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Prometeo

FUEGO PARA EL AUTOCONOCIMIENTO

NOVIEMBRE 2022

REVISTA MEXICANA DE PSICOLOGÍA HUMANISTA Y DESARROLLO HUMANO


E D I C I Ó N E S P E C I A L

Luis Mariano Acévez


Tu revista digital

1
Prometeo
FUEGO PARA EL PROPIO CONOCIMIENTO

NUMERO ESPECIAL: LUIS MARIANO ACÉVEZ

Fundador / Juan Lafarga

“Necesitar pocas cosas.

Y esas cosas,

necesitarlas poco”.

2
Agradecimientos

A Dios:
Por la vida y dones de Luis Mariano, quien hiló y deshiló, con fortaleza,
voluntad, dolor, soledad, humildad, creatividad, desapego y esperanza,
cada momento de su vida para finalmente, llegar a “La Cima”. Desde
donde gozó con gran bienestar su abundante cosecha.
Desde ahí, con conciencia, aceptación y serenidad, sin forma ni figura,
partió-quedándose-en Luz, Paz y Amor.

Por el milagro de nuestro encuentro e historia plena en Amor y Libertad.

A Luis Mariano:
Por su legado, manantial vivo de ideas, conceptos, experiencias personales
y testimonio congruente, que serán siempre, nutriente alimento para el
crecimiento y la conciencia.

Por las infinitas bendiciones vividas juntos.

A Martha Bolaños, Loreto García Muriel, Eduardo Garza Cuéllar, José


Gómez del Campo, Ana María González Garza y Javier Oseguera:
Por acompañarme con empatía y generosidad. Ser motor paciente e
incondicional para llevar a cabo esta revista digital.

A ti, que lees a Luis Mariano con corazón abierto y permites mirarte en
“Su Espejo”, donde nos encontramos y reflejamos todos.

Lourdes González

3
4
Índice Especial / Luis Mariano Acévez

Prólogo Antorchas: Ana María González Garza 7


Amor y agresión: los peligros del amor 8
Luz y sombra de la Revolución Sexual 9
Enigma y obviedad 10
La muerte 11
Crisis: peligro y oportunidad 12
Creatividad 13
Discapacidad 14
Las adicciones 15
La salud mental: un derecho de todos 16
La callada respuesta del arte 17
Otro regreso de Quetzalcóatl 18
Participación 19
La pareja 20
Las estaciones de la vida 21
La Edad Alta 22

Prólogo Artículos: Loreto García Muriel 23


Luz y sombra de la Revolución Sexual 25
Para una revisión de la idea de la muerte
a partir de Borges 27
Rodríguez Mauro. La nueva tanasia: libertad y dignidad 29
Libertad y crecimiento por el arte 31
Las meninas otra vez: un ejercicio de contemplación 35
La lentitud, privilegio de la Edad Alta 36
Fin de siglo mexicano: letanía de dolores y esperanzas 40
El portentoso espejo de “Las Meninas” 43
La madurez del varón: un puente oscuro 47
Para una estética de la violencia 51
Alto en la cumbre: trascender por los sentidos 53
Juan Lafarga: sfumato vivo 58
La herida que aun sangra. Dos cartas a mi madre 60
La penumbra del amor. Tres rostros del amor humano 64
El testamento 68

5
Soledad en pareja. Luz y sombra de los sentimientos 71
Tanto naufragio para tan poco mar 75
El nacimiento 76
Eso que duerme dentro 77
La verdadera Bolsa de Valores 81
El arte de mirar 82

Prólogo Testimonios: Eduardo Garza Cuéllar 83


Mariana Acévez 84
José Enrique Acévez 85
Leticia Ascencio de García 86
Jorge Ballina Garza 88
Olga Cano 89
José Luis Creixell 90
Luis Rey Delgado García 91
María García García 92
Loreto García Muriel 95
Eduardo Garza Cuéllar 96
Lourdes González 98
Beatriz Graf 99
Liliana Pulido Comas 100
Fernando Rovalo 101
Claudia Ruiz Rodríguez 103

Cronológico 104

6
Prólogo Antorchas

Eterna Presencia

l fuego de la antorcha de Prometeo simboliza la


luz del conocimiento que abre nuevos horizontes
al proceso evolutivo de la conciencia de ser, de estar, de actuar
“Los años corren, en el mundo entrelazando saberes, pensamientos, emociones,
sentimientos, motivaciones y experiencias. Cobrar consciencia
simulan que se detienen y del ser que somos en esencia conduce a darnos cuenta de que
toda acción humana ejerce una influencia –positiva o negativa–
vuelven a correr, en el universo externo que habitamos.

pero siempre hay alguien El fuego y la luz de la antorcha nace en la profundidad del universo
que se encuentra al interior de nuestra piel expresándose a través
que en medio de la oscura del lenguaje metafórico que, al ir más allá del pensamiento y
la palabra, conduce a descubrir el misterio de la vida en todas
perspectiva alza una sus expresiones y manifestaciones, asombrarnos ante el milagro
del encuentro.
antorcha que nos obliga
En este espacio, la sensibilidad y la imaginación creadora de
a ver el lado íntimo Luis Mariano, tomando la antorcha de la luz de la conciencia
en sus manos, introduce el tema que aborda Prometeo en cada
de las horas.” uno de sus números. Con la sencillez e inspiración que brota
de la complejidad de la belleza, entreteje alegorías, ideales y
sentires que dibuja con el pincel y la pluma, delineando sobre
el lienzo, una visión creativa del arte de vivir en el que cada
Mario Benedetti persona firma su propio cuadro.

Ana María González Garza

7
Prometeo No. 1 Amor y agresion:
los peligros del amor

ateria prima de las exitosas revistas telenoveleras que


se editan por millones cada semana en nuestro país,
el amor humano no suele encontrar espacios gene-
rosos en publicaciones universitarias o profesionales. Una es-
pecie de rubor intelectual parece impedirlo, pues, sin duda,
se trata de un tema difícil, que convoca a la confusión y al
equívoco.

En este campo, la abstención de “los que saben” es responsable


de que “los que no saben” sepan cada vez más pero de diferente
manera. Y así las culturas del amor se multiplican, se complican
y se oscurecen mutuamente: por un lado los académicos (no
siempre sabios) y, por otro, la gente (no siempre ignorante).
Una cosa tenemos en común todos: nos empeñamos en fincar
nuestras vidas sobre la propia experiencia amorosa, como si
fuera verdad. El resultado es un grueso manojo de preguntas.
Para la psicología, la educación y el desarrollo humano, el amor
es piedra de toque. Mucho más tendría que investigarse y escri-
birse sobre él, desde las perspectivas de estas disciplinas, para
acercarnos al misterio tantas veces delineado por Sor Juana:

“Este amoroso tormento que en mi corazón se ve,


sé que lo siento y no sé la causa por qué lo siento.
Nunca hallo gusto cumplido
Porque, entre alivio y dolor,
Hallo culpa en el amor
Y disculpa en el olvido.
Si acaso me contradigo en este confuso error
aquél que tuviere amor entenderá lo que digo.”

LMA

8
Prometeo No. 3 Luz y sombra
de la Revolucion Sexual

pesar de la revolución feminista, o tal vez en parte


por su causa, estamos atrapados en un profundo
paradigma de los sexos. Al mito de la desigualdad
siguió el de la igualdad de hombres y mujeres. Y cuando estas
vienen ya de su justo y estruendoso manifiesto contra la discri-
minación y explotación a la que se han visto ancestralmente
sometidas, los hombres apenas balbucean una revisión de con-
ceptos, sentimientos y actitudes ante su propia sexualidad.

El desfase es, frecuentemente, signo del desencuentro.


Conviven en este momento en México una multitud de
variantes entre todos los extremos imaginables: mujeres
ignoradas, sometidas como esclavos, y mujeres triunfado-
ras, reconocidas y libres; machos fosilizados en su propio
monumento y hombres sensibles y preocupados por su con-
dición.

Esto relativiza cualquier información y hace difícil y fascinante el


estudio de los géneros, de las razones que subyacen en la diná-
mica de sus relaciones y del profundo sentido de su existencia.

En este número, Prometeo dedica su sección “A Fondo” a este


tema, para colaborar en la exploración de la polaridad hombre-
mujer, que es la base de un formidable arco de energía libera-
dora de la persona.

LMA

9
Prometeo No. 4
Enigma y obviedad

n un país como nunca preñado de cambio, lleno


de respuestas sin preguntas y también de pregun-
tas que no consiguen una respuesta definitiva, el
trabajo de la Educación y de la Psicología Humanista, la bús-
queda del Desarrollo Humano, adquieren perfiles de priori-
dad.

El diálogo y la exploración mutua van siendo, cada


día más, una manera de ser de México: ya pasó el
tiempo de un sistema político y social en el que la
palabra fue privilegio de algunos y el silencio refu-
gio de la mayoría.

El quehacer de la psicología humanista y del desa-


rrollo humano, más allá del foro académico e inte-
lectual y del ejercicio profesional reservado a pequeños grupos,
tendrá que abrirse paso y encarnar como una de las vías de ver-
dadera convivencia democrática. No para endurecer posturas
y modos de entender y explicar la realidad, sino para abrirnos
a la visión y a la sensibilidad del otro; del que –por ser distin-
to– merece atención, respeto y participación abierta.

En esta hora decisiva para México, Prometeo quiere contribuir a


fortalecer el encuentro en la pluralidad.

LMA

10
Prometeo No. 6

La muerte

unca suficientemente explorado, ni suficientemente pensado, el tema


de la muerte es siempre fascinante. Los artistas y los místicos se han en-
cargado de manejarlo con una pasmosa libertad y con una cercanía que
a menudo les ha faltado a los médicos, a los educadores, a los psicólogos y a los
promotores del desarrollo humano.

Muchos han reencontrado en antiguas tradiciones religiosas las bases para una res-
puesta transpersonal. Otros buscan un manejo menos represivo del fenómeno de
la muerte en la educación formal. Algunos, que viven a diario y muy de cerca la
angustia y el dolor de los moribundos, arriesgan propuestas.

Hay aspectos, como el proceso de morir para enfermos terminales, en los que se ha
avanzado reuniendo testimonios y organizando formas más humanas de ayuda y de
compañía. Hay otros, como el suicidio y la eutanasia, que levantan polémicas y re-
clamos frente a poderosas tradiciones culturales y jurisprudencias inamovibles que,
a muchos, parecen obsoletas. ¿Un callejón sin salida? Es obvio, el problema ético,
moral y filosófico sigue en pie, porque el misterio de la muerte es insondable.

Con este número, Prometeo quiere contribuir al diálogo abierto sobre el significado
de la muerte presentando, tanto rasgos del riguroso pensamiento filosófico, como
algunas imágenes poéticas. consideraciones teóricas, testimonios vivos y material
que sitúa el fenómeno en la frontera de la ética y los valores.

Frente al siglo XXI se hace necesario repensar en la muerte. En la propia, en la de


los seres amados, en la muerte de cientos de miles de mujeres y hombres que la
experimentan en la fría maquinaria de los hospitales, en el calor del hogar. en la
injusta soledad del hambre, en la oscura violencia desatada en las ciudades y en los
campos de batalla.

Aunque el reto es enorme, porque nadie está a salvo de morir, podemos aspirar a
hacerlo como humanos y a asistir a otros para que también mueran con dignidad.

LMA

11
Prometeo No. 7 Crisis:
peligro y oportunidad

as crisis nos despojan violentamente del sentido de


identidad, nos arrebatan la esperanza, nos sumergen
en la impotencia. Por eso y más son un peligro, fuen-
te de dolor y sufrimiento.

Las crisis nos permiten descubrir nuevas capacidades y nuevas


luces, revisar valores, aceptar límites, reconocernos mortales.
Por eso y más son también una valiosa oportunidad.

Para los educadores, los psicólogos y todos los que trabajan en


la promoción del desarrollo humano es indispensable tener en
cuenta ese doble filo de la crisis: peligro y oportunidad. El difícil
equilibrio implica caminar a través de ellas con esa conciencia
para poder acompañar a los demás creativa y eficazmente.

Gracias a la valiosa participación del Centro de Intervención en


Crisis, A.C., Prometeo explora los ásperos ángulos de esas situa-
ciones y el proceso por el que hemos de pasar para salir reno-
vados. Un proceso que requiere del difícil arte
de acompañar y de saber escuchar, tanto como
del conocimiento de la dolorosa experiencia
humana.

Las crisis –delgado filo que a veces separa la


vida de la muerte– llevan en sí mismas un enor-
me potencial de liberación y de crecimiento. En
tiempos difíciles es bueno recordarlo.

