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26 Personalidad y diferencias individuales La descripción científica de la personalidad 27

vuelve a considerar la revisión de unos 350 estudios de cuestionario de Ellis tos, y, por consiguiente, incluso con un instrumento de medida perfecto no po-
(1946), cuya conclusión fue que: dría esperarse obtener correlaciones muy altas con tales criterios imperfectos.
Todo lo que podemos deducir de datos como los que Ellis ofrece es que existen
los cuestionarios de personalidad de papel y lápiz tienen un valor dudo- coincidencias altas entre algunos cuestionarios y algunos criterios externos.
so al distinguir entre grupos de individuos adaptados y mal adaptados, Como veremos posteriormente, hay buenas pruebas de factores genéticos que
y tienen mucho menos valor para diagnosticar la adaptación personal o juegan un papel importante en la determinación de las diferencias individuales
los rasgos de personalidad (pág. 438). en personalidad e intelecto. Estos factores, con certeza, favorecerán cierta clase
de aptitudes y rasgos estables y duraderos. Examinaremos más tarde las pruebas
En una revisión de la validez de los inventarios de personalidad en la activi- relativas a la influencia de los factores genéticos y ambientales en la personali-
dad militar, Ellis y Conrad (1948) llegaron a una conclusión ligeramente dad; aquí simplemente anotaremos que no es necesario adoptar una postura he-
diferente: reditaria para aceptar una definición como la dada anteriormente. H. J. Eysenck
(1970c) ofrece una larga crítica de la postura de la especifidad, e incluso antes,
Las aplicaciones militares de los inventarios de personalidad han Allport (1937) aportó una brillante refutación teórica de sus afirmaciones. Atacó
arrojado resultados lo suficientemente favorables como para llamar la en concreto la noción de «elementos idénticos» como acaparadores de las simi-
atención. Por contra, los inventarios de personalidad en la vida civil han litudes del comportamiento, mostrando que la misma noción de «elementos» es
conducido generalmente al fracaso (pág. 424). completamente ambigua en los escritos de aquellos que apoyan la idea de Thorn-
dike, y que la supuesta identidad de estos elementos es simplemente una justifi-
En estas valoraciones, Ellis ha adoptado un criterio inusualmente severo de cación a posteriori de los fenómenos observados, sin valor ninguno en la predic-
validez. Afirma que en su revisión: ción y sin ninguna posibilidad de verificación. (Thorndike supuso que las corre-
laciones entre situaciones no idénticas se debían a que éstas compartían «elemen-
valorará normalmente los coeficientes de correlación obtenidos en tér- tos idénticos». La naturaleza de estos «elementos idénticos» nunca fue debida-
minos de estimaciones convencionales de acuerdo con las pruebas psi- mente explicada o sometida a pruebas experimentales.)
cológicas y educativas. Así, diremos que las correlaciones de 0 a 0,19 in-
dican validez negativa; de 0,20 a 0,39, principalmente validez negativa;
de 0,40 a 0,69, validez positiva cuestionable; de 0,70 a 0,79, validez po- 1.2. Teorías sobre el tipo y el rasgo: el punto de vista moderno
sitiva principalmente, y de 0,80 a 1,00, validez positiva (pág. 386).
