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Principio de Progresividad y No Regresividad en Materia Laboral
Principio de Progresividad y No Regresividad en Materia Laboral
TEMA:
PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD Y NO REGRESIVIDAD
CURSO:
SEMINARIO DE INTEGRACIÓN II
DOCENTE:
ALUMNA:
TACNA-PERÚ
2023
INDICE
I. Conceptualización......................................................................................................3
VI. Jurisprudencia.......................................................................................................16
I. Conceptualización
1.1 principios en el derecho
Debemos tener en claro la conceptualización de lo que son los principios, estos según
Atienza y Ruiz (1991) son aquellas formulaciones a manera de enunciado que
correlacionan casos con soluciones. (Moreno, 1991).
Pero eso no quiere decir que, desde esta perspectiva, no exista ninguna
diferencia entre reglas y principios. La diferencia estriba en que los principios
configuran el caso de forma abierta, mientras que las reglas lo hacen de forma
cerrada. Con ello queremos decir que mientras que en las reglas las propiedades
que conforman el caso constituyen un conjunto cerrado, en los principios no
puede formularse una lista cerrada de las mismas: no se trata solo de que las
propiedades que constituyen las condiciones de aplicación tengan una periferia
mayor o menor de vaguedad, sino de que tales condiciones no se encuentran siquiera
genéricamente determinadas. El tipo de indeterminación que aqueja a los
principios es, pues, más radical que el de las reglas.
Ya sabiendo que son los principios, sabemos que el principio de progresividad y nor
regresividad es un principio constitucional, en ese sentido tenemos que saber el valor de
constitucional que tiene un principio,
Miguel Ciuro Caldani (1999) señala que éstos “son especialmente relevantes, porque
allí están de cierto modo los "principios del principio"”. (Caldani, 1999)
Dicha noción es enteramente coherente con la acepción que formula la Real Academia
de la Lengua Española que la asocia con "base, fundamento, origen, razón fundamental
sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia. Causa primitiva o primera de
una cosa o aquello que de otra cosa procede de cualquier modo".
En el año de 1918, año en que concluye la primera Guerra Mundial esta Declaración se
redactó como indica Villán Durán “en oposición a lo que hasta entonces se entendía por
derechos humanos en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de
la Revolución Francesa (1789), en la Declaración de Derechos de Virginia (12 de junio
de 1776) y en la Declaración Americana, de la independencia de Estados Unidos (4 de
julio de 1776), estos precedentes representan una concepción individualista de los
derechos humanos, como también de los derechos civiles y políticos, y por lo tanto se
pierde la visión de los derechos económicos, sociales y culturales.
Asimismo cabe destacar que anterior a esta declaración, se desarrolló en el año de 1917
la Constitución mexicana y posteriormente la Constitución alemana de Weimar en 1919,
estas constituciones son reconocidas en la historia de los derechos humanos por haber
desarrollado un contenido social en el cual se incorporan progresivamente los DESC a
los derechos reconocidos a nivel constitucional en estos países, dando inicio a la que se
conoce como el Constitucionalismo social. Finalizada la primera guerra mundial, en el
mundo se instauró el concepto de justicia social mediante el cual se exigía el
reconocimiento de derechos sociales, el cual se tradujo en la creación de una
organización esencial en desarrollo de los DESC en el plano internacional y la defensa
de los derechos de los trabajadores, como es la Organización Internacional del
Trabajo ,conocida por sus siglas OIT, suscrita a través del tratado de Versalles en el año
de 1919 creando asimismo la Sociedad de Naciones (SDN) organización mundial, que
en ese entonces, se encargó de implementar las bases para la paz y la reorganización de
las relaciones internacionales. Debe precisarse que el Perú es miembro de la OIT desde
el año de su creación. Puede establecerse, que es la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre (1948), el primer instrumento internacional sobre
derechos humanos, que da reconocimiento expreso a los DESC (Capítulo XI:
preservación de la salud y al bienestar, Capítulo XII: a la educación, Capitulo XIV: al
trabajo y a una justa retribución, entre otros), meses después se aprueba la Declaración
Universal de Derechos Humanos, adoptada el 10 de diciembre de 1948, cada una de
ellas enmarcada en una organización internacional distinta, la Organización de Estados
Americanos y la Organización de las Naciones Unidas, respectivamente, logrando la
consagración internacional de los DESC. Asimismo estos instrumentos internacionales
buscaron, entre otros, dirigir a los estados a que reconozcan los DESC dentro de sus
constituciones y normas emprendiendo así, un desarrollo interno de los mismos, cabe
destacar que nuestro país es parte de ambas Organizaciones encontrándose sujeto a las
disposiciones que emitieron los mismos a través de las distintas ratificaciones
realizadas. Posteriormente y durante un largo período, el cual se denominó la Guerra
Fría, los derechos humanos avanzaron poco, en razón de que estos derechos se
utilizaron de manera sistemática como arma ofensiva para agredirse de un sector a otro,
los capitalistas a los comunistas y viceversa.