LMA

12
Prometeo No. 9
Creatividad

risionero de su propio destino Prometeo sufre en sus


entrañas, tal vez, por no haber encontrado una solu-
ción más creativa: el robo del fuego divino fue algo
demasiado obvio. Como demasiado obvio resulta su castigo y
todo el material de los mitos y obvia es la vida misma y el nivel
francamente ordinario de la humanidad. Nuestra creatividad no
puede aspirar a ser un acto espectacular como aquél –segura-
mente impresionante– con el que empezó todo cuando Dios
Creador separó a la luz de las tinieblas.

La creatividad humana se da en el silencio del


amor y de los quehaceres diarios. Es la manera
por la que nos reconocemos vivos y aprendemos
unos de otros y todos de la vida, nuevas maneras
de vernos, de entendernos y de explicarnos. Tal
vez no tanto para encontrar nuevas respuestas a
viejas conocidas preguntas. Tal vez solamente para
descubrir formas diferentes de hacernos las mis-
mas preguntas. Tal vez solamente para aprender
a jugar.

Prisionero de su propio destino, Prometeo, al ro-


barse el fuego divino para entregarlo a los hombres, nos obliga
a ser creativos en el juego. No podemos vivir con la aburrida
sencillez de los dioses: nosotros somos mortales.

LMA

13
Prometeo No. 10
Discapacidad

os últimos dos años han sido especialmente difíciles


para México. En una vorágine que parecía desterra-
da se sumaron violencias e injusticias en situaciones
económicas, políticas y sociales que ofenden a la mayoría y a
todos indignan. Se extraviaron rumbos y se desvanecieron espe-
ranzas, tal vez crecidas ilusoriamente en la desmemoria y en la
ausencia de una verdadera solidaridad.

El llamado que hicieron los jesuitas el 14 de diciembre pasado


(1996) para “participar y fortalecer el debate ético que tiene
primacía sobre los debates económicos y políticos” tiene una
importancia enorme, porque señala el centro real de la crisis en
que vive la sociedad mexicana.

Una discapacidad moral, mucho más grave que


cualquier discapacidad física o mental, parece
bloquear muchas conciencias que ven en el dine-
ro, en el mercado y en la acumulación de bienes
los valores principales.

En este número Prometeo se asoma al universo


de los discapacitados, que con frecuencia consti-
tuye una rica y aguda lección. Una confrontación
clara con aquellos valores que se oponen a los
auténticos Derechos Humanos, para que rescate-
mos la esperanza, el mayor de todos.

LMA

14
Prometeo No. 11

Las adicciones

e la ilusión del paraíso al infierno de una depen-


dencia suicida, a la esperanza de un renacimiento,
el camino es largo y difícil. Por una parte el mundo
–impotente, confundido, frecuentemente hipócrita– se debate
ante el imperio del narcotráfico: esa es la dimensión transnacio-
nal que parece rebasar cualquier acción por la salud y cualquier
consideración académica. Ante ella nuestro esfuerzo siempre
parece pequeño.

Por otra parte miles de personas experimentan todos los días el


sufrimiento innecesario de una dependencia aniquilante: esa es
la dimensión cotidiana y concreta, la pérdida de la libertad con
rostro y con nombre. Ante ella tenemos mucho que hacer y
nuestro trabajo adquiere trascendencia.

En este número la Antorcha de Prometeo busca arrojar la luz al


significado que las adicciones tienen para el desarrollo humano
y ayudar a incendiar las ataduras que lo impiden.

Porque no hay lucha más legítima que aquella por la libertad


en la justicia y en el amor, es indispensable tocar esos dos ex-
tremos.

LMA

15
Prometeo No. 13 La salud mental:
un derecho de todos

n la constelación de los derechos humanos parecen


brillar con diferente intensidad unas u otras ausen-
cias, según nos ocupemos del alma o del cuerpo.
Nadie duda del derecho a la alimentación, del derecho a la li-
bertad, a la integridad física, a la vida. Menos urgentes parecen
a veces, por ejemplo, el derecho al goce estético, a la sexuali-
dad sana, al aire puro o al amor incondicional. De las imágenes
concretas y reales –cárceles, golpes y torturas– con que se viste
la violencia física, pasamos a otras aparentemente menos dra-
máticas y por eso más nebulosas.

Pero es un pobre país el que se queda pasmado en la ancestral


lucha por lo elemental: erradicar la violencia y la miseria.

Es tiempo de elevar la mirada y de velar fervientemente por el


derecho de todos a ser y estar en el mundo como lo que somos:
seres humanos, unidades indivisibles.

La justicia, la verdad, el amor, la belleza, la salud, la comida


y la bebida, la libre renuncia, la libertad y la diferencia, entre
otras, son caras de un prisma unitario, rico y complejo. El pris-
ma que resguarda y expresa la suprema dignidad de la persona
humana.

Con esta convicción Prometeo quiere lanzar lejos la mirada. Para


recordar que ser persona es algo más que una suma de dere-
chos y para recordar que la conciencia –que tam-
bién puede ser llamada salud mental– es el origen
del fuego que nos asemeja a los dioses, según nos
ocupemos del alma o del cuerpo.

LMA

16
Prometeo No. 14
La callada
respuesta del arte

odavía es necesario explicar por qué el arte es un ve-


hículo para el desarrollo humano. Todavía hay que
insistir en el papel liberador y democratizante de la
experiencia estética para sacudir el polvo de oro con que el lla-
mado mercado del arte ha ocultado una verdad harto peligrosa
para el poder y para quien solamente ven –con miopía suici-
da– sus propios intereses, como si el mundo y los demás fuesen
objetos de su propiedad.

Todavía tenemos que decir, una y otra vez, que el verdadero arte
no es algo de lo que podamos prescindir. Quienes así lo piensan
–personas, comunidades, sociedades– se niegan la dimensión
humana fundamental: la posibilidad de un conocimiento tras-
cendente.

Como un modo de acercarnos al otro, a las verdades del mundo


y a nosotros mismos, la experiencia del arte ha acompañado a
la humanidad desde su origen y estará presente siempre.

Porque nos muestra que podemos mirar los cuerpos con otros
ojos, escuchar el silencio con otros oídos, sentir con un corazón
engrandecido y pensar desde lo alto.

A pesar de todo, al final nadie es dueño de la música de Mozart


ni de las culturas de Moore ni de los toros de Lascaux. Están ahí
para todos quienes vivan la aventura de la vida con el coraje del
héroe y la inocencia del niño. Son espejo y afilada navaja para
penetrar el alma.

Llegará el día en que no sea necesario escribirlo.

LMA

17
Prometeo No. 19 Otro regreso
de Quetzalcoatl

na larga sequía de generosidad y de apertura ha


asolado nuestra tierra, que ostenta hace tiempo su
disfraz de fuego.

Desde la penumbra milenaria del mito entre gritos estruendosos,


“Que Xipe-Totec haga caer silencios incomprendidos y pensamientos anudados en la con-
tradicción, Quetzalcóatl regresa una vez más a los suyos. Llega
la lluvia para que la tierra con la lluvia de piedras preciosas que simbolizan la convivencia
civilizada. Nos recuerda con severidad que la civilización es via-
sedienta cambie su disfraz ble solamente si se construye sobre la base firme del encuentro
cotidiano en la paz y en el amor. Quetzalcóatl regresa a su tierra
de fuego, xicoanahualli, para fertilizar en ella, curando heridas y desgarraduras, la raíz
inalienable de la justicia.
por el de serpiente quetzal,
En las puertas del tercer milenio, florecerá un significado que
quetzalcoanahualli. había dormido en la sangre subterránea de las culturas pre-
hispánicas y que no ha dejado de estar presente en el corazón
Que descienda su agua de indígena de nuestro mestizaje.

En este número Prometeo intenta un acercamiento a ese signi-


piedras preciosas para que ficado: al mito antiguo tanto como a la presencia simbólica de
Quetzalcóatl en la visión contemporánea de los mexicanos.
la xiuhacóatl, la culebra de
LMA
fuego, la sequía, se torne
en Quetzalcóatl, la tierra
cubierta de vegetación”

(Canto nahua a Xipe-Totec)

18
Prometeo No. 47

Participacion

primera vista el término participar es casi sinónimo


de existir, de formar parte de la vida. Inevitable-
mente, todos participamos de la vida al respirar, al co-
mer y beber, al comunicarnos; al movernos cotidianamente por
ella. Pero en un sentido más profundo, participar es resultado
de una conciencia en acción, que busca comprender al mundo.
Corresponde, por ejemplo, al “despertar” del budismo. Corres-
ponde también a la transformación por la “buena nueva” del
cristianismo. Ese despertar o esa transformación llevan, necesa-
riamente, a un modo particular de participación.

En ese sentido, no participa quien se limita a satisfacer sus nece-


sidades y sus apetitos para “pasarla bien”.

Participa quien –consciente, despierta, alerta– se compromete


responsablemente y con entusiasmo, a continuar la creación
del mundo desparramando la vida, buscando la verdad, pro-
moviendo la justicia y la libertad.

Participa quien es capaz de contemplar para despertar y des-


pierta para amar al mundo y a los demás.

Con este número, Prometeo quiere dar a conocer testimonios y


ejemplos de esta forma de participar, tan insuficiente y tan ur-
gente en todo el mundo, y más dramáticamente en lugares que
–como México– sufren una insoportable desigualdad social.

LMA

19
Prometeo No. 60
La pareja

a pareja humana es un medio para conocerse a sí


mismo, una segunda oportunidad para consolidar
una identidad siempre vacilante. Es el espejo perma-
nente en un espejo insobornable y una de las fuentes más po-
derosas de las que brota gozo y placer, dolor y sufrimiento,
soledad y plenitud.

La pareja, ese dispositivo mínimo que los seres humanos em-


pleamos para construir nuestra vida, ha sido un tema siempre
presente en el campo del Desarrollo Humano.

Sin embargo, hoy tiene afilada vigencia que desafía paradig-


mas, convencionalismos y tradiciones como nunca antes. No
pocos estudiosos de la psicología y del desarrollo humano “así
como otros, políticos, intelectuales o ‘custodios’ de la moral y
de las buenas costumbres”, se han mostrado perplejos cuando
no francamente irritados por la forma y la velocidad con que el
mundo se mueve y cambia respecto a este tema.

¿Cuáles son los caminos actuales de la pareja humana? Para


ayudar a responder esta crucial pregunta, Prometeo publica en
este número una parte importante del material presentado en el
VIII Congreso Nacional de Desarrollo Humano organizado
sobre el tema de la pareja por ADEHUM en noviembre de
2010. Otros valiosos textos, que mucho agradecemos,
aportan visiones y opiniones que buscan abrir el pen-
samiento y el corazón, para encender un fuego que
alumbre nuevos modos de mirarnos y de mirar a la
pareja.

LMA

20
Prometeo No. 62

Las estaciones de la vida

acemos, crecemos, nos reproducimos (a veces) y


morimos. En la escuela nos enseñaron que eso es
lo propio de un ser vivo. Para nuestros ojos occi-
dentales, la vida parece ser una línea más o menos larga, donde
van sucediendo esas cosas, con mayor o menor gozo, con mayor
o menor dolor. Una línea formada por etapas que han recibido
distintos nombres y calificativos en distintas culturas y a lo lar-
go de la historia. No siempre existieron como conceptos, por
ejemplo, la niñez y la adolescencia. Conocemos la teoría que
propone que el desarrollo humano implica ir pasando por cada
una de esas etapas, quemándolas adecuadamente, superando
una para acceder a la siguiente en la mejores condiciones. Hay
esquemas y bibliogra- fía abundante que nos
ayuda a saber dónde andamos y qué es lo
que implica andar donde andamos.
Hacia dónde vamos y que implica ir ha-
cia donde vamos.

Más sugerente y tal vez más sabio es el


modo en que la vi- sión oriental enfoca
a la vida y al tiempo, como dos caras de la
misma moneda: no algo lineal, sino una secuencia
cíclica. Algo más semejante a lo que podemos ver permanen-
temente en la naturaleza: primavera, verano, otoño, invierno,
primavera, verano... una especie de espiral sin principio ni fi-
nal, una serie continua de transformaciones sucesivas. Mediante
testimonios personales, Prometeo se acerca ahora a esas etapas
con el título “Las estaciones de la vida”. Se trata de testimonios
extraordinariamente valiosos, tanto por el carácter que tienen
de aprendizaje personal, como por su franca y abierta dispo-
sición para compartirlo con los lectores. Prometeo lo agradece
y lo brinda a todos a quienes interese conocer fragmentos de
historias de desarrollo humano personal, reales y cercanas.

