores como lo humano, social,
ecológico, cultural y ético son considerados obstáculos al crecimiento económico,
por tanto el emprendimiento social es percibido como innecesario.
Específicamente, durante los últimos 10 años, en Venezuela se han desarrollado
diversas maneras de emprender lo económico y lo social, pasando a ser el país de
América Latina con mayor cuerpo jurídico normativo en materia de fomento a
iniciativas emprendedoras de tipo social. Una muestra de ello son las leyes
específicas sobre cooperativas, pequeñas y medianas empresas, cajas y fondos
de ahorros, monedas y mercados sociales, las cuales adquieren relevancia
significativa en el marco de una Constitución en la que se considera al poder
popular organizado para ejercer directamente la gestión de las políticas públicas
De esta manera, el emprendimiento social cuenta en el país con un prolífico marco
jurídico promotor, dentro del cual la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV) constituye la base legal preeminente de dicha promoción. En
ella se asume un proyecto de país en donde nuevos actores y procesos
socioeconómicos desarrollan y asumen protagonismo en el ejercicio de su
soberanía, a partir de cuyo seno se origina un nuevo marco institucional,
conformado por leyes, políticas públicas y organismos públicos que impulsan su
desarrollo en todo el territorio nacional y son el sustento de las acciones de los
gobiernos nacional, regionales y locales.
Dentro de las políticas de Estado, el país ha impulsado iniciativas emprendedoras
en la sociedad civil, las cuales se reflejan en el Plan de Desarrollo de 2000, el Plan
de la Nación 2001 – 2007 y se profundiza en los lineamientos del Proyecto
Nacional Simón Bolívar 2007 – 2013. También posee un enérgico sustento estatal,
soportado en una variada institucionalidad e importantes recursos
presupuestarios.
Esa institucionalidad ha sufrido varios cambios en lo legal, estructural y funcional,
debidos a las malas políticas de estado en los últimos años. Esos cambios son
poco conocidos en los medios académicos y comunitarios, a pesar de la amplia
difusión realizada por el Estado por medio de sus órganos divulgativos. Además,
esos cambios han sido poco estudiados y son escasas las investigaciones
relacionadas con las nuevas instituciones creadas, tal vez por lo reciente de las
mismas.
Producción y desarrollo económico nacional
Uno de los objetivos de toda política gubernativa es lograr el desarrollo económico
y social de un país, y con tal fin se elaboran planes nacionales y sectoriales de
desarrollo. Mediante la planificación se trata de acelerar la tasa de crecimiento del
Producto Geográfico bruto, redistribuir los ingresos y la propiedad, y elevar el nivel
de vida del pueblo. También se busca lograr metas de empleo, facilitar la
movilidad social y la geográfica de la mano de obra y el capital, evitar presiones
inflacionarias y mantener el endeudamiento externo dentro de cifras manejables.
Pero a veces la escasez de recursos financieros y humanos imposibilita la
aplicación simultánea de un plan único en un país; por otra parte, el nivel de
desarrollo generalmente no es uniforme; los recursos naturales y la población
también tienen una distribución variable; los servicios públicos con que cuentan los
centros de población son dispares y por lo general se hallan concentrados en la
capital y/o en pocas ciudades del interior. Las dificultades señaladas, por lo tanto,
hacen que se recurra a la planificación regional como instrumento de una política
de desarrollo.
Los fines de la planificación del desarrollo son múltiples, como lo serían los tipos
de regiones y los criterios para determinarlas. En este proyecto pueden
distinguirse tres tipos de regiones: áreas para programas sectoriales (función
única); áreas para programas de función múltiple y Regiones para el desarrollo
integrado.
Áreas para programas sectoriales
Son normativas, y definen las que requerirían programas sectoriales similares,
tales como forestación, reforma agraria, y desarrollo de la minería y del turismo. Lo
ideal sería que surgieran de la integración de la planificación sectorial con la
planificación regional. Se trata, esencialmente, de instrumentos para la
formulación de políticas; son susceptibles de reorganizarse, generalmente
homogéneas y orientadas hacia diferentes tipos e intensidades de desarrollo
potencial.
Áreas para programas de funciones múltiples
Están generalmente destinadas a resolver los problemas de áreas específicas
mediante un enfoque de desarrollo integrado. Los programas en esta categoría
pueden relacionarse con el desarrollo de hoyas hidrográficas con fines múltiples;
con el desarrollo metropolitano; con la reestructuración de áreas atrasadas; con el
desarrollo de áreas vírgenes, y con el desarrollo de áreas fronterizas.
Las regiones para el desarrollo integrado.
Estas constituyen un nivel de agregación regional donde aún es posible realizar la
búsqueda de información directa y la participación en la toma de decisiones, y
donde, separándose del nivel nacional, resulta conveniente delegar las funciones
de toma de decisiones y de orden administrativo a fin de mantener el nivel de
eficiencia requerido. Proporciona el cuadro para un liderato a nivel regional y para
la definición de los programas regionales de desarrollo integrado como parte
esencial de la política de desarrollo nacional.
Estas regiones están orientadas hacia un centro (regiones nodales), porque sus
centros cumplirán las funciones de desarrollo básico, tales como la toma de
decisiones regionales, los servicios urbanos de infraestructura, las
comunicaciones y el mercado; la periferia de la región nodal mantendrá una
cohesión con la parte nuclear mediante un sistema de relaciones espaciales
comunes. Los centros de los diferentes niveles tomarán un sistema jerárquico,
cumpliendo cada uno sus funciones específicas en base al potencial económico y
su acceso a los centros de mayor importancia o a los mercados nacionales e
internacionales. A la vez, estos centros llevan las innovaciones hacia el resto del
territorio nacional.
La composición de estas regiones es más bien complementaria que homogénea.
Este tipo de región constituye una unidad en la cual, dada la intensidad de las
relaciones internas, los efectos principales de cualquier inversión dentro de la
región tendrán las repercusiones más intensas. Debido a estos criterios
cualitativos es difícil que la delimitación pueda ser académicamente pura. Es
esencialmente una región abierta en el sentido tradicional de un área
ininterrumpida que posee cierta homogeneidad en su núcleo, pero cuyos límites
no están claramente definidos.
El carácter de estas regiones es normativo y tiene una orientación hacia el futuro.
Comprenderá una variedad de potenciales, diferenciados entre el centro (o
centros) y las diferentes partes de la periferia, y de este modo, los atravesarán las
áreas para programas sectoriales de función única.
Generalmente, las regiones para el desarrollo integrado cumplen tres propósitos:
La regionalización del plan nacional de desarrollo; La descentralización
administrativa, y la elaboración y ejecución de planes regionales.
En la actualidad, Frente a la crisis económica más pronunciada que ha visto la
historia de Venezuela, se ha consolidado cierto consenso entre economistas sobre
las políticas que nos han traído hasta acá. Por ejemplo, hay consenso acerca de
cómo el masivo financiamiento monetario del déficit fiscal por parte de un banco
central capturado por el ejecutivo llevó a la primera hiperinflación del continente
durante el siglo XXI. También existe consenso sobre cómo el uso de PDVSA como
plataforma clientelar del partido de gobierno la llevó a una situación de default
tanto comercial como financiero, al haber comprometido su capacidad productiva y
exportadora
Si bien el turbio acontecer político actual dificulta la planificación a mediano plazo,
un eventual cambio de rumbo pasa por transformar los consensos acerca del
diagnóstico en consensos acerca de las soluciones. Un punto relativamente
áspero en las discusiones entre economistas trata sobre la necesidad de
diversificar la economía.
En particular, partiendo de los determinantes empíricos del proceso de
diversificación productiva en Venezuela, sostenemos que se pueden identificar
sectores con oportunidades latentes de crecimiento para cada uno de los estados
del país. Estos hallazgos, si bien preliminares, confirman que el estudio detallado
de las economías regionales permitiría identificar oportunidades de diversificación
alrededor de las cuales puedan hilarse políticas efectivas para el desarrollo
productivo nacional.
El sector petrolero, aún en su estado actual de deterioro extremo, representa
cerca del 95% de nuestras exportaciones. Supongamos que la situación del sector
petrolero empieza a mejorar: en un escenario optimista en el que la producción
petrolera se eleva progresivamente hasta 6 millones b/d en el 2023, asumiendo el
nivel de precios promedio de 2017 y suponiendo que el consumo interno de
hidrocarburos por venezolano se mantiene estable, las exportaciones petroleras
per cápita ascenderían hasta unos 2.700 USD anuales. Esto representaría, dentro
de 6 años, cerca del 25% del ingreso actual de exportaciones por habitante de
Trinidad y Tobago. O puesto de otra manera, después de unos 45 años,
alcanzaríamos exportaciones por venezolano apenas superiores a la mitad del
máximo histórico alcanzado por el país hacia finales de los años 70.