En este escenario se impuso la consagración de una división artificial entre los derechos
civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales, cuando en 1966 la
Declaración Universal de los Derechos Humanos se desarrolló en dos tratados, siendo
estos el Pacto de los Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, pues “la guerra Fría imponía esa lectura
diferenciada de los derechos: para los capitalistas los únicos derechos humanos válidos
eran los individuales, civiles y políticos, mientras que para el sector comunista los
derechos humanos más importantes eran los de contenido económico, social y cultural”.
Las constantes luchas sociales, se deben a que a los largo de los años se ha buscado
reconocer la dignidad de cada persona, entendida como un valor inherente a todos los
seres humanos, que se basa en el respeto y la libertad de los hombres. Podemos decir,
entonces, que la dignidad es el fundamento de los derechos humanos, y que estos
buscan la plena realización de los seres humanos a través de la conquista de condiciones
de vida que les permita mejorar su entorno y hacerse partícipes de su propio desarrollo.
Los derechos humanos implican una visión de sociedad que está en contra de la
injusticia social, económica y política, y que se encuentra arraigada en prácticas y
procesos que sistemática e históricamente han generado la exclusión de determinados
grupos sociales.
Los DESC se refieren a aspectos fundamentales en la vida de las personas, que tienen
que ver con el desarrollo de condiciones básicas de la dignidad humana como la
posibilidad de tener un nivel de vida adecuado. Dentro de estos se encuentran derechos
como la educación, la vivienda, la alimentación, la salud y el trabajo, entre otros. Esas
condiciones básicas permiten a la persona vivir plenamente y en condiciones dignas,
esto reviste a los DESC del carácter de derechos humanos. Ahora bien, si partimos de la
idea de que los derechos humanos le son debidos a las personas por el reconocimiento
de su dignidad, ¿Por qué existe la distinción entre derechos civiles y políticos y los
DESC?, existen dos posturas respecto del reconocimiento como derechos humanos de
ambas categorías, mientras que para algunos juristas los derechos civiles son
considerados derechos subjetivos pasibles de ser exigibles y justiciables ante un órgano
judicial y los DESC son solo aquellas orientaciones y/o consideraciones que los Estados
deben tener en cuenta, para la doctrina desarrollada en la actualidad se considera a los
DESC como derechos humanos, lo que permite exigirlos ante el Estado en términos
jurídicos y políticos. La primera postura frente a los DESC corresponde a la perspectiva
neoliberal que les quita su condición de derechos y los redefine como normas
programáticas cuyo cumplimiento está condicionado por el crecimiento económico, lo
que no les permite a las personas su exigencia inmediata.
La segunda postura los define como verdaderos derechos humanos, necesarios para que
los individuos tengan la garantía de que podrán disfrutar de sus libertades civiles y
políticas, y de que sus proyectos de vida se realizarán en las mejores condiciones
gracias al acompañamiento y cumplimiento por parte del Estado de sus obligaciones en
esta materia. Es necesario recordar que por muchos siglos los derechos humanos se han
dirigido solo a aceptar como propios derechos humanos a los derechos civiles y
políticos, pero es a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se
establece una idea de la importancia de la universalidad e indivisibilidad en lo referente
al concepto y a la realidad del contenido de los derechos humanos; como sólo el
reconocimiento integral de todos estos derechos puede garantizar la existencia real de
cada uno de ellos, ya que sin la efectividad de disfrute de los derechos económicos,
sociales y culturales, los derechos civiles y políticos se reducen a meras categorías
formales. Inversamente, sin la realidad de los derechos civiles y políticos, sin la
efectividad de la libertad entendida en su más amplio sentido, los derechos económicos,
sociales y culturales carecen de verdadera significación.
