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Bibliografía:

• o Pasquino, Gianfranco (1993) “Participación Política. Grupos y Movimientos”. En


Pasquino, G.,Bartolini, S., Cotta, M., Morlino, L. y Panebianco, A. Manual de Ciencia
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• o O'Donnell, Guillermo. 1977. “Estado y alianzas en la Argentina, 1956-1976”. En
Desarrollo Económico, Vol. 16, No. 64, IDES, Buenos Aires: 523-554 (31pp).
• o Freytes, Carlos. 2013. “Empresarios y política en la Argentina democrática:
actores, procesos y agendas emergentes”, Revista SAAP Vol. 7, Nº 2, noviembre: 349-363
(14pp).
• o Murillo, María Victoria. 2013. “Cambio y continuidad del sindicalismo en
democracia” Revista SAAP Vol. 7, Nº 2, noviembre 339-348 (9pp).

Pasquino
1) ¿Qué significa que el objetivo de la participación política es ejercer influencia sobre
quienes toman decisiones? ¿Por qué votar no es suficiente en términos de
participación política?
La actividad política se caracteriza por las relaciones que se van dando de manera
frecuente, con modos e intensidades diferentes entre individuos, grupos,
asociaciones e instituciones. Estos vínculos que se dan a través de estas actividades
son definidos como “Participación Política”.

Una definición que nos permitiría descubrir como la participación hace eje en la
influencia sobre aquellos que toman decisiones es: “La participación política es
aquel conjunto de actos y actitudes dirigidos a influir de manera mas o menos
directa y más o menos legal sobre las decisiones de los detentadores del poder en
el sistema político o en cada una de las organizaciones políticas, así como en su
misma selección, con vista conservar o modificar la estructura (y por lo tanto los
valores) del sistema de interés dominante.”

Por lo tanto, la significancia de que a través de la participación política se influya en


la toma de decisiones, es en la capacidad de que esta participación visible o
invisible, logre de manera más o menos directa, que aquellas personas o
instituciones incorporen o modifiquen las influencias sobre aquellos actos o
actitudes del sistema político.

Los autores más atentos del siglo pasado y los politólogos contemporáneos
advierten y subrayan que, la participación electoral es solo una de las posibles
modalidades de participación política, pero también es cierto que, en especial en
los regímenes democráticos, sus consecuencias son inmediatas y significativas,
sobre los candidatos seleccionados y sobre los tipos de políticas que se llevaran a
cabo.

Esas otras modalidades, externas, extrañas y no relacionadas con el


comportamiento electoral pueden ir desde manifestaciones masivas (algunas
violentas) a huelgas salvajes, entre otras. Rokkan, gran estudioso noruego
distingue cuatro umbrales.
El primer umbral es la legitimación, ¿desde que momento hay un reconocimiento
efectivo del derecho a la petición, crítica y manifestación contra el régimen? El
segundo umbral es el de la incorporación, ¿cuánto tiempo paso para que aquellos
seguidores de los nuevos movimientos de oposición les fuera concedido los
derechos formales de participación en la elección de los representantes en plena
paridad? El tercer umbral es la representación, ¿Cómo eran altas las barreras que
impedían la representación de nuevos de los nuevos movimientos y que debió
hacerse para logarlo? El cuarto umbral es el poder ejecutivo, ¿Cuánto tiempo paso
para que la fuerza parlamentaria pudiese transformarse en influencia directa?

Nota:

2) El autor cita los trabajos de Milbrath, y de Barbagli y Maccelli, entre otros, como dos
ejemplos de clasificaciones de modalidades de participación política. Y luego
menciona que son dos modos distintos de “leer” la participación política. ¿Qué
quiere decir con esto Pasquino? ¿Por qué el contexto es relevante para entender qué
es y cómo es la participación política?

Milbrath, 3.401,40

Mientras que los individuos y los grupos consideren irrelevante para sus propios
destinos personales y colectivos la actividad que toman las decisiones , mientras
que ningún empresario político se preocupe de organizar el consenso, o mejor el
disenso, respecto a la decisiones tomadas o por tomar, mientras sea imposible
construir y utilizar canales de acceso a la oferta política, los individuos y los grupos
no politizarán sus propias demandas y por la tanto la tasa de participación se baja o
nula. Cuando, en cambio, crezca el conocimiento de que otros individuos y grupos
influyen y a veces conforman destinos personales y colectivos, se asignan recursos,
se apropian de oportunidades, cuando surgen empresarios políticos (en partidos y
sindicatos), cuando, gracias a sus esfuerzos y empeños, vean preparados los
canales de acceso y de influencia política, las demandas se politizaran y en
consecuencia la tasa de participación crecerá.

Si los detentores del poder político se han mostrado sensibles y cercanos a las
demandas expresadas, o bien, si eran insensible o fríos serán destruidos o
quitados por la ola de una participación hostil a ellos y reemplazados por otros
detentores, expresión de las demandas y de las necesidades no satisfechas, o bien,
si el transitar de la misma participación ha producido no éxito inmediato y
concreto, sino una comunidad de intenciones y de sentimientos, un sentimiento
de colaboración y de identidad se verán incentivadas las posterior participación.

