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AL FILO DE LA NAVAJA.

Ensayo de término de curso de intensión sobre Revisionismo Histórico.

Fundamentos y reflexiones sobre la infiltración sionista en el quehacer iniciático de la


tradición primordial.

Por Armín as Asv angar.


¡Al Dios que es mi Dios!

¿Hay nov edades en el mundo del misterio? Ciertamente que sí. Pero cada día
estamos más inmersos en la duda, pues de todos lados salen hipótesis queriendo explicar
lo inexplicable, que nacen en la forma en que los manantiales fluyen a borbotones de
la tierra. I mplica esto, analógicamente, que estamos en una época de dev elamiento
industrial de temas ocultos – pues hay una industria productora de libros, documentales,
series, etc., literalmente hablando -, pero da la impresión que, a conciencia del
buscador y encontrador sincero, la profusa necesidad de comprender las ciencias
esotéricas por parte de los no iniciados se ha v uelto una moda. Esto se ha actualizado,
para responder un poco a la pregunta original, a la nuev a era acuariana 2.0

Y como en toda rev olución o, en este caso, seudo rev olución de “conciencia”,
las garras y los tentáculos de la Bestialidad toman los aspectos enriquecedores y mapas
dev eladores del conocimiento profundo, para transformarlos en una rev elación
antojadiza y v irulenta de carácter manipulador. El escritor e iniciado, René Guenón, en
sus interesantes escritos nos adv ierte de la contra iniciación. Para algunos este proceso
dev endría de actos y actitudes de un cierto grupo que quiere el “mal” o perjuicio de la
Humanidad que practica el “bien”. Una lucha incesante entre aquellos que quieren la
subv ersión originada del caos por sobre la proporción áurica del orden, para benéfico
del control. En los pasillos del mundillo esotérico se habla de ello, de proteger a la
humanidad (con minúscula), como si esta fuera un cuerpo prov isto de v ida propia y
propensa a la subyugación de la otredad según la v isión gramciana. No obstante, la
humanidad es una ilusión bien creada por los apóstoles del mal. Si existiera un peligro
externo contra la humanidad, sería en sí misma un arquetipo que se alimenta de la
energía de todos los arquetipos indiv iduales que la componemos. No obstante, ¿se
adv ierte la peligrosidad de estar alimentando a un arquetipo colectivo? Esto hace
recordar, que cuando se tiene una macota, un perro, por ejemplo, y le damos a comer
las sobras, este se acostumbra al sabor de la mezcla.

A propósito de tal mezcla. La humanidad, es un concepto falaz que actualmente


come las sobras que impetuosamente le da un grupúsculo de seudoiniciados, que
determina una matriz ineficiente para trabajar por ella. Un colectivismo social que
analógicamente también se reproduce y se enseña en el mundo iniciático, cuando
religiones y mov imientos acuarianos hablan de la salv ación del mundo y de la “Gaia”.
Ya lo menciona la gran Sav itri Dev i, que no importa el trabajo para la sociedad sino es
que para uno mismo se despliegue todo acto de v oluntad y fe en conseguir la
experiencia de lo sagrado y lo eterno. Ciertamente, la humanidad no es la que importa,
sino que el indiv iduo que crea humanidad al prov isionarse de los efectos necesarios que
le otorgaría la práctica de su absoluta v oluntad. Porque, es fácil decir que la humanidad
está en peligro y que está condenada a los efectos de sus impudicias. Pero qué se
puede hacer realmente por este cuerpo psíquico colectivo, nutriéndose de los aspectos
más bajos como altos prov enientes de “sus humanos” componentes. Este Egrégor,
peligroso, llamado Humanidad, ha sido la causa del desplome de las civ ilizaciones, toda
v ez que al ampliar la esfera óntica de la experiencia humana indiv idual, ello hace que
olv idemos los aspectos raciales y sanguíneos que nos v inculan a otro cercano, a un
entorno homogéneo de personas que les une un lazo material, y la perdida de la
concepción de que lo territorial, el suelo, la naturaleza, el campo, determinan su
cosmov isión: Una Westalschaung.