Buscando un modelo para nuestra descripción de la organización de la^per;
Esto, por supuesto, resulta absurdo desde el punto de vista psicométrico; si jsonalidad, encontramos dos demandantes en el campo, .dos conceptos~xuie~du-
cualquier cuestionario diera correlaciones con el criterio de 0,80 a 1,00, podría ranígjnucho tiempo han sido utilizados por aqugllos (¡ue han teorizado sobre jos_
pensarse que el autor del documento en cuestión ¡nos está engañando o al me- mecanismos del comportamiento consistente ycongru£nie_—son los conceptos
nos ha calculado mal sus coeficientes! Pocos cuestionarios tienen fiabilidades su- de ¡rasgó y UP'ó-f^TEl primero de 6SIOS tiene efTStern(1921), particularmente, un
periores a 0,80, y la correlación con el criterio no puede exceder de la raíz cua- acalorado detensor, quien escribió:
drada del producto de la fiabilidad de cada escala. Considerar una correlación
con el criterio 0,69 como «cuestionable» es aplicar unos estándares bastante in- Tenemos el derecho y la obligación de desarrollar un concepto de ras-
frecuentes en el campo psicométrico. Aun así, los estudios citados por Ellis en go como una doctrina definitiva; en toda actividad de una persona, ade-
su tabla 2 indican que ¡cerca del 35 por 100 ofrece coeficientes de validación por más de una porción variable, hay como una constante porción volitiva,
encima de 0,70, mientras que sólo cerca del 40 por 100 ofrece coeficientes de va- y ésta, posteriormente, la aislamos en el concepto de rasgo (pág.. 14).
lidación por debajo de 0,40! Estos resultados parecerían bastante prometedores
para la mayoría de los psicólogos, especialmente a la vista del hecho de que fue- Y ¿cómo se descubren los rasgos? Según Allport (1937), quien ha hecho mu-
ron obtenidos de la vida civil. Según Ellis y Conrad, la aplicación militar de los cho por popularizar este concepto en los países angloamericanos:
resultados de cuestionario tiene incluso unos coeficientes de validación su-
periores. Los rasgos... no se descubren mediante el razonamiento deductivo,
En cualquier caso, resulta inadmisible tomar estos coeficientes en su valor no por decreto, ni por denominarles con un nombre, ni son nunca di-
aparente. Validan cuestionarios según criterios que son en sí mismos imperfec- rectamente observados. Se descubren en la vida individual —el único lu-
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gar donde pueden ser descubiertos— sólo a través de una inferencia (o Esta cita podría multiplicarse muchas veces, pero bastará mostrar que Jung
interpretación), necesaria por la consistencia demostrable de los actos estaba muy lejos de concebir a todos los seres humanos o extravertidos o intro-
observables separados del comportamiento (pág. 128). vertidos. Más bien, consideró que la mayoría de ellos se caracterizaban por un
equilibrio entre los mecanismos de introversión y extraversión; que siendo un nú-
Y de nuevo: mero relativamente pequeño y desigual, los caracterizaba según la dominancia
más o menos marcada de una función sobre otra. Nada más lejos de sus pensa-
Los rasgos no son directamente observables; se infieren (como se in- mientos que la hipótesis de la discontinuidad; se hizo una y otra vez hincapié en
fiere cualquier clase de tendencia determinante). §jn tal inferencia, la es- , la noción de continuidad completa y equilibrio. Expresamente, su descripción se
ld y ja consistenciadel comp^amjejitoiníiividu^posiblem^ñTé^ realizó en términos de tipos ideales, es decir, sujetos completamente introverti-
nii^c^ríansel^xpliradáT^ualquierlícción específica es producto de in- dos o extravertidos, pero repitió incansablemente que éstas eran abstracciones,
numeTa^leirxleíermm^ñlé^no sólo de los rasgos, sino de momentáneas de la misma manera que las leyes del movimiento de Newton son abstracciones
presiones y de influencias específicas. Sir^embargo» es la-íKairjrencjare- ideales que no se dan en los experimentos reales.