3) ¿Qué es un free-rider y cómo se relaciona con la acción colectiva? En este sentido


¿cuál es rol de los incentivos sobre los ciclos de compromiso y repliegue en la
participación política? ¿Cómo operan? ¿Qué buscan? ¿Cuál es la clasificación de tipos de
incentivos que elaboraron Clark y Wilson?

4) ¿A qué se denomina grupos de interés y cuál es la diferencia con los grupos de


presión? ¿Todos los grupos de interés están en igualdad de condiciones para hacer
efectivas sus demandas? ¿De qué dependen sus probabilidades de éxito? ¿Cuáles son
sus herramientas para influenciar sobre quienes toman las decisiones?

5) ¿Qué es el neocorporativismo y por qué es una contestación al pluralismo?

O’Donnell
6) ¿Cómo ha sido la relación entre la burguesía pampeana y el Estado hasta la década del
’30 del siglo XX? ¿Por qué esta relación es importante para el argumento del autor?

En el lapso que medió(gruesamente) entre 1870 y 1930, el Estado argentino pudo


parecerse al Estado liberal de los grandes centros mundiales, en tanto funciono como un
sistema de democracia política más ostensiblemente fraudulento, pero con un nivel de
participación electoral no inferior al de aquellos, y en tanto -económicamente- no iba más
allá de proveer cruciales pero limitadas condiciones de generales funcionamiento del
sistema.

Lo que interesa recalcar es que ese Estado fue creatura de la burguesía pampeana y de sus
prolongaciones financieras y comerciales en el sector urbano, a través de un proceso que
también implicaba la constitución de esa burguesía, y del sistema que dominaba, en
apéndice directo y altamente internacionalizado del mercado mundial. La burguesía
pampeana y sus prolongaciones urbanas se acoplaron directamente -constituyéndolo- con
un Estado Nacional, no con el Estado Regional que fue tantas veces el principal ámbito de
poder político de las respectivas clases dominantes.

Otro aspecto importante, es que ese Estado arraso con las autonomías regionales de las
oligarquías de las regiones no vinculadas directamente a las exportaciones. En
consecuencia, ese Estado condenso mucho menos las relaciones de fuerza entre los
exportadores pampeanos y aquellas otras regiones no vinculadas directamente al mercado
mundial. Lo cual a su vez determinó que a la centralidad económica de la burguesía
pampeana y sus tentáculos urbanos se agregara, a través del Estado con el que se
constituyó, la centralidad política. Finalmente, a diferencia de América Latina, donde la
oferta exportable de esos países fue incorporando nuevas regiones con nuevos productos,
en Argentina, se les dio mayor relevancia a los productos exportables adentro de la zona
pampeana y sus burguesías, imposibilitando recomponer alianzas entre las distintas
regiones y la burguesía pampeana.

El autor sostiene en sus argumentos que esta centralidad de la burguesía pampeana


incluyo, por la misma modalidad de inserción en el mercado mundial, que esa clase y ese
Estado tempranamente nacionales fueran también, originaria y constitutivamente, el
ámbito principal de la internacionalización de su sociedad y economía. En especial en las
características “liberales” del Estado argentino y el fuerte peso relativo de su sociedad civil
no puede entenderse sino a partir de su condición de puntos de engarce de la burguesía
pampeana con el capital internacional “que también estaba allí”, que extensamente
interiorizado, en su control de la financiación para generar mejores condiciones y creando
una región económicamente dinámica (además de las tajadas locales). Antes de terminar
esta descripción sobre la burguesía pampeana y el Estado liberal, este último no logro
sobrevivir a la crisis de la década del 30, pero los antecedentes que acabamos de resumir
permitieron que la Argentina se recuperara de los impactos económicos de esa crisis más
rápido y fácilmente que casi todos los países latinoamericanos. Incluso indujo un impulso
de industrialización sustitutiva de importaciones y la incorporación de gran parte de la
fuerza extraíbles a las regiones no pampeanas. Y luego emergerá el Peronismo.

7) ¿Qué elementos posibilitaron la emergencia de un importante sector popular en


Argentina?
Mientras se iba compaginado la estructura de país, en esa Argentina emerge un sector
popular muy importante en el que sin duda tiene un peso ineludible la clase obrera,
dotada de recursos económicos y organizativos(sindicatos). Ingresos significativamente
mayores que los del resto de América Latina, los cuales resultaron a su vez de sus grandes
excedentes disponibles y de la mucha menor presión ejercida sobre el mercado de trabajo
urbano por parte de un casi inexistente campesinado.