Se debe empezar señalando que los derechos laborales son el núcleo duro de los DESC,
pues a través de la lucha de estos derechos se han concretado diversos tratados,
declaraciones entre otros, tal es así que terminada la primera guerra mundial y firmada
la “Declaración Rusa de los derechos del pueblo trabajador y explotado”, es que se da
inicio a la lucha a favor del respeto y plena efectividad de los Derechos Sociales, a
través de la creación de la Organización Internacional de Trabajo creada en 1919, como
parte del Tratado de Versalles que terminó con la Primera Guerra Mundial. Hablar del
derecho al trabajo implica un listado de derechos ligados a este, pero en esencia el
trabajo es un derecho humano fundamental, mediante el cual la persona logra
desarrollar una vida digna, en libertad e igualdad de oportunidades, a través de la
realización de un determinada actividad mediante la cual produce bienes y servicios
para satisfacer sus necesidades personales y/o familiares, por lo que todas las personas,
tienen derecho a su plena y efectiva realización sin discriminación alguna. De esta
manera, el trabajo es comprendido no sólo como un medio de supervivencia sino
también como un medio de bienestar, dado que permite el desarrollo personal y la
aceptación e integración social de quien realiza una labor o trabajo.
Igualmente será un medio de realización personal, pues al desarrollar una actividad que
genera, produce y contribuye en varios aspectos en su vida personal y en la sociedad, el
ser humano logra sentirse útil.
Así, las normas internacionales establecen que el carácter progresivo de los DESC se da
a fin de lograr la plena efectividad de los derechos, pero no solo de los DESC, pues
como se precisó anteriormente, el desarrollo de los DESC generan la plena efectividad
de todos los derechos incluyendo los derechos civiles y políticos. Debe indicarse
también, que los estados se comprometen a desarrollar este carácter progresivo a través
de políticas, medidas necesarias, pero también a través de su desarrollo en la legislación,
como es su reconocimiento en la Constitución y posterior a esta el desarrollo
interpretativo que realice, en nuestro caso, el mayor intérprete de la Constitución el
Tribunal Constitucional, a fin de establecer el contenido, y la correcta aplicación del
contenido de los derechos humanos reconocidos en nuestra Constitución como
fundamentales, a través de este trabajo es como también se desarrolla el carácter
progresivo de los DESC.
De las normas internacionales antes citadas se puede colegir que en relación a los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en adelante DESC, existe la obligación de
los Estados partes de garantizar la progresividad de los mismos de lo que se desprende
como consecuencia la prohibición de regresividad de ellos. En función a lo regulado por
los instrumentos internacionales antes descritos anterior se ha llegado ha considerar que
el principio de progresividad de los DESC contiene una doble dimensión: la primera a la
que podemos denominar positiva, lo cual “está expresado a través del avance gradual en
orden a la satisfacción plena y universal de los derechos tutelados, que supone
decisiones estratégicas en miras a la preeminencia o la postergación de ciertos derechos
por razones sociales, económicas o culturales”1 y la otra a la que podemos denominar
negativa que se cristaliza a través de la prohibición del retorno, o también llamado
principio de no regresividad”
Nadie está obligado a prestar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento.
21. Al igual que en el caso de los demás derechos enunciados en el Pacto, no deben
adoptarse en principio medidas regresivas en relación con el derecho al trabajo. Si
deben adoptarse deliberadamente cualesquiera medidas regresivas, corresponde a los
Estados Partes en cuestión demostrar que lo han hecho tras considerar todas las
alternativas y que están plenamente justificadas, habida cuenta de la totalidad de los
derechos enunciados en el Pacto y en el contexto del pleno uso de los máximos
recursos disponibles por los Estados Partes.
