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PRINCIPALES ÁREAS

DE ASISTENCIA EN

SALUD MENTAL

Cinthia P. Medina S.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
ASISTENCIA DE ENFERMERIA EN SALUD MENTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
FUNCIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
ASPECTOS PRINCIPALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Desarrollo y Salud Mental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Necesidades de Atención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Necesidades Futuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Estado de los Servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

Aspectos Psicosociales en la Dalud y el Desarrollo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Tareas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
BIBLIOGRAFIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
INTRODUCCIÓN

El decenio de 1990 se ha caracterizado por el énfasis puesto en la reforma de


los sistemas de salud en la mayoría de los países, en el marco de un proceso
general de reforma del Estado. Dicha reforma afecta la forma de planificar,
financiar, proporcionar y evaluar los servicios de salud. Si bien ciertos aspectos
de la reforma varían de un país a otro, hay elementos de la misma que son
comunes a todos ellos. Existe una preocupación creciente sobre los costos y la
relación costo-beneficio de los servicios, velando al mismo tiempo por brindar
una cobertura básica de atención de la salud. Paralelamente, se tiende a reducir
el tamaño de los gobiernos y a embarcarse en un proceso constante de
descentralización. Visto el renovado hincapié que se hace en la participación
social, y dado que el personal de enfermería conforma entre el 50% y el 80% de la
fuerza laboral en el ámbito de la salud, la participación activa de la enfermería en
el proceso de reforma ya aludido resulta esencial.

Conforme se avecina el año 2000, y en vista del avance registrado en el logro de


la meta de la Salud Para Todos, la OMS/OPS y nuestros gobiernos miembros
están profundizando su compromiso en favor de esa meta y de los principios
que deberán orientar nuestra labor futura. Las personas que integran el personal
de enfermería, y los trabajadores de salud que las mismas supervisan,
constituyen el contacto constante y más estrecho del sector de salud con los
individuos, las familias y la comunidad en todos los entornos de atención de
salud. Por ello, los servicios de enfermería y de atención de salud que esas
personas brindan deberán constituirse en piezas fundamentales de los
programas, proyectos e intervenciones que se formulen para colmar las
carencias en cuanto a estado de salud y acceso a la atención de la salud,
carencias éstas que son una realidad para los grupos vulnerables de nuestros
países.

Las enfermedades psíquicas o mentales son en nuestro país la segunda causa


de incapacidad temporal y con frecuencia, también, causa de un gran número
de incapacidades definitivas y permanentes. Hablamos, por tanto, de que los
profesionales sanitarios cada vez con más frecuencia deben atender casos cada
día más complejos y, a la vez, asistir a un mayor número de pacientes aquejados
de este tipo de dolencias. Es por esta razón, por la que anidábamos la idea de dar
respuesta a una creciente demanda por parte de los profesionales de enfermería
en relación con la especialización en el campo de la Psiquiatría.
ASISTENCIA DE ENFERMERÍA
EN SALUD MENTAL

Las enfermeras en salud mental psiquiátrica, desde su óptica biopsicosocial,


aportan al cuidado de los pacientes y sus familias intervenciones de calidad,
resultados seguros y mejorados con oportunidades para el fomento de la salud
mental, la enseñanza, el mantenimiento terapéutico, la integración con todo el
espectro de intervenciones, y la colaboración interdisciplinaria con otros
proveedores de atención de salud. Estas funciones establecidas de la enfermería
se enmarcan en la práctica de la enfermería de salud mental psiquiátrica, y son
recibidas en forma positiva por los pacientes y sus familias.