Guillermo O’Donnell tomo dos atributos centrales de este sector, y en especial de su


relación con las distintas burguesías. Como decíamos, por un lado, la clase obrera urbana
tenía un peso importante en Argentina. Su agrupamiento en sindicatos fuertes distribuía
estos “recursos económicos y organizativos mayores que los del resto de América Latina”
(1977, p. 531). Por otro lado, como dijimos, se encontraba en un conflicto estructural con
la burguesía pampeana, ya que los principales productos de exportación de la economía
argentina eran, al mismo tiempo, “alimentos que constituyen el principal bien-salario del
sector popular” (1977, p. 531). En estas condiciones, las ganancias de una clase estaban en
directa oposición, quizás de manera más brutal que en otros casos, a los ingresos de la
otra.

Esta disputa sobre los alimentos es una tensión que va a trazar la relación que se ira dando
entre la burguesía pampeana y este sector popular. Ese cambio de precios que impacta
menos en América Latina, en nuestro país esa variación es percibida de manera más
directa.
Esa percepción, incumbe a un sector popular al que los factores que ya hemos delineado
dieron un nivel de ingresos, generando expectativas de seguir mejorando, y una cierta
autonomía organizativa.

Extra:
Las consecuencias de estos ciclos descendentes sobre los ingresos del sector popular
nunca terminaban de revertirse en las fases ascendentes. Y es por eso que, contra la idea
del “empate hegemónico” (Portantiero, 1977), para O’Donnell la historia pendular de la
Argentina de los años peronistas era la de una lenta pero continua derrota de las clases
populares, al menos desde 1955 (O’Donnell, 1984, p. 24). La última dictadura militar, a
comienzos de la cual O’Donnell escribió Estado y alianzas…, vino a cerrar ese proceso
acelerando la derrota y volviéndola inexorable. En ese contexto, la cultura plebeyista
argentina fue el blanco principal del “disciplinamiento social” que, como sostuvo
Adolfo Canitrot (1980), se propuso llevar adelante esa dictadura. En el diagnóstico de la
derecha argentina que acompañó al gobierno militar, se trataba de terminar con ese “país
ingobernable”, como lo señaló O’Donnell (1984, p. 16).
Ante semejantes perspectivas, ¿cómo se podía salir de la encerrona a la que habían
llevado el conflicto de clases en Argentina? El O’Donnell de fines de los años setenta y
principios de los ochenta buscaría una respuesta en la instauración de un régimen
democrático estable, con la institucionalización del conflicto político y con la mediación de
actores partidarios que tamizaran los intereses sociales en pugna. A la salida de la última
dictadura militar, identificó los cimientos de una sociedad “autoritaria y violenta” (1984, p.
5) en la ausencia de “espacios posibles de acuerdo, cooperación y establecimiento de
reglas más o menos estables y generalmente compartidas” (1984, p. 23). En ese contexto,
propondría mecanismos institucionales de superación de la violencia política que había
caracterizado a esa sociedad en tensión y que se hallaba enraizada en esas relaciones
igualitarias al tiempo que jerárquicas entre actores burgueses dominantes y sector
popular. De allí que, en sus trabajos posteriores, pensó las condiciones para, por un lado,
fortalecer las mediaciones políticas que hicieran gobernables los intereses sociales y
económicos -los partidos y sus portavoces- y, por otro lado, establecer instancias de
acuerdo -pactos, dirían los transitólogos argentinos- que posibilitasen definir algunos
criterios de distribución del excedente y, por tanto, algunas coordenadas de
funcionamiento de un modelo económico y social duradero.

8) ¿Cuáles son los dos clivajes dentro de la burguesía que analiza el autor? ¿Cuáles son
las dificultades para constituir una alianza de largo plazo entre la burguesía urbana y la
burguesía pampeana?

El sostenimiento dado por la superposición exportables-alimentos-bienes-salarios


surgieron varias secuencias fundamentales, una de ellas la de crear estos dos clivajes
burgueses: La Burguesía Pampeana y La Burguesía Urbana. Un primer factor para definir
a la burguesía es en función del origen del capital (local o transnacional), pero el autor se
detiene puntualmente en la “burguesía urbana” y en la “burguesía pampeana”, en virtud
del tipo de actividad (industria o campo). En ciertas coyunturas, la gran burguesía urbana,
de origen extranjero predominante, se plegaba a la burguesía pampeana, y en otras se
asociaba al pequeño empresario para aprovechar las protecciones aduaneras. En líneas
generales, O’Donnell habló de un “clivaje interburgués” que impedía a ese sector
constituir un conjunto consistente a lo largo del tiempo, lo que constituía una
particularidad del caso argentino que estaba en la base de la debilidad de la conformación
de una hegemonía duradera.

Este problema dejaba en evidencia la debilidad sobre la falta de una expresión político-
partidaria que pudiese expresar a estos sectores. Si estos clivajes interburgueses impedían
esta articulación intersectorial, la falta de organización en partidos o expresiones políticas
agudizaba la imposibilidad de proponer un proyecto en condiciones de incorporar
mayorías sociales. Bajo esa situación algunos sectores burgueses se apoyaron en las
fuerzas militares para imponer un orden que frene el ciclo de los sectores populares y al
mismo tiempo revertía las conquistas obtenidas, y producía un ajuste del gasto público
vinculado con estas. Ese impulso llevaba entonces a una situación de debilidad política y
de movilización social que desembocaba en un nuevo ciclo de la alianza defensiva.

