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bibliodiversidad
Alba Zambrano Constanzo
Héctor berroeta Torres (Comps.)

Teoría y práctica de la acción


comunitaria
Aportes desde la psicología comunitaria

1
Teoría y práctica de la acción comunitaria

307.098Zambrano, Alba et al.


Z Teoría y práctica de la acción comunitaria /
Compilación: Alba Zambrano y Héctor berroe-
ta. -- Santiago : RIL editores, 2012.

420 p. ; 21 cm.
ISbN: 978-956-284-879-4

1 psicología comunitaria-chile.

Teoría y práctica de la acción comunitaria


Primera edición: junio de 2012

© Alba Zambrano - Héctor berroeta, comps., 2012

© RIL® editores, 2012


Los Leones 2258
7511055 Providencia
Santiago de Chile
Tel. (56-2) 2238100 ril@rileditores.com •
www.rileditores.com

Composición, diseño de portada e impresión: RIL® editores

Impreso en Chile • Printed in Chile

ISbN 978-956-284-879-4 Derechos

reservados.

2
Teoría y práctica de la acción comunitaria

Índice

Presentación ........................................................................ 11
Acción comunitaria y psicología comunitaria,
apuntes iniciales .................................................................. 23

Capítulo 1
Desarrollos metodológicos y técnicos
en el campo de la acción comunitaria.......................... 35

La comunidad como elección: teoría y práctica


de la acción comunitaria
Xavier Úcar ........................................................................... 37

Psicología comunitaria. Niveles múltiples en los procesos


de intervención comunitaria
Antonio Ismael Lapalma ......................................................... 73

Investigación, acción, opciones personales y


condicionamientos metodológicos y sociales.
Consideraciones al hilo de una experiencia
comunitaria
Alipio Sánchez Vidal ............................................................... 95

Estrategias participativas y conjuntos de acción.


Más allá de los dilemas y de las microrredes
María Dolores Hernández y Tomás R. Villasante ....................... 129

La transversalidad del componente de aprendizaje en


los modelos de evaluación orientados al
proceso de implementación

3
Teoría y práctica de la acción comunitaria

Rodrigo Quiroz .................................................................... 163


Las perspectivas biográficas en psicología comunitaria chilena
María Isabel Reyes Espejo, María Teresa Ramírez
Corvera, Jorge Castillo Sepúlveda ..................................................189

Coordenadas para una cartografía de la acción socioprofesional


de la psicología comunitaria en Chile
Héctor Berroeta Torres .......................................................... 219

Capítulo 2
Sistematización de experiencias en el campo
de la acción comunitaria ............................................ 255

El refortalecimiento como una herramienta de trabajo


comunitario: reflexiones desde la comunidad
Carlos Vázquez Rivera, Aracelis Escabí Montalvo,
Sylmarie Quiñones Sureda, Wanda Pacheco Bou ...................... 257

Algunas reflexiones teórico-metodológicas sobre la intervención


social desde el trabajo con comunidades lafkenche
Rodrigo Navarrete Saavedra.................................................... 277

Participación artística comunitaria: el arte como


herramienta de desarrollo social
Catalina Cabrera, Enrico Cioffi,
Rodrigo Novoa, Claudia Silva ...................................................... 307

Hacia un modelo de diagnóstico participativo


Paola Dinamarca Gahona, Miguel Suárez Olivares ..................... 321

Creación, captura y distribución de valor sociocultural y


económico en comunidades indígenas para la construcción
de negocios ecoturísticos. El caso del parque pewenche de
quinquén, comuna de lonquimay, chile
Oscar Gabriel Vivallo Urra ..................................................... 339
Hacia una estrategia territorial de prevención comunitaria de la

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Teoría y práctica de la acción comunitaria

drogodependencia: la experiencia del programa conace-previene


padre las casas
Alba Zambrano, Marina Vargas, Iván Neira yLucía Pérez . ............ 373

Reflexiones en torno al proceso de sistematización de


experiencias: alcances y encrucijadas de la producción de
conocimiento desde los equipos de trabajo
Guillermo Fer

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Teoría y práctica de la acción comunitaria

Presentación

Este libro es un proyecto desarrollado en el marco de un conjunto


de iniciativas de la Red de Formación e Investigación en
Psicología Comunitaria, y responde al desafío surgido al publicar
el libro Psicología Comunitaria en Chile. Allí, Alipio Sánchez
Vidal, al analizar el estado actual de la Psicología Comunitaria en
Chile, destacaba la necesidad de avanzar en la sistematización y
difusión de experiencias concretas de intervención que permitieran
efectuar una reflexión profunda acerca de la dimensión
metodológica y técnica de la acción comunitaria de corte
psicosocial en el país.
El interés en este volumen es poner en diálogo perspectivas
acerca de la acción comunitaria desde diferentes profesiones y
disciplinas. Particularmente interesa valorar los puntos de
encuentros y aquellas cuestiones que permiten identificar el aporte
que la Psicología Comunitaria realiza o puede realizar en el vasto
campo de la acción comunitaria.
Como bien reconocen Llena y Úcar (2008), la acción
comunitaria constituye un marco conceptual amplio, polisémico y
diversificado en el que convergen disciplinas y prácticas muy
variadas. Dos cuestiones serían fundamentales en la acción
comunitaria: trabajar con la comunidad y hacer que esta sea
protagonista de sus propias transformaciones. Como Richard
Gomá plantea, «La acción comunitaria adquiere sentido cuando se
desarrolla a partir de un colectivo humano que comparte un
espacio y una conciencia de pertenencia, que genera procesos de
vinculación y apoyo mutuo, y que activa voluntades de
protagonismo en la mejora de su propia realidad» (2008, s/p). Así,
implica, persigue y busca la activación de las relaciones sociales

6
Teoría y práctica de la acción comunitaria

para conseguir transformaciones en las condiciones de vida


materiales y relacionales de las personas.
Por su parte, la psicología comunitaria se declara una
disciplina que, a partir de la acción sobre factores psicosociales,
busca «desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los
individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social
para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en
esos ambientes y en la estructura social» (Montero, 1984, p.390).
Lo anterior implica atender los procesos y variables
vinculadas con el desarrollo de la comunidad (sentimiento de
comunidad, identidad social, participación, empoderamiento, entre
otros) tomando como uno de sus ejes centrales de estudio la
constitución y fortalecimiento de las organizaciones. Supone,
provoca y genera cambios en las relaciones humanas y esos
cambios buscan incidir de manera directa en la distribución del
poder.
Desde el ideal, se pretende desarrollar un ejercicio liberador;
de desarrollo de una conciencia política y de promoción de
estrategias participativas para el ejercicio de una ciudadanía activa.
A partir de lo antes expuesto, se hace evidente que la acción
comunitaria y el quehacer de la psicología comunitaria son campos
de ejercicio interdisciplinario que se sobreponen. Las acciones
concretas que los profesionales realizan en uno u otro campo, son
coincidentes y se nutren de los mismos principios de trabajo:
respeto por el otro, autonomía, confianza y participación. Sin
embargo, desde el sentido de la acción, esta coincidencia no es
completa. La acción comunitaria concibe la transformación social
de un modo más restrictivo que la psicología comunitaria, aun
cuando, como ya sabemos, nuestra disciplina presenta una
importante dificultad al momento de conciliar sus principios con
su acción1.
La diversidad de la psicología comunitaria al momento de
implementar su quehacer, y la creciente dependencia
gubernamental en que se desarrolla la intervención social en
Sudamérica, nos han hecho observar con curiosidad el
protagonismo que la acción comunitaria ha alcanzado en las

1 Ver en este volumen el texto «Coordenadas para una cartografía de la acción


socioprofesional de la psicología comunitaria en Chile».