La enfermería en salud mental y psiquiátrica y en adicciones comprende el


diagnóstico y el tratamiento de las respuestas humanas a los problemas efectivos
o potenciales de salud mental o adicción.
Se trata de un campo especializado de la práctica de la enfermería que utiliza las
teorías del comportamiento humano como ciencia y la dedicación de sí mismo/a
a un buen propósito como arte. Las enfermeras en salud mental-psiquiátrica y en
adicciones brindan una atención que incluye los servicios constantes e integrales
requeridos para el fomento de la salud mental óptima, la prevención de
enfermedades mentales y adicciones, el tratamiento para el mantenimiento de la
salud y/o la derivación de los casos de problemas de salud mental y física, el
diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales y sus secuelas y
rehabilitación. Debido a su alcance, la enfermería en salud mental-psiquiátrica y
adicciones es una disciplina holística, que hace hincapié en las necesidades y los
puntos fuertes de la persona en su totalidad. Las enfermeras en cuestión aplican
la teoría a los fenómenos humanos a través de los procesos de evaluación,
planificación, intervención o tratamiento y nueva evaluación. Las teorías que
constituyen la base de la enfermería de salud mental-psiquiátrica y sobre
adicciones se nutren de distintas fuentes, que incluyen factores biológicos,
culturales, ambientales, psicológicos y sociológicos, además de la propia
enfermería.

La atención y el cuidado han sido, y siguen siendo, el elemento básico del


suministro de los servicios de enfermería. Los adelantos científicos del último
decenio están cambiando la comprensión que se tiene del cerebro humano, las
enfermedades mentales y los tratamientos bioquímicos de los trastornos
mentales. Las enfermeras psiquiátricas deben integrar constantemente las
neurociencias, y en su práctica profesional en particular, la psicofarmacología,
para brindar una atención segura y eficaz a las personas con enfermedades
mentales, y fomentar el progreso de la especialidad. Las enfermeras psiquiátricas
forman parte de los profesionales de la atención primaria de salud que se ocupan
a diario del tratamiento a largo plazo de pacientes psiquiátricos, en el proceso
continuo de prevención, diagnóstico, tratamiento, mantenimiento y
rehabilitación. Vista la actual variedad de tratamientos posibles, ese cuidado de
enfermería obliga a prestar suma atención a los problemas médicos conexos y a
las interacciones complejas entre hechos conductuales, emocionales, fisiológicos

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y psicofarmacológicos. Las enfermeras en salud mental psiquiátrica tienen
características singulares en el sentido de que su adiestramiento y experiencia
les permite evaluar las necesidades tanto biológicas como psicosociales de los
pacientes. Las intervenciones de enfermería ofrecen a los pacientes y sus
familias una atención de gran calidad en forma rentable. Las enfermeras en
salud mental psiquiátrica de todo el mundo seguirán perfeccionando y
demostrando su función de creciente importancia en el campo de la salud
mental.

FUNCIONES

Los enfermeros especialistas en salud mental trabajan con otros profesionales


de la salud y trabajadores sociales para coordinar la atención de los pacientes.
Los enfermeros especialistas en salud mental se ocupan de una amplia gama de
problemas de salud mental, incluyendo la depresión, el estrés, enfermedades
relacionadas con autolesiones, problemas relacionados con el alcohol y la
dependencia de drogas, trastornos de personalidad, y otras enfermedades como
la esquizofrenia. Aunque los problemas de salud mental son muy comunes, sólo
un número reducido de personas tiene que acudir al hospital como parte de su
cuidado y tratamiento. Los enfermeros especialistas en salud mental pueden
trabajar con personas de todas las edades y de todos los orígenes.

Cada vez más, los enfermeros especialistas en salud mental trabajan


directamente en los hogares o establecimientos públicos, en lugar de en los
hospitales. Pueden trabajar con pacientes en sus propios hogares, en residencias
médicas pequeñas, o en clínicas médicas de centros de salud locales, por
ejemplo. Los enfermeros especialistas en salud mental forman parte de un
equipo más amplio de salud y atención social, y trabajan en colaboración con
psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales, psicoterapeutas, trabajadores
sociales y muchos otros.

Con este equipo de profesionales, en primer lugar los enfermeros especialistas


en salud mental deben evaluar al paciente y luego preparar un plan de atención
para garantizar que se cumpla con las necesidades del paciente.