petida^de acciones con la misma significación (equivalencia de respues- ¿Cuál es la base, pues, de su concepto de tipo? Podemos contestar a esta pre-
ta) que sigae-a nn rango definible i1e~£stímulQS.xaonJk.n^ gunta citando un pasaje de Kretschmer (1948), quien parece mantener una idea
ci_oji43e.rsQ.naJ (equivalencia de estímulos), lo que hace necesario conce- de tipología similar a la de Jung, y quien ha examinado este concepto con admi-
bir tos rasgos como estados deLSej^ Los rasgos njajsai^enJojdQJttlDJneato rable lucidez. Según Kretschmer:
activos, sino que persisten inclü^^átjQxmAM^&XÚS, distinguiéndose por
los bajos umbrales de reactivación (pág. 129). El concepto de tipo es el concepto fundamental más importante de
toda la biología. La naturaleza... no trabaja con finos contrastes ni con
definiciones precisas que se derivan de nuestro pensamiento y de nues-
A partir de estas citas se hace claro que la noción de rasgo está íntimamente tra necesidad de comprensión. En la naturaleza, los cambios fluidos son
relacionada con la noción de correlación. Estabilidad, consistencia, ocurrencia la norma, pero no resultaría cierto decir que, en este infinito mar de las
repetida de acciones —todos estos términos, traducidos a un lenguaje más rigu- formas empíricas fluidas, se sacaría nada claro ni objetivo; todo lo con-
roso y definible operativamente— se refieren a la ro vari añónate un número de ac- trario. En ciertos campos, surgen agrupaciones que encontramos una y
tos comportamentales. Tal covariación puede referirse a la correlación entre prue- otra vez; cuando las estudiamos objetivamente, nos damos cuenta de que
basTa la corréTación entre personas, o incluso a la correlación entre los distintos estamos tratando puntos focales de grupos de características que ocurren
momentos de mecfición en la misma persona. frecuentemente, concentraciones de rasgos correlacionados... Lo que es
El término(7//?0,)en la moderna teoría de la personalidad, se refiere a un con-_ esencial en biología, como en la medicina clínica, no es una correlación
j g p t o superior a rasso. Los rasgos con frecuencia se intercorrelacionan, y de simple, sino grupos de correlaciones; sólo éstas conducirán a las conexio-
estas intercorrelaciones surge un tipo. Así, se postulan conceptos tipo, como ex- nes más internas. Es una experiencia diaria en el campo de la tipología
traversión-introversión o neuroticismo-estabilidad, porque en cada caso hay un que puede deducirse bastante fácilmente de la teoría general de que tratan-
número de rasgos que al correlacionar, dan pie a un concepto de orden superior. do grupos de características se obtienen correlaciones superiores que con
A menudo se ha criticado el concepto áejipo porque se cree erróneamente características simples... Lo que llamamos, matemáticamente, puntos fo-
que supone grupos categóricamente distintos de personas,j)jma-distribución bi- cales de correlaciones estadísticas lo llamamos en una prosa más des-
modal ojuultimodal de puntuaciones en_un continuo. Esta era, de hecho, la pos- criptiva tipos constitucionales... Un tipo verdadero se puede reconocer
tura que sostenían los antiguos griegos, y también Immanuel Kant, como ahora por el hecho de que conduce siempre hacia más conexiones de impor-
veremos, pero no es una idea que abrace ningún teórico del tipo desde la prime- tancia biológica. Donde hay muchas correlaciones y siempre nuevas^on
ra guerra mundial. Así, Jung (1923), uno de los psicólogos del tipo mejor cono- los factores biológicos fundamentales... estamos tratando con puntos fo-
cidos, afirma lo siguiente: cales de la mayor importancia (pág. 12).

Un frasgp puede definirse como unjon££amsma~. El tipo nunca de- Entonces, se defineAipo^como un grupo de rasgos correlacionados, de la mis-
nota_más que una islaíiya dominancia de un mecajnismo... Se despreñ- ma^ forma qiie *fe fáfine como un grupo H* artnc rñmpnrtampntalfís n tenripnriaft
de que nunca puede habeir un tipo puro en el ^sentido de que un meca- a la acción mrrHa™r>r>ai1aci Según esta idea, la diferencia entre los conceptos de
nismo sea completamente dominante excluyendo otro (pág. 23). rasgo y tipo no se basa en la continuidad o pérdida de continuidad de la variable

L
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supuesta ni en su forma de distribución, sino en la mayor inclusividad del con-


cepto tipo. Como ejemplo, consideramos los tres conceptos o dimensiones supe-
riores del tipo que consideraremos en este libro, y que parecerá surgir de muchas
si no de todas las investigaciones principales llevadas a cabo en este campo.
