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FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO


ESCUELA DE HISTORIA

Historia Argentina II
GUÍA DE LECTURA N° 6
2º Teórico-Práctico. UNIDAD II

ALUMNO: ROMAN DELUCA

LEGAJO: D 2407/4

CORREO: romanandresdeluca@hotmail.com
1)Para lograr un marco más enriquecedor, es menester mencionar el propósito del autor con su respectivo trabajo. Como es
sabido, en su trabajo Castro se propone explicar los principales conflictos que estructuraban la política argentina, colocando un
especial énfasis en las propuestas de reformas electorales que tuvieron lugar a lo largo del periodo. A partir de ello es que intenta
profundizar y desvelar las transformaciones e impacto que dichas reformas fueron adquiriendo en el ordenamiento político y
social del territorio argentino.

Esto es un factor sumamente enriquecedor para la tratativa de dicho tema, ya que contribuye de manera eficaz a complejizar la
naturaleza del reformismo político en la Argentina, superando ciertas perspectivas tradicionalistas, limitantes y reduccionistas.

Ahora bien, como sabemos una de las principales características de la política argentina para ese entonces era la predominancia
del faccionalismo. Lucha de poderes e intereses se despliegan en el marco de relaciones efectuadas entre autoridades locales,
provinciales y el poder central. Justamente Castro nos demuestra la injerencia y preponderancia de este poder central para
regular en buena media las disputas facciosas. Ello en gran parte es posible gracias a la existencia de un partido dominante, y
como sabemos, para aquel entonces el PAN con sus atributos de política nacional, logra de gran manera integrar a los diversos
grupos provinciales gobernantes en una ORGANIZACIÓN NACIONAL, conectada con el aparato estatal. Esto sin lugar a duda
funcionaba como un claro vehículo de control oligárquico; así es como comienzan a tejerse lealtades de poder que posibilitan
el sostenimiento de la elite nacional con lo que respecta a la acumulación y control del poder.

Ahora bien, vale destacar que, para llevar a cabo tales pretensiones de cooptación y mantenimiento de poder, la elite gobernante
hace uso de las negociaciones y los acuerdos con los notables provinciales como principal herramienta para conseguir sus
intereses (en gran medida lograr la disminución de las agitaciones políticas al igual que de la competencia electoral). Así es
como el dominio del Partido Nacional sobre la vida política dejaría escaso lugar para la representación política de los intereses
opositores que no fueran alcanzados por aquellos acuerdos, y esto es un dato no menor, ya que será un gran catalizador para la
ejecución de las reformas electorales que tienden a la regeneración y renovación de la política argentina, con una clara pretensión
de ampliación de representatividad ante el poder y una búsqueda de abolición de esta política acuerdista fraudulenta que la
oligarquía conservadora bien supo valerse para el sostenimiento de sus intereses.

Ahora bien, a este marco general debemos citar situaciones específicas que posibilitaran la sanción de la reforma electoral de
1902. Sin lugar a duda que la crisis política de 1901 tuvo un gran peso al posibilitar el cambio político, dando un margen más
favorable para el debate sobre la necesidad de introducir modificaciones a la legislación electoral. Protestas y demandas con la
intervención de estudiante universitarios y sectores urbanos comienzan a hacerse eco en lo concerniente a la soberanía nacional.
Así es como el PAN comienza a ver debilitado su poder, chocando de frente con un contexto de desafío para la manutención de
la legitimidad en un marco de crisis de la Política de Acuerdo. A ello debemos sumarle fragmentación dentro del propio partido
que comienza a gestarse. Un hecho particular a este punto es la salida de Carlos Pellegrini en 1903, lo que contribuye a exacerbar
aún más la agitación política y la clara necesidad de regeneración política. Esto lleva a la formación de coaliciones antirroquistas,
quienes veían esta declinación del régimen como una oportunidad de llevar a delante la tan ansiada reforma.