Están capacitadas para tranquilizar y calmar a las personas, y deben


responderles de forma no amenazante, tratando de averiguar por qué la persona
podría sentirse ansiosa o agresiva. Una vez que el plan de atención se pone en
práctica, los enfermeros especialistas en salud mental están capacitados para
observar a los pacientes con el fin de detectar cualquier cambio significativo en
una etapa temprana.

Hablan con los pacientes de forma individual y en grupo, y les ofrecen también
una atención de enfermería práctica. Los enfermeros especialistas en salud
mental pueden realizar cambios en el plan de atención siempre que sea
necesario.

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Su objetivo es construir relaciones de confianza con sus pacientes, animándoles
a discutir sus problemas, y escuchar sus opiniones.

Los enfermeros especialistas en salud mental permiten a sus pacientes


reconocer las cosas o situaciones que afectan negativamente a su salud mental,
para aprender maneras para afrontar dichas influencias. Por ejemplo, podrían
enseñarle a un paciente ejercicios para ayudarle a controlar los ataques de
pánico o la ira.

Aparte de sus funciones de enfermería práctica, tales como la administración


de medicamentos, los enfermeros especialistas en salud mental trabajan con
otros profesionales de la salud en la organización de actividades individuales y
de grupo para ayudar al desarrollo personal y social del paciente, por ejemplo,
mediante juegos de rol, arte y teatro.

Los enfermeros especialistas en salud mental también deben involucrar a la


familia o cuidadores del paciente, manteniéndoles al día sobre el tratamiento y
la evolución del paciente, y aumentando su confianza a la hora de ayudar ellos
mismos al paciente.

Los enfermeros especialistas en salud mental ayudan a coordinar el apoyo al


paciente dentro de la comunidad, por lo que deben estar en contacto con otros
profesionales, tales como médicos, visitadores sanitarios, trabajadores del
departamento de vivienda social y del departamentos de servicios sociales, así
como con la policía y las organizaciones voluntarias.

Los enfermeros podrían tener que negociar en nombre del paciente para
asegurarse de que recibe la atención y los servicios públicos requeridos.

Los enfermeros especialistas en salud mental también visitan pacientes en su


hogar para ofrecerles apoyo, tanto a ellos como a sus familias.

ASPECTOS PRINCIPALES
Desarrollo y Salud Mental

La sociedad ha comenzado a reconocer la íntima relación que existe entre el


desarrollo social humano y la salud en general. Esa interdependencia es
igualmente válida para la salud mental y, en especial para las poblaciones en
situaciones de adversidad. En efecto, cuanto mejor estas poblaciones logren
preservar o recuperar su salud mental tanto mejor podrán negociar soluciones
exitosas o, como mínimo, evitar aquellas conductas que añaden nuevos
obstáculos (alcoholismo o violencia). El desarrollo socioeconómico en las
Américas ha traído aparejado numerosos cambios; uno de éstos es el generado
por modificaciones en el hábitat por el cual grandes grupos poblacionales se han

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trasladado de las zonas rurales a las urbanas sufriendo en el proceso cambios y
pérdidas (de sostén, de valores, etc.). Esto ha afectado los mecanismos de
adaptación, personales y grupales, lo cual se traduce en variadas expresiones de
trastornos mentales y problemas psicosociales tales como: conductas violentas,
uso de sustancias adictivas y desmoralización.

