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ASPECTOS COMPLEMENTARIOS DE LA NOTIFICACIÓN PERSONAL EN


ÉPOCA DE PANDEMIA

Retos y aprendizajes en vigencia del Decreto 806 de 2020

Alejandra Laverde Bernal


Especialización en Derecho Procesal
Facultad de Derecho
Universidad Libre
2022

RESUMEN

El Decreto 806 de 2020 resultó un instrumento jurídico fundamental para los usuarios de la
Administración de Justicia, con este se ha logrado fortalecer el estatuto procesal colombiano
visto en el Código General del Proceso (CGP). Es necesario que el sistema judicial
colombiano pueda continuar con el citado decreto, a pesar que su vigencia es hasta el próximo
mes de junio del año 2022. La modalidad de notificación materializada en el Decreto 806 de
2020 complementan al CGP, y el haber articulado las tecnologías de la información y
comunicaciones (TIC’s) con el proceso judicial se puede considerar como uno de los logros
que benefician a la ciudadanía y a la Administración de Justicia. Con este trabajo de
investigación se da cuenta de los avances en el acceso a la Administración de Justicia,
especialmente en demostrar que el artículo 8º del Decreto 806 de 2020 complementa la
notificación personal del auto que admite la demanda establecida en el Código General del
Proceso.

PALABRAS CLAVES: Notificación personal, mensaje de datos, correo electrónico, acceso


a la administración de Justicia, debido proceso, pandemia.

KEYWORDS: Personal notification, data messages, email, access to justice administration,


due process, right of defense, pandemic.
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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación plantea la necesidad demostrar porqué el artículo 8 del


Decreto 806 de 2020 complementa la notificación personal del auto que admite la demanda
establecida en la Ley 1564 de 2012 (Código General del Proceso, CGP). Está compuesto por
el contexto del Decreto 806 de 2020, las perspectivas desde el CGP sobre los aspectos de la
notificación personal, y el ejercicio litigioso relacionado con la aplicación del Decreto 806 de
2020. Para tal fin, se parte del contexto general que dio origen al Decreto 806 de 2020, el cual
es particularmente la emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia Covid-19, y cómo a
partir de esta situación se hizo necesario para el Estado colombiano hacer los ajustes
necesarios en la Administración de Justicia, que permitieran a los usuarios y a la ciudadanía
en general minimizar los impactos negativos que la pandemia trajo consigo. En este sentido,
el problema en el que se fundamenta el presente escrito es: ¿por qué complementa el artículo
8º del Decreto 806 de 2020 el acto notificación personal del auto que admite la demanda
establecida en el Código General del Proceso?

El objetivo que propone es analizar los alcances complementarios del Decreto 806 de 2020 en
el estatuto procesal colombiano y particularmente establecer la celeridad y efectividad de la
notificación personal dispuesta en el CGP a partir del referido artículo 8 del decreto. Esta
postura tiene distintos puntos de vista, desde quienes plantean que el Decreto 806 de 2020
atenta contra ciertas garantías procesales e incluso aquellas que plantean la necesidad de
incorporar permanentemente lo dispuesto en dicha norma transitoria en el ordenamiento
jurídico nacional.

En Colombia, desde el año 2003 surgió la idea de realizar una reforma al Derecho Procesal
para buscar un equilibrio entre los dos grandes modelos: inquisitivo y dispositivo. A partir de
allí y por la congestión judicial que existía, y persiste, se inició el desarrollo de la Ley 1564
de 2012, conocida como Código General del Proceso, lo que generó una metamorfosis
legislativa para el Derecho Procesal colombiano. Con la expedición del CGP se percibió el
propósito de fortalecer el rol del juez como director del proceso y reforzar sus facultades
oficiosas, de la misma manera se estableció la carga que recae sobre los litigantes en las
actividades que corresponden a la dinámica de la confrontación procesal. Este Código,
introdujo adicionalmente varias modificaciones en la estructura de los procesos, trayendo
consigo un esquema moderno para los litigantes y partes procesales en general, con el fin de
garantizar el acceso a la Justicia, como fue la inclusión de los medios tecnológicos en la
dinámica procesal.

Sin embargo, la Administración de Justicia a la hora de implementar de manera adecuada y


progresiva las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC’s) fue insuficiente. Es así
como hasta el año 2020, con ocasión a emergencia sanitaria provocada por la pandemia
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producida por la SARS-CoV-2 (COVID-19) se dio inició a la implementación de algunas


herramientas informáticas. Así, el Gobierno Nacional expidió el Decreto Legislativo 806,
como complemento al CGP, para de este modo optimizar el acceso a la Justicia de manera
virtual.

Como se precisó, en la actualidad es permitido notificar al demandado mediante los medios


virtuales, sin perjuicio de aplicar el artículo dispuesto para tal fin en el CGP. La notificación,
como acto, es tan importante que el Estado a través del Decreto 806 de 2020 aseguró las
garantías procesales tanto del derecho de acción como el de contradicción que gozan las
partes, y evitar fraudes o nulidades procesales. La premisa del Decreto 806 de 2020, entre
otras, es salvaguardar derechos fundamentales constitucionales, como el de debido proceso,
acceso a la Justicia e igualdad.

La aplicación del artículo 8 del Decreto 806 de 2020, ha generado distintas inquietudes entre
los abogados litigantes, lo que ha ocasionado traumatismos al momento de notificar la
providencia judicial. Para algunos no es clara la forma en que deben realizar esta actividad
procesal, ya que con el simple hecho de enviarla a un buzón electrónico se perdería el sentido
verdadero de la notificación personal, esto es, tener la certeza de que el destinario recibió de
manera correcta la notificación, por esto, han surgido dudas al momento de enviar la
providencia mediante el correo electrónico. A su vez, otro de los aspectos que más inquieta a
los litigantes en el marco del citado decreto es saber en qué momento inicia a correr el término
de traslado de la demanda.

La finalidad que buscó el Gobierno Nacional con este decreto fue la de salvaguardar principios
y derechos constitucionales, mitigar los riesgos colaterales que la pandemia trajo consigo, y
generar seguridad jurídica en las partes que integran el proceso judicial. De este modo, se
inició de manera intempestiva la implementación paulatina de las TIC’s, esto para que no se
complejizaran los traumatismos propios del sistema judicial más las consecuencias derivadas
de la pandemia.