LMA

21
Prometeo No. 67
La Edad Alta

n estos tiempos es políticamente incorrecto llamar


ancianidad o vejez a esa etapa final de la vida que se
extiende más allá de los 60 años. Hace tiempo que
jugamos con nombres como la tercera edad, adultos mayores,
seniors o personas en senectud. En el fondo, esto refleja tal vez el
intento de la sociedad para aliviar un sentimiento de culpa por
no prestar suficiente atención a los viejos. Como si bastara con
llamarlos bonito para resolver esa carencia.

El hecho es que ese grupo de personas, cada día


mayor, constituye para la sociedad mexicana un
desafío tan grande como el grupo de los jóvenes,
las mujeres, los niños, los minusválidos, los indíge-
nas, los diabéticos, los obesos y cualquiera otro que
queramos etiquetar. Al final, todos somos personas
igualmente valiosas, igualmente dignas. Todos te-
nemos necesidades. Todos tenemos responsabilida-
des hacia los demás. Todos podemos aportar una
mayor conciencia, mayor cuidado y amor para que
la vida en común sea más justa y, como consecuen-
cia, se desarrolle en paz. Ojalá que tanta clasifica-
ción sirva para comprender mejor lo que sucede en cada uno
de esos grupos –para afinar nuestro modo de acercarnos a los
demás–, y no se convierta en otro modo de discriminación.

Para contribuir a esa clarificación, en Prometeo queremos pro-


poner otro nombre para ese grupo de mujeres y hombres: la
edad alta. No lo hacemos con la intención de hacer un guiño
complaciente y efímero a los ancianos. Lo hacemos con empa-
tía, con el deseo de conocerlos más y de aprender de ellos. Lo
hacemos con la intención de considerar a esa última etapa como
un divisadero, un mirador privilegiado. Porque desde esa altura
la vida y la muerte, el mundo y los demás, adquieren un signifi-
cado luminoso. Porque desde esa altura, la mirada se acerca a la
ancestral sabiduría que hizo famosos a nuestros antepasados.

LMA

22
Prólogo Artículos

“Ahí desde la altura,


(con mucho esfuerzo
conquistada)
oy, desde la altura, nos mira el muy querido
puedo mirarme ahora, Luis Mariano. Estoy segura de que, con todo
y mirar a los demás dinamismo, viaja de corazón en corazón de todos quienes lo
y al mundo. admiramos y lo seguimos queriendo. Su vida permanece, sus
palabras siguen estremeciendo, sus manifestaciones continuan
Desde ahí puedo alimentando la sensibilidad y provocando la emergencia del
compartir lo que miro”. sentido artístico que llevamos en nuestro interior.
Nosotros, miramos un sinfín de recuerdos de su vida
Luis Mariano
y también de la nuestra vivida cerca de él. No tenemos que
esforzarnos para traerlo al presente, Luis Mariano habita en
muchos espacios además del recuerdo personal. Está en la
arquitectura, en el desarrollo humano, en la academia, en el arte,
en la espiritualidad, en la función pública, en la comunicación,
en muchos videos, en las redes sociales y en un sinnúmero de
textos emanados de su mente creativa, su espíritu profundo y su
“Lo que llevo en magistral pluma.
La huella de Luis Mariano se puede notar en la mayoría
mi equipaje personal, de las páginas de Prometeo: en el diseño, las ilustraciones, las
cada vez más ligero, “Antorchas”, las portadas y muchos títulos. En este número,
tiene que ver mucho más dedicado a él, conjuntamos los artículos que escribió para la
revista a lo largo de los años, desde que él mismo formara parte
con encuentros y miradas,
de su fundación.
con gestos y palabras, En estos 21 artículos, Luis Mariano nos habla de belleza,
con silencios internos, de amor, de descubrimientos propios, de vivencias, de ideas
con los minutos en originales, de arte, de encuentros, de las estaciones de la vida…
Es en el invierno en donde podemos percibir la recapitulación de
que me sentí escuchado su existencia. Es ahí en donde, sin saber la fecha de partida, se
y comprendido. despide de sus lectores derramando su sabiduría y su legado.
Fueron contagios personales,
momentos en los que pude Deseamos a los lectores que saboreen cada texto, que sientan
en su piel los intensos mensajes que contienen, que toquen
percibir otros corazones, cada palabra como fuego que calienta el alma y da luz al arte
latiendo aceleradamente de existir.
por la belleza”.
Loreto García Muriel
Luis Mariano

23
Artículo

Luz y sombra de la Revolucion Sexual


Luis Mariano Acévez

E
l tanka es un poema cor- Dos imágenes contiene este poema. sólo es más bello, sino que tiene un
to, de cinco líneas, un bre- La primera se forma con los tres significado mayor: la presencia cor-
vísimo texto que perdura versos iniciales: “Alto en la cumbre/ poral de otra persona, y mi propia
hasta nuestros días como forma bá- todo el jardín es luna / luna de oro”. presencia. Se adivina una relación
sica de la poesía japonesa. Estamos ante un paraíso elevado, entre dos. El jardín, comparado con
De los varios tankas que escribió luminoso y florido, de suma perfec- el roce de tu boca en la sombra, pa-
Jorge Luis Borges hay uno, espe- ción y belleza, en el jardín que todo lidece, se convierte en escenario de
cialmente bello, que expresa meta- lo enseñorea desde arriba. fondo, es nada más una referencia
fóricamente lo que quiero exponer Es un lugar sereno, silencioso y soli- para este gozoso instante en el que
ante ustedes sobre las mujeres y su tario, todo luna. La luz de la luna es apenas nos tocamos.
desarrollo: clara y blanca, y por eso se identifi- Ahora estamos ante una imagen
ca con la plata. Pero esta luna es una plena de misterio y de penumbra.
luna de oro. Es una luna elevada a La palabra roce es una promesa
una categoría mayor. que sugiere mil posibilidades, que-
Esta primera imagen del tanka es dándose al borde. No es el contacto
una imagen casi sin emociones, pleno, no es el beso entregado sin
pura, perfecta, descrita sin ambi- reservas. Es solo un breve contacto,
güedades, generada en la luminosa más próximo al sueño que a la vigi-
“Alto en la cumbre esfera intelectual. Aquí estamos en lia. La palabra roce es más un susu-
el lugar del no tiempo, en la eterni- rro que una palabra. Es pariente de
todo el jardín es luna dad del pensamiento. El resultado la duda, del temor, del pecado y del
es un sentimiento de clara com- temblor. También es tibieza, cerca-
luna de oro prensión, un sereno entendimiento. nía, confianza, intimidad. Cuando
También es una fiesta para el placer además el roce acontece en la som-
más precioso es el roce de la vista: en este lugar domina bra de la noche, los significados se
la mirada que permite discernir con multiplican porque el tacto se impo-
de tu boca en la sombra” precisión el espacio que ocupa el ne a los demás sentidos y el tacto,
jardín, tanto como la calidad de la lo sabemos, no tiene la agudeza ni
luz que lo baña. la precisión de la vista. Contiene, en
La segunda imagen –sorprenden- cambio, un impresionante universo
te– llega con las dos últimas líneas: de sensaciones que suelen ser un
“más precioso es el roce/ de tu boca misterio para el cerebro: ¿cómo de-
en la sombra”. Aquí estamos, por finir y entender el calor de la cer-
una parte, ante la confirmación de canía, la tersura, la humedad, el
la hermosura del jardín, porque es pálpito, el susurro y la dulzura del
una imagen que nace de la ante- aliento?
rior, que a la anterior debe toda su La primera imagen es pura claridad
fuerza. Pero, por otra parte, surge para los ojos.
de pronto la razón de ser del poe- La segunda, jugoso misterio para el
ma. Efectivamente, hay algo mejor tacto.
aún que el jardín-paraíso de las altu- Sin el alto jardín todo luna, el roce
ras, algo más precioso, algo que no de tu boca en la sombra no sería lo

24
mismo. Sin el roce de tu boca en la pre, muy confundido. ancestral de nuestra cultura, han lo-
sombra, el jardín no pasaría de ser La revolución feminista me sobrepa- grado establecer sus límites, correr
un bello espectáculo. só y con frecuencia tuve que acudir sus riesgos, poner en entredicho va-
Estas dos imágenes, magistralmente –para salvar mi amenazada y rígida lores y actitudes que fueron mucho
fundidas por Borges, pertenecen a identidad masculina– al pensamien- tiempo indiscutibles.
mundos distintos, y así se ubican en to de que las mujeres estaban enlo- Para muchas mujeres la primera ba-
la posición que tienen en el texto. queciendo y de que la tal revolución talla, “madre de todas las batallas”,
Uno es el mundo de la luz, lo claro y feminista no pasaría de ser un grito fue casi ganada contra ese enemigo
lo alto. Otro es el mundo de abajo, en el desierto. externo cuyos rostros son bien cono-
oscuro, sugerente, intuitivo. La realidad ha sido muy diferente. cidos: violencia, discriminación, in-
Son dos mundos que se oponen y se Cuando cursé mi carrera universita- justicia, desconocimiento, presión,
necesitan mutuamente. ria, hace 30 años, no hubo ningu- abandono, represión emocional.
na mujer en mi generación. Hoy, Hoy han conseguido el derecho al
La revolución feminista: en la misma universidad, la mitad voto, el derecho al trato igual ante
un impacto cercano. de los estudiantes son mujeres. Esto la ley, el acceso al trabajo y a la
Al pensar en el desarrollo de las mu- es un signo claro de su desarrollo, educación superior. Sobre todo, han
jeres, pienso inevitablemente en la una señal inequívoca del triunfo de conseguido lo más importante: una
revolución feminista. la revolución feminista, al menos en voz que se hace escuchar cada día
Educado y formado en una familia esta área. con más fuerza, una creciente con-
de la clase media y en una escue- Muchas mujeres construyen una ciencia, la apasionada valoración de
la exclusiva para varones me casé, nueva manera de ser-y-estar en-el- su ser mujeres en el mundo.
como la mayoría de los hombres mundo. Su propia manera. Puestos contra la pared, algunos
de mi generación, apenas conscien- Frente a la existencia de un “enemi- hombres nos hemos dado cuenta
te de lo que estaba haciendo. Nos go histórico” externo, el machismo de que se trata de algo más que
guiaba una especie de proyecto so-
cial implícito y poderoso: noviazgo
ritual y carrera universitaria en para-
lelo, examen profesional como pre-
rrequisito para el matrimonio (con
el acento puesto sobre el valor de la
virginidad), trabajo inmediato, hijos
inmediatos y una vida cada día más
acelerada en la profesión y culpa-
blemente preocupada por la educa-
ción de los hijos. Los papeles esta-
ban bien definidos para los hombres
y para las mujeres, con rasgos que
hoy puedo calificar como claramen-
te machistas.
A los ocho años, mi matrimonio se
rompió y me quedó solo un enorme
manojo de preguntas angustiadas
y de oscuras dudas, sobre todo, en
relación con el amor y con la sexua-
lidad.
A partir de entonces, como la ma-
yoría de los hombres de mi genera-
ción, he sido espectador azorado de
la valiente y vertiginosa aventura en
que muchas mujeres se embarcaron
para encontrarse a sí mismas. Lo que
he vivido me ha hecho sentir unas
veces estupefacto, otras divertido,
enojadísimo o culpable y, casi siem-