Estos tres conceptos, tipos o dimensiones han sido denominados de forma
diversa, como con posterioridad veremos, pero nos referiremos a ellos en este li- Ansioso
Sentimientos
bro con los nombres de psicoticismo frente a control de los impulsos, extraver- [ioprimido de culpa Poca autoestima Tenso

sión frente a introversión y neuroticismo frente a estabilidad. Las figuras 1.1, 1.2 \\ \
, /
Irracional iTími-
I do Triste Emotivo

Figura 1.3.—Rasgos que constituyen el concepto tipo de neuroticismo.

ninguno de los tipólogos modernos aceptarían la discontinuidad o la distribu-


ción multimodal del concepto subyacente. En lo que sigue, emplearemos el tér-
mino tipo correspondiéndose con lo que en análisis factorial se denominarían fac-
tores de segundo orden, o superfactores, restringiendo el término rasgo a lo que
en análisis factorial se denominarían factores primarios. Estos términos técnicos
Antisocial No empático Creativo Inconmovible se definirán más concisamente en la sección siguiente.
Antes de volver con un breve examen del análisis factorial, destaquemos aquí
Figura 1.1.—Rasgos que constituyen el concepto tipo de psicoticismo. una confusión popular y crítica respecto al estudio científico de la personalidad, de
tipos y rasgos, aptitudes y demás. Estos conceptos se comparan con entidades físi-
cas como calor, magnetismo o gravitación, y se sugiere que las entidades psicoló-
gicas son más efímeras, vagas e insustanciales que los conceptos en física. Esto no
es así; como ya se dijo, los conceptos en ciencia son siempre creados por el hom-
bre y, por ello, insustanciales y efímeros. Algunas de las dificultades que la gente
experimenta al hablar sobre la personalidad o la inteligencia se derivan del hecho
de que estos conceptos tienen tres significados correlacionados, pero algo diferen-
tes. Aclaremos la situación contemplando el caso de la inteligencia (figura 1.4).
Sociable Vital Activo Dogmático ]\ |I En busca
de sensaciones
/ \
/ / \
Despreo- Inteligencia A Inteligencia B
Dominante Surgente Aventurero
cupado
g
gP {
Figura 1.2.—Rasgos que constituyen el concepto tipo de extraversión.

y 1.3 muestran cómo estos conceptos tipo se basan en correlaciones observadas


entre rasgos; estos rasgos en sus relaciones definen el concepto tipo. P, Ey Nson
todos continuos y más o menos se distribuyen normalmente; no hay posibilidad Inteligencia C
de distribuciones bimodales o trimodales, o de clasificaciones mutuamente ex-
clusivas. Sí es cierto que esta interpretación del término tipo se debe a Kant, pero Figura 1.4.—Correlaciones entre inteligencia A, inteligencia B e inteligencia C
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Como es costumbre, podemos distinguir la inteligencia A, la inteligencia B y la Las termodinámicas tratan conceptos inimaginables de naturaleza puramente cuan-
inteligencia C. La inteligencia A es el sustrato biológico, determinado principal- titativa: la temperatura medida con un termómetro; la presión, medida como
mente de forma genética, que predispone a un individuo dado a que tenga más fuerza por unidad de área, y el volumen medido por la magnitud del continente.