7
Teoría y práctica de la acción comunitaria

estrategias de acción a nivel de los gobiernos locales en España y


en algunas experiencias de salud mental en Norteamérica.
Creemos que es interesante conocer el modo en que esta
perspectiva actúa y contrastar su quehacer con las acciones que se
emprenden en este lado del mundo.
Es por ello que en este texto hemos querido centrarnos en el
ámbito de la práctica, orientando este volumen al análisis de las
metodologías implementadas al alero de ambos campos,
identificando sus potenciales aportes y dificultades en el contexto
de la política social y los procesos de desarrollo humano,
impulsados desde diversos sectores de la ciudadanía.
Este libro intenta hacer una revisión de recursos y
orientaciones metodológicas y técnicas asociadas a la intervención
comunitaria, analizando su potencialidad y aportes en las
estrategias para el desarrollo con componente comunitario. Se
busca un análisis de las perspectivas metodológicas y técnicas
ligadas con las diversas formas de hacer, estableciendo relaciones
con los modelos e influencias teóricas que los sustentan.
En esta misma dirección, hemos querido explorar las
tensiones, proyecciones y desafíos metodológicos que se generan
en el campo de la intervención comunitaria en Chile. Con ello
buscamos problematizar y colocar en perspectiva los
requerimientos metodológicos que los procesos de desarrollo
comunitario requieren, en las condiciones que ofrece hoy día la
institucionalidad en el país.
Para dar cuenta de esta intencionalidad, hemos organizado
este volumen en dos partes. La primera es una sección de carácter
analítico, en donde un conjunto de destacados y nobeles autores de
diversas disciplinas analizan distintos tópicos asociados a los
desarrollos metodológicos y técnicos en el campo de la acción
comunitaria, evaluando en algunos casos su aplicabilidad en la
intervención psicosocial comunitaria, y en otros directamente
cuestionándolos.
En una segunda sección, se presentan experiencias concretas
de intervención comunitaria que destacan por sus innovaciones
metodológicas, por las técnicas utilizadas o por los ámbitos en que
se aplican, así como por los aprendizajes y reflexiones que
proponen.

8
Teoría y práctica de la acción comunitaria

Hasta aquí lo que nos propusimos cuando iniciamos la


empresa de editar este libro y que creemos hemos logrado con los
aportes individuales de cada autor y autora, a quienes, por cierto,
agradecemos enormemente el esfuerzo de respetar estas
coordenadas de escritura.
Sin embargo, el texto final que es este libro sobrepasa con
creces nuestras intenciones iniciales. El resultado global de este
volumen es curioso, pues se despliega en una constante tensión
entre los elementos que en los párrafos iniciales de esta
presentación enunciábamos. Por un lado, bosqueja los contornos
de la acción comunitaria y por el otro, difumina e interroga los
límites de la psicología comunitaria; a la vez que interroga y
cuestiona la pertinencia de la dependencia gubernamental de la
acción. Es decir, una profunda y dinámica reflexión sobre el estado
actual del quehacer comunitario.
Como señalábamos, esto no es merito ni intención de los
editores, sino el resultado espontáneo que emerge cuando a un
grupo de académicos y profesionales se les invita a escribir sobre
la práctica en intervención comunitaria.
Como una forma de motivar esta lectura global, a
continuación comentaremos las particularidades de cada artículo y
las reflexiones que nos despiertan.
En el texto La comunidad como elección: teoría y práctica de
la acción comunitaria, Xavier Úcar parte describiendo las
transformaciones contemporáneas que sitúan la reflexión y
revalorización de la comunidad; nos instruye sobre las
posibilidades que esta tiene de mediar en las presiones
globalizadoras y en los procesos de individuación y,
particularmente, en el papel que juega en el nuevo escenario de un
sistema de bienestar erosionado, donde lo comunitario se instituye
como un recurso tanto de la política como de la propia ciudadanía.
Una vez situado el contexto, nos propone la Acción
Comunitaria como el marco conceptual amplio, polisémico y
diversificado en el que caben distintas prácticas y disciplinas que
tienen como centro a la comunidad. Una invitación que reconoce,
como él mismo apunta, la borrosidad del término comunidad y
opta por una posición de parsimonia y sentido: La comunidad se
define por la elección de sus propios miembros; afirmación tras la
cual despliega una minuciosa teoría de la comunidad como
9
Teoría y práctica de la acción comunitaria

elección, un profundo trasfondo conceptual en el que hace dialogar


las nociones de Sujeto, Concientización y Empoderamiento, en
una estructura compleja pero armónica sobre la cual edifica su
propuesta para un proceso de acción comunitaria.
El artículo «Psicología comunitaria. Niveles múltiples en los
procesos de intervención comunitaria» de Antonio Lapalma, es un
texto que nos aporta una doble lectura, ya que en la superficie de
lo escrito nos ofrece una acabada propuesta de intervención
comunitaria, mientras que entre líneas nos invita a una aguda
reflexión en torno de los límites y principios de la psicología
comunitaria; contenidos que dialogan y bosquejan la postura del
autor.
Lapalma, en un primer nivel, nos plantea la necesidad de
identificar la trama vincular del campo de intervención, lo que él
denomina la Tríada Vincular, formada por la población, los
equipos de facilitación externos y el proyecto. A partir de este
conjunto de dimensiones despliega su propuesta de un Cambio
Social Planificado, proceso en el que sugiere estrategias de
diagnóstico participativo, de planificación, de negociación y de
resolución de conflictos, de comprensión de determinados
procesos grupales y técnicas de animación sociocultural.
En un segundo nivel, el autor nos hace un llamado de atención
al visibilizar la complejidad que implica el definir la psicología
comunitaria como subdisciplina o como un área de aplicación de la
psicología social. Es una distinción profunda que desplaza las
fronteras del quehacer y que Lapalma disipa con elegancia al
hablar de Intervención Comunitaria, marco desde donde extiende y
sitúa los principios centrales de la acción: la validación del proceso
desde la propia comunidad, la construcción conjunta del saber y la
puesta en escena de la perspectiva del psicólogo comunitario.
Esta posición resulta de especial interés, por cuanto abre
posibilidades de acción en marcos institucionales diversos y, en
consecuencia, se instala en el contexto de posibilidad que otorgan
los marcos corporativos de las democracias latinoamericanas; sin
embargo, tal como el autor nos hace notar al final de su escrito,
resulta fundamental conocer los límites y condiciones de
generación de los modos de gestión política que facilitan o limitan
el desarrollo de las propuestas teóricas y metodológicas de la
psicología comunitaria.
10
Teoría y práctica de la acción comunitaria