25
hacer concesiones, ceder un poco, duda, la suavidad, el miedo. Esto es presencia y la colaboración de una
renegociar. un reto enorme, pero puedo afron- mujer.
Puesto contra la pared, he tenido tarlo yo solo, trabajando conmigo Para ser hombre necesito, de una
que reconocer la existencia confu- mismo. mujer, su crítica ante mis peores
sa y culpable de un machismo que Menos clara y más áspera me resul- actitudes, al mismo tiempo abierta
forma parte de mis entrañas porque ta la voz feminista cuando se trata y sensible a la imperfección de un
ahí lo gestó mi cultura, mi escuela, –en general– de mi relación con las acercamiento que solamente puede
mi madre y mi padre, mis amigos, mujeres, donde tampoco hay lugar calificarse como humano. Para ser
mis novias, mis seis hermanos y mis para expresarme abierta y libre- hombre necesito la apertura y la to-
tres hermanas. En la frecuente con- mente. Siempre estorba y confunde, lerancia tanto como la firmeza y la
frontación con mujeres que ya esta- como telón de fondo, una sexuali- claridad.
ban despertando, viví tiempos de dad que todavía no sabe cómo ser Después de todos estos años de de-
profunda incomunicación y soledad, vínculo claro; una sexualidad acos- sarrollo, algunas mujeres parecen
honda devaluación personal y rabia tumbrada a ser intención oculta y haber llegado a una inalcanzable
contenida, ante actitudes desplega- siempre en riesgo de ser descalifi- cumbre, mientras extraviaron su
das ante mi como banderas y que cada por sus componentes machis- capacidad para reinar en la penum-
no se podían permitir la compren- tas. En esto tengo mucho que hacer bra, para abrirse a la ambigüedad y
sión de mi propia cárcel, ocupadas conmigo mismo y también puedo al riesgo de la confianza, para salvar
en ganar su batalla. El signo repe- hacerlo solo. con el roce de su boca –aunque sea
tido ha sido un negro desencuentro Pero ser hombre, frente a una mujer, por un instante– el abismo del des-
que, a veces, aún me pone desnudo frente a una pareja, es algo mucho encuentro.
y solo a la orilla de un abismo que más complicado y difícil, porque, Ser hombre-frente-a-una-mujer no
me separa casi sin esperanza. cuando surge el sueño del amor, se es lo mismo que ser hombre-junto-
involucra un complejo conjunto de a-una-mujer. Hay una enorme dife-
La voz feminista emociones y sentimientos. Aquí, la rencia. La revolución masculina tie-
La presencia de las mujeres que voz feminista actual me resulta in- ne que plantearse desde otro lugar,
reivindican su derecho a ser ellas completa y en ocasiones, estéril. Se diferente al que sirvió de punto de
mismas, es una presencia alta en la queda alta, en la cumbre, y me deja partida a las mujeres. No se trata de
cumbre, toda luna de oro. perplejo. luchar abiertamente en contra. La
Su voz es clara, precisa, luminosa. Es Por un lado, no veo cómo puedo ha- revolución masculina debe ser una
también una voz que hiere, un espe- cer mi propia revolución, si no es en revolución-en-relación. Se trata de
jo que se opone y confronta, pues es relación con una mujer despierta. aprender juntos, asumiendo nuestras
necesariamente una voz de confron- Por otro lado, encuentro que una historias contaminadas y contradic-
tación, de oposición. mujer despierta suele ser implacable torias, para poder encontrarnos en
De la voz feminista tomo, para mi juez. Porque conquistar la cumbre la luz del pensamiento tanto como
propia revolución, aquello que me ha sido para ella una difícil tarea, en la oscuridad de la intuición. Se
obliga a preguntarme sobre lo que parecería que una mujer despierta trata de rescatar el profundo miste-
significa ser hombre. Y la encuentro sólo puede ser jardín alunado en lo rio del roce de tu boca en la som-
fértil cuando me hago esa pregunta alto. bra, para poder disfrutar de lo alto
en relación con otros hombres, con Supongo que el punto de partida en la cumbre. Para que todo nuestro
mis amigos, con mis hijos. de esta dificultad es la desconfianza. jardín sea luna, luna de oro.
Me esfuerzo para cambiar modos de ¿Cómo puede dejar de serlo cuando
ser que –en mis relaciones con los la historia demuestra que los hom-
hombres– responden a despiada- bres las hemos ignorado y traiciona-
dos esquemas machistas excluyentes do una y otra vez? ¿ Y cómo tender * Este texto fue presentado por el autor
de toda la gama “femenina” de mi el puente, a pesar de todo? en el Primer Coloquio sobre el Desarrollo
personalidad: no hay lugar ni tiem- Para que sea posible mi propia re- de la Mujer, celebrado en el Colegio La
po para la ternura, la fragilidad, la volución sexual, es fundamental la Paz Vizcaínas de la Ciudad de México.

26
Artículo

Para una revision de la idea de


la muerte a partir de Borges
Luis Mariano Acévez

Q ue la muerte se experi-
menta en soledad es una
idea antigua, prácticamen-
te indiscutible, a pesar de que no
Sé que he perdido tantas cosas, que no podría contarlas tenemos testimonios de los que han
muerto.
y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Cuando murió mi madre, compren-
dí con claridad algo muchas veces
Sé que he perdido el amarillo y el negro antes leído en los libros, el motivo
real de mi dolor y de mis lágrimas:
y pienso en esos imposibles colores no lloraba por ella, sino por mí.
Sufrí por mi muerte en ella, lloré
como no piensan los que ven. porque con su desaparición desapa-
recía su capacidad de amarme.
Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Paradójicamente, yo ya no puedo
perderla. La llevo en mí, a partir
de su muerte, como nunca antes.
Cuando quiero escandir los versos de Swinburne, En palabras de Borges, ahora tengo
ya mi paraíso, porque “no hay otros
lo hago, me dicen, con su voz. paraísos que los paraísos perdidos”.
La muerte de mi madre fue como
Ilión fue, pero Ilión perdura en el hexámetro que la plañe. todas las muertes, implacable, de-
finitiva, concreta. No sé cómo la
Todo poema, con el tiempo, es una elegía. experimentó ella. No sé si fue una
experiencia en soledad, si fue terri-
Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ble o luminosa, instantánea o lenta,
presagiada o sorpresiva.
ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, Para mí, la experiencia de su pérdida
ha traído un recorrido por casi todos
y a las alarmas y los terrores de la esperanza. los rincones de mi vida, encontrando
viejos dolores y a veces luces nuevas
No hay otros paraísos que los paraísos perdidos. o nacientes. Una de esas luces tie-
ne que ver con la idea de la muerte
como experiencia solitaria y con el
poema de Borges. Cuando lo leí por
J. L. Borges primera vez, hará unos quince años,
me estremeció sin saber por qué y,
Posesión de ayer aunque ahora sigo perplejo ante la
paradoja que encierra, tengo ya la
vivencia que me hace estar seguro
de su verdad.

27
No soy sino materia prima que va
encontrando su forma en la rela-
ción con los otros. Voy siendo en
relación, me voy transformando por
virtud de mis relaciones, y cada vez
que consigo asomarme al amor, el
otro se queda en mí. Mi madre está
en mí de una manera real, no meta-
fórica. En el cristianismo, creo, éste
es también el sentido de la Eucaris-
tía. Si esto es así, entonces la muer-
te no puede ser una experiencia en
soledad. ¿Quiénes seré yo al morir?
¿Cuántos otros morirán junto con-
migo en el momento de mi muerte,
como he muerto yo con la muerte
de mi madre›?
La idea de que la muerte se experi-
menta en soledad me parece ahora
inhumana, profundamente sober-
bia, equivalente a la afirmación de
Sartre de que “el infierno son los
otros ...”.

Este texto fue publicado en el número


dos de Desarrollo Humano Hoy, boletín
de la Sociedad de Exalumnos de Desa-
rrollo Humano de la Universidad Ibero-
americana. Nuestra morada eterna no está aquí en la tierra
sólo por un breve tiempo, necesario para calentarnos.
Pudimos osar venir a la tierra,
por la gracia de nuestros señores.

Poema náhuatl

28
Artículo

Rodriguez Mauro
La nueva tanasia: libertad y dignidad
Luis Mariano Acévez

M
uertes dolorosas, largas zan al proceso de morir, en aras de No profundiza, por ejemplo, en la
agonías, sufrimiento y una supuesta lucha por la vida, ¿no relación esencial que existe entre
hospitalizaciones inúti- deberíamos replantear la cuestión amor y sufrimiento, cuando afirma:
les en las que poco o nada cuenta la de la libertad personal frente a la “La verdad es que expresamos nues-
opinión del enfermo, conforman los muerte? ¿no deberíamos rescatar la tro amor amando, no sufriendo...“
“Cuatro cuadros de la vida real”, con posibilidad de una opción responsa- Tampoco explora la naturaleza del
que inicia este libro. ble y libre por una muerte digna? sufrimiento ni su posible sentido
Son patéticas descripciones que nos Ciertamente es algo muy complejo ni el potencial de transformación y
recuerdan a todos experiencias más y el libro no pretende responder a conversión –en el más estricto sig-
o menos cercanas. todas las preguntas que surgen en nificado del término– que pueden
A partir de ellas, el autor va deli- torno al misterio de la muerte; más tener los momentos finales de una
neando una propuesta que ya ha específicamente, en torno al misterio vida, cuando se entrega incondicio-
sido motivo de escándalo en mu- de la ignorancia absoluta del cómo, nalmente a su propio proceso de
chas partes, aunque en otras parece dónde y cuándo moriremos. terminación.
estar ganando terreno, al menos, en Tampoco se plantea lo que el su-
cuanto a la posibilidad de una discu- frimiento del moribundo significa
sión abierta y honesta. o puede representar como apren-
Mauro Rodríguez llama Tanasia a dizaje para los otros, para los que
esta propuesta y la formula así: “Una lo rodean: una invaluable y terrible
persona puede ordenar la propia oportunidad para aprender a dar.
muerte cuando, a su propio juicio o Una oportunidad para el ejercicio
al de una persona que ella designe del amor.
ante un notario, ya haya vivido lo su- Sin embargo la inquietud a la que
ficiente y además un serio dictamen responde, indudablemente, tiene
médico le atribuya una enfermedad eco en la angustia real de muchas
grave, incurable y terminal.” mujeres y hombres que ahora, en
Este libro forma parte de una opi- este momento, enfrentan circuns-
nión que abre brecha en México y tancias terminales en condiciones
toca, valientemente, temas a los que adversas.
no cualquiera se atreve: ‘’Se hizo de
la muerte un tabú, así como se hizo
un tabú del sexo. Pero ahora que se
ha ido rompiendo, uno tras otro, los
tabúes, es tiempo de replantear mu-
chas cuestiones ya tradicionalmente
zanjadas con respuestas dogmáti-
cas”, afirma Mauro Rodríguez. En
los albores del siglo XXI, cuando la
medicina ha desarrollado tecnolo-
gías que con frecuencia deshumani-

29
La aspiración a una muerte digna ha honor de los mexicas, morir sacrifi- das no por el hecho de que estuvie-
estado presente prácticamente en cado era preferible a hacerlo en el sen en estados terminales, sino por-
todas las culturas, desde siempre. lecho doméstico. que sus mentes, vacías de egoísmo,
Pero, ¿qué significa morir digna- Algunas de estas y otras posturas estuvieron iluminadas en el momen-
mente? pueden parecer absurdas en nues- to de la muerte.
¿Qué es la dignidad? tro tiempo, cuando la dignidad pa- El asunto, para algunos, parece estar
Las respuestas son múltiples y con- rece identificarse fuertemente con más allá del dolor, más allá del sufri-
tradictorias. la autonomía personal y con la au- miento o la invalidez, por insoporta-
Los germanos agonizantes buscaban sencia de dolor. A nadie le gusta la ble que esta afirmación suene. Pero
desesperadamente la espada para perspectiva de verse incapacitado, eso no le resta valor a la argumenta-
morir con ella en la mano y tener dependiendo lastimosamente de ción del libro, sino la dinamiza.
derecho al paraíso. Para los samurai otros o sufriendo dolor intenso. Lo verdaderamente importante
el ritual del suicidio era puerta a la Tal vez conviene distinguir: Buda, –como lo afirma el autor– es la
dignidad última. Bajo el código de por ejemplo, alabó a algunos suici- construcción de un espacio para el
diálogo, que nos permita insertar el
problema en el marco más humano
posible.
En el último capítulo Mauro Rodrí-
guez hace un recorrido por algunas
posturas que la Iglesia Católica ha
mantenido –a través de las encícli-
cas– frente a diversos problemas y
situaciones históricas, y las subse-
cuentes rectificaciones que la misma
Iglesia ha hecho. Con eso quiere
insistir en que la puerta al diálogo
debe mantenerse abierta, para escu-
char todas las voces.
Pensar y hablar sobre la muerte po-
sibilita el desarrollo de una actitud,
de un deseo que conduzca e ilumine
el último trecho de ese camino des-
conocido.
Y uno piensa que lo mejor sería,
como lo expresó algún maestro
del Zen, buscar tal desapego que
nos haga no necesitar morir dig-
namente.
Pero, después de todo, es fácil argu-
mentar a favor del sentido del sufri-
miento y del dolor, cuando se hace
desde la tranquilidad de un escrito-
rio. Una cosa es pensar y escribir so-
bre la muerte. Otra, bien distinta, es
transitar por el terrible camino de la
agonía propia o la cercana.
Golpeábamos los muros de adobe de nuestra ansiedad
y nos quedaba por herencia una red de agujeros,

Poema náhuatl: Ruina de México en T latelolco

30
Artículo

Libertad y
crecimiento por el arte
Luis Mariano Acévez

E l acto de comunicación
radial –uno a uno– es el
acto de amor al que todas
las mujeres y todos los hombres
una y otra y otra vez. Si me expreso.
Si me expongo. Si me pongo afuera.
a merced de la mirada y del toque
del otro.
es un testigo molesto, insoborna-
ble. Se encarga de recordarnos ter-
camente que sí es posible; que la
comunicación radial uno a uno –al
somos llamados. Sin embargo, em- A pesar del enorme riesgo, a pesar menos en la mitad de la que soy res-
pleamos una gran cantidad de ener- de la violencia que puede implicar ponsable– es posible y es real.
gía resistiéndonos, porque la expe- hacerme vulnerable por mi propia La obra de arte es una expresión
riencia nos ha dejado dolores aún voluntad. concreta, materializada (podemos
frescos. De todo lo anterior, la obra de arte escucharla, mirarla, tocarla, gustar-
Atrapados en una trampa cuya sa-
lida es tristemente conocida, hecha
de frustración, soledad, confusión y
engaño, nos negamos la posibilidad
de esa comunicación transformado-
ra, a cambio de la ilusión de quedar
protegidos.
A pesar de traer la certidumbre de
la muerte grabada en la frente, nos
anestesiamos cotidianamente para
evitar la disyuntiva. Invocamos al
tiempo, pero no hay tiempo para
prepararnos. El amor nace, se hace
y crece en la práctica, ahora mis-
mo. No hay mañana. Se ama como
si fuera para siempre y como si no
existiera más que el aquí y el ahora.
De otro modo, corremos el riesgo
de morir antes de haber compren-
dido que las reglas de este juego se
reducen a que no tiene reglas.

