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SEMINARIO SOBRE LA LEY Nº 1443

LEY DE PROTECCION A LAS VICTIMAS DE FEMINICIDIO, INFANTICIDIO Y


VIOLACION DE INFANTE, NIÑA, NIÑO O ADOLESCENTE
EXPOSITOR: BERNARDO LUIS MAMANI SUNTURA
Promulgamos la Ley 1443 que consolida la lucha contra la violencia hacia nuestras mujeres,
niñas, niños y adolescentes, endureciendo las penas para jueces y fiscales prevaricadores
con hasta 20 años de cárcel, a los consorcios de jueces, abogados y policías con hasta 10
años de prisión y negando cualquier beneficio a infanticidas, violadores y feminicidas.
La Ley 1443, de Protección a las Víctimas de Feminicidio, Infanticidio y Violación de Infante,
Niña, Niño o Adolescente, es una enmienda al sistema penal y en su espíritu busca castigar
la revictimización de mujeres, niñas, niños y adolescentes que sufren violencia; endurece
las condiciones y acorta los plazos para sancionar a los violentos, y también amenaza a los
prevaricadores.
La ley, promulgada el lunes por el presidente Luis Arce luego de un veloz trámite en el
Legislativo, éste sí libre de estériles polémicas entre oficialismo y oposición, modifica seis
leyes del sistema penal y dispone la elaboración de una “Guía de Actuación para la
Aplicación de la Colaboración Eficaz” y un “Programa de Justicia Restaurativa para Casos
de Corrupción”; sin embargo, el peso está en la parte penal. “No más impunidad, no más
jueces prevaricadores”, remarcó el Mandatario en su discurso de ocasión.
El Ministro de Justicia reconoció en el acto de promulgación que “se ha visto que la
revictimización era una regla” y que ahora se está “estableciendo expresamente que va a
tener duras sanciones cualquier forma de revictimización”, en referencia al conjunto de
modificaciones referidas a las sanciones contra servidoras y servidores del sistema penal,
que incluye a jueces, fiscales, policías y el resto de agentes involucrados en el tema.
También dijo que se trata del inicio “de cosas que debemos hacer en la Justicia”.
Las enmiendas principales establecen que: los delitos de violencia contra mujeres,
adolescentes, niñas y niños son imprescriptibles; se agrava la pena por prevaricato; se
amplía y aclara el delito de consorcio entre jueces y abogados; se prohíbe que acusados
de violencia obtengan detención domiciliaria y que obtengan medidas cautelares;
finalmente, que las medidas cautelares por enfermedad terminal solo procederán con
evidencia aportada por el IDIF.
El endurecimiento evidente de la norma, que también establece sanciones por retardación,
ha preocupado a las y los jueces, que a través de su portavoz se declararon en emergencia,
pues su actuación deberá ser impecable o ser objeto de sanción. La Directora General de
Prevención y Eliminación de Toda Forma de Violencia en Razón de Género y Generacional,
dependiente del Ministerio de Justicia, les respondió que se trata de una cuestión de
corresponsabilidad y conciencia de las y los operadores de justicia.
En los hechos, la Ley 1443 protege a las víctimas a través de la amenaza de nuevas o más
duras sanciones contra quienes violan y abusan, sea en el momento del delito o en el de
investigarlo y juzgarlo. Es previsible que interpretaciones creativas de la norma a la hora de
aplicarla aminoren la amenaza, pero también que poco servirá para detener la creciente
violencia contra mujeres, adolescentes, niñas y niños, pues está demostrado que la sola
amenaza del castigo no detiene a violadores y abusadores de toda clase.
Hace falta más y mejor compromiso con la posibilidad de un cambio estructural en la
sociedad, pues de otra manera lo más que se logrará es poner a más personas en la cárcel.
La Ley 1443 promulgada este 4 de julio tiene un bonito título, pero es una norma vacía. Se
la ha denominado “de protección a las víctimas de feminicidio, infanticidio y violación de
infante”, pero su contenido esencial prácticamente se agota en el mayor rigor punitivo del
Estado en contra no tanto de los delincuentes, sino de los jueces que conozcan esas causas
y cometan en su juzgamiento los delitos de “prevaricato” y de “consorcio”.
El origen próximo de esta norma no está, como dijeron personeros gubernamentales, en un
supuesto plan de reforma judicial, sino en el escándalo público que desató en enero el
accionar de jueces, fiscales e incluso consejeros que liberaron ilegalmente al feminicida
Richard Choque, descubierto cometiendo más feminicidios luego de que el juez Rafael
Alcón, hermano del Presidente del Consejo de la Magistratura, le otorgara “detención
domiciliaria” y que similares liberaciones ilegales se habían producido en más de un
centenar de casos de asesinos condenados a 30 años de presidio sin derecho a indulto. El
repudio y las protestas fueron masivas y ante ello el Gobierno se apresuró a conformar
“comisiones”, “intervenir juzgados” y apresar a algunos jueces.
El corolario final de toda esta improvisación gubernamental, nos queda claro, es la
promulgación de la Ley 1443 por la que, básicamente, se incrementa la pena de los jueces
prevaricadores de 8 a 20 años, prohibiendo al mismo tiempo a los juzgadores otorgar
detenciones domiciliarias a los condenados o conceder libertad provisional a los
