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RÍOS Y CURSOS DE AGUA INTERNACIONALES

(A propósito de la situación planteada en el río Paraná


a la altura de la isla Apipe Grande)

Jorge R. Mariño Fages1

Introducción

Los ríos son cursos naturales de aguas que fluyen continuamente; la


Real Academia Española lo define como “corriente de agua continua y más o
menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar”.2

Los ríos pueden clasificarse en nacionales o internacionales


dependiendo si nacen y mueren en un solo Estado o si su curso es compartido
por dos o más Estados.

El artículo CVIII del Acta Principal del Congreso de Viena de 1815


expresaba que “las potencias cuyos Estados se hallan separados o atravesados
por un mismo río navegable se obligan a regular de común todo lo relativo a
la navegación de tal río”,3 así se considera a los ríos internacionales como los
que atraviesan o dividen los territorios de dos o más Estados. A los primeros
se los suele identificar también de “curso sucesivo” y a los segundos como de
“curso contiguo o fronterizo”.

Hay cursos fluviales que reúnen ambas categorías como el río Paraná.

A su vez, entre los ríos internacionales se pueden distinguir otras dos


especies, tales los ríos “internacionalizados”, que se encuentran sometidos a la
administración de una Comisión permanente y las “vías navegables de interés
internacional”, creado por la Convención de Barcelona de 1921, para asegurar
la libre navegación no solamente de los ríos internacionales, sino también los
cursos de agua (canales, lagos y lagunas) que siendo naturalmente navegables

1
Profesor Titular por Concurso de Derecho Internacional Público, Cátedra “A”, de la Facultad de Derecho de
la UNNE; Doctor en Derecho Público, Política y Gobierno; Magister en Derecho de la Integración
2
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, en www.dle.rae.es/rio
3
Acta Principal del Congreso de Viena (9 de junio de 1815); Derecho Internacional, Dipúblico.org; en
www.dipublico.org/10557/acta-principal-del-congreso-de-viena-9-de-junio-de-1815/
hacia el mar o desde el mar, se hallan en territorio de un solo Estado y
comunican entre sí ríos internacionales naturalmente navegables.4

Dominio y usos de los ríos internacionales

Es de señalar que en el derecho internacional no existe una convención


que reglamente todo lo relativo a los ríos internacionales; ya que si bien se ha
concluido la “Convención sobre los derechos de los cursos de agua para usos
distintos de la navegación”,5 ésta no cuenta con muchos Estados adherentes,
siendo en la actualidad sólo 37 los países partes, tampoco aborda todas las
cuestiones atinentes a los ríos, sino solamente a los usos que no son la
navegación ni la soberanía; por lo que entonces cada curso fluvial tiene un
régimen particular.

Así que por la práctica convencional del derecho internacional fluvial


se desprende que cada río presenta soluciones distintas, por lo que no es
posible afirmar normas generales claras y precisas; pero, no obstante sí se han
ido plasmando por la costumbre y la práctica de los Estados algunos
principios básicos, tales los casos de los ríos internacionales contiguos
navegables y no navegables en lo referido a la demarcación de los límites
fronterizos, que para los primeros se utiliza la vaguada o canal más profundo
y en los segundo la línea media.

Otro principio general es que todo territorio costero proyecta su


jurisdicción sobre sus aguas ribereñas y que se lo suele identificar con la frase
“el territorio domina el mar” o en otras palabras, que el territorio costero
ejerce soberanía sobre una parte de las aguas adyacentes; su uso en el derecho
del mar ha devenido en costumbre internacional y luego adquirido forma
convencional.