En definitiva, podemos decir sin preámbulos que el debilitamiento y fragmentación del poder dominante que comienzan a
hacerse latente y el surgimiento de nuevos partidos y facciones políticas, contribuyen a la reinserción del debate sobre la
reforma electoral y sobre distintos proyectos de articulación política, lo cual sin duda conlleva a una redefinición de las
relaciones entre la elite provinciales y el gobierno central que optaran por hacer uso de dichas reformas persiguiendo estrategias
que le son propias a sus objetivos e intereses.

2) Como es bien sabido, Figueroa Alcorta es una de los actores sociales que aparecen con un gran peso y determinación en este
contexto de reformismo político. Su política aspiraba a la tal deseada reconfiguración de la política, a efectuar el derrumbe del
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modelo tradicional del partido hegemónico que se encontraba fuertemente asociado a liderazgos partidarios que apuntaban a la
consolidación del estado nación. Es en este marco de superar esta política de conciliación y de acuerdos llevada adelante por la
oligarquía que debe situarse las propuestas reformistas del mismo Figurea Alcorta. En su intento de redefinición de las reglas
del juego político el propio Alcorta lograra valerse de dicho contexto de fragmentación y fragilidad política institucional para
el sostenimiento de sus pretensiones. Si bien es cierto que en sus planteos podemos encontrar sus atributos a la necesidad de
asegurar una mayor representación para las facciones de la oposición, podemos constatar que en la practico eso no fue así.
Ahora bien, tal como nos muestra el autor, el fracaso del propio Figueroa Alcorta en cumplir con sus promesas de reforma
electoral se encontraba relacionado con los problemas de liderazgo que se advertían entre los miembros de la Coalición y con
la incapacidad en alcanzar apoyos parlamentarios suficientes como para sancionar iniciativas legislativas que significaran
cambios en el ordenamiento político tradicional. Esta última cuestión es de suma relevancia para lograr efectuar los tan ansiados
cambios, por eso podemos encontrar en sus planteos la necesidad imperante de construir partidos políticos orgánicos y solidos
que venga a suplir esta ausencia en la política argentina, producto de la falta de interés por parte del poder central.

3) A este punto vale hacer una breve aclaración. El hecho es que la reforma electoral inserta en este marco de inestabilidad
política no solo es precursora de transformaciones y reivindicaciones en el juego político, sino que surge con una clara impronta
social con la cual hacer frente a una sociedad en pleno desarrollo que se ve sumida a transformaciones en sus estructuras más
tradicionales con la aparición de fenómenos como la urbanización, la inmigración, etc. Es decir, no solo debemos dar cuenta de
la influencia política de dicha reforma, sino realzar también el gran poder moral y social con el cual busca dar respuestas a este
contexto. Y así es como lo vivió de gran manera Roque Sáenz Peña, quien como sabemos, perseguía una renovación de la elite
política, buscando reconciliar al estado y sociedad con la intención de promover una relación entre el aparato estatal y la
sociedad menos dependiente de líderes políticos de carácter personalista. Sanes Peña con su presunto programa buscaba dotar
de conciencia nacional a esta sociedad fragmentada. Y justamente en este programa la reforma electoral jugaba un rol clave en
el proceso de NACIONALIZACION DE LAS MASAS. El mismo entendía que la consecución de modificaciones en las leyes
electorales como parte de un programa más amplio que intentase “argentinizar” a la sociedad. Esta formación de la conciencia
nacional, en palabras de Sáenz Peña, era necesaria para el fortalecimiento del poder.

Es por eso que la reforma electoral, sin duda alguna, es un gran bastión en este amplio programa político que contribuye a
introducir un programa de regeneración del estado.

4) En pro del establecimiento del programa disruptivo propuesto por Sáenz Peña podemos encontrar de manera sorprendente la
presencia de determinados sectores que se encolumnaron tras sus propuestas pragmáticas. Su candidatura ofrecía un regreso
político para aquellos políticos de la elite social porteña que habían sufrido alguna forma de ostracismo durante el roquismo.
Así es como el propio Sáenz Peña estimula a la participación de sectores no tradicionales y a su vez muestra su preocupación
por incorporar en la formación de una amplia coalición antirroquista a una variedad de grupos y actores, como lo es el caso de
los notables católicos, los ex juristas, los estudiantes universitarios y los representantes de los intereses empresarios.