procesados; todo ello en los delitos señalados de feminicidio, infanticidio y violación de
infante
El abogado Arturo Yáñez calificó correctamente la acción gubernamental como de
“populismo penal”, lo que suscribimos plenamente, añadiendo que el populismo punitivo es,
precisamente, la respuesta improvisada y vacía de parte de los gobernantes frente a la
delincuencia atroz que, en su impunidad y recurrencia, genera el repudio popular y la
demanda de mano dura. En esos momentos de impotencia y de dolor la sociedad exige la
pena de muerte, la cadena perpetua o la castración química, cuando no opta por acciones
violentas como los linchamientos, buscando “justicia” por mano propia.
Y ese camino, el del populismo penal, es el que ha tomado el gobierno del presidente Arce,
mal asesorado, para encubrir las carencias de la administración de justicia y la falencia de
políticas públicas preventivas sin instituciones sólidas, personal capacitado ni recursos
suficientes y que, por lo mismo, no acompañan a varias leyes, como la 348,
pretendidamente protectivas de mujeres, niñas y niños.
Ya en 2016 el populismo penal fue oficializado por los gobernantes, cuando el
vicepresidente García Linera pidió, en una “cumbre judicial” en Sucre, que se implantará la
cadena perpetua para los violadores y asesinos de menores. Ya entonces se intentó utilizar
el clamor y el repudio de la gente para ganar popularidad y votos en el vacío estatal de
políticas integrales y en medio de la tragedia de los hogares de las víctimas.
La pena capital no ha reducido un ápice los crímenes violentos en Estados Unidos y
tampoco la cadena perpetua lo ha hecho en varios países europeos. Universalmente se ha
comprobado que el delito no se elimina eliminando a los delincuentes y que el agravamiento
de las penas es igualmente inútil.
Peor cuando ahora nuestros gobernantes nos dicen que el endurecimiento de las penas,
vale decir el populismo penal, es parte de la reforma judicial oficialista, siempre cambiante
y siempre postergada.
Es que además la postura es cínica. Recordemos que los jueces prevaricadores a los que
ahora se quiere encerrar por 20 años son los que el Gobierno seleccionó y eligió primero
en “elecciones” que suplantaron el voto popular con la manipulación de candidatos, que
llegaron así a la cúspide del Consejo de la Magistratura, y después con jueces ajenos a la
carrera judicial pero muy próximos al Gobierno, nombrados por ese mismo Consejo
Muchísimos operadores de justicia actual, con otros apellidos, tienen antecedentes
parecidos.
No, nuestra sociedad no requiere jueces encarcelados, lo que necesita con urgencia son
jueces independientes e idóneos, con sueldos dignos y condiciones de trabajo, designados
por sus méritos y ya no por sus afinidades partidarias.
No necesitamos leyes vacías ni populismo penal alguno. Está claro que requerimos una
reforma judicial verdadera vía referendo por iniciativa ciudadana.
Organigrama del Tribunal Supremo de Justicia
El Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia, anteriormente Corte Suprema de Justicia, es el
máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria que, junto con la jurisdicción agroambiental,
especializada e indígena originaria campesina, conforma el Órgano Judicial del Estado
Plurinacional de Bolivia. Tiene su sede en la ciudad de Sucre.
La Constitución Política del Estado de 2009 establece que las máximas autoridades del
Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional sean electas por voto popular.
La Ley 212 de 2011 tuvo como objeto la transición, traspaso, transferencia y funcionamiento
del Poder Judicial al Órgano Judicial, sustituyendo la Corte Suprema de Justicia en el
Tribunal Supremo de Justicia, del Tribunal Agrario Nacional en el Tribunal Agroambiental,
del Consejo de la Judicatura en el Consejo de la Magistratura, y del Tribunal Constitucional
en el Tribunal Constitucional Plurinacional.
La primera elección de las altas autoridades al Órgano Judicial y al Tribunal Constitucional
Plurinacional se realizaron el 16 de octubre de 2011. Se presentaron 350 candidatos, siendo
118 preseleccionados por la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Las funciones del Poder Judicial concluyeron el 31 de diciembre de 2011. La posesión de
los nuevos Magistrados y Consejeros y la inauguración de las actividades del Órgano
Judicial iniciaron el 3 de enero de 2012.
Elección de los Magistrados
La Asamblea Legislativa Plurinacional preselecciona hasta 36 candidatos, cuatro
postulantes por circunscripción departamental, para el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Posteriormente, el Legislativo remite a los preseleccionados al Órgano Electoral
Plurinacional para que inicie el proceso electoral. Luego, se efectúa la elección de las altas
autoridades del Órgano Judicial, siendo elegidos los candidatos que presenten la mayoría
simple de votos.
Composición

El TSJ se compone por nueve Magistrados titulares y nueve Magistrados suplentes, uno
por cada departamento, siendo el cincuenta por ciento conformado por hombres y el
restante por mujeres. La Sala Plena del Tribunal elige por dos tercios de votos del total de
sus miembros al Presidente del Tribunal.