Así el artículo 2 de la Convención de Jamaica de 19826 -vigente a partir


de 1994-7, prescribe que “la soberanía del Estado ribereño se extiende más
allá de su territorio y de sus aguas interiores…. a la franja de mar adyacente
designada con el nombre de mar territorial” y que la soberanía engloba al
espacio aéreo, al lecho y al subsuelo sobre dicho mar territorial y por el art.3
se establece que el límite no debe exceder de 12 millas marinas.
4
PODESTA COSTA, L.A. y RUDA, José María, Derecho Internacional Público, T.1, Tea, Buenos Aires,
1985, p.315
5
“Convención sobre los derechos de los cursos de aguas para usos distintos de la navegación”; Treaty
Collections, United Nations, 2020, en www.treaties.un.org/Pages/ViewDetails.aspx?src= TREATY &mtsdg
_no=XXVII-12&chapter=27&clang=_en
6
GARCÍA GHIRELLI, Paz, Tratados y Documentos Internacionales, Zavalía, Buenos Aires, 2007, p.490.
7
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, Treaty Collections, United Nations, 2020, en
www.treaties.un.org/Pages/ViewDetailsIII.aspx?src= TREATY &mtsdg _no=XXI-6&chapter=21Temp
=mtsdg3&clang=_en
También ha sido confirmado por la Corte Internacional de Justicia en
causas como “Asunto Relativo a la Delimitación de la Plataforma Continental
del Mar del Norte” (1969), donde advierte que cada Parte tiene derecho
original a aquellas zonas de la plataforma continental que constituyen la
prolongación natural de su territorio dentro del mar y bajo él;8 “Asunto
Relativo a la Plataforma Continental del Mar Egeo” (1978);9 “Asunto
Relativo a la Delimitación Marítima entre Qatar y Bahrein” (2001);10 “Asunto
Relativo a la diferencia territorial y marítima entre Nicaragua y Honduras en
el Mar Caribe” (2007), en la que asienta la expresión “la tierra domina al
mar”.11

Este principio, por vía análoga podría aplicarse a la ribera de los ríos.

Cabe señalar que estos principios no son absolutos por lo que podrían
no darse en casos concretos, pero para que ello ocurra, dado la situación de
excepcionalidad, debe dejarse expresamente aclarado la existencia de la
“costa seca”.

Entonces los ríos internacionales plantean tres temas a dilucidar, tales:


a) la soberanía; b) la navegación y c) la utilización de las aguas (fuerza
hidráulica, irrigación u otros usos industriales).

a) La soberanía

Los ríos internacionales contiguos constituyen la frontera natural entre


los Estados ribereños y por lo tanto determinan la limitación del ejercicio de
las potestades y competencias estatales.

Respecto del trazado de las fronteras cabe distinguir entre dos etapas o
fases: la “delimitación” y la “demarcación” fronteriza; la primera es de
naturaleza política-jurídica, en virtud del cual los Estados respectivos fijan a
través de un tratado internacional los límites fronterizos correspondientes
entre ellos; la segunda tiene una naturaleza estrictamente técnica-
8
Corte Internacional de Justicia, “Asunto Relativo a la Delimitación de la Plataforma Continental Mar del
Norte”, Resúmenes de los Fallos y Opiniones Consultivas y Providencias, 1948-1991, Naciones Unidas,
New York, 1992, en www.icj-cij.org/files/summaries/summaries-1948-1991
9
Corte Internacional de Justicia, “Asunto Relativo a la Plataforma Continental del Mar Egeo”, Resúmenes de
los Fallos y Opiniones Consultivas y Providencias, 1948-1991, Naciones Unidas, New York, 1992, en
www.icj-cij.org/files/summaries/summaries-1948-1991
10
Corte Internacional de Justicia, “Asunto Relativo a la Delimitación Marítima entre Qatar y Bahrein”,
Resúmenes de los Fallos y Opiniones Consultivas y Providencias, 1997-2002, Naciones Unidas, New York,
2005, en www.icj-cij.org/files/summaries/summaries-1997-2002
11
Corte Internacional de Justicia; “Asunto Relativo a la Diferencia Territorial y Marítima entre Nicaragua y
Honduras”, Resúmenes de los Fallos y Opiniones Consultivas y Providencias 2003-2007, Naciones Unidas,
New York, 2010, en www.icj-cij.org/files/summaries/summaries-
administrativa, que consiste en ejecutar materialmente sobre el terreno la
delimitación anteriormente formalizada, a través de mojones, hitos, etc.,
participando para ello una Comisión de Demarcación.12

Desde comienzos del siglo XIX, en los ríos navegables de curso


contiguo o fronterizo, se ha afianzado el principio de la vaguada o cauce más
profundo como determinante del límite fronterizo, con la idea de favorecer la
libre navegación por lo menos de los Estados ribereños; si los ríos no son
navegables habitualmente se utiliza la fórmula de la línea media entre las dos
riberas del río,13 que tiene como objetivo dividir el caudal de las aguas a los
efectos de la explotación pesquera o de utilizarlos para la irrigación o en la
producción de fuerza motriz.