5) “… En el programa político saenzpeñista la reforma electoral jugaba un rol clave en el proceso de ´nacionalización de las
masas´…”.

Con dicha afirmación el autor, a mi entender, nos intenta demostrar el rol preponderante de la reforma electoral en el proceso
de renovación político/social, al igual que la importancia de situar a dicha reforma electoral en un marco más amplio como lo
es el programa político propuesto por el propio Sáenz Peña con lo cual llevar adelante un proceso de transformación y
regeneración. En este sentido la reforma electoral posibilitaría el ingreso de nuevos sectores al entramado político y conllevaría
a la disminución de poder y decisiones que la oligarquía había construido tras y para si. La ampliación de representatividad con
la reforma electoral daría la posibilidad de reducir los conflictos sociales y a su vez a nacionalizar y argentinizara a las clases
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sociales para de esa forma terminar con el denominado cosmopolitismo. Se buscará, a través de la misma, forjar una conciencia
nacional que posibilite reconciliar al estado y la sociedad.

-“…Si bien la ley introdujo importantes cambios en el sistema político estuvo lejos de significar un giro copernicano en las
prácticas políticas…”

A pesar de las intenciones reformistas de Sáenz Peña con un sesgo disciplinador, lo cual trajo aparejado importantes cambios
en términos políticos y sociales, la realidad es que estuvo lejos de marcar un cambio rotundo con el orden establecido, o al
menos eso es lo que sostienen los actores intelectuales del momento. La sanación de la ley no había significado una
uniformización de los instrumentos que regían los sistemas electorales en el país. Por otra parte, los gobiernos y las legislaturas
provinciales habían demostrado cierta lentitud con lo que respecta a la adecuación a las nuevas reglas de juego político. A ello
debemos sumarla el hecho de que la constitución de partidos políticos orgánicos para lograr cierta regeneración con lo que
respecta a la política y a la ampliación de representatividad para la mayoría, fue más un anhelo que una realidad puesta en
práctica para el sostenimiento de lo dicho anteriormente.

6) Como vimos en las tratativas anteriores, la introducción de la ley electoral si bien produjo ciertas transformaciones no
presento una oposición política unificada. Ello en principio se debe a la falta de adecuación de los partidos a las nuevas reglas
y estrategias propuestas por la reforma con sus claras intenciones sociales. Como nos enseña castro, la alteración de las reglas
formales es central en la introducción de modificaciones en el ordenamiento político, pero, ahora bien, si ello no es respaldado
por la fuerza e involucración de los actores será muy difícil la disrupción de una realidad concreta. Ante esta falta de solidez o
uniformidad no debemos olvidar el contexto político en donde tiene origen las presuntas reformas. Como sabemos el proceso
de reforma electoral se lleva adelante en una coyuntura de debilidad y desorganización de las facciones conservadoras. Y dicho
malestar y debilidad puede verse traducido en parte en la falta de unificación de la oposición política encabezada por el programa
reformista de Sáenz Peña.

7)Ante dicha coyuntura, la elite conservadora llevara adelante un proceso de reagrupamiento a finales de 1914. Ello dará origen
al Partido Demócrata Progresista. Ahora bien, dicho situación no solo lleva al reagrupamiento de los conservadores con los
resultados evidentes, sino también a una amplia dispersión de los mismos actores. Esta dispersión de las facciones
conservadoras en parte se entrecruzaría con las tensiones y conflictos entre los potenciales aspirantes a la presidencia de la
república (porque debemos recordar que la ausencia de una conducción presidencial que diera alguna cohesión a este
faccionalismo era una de las principales causas de malestar para los conservadores).

CONSIGNAS BERNARDO CARRIZO

1)Como es bien sabido, el autor nos induce a pensar las características de la UCRSF desde una perspectiva más amplia,
adecuando su impronta al rol que asumen en un contexto tan particular como lo es su existencia y posicionamiento tras la
reforma política de 1912.

Así nos demuestra que la UCRSF integro junto a las facciones conservadoras y la Liga del Sur una red interpartidaria. Según
el autor esta red se configuraba como un lugar de intersección de tradiciones de socialización política de diferente impronta.
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Esta red interpartidaria brindaba las condiciones para una vida política que articulaba justamente a la actividad política con la
social.