He aquí que la cuestión primordial de una manipulación a niv el univ ersal quiere
desarraigarnos de la cosmov isión Aria, fundamentando argumentos en la “cuestión
social” y sus categorías disociadas de acción, infundidas de miedos y desencuentros
culturales anti naturales. Una deformación de la Genealogía Nietzscheana que ahora
le llaman Deconstruccionismo. Lo cual, permeado hasta en las Ordenes I niciáticas más
serias.
También. La política no se ha v isto alejada de las infiltraciones culturales. Y de
paso sabemos que algunos exponentes políticos también han estado ligados a ciertas
influencias de místicos. Digamos que algunos con muchísima influencia. Por ejemplo,
Rasputín con la Dinastía Romanov , el mismo Fhurer en conexiones con la Thule
Gessleshaft; Juan Domingo Perón con el brujo pampino José López Rega, autores y
magos como Aliester Crow ley con sus ligazones con el servicio secreto de Churchill, el
profesor Jung con sus v isiones sobre el poder del inconsciente, que lamentablemente
no fue tomado tan en serio por el tercer Reich.

Hasta mov imientos políticos han usado estructuras iniciáticas, al infiltrase. Uno de
ellos, y más pernicioso, es el Marxismo; ha sido un tremendo interesado en infiltrar las
ordenes esotéricas de modo de utilizar sus estructuras internas en beneficio de su
orgánica política. El marxismo está profundamente ligado al judaísmo, no indagaremos
más en este tema ya que es sabido en términos históricos, considerando que del creador
de las ideas dev iene su propio “ismo”.

Un ejemplo conspicuo de tal infiltración es la denuncia que hace, v eladamente


en ciertos casos, Robert Ambelain. I nvestigador, ocultista y masón francés, en su libro el
Secreto Masónico, indica que las logias de tradición escocista y Memphitas fueron
tomadas prácticamente por rev olucionarios comunistas, anarquistas de izquierda y
socialistas moderados y no tanto. Menciona que las directrices masónicas espirituales
son preservadoras de la gran tradición religiosa del mundo, considerando a Dios o la
Div inidad como punto de inflexión de la reflexión humana y la inmortalidad del Alma.
Cosa que los rev olucionarios que integraban las logias en Francia entre 1860 a
comienzos del 1935, no respetaban aquello en lo absoluto. Eran centros de v erdadera
conflagración. Ambelain describió literalmente en su libro la div isa utilizada por los
rev olucionarios: “Sin Dios ni Ley”.

Pero de dónde v endrá ese interés por adentrase a un mundo oculto, esotérico. Si
nos detenemos en un documento llamado “Carta a los Gentiles” escrita por Marcus Eli
Rav age, es posible acercarnos quizá, a la coyuntura de ese interés, en función de la
conspiración judaica por quebrantar el espíritu Ario, él dice:
“Retrocedamos un poco y veamos lo que ha sucedido. Hace mil novecientos años
atrás vosotros erais un pueblo inocente, pagano y libre. Vosotros rendíais culto a
innumerables Dioses y Diosas, a los espíritus del aire, de las corrientes de los arroyos y
del bosque. Os enorgullecíais de la gloria de vuestros cuerpos desnudos. Tallabais
imágenes de vuestros dioses y de figuras humanas. Gustabais de los combates del
campo y la arena. Os emboscabais en las laderas y en los valles de los grandes
campos, y especulabais sobre la maravilla y el misterio de la vida e iniciabais las
bases de la ciencia natural y la filosofía. La vuestra era una cultura noble, sensual,
liberada de la consciencia social o de cualquier moralismo sentimental sobre la
igualdad humana. Quien sabe que gran y glorioso destino podríais haber tenido si
nunca os hubieseis encontrado con nosotros…”

El párrafo anterior describe el profundo acervo cultural del paganismo, que es lo


que encanta de las ordenes esotéricas y las de carácter ocultistas que dicen detentar
esa “escencia”. Toda v ez que muchas promuev en ese espíritu liberador, no obstante, la
influencia sionista está presente y, como siempre, la tergiv ersan. Muchos judíos han sido
parte o fundadores de ellas, y de las que no, las han tomado como trincheras de lucha
denostando las premisas con falso sentido de I gual, Libertad y Fraternidad; y tomado
como enganche la pseudo libertad sexual en sus prácticas mágicas, retorciendo el
objetiv o sagrado de la Hierogamia.