La prioridad del amor


Aunque no lo parezca, porque las
urgencias diarias y el espejismo del
progreso nos producen miopía, la
tarea principal en la vida sigue sien-
do la misma: aprender a formular-
se -cada vez con mayor claridad- la
pregunta ¿quién soy yo?, a partir
del testimonio de los otros.
Tarea sin fin, será posible cumplirla
únicamente si me muestro al otro

31
vas preguntas que vuelven a abrir su
infinita dimensión. La búsqueda se
renueva y la pasión revive.
El arte es una forma de acercamien-
to al mundo y al cosmos, a lo posi-
ble e imposible de la realidad, al sí
mismo y a lo otro, para hacer más
comprensible la existencia humana
y para estructurar su sentido.
A su modo, la ciencia busca expli-
caciones lógicas y comprobables,
experimentos repetibles que descu-
bren leyes.
Con un modo distinto, el arte revela
verdades contundentes para la per-
cepción sensorial, recreándolo todo
de mil maneras una y otra vez, me-
diante la expresión.
El papel del artista es, por lo tanto,
el de un contemplador que expresa
lo que contempla y se expresa a sí
mismo porque en el acto de con-
templar se funde con el objeto.1
El artista expresa la realidad según
su propia manera de percibirla. Ex-
la), de una voluntad humana puesta Como a través de un espejo presa su realidad y por tanto se ex-
con determinación en el camino del Prisma de infinitas facetas, el arte presa a sí mismo. Por esto el arte es
amor. ha resistido decenas de intentos de una expresión de la expresión y per-
Al integrar en una misma expresión definición y ha visto pasar múltiples mite un doble acceso: a la realidad
todos los niveles de la persona hu- y apasionadas discusiones sobre su misma (un toro, una mujer desnuda,
mana, la obra de arte se convierte naturaleza y su sentido. una batalla, un color sin nombre,
en un testimonio totalizante y vivo: Cada cultura encuentra una expre- una silla) y también al artista mismo
un testimonio de la posibilidad hu- sión propia –eso es el arte– y la ex- y a su mundo (sueños y amores, po-
mana de amar, de expresarse. plica en sus propios términos. brezas y poderes, opresiones socia-
Ya se trate de una obra personal o En el duro empeño occidental por les y angustias espirituales).
de una obra comunitaria, de Las acercarse al arte con una lente Frente a Guernica, de Pablo Picasso,
Meninas o de Teotihuacán, su ac- científica, se han hecho muchas es posible penetrar tanto al episodio
ción es viva y trascendente. El arte afirmaciones y se han estructura- histórico –con sitio, fecha y hora–
permanece. Tiene valor universal y do muchos métodos con la pre- como a la naturaleza de la materni-
se hace cada vez más vivo a medida tensión de ser la explicación defi- dad, al símbolo dual toro caballo,
que crece la conciencia humana y nitiva y total. Pero siempre resulta a la rabia, al dolor y a la desespe-
la capacidad de comunicación entre insuficiente el esfuerzo. Siempre ración frente a la injusticia y el cri-
los hombres. se escapa algo o alguien, obras o men. También al mundo interior del
A pesar de la gran corriente mer- autores. Igual sucede con el estu- pintor: a su furia y a su indignación,
cantilista en la que está en vuelto, dio del hombre, las definiciones y que son hermanas de las nuestras. El
el arte expande irreversiblemente su los análisis son parciales y con fre- arte es expresión con dos filos.
potencial conforme pasa el tiempo. cuencia equivocados. Lo demues- Es también un medio, es decir, algo
Hoy está más al alcance de cual- tra el tiempo. que está entre, en medio. Algo que
quiera tanto la contemplación de Al enfrentarnos con el arte nos ve- se expresa, que se expone (que se
Las Meninas como la experiencia de mos como a través de un espejo pone frente) para que otro lo mire,
Teotihuacán, gracias a los medios oscuro, que al reflejar oculta y al lo toque, lo tome y lo haga suyo.
de reproducción y de difusión, cuyo mostrar esconde. Y cuando surgen Un medio de comunicación, un
auge y velocidad de desarrollo ape- respuestas que nos permiten repo- puente que se tiende para el en-
nas pueden describirse. sar un poco, aparecen también nue- cuentro humano.

32
Atrás de la naturaleza expresiva del cación, tanto entre personas, como El artista escapa del espacio y del
arte está –necesariamente– una entre grupos humanos. tiempo anclándose, paradójicamen-
voluntad de expresión que sola- Al considerar al arte como medio de te, a su espacio y a su tiempo: “así
mente encuentra su razón de ser comunicación, se implica la posibili- como yo soy aquí y ahora, todos
en un receptor. El arte implica, por dad de una dinámica en doble senti- han sido, todos seguirán siendo en
tanto, ese dar y recibir constante y do y con niveles muy complejos. un aquí y un ahora, y todos los aquí
permanente. El artista expresa, dice, pone fuera y ahora tienen una dimensión úni-
Al afirmar lo anterior no se niegan de sí mismo una parte suya, una par- ca, infinita, irrepetible...“
otros aspectos y otras maneras de te de su ser personal que adquiere El arte resuelve la contradicción.
concebir al arte. También es un fe- validez universal y que es atempo- Convierte lo particular en universal
nómeno social, una mercancía, un ral. Con su obra, el artista nos dice: y da trascendencia a lo temporal.
acto de poder, un objeto físico... y “así soy yo, así veo, así siento, sufro, Invita a penetrar, por la puerta de lo
muchas otras cosas. Sin embargo, sueño, amo, odio, deseo..., y esta concreto, lo material y lo histórico,
importa enfatizar el carácter expre- manera de ser, profunda y auténti- a la esencia de lo humano, más allá
sivo del arte, porque de éste se des- camente mía, tiene una correspon- de la materia y de la forma con que
prende su gran capacidad para pro- dencia en todos los seres humanos, se expresa.
mover el encuentro humano: porque todos compartimos la expe- El artista fija, establece, nombra, cie-
“El arte es la cualidad en que es- riencia del ser-y-estar-en-el-mundo rra: configura algo materialmente
triba la diferencia entre ser mero aunque lo hagamos de distintas ma- definido. Al lanzar su dardo, aporta
espectador, o hacer cosas y ser neras”. una “mitad única”.
afectado por ellas, conmovido por
ellas, modificado por las fuerzas
inherentes a todo lo que damos y
recibimos”.2

Comunicarnos por el arte


Ha sido largamente discutida la
validez de considerar a la obra de
arte como producto de una perso-
na. ¿Debe verse más bien como el
resultado de una acción comunitaria
o social? La crítica y la teoría se han
movido entre esos extremos.
La historia está llena de ejemplos
magníficos cuyos autores no cono-
cemos. Tal es el caso, por ejemplo,
de las grandes catedrales góticas, de
muchos mosaicos bizantinos y de los
conjuntos ceremoniales mesoameri-
canos. Pero la historia está también
llena de ejemplos firmados por una
persona: Van der Weyden, Mozart,
Moore, Borges, son sólo cuatro nom-
bres de una infinita constelación.
Al margen de esa discusión, es inne-
gable la presencia de una voluntad
de expresión que se comporta en
forma parecida a un iceberg: asoma
sólo la punta, pero siempre existe
un todo mayor.
En todo caso, el origen de la obra
de arte –más en un individuo o más
en una sociedad– no le resta nada a
su cualidad como medio de comuni-

33
Por su parte, el receptor se experi- misma. No ha dejado de ser con la obra, ha podido atisbarse
menta tocado. Como ante un espejo el bloque de piedra de forma y reconocerse a sí misma en el te-
al mismo tiempo convexo y cónca- vagamente humana y cubier- rror, en la parálisis y en la fasci-
vo, general y específico, ve reflejado to de atributos aterradores que nación de un modo absolutamente
en la obra su mundo interior y su untaban con sangre y sahuma- individual, en el que el sentido es
contexto externo, se ve obligado a ban con incienso de copal en el inseparable de lo sentido.
meterse en sí mismo, múltiplemente Templo Mayor de Tenochtitlán. La totalidad de ese momento hace
reflejado hacia su propio fondo sin Pero no pienso únicamente en de la experiencia algo verdadera-
fondo. Y, al reaccionar, aporta la se- su aspecto material sino en su mente significativo, transforma-
gunda “mitad única”. irradiación psíquica: como hace dor, “revolucionario” en términos
Así se cumple el acto completo. cuatrocientos años, la estatua es de Cooper porque, después de ella,
Democracia, también por el arte el un objeto que, simultáneamente, “uno ya no es el mismo de antes”.4
contemplador abre, pregunta, atien- nos atrae y nos repele, nos sedu- Ante este inmenso potencial del
de, desmenuza, rompe y selecciona ce y nos horroriza.Conserva in- arte, ¿qué sentido tienen los análi-
solamente para interpretar e inte- tactos sus poderes, aunque haya sis críticos, las clasificaciones y los
grar. Cada contemplador hace de cambiado el lugar y el modo de filtros que establece el poder de los
cada obra una experiencia única, manifestación. En lo alto de la autollamados conocedores que pre-
irrepetible, infinita, indivisible. pirámide o enterrada entre los tenden erigirse como intermediarios
De este modo, el arte es un medio escombros de un teocalli derrui- y únicos intérpretes válidos?
que posibilita la comunicación con do, escondida entre los trebejos Seguramente son trabajos necesa-
uno mismo, con el artista y con el de un gabinete de antigüedades rios para explicaciones tal vez nece-
grupo social al que el artista perte- o en el centro de un museo, la sarias, que casi nada tienen que ver
nece, pero siempre por medio de un Coatlicue provoca nuestro asom- con la experiencia estética.
acto de contemplación. bro. Imposible no detenerse ante La fuerza liberadora de la experien-
Como si fuera un prisma tallado por ella, así sea por un minuto. Sus- cia estética llena de miedo a quienes
un alquimista, la obra desenvuelve pensión del ánimo: la masa de sólo pueden vivir en el estreñimien-
esas distintas dimensiones frente al piedra, enigma labrado, parali- to espiritual que significa controlar
receptor y “se deja usar” según el za nuestra mirada. No importa a los demás.
interés del mismo. cuál sea la sensación que sucede Muy similar al orgasmo y a otras
Así lo expresa Octavio Paz: a ese instante de inmovilidad: experiencias cumbre, la experiencia
“...la Coatlicue sigue siendo la admiración, horror, entusiasmo, personal frente al arte es fuente de
curiosidad –la realidad, una libertad y de crecimiento porque
vez más, sin cesar de ser lo abre las puertas al contacto con uno
que vemos, se muestra como mismo y con los otros, sin máscaras
aquello que está más allá de y sin pretextos.
lo que vemos–. Lo que llama- Ahí están las obras de arte: como
mos “obra de arte” –designa- nunca, al alcance de todos quienes
ción equívoca, sobre todo tengamos el valor de acercarnos a
aplicada a las obras de las ellas con el alma desnuda, para aso-
civilizaciones antiguas– no es marnos una y otra vez al terrible y
tal vez sino una configuración maravilloso abismo de la existencia.
de signos. Cada espectador
combina esos signos de una
manera distinta y cada com-
binación emite un significado
diferente. Sin embargo, la 1
Rudoll Arnheim. Hacia una psicología
pluralidad de significados se del arte. Arte y entropía, Madrid, Alian-
resuelve en un sentido único, za, 1980.
siempre el mismo. Un senti- 2
Ibid.
do que es inseparable de lo 3
Octavio Paz. Los privilegios de la vista.
sentido”.3 Arte de México, México, Fondo de
En la experiencia descrita Cultura Económica, 1987.
por Octavio Paz la persona, 4
David Cooper, La gramática de la vida,
al entrar en comunicación Ariel, México, 1968.