Este escrito tiene como punto de partida, además, lo decidido por la Corte Constitucional en
Sentencia C-420 de 2020 (M.P. Richard Ramírez), quien dispuso que el Decreto 806 de 2020
complementa las normas procesales, llenando el vacío legal que existía respecto del uso de
los medios electrónicos en las diferentes etapas del proceso judicial. Así pues, la tesis de este
trabajo se fundamenta en que el CGP y el Decreto 806 de 2020 son normas procesales que se
complementan para el debido desarrollo de las etapas que comprenden un proceso judicial,
que actualmente representan un reto para los litigantes y demás usuarios de la Administración
de Justica, frente a su interpretación, aplicación y eficiencia, e incluso la necesidad que la
norma emergente se incorpore al sistema procesal colombiano.
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I. LA COMPLEMENTARIEDAD A LA NOTIFICACIÓN PERSONAL DEL


CÓDIGO GENERAL DEL PROCESO A PARTIR DEL ARTÍCULO 8 DEL
DECRETO 806 DE 2020

Uno de los aspectos más representativos del Decreto 806 de 2020 desde la litigiosidad y la
administración de Justicia es el abordado en su artículo 8, sobre la notificación personal. Se
trata de un artículo compuesto por cinco incisos y dos parágrafos, cuyos efectos en la práctica
judicial conllevaron serias transformaciones y controversias. Para explicar las razones por las
cuales el artículo 8 del Decreto 806 de 2020 complementa el acto de notificación personal del
auto que admite la demanda establecida en el Código General del Proceso (CGP), dando
respuesta al planteamiento del problema del presente escrito, es fundamental comprender las
circunstancias que motivaron la expedición del precitado decreto, así como también la
finalidad que persigue el acto de notificación personal desde el CGP.

Los retos que tiene el sistema procesal colombiano son inmensos, inicialmente dar
cumplimiento a los principios y finalidades constitucionales como lo son la celeridad y la
eficacia. Precisamente, la pandemia forzó que se activara la alternativa del uso de las
tecnologías de la información y comunicaciones (TIC’s) en los procesos judiciales, a pesar de
que este uso ya estaba previsto desde la creación del CGP, e incluso en otras jurisdicciones
como la contenciosa administrativa en la Ley 1437 de 2011. Este aspecto es el núcleo del
artículo 8 del Decreto 806 de 2020, pues adopta las TIC’s como el medio por el cual se
activarían, adelantarían y pondrían en conocimiento las distintas actuaciones en todo proceso
judicial.

La principal razón por la cual el artículo 8 del Decreto 806 de 2020 complementa el acto de
notificación personal del auto que admite la demanda que trata el CGP se encuentra en que
amplía la materialización del acto por medio del envío de mensajes de datos a la dirección
electrónica que se conozca de la persona a notificar, cumpliendo los requisitos que se
describen en el cuerpo del mismo artículo. Será el usuario quien decida cuál es el medio más
expedito que según la estrategia litigiosa e intereses le convenga. Prescindir de la citación
previa o aviso físico o virtual, para realizar la notificación personal, es uno de los aspectos
más interesantes para la dinámica procesal, pues satisfacen los principios constitucionales de
celeridad y eficacia en este tipo de actuaciones. Es un artículo integral, desde el punto de vista
constitucional contempla los escenarios necesarios que permiten a las partes tener seguridad
jurídica de las actuaciones que se adelanten, incluso plantea la posibilidad de declarar nulidad
de lo actuado cuando exista discrepancia sobre la forma en la que se practicó la notificación.
Además, es un artículo acorde al contexto en el que se expide, pues pretende reducir el
contagio por Covid-19 y evitar complejizar la congestión judicial.
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1. Surgimiento del Decreto 806 de 2020. Implicaciones de la emergencia sanitaria


por Covid-19 en la administración de Justicia colombiana

La emergencia sanitaria declarada a nivel nacional, por medio de la Resolución 385 de 2020
del Ministerio de Salud y Protección Social (Minsalud), con ocasión a la pandemia por el
SARS-CoV-2 (Covid-19) tiene implicaciones en todos los niveles de la sociedad colombiana.
Como medida adoptada por el Gobierno Nacional, en términos generales la emergencia
sanitaria cumple el propósito de proteger la salud de los habitantes del territorio nacional, a
partir de medidas orientadas a la contención y mitigación del virus y prever las posibilidades
de contagio en todos los espacios sociales. Actualmente, dicha medida está vigente por medio
de la Resolución 304 de 2022 de Minsalud que prorrogó la vigencia de la referida Resolución
385 de 2020.

El aislamiento social al que fue sujeta la población colombiana tuvo efectos en la


administración de Justicia. Los litigantes y usuarios al no poder acudir a los centros de
atención dispuestos por la Rama Judicial, y los servidores judiciales al contar con limitaciones
de cumplir con su labor, conjugaron el escenario ideal para la intervención del Gobierno
Nacional para que los derechos y principios constitucionales estuviesen salvaguardados a
través de medidas emergentes, como la dispuesta en el Decreto 806 de 2020. En la parte
motiva del decreto se advierte como una de las principales razones, la siguiente:

“(…) resulta indispensable expedir normas destinadas a que los procesos se puedan
tramitar, en la mayoría de los casos, virtualmente, y con ello garantizar el acceso a la
administración de justicia, el derecho a la salud y al trabajo de los servidores judiciales,
litigantes y de los usuarios”

Consideremos el lamentable e histórica congestión judicial que padece la administración de


Justicia colombiana, a ello sumemos los traumatismos en la operatividad por cuenta de los
efectos de la pandemia. Desde el punto de vista de política pública era urgente adoptar
medidas para mitigar los devastadores efectos que tendría sobre el sistema judicial
colombiano, y desde el punto de vista judicial surgió la oportunidad de poner en marcha uno
de los aspectos que más se ha pospuesto en el sistema judicial colombiano: el uso de las TIC’s,
que para el presente escrito se limitará al uso del correo electrónico para materializar el acto
de la notificación personal.

Las circunstancias que recogen los motivos para la expedición del Decreto 806 de 2020
quedaron expuestas en los siguientes términos:

“(…) estas disposiciones garantizarán el derecho de acceso a la administración de


justicia, defensa y seguridad jurídica de las partes y además el derecho a la salud de
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los servidores judiciales y de los usuarios de justicia porque evitará situaciones en las
que se torne imposible el ejercicio de los derechos y el acceso a la justicia, teniendo en
cuenta las medidas de aislamiento. Adicionalmente, como quedó expuesto, las
medidas que se adoptan pretenden la flexibilización de la atención al usuario de los
servicios de justicia y la pronta reactivación de las actividades económicas que
dependen de este”.