Las fracciones oligopólicas de la burguesía urbana dirigen una mayor parte de su


producción y oferta de servicios a los estratos de consumo relativamente altos, cuyo nivel
de ingreso es poco afectado, absoluta y porcentualmente, por el alza del precio de los
alimentos. Esto es una base objetiva para una alianza de largo plazo entre la gran
burguesía urbana y la burguesía pampeana, que podría emprender la “modernización” del
capitalismo argentino por la vía simultanea del aumento de la concentración de capital en
el sector urbano y la conversión de la última en agrobusiness. Sin embargo, hasta 1976,
esa alianza solo se forjo por lapsos cortos, para disolverse rápidamente en situaciones que
colocaron a estas dos fracciones “superiores” de la burguesía argentina en campos
políticamente diferentes. ¿Por qué este alejamiento de lo que indicaría “la lógica
económicamente”? Fundamentalmente, porque esa alianza ha sido enfrentada una y otra
vez por otra -constituida básicamente por el sector popular y por las fracciones débiles de
la burguesía urbana- que, a pesar de su subordinación económica, ha podido imponer
políticamente condiciones suficientes como para que aquella alianza no pudiera
sostenerse más allá del corto plazo.

9) ¿A qué se refiere el autor cuando señala que la gran burguesía “ha jugado a ganador”?
¿Por qué se habla del comportamiento pendular de esta clase?
El Autor menciona que, en las distintas fases de estos ciclos pendulares, la gran burguesía
urbana, basada precisamente en las condiciones que la convierten en una fracción
dominante, siempre ha juagado a ganador. Ya se ha señalado que por lo menos no lo
perjudican la devaluación y los “programas de estabilización” a la vez que, como apéndice
directo o íntimamente vinculado al capital internacional, esa fracción es la que mejor
percibe los costos y más teme la posibilidad de una cesación internacional de pagos. Por
ello, ante esa posibilidad de cesación de pago, la gran burguesía urbana pendulaba hacia
los intereses objetivos de la burguesía pampeana, propiciando y apoyando los programas
de estabilización (ajuste del gasto) que transferían una gran masa de ingresos,
fundamentalmente desde el resto del sector urbano (lo más débiles y sectores populares)
hacía la burguesía pampeana, y por supuesto hacia los sectores comerciales y financieros
ligados a las exportaciones de sus productos.

Una vez implementadas las políticas de estabilización, los efectos ya mencionados


distributivos y recesivos de esas medidas generaban reacción en las fracciones más débiles
de la burguesía urbana y de los sectores populares, al tiempo que el alivio de la posición de
divisas hacía factibles las medidas de reactivación económica reclamadas por estos. Ante
ello, la gran burguesía urbana hizo una y otra vez lo que toda burguesía hace sin la tutela
de un Estado que le induzca otros comportamientos: atendió a sus intereses económicos
de corto plazo, se montó en la cresta de ola de la reactivación económica. Con lo cual esa
fracción recorría un arco completo del péndulo, sumándose al conjunto del sector urbano
y abandonando a la burguesía pampeana a un solitario lamento por el rápido deterioro de
la caída de sus precios relativos.

La situación pendular de esta clase se da en esa gran capacidad para poder aliarse
rápidamente ante las distintas situaciones pendulares de la economía argentina. Ante, una
situación donde la balanza de pago entraba en crisis, la gran burguesía urbana se aliaba
con la burguesía pampeana, y cuando producto de estas políticas la reacción popular
volvía forzar políticas que generaban una reacción económica, esta misma burguesía se
montaba a ella para hacerse de esos recursos volcados a los sectores populares.

Extra:
El autor explica la dinámica política pendular que dominó el país entre 1956 y 1976 en
función de: primero, las condiciones estructurales de las relaciones políticas, ya que las
clases y fracciones de clase estudiadas se vinculan entre sí en virtud del conflicto
distributivo, y en especial en torno a la apropiación de bienes exportables, que son
también bienes de consumo masivo; segundo, la historicidad de la conformación de esos
grupos: en lugar de pensar en actores determinados de forma pura por las relaciones de
producción, O’Donnell se ocupó de sus condiciones históricas de construcción, y de los
recursos económicos, sociales y políticos con los que se equiparon en ese recorrido. Las
clases sociales, así, viven en la dinámica histórica a través de los grupos movilizados que
les dan cohesión, programa y, en cierto sentido, una identidad. No hay, entonces, una
mirada objetivista de las clases que haga proceder mecánicamente “del papel”, por hablar
como Pierre Bourdieu, su intervención en la historia.

El autor identificó dos grandes colectivos en conflicto en la historia Argentina de la


segunda mitad del siglo XX: de un lado, una burguesía pampeana conectada con el mundo
pero, desde los años veinte, con serias dificultades para construir una expresión política
propia competitiva y duradera, que logró atraer a otros grupos burgueses, también
trasnacionalizados, que fueron aliados circunstanciales de un proyecto “disciplinador” en
los ciclos políticos regresivos; del otro, unas clases populares relativamente fuertes en
cuanto a su capacidad de presión, identificadas en su mayoría con el movimiento político
peronista, pero con limitaciones importantes para superar la dinámica corporativa y
construir un proyecto económico duradero.