o menos éxito al solucionar problemas, en el aprendizaje y en otras tareas cog- Nada se dice en las leyes de la termodinámica sobre la naturaleza del calor. Ber-
nitivas. La inteligencia B es la manifestación social de la inteligencia, modificada noulli, en su famoso tratado sobre hidráulica, afirma que todos los «fluidos elás-
por los factores culturales y educativos, el nivel socioeconómico y cosas así; ésta ticos», como el aire, constan de pequeñas partículas que están en constante mo-
es la clase de inteligencia a la que se refiere el hombre de la calle cuando emplea vimiento irregular y que constantemente chocan unas con otras y con las pare-
el término. La inteligencia C es la inteligencia medida por las actuales pruebas des del continente. Esta fue la piedra angular de la teoría cinética del calor, in-
de CI; correlaciona con la inteligencia A y con la inteligencia B, pero evidente- tegrando una serie de sucesos, bastante visualizables, que le reportan a mucha gen-
mente no de forma perfecta con ninguna de las dos. En verdad, las diferentes me- te la sensación de una comprensión superior y de una explicación mejor y más
didas de la inteligencia C pueden mostrar distintas correlaciones. Así, gc, o inte- completa que la que ofrecen las leyes de la termodinámica. Sin embargo, incluso
ligencia cristalizada, como Cattell (1982) la ha llamado, correlaciona más alto hoy, muchos fenómenos que encuentran fácilmente soluciones termodinámicas
con la inteligencia B que gf, o inteligencia fluida, que tiene un componente ge- no se conforman con las interpretaciones cinéticas (H. J. Eysenck, 1970b). Pare-
nético más fuerte, y por eso correlaciona poderosamente con la inteligencia A. Fi- ce una diferencia física similar a la que existe entre variables intervinientes y
nalmente, gp, o la medición psicofisiológica de la inteligencia mediante potencia- constructos hipotéticos en psicología (Mac Corquodale y Meehl, 1948).
les evocados (H. J. Eysenck, 1982c), parece ser una medida incluso mejor de la Los rasgos son factores disposicionales que determinan regular y persistente-
inteligencia A, que se localiza más cerca de ella que de gf y gc. Es obvio que las mente nuestra conducta en tipos muy diferentes de situaciones. A menudo se
discusiones sobre la inteligencia sin especificar de qué tipo de inteligencia esta- establece la diferencia entre rasgos y estados de ánimo, que pueden definirse
mos hablando serán desconcertantes y no muy fructíferas. Igualmente, podemos como sucesos singulares. Una persona generalmente sociable puede comportarse en
afirmar una personalidad A, referida a un componente biológico subyacente y ge- una ocasión concreta de una forma insociable; una persona generalmente temera-
nético de la personalidad; una personalidad B, según se expresa en la vida diaria ria puede en una ocasión mostrar ansiedad. Allport y Odbert (1936) dieron a la psi-
y se experimenta por los otros; y una personalidad C, que sería el cuestionario u cología teórica esta diferenciación por primera vez. Definieron los rasgos como
otras medidas de personalidad adoptadas en una investigación concreta. «esquemas generales de tendencias determinantes que confieren a la personali-
Se podría afirmar que la existencia misma de estos tres tipos diferentes de in- dad la consistencia que muestra. La consistencia y los estados permanentes de
teligencia o personalidad indica la inferioridad de los conceptos psicológicos fren- ánimo son indicativos de la adaptación de un individuo a su ambiente» (pá-
te a los físicos, pero no es así. Consideremos el calor. Aquí, también, tenemos un gina 26). Los estados se definen como «actividad presente, situaciones tempora-
calor A, que es básicamente la velocidad de movimiento de átomos o moléculas les de la mente y el ánimo» (pág. 26). Un ejemplo obvio de la diferenciación es-
constitutivas de la sustancia en cuestión. Tenemos el calor B, que es el calor ex- tado-rasgo se puede hallar en el trabajo de Spielberger (1971, 1980) sobre las me-
perimentado por la gente expuesta a unas condiciones dadas. Se determina par- diciones del rasgo y estado, de ansiedad y enojo, y en muchas listas de estados
cialmente por la temperatura real, pero también mediante factores como la hu- de ánimo disponibles en el presente.
