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Aunque Pérez logra ganar la elección presidencial de 1988 bajo la promesa de restaurar
la "Venezuela Saudita", como se apodó a su primer período de gobierno (1974-1979) debido a
la marcada mejora en la calidad de vida de los venezolanos; en su segunda presidencia,
usualmente abreviada como "CAP II", el Estado venezolano no tiene casi recursos para
sostener el modelo rentista de economía del país, y Pérez aplica entonces políticas
económicas de shock que causan malestar en diversos sectores sociales, especialmente en las
capas más empobrecidas, que desencadenan el "Caracazo". Además de tener que enfrentar un
alto rechazo popular avivado por los medios durante toda su gestión, Pérez también tuvo que
lidiar con la oposición del Congreso, así como de sindicatos, medios de comunicación,
intelectuales e incluso de su mismo partido. En febrero y noviembre de 1992 su gobierno es
sacudido por dos violentas intentonas golpistas de izquierda, que aunque fracasan, aumentan
la presión sobre Pérez, que ha estado lidiando con solicitudes de renuncia casi desde que
reasumió el mando. Finalmente, la Corte Suprema de Justicia decide juzgarlo por la acusación
de haber desviado fondos para la seguridad del Estado en beneficio del gobierno de Violeta
Chamorro en Nicaragua, al día siguiente el Senado aprueba que sea separado del cargo para
ser juzgado, y el 31 de agosto de 1993 es cesado definitivamente como Presidente por el
Congreso. Ha sido el único presidente venezolano en ser destituido.
Durante este gobierno, el país inicia un proceso mayor de transformación política que
ha continuado hasta la actualidad, e incluso dos décadas después, el segundo gobierno de
Pérez sigue siendo un tema polémico en Venezuela. Entre los principales cambios directos en
el escenario político destacan: el declive del bipartidismo adeco-copeyano, el debilitamiento del
centralismo, y el surgimiento de nuevos actores políticos "anti-política" y "anti-sistema".
Entre las políticas estaba la reducción de los subsidios a los combustibles y el aumento
de las tarifas del transporte público en un 30%. Se suponía que el aumento se implementaría el
1 de marzo de 1989, pero los conductores de autobuses decidieron aplicar el aumento de
precios el 27 de febrero, un día antes del día de pago en Venezuela.
En respuesta surgió una serie de protestas, realizadas por quienes viviendo en las
ciudades-dormitorios de Caracas debían trasladarse a diario para trabajar en esta capital, el
aumento de precio de la gasolina como parte del ajuste en la economía anunciadas el 16 de
febrero catalogadas por el intelectual Arturo Uslar Pietri, en El Nacional, como «necesarias,
coherentes y realistas» que incidió en el aumento en el precio de los pasajes del transporte
público. La falta de intervención oportuna de las autoridades, ya que la Policía Metropolitana de
Caracas estaba en huelga laboral, encabezó las protestas y los disturbios se extendieron
rápidamente a la capital y otras localidades del país. En poco tiempo, el movimiento que
comenzó en las avenidas y paradas de Guarenas (población localizada a unos 40 km al este de
la capital) se extendió rápidamente a la propia Caracas, otras ciudades y regiones: La Guaira,
Valencia, Barquisimeto, Mérida, Guayana y los Valles del Tuy, convirtiéndose en grupos de
violencia que saquearon supermercados, centros comerciales y establecimientos de todo tipo.
Ante esta situación, y la incapacidad de la policía local para controlar los saqueos, el
gobierno de Pérez empleó al Ejército como medio de contención de los hechos violentos
ocurridos en toda la ciudad (se activó una estrategia de control de disturbios conocida como
Plan Ávila). Se estableció una comisión en el Congreso de Venezuela con todos sus partidos
políticos para investigar los hechos del Caracazo y votó por unanimidad un informe que
concluyó que 277 personas fueron asesinadas.24
La actuación de la fuerzas armadas tuvo un alto costo, ya que las incurrieron en una
represión excesiva que dejó según cifras oficiales 277 muertos y numerosos heridos. Según la
ONG de Derechos Humanos Cofavic el número oficial de víctimas no se corresponde con la
realidad, y cita la aparición de fosas comunes como La Peste, donde según esta ONG
aparecieron 68 cuerpos sin identificar, «fuera de la lista oficial». Organismos no pertenecientes
a las FAN. como la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), la policía
Metropolitana y la policía Judicial PTJ, cometieron abusos policiales.
Derrotada la sublevación por las fuerzas del presidente y recluidos sus cabecillas en
prisión, Carlos Andrés Pérez se comprometió ante la opinión pública a corregir algunos
aspectos de sus medidas; pero el proceso de deterioro no se detendría.
En marzo de 1993 el fiscal general, Ramón Escovar Salom, introdujo una solicitud de
antejuicio de mérito en su contra por el delito de «peculado doloso» y «malversación» de 250
millones de bolívares (17 millones de dólares en esa época) de la partida secreta por cuyo
manejo era responsable. El 20 de mayo de 1993 se conoció la ponencia solicitada por la Corte
Suprema de Justicia al presidente magistrado Gonzalo Rodríguez Corro, declarando con lugar
la solicitud de antejuicio de mérito. Al día siguiente, el 21 de mayo, el Congreso Nacional
autorizó el juicio por unanimidad, separando a Carlos Andrés del cargo de la presidencia. Pérez
se negó a renunciar, pero después de la licencia temporal máxima de 90 días disponible para el
presidente en virtud del artículo 188 de la constitución de 1961, el Congreso Nacional destituyó
a Pérez de su cargo de forma permanente el 31 de agosto. Durante el proceso se reveló que
dicho dinero había sido utilizado para ayuda internacional a la presidenta Violeta Chamorro en
Nicaragua. El juicio de Pérez concluyó en mayo de 1996 y fue condenado a 28 meses de
prisión.
Caldera asume en medio de una crisis financiera que comenzó con la quiebra del Banco
Latino que fue asumido por el gobierno durante la presidencia interina de Ramón José
Velásquez, causada fundamentalmente por la concentración de autocarteras y el otorgamiento
de autopréstamos a los accionistas y testaferros de un importante número de bancos, que
arrasa con la mitad del sistema de ahorros y culminó con la pérdida de depósitos. Hasta
octubre de 1994, el Gobierno se había apoderado de más de 10 bancos en quiebra,. El dinero
entregado por el gobierno a los bancos restringió el gasto público en otras áreas, afectando a
miles de personas y creando un grave desequilibrio en la economía venezolana.
· Conclusion.
Las elecciones de 1998 fueron la apoteosis de la Antipolítica. Tanto Hugo Chávez como
Henrique Salas Römer eran candidatos que se presentaban al margen de los partidos políticos
tradicionales: nadie quería identificarse con los dos grandes partidos a quienes la opinión
pública les atribuía “el fracaso de la democracia”.