Por eso es que solo tuvieron el apoyo de las fracciones más débiles de la burguesía,
aquellas que dependían más del mercado interno. En este contexto, emerge la
importancia del Estado, que es, a la vez, sujeto de una historia pendular y eje central del
conflicto político. En tanto poseía baja autonomía respecto de los grupos en lucha, en cada
coyuntura era “arrastrado” por los actores que lograban controlar su dirección. Veamos
con más detalle algunos de estos rasgos del Estado y las clases.

10) ¿Qué sectores integraban la alianza defensiva y cuáles eran sus características?
Así como la burguesía pampeana ha tenido una centralidad política y económica a
diferencia del resto de los países latinoamericanos y sus clases agrarias, otra no menos
importante surge del mayor grado de indefensión política en que se han hallado en estos
las fracciones más débiles (y netamente nacionales) de la burguesía urbana ante los
avances de la gran burguesía. La expansión la gran burguesía como estructura dominante,
oligopólica e internacionalizada, de esas economías, no se ha hecho sin castigar diversas
franjas del capital nacional ni de aumentar su debilidad frente al capital internacional y al
Estado.

El aumento de los precios relativos de los alimentos para el consumo interno, genero el
blanco perfecto para los sectores populares y de allí generar acciones políticas para
contrarrestar esta transferencia a los sectores más ricos. Aun teniendo en cuenta lo
descripto hasta ahora, no fueron las condiciones necesarias para que se conforme esta
alianza. Continuando con la caracterización de esta alianza, podemos decir que sus
integrantes suelen ser duramente castigados por las recesiones subsiguientes a las
devaluaciones (necesarias para la burguesía pampeana) y los “programas de
estabilización”.

Así como cuando la cosa va mal, esta alianza no se afianzaba en la oposición a estas
políticas, no menos importante sucedía cuando la economía volvía a reactivarse,
aumentando la ocupación, la liquidez, créditos y aumentos de salarios, con el apoyo
incluso de este sector de la burguesía de trabajo intensiva, aun cuando aumentaban sus
costos. La concurrencia con los sindicatos en el reclamo de aumento de los salarios es,
además un factor fundamental que entrega al sector popular para forjar esta alianza. Esta
burguesía más o menos débil, enfrentada casi de manera permanente con estos grupos
poderosos del capital oligopólico e internacionalizado, proceso que también se da en otros
países de América Latina, pero solo en Argentina encontró un aliado popular dotado de
capacidad propia de acción y de intereses inmediatos altamente compatibles con los de
aquella. Algunas expresiones de estos actores son la CGT y la CGE, y en términos políticos,
tal vez lo sea el Peronismo.

Freytes
11) ¿Cuál es la multiplicidad de acepciones con las que se relaciona al concepto
“empresarios”? ¿Qué tipo de preferencias se espera de cada una? ¿Cuáles son sus
canales de participación?

En efecto, con la categoría empresarios es posible referirse al capital como clase; a


sectores económicos (agro financieras industriales, transables versus no transables); a
formas de propiedad (internacional versus doméstica), a formas de organización de las
empresas (grupos económicos o firmas); o a algunos empresarios individuales
particularmente influyentes en un momento dado.

 De los empresarios en tanto capitalistas se espera que formulen demandas “de


clase”: derechos de propiedad, garantías sobre los contratos, quizás incluso
instituciones orientadas a asegurar esas demandas.
 Atender a la localización sectorial complejiza el análisis, en la medida en que
revela conflictos intracapitalistas y la posibilidad de alianzas que reordenen
verticalmente los clivajes de clase.
 La propiedad del capital ha sido importante para los procesos de desarrollo en
la periferia global basados en la articulación entre Estado y empresarios
nacionales.
 Las características de las firmas (por ejemplo, la diversificación a través de
grupos económicos) pueden proporcionar ventajas competitivas en entornos
económicos inciertos.
 Por último, empresarios individuales pueden explotar el acceso privilegiado a
los decisores políticos en una coyuntura dada para acumular activos, desactivar
“riesgos” regulatorios o fortalecer suposición en mercados oligopólicos
(Schneider, 2013).

Hay una serie de mecanismos muy variados formales e informales que tienen los
empresarios para vincularse con la política. Por un lado, se pueden canalizar a través de
instituciones neocorporativas de intermediación de intereses. Cámaras empresarias. Por
supuesto que también se pueden dar a través de algún partido político o en algún cargo
ejecutivo de gobierno. Acuerdo informales con ministerios, secretarias, etc.

12) ¿Cuáles fueron los legados -buscados y no buscados- de la última dictadura militar
argentina que impactan en las siguientes décadas en la política económica y la relación
con el empresariado?