34
Artículo

Las Meninas otra vez:


un ejercicio de contemplacion
Luis Mariano Acévez

Una escena doméstica,


casi insignificante. Una figura, al fondo, me inquieta. lá espontáneo y fresco, mi mundo
Rompe brevemente la tibia placidez. de serpentinas y de fiestas.
Un acontecimiento cotidiano. Tal vez soy yo mismo siguiendo la En una espiral, hacia arriba y a la
nostalgia de la luz que está afuera. izquierda, una monja suavemente
También un juego de espejos. Soy yo, experto en irme, en salir de presente dice cosas de Dios y de una

E
mí mismo, en huir de lo cotidiano, religión, como ella, desplazada a la
en escapar del compromiso. Una penumbra. Con su mano afirma,
s una amplia habitación niebla de tristeza y silencio descien- somete, indica sutilmente verdades
interior. Tan interior como de sobre mi corazón. En un segundo contradictorias que construyeron
mi propio interior: luces y más me habré salido –otra vez– en dolorosamente mi adolescencia.
penumbras, aroma de humedad, un busca de quién sabe quién, huyen- En el extremo izquierdo, ajeno a
perro dormido, voces menudas, su- do de quién sabe qué. todo lo que sucede, estoy contem-
surros. Un espejo –al fondo– me re- Pero puedo regresar, puedo volver plando. Contemplo a los reyes, me
fleja. Soy el rey y la reina, hombre y al centro para tocar y para dejar que contemplo a mí mismo antes de po-
mujer en uno. Quieto y sereno poso otros me toquen, para intervenir en ner el pincel sobre el enorme lienzo
para quien me contempla. Pero soy este pequeño inmenso cuadro de para agregar una mancha de amari-
también el que pinta, el que aco- mis gentes y mis cosas y mis preocu- llo de cadmio a mi propio retrato, a
moda y compone, el que nombra y paciones. este mosaico sin fin con el que me
define. Otro personaje me inquieta, me lla- descubro, me invento y me reco-
El amplio espacio me envuelve, no ma poderosamente: es la enana que nozco todos los días. El óleo, fresco,
estoy fuera, me incorpora a esta es- está a la derecha con la mano al pe- huele a tregua interna.
cena por un instante congelada, me cho, doña Mari Bárbola tocándose Quiero caminar entre las niñas, las
permite ver, me deja atisbar rinco- el pecho mientras me mira de fren- meninas que se mueven, explorar
nes y adivinar actitudes. Esta es una te. Me trae imágenes de ausencias y los cuadros que cuelgan, oscuros,
escena mil veces vista, mil veces vi- de pérdidas, me remite a un mundo sobre las paredes. Me imagino la
vida. Dentro de un segundo todo se cerrado de locura que tiene un idio- escena al revés y en un vértigo las
habrá movido como en mi interior ma desconocido y amenazante: mi imágenes giran y me envuelven,
se mueve constantemente un uni- propio abismo. las sedas crujen, la Infanta vuela, el
verso, a pesar de la ilusión de que Más a la derecha me veo de niño, perro despierta y ladra y alborota
nada cambia. veo mi mundo perdido de niño oja- al mundo, mis personajes se reaco-
modan, la Infanta flota y bebe agua
fresca que sabe a barro, abandono
el salón. Suelto la pesada cortina de
terciopelo, me estremezco tocado
en mi historia, en mis dudas, en mis
miedos y en mis gozos.
Experimento la fuerza de mi propia
voluntad, el fuego de mi decisión:
salir o regresar, irme o de una vez
por todas quedarme para por fin
saber que no es la muerte, sino el
amor, lo que me puede salvar.

35
Artículo

La lentitud,
privilegio de la Edad Alta
Luis Mariano Acévez

P rimero fue la emoción, luego la reflexión y el hallazgo. Primero el


gusto y luego el saber. La emoción se fue acumulando, fue deri-
vando en hondo placer al escuchar cuatro canciones viejas, algu-
nas muy viejas, que de pronto aparecieron como si fuesen nuevas. Canta-
El hallazgo
Nuestro tiempo privilegia la ligereza
(lo light), la rapidez, la velocidad, la
juventud, la belleza estereotipada, la
das de un modo diferente y también de un modo diferente escuchadas, se ganancia rápida y fácil, el resultado
“constelaron” en una revelación. Configuraron una experiencia significativa, eficaz, los macroesquemas, la com-
iluminadora. petencia. Sabemos que para Wall
Street “Time is money”. Y sabemos
que ese mismo tiempo, que para el
capital es dinero, para los indígenas
Cantar hacia dentro En las fechas en que fueron gra- chiapanecos —por ejemplo— ha
l’ye got you under my skin, Es mejor badas Frank Sinatra tenía 80 años, significado una medida distinta, una
vivir así, Agapi mou y La llorona, son Compay Segundo 90, Mikis Teodo- paciente espera de 500 años.
los nombres de estas canciones. rakis 73, Chavela Vargas 76. Los cua- En este contexto contemporáneo,
Las cuatro son canciones de amor. tro estaban ya en la edad alta, en la orgulloso logro del progreso, la
Por eso son canciones agridulces, llamada también tercera edad. Los lentitud es considerada como algo
un tanto desgarradas. Canciones cuatro con vidas intensas, arriesga- negativo. Algo francamente a des-
muchas veces cantadas por otras das, explorando constantemente las tiempo de nuestro tiempo.
voces y para otros oídos. En estas fronteras de lo convencional —de La raíz del término “lento” está en el
grabaciones Frank Sinatra, Compay lo prohibido y lo permitido— rom- latín lentus, flexible, duradero, visco-
Segundo, Mikis Teodorakis y Cha- piendo vínculos con esclavitudes de so, húmedo, tenaz. Lo opuesto a rí-
vela Vargas las cantan hacia dentro, todo tipo: vidas libres, por eso. gido, efímero, seco, voluble. Según
por momentos casi en silencio, para el diccionario de Corominas,1 en
ellos mismos. gallego y en portugués lento tiene
que ver con suavidad, cariño, tibia
protección.
Aparecen como sinónimos de len-
titud en el diccionario2 las palabras
calma, tranquilidad, sosiego, par-
simonia, espacio, pausa, aplaza-
miento. Estas siete palabras parecen
tener una connotación positiva o
neutra. Otras 21 palabras aparecen
también como sinónimos y tienen,
en cambio, una connotación nega-
tiva: pelmacería, pereza, dilación,
demora, tardanza, flema, soma, pe-
sadez, cachaza, pachorra, roncería,
pigricia, apatía, vagancia, flojedad,
languidez, indolencia, negligencia,
abandono, descuido, morosidad. Es
evidente que el origen de la palabra

36
lento o lentitud se ha ido borrando: más complejo. Afecta así, en pro- intensidad: “Demasiado ardiente es
¿hasta dónde como una opción cul- fundidad, al espacio. menos delicado. Se apresura uno al
tural que prefiere la rapidez, la velo- Como instrumento para vaciar la goce confundiendo todas las deli-
cidad y la ligereza? mente de pensamientos la lentitud cias que lo preceden”.3
El modo lento, sin embargo, es in- es un modo de meditación. Son co-
dispensable para algunas cosas. nocidas las lentas caminatas que uti- Adagios, largos
En la cocina hay mezclas que exigen liza el Zen para este propósito. La música depende directamente
lentitud. También se necesita la len- La lentitud contiene una dosis de li- del tiempo, del mismo modo que el
titud para disolver y para hornear, beración. Implica que, en lugar de tiempo depende de la música. Un
para cocer (a fuego lento, a las len- la prisa, hay un deseo de permane- sonido “congelado” no es música. La
tas brasas), para marinar, para hacer cer, de quedarse, de prolongar el música recorre el tiempo, existe en
infusiones. El vino se madura len- momento. el tiempo, es el tiempo. Lo escribió
tamente. El brandy y el cognac se Puede verse como un logro del Borges: “la música, forma misteriosa
añejan, se hacen con los años. Las desarrollo personal, como un paso del tiempo”.4
montañas se escalan lentamente. La adelante que pueden dar sobre todo Una canción está siempre sujeta en
poesía se dice lentamente. En el to- quienes viven en la edad alta. No es el tiempo a determinados límites.
reo siempre es mejor una suerte len- algo que apetezcan los jóvenes. Es Tiene un inicio, un desarrollo, pasa
ta que una rápida. Y el buen amor un privilegio de la edad alta: los vie- por un tiempo determinado y ter-
es un amor crecido con lentitud. jos pueden optar gozosamente por mina. Una canción tiene su propio
Aunque probablemente olvidado la lentitud porque no tienen prisa. ritmo, está concebida como forma
o relegado, la lentitud es un valor. Pero no todas las personas llegan a del tiempo. Al cantarla lentamente
conquistar ese privi- se modela ese ritmo, se ajusta a una
legio con la edad. necesidad expresiva, se alarga el
Esta lentitud no tie- instante para decir mejor, para sa-
ne nada que ver con borear más.
la disminución de
las capacidades físi- Delicias de la expresión lenta
cas o mentales. No En la música, la expresión lenta cui-
es la lentitud que da especialmente los tiempos y los
imponen dolorosa- ritmos. Al estirar la duración de los
mente esas limitacio- sonidos y los silencios es fundamen-
nes. No es la torpe- tal cuidar cómo se relacionan, cómo
za producto de las se ligan y se desligan. Cómo se tras-
circunstancias —a lapan y se funden, cómo nacen y
veces amargas— en cómo mueren.
que los viejos se van La delicia de la expresión lenta ra-
sintiendo atrapados dica en su capacidad (y su necesi-
Es un modo de proceder, un modo hacia el final de la vida. No se tra- dad) de integrar varios sentimientos,
de actuar, un modo de moverse, un ta de la lentitud de quien no pue- aún opuestos. Porque los tiempos se
modo de cantar y de disfrutar, un de caminar o no puede hablar o no alargan es posible incluir la ternura,
modo de amar. La lentitud pone el puede pensar como lo hacía cuando el deseo, la tristeza, el gozo, la im-
énfasis en el camino que se recorre, joven. paciencia, la melancolía, el coraje...
en el proceso. No pierde de vista Se trata de una libre elección, de Se recibe en cada instante una lluvia
al resultado, a la meta final, pero una decisión personal de quienes completa y rica.
pone en el proceso todas sus com- optan por una manera diferente de Para poder transmitir intensamente
placencias. ser-y-estar, una manera diferente de esos sentimientos debe privilegiar-
La lentitud es una sabia forma de medir y de experimentar el tiempo. se la calidad de la expresión sobre
prolongar la duración del instante, Se trata de una forma de alargar la perfección de la técnica. Esto
del aquí-ahora. No afecta al tiempo, cada momento, en una etapa en representa un riesgo (que la músi-
pero sí a la percepción que tenemos que la vida parece correr cada vez ca se desarme) y por ello exige un
del tiempo, los segundos parecen más de prisa. Se trata de estirar el grado extremo de libertad en los
más largos. Es también una forma instante para provocar el vacío de la cantantes.
de aumentar la intensidad del ins- mente, para no pensar, para acari- Si se comparan estas canciones con
tante enriqueciéndolo, haciéndolo ciar el deseo, para vivirlo con mayor la ópera o si recordamos las graba-