medad, el factor frío (velocidad del viento), la ingestión de alcohol o comida, el La diferenciación es obvia, con frecuencia hecha por el hombre de la calle,
grosor de los depósitos de grasa, el ejercicio, la emoción, la fiebre, etc. Un expe- quien distingue entre el comportamiento habitual y el atípico. Inicialmente la
rimento bien conocido consiste en pedir a un sujeto que sumerja su mano dere- hizo Marco Tulio Cicerón, hace dos mil años, en su Tusculanarum Disputatio-
cha en un recipiente con agua caliente, y su mano izquierda, en un recipiente con num, escrita en el año 45 a. de C, tras haber terminado De Finibus y antes de
agua fría; luego se le ordena que introduzca ambas manos en un recipiente entre comenzar De Natura Deorum. En esta obra, Cicerón simplemente está dando a
los otros dos, lleno de agua ligeramente templada; ésta le parece fría a la mano conocer el actual estado del razonamiento filosófico y psicológico entre los filó-
derecha, y caliente, a la mano izquierda, ¡demostrando definitivamente que el ca- sofos griegos y romanos; no está presentando nociones originales. Señala que al-
lor B no es idéntico al calor A! El calor C es la medición del calor mediante dis- gunos hombres son más propensos a algunos males que otros, «y así decimos que
tintos tipos de termómetros, y, como veremos posteriormente, éstos no siempre ciertas personas están sujetas a coger un resfriado, y ciertas otras, a ataques de
ofrecen las mismas lecturas, pero muestran diferencias consistentes según el tipo cólico no porque los sufran en el momento, sino porque frecuentemente ocurre
de termómetro empleado (Baker, Ryder y Baker, 1975). así» (1971, pág. 335). Prosigue ahora contando explícitamente la teoría estado-
No sería cierto decir que hay una teoría coincidente sobre el calor en física, rasgo, empleando un rasgo (angor) y un estado de ansiedad (anxietas) como
pero tampoco que hay una teoría coincidente sobre personalidad (o inteligencia) ejemplo, y también la irascibilidad frente al enfado:
en psicología. En física encontramos teorías termodinámicas y cinéticas del calor.
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De la misma manera que algunos hombres son propensos al temor, ánimo, mayores y más rápidos a como pasa con los introvertidos. Como poste-
otros lo son a otra alteración, en consecuencia de lo cual, en algunos ca- riormente veremos, esta hipótesis se ha confirmado de hecho (véase más adelan-
sos hablamos de un temperamento ansioso, y de ahí la gente ansiosa; en te nuestro estudio sobre la felicidad). En esta concepción es también importante
otros casos, de irascibilidad, que es diferente del enfado. Una cosa es ser la noción de integración, como se mostró en el trabajo de Hartshorne y May, y
irascible y otra estar enfadado, de la misma manera que el temperamen- que se discutirá más tarde. Volveremos con un examen más detallado de algu-
to ansioso es distinto del sentimiento de ansiedad. No todos los hom- nos de los temas que aquí han surgido en ulteriores capítulos.
bres que están en algún momento ansiosos tienen un temperamento an-
sioso, ni aquellos que tienen un temperamento ansioso siempre sienten
ansiedad, al igual, por ejemplo, que existe una diferencia entre la intoxi- 1.3. Teorías tipo-rasgo y análisis factorial
cación y la borrachera habitual, y una cosa es ser galante y otra estar ena-
morado (pág. 356). El análisis factorial es el mejor método para estudiar la asociación de las va-
Habiendo expuesto los fundamentos de tales tentativas, y como Spielberger riables de la prueba individual con los rasgos, y la asociación de los rasgos con
da cuerpo a los conceptos de rasgo y estado en forma de cuestionario, Cicerón los tipos. Esta es una técnica para estudiar tablas de intercorrelaciones, aprecian-
llega a generalizar: do las regularidades (por ejemplo, conjuntos de correlaciones bajas o altas) y re-
ducir la complejidad total de, algunas veces, las miles de intercorrelaciones a la
A los hombres se les llama envidiosos, y malévolos, y celosos, y te- relativa simplicidad de unos pocos factores cuya interacción puede resultar vá-
merosos y compasivos a causa de su propensión a tales alteraciones, no lida para todas las correlaciones observadas. Es un hecho empírico que cuando
porque siempre se comporten de esa forma. Luego esta propensión de el estudio se basa sobre una teoría razonable, es con frecuencia posible llevar a
cada individuo a su alteración peculiar sería análoga a la del cuerpo, lla- cabo tal análisis con éxito y que surjan unos pocos factores significativos que re-
mada enfermedad, que es entendida como propensión a la enfermedad (pá- cojan la mayor parte de la varianza. El análisis factorial es un buen criado, pero
gina 356). un mal amo; a menudo se ha malutilizado en el pasado, y muchas de las críticas
Estados y rasgos no están obviamente relacionados; Alien y Potkay (1981) que se le han dirigido provienen de este mal uso. Consideraremos algunas de es-
consideraron de hecho la diferencia entre ellos arbitraria, y, en la medida que la tas críticas, pero primero describamos brevemente la naturaleza o fundamento
diferencia no es absoluta, tienen ciertamente razón. El estado y rasgo de ansie- lógico del análisis factorial (H. J. Eysenck, 1953).