Con la victoria democrática de Raúl Alfonsín en 1983, punto de llegada de un largo


ciclo de inestabilidad política, que arranca por los años 50, con alternancias
democráticas restringidas -proscripción del peronismo- y -golpes militares-. Como
bien describe O´Donnell, en ese periodo se consolidan dos bloques sociales
antagónicos, enfrentados en sus concepciones del desarrollo. Aquello que
fomentaban el desarrollo del mercado interno (trabajadores y pequeños
industriales) y aquellos que impulsaban al sector agroexportador como el gran
generador de divisas. La gran burguesía industrial (incluyendo las empresas
multinacionales) era en tanto un actor pívot que lograba beneficios en las dos fases
del ciclo.

Luego del repaso sobre nuestra estructura económica, podemos decir que el
legado que ha dejado la sangrienta dictadura militar inaugurada en 1976 se
planteó como un objetivo explícito el quiebre del ese ciclo político, a partir de una
política económica cuyo objetivo explícito era el debilitamiento de los actores de la
coalición mercadointernista (Canitrot, 1980). Por otro lado, La apertura externa
con apreciación cambiaria impuso costos muy significativos a los empresarios
orientados al mercado doméstico, a la vez que una represión de características
inéditas en la Argentina permitió una caída significativa del salario real.

Aun bajo una terrible dictadura, la clase trabajadora unificada poseía una gran
capacidad de movilización, y además, estaba identificada electoralmente con el
peronismo. De allí que los grandes empresarios y sus asociaciones adoptaran una
actitud defensiva durante los períodos de apertura política, a la vez que apoyaban
decididamente los golpes militares que venían a restablecer no sólo los equilibrios
en el frente externo y fiscal, sino también las prerrogativas del capital en el control
del proceso productivo.

No obstante, sus ambiciones refundacionales, los legados más duraderos de la


dictadura fueron una consecuencia no buscada de los horrores y fracasos en los
que incurrió el gobierno militar. En efecto, la imposición de costos importantes a
segmentos del empresariado industrial, la aventura de Malvinas y las revelaciones
de los crímenes de la dictadura demostraron a las elites empresarias el carácter
imprevisible de ese actor y marcaron su ocaso como agente político de los
intereses empresarios.

13) ¿Cuáles son las características principales de la relación entre política y empresarios
en las tres primeras décadas luego de la redemocratización de 1983? ¿Cuáles son los ejes
que estructuran cada uno de estos tres momentos?

Los 80
A partir del regreso de la democracia, ni bien asume Raúl Alfonsín modifica la
legislación laboral con el objetivo de debilitar al sindicalismo peronista, el
descrédito de los militares contribuyó a modificar la preferencia histórica de los
empresarios por opciones autoritarias y a comprometerlos con la nueva
experiencia democrática. Consolidados por la dictadura, un puñado de grupos
económicos domésticos, que se vieron beneficiados por políticas regulatorias muy
favorables a ganancias extraordinarias. Estos grupos denominados los “Capitanes
de la Industria” se convertirían en interlocutores del gobierno de Alfonsín.

Como consecuencia de la crisis de la deuda, y el deterioro de los precios de las


exportaciones agrícolas, el gobierno radical entendió que estos grupos empresarios
podían garantizar las inversiones necesarias para relanzar un ciclo de crecimiento.
Además de los contactos directos con los capitanes de la industria, el gobierno
involucró a las entidades industriales y a los sindicatos en la negociación tripartita
de políticas de ingresos, un pilar decisivo de los planes heterodoxos de
estabilización diseñados por el equipo económico.

Todos estos planes: “Plan Austral”, “Plan primavera”, acordados con el mundo
empresario, con la intención de recuperar la economía, fracasan. La gran mayoría
de los empresarios que se habían sentado a acordar, no acompañaron. Por su
parte las asociaciones del sector rural, frente al deterioro de los precios
internacionales y la continuidad de los impuestos a las exportaciones agrícolas,
adoptaron una actitud de abierta confrontación, desentendiéndose de las
consecuencias potenciales que esa opción podía tener sobre la estabilidad del
gobierno.

Los 90
Asumiendo el gobierno de manera anticipada, CM, inicia un proceso de reformas
económicas transformadoras. Realiza una apertura económica, desregula los
mercados, liberaliza variables económicas y financieras, privatización de empresas
públicas, entre otras grandes medidas. Todo este camino iniciado le va a permitir al
peronismo replantear la relación que tuvo con el empresariado. Ya que el
peronismo históricamente había sido visto como un enemigo por el empresariado.
La idea de que el peronismo venía a combatir al capital, aún cuando nunca sucedió,

Menem va a generar una muy buena relación con aquellos sectores que van a ser
beneficiarios de las privatizaciones que tienen lugar durante este periodo. Estos
empresarios van a obtener un conjunto de beneficios para hacerse cargo de las
empresas privatizadas y realizar el proceso de saneamiento.