Entonces, una de las primeras características que autor induce a la UCRSF es el reconocimiento del rol y presencia en dicha
red interpartidaria. Ahora bien, ahondando aún más nos enseña algunas de las atribuciones y motivaciones que hicieron mella
en la forma de actuar de la UCRSF. Según Carrizo en este sentido para lograr un mayor entendimiento es necesario articular
las experiencias revolucionarias de la UCRSF con el fortalecimiento de una IDENTIDAD POLITICA en la que tenía una gran
presencia la violencia. Entonces a este punto podemos sostener que para la UCRSF que había experimentado intensamente el
vínculo entre política y violencia, la ciudadanía armada, una política carente de moral, el uso de la revolución como
restauración (es decir, las armas como camino hacia la regeneración) y el uso de la fuerza como forma de defender la patria,
formarían las principales características de la UCRSF de aquellos tiempos. Podemos sostener de esta forma, que la búsqueda
de la reparación de la política es uno de los principales estandartes en la bandera de lucha a la que responde la UCRSF.

2) Tal como nos enseña el autor, el regeneracionismo ocupo un lugar central en el lenguaje político de fines de siglo en la
Argentina. Ello en parte se debe a que dicho regeneracionismo se presentaba como una apuesta a la reparación de la política y
de lo político. Dichos presupuestos se traducirían en llevar a cabo una empresa de reacción que estaba en la agenda de muchas
de las experiencias gubernamentales, aglutinando de esa forma el interés de diversas facciones y actores. A su vez podemos
ver como el regeneracionismo aglutino el malestar con las practicas del régimen representativo bajo el imperio de la republica
oligárquica. Ahora bien, no podemos pasar por alto las connotaciones que el termino de “reparación” trae aparejado consigo
para el regeneracionismo. Así es como para aquel entones, la reparación indicaba llevar adelante una lectura del presente
apelando a un pasado para buscar justamente en el aquello que merecía la pena ser rescatado para dar un nuevo vigor en la
vida política de los años por venir. Vemos implícito en ello una cierta mirada nostálgica hacia los hechos pasados,
característica que sin duda alguna compartirá ni mas ni menos que con la UCRSF.

En definitiva, la ideología de reparación promulgada por el regeneracionismo es abrazada por los hombres del radicalismo
para la acción como principio de legitimidad ( y pese al acentuada pretensión de exclusividad, también así lo será para otras
fuerzas políticas). Ahora bien, desde esta perspectiva, la reparación del sistema republicano representativo y del régimen
federal era el precepto que haría superar la crisis moral y política. Justamente esta acción regeneradora encontrara su lugar en
la UCRSF como bien dijimos, lo que lleva al partido a asumir una autorepresentación como protector y restaurador de una
tradición política, asumiendo como estrategia la liberación de un gobierno ilegitimo y la restauración del viejo orden con sus
costumbres políticas.

3) “… Mientras Menchaca estuvo a cargo del ejecutivo, el radicalismo nunca abandonó su conflictividad interna tanto hacia
adentro como hacia afuera de la UCRSF…”

Desde la llegada al poder por parte del radicalismo, las tensiones internas no tardaron en aflorar en el seno del mismo partido.
Ello puede evidenciarse en el malestar de los integrantes tras comprobar las disposiciones con las cuales Menchaca comienza
a obrar, evidenciando más una adaptación que un propósito de transformación. De esta manera durante la gestión del
radicalismo las tensiones no hicieron mas que incrementarse, ya que las formas de actuar del propio Menchaca colisionaban
con los presupuestos y aspiraciones del partido y de la reforma en si misma.

Por ello es que el autor efectúa dicha afirmación. La conflictividad interna tanto hacia adentro como hacia afuera encuentra
eco de representación en lo que es la conformación de distintos grupos al interior del radicalismo, como lo son el principista,
los caballeristas, los lehmnista y el gubernista.