En caso de impedimento temporal o cesación del cargo, suplirá el Decano, es decir, el


Magistrado con más experiencia profesional en la abogacía. El mandato de los Magistrados
es de seis años, sin poder ser reelegidos.
ORGANIGRAMAS
Estructura Organizacional Vigente del Órgano Judicial
Tribunales Departamentales de Justicia
Los Tribunales Departamentales de Justicia son los Tribunales de segunda instancia con
jurisdicción en todo el territorio del departamento y con sede en cada una de sus
capitales.
Designación de los vocales
Los vocales de los Tribunales Departamentales de Justicia son designados por la
Asamblea Legislativa Plurinacional de listas remitidas por el Consejo de la Magistratura.
Los Tribunales Departamentales de Justicia están conformados con 32 vocales en La
Paz, veintiocho en Santa Cruz, veinticuatro en Cochabamba, dieciséis en Chuquisaca,
Oruro y Potosí, doce en Tarija, once en Beni, y siete en Pando. Y BENI
Salas especializadas

 Salas en materia Civil.


 Salas en materia de Familia, Niñez y Adolescencia.
 Salas en materia Penal.
 Salas en materia de Trabajo y Seguridad Social.
Organigrama del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba
El abogado Pio Gualberto Peredo Claros, tomó juramento como nuevo presidente del

Tribunal Departamental de Justicia (TDJ) de Cochabamba, quien fue posesionado por el


magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, Esteban Miranda Terán.

La flamante autoridad agradeció a sus colegas por el respaldo y comprometió un trabajo


intenso para fortalecer la institucionalidad del Distrito Judicial y, sobre todo, asumir los
desafíos que implica el proceso de transformación de la justicia boliviana sustentado por la
Constitución y el nuevo marco normativo.

Organigrama de los Tribunales de Sentencia y Juzgados Públicos, Cercado y


Provinciales
¿QUÉ ES EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA?

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) es la máxima instancia de la jurisdicción ordinaria,


cuya función es impartir justicia en materia civil, comercial, familiar, niñez y adolescencia,
tributaria, administrativa, trabajo y seguridad social, anticorrupción, penal y otras que
señale la norma.

SALA PLENA

Número de Magistrados

El Tribunal Supremo de Justicia está integrado por nueve Magistradas o Magistrados


Titulares que conformarán Sala Plena y nueve Magistradas o Magistrados Suplentes.
(Ley 025, artículo 33)

Periodo de funciones de los Magistrados

Las Magistradas y los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, tendrán su período
de mandato por seis años computables a partir del día de su posesión y no podrán ser
reelegidas ni reelegidos. (Ley 025, artículo 35)

Atribuciones de la Sala Plena

La Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia tiene las siguientes atribuciones (Ley 025,
artículo 38) :

1. Dirimir conflictos de competencias suscitados entre los Tribunales Departamentales de


Justicia y de juezas o jueces de distinta circunscripción departamental;

2. Conocer, resolver y solicitar en única instancia los procesos de extradición;

3. Juzgar, como tribunal colegiado en pleno y en única instancia, a la Presidenta o al


Presidente del Estado, o a la Vicepresidenta o al Vicepresidente del Estado, por delitos
cometidos en el ejercicio de su mandato;

4. Designar, de las ternas presentadas por el Consejo de la Magistratura, a las o los


vocales de los Tribunales Departamentales de Justicia;

5. Elaborar proyectos de leyes judiciales y presentarlos a la Asamblea Legislativa


Plurinacional;

6. Conocer y resolver casos de revisión extraordinaria de sentencia;


7. Conocer en única instancia, las excusas y recusaciones de las magistradas y
magistrados;

8. Homologar las sentencias dictadas por tribunales del extranjero para su validez y
ejecución en el Estado boliviano y aceptar o rechazar los exhortos expedidos por
autoridades extranjeras;

9. Sentar y uniformar la jurisprudencia;

10. Organizar la conformación de sus salas de acuerdo con sus requerimientos y


necesidades, y comunicar al Consejo de la Magistratura;

11. Organizar y conformar comisiones especializadas de trabajo y coordinación, conforme


a sus necesidades;

12. Reasignar y ampliar las competencias de tribunales de sentencia y juzgados públicos,


dentro de la jurisdicción departamental en coordinación con el Consejo de la Magistratura;

13. Elaborar el presupuesto anual de la jurisdicción ordinaria;

14. Emitir cartas acordadas y circulares;

15. Dictar los reglamentos que le faculta la presente Ley; y

16. Otras establecidas por ley.

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