Según esto, los bienes jurídicos constitucionales a amparar con el decreto son básicamente
tres: acceso a la administración de justicia; defensa; y, seguridad jurídica. Ante un escenario
sin precedentes, como el de la pandemia, la principal premisa es guiar los esfuerzos
institucionales a proteger lo fundamental y minimizar los riesgos para el sistema judicial
colombiano. El acceso a la administración de Justicia, como derecho fundamental representa
uno de los pilares que fundan la función pública de la Rama Judicial, y que significan para los
usuarios y litigantes la puerta para poder defender sus intereses ante un juez de la República.
En ese mismo escenario, la defensa como ejercicio propio del derecho fundamental al debido
proceso, resulta uno de los derechos a proteger en un ambiente de pandemia bajo el cual
existían limitaciones a la locomoción e incertidumbre sobre el futuro próximo, por lo que era
necesario generar alternativas suficientes y eficientes para el ejercicio adecuado a la defensa
en un proceso judicial. Por último, la seguridad jurídica es un pilar para cualquier Estado
Social de Derecho, es incluso esencial para la economía, por ello la necesidad con este decreto
de establecer reglas claras, exigibles, cumplibles y tangibles para las partes involucradas.

Con el fin de analizar los parámetros constitucionales, resulta oportuno hacer una breve reseña
sobre lo decidido por la Corte Constitucional, respecto al contenido del artículo 8 del Decreto
806 de 2020, veamos:

1.1. Constitucionalidad del artículo 8 del Decreto 806 de 2020. Sentencia C-420 de
2020, Corte Constitucional

La Corte Constitucional, con ponencia del magistrado (E) Richard Ramírez Grisales, estudió
diferentes solicitudes de inexequibilidad en contra del artículo 8 del Decreto 806 de 2020.
Sobre estas, la Corte fue enfática en diferir de los argumentos de los solicitantes, quienes
señalaron que el artículo: “carece de necesidad, conexidad y finalidad en tanto no contribuye
en ningún grado a superar las causas que dieron lugar a la declaratoria de emergencia” (párr.
173). La Corte, a partir del estudio de los juicios de necesidad fáctica y necesidad jurídica
considera que el artículo guarda armonía con la Constitución Política a la luz de la emergencia
sanitaria, bajo el siguiente análisis:

a. Necesidad fáctica: El artículo 8 del Decreto 806 de 2020, en palabras de la Corte


Constitucional: “contribuye efectivamente a reducir el riesgo de contagio de la
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COVID-19, pues evita el desplazamiento físico de las personas a los juzgados para
recibir notificaciones personales” (párr. 174). Agrega que la notificación a través del
envío de mensajes de datos es una medida necesaria corresponde a “adecuar las
actuaciones judiciales a las necesidades de la pandemia”. Así como también, están
ajustadas las demás medidas como la supresión de la citación y el aviso de notificación
personal contribuye a evitar aglomeración de las personas en los despachos judiciales
y el traslado a las oficinas de correos, para evitar la exposición al virus por parte de
sus operadores.

b. Necesidad jurídica: A diferencia de los diferentes detractores, la Corte sostiene que


los artículos 291 y 292 del CGP son insuficientes para lograr los fines que persigue el
artículo 8 del Decreto 806 de 2020, por las siguientes razones:

“no contienen ninguna de las medidas que implementa el artículo 8°, destinadas
a reducir el riesgo de contagio y mitigar la congestión judicial. En efecto,
aquellas disposiciones: (i) no prevén la posibilidad de hacer notificaciones
personales por mensajes de datos a los particulares no inscritos en el registro
mercantil; (ii) no prescinden de la citación para la notificación personal y de la
notificación por aviso; (iii) no imponen la obligación al demandante de aportar
la información sobre la dirección electrónica o sitio de la persona a notificar;
(iv) no fijan el plazo para tener por surtida la notificación personal por mensaje
de datos en 2 días hábiles; (v) no facultan a la parte que se considere afectada
por este sistema de notificación a solicitar la nulidad de lo actuado de
conformidad con lo dispuesto por los artículos 132 a 138 del CGP; (vi) no
autorizan a los jueces y magistrados a averiguar en entidades privadas, páginas
Web y redes sociales, sobre la dirección electrónica del demandando y (vii) no
definen mecanismos específicos para garantizar el debido proceso en el trámite
de las notificaciones personales por mensajes de datos” (párr. 177).

La posición de constitucionalidad estudiada y establecida por parte de la Corte Constitucional


generó mayor seguridad jurídica a las partes procesales y servidores judiciales a la hora de
aplicar lo dispuesto en el Decreto 806 de 2020. Los retos que implicó la entrada en vigencia
de dicha norma emergente tuvieron como punto de partida los vacíos preexistentes en el CGP,
tal como lo pone en evidencia la Corte Constitucional en dichos siete escenarios en los que
encuentra que los artículos 291 y 292 del estatuto procesal. Sin lugar a duda, la pandemia
implicó una reingeniería en el sistema de Justicia colombiano, y naturalmente en su sistema
procesal. A continuación, se analizará cómo el derecho fundamental al debido proceso en la
virtualidad:
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1.1.1. El debido proceso, defensa y contradicción en la virtualidad

El derecho fundamental del debido proceso está garantizado por el Decreto 806 de 2020.
Como se ha desarrollado, el debido proceso comprende el ejercicio de la defensa y
contradicción. La Corte Constitucional en Sentencia C-420 de 2020, estudió los cargos de
inconstitucionalidad por parte del Colegio de Abogados Litigantes (2020) en contra del
Decreto 806 de 2020, quienes señalan que el artículo 8 del mismo vulnera el derecho de
contradicción, los principales argumentos de ellos son:

“(a) omite regular el derecho del demandado de escoger y autorizar el canal o medio
en el que quiere ser notificado; (b) el parágrafo quinto viola el principio de
contradicción, al permitir que una simple manifestación juramentada pueda derribar
el acto procesal que activa los derechos de defensa y debido proceso e incluso la
celeridad procesal; y, (c) extraer información de redes sociales no ofrece seguridad
alguna en la notificación, a menos que el titular acepte ser notificado de esta forma”.