Precisa así mismo que actos dentro de lo que respecta al derecho al trabajo se pueden
considerar como regresivos:
34. En cuanto a los demás derechos del Pacto, existe la intuición generalizada de que
las medidas regresivas adoptadas en relación con el derecho al trabajo no son
permisibles. Estas medidas regresivas son, entre otras, la denegación del acceso al
trabajo a ciertos individuos o grupos, se base tal discriminación en la legislación o en
la práctica, la suspensión de la legislación necesaria para el ejercicio del derecho al
trabajo, o la aprobación de leyes o de políticas manifiestamente incompatibles con
obligaciones jurídicas internacionales relacionadas con el derecho al trabajo. Un
ejemplo de ello sería la instauración del trabajo forzado o la revocación de una
legislación que proteja al asalariado contra el despido improcedente. Dichas medidas
constituirían una violación de la obligación de los Estados Partes de respetar el
derecho al trabajo.
Por lo que cabría establecer, que en particular frente a los derechos laborales, existen
actos expresamente desarrollados por el Comité para establecer cuando un Estado parte
está violando una obligación contenida en los tratados. De otro lado se debe determinar
que los derechos laborales por su importancia en el desarrollo de los DESC y como
parte de los mismos, constituyen derechos humanos, los cuales en el ámbito interno
nuestro Estado los ha dotado de un protección especial, haciéndolos de esta forma
justiciables frente a cualquier actor de regresión o afectación que pudieran sufrir al
momento de ser ejercidos por la persona.
Esta prohibición supone un límite impuesto a través de los tratados internacionales antes
desarrollados en materia de DESC reconocidos y desarrollados de igual manera en la
Constitución, mediante el cual se busca prohibir la adopción de medidas (políticas,
leyes, entre otros) reduciendo de esta manera los derechos de los cuales gozan las
personas, dotados ya sea mediante los criterios mínimos de cada uno de los derechos
desarrollados en los tratados o por aquellas medidas progresivas que hayan sido
tomadas por los Estados las cuales se ven perjudicadas ante la adopción de medidas
regresivas. En el modelo de Estado Social, los motivos por los que la prohibición de
regresividad debe operar se sustentan en el principio de seguridad jurídica y de
interdicción de la arbitrariedad.40 Por lo tanto la vulneración de los DESC a través de la
toma de medidas o políticas regresivas por parte del Estado, requiere su justiciabilidad,
pues como indica Courtis la obligación de no regresividad constituye una limitación que
los tratados de derechos humanos y, eventualmente, la Constitución imponen sobre los
Poderes Legislativo y Ejecutivo a las posibilidades de reglamentación que derogue o
reduzca el nivel de los derechos económicos, sociales y culturales de los que goza la
población. Desde el punto de vista del ciudadano la obligación constituye una garantía
de mantenimiento de los derechos económicos, sociales y culturales de los que goza
desde la adopción del PIDESC, y su nivel de goce, a partir de dicha adopción y de toda
mejora que haya experimentado desde entonces. Se trata de una garantía sustancial, es
decir, de una garantía que protege el contenido de los derechos vigentes al momento de
la adopción de la obligación internacional y el nivel de goce alcanzado cada vez que el
Estado, en cumplimiento de su obligación de progresividad haya producido una mejora.,
de este modo el Estado debe responder judicialmente ante el cumplimiento de una
obligación internacional reconocida asimismo dentro de un mandato constitucional y
por la afectación a una garantía constitucional. Los siguientes conceptos nos llevarán a
precisar porqué y cómo es posible una aplicación judicial en caso de regresividad.
VI. Jurisprudencia
CASO: EXP. N.° 03477-2007-PA/TC.