dad, por ejemplo, muestran un buen alto grado de correlación (Magnusson, 1979); Consideremos la tabla 1.1, donde aparecen 12 preguntas. Las primeras seis
y, como Howarth (1980a) ha mostrado, algunas de sus escalas de estado son idén- preguntas pertenecen al rasgo hipotético de neuroticismo, emotividad o inestabi-
ticas a algunas de sus escalas de rasgo. Todo esto se desprende directamente de lidad, y el segundo grupo, de seis preguntas, al rasgo hipotético de extraversión,
la definición de estados y rasgos; si un rasgo de ansiedad se define como una dis- opuesto a la introversión. La tabla 1.2 muestra la intercorrelación entre estos 12
posición por parte del individuo a mostrar ansiedad fácilmente en muchas situa- rasgos. Una simple ojeada mostrará que las seis preguntas de neuroticismo se in-
ciones, un inventario de rasgo aplicado en una situación concreta es más proba- tercorrelacionan positivamente y bastante alto, como las de extraversión, pero
ble que muestre ansiedad en estas situaciones en este individuo que en otro que las preguntas de neuroticismo no correlacionan con las de extraversión (H. J. Ey-
tenga un rasgo de ansiedad bajo. Sin embargo, la diferenciación es útil e impor- senck, 1970c). Ahora podemos construir, a partir de los esquemas observados de
tante, y las medidas de e%tado pueden con frecuencia servir de ayuda para aclarar intercorrelaciones, dos factores, E y N, y calcular el grado en que cualquier pre-
comportamientos específicos en situaciones específicas. Por eso, de dos personas gunta dada correlaciona con estos dos factores. Los métodos estadísticos de lle-
que tengan puntuaciones iguales en el rasgo de ansiedad, una (inteligente y que var a cabo estos cálculos no son pertinentes aquí; destaquemos que están basa-
haya trabajado duro) puede mostrar un estado de ansiedad menor que otra (que dos en principios estadísticos sólidos y no presentan grandes dificultades. Estas
sea torpe y que no haya trabajado duro). La interacción entre situaciones y ras- correlaciones entre ítems y factores se llaman «pesos factoriales» y se dan £n la
gos hace necesario añadir los estados a nuestro armamento conceptual. tabla 1.2.
Resulta de interés particular desde algunos puntos de vista el grado de varia- Nótese primero que la tabla de las 2 x 66 correlaciones se puede representar
bilidad de los estados de ánimo mostrados por una persona dada, que puede con- mediante dos columnas de 12 pesos cada una; hay una obvia ventaja descriptiva
siderarse como un rasgo. Wilhem Wundt, como veremos, elaboró un sistema bi- al adoptar el método más corto y simple de los pesos factoriales. Nótese, en se-
dimensional de la descripción de la personalidad, en el que denominó a lo que gundo lugar, que los pesos factoriales introducen un considerable orden en la ta-
ahora llamaríamos extraversión-introversión, «variabilidad-invariabilidad», su- bla de intercorrelaciones; resulta mucho más obvio ver lo que está pasando en
giriendo que es probable que los extravertidos muestren cambios en el estado de una tabla de pesos factoriales que en una tabla de intercorrelaciones. (La tabla

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