Alipio Sánchez Vidal, en el texto «Investigación, acción,


opciones personales y condicionamientos metodológicos y
sociales. Consideraciones al hilo de una experiencia comunitaria»,
nos plantea una reflexión sobre una de las tensiones permanentes
en la psicología comunitaria, la vinculación entre la práctica
científica y la acción comunitaria (Wandersman 2003,
Wandersman, Kloos, Linney y Shinn, 2005). A partir de la
revisión de una experiencia de investigación concreta, el autor nos
propone una reflexión sobre los procesos complejos y
potencialmente conflictivos que enfrentan los psicólogos
condicionados por mandatos institucionales y expectativas
socioprofesionales que intentan articular estas dos actividades
(práctica científica y acción comunitaria).
La incompatibilidad de intereses y valoraciones entre las
necesidades académicas y comunitarias, las dificultades
relacionales y de sobrecarga de trabajo para compatibilizar ambos
roles y las dificultades de conciliar metodológicamente la
investigación y la intervención, son algunas de las tensiones que el
autor identifica y analiza.
María Dolores Hernández y Tomás Villasante participan de
esta publicación con un texto complejo, plagado de referencias
teóricas que fundamentan el despliegue de las metodologías
participativas que nos proponen. El texto «Estrategias
participativas y conjuntos de accion. Más allá de los dilemas y de
las microrredes», nos ofrece una amplia descripción de
procedimientos para el trabajo territorial en distintos niveles u
ondas; nos sugieren los Conjuntos de Acción y los Sociogramas
como herramientas conceptuales y operativas para el análisis de
actores y el reconocimiento de redes en la vida cotidiana; nos
proponen los Tetralemas y las Devoluciones Creativas como
estrategias para abrir los discursos y articular las posiciones; nos
plantean la emergencia de las posiciones reversivas para enfrentar
las dicotomías inhabilitantes; y nos sugieren los desbordes
populares como vías de salida. Sin duda, un complejo y delicado
glosario de términos y maniobras que buscan acercarnos al sentido
de una propuesta que apunta a profesionales implicados y críticos
comprometidos con la democracia participativa.
El texto de Rodrigo Quiroga, «La transversalidad del
componente de aprendizaje en los modelos de evaluación
11
Teoría y práctica de la acción comunitaria

orientados al proceso de implementación», presenta una revisión


contextualizada del desarrollo histórico de la evaluación de
programas, revisa los diversos modelos de evaluación orientados a
la implementación e intervención, destacando la sinergia para el
campo de la intervención comunitaria de los modelos de
evaluación cualitativa, participativa, empoderante y, en especial, la
evaluación de cuarta generación. Modelo que resulta
particularmente atractivo y del cual el autor rescata su orientación
hacia la autodeterminación de los actores implicados.
No obstante, el interés central del autor es analizar el valor del
aprendizaje en los proceso de evaluación, un aspecto transversal a
todos los modelos, aun cuando exista un modelo específico
orientado a esta dimensión. Nos propone tres ejes de análisis desde
donde identificar los procesos y efectos de aprendizaje en los
participantes: el objeto del aprendizaje, el sujeto del aprendizaje y
el rol del evaluador.
Interesados en los procesos de co-construcción de
conocimiento, María Isabel Reyes, María Teresa Ramírez y Jorge
Castillo nos proponen en el texto «Las perspectivas biográficas en
psicología comunitaria chilena», un análisis de las posibilidades y
potencialidades que los puntos de vista biográficos ofrecen al
campo de la Psicología Comunitaria. Nos ofrecen un paralelo
comparativo donde dan cuenta de las coincidencias epistémicas,
ontológicas, éticas y políticas de ambas perspectivas, y nos
proponen una doble pertinencia: desde la investigación, la creación
de un espacio en el cual lo personal, lo social y lo histórico se
entrecruzan, para aprehender las relaciones recíprocas entre
individualidad y colectividad; y desde la intervención, la
configuración de un espacio dialógico y activo, donde todos
quienes forman parte de este espacio son considerados agentes
reflexivos, capaces de integrar su historia y de integrar la Historia.
Posteriormente y, desde el análisis de investigaciones realizadas en
Chile, presentan elementos empíricos que dan cuenta de la
capacidad interventiva de esta integración.
«Coordenadas para una cartografía de la acción
socioprofesional de la psicología comunitaria en chile», es el título
del texto que cierra este primer capítulo de reflexión teórica.
Héctor berroeta Torres, en un ejercicio analítico, elabora una
propuesta metodológica para cartografíar las acciones que
12
Teoría y práctica de la acción comunitaria

desarrollan los profesionales en el campo de la psicología


comunitaria. A partir de los reportes internacionales de la acción,
los principios teóricos y el contexto institucional en que se
desarrolla la disciplina, define las coordenadas de un mapa
conformado por tres ejes: Individuo/Comunidad,
Mejoramiento/Transformación y Dependencia/ Autonomía.
Ejercita este planteamiento con los resultados de seis
investigaciones sobre las prácticas de acción ya publicadas, mapea
las experiencias que se reportan, discute sus alcances y comenta la
proyección que se deprende de sus resultados. Tras este ejercicio,
concluye con una crítica al estado de la disciplina y a su excesiva
dependencia gubernamental.
Esta propuesta es un interesante recurso para los equipos de
trabajo. Cartografiar las propias prácticas bajo estas coordenadas,
propicia una reflexión crítica acerca de los márgenes de la propia
agencia y las condiciones de autonomía/dependencia en que se
realiza la acción. Este conocimiento es útil para reelaborar la
práctica y para luchar por contextos más favorables que propicien
prácticas más comunitarias y más transformadoras.
Carlos Vázquez Rivera, Aracelis Escabí Montalvo, Sylmarie
Quiñones Sureda y Wanda Pacheco bou contribuyen a este
segundo capítulo con el texto «El refortalecimiento como una
herramienta de trabajo comunitario: reflexiones desde la
comunidad». En este escrito, los autores proponen la noción de
refortalecimiento como una herramienta para el trabajo
comunitario, y analizan sus particularidades en el contexto de una
intervención comunitaria con madres y padres de niños y niñas con
necesidades especiales en, una comunidad empobrecida en Puerto
Rico. Nos plantean que el refortalecimiento es un proceso que
emerge desde el colectivo y el pensamiento en red, y que es
necesario descongelar las relaciones de poder que se cristalizan en
las instituciones si queremos deshacer los efectos de las políticas
asistencialistas.
El artículo de Rodrigo Navarrete Saavedra, «Algunas
reflexiones teórico-metodológicas sobre la intervención social
desde el trabajo con comunidades lafkenche», es un texto
provocador. Plantea, desde la experiencia con comunidades
mapuches, una reflexión crítica sobre las condiciones de control y
las posibilidades de agencia que emergen en la relación Política
13
Teoría y práctica de la acción comunitaria

Social-Acción comunitaria. Nos presenta un interesante contexto


histórico-político de la relación del estado con las comunidades y
organizaciones mapuches Lafkenche, que nos permite comprender
el modo en que se entiende el conflicto en el abordaje de la
demanda indígena que hace al Estado. La política social, en
palabras del autor, «entiende esta demanda como un problema
social de pobreza étnica y no como un asunto de reconocimiento
de derechos y ciudadanía diferenciada». A partir de aquí, nos
muestra dos experiencias de trabajo con comunidades que desde la
autonomía buscan fortalecer las relaciones comunitarias como
estrategias de cambio social y promoción de movimientos sociales.
El artículo «Participación artística comunitaria: el arte como
herramienta de desarrollo social», de Catalina Cabrera, Enrico
Cioffi, Rodrigo Novoa y Claudia Silva, describe la metodología de
acción comunitaria desarrollada por el colectivo Teatro de Tierra.
Nos muestran cómo esta se implementa en una experiencia
desarrollada en Tocopilla, en el norte de Chile. El trabajo
desempeñado por esta agrupación es interdisciplinario y con una
orientación claramente sociocultural. Usando un conjunto de
herramientas artísticas se abocan a la conformación de sentido de
comunidad, apropiación espacial y empoderamiento de los actores
locales. El artículo se organiza en dos partes. En un primer
apartado se describe secuencialmente la metodología de trabajo, y
en un segundo se presenta la sistematización de la experiencia.
«Hacia un modelo de diagnóstico participativo» es el título de
la contribución de Paola Dinamarca Gahona y Miguel Suárez
Olivares. Estos autores nos proponen una metodología para la
elaboración de diagnósticos participativos en el ámbito de las
políticas locales, diseñada a partir de una experiencia de trabajo
colaborativo entre la universidad y un servicio público local, sobre
la situación de los niños y adolescentes de la comuna de
Coquimbo.
En el artículo «Creación, captura y distribución de valor
sociocultural y económico en comunidades indígenas, para la
construcción de negocios ecoturísticos», a partir del caso del
parque pewenche de quinquén, comuna de Lonquimay en Chile,
Oscar Vivallo Urra nos presenta un trabajo que se mueve en
ámbitos poco tradicionales, usando conceptos como modelos de
negocio, espacios económicos, conservación de la biodiversidad y
14
Teoría y práctica de la acción comunitaria