Plantea que no es cierto que se haya generado un proceso de desindustrialización,


si es cierto que hubo algunos sectores industriales con grandes capacidades para
vinculares con una economía mucho más abierta, como el sector alimenticio,
ciertos sectores de la siderurgia, el núcleo del sector automotriz que van a poder
insertarse en este periodo de transformaciones. El sector agropecuario es
ambiguo. Se les quita las retenciones, la desaparición de todas las juntas
reguladoras y todo el proceso de inversiones en modernización de los grandes
jugadores. Los más pequeño, van a perder al no poder adaptarse. Y el tipo de
cambio del 1 a 1, no fue tan beneficioso.

Otros sectores de la industria van a hacer prácticamente barridos, por ejemplo, el


sector textil, la industria del juguete, el calzado, etc.

Kirchnerismo
El autor en este caso busca analizar a la década kirchnerista entre lo que podían
expresar las nuevas políticas y entre los viejos dilemas que vienen de arrastre en la
estructura política Argentina.

De esta manera se describe que la política económica Kirchnerista tuvo, como eje,
la reestructuración de una coalición basada en los sectores populares y en por otra
parte en sectores de trabajadores formales. Podríamos decir también que esta
coalición logro una restructuración que fue más allá de la cuestión económica.
Cada vez que el capital internacional o doméstico mostró signos de perjudicar el
crecimiento o la reconstrucción de la capacidad de consumo de la base social, la
reacción del kirchnerismo fue la no ceder y continuar por la senda de un
crecimiento inclusivo.

Posterior a la salida de la convertibilidad, esta estrategia no fue inicialmente


inconsistente con el mantenimiento de resultados superavitarios en materia fiscal y
comercio exterior, y favoreció la recuperación económica, la pacificación social y la
recomposición de los ingresos de los sectores populares.

Así, la lógica caracterizó:

 La negociación de la deuda en default, con términos inéditos.


 Congelamiento de precios y renegociación de contratos con empresas de
servicio público

 Restricciones a las exportaciones para controlar precios de bienes de


consumo masivo

Durante la primera presidencia de Néstor Kirchner, esta tuvo en un principio los


resultados de ir por la recuperación económica, restituyendo el poder de demanda
de los sectores populares y la pacificación social; en un contexto donde el precio
record de commodities, no solo permitía tener ingresos de dólares a las arcas del
Estado, además comenzaba una incipiente lucha por quien debía hacerse de esas
ganancias extra-ordinarias. Esto hizo que el kirchnerismo encontrara algunas
limitaciones en el frente fiscal y externo. Frente a esto, el gobierno insistió en su
política, intensificando las características heterodoxas, y en una dura pelea con un
sector de los empresarios en varias arenas políticas, y aumentando el control o
recuperando el control de empresas estratégicas privatizadas durante el
menemismo.

Por ejemplo, se aumentaron las retenciones agrícolas, se recuperó a manos de


Estado la Empresa YPF y se ampliaron las moratorias para las jubilaciones. En
cada coyuntura, en suma, el gobierno busco preservar sus grados de libertad
frente a las restricciones que hubiera implicado optar por soluciones ortodoxas. En
definitiva, el Kirchnerismo se encontró con un problema estructural que en 200
años de historia seguimos sin definir, la tensión pendular entre la burguesía
pampeana y la gran burguesía con los sectores del trabajo y el campo popular.

Murillo
14) ¿Cuáles son los dos procesos que la autora menciona como responsables de la caída
en la influencia política del sindicalismo en Argentina?

La autora describe de manera muy clara su mirada sobre el deterioro del


sindicalismo. Por tal motivo, ella sostiene que la caída en la influencia política del
sindicalismo es resultado de dos procesos convergentes. En primer lugar, la
evolución de la economía argentina que desde mediados de los setenta
experimenta un proceso de desindustrialización y un crecimiento dramático de la
informalidad, lo que, pese a los vaivenes del mercado laboral, genera una erosión
secular en la capacidad de acción del sindicalismo y su poder de convocatoria
sobre los sectores populares. Por otro lado, el peso de las elecciones en el
funcionamiento democrático ha aumentado la influencia de punteros locales,
candidatos populares, intendentes y gobernadores exitosos, medios de
comunicación y todo otro factor que ayude acumular los votos necesarios para
acceder al control de los recursos políticos (y fiscales). Los sindicatos no controlan
el voto de sus afiliados y suelen espantar votos de los no afiliados.
15) ¿Cómo fue la relación del sindicalismo con el presidente Raúl Alfonsín? ¿Qué
reformas específicas al sector el ejecutivo buscaba llevar adelante?

A pesar de estos cambios sobre el peso relativo de los sindicatos, no han sido una
llamada de atención suficiente para que estos encaren modificaciones significativas
de sus prácticas políticas. Esta continuidad de las practicas sindicales se refleja
según la autora en la poca renovación de su dirigencia y en la repetición de
escenas de división y reunificación de la CGT, sino también en su relación con el
peronismo.
La relación con la política no peronista siempre fue difícil, incluso durante su
gobierno, Alfonsin envió un proyecto de ley de reordenamiento sindical más
conocida como la ley mucci. Tal espanto unifico a una CGT dividida, y su alianza
con el peronismo hizo detener el proyecto. Con De La Rua, llego la ley banelco y
otra serie de desecuentros. Confirma la mala relación de los sindicatos con el
radicalismo.