El punto es claro: el petróleo, incluso bien manejado, le queda pequeño a una


Venezuela de más de 30 millones de habitantes. El mito de ser ricos porque
tenemos petróleo no solo es incorrecto, sino que también es dañino en la medida
en que desvíe nuestra atención del reto adaptativo fundamental que tenemos
como sociedad: superar la dependencia del petrolero.
No podemos aspirar a que el petróleo, por sí solo, nos lleve a un nivel de
desarrollo deseable. Existe una amplia literatura sobre los efectos negativos que la
dependencia de actividades extractivas produce sobre distintas sociedades. Esta
literatura concluye que, por distintos mecanismos económicos e institucionales, la
dependencia de actividades extractivas representa un obstáculo al desarrollo.
Por el contrario, la diversificación productiva conduce a procesos de crecimiento
económico más estables, pronunciados y dinámicos, a la generación de empleo
de alta calidad y a la aceleración de la innovación tecnológica. La necesidad de
diversificar se ha hecho cada vez más evidente para países con estructuras
productivas similares a la nuestra, como Arabia Saudita y Trinidad y Tobago, así
como otros países extractivos de Latinoamérica, los cuales se encuentran
avanzando agendas tremendamente ambiciosas de desarrollo productivo.
Si coincidimos con que necesitamos diversificarnos, se hace valioso caracterizar el
proceso de diversificación económica para así entender los obstáculos y
oportunidades potenciales que enfrentaría Venezuela al asumir este proceso.
Conclusión
En el presente texto se analiza el modelo productivo de Venezuela, constatando
su desarrollo y fortalecimiento por medio de normas, principios y procedimientos
para la creación, funcionamiento y desarrollo del sistema económico dentro del
país.
Por otra parte, se define el desarrollo socio productivo del país, que es el
encargado de impulsar la conformación de las organizaciones socio productiva,
contribuyendo así a la construcción de un modelo económico rentable
fundamentado en la economía comunal, en donde se desarrollen nuevas fuerzas
productivas.
Por último, al observar las características del sistema económico nacional,
podemos determinar que tiene como fundamento la libertad económica, la
iniciativa privada y la libre competencia, mediante relaciones sociales donde se
enmarca la producción, la distribución, y el intercambio de ideas para crear,
impulsar y desarrollar pequeñas organizaciones socio productivas.

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