La soberanía de las islas que se encuentran en el río se determina según


se hallen situadas de un lado u otro de la línea divisoria del río, salvo
estipulación expresa o título posesorio en contrario.

Así se ha expedido la Corte Internacional de Justicia en la “Causa


Relativa a la isla Kasikili/Sedudu (Botswana vs. Namibia)” de 1999, al
adjudicar la isla en discusión a Botswana al considerar que el canal principal
del río Chobe pasaba por el curso septentrional, por lo que la isla quedaba del
lado de Botswana y afirmando que “los tratados o convenciones que definen
fronteras en cursos de agua habitualmente se refieren hoy en día como
frontera al thalweg cuando el curso de agua es navegable y a la línea media
entre las dos riberas cuando no lo son, aunque no puede decirse que esa
práctica haya sido totalmente constante”.14

Tal precedente fue reiterado por dicho tribunal internacional en el caso


“Controversia Fronteriza (Benín vs. Níger)” del 2005, donde fijó la línea
fronteriza entre ambos Estados, en la línea de mayor profundidad del canal
principal de navegación del río Níger (navegable) y respecto del río Mekrou
(no navegable) en la línea media, expresando que “…el hecho de que el río no
es navegable, una frontera que siga la línea media del Mekrou se ajustaría más
satisfactoriamente a la exigencia de seguridad jurídica inherente a la
determinación de una frontera internacional, por consiguiente la Sala

12
DIEZ DE VELASCO, Manuel, Instituciones de Derecho Internacional Público, Tecnos, Madrid, 1997,
p.353.
13
Conf. PASTOR RIDRUEJO, José, Curso de Derecho Internacional Público y Organizaciones
Internacionales, Tecnos, Madrid, 1992, p.483
14
Corte Internacional de Justicia; “Causa Relativa a la isla Kasikili/Sedudu (Botswana/Namibia)” (1999), en
Resúmenes de los Fallos y Opiniones Consultivas y Providencias 1997-2002, Naciones Unidas, New York,
2005, en www.icj-cij.org/files/summaries/summaries-1997-2002-es.pdf
concluye que en el sector del río Mekrou la frontera entre Benín y Níger está
constituida por la línea media de dicho río”.15

El ejercicio de la soberanía sobre los ríos internacionales comprende a


las aguas, el lecho, el subsuelo y el espacio aéreo pertinente; lo que implica
para el Estado costero los derechos de jurisdicción y de policía, es decir la
facultad de legislación y de aplicación de las normas por los propios órganos
administrativos y judiciales en todos esos espacios.

b) La navegación

En este tema ha habido una evolución respecto de la libre navegación


de los ríos internacionales desde fines del siglo XVIII, con la Revolución
Francesa, desde el exclusivismo de los Estados ribereños, que sólo admitían el
derecho de navegación para sus buques en la parte correspondiente a sus
respectivas costas o del monopolio del Estado que poseía la desembocadura
del río, hasta la libertad de navegación por buques de Estados no ribereños
con fines mercantiles, por medio de convenciones especiales, por ejemplo
para los ríos Elba (1821), Rhin (1831), Escalda y Mosa (1839).16

Sin embargo Pastor Ridruejo afirma que la libertad de navegación no


constituye un principio del derecho internacional, por lo que concluye que “la
navegación se rige en cada curso de agua internacional por el régimen
particular que por vía convencional se haya establecido”.17

En el caso de los ríos Paraná y Uruguay, la ciudad de Buenos Aires


ejercía como el único puerto abierto al comercio exterior, beneficiándose con
las rentas de la aduana y con el comercio de transbordo a los puertos fluviales
del interior; de ahí el bloqueo de 1841 por parte de Inglaterra y Francia y que
concluyeran con los tratados de 1849 y 1851, por los cuales los países
bloqueadores reconocieron que la navegación del río Paraná era interior de la
Confederación Argentina y la del río Uruguay era común de la Confederación
Argentina con la República de Uruguay.