Necesidades de Atención

La epidemiología de los trastornos psiquiátricos y de los problemas


psicosociales en la Región indica que su magnitud es abrumadora. En los
Estados Unidos de América el estudio ECA (“Epidemiologic Catchment Area”),
que comprendió varias poblaciones urbanas y una rural, informó una prevalencia
de vida del 32% y una tasa de casos activos durante el año precedente del 20%
(1991). En Canadá, un estudio realizado en la ciudad de Edmonton aplicando un
método semejante arrojó una tasa de prevalencia de vida del 33,8% (1988). Una
investigación multicéntrica en Brasil (1993) informó tasas de prevalencia que
oscilaban entre el 19% y 34% para un conjunto de trastornos psiquiátricos que
requieren atención. En Chile, la tasa de prevalencia de vida calculada en un
estudio fue de 33,7% (1993). Cabe señalar que estas tasas son el resultado de
estudios seleccionados y no incluyen el total de trastornos psiquiátricos. En
cuanto a la niñez, ésta no es menos inmune a los trastornos psiquiátricos. Un
estudio efectuado en Puerto Rico informó una tasa de prevalencia de trastornos
psiquiátricos moderados y severos del 16%. La proyección de esta tasa a la
población de América Latina y el Caribe indicaría que 17 millones de niños de 4 a
16 años estarían afectados por trastornos que ameritan intervención. En cuanto a
las epilepsias, las tasas de prevalencia informan para América Latina un rango de
1,3% a 5,7% de la población general. Las tasas de prevalencia (un año) de los
trastornos afectivos es de alrededor del 4,1%, y de 1,1% para las psicosis
esquizofrénicas (ambas en América Latina y el Caribe). Las tasas de prevalencia
del alcoholismo y el abuso de sustancias adictivas son igualmente altas y son
tema de responsabilidad del programa de OPS correspondiente.

Con referencia al impacto de las enfermedades mentales en América Latina y el


Caribe, el Banco Mundial ha estimado que el 8% de los años de vida perdidos
ajustados en función de la discapacidad son atribuibles a las mismas, proporción
mayor que la atribuida al cáncer, 5,2%, o las enfermedades cardiovasculares,
2,6%. Se ha igualmente estimado que 5 de las 10 primeras causas de
discapacidad en el mundo (1990) son psiquiátricas, siendo la depresión la
primera de todas. La carga económica también es alta, como ilustración, en los
Estados Unidos de América se ha estimado en $43.000 millones por año el costo
de los estados depresivos (1990).

Cabe recordar que la distribución de los problemas mentales en la población


no es al azar, y que hay una relación inversa entre estrato socioeconómico y la

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tasa agregada de trastornos. Las necesidades son también más altas en
poblaciones de mayor riesgo, tales como los pueblos indígenas las víctimas de la
guerra, los grupos perseguidos y desplazados. Por lo tanto, estos hallazgos
epidemiológicos deben servir de base a las políticas de equidad y accesibilidad
de los servicios.

Necesidades Futuras

Las necesidades actuales de atención de los países aumentarán aún más hacia
comienzos del siglo en razón de los cambios demográficos que se producirán o
bien por la situación actual de pandemia. Como resultado de ellos, un mayor
número de personas entrarán en las edades de riesgo de los trastornos
psiquiátricos. No menos de 88 millones de personas tendrán algún trastorno
mental o emocional en América Latina y el Caribe; el aumento proporcional será
mayor que el de la población general. Es posible estimar que para este año
habrá en América Latina y el Caribe más de 2 millones de personas con
trastornos esquizofrénicos y más de 17 millones con trastornos afectivos. Salud
para Todos será una meta que eludirá a sociedades y gobiernos a menos que se
implementen políticas y programas de salud mental creativos respaldados por
una firme voluntad política.

Estado de los Servicios

Frente a la magnitud de las necesidades presentes y futuras contrasta la


organización de la atención psiquiátrica y el estado de los servicios y programas
que si bien varían a lo largo de la Región, muestran deficiencias preocupantes.
Por lo general, la atención se apoya en acciones desarrolladas desde los
hospitales mentales, instituciones de baja cobertura y accesibilidad y
frecuentemente estigmatizantes. Frecuentemente, esas instituciones se
encuentren aisladas, geográfica, física o socialmente, y en ellas se violan los
derechos humanos de los pacientes, por acción u omisión. Además, su
integración dentro del sistema de salud es vaga o inexistente. Ese tipo de
organización desconoce que la red de atención es más amplia e incluye al
individuo (autocuidado), a la familia, al grupo social de apoyo, a líderes
comunitarios, promotores de salud y a los distintos niveles de atención de salud
en general. Desconoce también que los servicios de atención especializada son
múltiples y diferenciados de acuerdo a las necesidades psicopatológicas y
psicosociales cambiantes del paciente. Una organización de servicios así
concebida no permite que la reforma del sector de salud asumida por los países
(descentralización, participación social, enlaces intra e intersectoriales,
promotoras de la salud, incluyendo el fomento de políticas públicas saludables)
pueda cumplirse enteramente.