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Este malestar se traduce justamente en la concreción de estas facciones, agravando de sobre manera el vinculo entre el
gobierno y el propio partido radical. En este punto podemos añadir que la distribución de los incentivos materiales tuvo un
gran peso al generar situaciones que potenciaron aún más el clima de conflictividad.

Por ello es que podemos culminar diciendo que el gobierno de Menchaca se encontraba entre una situación extraordinaria a la
cual responder; al parecer debía sobrellevar la complejidad de encontrar un equilibrio entre las exigencias que demandaba
satisfacer intereses individuales a través de los incentivos selectivos y la de alimentar las lealtades organizativas, que
dependían de los incentivos colectivos.

4) Como podemos observar, la elección de un candidato a senador nacional fue el motivo o la ocasión para que en la
convención radical se suscitara el conflicto entre principistas y gubernistas. Una de las principales características que
podemos vislumbrar y que aflora con dicho conflicto, a mi modo de entender, es la redefinición de lealtades que se suscitan
dentro del propio partido, redefinición que responde a la búsqueda de ambas facciones de apoyo con lo cual lograr sus
objetivos. Ello puede verse en la estrategia llevada adelante por los principista, quienes buscaban legitimarse respecto de los
gubernistas, y que para ello optaron por lograr la articulación de los sectores coalicionistas y referentes radicales, para así
poder llevar a cabo su institucionalización. Así es como los principistas deciden operar desde la “Concentración”, coalición
apoyada en las figuras fuertes de cada uno de los fragmentos que la constituían. También debemos traer a consideración los
argumentos con los cuales los principistas se valieron: la posesión de las banderas identitarias y de la tradición de la
agrupación, la reivindicación del programa que la UCRSF había esgrimido en las elecciones de 1912 y la ponderación de los
viejos actores en detrimento de los nuevos.

Por su parte el radicalismo gubernista opto en primera instancia por ganarse el apoyo del propio Yrigoyen. Una forma de
responder a la conflictividad fue a través de la creación de nuevas lealtades, ello en parte debido a la distribución de
incentivos selectivos como vimos anteriormente.

En definitiva, tras dichos conflictos podemos entrever la dificultad interna tanto hacia adentro como hacia afuera del propio
partido radical, lo cual conlleva a una constante redefinición de identidades y asociaciones, y a un claro y marcado déficit para
lograr concretar las aspiraciones que tuvieron lugar en el marco de su llegada al poder.

5) Partiendo de las consideraciones finales del autor podemos sostener que tal como nos enseña las banderas identitarias que
el radicalismo se había esforzado por construir al calor de una inacabada aspiración a regenerar la política no habían podido
contener a las facciones.

Y es justamente esta situación la que se evidencia desde fines de 1914 a 1916, las tensiones generadas al calor de disputas
internas entre las distintas coaliciones o facciones que conforman al partido radical. En 1914 se genera la ruptura con el
gobierno radical por parte de los disidentes. En ese mismo año se dio a conocer un manifiesto de la junta de gobierno de la
UCRSF en el que se explicitaba el distanciamiento entre partido y gobierno. Así es como a estas alturas asume un rol
preponderante la Junta, quien se constituyo en la voz de la UCRSF marcando su diferencia con el gobierno, al cual definía
como carente de legitimidad de gestión, ya que su ejercicio del poder había desconocido los principios del propio partido. La
junta asume ese lugar de refugio del radicalismo y de las grandes metas que habían dado sentido a su historia política.

Este contexto de conflictividad y tensiones, de bandos cristalizados al interior del radicalismo, finalmente conllevo la
intervención del comité nacional de la UCR, quien resolvió impulsar la reorganización del partido con la conducción de un
interventor a partir de la caducidad de la junta de gobierno.

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Ahora bien, tras la resolución de intervenir el comité nacional finalmente respaldo a los radicales gubernistas. La apelación a
la idea de nación que realizaba el comité nacional se presentaba inoperante ya que no resolvía una situación que era
constitutiva del propio partido. Ello lleva a la consideración del autor de que “la identidad política radical se había definido y
se redefinía con un fuerte sentido de exclusión y deslegitimación respecto del resto de los actores, hacia afuera y haca adentro
del partido”.

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