de relaciones interculturales desiguales, para analizar una


experiencia de acción comunitaria de promoción socioeconómica
en una comunidad indígena con fines de conservación ecológica.
El artículo describe los antecedentes históricos que anteceden
el proyecto, los aspectos centrales de la iniciativa y los contenidos
conceptuales que sustentan su análisis. Nos propone algunos
criterios metodológicos a considerar en la intervención
comunitaria en contextos interculturales, y reflexiona acerca de las
posibilidades de mantener el éxito en un proceso de desarrollo
sociocultural y económico en la forma de negocio, cuando el
proceso se construye a partir del protagonismo de sistemas
culturales diferentes.
Alba Zambrano, Marina Vargas, Iván Neira y Lucía Pérez, en
el artículo «Hacia una estrategia territorial de prevención
comunitaria de la drogodependencia: la experiencia del programa
conace–previene padre las casas», comparten una experiencia
orientada a la prevención comunitaria de la drogodependencia,
consistente en una estrategia de formación de líderes comunitarios
en una comuna de la región de la Araucanía. Enmarcado en un
proceso de investigación-acción, llevado a cabo conjuntamente por
el Programa Previene de Padre Las Casas y el área comunitaria del
departamento de Psicología de la Universidad de la Frontera, se
implementó una escuela de lideres dirigida al desarrollo de un
liderazgo empoderador. La iniciativa se oriento a mejorar la
gestión organizacional, la participación y la cohesión social, en la
perspectiva de favorecer condiciones para la prevención
comunitaria. De esta experiencia se concluye que es importante
involucrar al conjunto de líderes que operan en un mismo territorio
y conectar con otras acciones de dinamización comunitaria.
«Reflexiones en torno del proceso de sistematización de
experiencias: alcances y encrucijadas de la producción de
conocimiento desde los equipos de trabajo», de los autores
Guillermo Fernández; Eduardo Guesalaga y Domingo Asún, nos
muestra un trabajo de sistematización de experiencias con diversos
equipos profesionales vinculados con políticas sociales de
intervención psicosocial.
Como sabemos, la sistematización es una acción de
producción de conocimiento que busca comprender los complejos
procesos que ocurren en una práctica de intervención, y permite a
15
Teoría y práctica de la acción comunitaria

un equipo de trabajo mirar su propio quehacer con cierta distancia,


reflexionar acerca de él, interrogarlo y organizarlo de acuerdo con
cierto orden. Esto permite comprender su estructura y dinámica y,
a la vez, hacerla comunicable.
Esta herramienta, como nos muestran los autores, puesta al
servicio de los equipos profesionales ligados con políticas sociales,
les permitió identificar los supuestos explícitos e implícitos que
operan en la «acción» y contrastarlos con los supuestos de base de
los equipos. En este punto se despliegan los aspectos más
analíticos del texto, lo que los autores llaman las «tensiones del
trabajo social». Despliegan una interesante argumentación respecto
de la disonancia que se produce entre los deseos de los equipos de
trabajo y los deseos que la política pública sostiene en los
diferentes programas y proyectos. Describen un conjunto de
dificultades y contradicciones que se encuentran presentes en la
implementación de estos programas, y que se derivan de las
lógicas de dependencia institucional. Concluyen que la
Sistematización de Experiencias es una herramienta apropiada para
construir una praxis liberadora.
En su conjunto, estos trabajos nos invitan a reflexionar,
cuestionar y enriquecer el quehacer de la práctica comunitaria. Nos
proponen reconocer las tensiones entre los contextos, las
intenciones y los principios que la sustentan, así como apreciar sus
logros y limitaciones. Esperamos que los académicos y
profesionales que lean el libro acepten esta invitación. Somos
optimistas, creemos que la reflexión y la acción colectiva siguen
siendo la mejor metodología de transformación.

Referencias
Gomá, R. (2008). La acción comunitaria: transformación social y
construcción de ciudadanía. Revista de Educación Social, N° 7.
Disponible en: <http://www.eduso.net/res/?b=10&c=90&n=251>
Úcar, X. & Llena, A. (Coords.) (2006). Miradas y diálogos en torno a la
acción comunitaria. Graö: barcelona
Montero, M. (1984). La psicología comunitaria: orígenes, principios y
fundamentos teóricos. Revista Latinoamericana de Psicología,
16(3), 387-400.

16
Psicologia comunitaria
Niveles múltiples en los procesos
de intervención comunitaria
Antonio Ismael Lapalma2

Introducción
El presente trabajo tiene como propósito difundir los aspectos
básicos de los procesos de intervención desde la perspectiva de la
psicología comunitaria, considerando sus orígenes y tomando en
cuenta principios y desarrollos del autor para facilitar la
comprensión de su complejidad.
En este campo existe un sinnúmero de autores que se refieren
a la psicología comunitaria y su relación con los procesos de
transformación de la realidad. Sin embargo, esta tradición se
remonta a las etapas tempranas de la psicología social, que ha
buscado con resultados a veces difusos la aplicación de sus
descubrimientos, y que en algunos casos han llevado a una crisis
en la credibilidad de esta disciplina en sus posibilidades de mejorar
la calidad de vida las personas.
Teniendo en cuenta la aplicabilidad de los conocimientos,
algunos autores han definido con claridad la importancia y
pertinencia de la misma. A modo de ejemplo, mencionaremos a
Rodríguez (1983), quien establece que «la única diferencia entre la
psicología científica básica y la psicología científica aplicada,
consiste en que la primera crea situaciones ideales para el ensayo
de hipótesis derivadas de las teorías existentes y la segunda
comprueba tales hipótesis en situaciones de la vida real» (p. 40).
Por su parte, Fisher (citado en Collier, Milton, & Reynod,
1996) define la psicología social aplicada como «la investigación y
la práctica socio–psicológica» en el contexto del mundo real

2 Facultad de Psicología, Universidad Nacional de buenos Aires – UbA,


Argentina. E-Mail: lapalma@fibertel.com.ar

17
Psicologia comunitaria

dirigido hacia la comprensión de la conducta social humana y


hacia la solución de problemas sociales.
Dejando de lado los argumentos positivistas del período
constitutivo de la psicología social, debemos mencionar también
que la complejidad de los problemas psicosociales y la diversidad
de puntos de partida de la psicología social, así como la
complejidad temática y metodológica (blanch, 1982), han
ampliado la confusión reinante en este campo. Pese a ello, ha
permanecido a través del tiempo la dimensión del compromiso
social orientado a facilitar procesos de transformación social.
Al referirnos a la psicología comunitaria, en su contexto de
origen, podemos mencionar como año de su nacimiento oficial
1965, momento en el cual un grupo de psicólogos norteamericanos
cuestiona los resultados de la práctica profesional en el campo de
la salud mental; discuten la necesidad de fortalecer las
organizaciones en la prestación de sus servicios y la formación del
psicólogo para el trabajo comunitario¸ fortaleciendo
posteriormente el campo de la salud mental comunitaria y el del
trabajo con población socialmente marginada. Así se pone en
cuestión una mirada centrada en la enfermedad, en el rol de los
profesionales de la salud y el papel de la población en estos
procesos.
Por su parte, en América Latina esta perspectiva crece en el
contexto de un compromiso hacia un cambio social, en el marco de
la teoría de la dependencia. Se genera así un proceso orientado al
desarrollo, al fortalecimiento de organizaciones y procesos
comunitarios, para el control de las decisiones en relación con sus
necesidades, con la implementación de soluciones,
transformándose a sí misma y a su entorno (Montero, 2005) 3.
En general, la psicología social y las ciencias sociales
latinoamericanas han aportado un sinnúmero de estudios acerca de
las condiciones generadoras de marginalidad y pobreza, propias de
los países de la región.