De acuerdo con el panorama descrito por los accionantes, las partes que estén inadvertidas
que por ese medio pueden ser notificadas y estarían en total desconocimiento de posibles
actuaciones judiciales que las involucren, por lo que su derecho de contradicción podría verse
afectado. Sin embargo, como se ha señalado, el Decreto 806 de 2020 ofrece alternativas de
notificación que permiten a las partes tener pleno conocimiento de alguna controversia
judicial en la que estén involucrados, al punto que la parte que advierta que se notificó
equivocadamente podrá alegar nulidad de lo actuado.

El artículo 11 de la Ley 527 de 1999 estableció que para valorar debidamente los documentos
enviados a través de mensajes de datos se deberán tener en cuenta las reglas de la sana crítica
y los demás principios fijados para la apreciación de las pruebas. Para la notificación personal
del auto admisorio de la demanda, a la luz del artículo 8 del Decreto 806 de 2020 el
demandante tiene el deber de enviar el mensaje de datos al demandado. A la luz del CGP, se
presumen auténticos dichos documentos que se dieron a través de la virtualidad, además el
Código ofrece alternativas de notificación que permiten tener la certeza de que el demandado
conoce de la actuación judicial que se está adelantando. Tal como se ha sostenido a lo largo
del texto, la alternativa que trata el artículo 8 del decreto legislativo es complementario a las
formas de notificación personal que trata el estatuto procesal.

De acuerdo con Rojas (2020) en su escrito de inconstitucionalidad resuelto en la referida


Sentencia C-420 de 2020, el CGP en sus artículos 291 y 292 ofrece más garantías procesales
a las partes con relación al parágrafo 3 del artículo 8 del Decreto 806 de 2020. Según él, el
CGP permite que las partes conozcan de manera efectiva el contenido de la admisión de la
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demanda y en su defecto el traslado de la misma, evitando una eventual nulidad por indebida
notificación.

Al respecto la realidad procesal que ilustra Rojas, no le resta importancia y vigencia a lo


estipulado en el artículo 8 del Decreto 806 de 2020. Considerando principalmente, que esta
norma genera otras posibilidades con las que cuenta el demandante para poner en
conocimiento a la contraparte del escrito de demanda. Para evitar posibles nulidades
procesales por indebida notificación o desconocimiento de derechos fundamentales, el juez
tiene el deber de requerir al demandante para que informe sobre la obtención del correo
electrónico del demandado cuando en la demanda no obre prueba siquiera sumaria de ello.

Garantizar el debido proceso, como derecho fundamental y principio constitucional, es el


pilar del artículo 8 del decreto legislativo. En este aspecto, es necesario tener una postura
jurídica integral y crítica, respecto al momento histórico en el cual se expide la norma y en
que esta complementa y no rivaliza con el estatuto procesal, tal como se ha pretendido
invalidar el Decreto 806 de 2020. En su cuerpo normativo, el artículo 8 es una alternativa
procesal para efectuar la notificación personal y brinda seguridad jurídica a las partes tanto
para realizarla por medio del envío de mensajes de datos y de manifestar la discrepancia
sobre la forma en la que notificó solicitando la nulidad de lo actuado.

2. Noción de la notificación personal. Desde la concepción del Código General del


Proceso a la dimensión del Decreto 806 de 2020

La notificación es uno de los actos más importantes que componen un proceso judicial. Con
esta se pretende poner en conocimiento a las partes procesales de alguna actuación judicial
que se adelanta y les involucra pues, según las circunstancias, afecta sus intereses. Es un acto
que merece especial cuidado por parte de quien lo vaya a efectuar, puesto que, si se llega a
surtir de manera indebida producirá nulidad procesal en la actuación, y en consecuencia se
tendrá que realizar nuevamente. Las implicaciones ante una indebida notificación trascienden
la afectación de los intereses de las partes pues para la administración de Justicia representa
una circunstancia que estimula la congestión judicial, con lo que ello implica para la prestación
de este servicio.

Como acto de comunicación, la notificación es transversal en las etapas procesales judiciales.


Este se materializa de acuerdo con las providencias que se profieran, además de notificar el
auto admisorio de la demanda, hay otro tipo de actuaciones y providencias que se deben
notificar a las partes involucradas. Así pues, el traslado puede ser considerado como una
etapa procesal, ya que forma parte de la “litis contestatio” la cual se considera como la
primera gran etapa del proceso, compuesta por la presentación de la demanda, la admisión,
la notificación, el traslado y la contestación.
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Como concepto, la notificación cumple dos propósitos constitucionales y procesales:


garantizar el debido proceso y asegurar los principios de celeridad y eficacia, en palabras del
Consejo de Estado, con ponencia del consejero Gerardo Arenas Monsalve (2014), establece:

“La notificación es el acto mediante el cual se pone en conocimiento de los sujetos


procesales el contenido de las providencias que se produzcan dentro del proceso, y
tiene como finalidad garantizar los derechos de defensa y de contradicción como
nociones integrantes del concepto de debido proceso. De esta forma, la notificación
cumple dentro de cualquier proceso judicial un doble propósito: de un lado, garantiza
el debido proceso permitiendo la posibilidad de ejercer los derechos de defensa y de
contradicción, y de otro, asegura los principios superiores de celeridad y eficacia de
la función judicial al establecer el momento en que empiezan a correr los términos
procesales”.

La comprensión del debido proceso, como derecho y principio constitucional, implica


concebir en el mismo el ejercicio de la defensa y contradicción para las partes. El propósito
del acto de notificación, que advierte el Consejo de Estado, implica adoptar medidas
procesales e institucionales que apunten en concretar y fortalecer dichos bienes
constitucionalmente protegidos con los que cuenta todo sujeto procesal.

El legislador, en su momento, estableció que la notificación personal por naturaleza es de


carácter escrito, sea física o virtual. El artículo 291 del CGP, según López (2019: 760),
establece que: “la diligencia de la notificación personal debe ser escrita, y se dejará
constancia en la cual aparezca la fecha, el nombre del notificado (…) y, la indicación de la
providencia que se notifica”. El Decreto 806 de 2020, da cumplimiento a esta norma procesal
de manera virtual, a través del envío de mensajes de datos. Es esencial que la providencia
que se notifique cumpla con el formalismo establecido en el estatuto procesal. Desde el punto
de vista de la realidad jurídica, la notificación personal como acto de comunicación realizada
debidamente es la que permite poner en conocimiento al juez y demás sujetos procesales que
el demandado tiene en su poder y conoce el contenido de la providencia que se le notifica,
en el marco del ejercicio del debido proceso.