Caído Rosas en 1852, la Confederación Argentina dictó un decreto


donde se declaró que la navegación de los ríos Paraná y Uruguay sería libre
para todos los buques mercantes sin distinción de nacionalidad y pocos días

15
Corte Internacional de Justicia; “Controversia Fronteriza (Benín/Niger)” (2005), en Resúmenes de los
Fallos y Opiniones Consultivas y Providencias 2003-2007, Naciones Unidas, New York, 2010, en www.icj-
cij.org/files/summaries/summaries-2003-2007-es.pdf
16
PODESTA COSTA, L.A. y RUDA, José María, ob. cit., p.319.
17
PASTOR RIDRUEJO, José, ob. cit., p.493.
después el gobierno de Buenos Aires sancionó una ley de igual sentido
respecto del río Paraná.18

Posteriormente, en 1853, la Confederación Argentina suscribió sendos


tratados con Inglaterra, Francia y Estados Unidos, por los que concedió la
libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay a los buques mercantes de
todas las banderas. Tratados similares se firmaron con Brasil en 1856 y 1857,
agregando que la libre navegación se hacía extensiva a los buques de guerra
de ambos Estados.

A título de ejemplo actualmente se encuentra en vigor desde 1995, el


Acuerdo de Santa Cruz de la Sierra de 1992 sobre la Hidrovía Paraná-
Paraguay, que tiene por objeto facilitar la navegación y el transporte
comercial en los ríos Paraná y Paraguay entre Puerto de Cáceres (Brasil) y
Puerto Nueva Palmira (Uruguay).19

c) La utilización de las aguas

El uso de las aguas para obtener fuerza motriz, o para irrigación, o para
consumo local, o para el arrastre de desechos o para usos industriales, puede
perjudicar a otros ribereños ya sea que se desvíe el cauce o se altere el caudal
o la composición de las aguas, tanto en los ríos de curso sucesivo o de curso
contiguo; por lo que es necesario suscribir acuerdos entre los Estados
ribereños para su utilización. En esta idea por ejemplo en el marco de la
Séptima Conferencia Internacional Americana de Montevideo de 1933, se
aprobó la Resolución LXXII sobre “Uso Industrial y Agrícola de los Ríos
Internacionales”.

En un primer momento se planteó la cuestión de si el Estado territorial


tenía derechos absolutos sobre un río internacional, como fue sostenido por el
Procurador General de los Estados Unidos Judson Harmon (doctrina Harmon
o “teoría de la soberanía absoluta”), opinión vertida en la controversia con
México respecto de la utilización del río Grande y en sentido contrario la
posición de Oppenhaim y Fauchille (doctrina de la integridad territorial
absoluta) de que un Estado debe seguir recibiendo las aguas de la misma
calidad y cantidad que ha venido fluyendo a través de la frontera. Entre estas
dos posturas antagónicas y extremas, se ubica la “teoría de la solidaridad” de
Verdross que sostiene el principio de la comunidad de intereses entre los

18
PODESTA COSTA, L.A. y RUDA, José María, ob. cit., p.319/320.
19
Acuerdo de Santa Cruz de la Sierra sobre transporte fluvial por la Hidrovía Paraguay-Paraná (Puerto de
Cáceres-Puerto Nueva Palmira) y sus Protocolos Adicionales, Secretaría General de la ALADI, Tomo 1,
Montevideo, septiembre 2016, en www.aladi.org/sitioAladi/documentos/facilitaciónComercio
/Libro_AcuerdoSantaCruzSierra_Hidrovia_V1.pdf
Estados ribereños, lo cual se traduce en la necesidad de una cooperación entre
los mismos.20

El fallo de Corte Permanente de Justicia Internacional en el asunto del


río Oder en 1929, consideró el uso de los cursos de agua internacionales como
una “comunidad de intereses entre los ribereños”, siendo “…la base de un
derecho común cuyos rasgos esenciales son la igualdad perfecta de todos los
Estados ribereños en el uso de todo el curso del río y la exclusión de todo
privilegio preferencial de cualquier Estado ribereño en relación con los
otros”.21

A la par de que los usos de los ríos se ha ido haciendo más intenso, se
fue consolidando el concepto de solidaridad internacional, comprendiendo a
los cursos de aguas, como un recurso natural compartido que conlleva
obligaciones que esa naturaleza impone a los ribereños.