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Esta situación de los servicios es doblemente preocupante dado que la
enseñanza de pre y postgrado impartida en los hospitales mentales no
proporciona al profesional de la salud —especializado o no— la posibilidad de
adquirir los conocimientos, las destrezas y las actitudes necesarias que permiten
ejercer una práctica integral en la comunidad y su rápida incorporación a los
programas de control de la depresión, las epilepsias y las psicosis.

Aspectos Psicosociales en la Salud y el Desarrollo

Las acciones en este sector son de carácter variado y comprenden el apoyo


técnico para promover la inclusión de componentes conductuales en la
capacitación del personal de salud, de manera de aumentar la efectividad de las
intervenciones y en la difusión de conocimientos y técnicas que permitan a las
comunidades estimular mejor el desarrollo humano. El Programa busca realizar
acciones de apoyo técnico a países que directa o indirectamente sufrieron las
consecuencias de los conflictos armados en la Región y que generaron grupos
de poblaciones en alto riesgo en su carácter de desplazados y/o refugiados y
traumatizados.

Tareas

En el aspecto asistencial, es responsable de los cuidados de salud mental, ya


que dirige el proceso de atención de enfermería en sus diferentes etapas
(valoración de las necesidades, diagnósticos de enfermería, planificación de
los cuidados, ejecución y evaluación del proceso de cuidados).
Fomenta, previene, mantiene y rehabilita la salud mental de la comunidad y
se encarga de su cuidado.
Valora las situaciones individuales, familiares y colectivas tanto en el medio
intrahospitalario como en el extrahospitalario.
Identifica y valora los trastornos de salud mental.
Valora los recursos disponibles en la zona en la que se atiende a la persona
usuaria y los gestiona y distribuye.
Le procura un entorno saludable y seguro, teniendo en cuenta la situación
del/de la paciente y los recursos.
Elabora un plan de cuidados adecuado a los objetivos terapéuticos,
actividades y criterios de cada situación.
Proporciona cuidados de enfermería a personas, familia y comunidad con
problemas de salud mental.
Identifica los problemas bioéticos y aplica el razonamiento y el juicio crítico
en su análisis y resolución.
Canaliza hacia otros/as profesionales las situaciones que lo requieran.

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Evalúa el desarrollo de las diferentes etapas del proceso de cuidados,
introduciendo los elementos de corrección necesarios para asegurar la
eficacia de la intervención de enfermería.
·Lleva a cabo tareas relacionadas con su función docente.
Enseña al/a la paciente y a la familia a desarrollar habilidades y técnicas de
autocuidado, dirigidas a obtener un estado óptimo de salud.
Asesora y presta apoyo a las/los enfermeras/os generalistas y especialistas,
para ayudar a completar el plan de cuidados pertinente y mejorar sus
relaciones interpersonales.
Organiza la formación de estudiantes de enfermería básica y especializada
que se encuentran a su cargo.
Contribuye a la enseñanza de cuidados en salud mental a otros/as
trabajadores y a personas de la comunidad.
Participa en la docencia a escuelas de enfermería y a centros relacionados
con esta especialidad.
Dirige la especialidad de enfermería en salud mental, impartiendo docencia
en la enseñanza de los temas que le son propios.
Dirige y participa en la docencia de las escuelas de auxiliar de enfermería
psiquiátrica.
Promueve, participa y dirige actividades de formación continua en
enfermería de salud mental, en los diversos ámbitos de actuación de
enfermería.
·Desarrolla su función administradora, con las siguientes tareas:
Participa en la elaboración de las políticas de salud mental, tanto de ámbito
nacional como local, y se implica en el desarrollo de los servicios de salud
mental con las funciones que le son propias.
Colabora en el desarrollo de los servicios de salud mental de acuerdo con los
criterios propios del equipo de enfermería de salud mental.
Asume el liderazgo profesional y propone la planificación, la elaboración y la
puesta en marcha de programas de salud mental.
·Lleva a cabo proyectos de investigación que contribuyan a optimizar la
calidad de los cuidados y el desarrollo profesional.
Contribuye en los avances de la profesión a través del intercambio y
discusión de las investigaciones que se realicen en el ámbito de la salud
mental.