La ritualidad de la notificación personal concibe necesario que la persona notificada suscriba


un acta de notificación en donde declara conocer la providencia que se le está poniendo de
presente. Es por esta razón que se exige que la notificación debe ser escrita y no verbal, con
el propósito de garantizar el debido proceso que tiene el demandado, dando fe de que conoce
de manera clara y certera el proceso en su contra, convalidando con su firma su puesta en
conocimiento sobre las decisiones que se adoptan en las distintas etapas procesales. En las
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situaciones en las que la persona a notificar no quiere, no puede o no sabe firmar, el


notificador deberá dejar por escrito esta situación en el acta.

Actualmente, a la luz del Decreto 806 de 2020, la notificación al demandado se realiza por
los medios virtuales a través del envío de mensajes de datos. Las partes en este punto tienen
el deber de manifestar bajo la gravedad de juramento que el correo electrónico en el cual se
notifica corresponde a la persona a notificar, de acuerdo con el segundo inciso del precitado
artículo el cual establece como ritualidad la siguiente:

“El interesado afirmará bajo la gravedad de juramento (…) que la dirección


electrónica o sitio suministrado corresponde al utilizado por la persona a notificar,
informará la forma como la obtuvo y allegará las evidencias correspondientes,
particularmente las comunicaciones remitidas a la persona por notificar”

El rol del juez, como director del proceso, tiene consigo asegurarse que la notificación
cumpla con dicha ritualidad para determinar que efectivamente el correo que se le ha enviado
a la persona involucrada. Aquí es donde se fija un posible punto de inflexión en el devenir
del proceso judicial respecto a la debida o indebida notificación, con las consecuencias
procesales que esto trae consigo. Para identificar una indebida notificación, el servidor
judicial y las partes deben observar el cumplimiento a los parámetros señalados
anteriormente, esto implica que habrá indebida notificación en caso en el que se omita
informar la forma en la que se obtuvo el correo electrónico o sitio que recibió el mensaje de
datos o no se haga entrega de las evidencias en las cuales se de cuenta de las comunicaciones
remitidas a la persona a notificar.

Es posible que la persona a notificar pretenda eludir dicho acto. Para ello, de acuerdo con
Ramírez (s.f.) el demandado que se entere por otros medios virtuales del auto admisorio de
la demanda está en el deber de manifestar el conocimiento de esta ante la autoridad judicial,
so pena de incurrir en falsedad. Esta circunstancia impide que el demandado alegue nulidad
por indebida notificación. Lo anterior, con fundamento en el último inciso del artículo 8 del
Decreto 806 de 2020, en el cual la parte debe manifestar bajo la gravedad de juramento las
discrepancias en la forma en la que se practicó la notificación para poder invocar la nulidad.

El argumento de Ramírez se enmarca en dos situaciones procesales relevantes para la


aplicación del Decreto 806 de 2020 en armonía con el CGP, a saber:

(i) El deber de manifestar la verdad con el fin de que el proceso tenga un curso
normal, sin dilaciones injustificadas; y,
(ii) La alta probabilidad de notificación por conducta concluyente de acuerdo con
las manifestaciones que realice el demandado en el proceso judicial.
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Para enviar copia de la providencia judicial por correo electrónico, el Decreto Legislativo se
hace una exigencia particular: se debe enviar al correo electrónico del demandado la
providencia y la manifestación de que se va a notificar. Como se ha indicado, el demandante
para la notificación del auto que admite la demanda debe acreditar ante el Juzgado cómo
obtuvo esa dirección electrónica y las evidencias de correos que se hayan dirigido a ese buzón
de mensajes digital.

Para Rueda (2021) la interpretación que se sustrae del artículo 8 del Decreto 806 de 2020,
implica que, si demandante desconoce la dirección de notificación electrónica del
demandado, podrá solicitarle al juez que oficie a aquellas entidades tanto públicas como
privadas para que eventualmente aporten esa información. Este argumento se fortalece con
lo dispuesto en el parágrafo 2º del artículo 291 del CGP, el cual establece que el juez a
petición de parte tendrá la posibilidad de lograr el propósito que señala la autora. En este
aspecto, contemplando la posterioridad del Decreto 806 de 2020, se tiene que este cumple
una función complementaria al CGP.

3. Implementación del uso de las tecnologías en el sistema judicial colombiano

Las TIC’s en las actuaciones judiciales, a partir de la expedición del Decreto 806 de 2020,
recobran mayor importancia y vigencia en función de la celeridad y eficacia para los usuarios
de la administración de Justicia. Las presunciones que trata el artículo 291 del CGP y el
artículo 21 de la Ley 527 de 1999, según Mora (2020), admiten prueba en contrario,
considerando que: “el acuse de recibido no es el único medio probatorio, conducente para la
demostración de dicho hecho [notificación] digital.” Afirma el autor que la implementación
del uso de las TIC’s en las actuaciones judiciales ocupa un lugar protagónico a partir del
Decreto 806 de 2020, en especial en sus artículos 8, 9, 10 y 11.

En efecto, tal como se evidencia en la actualidad, el uso de las TIC’s en los procesos
judiciales implica retos y oportunidades para las partes, y en general beneficios para los
usuarios de la administración de Justicia, porque a través de estos medios se facilita la
comunicación de las personas involucradas. A su vez, es importante considerar que las reglas
del CGP son aplicables por naturaleza al Decreto 806 de 2020, con esto se garantiza la
materialización de los principios rectores del derecho procesal en cada actuación judicial.
Con base en los principios del procedimiento, es importante precisar que con el Decreto 806
de 2020, se evidencia una variación respecto al cómputo de términos, pues este inicia
transcurridos dos días hábiles siguientes al envío del auto que admitió la demanda al correo
electrónico del demandado.
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Sobre este último aspecto, Cristancho (2020), precisando el alcance de la Sentencia CSJ-
STC-690 del 2020 (20190231901), afirma que el operador judicial debe aplicar la regla según
la cual para el computo de términos la notificación electrónica se entiende surtida desde que
es recibido el mensaje de datos. Esto en razón a otras interpretaciones equívocas, para él,
orientadas a que la notificación se surte cuando el receptor decide tener acceso al correo
electrónico. Al respecto es de precisar que dicha regla es la que debe aplicarse en toda
actuación en la que haya notificación electrónica, agregando esta se encuentra materializada,
no es desde el mismo momento del envío del mensaje de datos, sino dos días hábiles después
del envío de este, en cumplimiento al artículo 8 del Decreto 806 de 2020. Este aspecto
refuerza la posición en la que el Decreto 806 de 2020 es complementario al CGP, pues ofrece
una alternativa más eficiente para la notificación personal del auto admisorio, sin excluir las
demás formas previstas en el estatuto procesal.