En esa perspectiva en 1997, la Asamblea General de la ONU, adoptó a


propuesta de la Comisión de Derecho Internacional, la “Convención sobre los
derechos de los cursos de aguas para usos distintos de la navegación”, que se
encuentra en vigor desde el 2014 y que la Argentina no es parte de éste
tratado.22 Diez de Velasco expresa que el “derecho de los cursos de agua
internacionales” refiere al “conjunto de normas internacionales que establecen
los derechos y obligaciones de los Estados en orden al uso, conservación y
aprovechamiento de dichas aguas”.23

Para ésta Convención se entiende por “curso de agua internacional” un


sistema de aguas de superficie y subterráneas que en virtud de su relación
física, constituyen un conjunto unitario y normalmente fluyen a una
desembocadura común y cuya algunas de sus partes se encuentran en Estados
distintos (artículo 2).

El tratado hace mención a los principios que deben cumplir los Estados,
como el uso equitativo y razonable; la utilización óptima y sostenible; el
disfrute máximo compatible con la protección adecuada; la participación y la
obligación de cooperar en la protección y aprovechamiento del curso de aguas
internacionales (artículos 5 y 8); como también la obligación de no causar
“daños sensibles” a otros Estados (artículo 7).

20
PASTOR RIDRUEJO, José, ob. cit., p.485
21
BARBOZA, Julio, Derecho Internacional Público, Zavalía, Buenos Aires, 2004, p.437
22
“Convención sobre los derechos de los cursos de aguas para usos distintos de la navegación”, Treaty
Collections, United Nations, 2020, en www.treaties.un.org/Pages/ViewDetails.aspx?src= TREATY &mtsdg
_no=XXVII-12&chapter=27&clang=_en
23
DIEZ DE VELASCO, Manuel, ob. cit., p.460.
La situación en el río Paraná a la altura de las islas Apipé y
Yacyretá

El Paraná es un río internacional de Sudamérica, que nace en la


confluencia de los ríos Grande y Paranaíbas en el Brasil y desemboca en el
Río de la Plata, con un recorrido aproximado de 4.880 kms.

Es un río que tiene la característica de ser de curso sucesivo y también


contiguo; porque comienza en territorio brasileño, aguas abajo se transforma
en río de frontera o contiguo entre Paraguay y Brasil y luego entre Argentina
y Paraguay, para finalmente volver a adquirir el carácter de río sucesivo en el
territorio argentino.

La parte que el referido curso fluvial separa a la Argentina del Paraguay


procede desde la desembocadura del río Iguazú en el río Paraná hasta la
confluencia de los ríos Paraná y Paraguay con una extensión aproximada de
690 kms.24

En el año 1856, se suscribió entre la Confederación Argentina y el


Paraguay un “Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación”, que fue
aprobado por ley nacional nº10225, y en lo tocante al tema en estudio el
artículo 17 señala que “La navegación de los ríos Paraná, Paraguay y Bermejo
es completamente libre y común para los buques mercantes y de guerra
argentinos y paraguayos en conformidad a las disposiciones vigentes en
ambas Repúblicas”.

Por el artículo 24 del citado tratado se estableció que quedaba “…


aplazado el arreglo de límites entre la Confederación Argentina y la
República del Paraguay”; pero a su vez en el artículo 25 se agregó que “No
obstante lo acordado en el artículo anterior se declara que la isla de Apipé en
el Paraná pertenece a la Confederación Argentina y la de Yacyretá al
Paraguay”; y se concluyó diciendo en el artículo 32 que “La declaración
hecha en el art.25 de éste tratado es definitiva….”.