Otras instancias esotéricas en que el sionismo ha decantado, son las ordenes


llamadas mágicas, o Magickas, fundadas por el mago negro Aleister Crow ley. Si bien,
los antecedentes de este personaje no es posible v incularlo directamente con el
satanismo judaico, si se puede establecer que el sicodrama de sus rituales se basa en el
desarrollo gradual e inv erso de sus grados respecto del manejo de la cábala hebrea. Si
bien estos procedimientos los extrajo de sus incursiones en el Amanecer Dorado y la
Ordo Templis Orientis, la significación que se le daba a la cábala, en estas órdenes, era
meramente instrumental; pues, se sabía que los autores cabalistas habían fundido sus
conocimientos con otros mucho más antiguos y más certeros, ceremonialmente
hablando (v éase el trabajo del doctor Jhon Dee). El resorte hebreo implica una
cosmov isión binaria y una manifestación dual de los procesos arquetípicos del plano de
lo manifestado. O sea, una div ersificación que confronta la experiencia existencial de
forma que se v ea como una consecutiva confrontación, una lucha eterna, y no como
un proceso sincrónico y aristocrático. Considerando a un demiurgo, llamado Jehová,
Yaw e o I aldabaoth, como el rector de los principios fundantes del Tempo Univ ersal. En
contraposición al mundo helenístico que tenía resabios de la Aurea Catena, donde el
demiurgo era la manifestación de un Kosmocrator, proyección de una inteligencia
indescriptible al paradigma humano, fundando con leyes inconmensurables todo lo
edificado en la materia existencial. Era, y lo es, una inv itación a entender la v ida como
un descubrimiento constante de lo trascendental, una búsqueda de lo sagrado y
eterno.

Pero lo anterior, la influencia judía, ha impuesto y superpuesto categorías


filosóficas que cambian la sicología del hombre – dios, del súper hombre. Las religiones
superficiales judeo-cristianas han sido un v erdadero peso muerto al desarrollo de la
tradición original que v incula al hombre con la naturaleza para encontrar a DI OS. El
mismo Niestche habla del súper hombre como aquél que supera a si mismo su propia
naturaleza terrestre en función de su v oluntad, al modo que Prometeo roba el “fuego
de los dioses”. Y para profundizar, resulta interesante indagar en el siguiente párrafo de
la carta a los gentiles:

“Este fue el inicio de nuestro dominio en vuestro mundo. Pero fue solo el comienzo.
Desde ese tiempo vuestra historia no es más que el relato una lucha entre vuestro
propio espíritu pagano y nuestro espíritu judío. La mitad de vuestras guerras, grandes o
pequeñas, han sido guerras religiosas, peleadas por la interpretación de uno u otro
aspecto de nuestras enseñanzas. Cuando intentasteis regresar a las maravillas del
mundo romano pagano, Lutero tomo nuestro Evangelio y lo volvió entronizar en vuestra
cultura. Observad las tres principales revoluciones de los tiempos modernos, la
francesa, la americana y la rusa. ¿Qué es lo que son, sino el triunfo de la idea hebraica
de la justicia social, política y económica?

Este párrafo dice indirectamente que la v oluntad del hombre inferior puede
superponerse a la del hombre superior solo con la propaganda y la interv ención.

He aquí, el meollo del asunto. El corolario de la guerra entre judíos y, como ellos
nos llaman, gentiles. Y es una lucha que nace desde la infancia de la tierra. Desde una
alborada en que los seres humanos, por la providencia de Friya, detentábamos las leyes
naturales en concordancia con su simbolismo v iv o y de acuerdo a nuestra Voluntad. Los
árboles, las piedras, los metales, y tantos otros elementos materiales que conectaban
con la v ibración de la “palabra” o el Logos pitagórico, eran fuente viva de la inteligencia
de Dios conectada con la escencia del Hombre Mago (superior). A propósito. En el libro
de Juan G. Atienza, Los Superv ivientes de la Atlántida, este autor menciona una lucha
arcaica yacente en las leyendas Celtiberas, entre los Firborgls y los Thuata de Dannan.
Los primeros son asimilados a los Golem del misticismo judío o bien, a los sacerdotes
“blancos” atlantes que provenían de una casta inferior esclava. Mientras que los Thuata
son los herederos y sacerdotes “negros” de la tradición div inal de Freya o Danna. Tal
v estigio es posible, inclusiv e hoy en día, apreciarlo en las construcciones megalíticas
hechas por esta raza div ina (las cuáles están repartidas por todo el mundo). Atienza
indica que estos monumentos de piedra regulaban la energía telúrica con lo cual era
posible mantener la armonía de los procesos terrestres – resulta asombroso la similitud
con el objeto central de la cábala órfica y sus preceptos pitagórico -. Dice, además,
que los Firborgls, tenían como misión destruir o modificar la configuración mágica de las
construcciones megalíticas con el objeto de eliminar cualquier v estigio Ario.

Una cosa más interesante aún es cuando indica una lucha eterna entre dioses,
lo que nos acerca a comprender, mitológicamente, el afán de una raza contra
iniciática, con claras trazas v inculantes con el objetivo sionista actual:

“Dioses que luego, vencidos por otros dioses más poderosos – léase igualmente magos
vencidos por otros magos -, se ocultaron en las cavernas, en las profundidades de la
Tierra, lejos de la mirada de los que no eran sus adeptos y, desde allí, o desde lugares
secretos y escondidos, desconocidos en general y temidos por la mayoría de los
hombres, guardaron su saber oculto, esotérico, impartiéndolo únicamente a los
elegidos, a quienes hacían prometer el secreto y no quebrantar sus leyes iniciáticas.