Sin embargo, para Cárdenas (2020) la notificación propuesta en el Decreto 806 de 2020 es
discriminatoria porque los medios electrónicos no están disponibles para todas las personas
que acuden a la administración de Justicia. Este argumento es común en las demandas de
inconstitucionalidad en contra del referido decreto, resuelto por la Corte Constitucional en
Sentencia C-420 de 2020. La inconformidad se sustenta en que las notificaciones del auto
admisorio de la demanda deben realizarse en los términos del CGP. A su vez, parte del
supuesto que no toda la población colombiana cuenta con los medios tecnológicos que
requiere el Decreto 806 de 2020 para la materializar la notificación personal, siendo
discriminatorio y restrictivo frente al acceso a la Justicia.

En respuesta a dichas posiciones contrarias, es impreciso afirmar que el Decreto 806 de 2020
es discriminatorio y restrictivo. Pues, para aquellas personas que no cuenten con medios
electrónicos para surtir la notificación, esta se realizará en los términos del 291 y 292 del
estatuto procesal. En este sentido, el Decreto no es discriminatorio, por el contrario,
complementa al CGP y hace más eficiente el acceso a la administración de Justicia, el debido
proceso y el derecho de contradicción, cuando se conoce los datos electrónicos de las partes
involucradas.

4. Los principios procesales en la notificación personal electrónica

La notificación propuesta en el Decreto 806 de 2020 es una expresión de la economía


procesal en el marco de un proceso judicial, garantiza los principios constitucionales de
publicidad, celeridad y eficacia. La finalidad del Decreto 806 de 2020, se fundamentó en la
economía procesal consagrando una opción diferente a lo estipulado en los artículos 291 y
292 del CGP respecto a la notificación personal del auto admisorio de la demanda, a pesar
de que no es novedosa pues se ha aplicado en el proceso arbitral y la especialidad contencioso
administrativa (Universidad Externado, 2020: 17). Este argumento se complementa bajo la
14

premisa contenida en el mismo CGP en su artículo 111, en el cual se tiene la finalidad de


adecuar las actuaciones judiciales la implementación de las TIC’s en las diferentes etapas
procesales.

a. Principio de publicidad

Las notificaciones se deben efectuar, en virtud del principio de publicidad, como acto de
comunicación pone en conocimiento providencia mediante la cual el juez admitió un proceso
judicial, con el propósito de que las partes ejerzan el derecho de defensa y contradicción. El
principio de publicidad es fundamental para el derecho procesal, y es el que en virtud del
cual todas las actuaciones que se surtan en el proceso deben ser públicas, en armonía con los
artículos 29 y 228 constitucionales.

Artículo 29: Debido proceso, defensa y contradicción Todas las actuaciones que
surjan dentro del proceso
deben darse a conocer a
las partes involucradas
Artículo 228: Las actuaciones serán públicas y transparentes

Las notificaciones tienen su origen en el principio de la publicidad, porque se dan a conocer


las actuaciones del juez, como también las actuaciones de las partes a través de los traslados,
como se ha señalado. El principio de publicidad se cumple a través de las notificaciones y
los traslados en las diferentes etapas procesales.

b. Principios de economía procesal, celeridad y eficacia

Como se indicó, el artículo 8 del decreto legislativo incorporó la posibilidad de prescindir


del envío de previa citación o aviso físico o virtual para efectuar la notificación personal. La
economía procesal tiene implícito el cumplimiento a los principios constitucionales de
celeridad y eficacia, lo que aborda el Decreto 806 de 2020 pone en manifiesto quitar ciertas
barreras procesales que impedían materializar la notificación personal. El acto de
notificación, de acuerdo con lo conceptualizado por el Consejo de Estado (2014) asegura los
principios de: “celeridad y eficacia de la función judicial al establecer el momento en que
empiezan a correr los términos procesales”, y en ello el decreto legislativo fue preciso al
establecer el conteo de los términos.
15

5. Criterios para la interpretación y aplicación del artículo 8 del Decreto 806 de


2020

Las notificaciones personales en vigencia del Decreto 806 de 2020, principalmente son
electrónicas cuando se cumplan las circunstancias para efectuarlas, sin perjuicio de dar
aplicación a las formas de notificación dispuestas en el CGP cuando no se cumplan con los
presupuestos de efectuarla a la luz del artículo 8 del decreto legislativo. En lo relativo a las
notificaciones personales de manera física, según Quiñones (2021:24), esta procede
excepcionalmente en personas naturales que no cuentan con correo electrónico y se conozca
su dirección física. Esta postura refleja que en nuestro ordenamiento jurídico está conformado
por diversos modos de notificación, entre estos como se ha ilustrado los que están dispuestos
en el CGP y el habilitado en virtud del Decreto 806 de 2020.

Considerando el contexto de pandemia y de vigencia del citado decreto, se asume como


principal la notificación electrónica cuando se cumplan los presupuestos y de manera
excepcional lo dispuesto en el CGP cuando el demandante opte por él o cuando el demandado
no cuente con un correo electrónico y se conozca únicamente la dirección física. Las opciones
dispuestas en el Decreto 806 de 2020, guardan armonía con los artículos 291 y 292 del CGP,
sin que estos pierdan vigencia, como quiera que el mismo esta orientado para garantizar el
acceso a la Justicia de manera célere y efectiva.

Al efectuar la notificación en los términos del articulo 8 del Decreto 806 de 2020, según
Montoya (2021), se elimina el citatorio y el aviso contemplado en el estatuto procesal. Según
la autora, al trascurrir los dos días otorgados por el referido decreto, es innecesario acudir a
antiguas prácticas dispuestas en el CGP. No obstante, la conclusión que advierte Montoya es
imprecisa, toda vez que el Decreto 806 de 2020 amplía las diferentes maneras de notificar
sin que implique dejar sin efecto lo regulado en los artículos 291 y 292 del CGP.

De acuerdo con Delgado y Moya (2021:25), las personas que no cuentan con una dirección
electrónica pueden seguir siendo notificadas personalmente bajo las reglas de la norma
procesal dispuesta en el CGP. Esta premisa está en contraposición a aquellas que consideran
que el articulo 8 del Decreto 806 de 2020 excluye las demás formas de notificación previstas
en el CGP, porque estas siguen vigentes, son útiles y no entran en contradicción con lo
dispuesto en el Decreto 806 de 2020. La posición de los autores puede considerarse adecuada,
en el sentido que la realidad procesal nos indica la complementariedad existente entre ambas
normas.