Después de la “Guerra de la Triple Alianza” (1864-1870), entre la


Argentina y el Paraguay se firmó el “Tratado de Límites de 1876”26 y como

24
“Límites del Paraguay con Argentina”, Ministro de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay, en
www.mre.gov.py/index.php/cndl/limites-del-paraguay-con-argentina
25
“Aprobación del Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación firmado con Paraguay”, SAIJ,
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Argentina, 2020, www.saij.gob.ar/102-nacional-aprobacion-
tratado-paz-amistad-comercio-navegacion-firmado-paraguay-Int0002575-1856-09-26/123456789-0abc-def..
26
“Aprobación de un Tratado de Límites con Paraguay”, SAIJ, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
Argentina, 2020, www.saij.gob.ar/770-nacional-aprobacion-tratado-limites-paraguay-Int0002622-1876-06-
27/123456789-0abc-defg-g22-62000tcanyet
su nombre lo indica, fijó las líneas fronterizas entre ambos Estados, para lo
cual se utilizó como límite natural el curso del río Paraná, en la parte de su
recorrido que divide los territorios de ambos países.

En el artículo 1) del mencionado Tratado se prescribe que “La


República del Paraguay se divide por la parte del Este y Sud de la República
Argentina, por la mitad de la corriente del canal principal del Río Paraná
desde su confluencia con el Río Paraguay hasta encontrar por su margen
izquierda los límites del Imperio del Brasil, perteneciendo la Isla de Apípé a
la República Argentina y la Isla de Yaciretá á la del Paraguay como se declaró
en el Tratado de 1856” (lo resaltado en cursiva me pertenece).

Y en el artículo 3) se agrega que “pertenece al dominio de la República


Argentina la isla del Atajo o Cerrito. Las demás islas firmes y anegadizas que
se encuentran en uno u otro Río Paraná y Paraguay, pertenecen a la República
Argentina o a la del Paraguay, según sea su situación más adyacente al
territorio de una u otra República, con arreglo a los principios del Derecho
Internacional que rigen ésta materia, los canales que existen en dichas islas,
incluso la del Cerrito, son comunes para la navegación de ambos Estados”.

El Tratado de Límites de 1876 cumplió con lo acordado en el Tratado


de 1856, al ratificar lo expresado respecto de las islas de Apipé y Yacyretá
en sus artículos 25 y 32.

Conforme al artículo 1) del Tratado de 1876, para proceder a la


demarcación del límite fronterizo habría que tener en cuenta, como guía: a) la
expresión “…por la mitad de la corriente del canal principal”; b) la
pertenencia de la isla de Apipe a la Argentina; c) la pertenencia de la isla
Yacyretá al Paraguay.

Siendo el río Paraná navegable en toda la extensión que se analiza, la


demarcación debería pasar por la línea del cauce más profundo o vaguada.

A la altura de la isla Apipé Grande, ésta isla divide al río en dos brazos
y lo mismo lo hace la isla Yacyretá; siendo ambos brazos navegables y de
dimensiones similares.

La determinación y mención expresa en dicho artículo de la pertenencia


de la isla Apipé para la Argentina y de la isla Yacyretá para Paraguay, induce
a interpretar que el brazo superior del río al norte de la isla Apipe y luego el
brazo inferior del río al sur de la isla Yacyretá es la línea –“…corriente del
canal principal del Río”- que las partes tuvieron en miras al redactarlo para
delimitar la soberanía de ambos Estados.
Esto se ve corroborado por los argumentos hidrológicos y
cartográficos,27 en el sentido de que el brazo del río Paraná que pasa al norte
de la isla Apipé Grande –“brazo San José Mí-, es más ancho y el caudal de
agua que transporta es mayor respecto el brazo que pasa al sur de la
mencionada isla.

En este aspecto corresponde reiterar los casos jurisprudenciales de la


Corte Internacional de Justicia mencionados anteriormente como “Causa
Relativa a la isla Kasikili/Sedudu (Botswana vs. Namibia)” de 1999 y
“Controversia Fronteriza (Benín vs. Níger)” del 2005.