37
una canción es semejante a la pintu- encarcelado con su esposa Myrto y
ra: es completar una obra de arte”. sus hijos, Margarita y Yorgos, cuando
I’ve got you under my skin es una los militares dieron el golpe de esta-
canción de Cole Porter. Sinatra la do en 1967. La Junta Militar prohi-
canta en esta grabación, una de las bió tocar su música en todo el terri-
últimas que realizó, acompañado torio griego, como si fuera posible
de Bono, el cantante del grupo de silenciar al espíritu. Un movimiento
rock U2. Es una versión lenta, en la solidario en que participaron entre
que se mezclan y se alternan las dos otros Dímitri Shostakovich, Leonard
voces con una enorme libertad. Hay Bernstein, Henry Miller y Harry Be-
que prestar atención a la manera en lafonre, consiguió que lo sacaran
que se alargan algunos momentos, de la cárcel para exiliarlo. Durante
sobre todo en las ligas que hace la ese exilio visitó México y ofreció un
trompeta y cómo las frases se atra- emocionante y memorable concier-
san ligeramente. to en Bellas Artes, precisamente al
Compay Segundo nació en 1907, día siguiente del asesinato de Salva-
en Siboney, Cuba. Es tabaquero de dor Allende.
ciones que algunas estrellas —como oficio, experto en hacer puros con Teodorakis cantó y tocó su música
Plácido Domingo, Luciano Pavarotti las manos y nieto de Ma Regina, por el mundo y regresó triunfante
y Agnes Baltsa, entre otros—, han esclava liberta que vivió 115 años. a su patria, donde ha sido electo
hecho interpretando canciones po- Reconocido con la “Orden Félix varias veces miembro del Parlamen-
pulares, veremos que el resultado Varela”, la más alta condecoración to. Es un luchador incansable por la
expresivo se sacrifica en aras de la que otorga al mundo de las artes democracia y la justicia, por los de-
técnica y no logran transmitir la el gobierno cubano, está ayudando rechos humanos, por la paz y por el
intensidad que sí logran cantantes a abrir Cuba al mundo y el mundo medio ambiente.
menos atados a la técnica vocal. a Cuba, como lo solicitó Juan Pablo Ha escrito más de mil canciones,
Frank Sinatra nació en 1915 en II: presentándose en Sevilla, en Ma- óperas, conciertos, sinfonías, canta-
Nueva Jersey. Empezó a cantar en drid, en París, en Miami, grabando tas y oratorios, música para ballet,
1934 y vivió siempre al filo de la sus sones para el mundo. Con más para teatro y para el cine. Escribió
navaja ligado al poder, a nombres de setenta y cinco años dedicados a la música de las películas Fedra, Ele-
importantes en el mundo de la po- la música, Compay Segundo pide: ktra, Los amantes de Teruel, Serpico,
lítica, del espectáculo, de la mafia. “Tener cerca mi guitarra, un tabaco Estado de Sitio y Zorba el Griego, en-
Ava Gardner, Mia Farrow, Marle- y un traguito de ron para disfrutar tre otras.
ne Dietrich, Lauren Bacall, Marylin con los amigos. Lo mejor de la vida, Dice Teodorakis: “Yo debería pagar
Monroe, son algunos nombres de caballero”. al público que viene a escucharme.
entre las mujeres relacionadas con Es mejor vivir así es un bolero que Porque a mí un concierto me rejuve-
él. John F. Kennedy fue su amigo Compay Segundo canta como voz nece, es como si dejara mi alma so-
personal y cercano. segunda dejando a una joven can- bre la mesa, como si me desnudase
Viviendo “a su manera”, Sinatra hizo tante, Martirio, la voz principal. Eso ante los ojos de todos. Y eso, renue-
1,800 grabaciones, recibió nueve dice la ficha del disco. Sin embargo, va mi energía”.
Grammies y un Oscar por su actua- es notable como la voz segunda se Agapi mou (amor mío), es una can-
ción en la película De aquí a la eter- hace primera y la primera se con- ción escrita para la película Fedra,
nidad. Fue un luchador incansable vierte en segunda conforme avanza dirigida en 1960 por Jules Dassin.
contra el racismo —a él deben el el bolero, se alternan, se funden y En ella actuaron Anthony Perkins y
éxito en su carrera varios cantantes no domina ninguna de las dos. El Melina Mercouri, compañera de lu-
de color como Sammy Davis— y ritmo es lento y es lenta, sobre todo, cha, amiga, cómplice y socia de Teo-
un filántropo reconocido en todo el la manera de “decir” la canción. dorakis, actriz y cantante que al mo-
mundo. Murió este año (1998). Mikis Teodorakis nació en 1925 en rir convocó en su funeral a más de
Dijo Sinatra: “Tengo un enorme res- la isla de Chios, Grecia. Siendo niño un millón de personas. Grecia es un
peto por cada canción y por su pro- realizó sus primeras composiciones. pueblo que sigue adorando la belle-
ceso creativo, desde su escritura, su Fue hecho prisionero y torturado en za. Originalmente Melina Mercouri
arreglo y su interpretación final. A la segunda Guerra Mundial y luego fue quien cantó esta canción. Trein-
mí me gusta pintar y, de alguna ma- durante la guerra civil. Elegido más ta y cinco años después la canta, en
nera, creo que la interpretación de tarde miembro del Parlamento, fue esta grabación, por primera vez en

38
público el mismo Mikis Teodorakis suficiente ni eficaz, hasta que ella La conversación no está para llenar
con un ritmo y un tiempo asombro- misma se dio cuenta en el fondo, el tiempo, sino que, al contrario, es
samente fuertes, asombrosamente dice, de que el secreto está en “amar ella la que organiza el tiempo, la
vivos y asombrosamente lentos. sin esperar ser amado”. Esa verdade- que lo gobierna e impone las leyes
Chavela Vargas nació según dicen, ra iluminación le permitió romper la que hay que respetar”.5
en Costa Rica, en 1919. Ella se con- cadena del alcohol y vino entonces ¿A dónde nos conduce esta emoción
sidera mexicana, pues ha vivido en la resurrección. A los 74 años regre- compartida, este compartir el gozo
México desde niña. Muy joven en- só al escenario en “El Hábito” en la de las cuatro canciones, de estos
contró el éxito gracias a su modo ciudad de México y en “El alacrán”, momentos diferentes estirados en el
intenso y único de expresar la can- en Tepoztlán. Su éxito fue inmedia- tiempo?
ción mexicana. Pero la envidia y los to. De ahí fue a Madrid, apadrina- A nada.
celos son hermanas del éxito. Y lle- da por Pedro Almodóvar y luego al A nada y a todo.
garon también la inseguridad y el Olimpia de París. Al propósito de recuperar la libertad
miedo. Chavela necesitaba “echarse” La llorona es una canción bien cono- para elegir esta actitud interna que
un tequila cada vez, antes de salir cida de todos, aunque nadie sabe es camino de la intensa serenidad.
a escena, para sobreponerse. Sabía la letra completa, porque no existe Podemos recuperar la lentitud en
que al empezar a cantar colmaría los la letra completa: se pueden agre- nuestro modo de estar-en-el-mun-
corazones y daría voz desgarrada a gar versos indefinidamente. Así de do, en nuestro quehacer diario. En
quienes —en plena juventud— su- grande es el dolor de la mujer que nuestro modo de sentir, en nuestro
frían incurable mal de amores en perdió a sus hijos, de la que toma modo de conectarnos con el mundo
aquellos tiempos en que la ciudad su nombre esta canción. Acompaña- y con los demás, en nuestros encuen-
de México era casi el paraíso. da solamente por dos fenomenales tros, en nuestros desencuentros, en
“Sin darme cuenta, copa tras copa guitarras, Chavela Vargas hace una nuestras conversaciones, en nuestros
—dice Chavela Vargas— el tequila verdadera creación. actos amorosos.
fue desplegando su magia y apo- Nunca nadie había cantado La lloro- Demos a la vida nuestro propio rit-
derándose de mí”. Acabó así su ca- na con el sentimiento, con la fuerza mo.
rrera, acabó su fama y su nombre y y con la lentitud con que lo hace Hagamos de cada instante un ins-
parecía haber acabado su dignidad ella. tante nuevo, alargado, único.
y su esperanza. Tras muchos tropie- Hagamos de cada instante una eter-
zos, en la angustia y en la soledad, El derecho a un ritmo propio nidad.6
buscó ayuda. Una ayuda que no fue Milan Kundera escribe en su nove-
la llamada, precisamente,
La lentitud: “Nuestra época
está obsesionada por el de-
seo de olvidar y, para rea-
lizar este deseo, se entrega
al demonio de la veloci- 1 Joan Corominas, Diccionario crítico y
dad; acelera el paso porque etimológico del español.
quiere que comprendamos 2 Diccionario de Sinónimos y antónimos,
que ya no desea que la re- Madrid, Mediterráneo, 1994.
cordemos; que está harta 3 Milán Kundera, La lentitud, Barcelona,
de sí misma; asqueada de Alfaguara, 1994.
sí misma; que quiere apa- 4 Jorge Luis Borges, Otro poema de los
gar la temblorosa llamita dones.
de la memoria. “Hay un 5 Milan Kundera, op. cit., 1994.
vínculo secreto entre la len- 6 Las fichas discográficas de las cancio-
titud y la memoria, entre la nes son las siguientes: Frank Sinatra,
velocidad y el olvido... el Duets, Capital Records, 1993 / Com-
grado de lentitud es direc- pay Segundo, Lo mejor de la vida, War-
tamente proporcional a la ner Music, 1998 / Mikis Teodorakis y
intensidad de la memoria; María Farantouri, The birthday concert,
el grado de velocidad es Tropical Music, 1995 / Chavela Var-
directamente proporcional gas, La Llorona, Turner Records, Ma-
a la intensidad del olvido. drid, 1993.

39
Artículo

Fin de siglo mexicano:


letania de dolores y esperanzas
Luis Mariano Acévez

¿Qué le duele más a México? mo y la intolerancia son siempre ca-


racterísticas de los demás.
¿Corresponde a cada dolor una esperanza? Son demasiados dolores para ser
soportados: pesan mucho y por eso
¿Cómo son esos opuestos, explican nuestro hartazgo y nuestro
esos dolores y esas esperanzas? cansancio.
Después de tanto tiempo, después
¿Cómo los vivimos en México? de tanta repetición, de tanta acu-
mulación de males, después de

A
tanto dolerle a México lo mismo,
¿qué aprendemos? ¿No estaremos
lo largo de nuestra his- cia del poder político, del poder profundamente equivocados en el
toria hemos acumulado económico y del poder intelectual, modo mismo en que vemos esta le-
muchos dolores viejos y la intolerancia que mata al diálogo tanía de dolores? ¿En el modo en
hemos agregado otros nuevos. Los en su mismo nacimiento, la impo- que nos lamentamos, en que seña-
que hemos vivido en México du- sibilidad de la comunicación; los lamos las llagas, en que volvemos
rante más de medio siglo hemos vínculos esclavizantes de las drogas a construir esperanzas, una tras otra
escuchado una creciente letanía de y la hipocresía social que no reco- amarrada a un dolor siempre viejo?
dolores: la brutal desigualdad de la noce otras esclavitudes igualmente Tal vez necesitamos ponerle otros
pobreza en el sur y la riqueza en el dolorosas como el alcohol, el taba- nombres, pintarlos de otros colores,
norte; el número de pobres siempre co, el sexo o la mentira. Los males iluminarlos con luces nuevas, para
en aumento, los muchos privilegios de siempre, los mismos que denun- recuperar nuestra capacidad de
y los muchos bienes para unos po- ciaron nuestros padres y nuestros asombro y de indignación.
cos, la falta de oportunidades para abuelos, aderezados con algunos Muy lejos de significar una oportu-
la mayoría y la escasa definición de nuevos males como el culto a la nidad constante para el crecimiento
los significados de esas oportunida- tecnología y al dudoso progreso, la personal, para la práctica diaria y
des —casi siempre planteadas sola- eterna deuda externa , la globali- difícil del amor, esta larga letanía de
mente en términos económicos—; zación de valores al servicio de la dolores y sus respectivas esperanzas
el dinero como norma permanente, acumulación egoísta, el abuso anó- frustradas —una tras otra frustrada,
el naufragio nacional en búsqueda nimo, el desprestigio de las ideolo- cada año, cada sexenio, cada gene-
de mínimos de bienestar que no gías y el secuestro del futuro. ración frustrada una tras otra—, este
llegan nunca para la mayoría; los Una larga lista, conocida desde hace recuento de males nos pone ahora
valores individualistas ajenos a la mucho. Una larga lista de dolores ante el mito del milenio nuevo.
solidaridad, las necesidades artifi- que ya vivimos como parte de nues-
ciales; la adoración de la juventud tra manera de ser, con una resigna-
y el descrédito de la vejez, la co- ción de medio siglo, como males de
rrupción como sistema de relacio- afuera, lamentables pero propios de
nes sociales, el juego perdido de otros, de los demás. Definidos como
justicia— injusticia, la violencia y la campos para marcar la frontera per-
impunidad, el asesinato sistemático sonal, para ponernos del lado bue-
de la naturaleza, la contaminación no. La corrupción y la violencia, la
del cuerpo y del alma, la arrogan- impunidad y la injusticia, el egoís-