El planteamiento de la notificación en el Decreto 806 de 2020, releva la carga en los


despachos judiciales de realizar actos de notificación que bajo esta lógica procesal
corresponden al demandante. Afirma Correa (2021: 669-670) que con la nueva regulación el
16

demandante tiene el deber de remitir la demanda con sus anexos al demandado y al juzgado,
siendo el demandante el responsable de notificar el auto admisorio de la demanda. También
sostiene la autora (2021: 671) que bajo el Decreto 806 de 2020:

“(…) gana el proceso en materia de transparencia y garantía de paridad de armas,


cuando desde la presentación de la demanda el demandado conoce de la existencia de
la demanda, sus términos y anexos, así como de las pruebas que se harán valer. Gana
la función jurisdiccional en tanto (i) se elimina un hecho que generaba prácticas
ilegales para conocer el contenido de la demanda desde su presentación y (ii) los
empleados judiciales pueden ocuparse de aspectos diferentes a la notificación y el
envío de anexos.

Por otra parte y ante la eventualidad de que el demandante desconozca el canal digital
del demandado, la norma prevé el envío de la copia de la demanda y sus anexos, a la
dirección física que se conozca del demandado.”

De conformidad con lo anterior, este argumento se ajusta de manera razonable a la práctica


litigiosa actual. Se ha logrado subsanar ciertas actuaciones o circunstancias que
desequilibraban la paridad de armas de las partes en un proceso judicial, que incluso
involucraban al juzgado a partir de ciertos trámites que ahora asume la parte demandante; lo
cual optimiza la operatividad en cada despacho judicial y favorece a la administración de
Justicia. Como se ha señalado, este decreto genera mejores oportunidades procesales que
fortalecen el estatuto procesal, pues puede tenerse como una alternativa a las formas de
notificación tradicionales establecidas en el CGP, por ello que preferiblemente deba
notificarse por medio del envío de mensajes de datos a la dirección electrónica cuando esta
se conozca.

Con relación a lo sostenido por Correa (2021), desde el punto de vista crítico, el ejercicio de
los servidores judiciales se optimiza al ocuparse de otros aspectos distintos a la notificación
y envío de anexos al escrito de demanda. Sin embargo, tal afirmación en la práctica está en
constante revalidación, pues el hecho que el demandante tenga la carga de efectuar la
notificación del auto que admite la demanda, recae posteriormente en el funcionario judicial
validar si se cumplen con los requisitos establecidos para tal fin, incluso alguna inobservancia
sobre este trámite puede acarrear posibles nulidades. Si bien es cierto que el demandante
tenga el deber de enviar los documentos anexos al escrito de demanda, también lo es que el
servidor judicial deba orientar a las partes procesales de cómo acceder al micrositio,
descargar y cargar los documentos, entre otras inquietudes que naturalmente surgen en
quienes hacen uso de estas herramientas de tecnología.
17

6. Necesidad de incorporar el Decreto 806 de 2020 al estatuto procesal colombiano

La pandemia ocasionada por el Covid-19 y la declaratoria de emergencia sanitaria, como se


describió inicialmente en este escrito, forzó al Gobierno Nacional en generar alternativas que
impidieran el menoscabo del derecho fundamental al acceso a la administración de Justicia
y dar herramientas que optimizaran los procesos judiciales. De acuerdo con Enríquez (2021),
la pandemia sirvió para imponer nuevos retos para el Estado colombiano en el sentido de
adaptar nuevas formas en el sistema judicial. En evidencia quedaron las falencias, notorias
de por si, que tiene la Rama Judicial como órgano garante de la Justicia colombiana. El
Decreto 806 de 2020, le permitió al Gobierno Nacional asumir una posición garantista con
los usuarios del sistema judicial en miras de que los procesos fueren dinámicos, céleres y
eficientes, por ello el establecimiento de nuevas lógicas procesales para las partes
involucradas en un proceso judicial.

Lo anterior confirma que el uso de las TIC’s ha modificado positivamente el paradigma


tradicional de las notificaciones personales dentro de los procesos judiciales, ya que permite
a los litigantes ejercer su profesión sin hacer necesaria su presencia en una sede judicial; que
según Correa (2021) generaba ciertas prácticas ilegales para conocer el contenido de la
demanda desde su presentación. En efecto, el trabajo remoto implica retos para las partes
involucradas, entre ellas contar con una conexión segura a internet y un correo electrónico,
y los conocimientos básicos que permitan el adecuado manejo de tales herramientas. Para
cumplir con la ritualidad procesal, es fundamental tener como horizonte el cumplimiento de
los derechos y principios constitucionales propios de cada proceso judicial, para que de este
modo las actuaciones sean céleres y eficientes.

Para incorporar definitiva e integralmente al ordenamiento jurídico colombiano el Decreto


806 de 2020, es importante considerar que la vigencia de este está definida hasta el próximo
4 de junio de 2022. Según el Instituto Colombiano de Derecho Procesal y Otros (2022) en
estos aproximados dos años de vigencia se ve la necesidad de que esta norma sea permanente
y sea incorporada definitivamente a legislación colombiana. Los resultados en este lapso son
evidentes, el litigio judicial se torna hacia la virtualidad, permitiendo que la función pública
de la Administración de la Justicia cobre mayor vigencia en tiempos en los cuales se tiene
recelo sobre la eficiencia del sistema judicial colombiano.
Para prolongar la vigencia del Decreto 806 de 2020 hay dos alternativas: a través de otro
decreto que así lo determine, o que se incorporen las disposiciones al CGP a través de una
ley en un trámite legislativo más complejo. Lo relevante sobre la reflexión de darle
continuidad a los efectos del decreto legislativo, recae en fortalecer el acceso y calidad de las
TIC’s en los usuarios y litigantes del sistema judicial colombiano, como también de optimizar
el sistema tecnológico de los servidores judiciales, propio de la Rama Judicial. Es insuficiente
ampliar la vigencia o incorporar lo dispuesto en el Decreto 806 de 2020 si persisten
18

limitaciones en el acceso a bienes y servicios a la población, como lo es la cobertura del


internet, además de la pedagogía sobre el adecuado uso de los recursos de las TIC’s asociados
al acceso a la administración de Justicia.