El artículo 31 de la Convención de Viena sobre Derecho de los


Tratados28 estipula que: “Un tratado deberá interpretarse de buena fe
conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado
en el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin”

A la luz de la Convención de Viena –“buena fe”, “sentido corriente de


los términos del tratado” y su “objeto y fin”, la demarcación indicada sería la
más lógica y adecuada para el ejercicio práctico de la jurisdicción por parte de
cada Estado; otra interpretación sería irrazonable (artículo 32 de la
Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados), ya que podría generar
distintos tipos de incidentes estatales por aplicación del poder de policía,
perturbando las buenas relaciones entre las Partes.

Es de advertir además, que en el sitio web “Google Map”, se marca


como límite entre la Argentina y el Paraguay el brazo del río Paraná que corre
al norte de la isla Apipé Grande.29

Si bien por canje de Nota Reversal nº9, de fecha 30 de agosto de 1979


entre la Argentina y el Paraguay, relativa a la “demarcación de límites en el
marco del Tratado de Yacyretá, tarea encomendada a la Comisión Mixta
Demarcadora de Límites Argentina-Paraguay”, se decidió que tal Comisión
debía proceder a “demarcar el límite establecido en el Tratado de Límites del
3 de febrero de 1876 y a los efectos establecidos en el artículo V, párrafo 3
del Tratado de Yacyretá, es decir en la zona de obras e instalaciones
referidas…”; se dispuso también que la demarcación deberá ser sometida a la
aprobación de ambos Gobiernos.
27
Anexo V de la Nota elevada por el Gobierno de Corrientes al Presidente de la Nación, el 23 de junio de
2020, solicitando que se instrumente la revisión de la demarcación limítrofe definitiva del río Paraná en las
zonas de las islas Apipé y Apipé Chico entre nuestro país y la República del Paraguay.
28
GARCÍA GHIRELLI, Paz, Tratados y Documentos Internacionales, Zavalía, Buenos Aires, 2007, p.413.
29
Google Maps, Argentina, en www.google.com.ar/maps/place/Argentina/@-27.4718483,-
56.8360054,13z/data=!4m5!3m4!1s0x95bccaf5f5fde667:0x3d2f77992zf00fa8!m2!3d-38.416097!4d-63...
Como los tratados de límites y sus demarcaciones por su naturaleza son
permanentes30, toda vez que ponen fin a las cuestiones limítrofes con los
Estados fronterizos, preservando con ello la paz y la seguridad internacionales
regionales, es una atribución que le compete a los órganos representativos de
la voluntad popular, porque condicionan a futuro a las generaciones
venideras.

En razón de ello, la Constitución Nacional en el artículo 75, inc.15,


dispone que le corresponde al Congreso argentino “arreglar definitivamente
los límites del territorio nacional”; circunstancia que en base a la
documentación disponible no se tiene constancia de la existencia de ley
nacional al respecto sobre el tema que se trata.

Cabe apreciar que ésta facultad especial del Congreso y abordada en


cláusula diferente al artículo 75, incs.22 y 24, es esencial para el derecho
público, porque demarca el contorno territorial soberano, lo que implica la
posibilidad del ejercicio del poder absoluto, supremo y perpetuo de la
república, que se traduce en el dictado de la ley como lo enseñaba Bodin en
los Seis Libros de la República.31

Es de agregar que ante una consulta de funcionarios de la Provincia de


Corrientes, el que suscribe emitió opinión por escrito que fueron incluidas
textualmente como Anexo VI “Conclusión sobre estos antecedentes y
elementos jurídicos” de la Nota que enviara el Gobierno de la Provincia de
Corrientes al Presidente de la Nación en fecha 23/6/2020, requiriendo la
revisión de la demarcación definitiva del río Paraná a la altura de las islas
Apipé Grande y Apipé Chico.

En conclusión, habida cuenta del estado de situación de la cuestión y


lo expuesto en estas reflexiones, sería conveniente y recomendable retomar
las iniciativas y gestiones jurídico-políticas e institucionales conducentes, a
los efectos de la demarcación definitiva del río Paraná que limita la República
Argentina con la República del Paraguay.

30
PODESTA COSTA, L.A. y RUDA, José María, ob. cit., T.II, p.146.
31
BODIN, Jean, Los seis libros de la República, Orbis Hyspamérica, Barcelona, 1989, ps.79/95

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