3 Montero (2005) define la psicología comunitaria como «la rama de la


sicología cuyo objeto es el estudio de los factores sicosociales que permiten
desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden
ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que
lo aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social».

18
Psicologia comunitaria

Para Montero, la psicología comunitaria es una subdisciplina


en el marco de la psicología, con legitimidad propia alcanzada
gracias a sus desarrollos teóricos y metodológicos. Sin embargo,
para Castellá Sarriera (2008), la misma se ha desarrollado de
«forma intuitiva, bajo la ley del ensayo y error, ha ido tanteando
los caminos de la acción comunitaria y la define como área de la
psicología aplicada» (p. 21).
En América Latina puede verificarse cómo las condiciones
contextuales (históricas, políticas, sociales e institucionales), de
cada uno de los países que la componen, han generado una
diversidad de recorridos que le son específicos. Numerosos autores
comparten en este ámbito, una diversidad de teorías que explican
los fenómenos psicosociales, como también una variedad de
modelos interventivos, siendo de carácter común a todos ellos la
condición interdisciplinaria: la transversalidad de los procesos
participativos y la metodología de la Investigación acción
participativa, tal como puede observarse en el campo de la salud,
el desarrollo comunitario y en la educación.

Acerca de la intervención comunitaria


Una de las características de la psicología comunitaria es la
aplicabilidad, explicitada a través de la noción de intervención
comunitaria, que se refiere a procesos intencionales de cambio,
orientados mediante procesos participativos al crecimiento de los
recursos de la población (físicos, psicosociales, y socioculturales);
al desarrollo de organizaciones propias y representativas, y al
incremento de la posibilidad de influencia en su entorno. Estos
procesos de análisis crítico y de acción colectiva se orientan a la
modificación de sus representaciones sociales, de su rol en la
sociedad y del valor de sus propias acciones para la transformar
aquellas condiciones que los desmovilizan, marginan y excluyen.
Estos procesos intencionales de cambio son voluntarios,
cuentan con la participación activa de la población, son facilitados
por equipos técnicos e implican un conjunto de procedimientos
grupales, organizacionales y comunitarios. En esta dinámica se
incluyen el diagnóstico inicial, la viabilidad de alternativas de
acción, la planificación, la implementación, sus modos
organizativos y su evaluación.

19
Psicologia comunitaria

Estos procesos implican una actitud de investigación


participativa; la consideración de la diversidad cultural e intereses
de los actores sociales, directos e indirectos, y el reconocimiento
de la conflictividad intersubjetiva, intergrupal y política, inherente
al campo comunitario.
Si bien existe un consenso generalizado en cuanto a que la
población debe definir sus necesidades y ser activa en sus
demanda –intervención desde abajo–, también es cierto que
muchas veces las intervenciones son definidas por grupos de
interés, por las decisiones tomadas en programas que responden a
políticas públicas (en salud, educación y desarrollo social), por
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) u otros actores que
en el mejor de los casos cuentan con un adecuado y certero
diagnóstico, que corresponde a las necesidades sentidas de la
población.
Sin embargo, esta misma población solo toma conocimiento
cuando se le acerca la oferta o se inician las acciones de una
intervención planificada –«desde arriba»–, definida por equipos
ubicados en un nivel macro alejado de la comunidad.
Aun cuando cuenten con un diagnóstico preciso, una
intervención desde la perspectiva de la psicología comunitaria
debe reunir tres aspectos:
• Una necesaria legitimación del diagnóstico por parte de la
comunidad; generar a partir de esa condición un proceso de
participación activa orientada a modificar aspectos de la
realidad, y la generación de recursos y capacidades en la
población. (Sánchez Vidal, 1991, 2007).
• Una perspectiva epistemológica, ontológica, metodológica,
ética y política de la psicología comunitaria (Montero, 2005).
Es decir, la población es un actor social activo en la
construcción de conocimientos, en la modelación de la
realidad, lo que constituye un proceso de influencia recíproca.
En este caso, el rol del psicólogo es el de un facilitador de
procesos, y la metodología de acción es la investigación
participativa. Por tal motivo, la construcción de
conocimientos es compartida, de manera que el saber –
popular, científico–, tanto en su producción como en los
efectos transformadores que pudiera lograr en su aplicación,

20
Psicologia comunitaria

confieren al proceso un carácter político en los actores


sociales involucrados.
• La presencia de psicólogos en los equipos interdisciplinarios
con formación para intervenir desde este esquema conceptual
y operativo. En un artículo de 1998, el psicólogo uruguayo
Víctor Georgi define que «la especificidad del psicólogo
comunitario no se define por una exclusiva parcela de la
realidad, sino por una perspectiva derivada de una formación,
que genera una peculiar forma de posicionarse ante los
procesos y fenómenos respetando toda su complejidad» (p.
26).
Este autor hace mención a los factores que constituyen la
especificidad de los elementos de su formación:
• «Formación teórico-conceptual, para la identificación y
análisis de los aspectos subjetivos presentes en todo proceso
interactivo aun cuando esos no sean accesibles a la
observación directa».
• «La posibilidad en base a esos referentes teóricos, de elucidar
el sentido de los acontecimientos en relación a la subjetividad
individual y colectiva a través de la interpretación».
• «Una ‘batería’ de técnicas propias de la disciplina».
• «Una metodología que nos capacita para operar desde la
implicación, convirtiendo las resonancias afectivas de los
procesos relacionales en que se involucra, en material de
análisis y trabajo» (p. 28).
Así, podemos reconocer en este autor la influencia que el
psicoanálisis ha tenido en la formación inicial de muchos
psicólogos en ambos márgenes del Río de la Plata Este influjo se
expresa en la importancia de la implicancia afectiva, el trabajo con
material no accesible de manera directa y la referencia a la
interpretación.
En sintonía con lo anterior, son numerosos los trabajos sobre
los orígenes de la psicología comunitaria en Argentina que dan
cuenta de esta influencia (Chinkes, Lapalma, & Nicemboim, 1995;
Fuks & Lapalma, 2010; Saforcada, et al., 2007).

21
Psicologia comunitaria

Aportes para la construcción de un encuadre en la


intervención comunitaria.
¿Qué condiciones y componentes constituyen aspectos a
considerar en una intervención desde la perspectiva de la
psicología comunitaria? ¿Cómo se articulan los procesos de
cambio con la participación en el sentido más amplio? ¿Cuáles son
aquellas tecnologías y habilidades sociales que fortalecen y dan
autonomía a la población? ¿Cómo se relacionan estos aspectos con
las formas organizativas propias de la sociedad en un contexto
histórico determinado?
Con el objetivo de ordenar este complejo cuadro de situación,
identificaremos inicialmente un triple vínculo entre la población,
los equipos técnicos (entre ellos el psicólogo comunitario), y una
tarea o proyecto; componentes que configuran una triádica, inserta
en un contexto histórico determinado, tal como se expresa en el
grafico N° 1.