II. CONCLUSIONES

La notificación personal establecida en el Código General del Proceso encuentra su


complementación en el artículo 8 del Decreto 806 de 2020 porque este ofrece una alternativa
más eficiente y célere para materializar el acto de notificación, cumpliendo la ritualidad
procesal que esta supone. El decreto legislativo, por su naturaleza y alcance, guarda armonía
con la Constitución Política, respecto a los derechos y principios fundamentales, y con las
disposiciones del estatuto procesal colombiano. Es impreciso afirmar que el Decreto 806 de
2020 pretendía dejar sin efectos demás formas de notificación personal establecidas en el
CGP, como también señalar que vulnera el derecho fundamental al debido proceso, defensa
y contracción cuando se procede a notificar personalmente por medio del envío de datos a la
dirección electrónica o sitio que se conozca de la persona a notificar.

El sistema procesal colombiano tiene previsto la incorporación de la virtualidad hace más de


una década. Sin embargo, fue con las medidas adoptadas con ocasión a la declaración de
emergencia sanitaria las que impulsaron urgentemente la activación de la denominada
“Justicia virtual”. Actualmente, los resultados son positivos para la virtualidad judicial, a
pesar de sus traumatismos en su implementación, pues con esta se evidencia una dinámica
eficiente y célere para las partes procesales en cuanto cumplan con los presupuestos que el
Decreto 806 de 2020 requiere.

Con relación al contexto en el cual fue expedido el Decreto 806 de 2020, por la pandemia
producida por el Covid-19, que ocasionó una crisis en la salud publica obligando a la
población a un aislamiento social, con el fin de mitigar los contagios y mortalidad del virus,
debe atenderse el llamado por de la Corte Constitucional consistente en adecuar las
actuaciones judiciales a las necesidades de la pandemia. Para ese momento e incluso en la
actualidad, la justicia digital no había sido desarrollada de manera efectiva, pues el territorio
colombiano cuenta con redes de telecomunicaciones insuficientes e inadecuadas en algunas
zonas geográficas del país y sobre ciertas poblaciones que impide que tengan pleno acceso a
este tipo de sistema judicial. Sin embargo, para facilitar esta transición, en las zonas más
apartadas que carecen de medios técnicos, el Gobierno Nacional dispuso realizar
procedimientos directos para garantizar el acceso a la Justicia a todas las personas, bajo los
protocolos de bioseguridad, esto es, permitiendo que las personas acudan de manera
presencial a los juzgados para cumplir con las ritualidades procesales, como en el caso de
notificarse personalmente bajo los presupuestos del artículo 291 del CGP.
19

Al respecto, las medidas que adopte el Gobierno Nacional y el legislativo, deben estar
orientadas en garantizar en todo el territorio nacional el pleno acceso a la Administración de
Justicia, que con ocasión a la pandemia giró hacia la virtualidad. Urge un plan que
progresivamente abarque todas estas zonas y permitan tener acceso, calidad y conocimiento
en las TIC’s en procura de garantizar los derechos y principios fundamentales de cada
ciudadano.

De la misma manera, a lo largo de la emergencia sanitaria se ha evidenciado la flexibilidad


del derecho procesal, especialmente en adaptarse a las TIC’s desde la perspectiva
procedimental, como a los avances de la tecnología, a pesar de las falencias acaecidas en la
Justicia colombiana. Sobre esto, el Decreto 806 de 2020, fue creado con el propósito de
agilizar la administración de Justicia en tiempos de aislamiento, a través de las TIC’s,
protegiendo en primera medida los derechos fundamentales de los usuarios de la Justicia y
en segunda medida garantizando la activación paulatina de la Rama Judicial en una época
tan difícil como lo fue en el aislamiento obligatorio, causado por el Covid-19. La
digitalización de la Justicia contemplada en el Decreto 806 de 2020 puede interpretarse como
una forma de implementación a lo establecido en el CGP, en cuanto a la promoción y
materialización de la Justicia digital.

En el desarrollo del presente escrito, se logró establecer las razones por las cuales el artículo
8 del Decreto 806 de 2020 complementa el CGP, con relación a la notificación personal. Esto
se logró a partir del análisis del contenido del artículo, el contexto fáctico y jurídico del
decreto legislativo, la posición de la Corte Constitucional respecto a las demandas de
inexequibilidad en contra del Decreto 806 de 2020, y cómo su artículo 8 satisface los
derechos y principios constitucionales para las partes involucradas en el proceso judicial:
litigantes, usuarios y servidores judiciales. Como logro de esta investigación está la
ratificación la descripción de la complementariedad que ofrece el artículo 8 del decreto
legislativo, respecto a la notificación personal en la dinámica procesal en el sistema judicial
colombiano, y cómo la emergencia sanitaria forzó al Gobierno Nacional a adoptar medias
conducentes para proteger la salud de la población y mitigar los efectos negativos sobre el
sistema judicial.

Los retos trascienden la prorroga o incorporación al estatuto procesal de lo dispuesto en el


Decreto 806 de 2020, surge la necesidad de que pasada su vigencia la administración de
Justicia continúe con las buenas practicas en el uso de las TIC’s dentro de un proceso judicial.
Con garantizar esto, se amparan derechos y principios constitucionalmente amparados para
todos los usuarios y partes que conforman la Administración de Justicia. La notificación
personal, sobre este aspecto, cobra mayor relevancia, pues como acto de comunicación
representa ahora una carga para el demandante cuando se trata de notificar el auto que admite
20

la demanda con los documentos que acompañan el escrito de la demanda, y dicho acto, tal
como se ha sostenido jurisprudencialmente por parte del Consejo de Estado (2014) cumple
el doble propósito de garantizar el debido proceso y asegurar los principios de celeridad y
eficacia.

En respuesta a los detractores de la notificación personal estipulada en el artículo 8 del


Decreto 806 de 2020, es claro que fortalece el sistema procesal brindando alternativas para
su materialización. Es impreciso continuar afirmando que esta manera de notificar trasgrede
el derecho de defensa y contradicción para las partes que de manera inadvertida se les notifica
el auto de admisión de la demanda, pues el mismo artículo 8 en su último inciso ofrece la
posibilidad de solicitar la declaratoria de nulidad sobre lo actuado manifestando discrepancia
sobre la forma que se practicó la notificación. Es, por tanto, una disposición integral, que más
allá de ser o no novedosa, que adecúa las actuaciones judiciales a las necesidades de la
pandemia, y agregaría: satisface la necesidad ciudadana de contar con una Justicia confiable,
cercana, célere y efectiva.
21

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