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Según el autor, el periodo que va desde 1912, con la Sanción de la Ley Sáenz Peña, hasta 1930, con el golpe
La Ley Sáenz Peña es clave para este proceso que se abre ya que tiene como fin, para la
fracción transformista de la burguesía que la impulso, descomprimir el conflicto social originado por la
presión de los sectores excluidos del sistema político, sobre todo de las clases medias que comienzan a
reclamar un espacio para lograr un ascenso social y acceso a las instituciones burguesas, de las que
dependen. Sin embargo, también es clave no solo porque instaura un nuevo régimen electoral sino porque
permite la competencia libre entre partidos políticos modernos, representativos. Abre paso a un sistema de
partidos de pluralismo limitado, como dice Ansaldi, y no de partido predominante, como era antes solo con
la derecha oligárquica en el poder. Es parte de un proyecto político más amplio, en conjunto con la
Sin embargo, este proceso de democratización, para Ansaldi, se interrumpe y trunca debido no solo al
golpe sino a sus propios límites: la ley restringe la participación de mujeres, extranjeros, incapacitados
(dementes, sordomudos), eclesiásticos, policías, presos, mendigos (excluidos por estado o condición) ni los
habitantes de los Territorios Nacionales y persisten durante este proceso formas de dominación oligárquica
a nivel provincial. Este proceso de transición es, a la vez, ampliado y restringido. Es ampliado ya que
permite la participación de las nuevas clases, la media y obrera, y porque hace efectiva la participación
universal masculina en un país en el que, en realidad, nunca había habido una restricción formal a la
mediación política argentina, es decir, la partidaria y la corporatista. Según Ansaldi, a pesar del intento
hecho se fortalece, lo cual debilita la participación partidaria y la mediación parlamentaria entre el Estado
y la sociedad, base misma de un régimen democrático. Que este proceso de transición haya concluido en
un golpe militar, para Ansaldi, “…guarda relación con la paradoja de la etapa de la hegemonía
pluralista: la ampliación de la democracia política resalta la debilidad del sistema de partidos políticos y
Parlamento como vehículo de mediación entre la sociedad civil y la sociedad política”. Este proceso de
transición se trunca porque hay una crisis, justamente, de la mediación democrática. Los propios partidos
tuvieron problemas para consolidarse, tanto la derecha que nunca pudo constituir un partido propio y
orgánico, como el radical y el socialista que se dividieron y los demoprogresistas, que no logro tampoco
articularse. Los partidos, que debían actual como mediadores entre la sociedad civil y la política, nunca se
consolidaron ni fueron capaces, por lo tanto, de oficiar de transmisores de las demandas de la sociedad al
Estado.
Yrigoyen gobernó con una oposición fuerte en Senadores por parte de la oligarquía, lo que lo llevo a
realizar INTERVENCIONES FEDERALES y hacer caso omiso a los mecanismos democráticos. “Los
sectores oligárquicos de la burguesía argentina, con fuerte base estructural, tenían una
oposición al reformismo, diluyendo la capacidad y potencialidad transformadora de este”. Esto hacia que
cantidad de votos, el radicalismo enfatizo su carácter de coalición, lo cual niega la constitución misma de
un partido, necesaria para el funcionamiento democrático. “…se trata de una notable contradicción: la de
niega de hecho, “la posibilidad de disensión mínima necesaria para el funcionamiento de una sociedad
pluralista””. Con su intención de “catch all”, de acaparar todas las posiciones, aumentar en cantidad las
bases de su partido, evitaba la oposición necesaria para el funcionamiento de una democracia. La fuerza
sino que la erosionaban y dejaban al descubierto la dificultad para procesar las diferencias políticas.
Otro de los factores que debilito la mediación partidaria y potencio la corporatista fue la POLÍTICA
OBRERA del yrigoyenismo ya que defendió intereses particulares bien sectoriales, defendiendo los
reclamos obreros de aquellos sectores más ligados a las actividades agroexportadoras, a través de las
el salario, saltando las instancias parlamentarias de decisión y optando por el decreto presidencial.
Otro de los factores fue la APARICIÓN DE GRUPOS PARAMILITARES violentos de la derecha que
profundizaron las diferencias entre la clase media y la obrera, dificultando la constitución de un frente
En resumen, ninguna de las fuerzas políticas pudo organizar partidos coherentes y representativos; el
radicalismo gobernó con un parlamento adverso y problemas con las provincias y recurrió a las
intervenciones federales; la problemática social no tuvo soluciones coherentes para todo el sector sino que
privilegio la relación del gobierno con algunos sindicatos; hasta la derecha recurrió a organizaciones que
nada tenían que ver con el sistema democrático para “mantener el orden”. De todo esto se deduce que en el
periodo de supuesta transición a la democracia no se hizo más que debilitar esos mecanismos de
representación, es decir, las mediaciones democráticas. En lugar de fortalecer la eficacia de los partidos
sino también obreras: Sociedad Rural, Unión Industrial, sindicatos, etc. Estos fueron los ámbitos de
Según Ansaldi, la mediación corporatista es una forma perversa de hacer política ya que la hace negando
Para el autor, este fortalecimiento de la política corporatista, que debilita la democracia política, dio origen
a una CULTURA POLITICA GOLPISTA, no solo en relación a los recurrentes golpes de Estado sino a
las prácticas mismas de las instituciones mediadoras. Dara origen a una cultura muy arraigada en la
Argentina que consiste en resolver las disidencias y conflictos políticos mediante la expulsión o escisión
de los disidentes, la negación de los opositores, sin tener la capacidad de asimilar dichas diferencias y que
en conjunto puedan hacer funcionar un sistema político plural, con reglas claras y acatadas.
tradicionalmente en la misma clase social: la burguesía agraria. El desarrollo de las fuerzas productivas
capitalistas no fue acompañado por una revolución política y el desplazamiento de la antigua clase
hegemónica por una nueva (como sucedió por ejemplo en Francia) sino que la tradicional elite terrateniente
enfrentamiento político entre clases diferentes por la hegemonía (más bien al interior de una misma clase,
con los mismos intereses económicos, que pactan – revolución pasiva) y, por eso, no se desarrolla el clásico
conflicto democrático burgués que busca establecer instituciones más plurales e inclusivas para mantener
el equilibrio político. La clase dominante, por lo tanto, es indiferente a la cultura política porque nunca
necesito de ese mecanismo parlamentario/partidario para mantenerse en el poder. Lo curioso es que ni las
clases medias ni la obrera (de preeminencia anarquista y luego sindicalista) también son indiferentes a esos
mecanismos ya que siempre se orientaron a soluciones mas pragmáticas, a corto plazo, de mejoramiento de
alternativo.
Cuando esa estructura agraria comienza a llegar a su límite de expansión (crisis del 29) es cuando la
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