Grafico N° 1
Vinculo población, psicólogo comunitario, proyecto y contexto
El término «tarea» tiene su origen en el idioma árabe Tareja,
que hace referencia a cualquier obra o trabajo que se debe realizar
en un tiempo limitado (Scherzer, 1983). En psicología
comunitaria, las acciones de la población en la satisfacción de sus
necesidades, a partir de su propia movilización y uso de recursos
y/o con la facilitación de equipos externos, significa un proyecto

22
Psicologia comunitaria

temporal con un principio y un fin determinados. Estos conjuntos


de acciones organizadas constituyen una serie de esfuerzos a través
del tiempo para la obtención de determinados resultados.
No es el propósito de este trabajo extenderse en la discusión
de la división de proyectos de carácter social (satisfacción de
necesidades), de aquellos considerados «no sociales», pero con
consecuencias sociales (por ejemplo los emprendimientos
productivos de carácter económico, entre otros). Sin embargo, las
intervenciones comunitarias involucran ambos tipo de
emprendimiento. En efecto, es posible reconocer un ciclo de vida
en los proyectos de significativa importancia en la tríada vincular
propuesta, aunque los proyectos por lo general tienen un diseño
absolutamente tecnocrático, encerrado en sí mismo y que se
expresa de la siguiente manera:
a. Identificación de un área de interés común, diagnóstico de
situación
b. Diseño y preparación del proyecto
c. Discusión y aprobación
d. Obtención de apoyo financiero
e. Ejecución
f. Acciones de consolidación grupales, procesos reflexivos,
capacitación, consultorías vinculadas con el desarrollo
autogestivo y organizacional. Identificación de redes.
g. Retiro paulatino de los equipos de facilitación u
organizaciones de apoyo
Consolidación, posibilidad de integración en organizaciones de
segundo grado.
El cambio social planificado
Los aportes de Kurt Lewin demostraron que los cambios pueden
ser facilitados cuando se usan procedimientos grupales. Esta
noción no solo implica definir los objetivos del Cambio hacia un
nuevo nivel; conlleva también la necesidad de determinar el
tiempo deseado de permanencia en el nuevo estado. Para este autor
el cambio no solo es innovación, sino que además incluye la
posibilidad de superar la resistencia representada por ella. Estas
ideas desarrolladas por Lewin en la etapa inicial de la psicología
social, junto con la noción de «investigación-acción», han tenido

23
Psicologia comunitaria

influencia en la consolidación metodológica de la psicología social


y en la psicología comunitaria latinoamericana, enriquecida con
los aportes de Paulo Freire desde la Educación Popular y la
metodología de la investigación acción participativa, propuesta por
Falls borda.
Por otra parte, numerosos autores han desarrollado modelos de
intervención social y comunitaria, pero Lewin considera que la
trama vincular población-psicólogo comunitario-proyecto, puede
ser desplegada espacial y temporalmente en el modelo del cambio
social planificado desarrollado por Lippitt, Watson, & Westley
(1958), que surge de la investigación y la sistematización de
información sobre procesos de cambio en el campo de la clínica,
las organizaciones y la acción comunitaria.
El cambio social planificado constituye una relación
colaborativa voluntaria, definida como el esfuerzo consciente entre
los agentes de cambio y un «sistema cliente» 4, siendo una
característica diferencial la relación que se establece entre ambos.
Si bien estudios posteriores han reducido su aplicación al
campo del desarrollo organizacional, se rescata de los autores la
propuesta original sobre la importancia que debe darse a la
construcción del vínculo para una tarea asociativa.
Esta propuesta merece ser explorada en el campo de la
psicología comunitaria, incorporando como parte del proceso la
participación crítica (Ferullo, 2002) y la investigaciónacción-
participativa .
Para una mejor comprensión, a continuación se presentan
aspectos de esta relación:
• Un esfuerzo compartido que comprende la determinación
mutua de acuerdos y metas.
• Una relación basada en información compartida
públicamente.
• Un vínculo de influencia recíproca.

4 La noción de cliente suele generar rechazo, en especial ¿a? la connotación


generalizada a partir de los procesos de privatización inherentes a la
globalización de los años 90. Debe considerarse que para los autores, la
noción de «sistema cliente» hace referencia a un sistema de interrelaciones
(individuos, grupos, organizaciones comunidades) que funcionan como una
unidad y que requieren o demandan ayuda.

24
Psicologia comunitaria

• Libertad entre las partes para proponer la finalización de la


tarea y el vínculo.
• Una relación donde cada una de las partes tengan iguales
oportunidades de influir a otros.
El autor de este artículo parte del convencimiento de que
debemos referirnos a procesos de cambio social planificado
participativo, para que no queden dudas sobre la identidad y
potencialidad que posee para el campo comunitario. Esto se debe,
principalmente, al énfasis puesto en el establecimiento y
mantenimiento de relaciones simétricas en la construcción de
acuerdos, intenciones y condiciones para la facilitación de
procesos de cambio junto con la población.
Por su parte, Lippit, White, & Westley han identificado fases
para este proceso de cambio. La noción de fase no hace referencia
a un modo normativo de sucesivas y ordenadas etapas, sino que
alude a un proceso flexible y cíclico en el cual se avanza; donde
son posibles los retrocesos y donde estas fases se expresan a veces
de manera simultánea en nuevos niveles de desarrollo, según
Cuadro N°. 1. Estas fases son:
• Desarrollo de una necesidad de cambio: Aquí se hace
referencia a quien percibe una condición o situación que
puede ser definida como un problema o una necesidad
(población y/o facilitadores), y al grado de conciencia sobre
las condiciones que deben ser modificadas mediante procesos
de autogestión o de cogestión.
• Establecimiento de la relación de cambio: independientemente
de quién haya iniciado el proceso (población, facilitadores
externos), esta fase corresponde a la discusión de los acuerdos
básicos, compromisos y condiciones que harán sustentable la
posibilidad de un cambio de los aspectos definidos en la etapa
anterior. En esta fase se exploran y definen las condiciones

25
Psicologia comunitaria

del «contrato psicológico de trabajo»5 entre las partes (Kolb,


Rubin, & McIntyre, 1977).
• Acción orientada al cambio: en esta fase se inicia el proceso
de cambio, en el cual se identifican tres subfases:
- Aclaración o diagnóstico del problema
- Examen de los caminos y metas alternativas
- Transformación de las intenciones en esfuerzos reales
Es aquí donde se definen los problemas o situaciones que
deben abordarse mediante el autodiagnóstico o diagnóstico
participativo; se establecen los resultados a alcanzar, los
cursos de acción alternativos y las formas organizativas
iniciales necesarias para llevarlos adelante.
Los procesos reflexivos sobre la realidad a transformar, la
diversidad con que expresan los compromisos asumidos, las
dificultades u oportunidades del medio ambiente y los
conflictos inherentes a este tipo de procesos –entre integrantes
de los grupos, entre las organizaciones, entre diversos
actores–, configuran escenarios de conflicto y negociaciones
que caracterizan la tercera subfase, cuya denominación es
muy transparente, «Transformación de las intenciones en
esfuerzos reales».
• Estabilización y generalización del cambio: Corresponde al
momento en el cual comienzan a visualizarse dos elementos.
Por un lado, la consolidación de una experiencia significativa
en la que pueden medirse ciertos resultados, y por el otro, se
vislumbra el horizonte del final del proyecto.
La estabilización implica la consolidación de aprendizajes
para todos los actores sociales intervinientes. La experiencia
puede ser replicada en otros escenarios reconociendo la
singularidad de la misma, tanto en el campo de la educación
como en el de la salud y el desarrollo comunitario, como así
también al interior de la comunidad científica.
5 El contrato psicológico de trabajo hace referencia a los acuerdos básicos -
socialización inicial-, expectativas y a las condiciones de procesos de
cambios en el ámbito del Desarrollo Organizacional. El autor de este artículo
lo introduce en el ámbito del trabajo comunitario, en la discusión pública y
abierta sobre los compromisos de trabajo entre población y equipos técnicos.
Su aplicación reúne las condiciones epistemológicas, ontológicas,
metodológicas, éticas y políticas que sustentan la psicología comunitaria.