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CONCLUSIÓN

El malestar social que está generando la situación actual está produciendo un


enorme malestar emocional en las personas. La pérdida del trabajo y la
precariedad salarial dan lugar al colapso del estilo de vida, a la pobreza, al
aislamiento, a la intensificación de los conflictos familiares y a una sensación de
impotencia, que tienen múltiples efectos, los cuales se extienden más allá de las
condiciones materiales de vida y afectan tanto al ser social como a las relaciones
más íntimas de los individuos que las sufren.

Los malestares son escuchados a diario en los servicios sanitarios, expresados


frecuentemente en síntomas, siendo numerosas las evidencias que demuestran
que los acontecimientos estresantes cotidianos se relacionan con patologías de
salud mental. La personalidad al completo se ve afectada por el colapso
provocado por la pérdida económica, pero la respuesta varía según las personas
y los contextos, debiendo de ser objeto de cuidados individualizados.

Los profesionales de enfermería de Salud Mental deben estar atentos a los


medios de comunicación para apoyar a los que promueven soluciones
democráticas frente a aquellos que utilizan el insulto, agreden a grupos
minoritarios, sacando así la peor cara de la humanidad, erigiéndose en altavoces
de quienes preconizan la desaparición del estado de bienestar.

La Salud Mental no solo es el resultado de factores biológicos o del


comportamiento asociado a experiencias infantiles, sino que está socialmente
determinada por relaciones de poder. Las patologías inducidas o potenciadas
por la inseguridad laboral tienen posibilidades de curación mediante la
resocialización a través de la organización colectiva o de la acción social.

Las enfermeras deben evitar que se produzcan patologías más graves o


recaídas en pacientes con enfermedad mental, así como contribuir a que los
recursos se aprovechen lo mejor posible, lleguen a más personas afectadas y
sean de calidad. Construir relaciones de ayuda que empoderen a hombres y
mujeres en sus bien-estares, y ayudar a que se generen relaciones de buen trato
y de solidaridad que contribuyan no solo a mejorar la salud de la población sino a
crear un mundo en equidad y más justo.

Concluimos que a pesar de las desbastadoras consecuencias de la crisis y los


mal-estares actuales la principal premisa es contribuir a contagiar esperanza y
fomentar el desarrollo de las capacidades de las personas.

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BIBIOGRAFÍA

https://www.educaweb.com/profesion/enfermero-especialistas-salud-mental-
505/
https://treball.barcelonactiva.cat/porta22/es/fitxes/I/fitxa5153/enfermeroa-de-
salud-
mental.do#:~:text=El%2FLa%20enfermero%2Fa%20de,encontrar%20significado%
20en%20estas%20experiencias.
https://docs.bvsalud.org/biblioref/2018/11/965891/2000_ops_hr_19_es.pdf
1. Goffman E (1987). Internados. Ed. Amorrortu-Murgía. Madrid.

2. Nightingale, F (1990). Notas sobre enfermería. Qué es y qué no es. Ed. Salvat.
Barcelona

3. Peplau, HE (1990). Relaciones interpersonales en Enfermería. Ed. Salvat.


Barcelona.

4. Asociación de Enfermería en Salud Mental. Consulta marzo 2007.

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