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Ficha teórica

LA FICCIÓN DEL TESTIMONIO

Ana María Amar Sánchez (texto adaptado)

Los relatos de no-ficción no son simplemente transcripciones de hechos más o menos


significativos; por el contrario, plantean una cantidad de problemas teóricos debido a la
relación que establecen entre lo real y la ficción, lo testimonial y cómo se narra. Si bien está
claro que estos relatos tienen como condición básica el uso de un material que debe ser
respetado (grabaciones de testimonios, documentos que no pueden ser modificados), el
modo de reelaborar ese material y su narración producen transformaciones en él: los textos
muestran su lógica interna, no son una repetición de lo real sino que constituyen una nueva
realidad regida por leyes propias.
El texto de no ficción se juega así en un cruce o plantea una encrucijada de imposibilidades:
no puede mostrarse como una ficción porque los hechos ocurrieron y el lector lo sabe y, por
otra parte, no puede mostrarse como un espejo fiel de esos hechos. El relato de no ficción se
distancia tanto del realismo como de la pretendida “objetividad” periodística; produciendo
simultáneamente la destrucción de la ilusión ficcional.
Según Sanchez en el modo en que el relato de no ficción resuelve esta lucha entre lo
“ficcional” y lo “real” está lo específico de estos textos: el cruce no da como resultado una
mezcla sino que surge una forma nueva cuya especificidad se halla en la constitución de un
espacio de choque y destrucción de los distintos géneros.
El género exige una lectura que ponga el acento simultáneamente en su condición de relato
y de testimonio periodístico. Es decir, no es posible leer los textos como novelas “puras”,
quitandoles el valor documental; pero tampoco puede olvidarse un trabajo de escritura que
impide considerarlos como meros documentos que confirman lo real. El juego entre ambos
campos producen lo específico del discurso no ficcional.
HACIA UNA FORMA ESPECÍFICA
El relato de no- ficción aunque pareciera conformar un espacio inestable, tiene rasgos
propios que lo definen y evitan confundirlo con la novela o el reportaje.
Uno de los rasgos comunes que poseen los relatos de no ficción y que es índice de su
especificidad es que se narrativizan o ficcionalizan las figuras provenientes de lo real que
pasan a ser personajes y narradores. Se los lleva a primer plano, se los “enfoca de cerca”,

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individualizando y volviendo sujetos a aquellos que en un informe periodístico quedarían en
el anonimato. Las categorías narrativas de personaje y narrador están aquí profundamente
contaminadas de elementos referenciales (de la realidad) que se “literaturizan” en el texto.
Entonces, en ellos, puede verse esta oscilación propia del género no ficción, pues los
personajes y el narrador pertenecen tanto al campo de lo real, como al narrativo.
ENTRE LO REAL Y LO FICTICIO
Si la simultaneidad es entonces el rasgo específico de la no-ficción y se condensa sobre todo
en la construcción de los sujetos, el género se distancia en esto del periodismo, cuya
supuesta imparcialidad se traduce en la desaparición de la figura de sujeto y en una
perspectiva niveladora y uniforme de los protagonistas que suelen reducirse a nombres.
En los relatos de no ficción se mantiene el compromiso con lo testimonial, pero los hechos
pasan a través de los sujetos: ellos son clave en el modo de narrar lo sucedido.
A diferencia del periodismo y la historia, que suelen hacer generalizaciones distanciadoras,
la no ficción trabaja enfocando de muy cerca fragmentos, personajes, narradores, momentos
clave, provocando la “ficcionalización” que establece un puente entre lo real y lo textual.
En la no- ficción significar, construir sentido, contar se hace desde adentro: el narrador
mezclado, viviendo con los protagonistas. El “cronista /narrador” se ficcionaliza y
ficcionaliza a los personajes y todo lo narrado pasa por él, por su perspectiva. De este modo,
el texto funciona como una instancia transformadora que actúa entre los sucesos y el lector:
lejos de ser un informe escueto, objetivo, lo lleva al centro de lo ocurrido.
Este predominio de los sujetos adquiere diferentes grados y establece diferentes relaciones:
puede haber un narrador-periodista que se desvanece y solo queda la voz del entrevistado o
el sujeto puede ocultarse en los textos periodísticos que cita .
Por otra parte, este proceso de subjetivización que se ejerce sobre el narrador y el personaje
incide en el enfoque de los sucesos que se vuelve más cercano y “personal”.

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