26
Psicologia comunitaria

• El Establecimiento de una relación final: en esta instancia se


da comienzo a la disolución del vínculo iniciado con el
«Contrato psicológico de trabajo». Esta fase no es la clásica
evaluación final acerca de los resultados esperados y los
logrados. Representa un auténtico proceso de reflexión sobre
los aprendizajes colectivos acerca del proyecto, de las
vicisitudes de los vínculos y de las nuevas asociaciones con
otros actores sociales que hayan surgido en el proceso, de tal
manera que quede expresado el fortalecimiento alcanzado. Sin
embargo, puede iniciarse un nuevo proceso que dé origen a un
renovado contrato psicológico de trabajo, lo cual implica
generar una nueva intervención cualitativamente diferente a la
que dio origen a la relación de cooperación técnica 6.
Cambio Social Planificado

Acciones orientadas al
necesidad de cambio

Establecimiento de
de una relación de

Estabilización y
cambio generalización
Establecimiento
Desarrollo de una

la relación final
del cambio
alternativas
Diagnóstico

esfuerzos reales
Transformación
y acciones

intenciones en
Caminos
cambio

de las

Cuadro Nro 1
Las fases del cambio social planificado
Algunos aportes desde el abordaje de la investigación
participativa
No se pretende, con la extensión de este artículo, desarrollar
aspectos propios de la investigación participativa,. Existen
coincidencias sobre los aspectos básicos de la Investigación
Participativa relacionados con el rol activo de la población en la
discusión política de las causas que la marginan, y de los efectos
que provocan los modelos sociales generadores de explotación y
dependencia. Además es esta misma población quien define temas

6 La noción de cooperación técnica hace referencia a la relación simétrica y


horizontal entre población y técnicos en los procesos de planificación. busca,
de esta manera, diferenciarse de los procesos de asistencia técnica de carácter
directivo, tecnocrático y verticalista.

27
Psicologia comunitaria

de su interés y los modos de acción en la producción de cambios,


con lo que genera grados crecientes de concientización social.
Son numerosos los documentos y publicaciones que hacen
referencia a cuestiones metodológicas de la investigación
participativa y, en especial, a los modos de vincularse con la
población. Aspectos tales como el compromiso, la participación de
la comunidad en acciones de autoinvestigación y de
autodiagnóstico, el diseño de encuestas (participantes y
concientizadoras) en las modalidades de autoevalución, la
devolución sistemática de manera comprensible de los datos de la
investigación por parte de los equipos externos, el equilibrio entre
la reflexión y la acción, y la utilización de técnicas grupales, son
propios de las condiciones de la investigación participativa.
En este marco, De Schutter (1985) desarrolló un modelo
basado en las condiciones reflexivas del equipo de trabajo en su
acercamiento a la investigación y al campo. Desde esta
perspectiva, el punto principal es que el equipo tiene
conocimientos provisionales sobre la realidad que desea abordar, a
partir de los cuales denominamos estas condiciones preliminares la
adecuación del equipo para el trabajo.

A modo de síntesis, las etapas propuesta por el autor


son
• Propuestas provisionales sobre temas a abordar
- El equipo prepara su participación, lo cual desde una base
interdisciplinaria significa:
- Una investigación conceptual sobre la organización social, los
recursos y la historia de la comunidad.
- Una investigación documental sobre los antecedentes de los
problemas identificados; la existencia de programas o
proyectos similares, ejecutados o en ejecución, y la
identificación de otros actores gubernamentales existentes,
con los cuales es posible cooperar o que potencialmente
pueden ser fuentes de conflicto.
- Delimitación de la zona de trabajo: Comprende la
identificación de grupos y/u organizaciones con los cuales
potencialmente se podría trabajar y el análisis de las
condiciones socioeconómicas.

28
Psicologia comunitaria

- Investigación de campo: Corresponde al contacto con


dependencias del Estado u ONGs, que llevan adelante planes
de trabajo en la zona y el análisis de la representatividad y
legitimidad que tienen en la población.
- Determinación del universo de la investigación, que permitirá
la elaboración de criterios de elección, de necesidades, de
formas organizativas de la población.

Accesibilidad geográfica y cultural


Primeros contactos informales con los grupos, líderes e
informantes calificados que pueden reorientar la información
elaborada hasta el momento. Generalmente estos contactos
anticipan el grado de recepción que tendrán los equipos y las
dificultades u oportunidades que tendrán al relacionarse
definitivamente con los grupos identificados.
Con toda esta información, y como resultado de los procesos
de reflexión al interior del equipo, hacer una síntesis de
conocimientos y preparar la fase de acercamiento a la comunidad.
Creemos que a partir de la propuesta de De Schutter, y previo
al establecimiento de la relación inicial propuesta en el modelo de
cambio social planificado participativo, deben identificarse
aquellos actores sociales que pueden ser parte del proceso de
manera directa o indirecta, que pueden dar sustentabilidad al
proceso (recursos humanos, de infraestructura, económicos,
metodológicos, legales), y que junto con algunas reglas básicas y
compromisos iniciales generan el soporte institucional para el
proceso de cambio.
Cabe mencionar que este soporte es lábil, los actores entran y
salen, se incorporan nuevos, otros se alejan y otros retornan en
distintos momentos de esta dinámica compleja que es el cambio
social. Iniciado el acercamiento con la población, esta se integra al
soporte institucional a través de sus liderazgos y organizaciones.

29
Psicologia comunitaria

Gráfico N° 2.
Integración del proceso: Tríada vincular, adecuación del equipo para el trabajo y
el cambio social planificado participativo.

Lo desarrollado hasta aquí permite al autor afirmar que el


campo de la intervención desde la psicología social comunitaria, es
un ámbito complejo por las problemáticas a abordar y por la
diversidad de contextos de aplicación, y piensa que debemos
considerar diferentes posturas teóricas para su abordaje, siempre
que podamos identificar sus alcances y limitaciones.
En esta línea, el autor acuerda con Ferullo (2002), quien
considera que el desarrollo actual de la psicología, «está en
condiciones de reconocer no sólo la existencia de múltiples
herramientas teóricas sino el valor, siempre relativo, de cada una
de ellas. Adherimos a la concepción de diferentes posturas teóricas
como herramientas de trabajo útiles, semejantes a linternas que
arrojan sus haces de luz –más menos potentes, más o menos
amplios– otorgando visibilidad a determinas regiones de nuestro
campo, dejando invisibles a otras». (p. 16).
Acerca de las Tecnologías sociales y las habilidades sociales:
Es posible identificar un conjunto de tecnologías y habilidades
pertenecientes a desarrollos elaborados por la psicología y otras
disciplinas sociales, que pueden ser apropiadas y utilizadas por la
población.
De este modo, los procedimientos de diagnóstico
participativo, de planificación, de negociación y de resolución de
conflictos, de comprensión determinados procesos grupales y
técnicas de animación sociocultural, entre otras, favorecen el

30
Psicologia comunitaria

fortalecimiento de capacidades en la población, y así amplían su


capacidad de control sobre los temas que son de su interés, en los
niveles individuales, grupales, organizacionales y comunitarios.
En consecuencia, no se trata de una mera transferencia de
conocimientos y destrezas mediante actividades de capacitación,
sino que constituye el resultado de procesos de análisis crítico de
la realidad; de participación; del involucramiento personal, grupal,
organizacional y comunitario y de los aprendizajes compartidos.
Resulta oportuno mencionar aquí que todo este proceso
integrado debe contemplar las características culturales de la
población, como también sus estructuras relacionales y
organizativas. De lo contrario, los procesos de intervención sólo
pueden ser un conjunto de herramientas «mágicas» que logren
resultados contrarios a los esperados, que solo pueden fascinar a
profesionales en su condición de aprendices.
A modo de ejemplo, en el cuadro N° 2 se relacionan cada una
de las fases y algunas de las técnicas usadas en un proceso de
intervención comunitaria.