Ciertamente que hubo una raza fundamental que enseño y promov ió, desde los
albores de la humanidad, el sagrado oficio de modificar la materia a v oluntad. Ciencias,
mal llamadas ocultas, como el Hermetismo, el Gnosticismo y la Alquimia, son profundos
repositorios de la antigua tradición, pues prov ienen de culturas avanzadas a la nuestra.
Una tradición, una Cadena Aurea, que junto con su componente espiritual ha dado
forma a los aspectos Axiológicos y Ontológicos que han definió a la civ ilización
occidental, anterior al cristianismo inclusiv e y tergiversada por esta, posteriormente. Pero
ahí es donde podemos encontrar la gran implicación del sionismo y su objetiv o de
derribar estos pilares fundamentales de la tradición iniciática original. Rev isemos por
última v ez la “carta a los gentiles”:

“¿Por qué no deberíais odiarnos? Si estuviésemos en vuestro lugar probablemente os


odiaríamos en una forma menos cordial que en la que vosotros nos odiáis. Pero
nosotros no tendríamos ningún problema en deciros por qué. No nos iríamos por las
ramas. Con millones de judíos burgueses respetables no insultaríamos vuestra
inteligencia diciendo que el comunismo es una filosofía judía. Y con millones de
trabajadores y proletarios judíos sería ridículo mantener la idea de que el capitalismo
internacional es un monopolio judío. No, nosotros iríamos directamente al grano.
Nosotros contemplaríamos esta confusión que llamamos civilización, esta mezcla
medio-pagano medio-cristiana, y - señalaríamos el origen - en un espacio en blanco:
"Este enredo es gracias a vosotros, a vuestros profetas, y vuestra Biblia."

Cabe decir, que, aunque no sea considerado un documento v erídico – cosa que
no compartimos – el manuscrito OeraLinda es un tremendo documento que aporta a la
comprensión de como la sabiduría natural ha ido, subyacentemente, diseminándose a
trav és de la historia. Enseña claramente porque la civ ilización es lo que es y no lo
medianamente comprensible. Vale la pena mencionar esto, pues, como este
documento, otros manuscritos, sobre los fundamentos de la sociedad civ ilizatoria
humana han comprendido el v alor primordial de crear y construir asentamientos
urbanos de acuerdo a las leyes del orden: el Gnomon. En cambio. Hoy estamos en una
sociedad de profundas complicaciones, un no Gnomon, en donde lo iniciático está
prostituido por la gran cantidad de información tergiv ersada e influida por la “moralidad
y ética” judeo cristiana, que no es más que una deformación del antiguo Tex Atlante. Es
cierto, que algunas Ordenes Secretas detentan esta información y que no la comparten
profundamente. Pero hoy en día en la I nternet hay una amalgama de páginas y sitios
de toda índole iniciática y contra iniciática; hay tanto acceso a la información que
produce el efecto contrato, desinforma. Y esa ha sido una premisa del sionismo a través
de la historia: El confundir, denigrar y trasformar los escenarios en que se dilucida el
espacio y el tiempo en que v enimos, estamos y retornamos en el Ser. La cinematografía
es un gran ejemplo de aquello, en dónde los aspectos de estudio profundos en términos
esotérico, místicos y ocultistas se ridiculizan y mediante símbolos y sigilos, impulsan
mensajes a lo inconsciente para un mal despertar de la conciencia de ese Ser.

Estamos, sin duda ante la siempre gran y última gran lucha, en el Ragnarok del
final de los tiempos. En una época del Kaliyuga que está dando paso a decisiones firmes
por el hombre que v endrá. No al modo del nuev o hombre que el comunismo, mintiendo
flagrantemente, ha querido exponer con sus agentes culturales y artísticos; no como la
conexión con el Santo Ángel Guardián que las ordenes esotéricas quieren presentarnos
como protectores, cuándo los Grigori, no son parte nuestra. Tenemos una sola tarea que
enrola todos los trabajos menores de resistencia y v oluntad, como lo hiciera Hércules –
Melkhart en sus 12 trabajos para recuperar su sentido y ganar un espacio en el Olimpo.
Conformar, a v oluntad pura, el Ubermensh, aquel Mago que es capaz de subordinar la
materia y destruir definitivamente al Golem.

¡Hal Arhag!

Armin as Asv angar.

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