Esa ley que no pude promover Alfonsin en su gobierno buscaba darles más
relevancia a las minorías, acortar los mandatos, dar una sola reelección y obligar el
voto directo y secreto. El Sindicalismo le respondió según la autora con 13 paros
durante todo su mandato.

16) ¿Cúal fue la postura del sindicalismo frente a las reformas neoliberales del
presidente Carlos Menem durante los ’90?

En el gobierno de Carlos Menem, la lealtad política del sindicalismo fue puesta a


prueba. El giro económico hacia el neoliberalismo provoco la división de la CGT en
dos centrales: la opositora CGT-Azopardo y la oficialista CGT-San Martín, a la que
se privilegió con acceso a recursos públicos como el control de las obras sociales.
Sin embargo, la amenaza de desregular las obras sociales fue suficiente incentivo
para la unificación de la CGT en 1992.

La CGT unificada llama a una huelga general frente a la cual el gobierno responde
con una política laboral más concertada con la CGT y las organizaciones
empresarias. Las reformas aprobadas flexibilizaron las relaciones laborales
individuales, facilitando la contratación temporaria, reduciendo indemnizaciones y
permitiendo la negociación colectiva a nivel de empresa.

Es decir, la CGT avaló estas reformas, así como las privatizaciones y la reforma
previsional a cambio de concesiones que incluyeron la intangibilidad de la
legislación sindical y de negociación colectiva en lo que hace al poder sindical, la
participación en las privatizaciones (tanto de trabajadores individuales como de
sindicatos) y la creación de fondos de pensión sindicales (Murillo, 2005).

En respuesta, los sectores del sindicalismo opositor abandonan la CGT y de ese


proceso emergen el MTA (Movimiento de Trabajadores Argentinos), fundado por
los sindicatos de transporte y camioneros, y la CTA, basada en los maestros de
Ctera (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina)
y el sindicato de empleados públicos ATE (Asociación de Trabajadores del
Estado).
17) ¿Por qué la autora señala que, bajo las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández (primer mandato), el sindicalismo volvió a ocupar un papel central en la
escena política de nuestro país? ¿Qué políticas específicas propiciadas y qué factores
externos al poder ejecutivo explican este cambio?
La administración de Néstor Kirchner (2003-2007) marca un punto de inflexión
para el sindicalismo. Dado que Néstor Kirchner llegó a la presidencia con un magro
22 por ciento de los votos, su gobierno tuvo en los primeros años un fuerte
incentivo para construir una amplia coalición política. El sindicalismo ocupó un
lugar privilegiado entre los muchos destinatarios de ese esfuerzo, lo que se
expresó en la alianza del gobierno tanto con la CGT (unificada bajo el liderazgo
único de Hugo Moyano del sindicato de camioneros) y en la alianza con la CTA
(cuyo secretario general era Hugo Yaski de Ctera). Según Etchmendy y Collier
(2007), la estrategia de supervivencia organizacional establecida durante el
menemismo y la reactivación económica fueron claves para la resurrección del
sindicalismo como actor central de este nuevo acto.

En el período 2003-2011, por tanto, el sindicalismo no solamente se benefició de


un contexto de reactivación económica y bajo desempleo, sino que también
encontró un Ministerio de Trabajo afín a sus intereses, que promovía el aumento
de la formalidad y de la negociación colectiva e incluía al sindicalismo como actor
clave en negociaciones tripartitas. El sindicalismo también se vio beneficiado por el
aumento de sus cotizantes como resultado del resurgimiento de la negociación
colectiva y el creciente número de convenios, y especialmente los convenios por
actividad de amplia cobertura ya que todos aquellos cubiertos por la negociación
colectiva pagan cuotas “solidarias” y muchos empleadores hacen aportes
patronales al sindicato por cláusulas contractuales. Mientras tanto, los
trabajadores se vieron beneficiados por el aumento en el empleo y la formalidad,
así como por incrementos del salario real (al menos para el sector formal) y un
sostenido aumento del salario mínimo real (Etchemendy, 2013). No es
sorprendente entonces que no se haya producido ninguna huelga general en este
período.

Tanto Néstor Kirchner como su sucesora, Cristina Fernández de Kirchner,


impulsaron leyes favorables al sindicalismo. Kirchner impulsó la derogación de la
ley Banelco y tanto él como Fernández de Kirchner revirtieron paulatinamente las
normas flexibilizadoras que fueran aprobadas durante el menemismo.

18) ¿Cuál es la tensión entre el sindicalismo y los sectores informales?

La tensión entre el sindicalismo y el sector informal no es exclusiva de estas


latitudes. En Europa Occidental, el sindicalismo de “insiders” se opone a políticas
dirigidas a incorporar a los “outsiders” —generalmente desempleados, jóvenes,
inmigrantes, etcétera—, especialmente en contexto de ajuste.

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