De los dos pronunciamientos del Tribunal Constitucional peruano se puede concluir que
en tanto que para amparar una pretensión del invoca el artículo 2.1. del PIDESC para
desestimar otra se efectúa una interpretación del Articulo 26 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en función a la Observación General N.º 3 del
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, creado
por el Consejo Económico y Social de la Naciones Unidas.6 La Corte Interamericana de
Derechos Humanos precisamente en el caso denominado “Cinco Pensionistas” Vs. Perú
en la sentencia de 28 de febrero de 2003 ha efectuado una interpretación del artículo 26
de la Convención Americana de Derechos Humanos. En este caso, la Comisión presentó
la demanda con base en el artículo 51 de la Convención Americana, con el fin de que la
Corte decidiera si el Estado violó los artículos 21 (Derecho a la Propiedad Privada), 25
(Protección Judicial) y 26 (Desarrollo Progresivo) de la Convención Americana, en
relación con las obligaciones establecidas en los artículos 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de dicho
tratado, debido a la modificación en el régimen de pensiones que los señores Carlos
Torres Benvenuto, Javier Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo Álvarez Hernández,
Reymert Bartra Vásquez y Maximiliano Gamarra Ferreyra venían disfrutando conforme
a la legislación peruana hasta 1992, y por el incumplimiento de las sentencias de la
Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Constitucional del Perú “que ordenaron a
órganos del Estado peruano pagar a los pensionistas una pensión por un monto
calculado de la manera establecida en la legislación vigente para el momento en que
éstos comenzaron a disfrutar de un determinado régimen pensionario”. Asimismo, la
Comisión solicitó a la Corte que ordenara al Estado que otorgara una compensación por
el daño moral causado a las presuntas víctimas, y que cumpliera con lo dispuesto en las
sentencias de la Corte Suprema de Justicia del Perú el 2 de mayo, 28 de junio, 1 y 19 de
septiembre, y 10 de octubre, todas de 1994, y las emitidas por el Tribunal
Constitucional del Perú el 9 de julio de 1998, 3 de agosto y 21 de diciembre, ambas de
2000, de manera que las presuntas víctimas y sus familiares recibieran las diferencias
que se les dejaron de pagar en el monto de sus pensiones desde noviembre de 1992 y los
respectivos intereses, así como que se les continuara pagando un monto nivelado de sus
pensiones. Además, la Comisión solicitó a la Corte que ordenara al Estado que derogara
y cesara, de manera retroactiva, los efectos del artículo 5 del Decreto-Ley Nº 25792 de
23 de octubre de 1992. En este caso, la Corte estableció por unanimidad que el Estado
violó el derecho a la propiedad privada y el derecho a la protección judicial consagrado
en el artículo consagrados en el artículo 21 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, respectivamente, y declaró que el Estado incumplió las
obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2 de la misma Convención. Sin embargo la
Corte desestimó la demanda en lo que se refiere a la invocada afectación al artículo 26
de la Convención en ,los siguientes términos: “146. La Comisión Interamericana y los
representantes de las presuntas víctimas y sus familiares alegaron el incumplimiento del
artículo 26 de la Convención Americana, en cuanto el Estado, al haber reducido el
monto de las pensiones de las presuntas víctimas, no cumplió el deber de dar el
desarrollo progresivo de sus derechos económicos, sociales y culturales, particularmente
no les garantizó el desarrollo progresivo al derecho a la pensión. 147. Los derechos
económicos, sociales y culturales tienen una dimensión tanto individual como colectiva.
Su desarrollo progresivo, sobre el cual ya se ha pronunciado el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, se debe medir, en el criterio
de este Tribunal, en función de la creciente cobertura de los derechos económicos,
sociales y culturales en general, y del derecho a la seguridad social y a la pensión en
particular, sobre el conjunto de la población, teniendo presentes los imperativos de la
equidad social, y no en función de las circunstancias de un muy limitado grupo de
pensionistas no necesariamente representativos de la situación general prevaleciente.
148. Es evidente que esto último es lo que ocurre en el presente caso y por ello la Corte
considera procedente desestimar la solicitud de pronunciamiento sobre el desarrollo
progresivo de los derechos económicos, sociales y culturales en el Perú, en el marco de
este caso”
VII. Conclusión:
El principio de progresividad tiene sustento en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, ya que este contempla la obligación de los Estados de lograr
el desarrollo progresivo de los derechos económicos, sociales y culturales. La
progresividad es una de las características de los derechos humanos.
En relación al derecho al trabajo, las normas internacionales han determinado que las
medidas regresivas deben implementarse bajo la más cuidadosa consideración de todas
las alternativas posibles, y que la elegida sea la menos lesiva para los derechos
involucrados. No siendo permisibles medidas regresivas en relación con el derecho al
trabajo que supongan la suspensión de la legislación necesaria para el ejercicio del
derecho al trabajo, aprobación de leyes o de políticas incompatibles con obligaciones
jurídicas internacionales relacionadas con el derecho al trabajo.
VIII. Bibliografía
Alexy, R. (1993). Teoria de los derechos fundamentales. Madrid: Centro de estudios
constitucionales.