31
Esquema integral de los niveles múltiples de intervención
TRANSFORM ACIÓN
ETAPA DE PROCES ESTABLECIMIEN DE LAS ESTABILIZACIÓN ESTABLECIMIEN
ESTABLECIMIENTO DE INTENCI
ONES EN GENERALIZACI
ESTUDIOS O D TO LA RELACION Y DE LA
TO
LA RELACION
DE ICIA
PRELIMINARES CAMBI
E DE TRABAJ ESFUERZOS ONDL FINA
RELACION
IN L REALES
O O E CAMBIO L
• Propuesta Planificació
sproisonales Equipos de
n
i .
• vInvestigació Relevamiento de Roles y
trabajo
Capacidadagnóstica
di
c nc ptual y
n expectativas Técnicas
Funciones
Formulaciónde metas Aprendizajeocial
S
o docume nta Formulación de etivos
obj confrntación-
de Evaluació
HABILIDADE iniciales de trabajo Evaluación final
e l
• Delimitación de negociació
o n
S Grupos iniciales de
zona deabaj
la Prediagnóstico Comunicaci
n
trabajo
tr o Entrevistas Iniciales Liderazg
ón
• Relevamiento
deactoresociale Participació
o
s s Habilidades
n
• Identificación
Programa Encuesta sociales
de
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spartici
Técnicas de
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• Accesibilida Técnicas
p s Test de las Bolitas

32
convocator
difusión y
dgeogáfica y grafiació
de Ejercicio de Historiogram
Técnicas deación
ia
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r TECN
OLOGIAS cTécnica
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Técnicas
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Psicologia comunitaria

o s de socale
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• Síntesis Grupales
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los i s
•n s
Creación Objetivos
Soporte
del MODELOS Autoridad
Instiucion ORGANIZACION
ALES División del trabajo
t al Normas

Etapas del Estudios de prefactividad Reglamentos, sistemas contables,


consolidación
de 2do gr
ado
Proyecto grupo inicial Roles, funciones
Institucionalización creciente
Fuente:CátedraEstrategias de Intervención comunitaria
. Facultad de Psicología
– UBA, 1998.

Cuadro N° 2.
Niveles múltiples en la intervención comunitaria
Psicologia comunitaria

Estos procesos metodológicos de intervenciones comunitarias


se desarrollan en situaciones históricas, sociales, políticas y
territoriales que conforman un complejo y cambiante escenario
denominade por el autor el Escenario de la Intervención
Comunitaria.

• El escenario de la intervención comunitaria


En este escenario social se despliega la tríada vincular
interventiva a la cual se ha hecho referencia en párrafos anteriores,
y se establecen diversos cursos de acción con el fin de transformar
aspectos de la realidad mediante dispositivos grupales.
Esta idea guarda vinculación directa con el hecho de que las
intervenciones comunitarias son parte de un contexto social
multideterminado, multiestructurado y de niveles múltiples, tal
cual lo expresan Westergaard & Kelly (1998).
Desde la perspectiva de la psicología ecológica contextual
comunitaria, Lapalma (2001) ha modelizado estas condiciones.
Para ello ha considerado las relaciones sinérgicas de algunos
aspectos conceptuales y operativos tales como las necesidades, las
organizaciones de la sociedad, la articulación de redes, los
procesos participativos (políticos, ciudadanía, comunitaria y
popular) y las lógicas o racionalidades de los diversos actores
sociales (de la población, técnicas, políticas y burocráticas)
presentes en el campo de la intervención comunitaria, tal como se
expresan en el siguiente gráfico.

Grafico Nro 3
El escenario de la intervención comunitaria

33
Psicologia comunitaria

La discusión y reflexión crítica sobre escenarios «reales» por


parte de grupos y organizaciones comunitarias, transforman la
propuesta en un instrumento de diagnóstico (identificación de
problemas, planificación estratégica), con lo que facilitan la
identificación de relaciones de poder (intereses) y la viabilidad de
las decisiones, y potencian así derechos ciudadanos y la
construcción de nuevas articulaciones sociales.
La articulación entre los niveles múltiples de la intervención
comunitaria en escenarios sociales concretos, ha sido
implementada por este autor en una diversidad de intervenciones
en el ámbito de políticas sociales, al igual que en procesos
generados por Organizaciones No Gubernamentales (ONGs).
Esta propuesta, enriquecida a través de años de trabajo en
terreno, dio origen hace más de dos décadas a la Cátedra de
Estrategias de Intervención Comunitaria de la Facultad de
Psicología de la Universidad de buenos Aires, momento en el cual
era casi inexistente la psicología comunitaria en los planes de
estudio (Chinkes, et al., 1995; Fuks & Lapalma, 2010).
En este marco, y teniendo en cuenta el carácter limitado de los
modelos de enseñanza aprendizaje de la Universidad, los alumnos
son considerados integrantes de la comunidad educativa (Facultad
de Psicología-Universidad), insertos en un contexto histórico
específico (República Argentina) y realizan su aprendizaje a través
de metodologías participativas.7
En esta dinámica subyacen tensiones (implícitas) que
consisten en entrar y salir consecutivamente del rol de alumno y
pasar al rol de actor social en la universidad. Para los docentes
implica un desafío que se expresa en dos aspectos fundamentales:
1) la responsabilidad de preparar a futuros profesionales para el
trabajo comunitario en el uso de metodologías participativas; y 2)
habilitar espacios de reflexión sobre las condiciones grupales,
áulicas, institucionales y contextuales del aprendizaje en alumnos
próximos a egresar de la formación de grado (Abruzzeze,
Covaglia, & Lapalma, 2005).

7 <http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/electivas/
listado1_10.php>

34
Psicologia comunitaria

Conclusiones
A partir de una tríada vincular, conformada por la población, los
equipos de facilitación externos (que entre sus integrantes cuentan
con la presencia de psicólogos/as), y el proyecto , en el presente
trabajo se ha desarrollado una propuesta de intervención
comunitaria denominada Niveles Múltiples en la Intervención
Comunitaria, que, tomando como base el modelo del Cambio
Social Planificado, ha integrado los paradigmas de la psicología
comunitaria (epistemológicos, ontológicos, metodológicos, éticos
y políticos). En este marco, y a partir del reconocimiento de la
diversidad de formas relacionales y organizativas de la población,
se han identificado aquellas herramientas y habilidades que
fortalecen las capacidades de la población en el control de su
entorno inmediato y en la ampliación de sus espacios de poder.
Sumado a ello, desde la perspectiva de la psicología comunitaria
contextual se han identificado los componentes que constituyen el
escenario de la intervención comunitaria.
A modo de cierre y apertura a la reflexión, este autor se
plantea la siguiente interrogante: si la psicología comunitaria tiene
como propósito la transformación de la realidad mediante la
participación activa de la población, mediante la ampliación de sus
espacios de poder y control sobre la misma, ¿cuáles son los modos
de gestión política que facilitan o limitan el desarrollo de las
propuestas teóricas y metodológicas de la psicología comunitaria?
Instalada la pregunta en el centro de las relaciones de poder
que se expresan en todas las sociedades, encontrar las respuestas
nos permitirá incorporar nuevos desarrollos a la psicología
comunitaria, y evitar que en el futuro se reproduzca en su interior
la crisis de legitimidad que le aconteció a la psicología social.

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