40
terioridad, al callado manantial de
las preguntas fundamentales. Es una
entrada a la experiencia intensa y
del aquí y el ahora, porque hace del
aquí y el ahora una prioridad abso-
luta. Donde está el dolor intenso no
hay futuro ni hay pasado. Hay sólo
dolor y verdad en la frontera con la
muerte, con el no—ser.
Hay una manera de experimentar
el dolor puramente como tal, sen-
tido y hecho conciencia por la vía
Nuestra esperanza ahora puede me- preguntas. Como niños, reclamando del cuerpo, como fuego purificador,
dirse así: si hemos esperado cincuen- de los demás una plataforma para experimentado y agotado en la ex-
ta, cien, quinientos años, podremos poder huir, una respuesta que nos periencia corporal y convertido así
esperar un poco más, solamente un asegure en la ilusión de la inmorta- en conciencia. Escribió Saramago:
poco más, porque la salida parece lidad, reforzando la esclavitud que “No eres nadie si no te quieres a ti
estar ya a nuestro alcance. busca la explicación intelectual, las mismo, no llegas a Dios si no llegas
causas racionales más allá del do- primero a tu cuerpo”.
¿Qué es el dolor? ¿Qué significa el do- lor mismo. Y como la búsqueda es Pero nuestra tendencia a lo bajo,
lor respecto de la vida? inútil, pues esas causas no existen nuestro principio del placer (Freud
El dolor es una experiencia funda- como tales (el dolor no tiene expli- dixit) reforzado por una educación
mental, una experiencia necesaria, cación, simplemente es) generamos claramente evitadora de lo áspero y
una experiencia propia de la vida inevitablemente nuestro propio su- de lo arduo, hace angosta y difícil
que, en la medida de su intensidad, frimiento, agregando al dolor una esta puerta a la conciencia.
puede llegar a ser prioridad abso- dosis evitable de tortura personal. Tal vez la mayor virtud del dolor está
luta. Nos metemos entonces en un labe- en su capacidad para hacernos vivir
Cuando sentimos un dolor gran- rinto, perdemos la posibilidad de el instante en toda su dimensión, en
de, no hay espacio ni tiempo para experimentar la pureza del dolor y su significado real como experien-
ninguna otra cosa. Cuando el do- la claridad de su convocatoria cor- cia del aquí y el ahora. ¿Cómo es
lor es intenso la vida se desnuda, poral. No lo dejamos alojarse libre- esa experiencia? Centrada en cada
se adelgaza, se vuelve frágil y por mente en el cuerpo, lo negamos, lo momento, en el devenir permanen-
eso surgen, afiladas, preguntas que rechazamos y nos trenzamos en una te, centrada en sí misma, esta expe-
no podemos callar, insobornables, lucha violenta y sin salida: dolor, re- riencia no busca ninguna referencia
preguntas que despiertan porque el chazo del dolor, búsqueda de expli- exterior, superpone imágenes y
dolor hace desaparecer la anestesia cación, interpretación del dolor, su- sensaciones, va dejando una estela
cotidiana de nuestro bienestar tibio. frimiento agregado, confusión, más que estira al tiempo, lo alarga, eter-
El mundo, los demás, los animales, sufrimiento... niza cada momento. Y es gracias a
las cosas, todo se perfila ante noso- La salida de uno mismo es probable- esa superposición, gracias a esa se-
tros de manera diferente. Con una mente la experiencia más conocida cuencia, que se obtiene un sentido
fuerza que no tiene igual, el dolor y la más frecuente frente al dolor: nuevo, un salto cualitativo, una luz
nos llama a ocupar nuestro centro, una experiencia confusa, urgente, inesperada.
ese punto al que se refiere el poeta convertida en agonía, en lucha per- La percepción de una serie de imá-
mexica cuando afirma: «Estoy ahí, dida, por vía del laberinto de las in- genes, una en cada instante, una
en mi centro». terpretaciones que no logran evitar sobre la anterior apoyada, una pro-
El dolor convoca a la conciencia y al dolor y agregan rechazo al cuerpo metiendo otra nueva en una estela
abre una puerta angosta y difícil a y más sufrimiento. Este es un dolor que se va alejando mientras avanza
la trascendencia. pensado, sellado por la ilusión de la como la de un barco, prepara el mo-
Esa puerta, abierta por el dolor, per- inmortalidad, cerrado a las pregun- mento culminante, va construyendo
mite tanto la entrada como la salida. tas, peleado consigo mismo, rebelde un escenario, densificando la expe-
Como salida el dolor puede ser ca- y furioso porque no puede entender riencia, tensando la cuerda para el
tapulta que nos dispara al exterior, lo que no puede entenderse. salto a la imagen final.
a la búsqueda apresurada del alivio Como puerta de entrada, el dolor El dolor puede ser una experiencia
sin detenernos a ver significados ni puede llevarnos a nuestra propia in- cumbre, una experiencia significativa.

41
Como lo hace a su manera el orgas- Pero hay seguramente otra esperan- Nos queda el camino del despertar,
mo, el dolor es una demanda priori- za, la que nos enseñaron como una negando la importancia de los con-
taria y hace palidecer o desaparecer de las tres grandes virtudes: la Fe, la ceptos y de los pensamientos lige-
a los otros estímulos presentes: senti- Esperanza y la Caridad. ros que se ocultan tras las preguntas
mientos, pensamientos, sensaciones ¿Cómo es esa virtud de la esperan- aparentemente trascendentales. Nos
que normalmente nos acompañan za? ¿En dónde pone un horizonte?, queda volver al camino de la expe-
en la media conciencia de nuestra ¿cómo establece la posibilidad de riencia directa —camino que cono-
vida cotidiana. El dolor constituye un futuro? cimos cuando niños— nos queda
una simple y clara alternativa. Una Esta esperanza nos llama a poner aprender a conocer mirando para
puerta que podemos abrir para salir la mirada —otra vez— en nuestro convertirnos en conocimiento, con-
corriendo de nosotros mismos o una interior: nos da la seguridad en la vertirnos en verdad, convertirnos en
puerta que puede conducirnos a la inseguridad, nos afianza en nuestra ojo mediante un ejercicio perma-
más profunda interioridad, al descu- propia fragilidad, en nuestro propio nente, mediante una permanente vi-
brimiento más perfecto. devenir y en nuestro propio ser en gilancia sobre nosotros mismos. Así
cada momento. Describe y reconoce podremos superar la tentación de
¿Qué representa la esperanza? nuestra humana limitación, nuestra la omnipotencia que nos hace creer
mortalidad inevitable. que somos capaces de “resolver” los
¿Es un signo de trascendencia, es la Esta es la esperanza que surge cuan- problemas que nos duelen, que nos
sed de inmortalidad, la sed de pla- do soy capaz de contemplarme, de hace ilusionarnos con la inmortali-
cer, las ganas de eliminar el dolor? amarme, de contemplar a los demás dad y nos impide vivir nuestras bre-
¿Es la necesidad de un fin último, y al mundo, y de amar a los demás ves, únicas, extraordinarias vidas.
de una última explicación? y al mundo. Nos queda el camino de la contem-
Estamos acostumbrados a una espe- Es la esperanza “volteada hacia noso- plación, esa extraña y difícil actitud
ranza cómoda y tibia. Una esperan- tros mismos”, la que renuncia al re- que prescinde de los juicios y de las
za tramposa que en sí misma lleva curso de los demás, la que nos hace opiniones. Nos queda el camino de
el germen del dolor y de la frus- conocer esta vida como la única que la unidad, de la integración de los
tración. Una esperanza que evita tenemos, la que sabe que cada mo- contrarios.
el crecimiento, que pone afuera la mento es perfecto, que dentro de mí Nos queda, por cierto, el camino
posibilidad del cambio: la que nos mismo está la pobreza y la injusticia, del despertar.
dice que vendrán tiempos mejores, la violencia y la intolerancia, tanto
que mañana será otro día, que las como la paz y la equidad, la solida-
cosas mejorarán con el nuevo PRI, ridad y la capacidad de dialogar.
que algún día llegará el amor espe-
rado, que desaparecerá la injusti- ¿Qué nos queda?
cia, la pobreza, la violencia, el odio
y la guerra. Que cesará el dolor y Con una esperanza forta-
seremos felices. Esta esperanza nos lecida en el centro de no-
anestesia, pospone la experiencia sotros mismos, despojada
inmediata, la mediatiza y deja en de magia y de expec-
los demás y en lo demás la respues- tativas tramposas y con
ta. Niega la perfección y la verdad una apertura a la expe-
de cada momento. Sólo reconoce riencia del dolor directo,
en cada momento una validez y un dolor que renuncia a
una verdad en función de algo que todos los pensamientos,
se desea esté en el futuro. Nos vin- a todas las interpretacio-
cula a una fantasía, la del futuro. nes, ¿cómo responder a
Emplea la magia: algo hará que las la letanía de los dolores
cosas cambien. propios y los dolores de
Nos esclaviza porque limita nuestra México? ¿Cómo disolver
capacidad de acción. los nudos de frustración
Es una esperanza que nos disminu- que aparecen inmediata-
ye, nos ata, genera zozobra y des- mente cuando a cada do-
concierto, incuba reclamos, rabia, lor hacemos corresponder
desaliento. una esperanza?

42
Artículo

El portentoso espejo de “Las Meninas”


Resignificar la propia historia para hacer mas libre el alma
Luis Mariano Acévez

No pasa nada Parece flotar sobre el piso mientras vemos la parte trasera. ¿Qué cuadro
En una amplia sala rectangular sin es atendida solícitamente por dos está pintando Velázquez?, ¿el retrato
decoración, salvo por la profusión damas, una de las cuales –María de la pequeña infanta o más bien el
de lienzos que cuelgan de los dos Agustina Sarmiento– le extiende un de sus padres reflejados en el espejo
muros visibles, se desarrolla una es- jarrito de barro, presumiblemente del fondo, y por tanto ocupando un
cena doméstica, casi insignificante, con agua fresca. María Agustina era espacio fuera del cuadro, donde hoy
captada en una especie de fotogra- hija del Conde de Salvatierra y más nos encontramos los espectadores?
fía instantánea. En el muro de la tarde casó sucesivamente con los
derecha, varios cuadros se alternan condes de Aguilar y de Barajas. La El atractivo irresistible de
con ventanales que iluminan el es- otra dama pendiente de la escena “Las meninas”
pacio. En el fondo hay dos puertas, es Isabel de Velasco, de quien sabe- Quien haya tenido la fortuna de
una de ellas abierta a una escalera mos murió soltera y joven. Del lado estar frente a este cuadro, habrá
inundada de luz. Entre las dos puer- derecho, un mastín está a punto de comprobado su capacidad de con-
tas hay un arcón y sobre éste un es- despertar por el hostigamiento del vocatoria y su enorme calidad de
pejo que refleja dos figuras. Se trata pie juguetón de Nicolasito Pertusato, espejo total. En la sala XII del Museo
de los reyes de España, Felipe IV y italiano, especie de juguete de la in- del Prado, cuyo eje transversal está
Mariana de Austria, quienes, por así fanta Margarita de Austria, que así señalado precisamente por la colo-
decirlo, ocupan su lugar posando se llama la rubia hija de los reyes cación de “Las meninas”, varias de-
exactamente donde estamos noso- de España. Atrás del mastín y con la cenas de personas (¿cien tal vez?) se
tros contemplando la escena. mirada al frente, hacia nosotros, la detienen, se acercan y se mueven.
En el techo se ven dos ganchos para enana Maribárbola, según dicen de Falta poco para que se instale una
lámparas, pero no las lámparas, lo origen alemán y llamada en reali- banda de movimiento continuo,
que acentúa la sensación de auste- dad Barbarica Asquín, es otro de los como la que existe bajo la imagen
ridad. La lisura del pavimento, color juguetes. Sumidos en la penumbra de la Virgen de Guadalupe. Enton-
ocre, hace suponer que se trata de dialogan doña Marcela de Ulloa, ces cada visitante contará con algu-
una estera para atenuar el frío. Sa- guardadamas mujer de las damas nos segundos para deslizarse frente
bemos que esta estancia era conoci- de la Reina, quien viste sencillo to- al cuadro y echarle una mirada sin
da como “Cuarto bajo del Príncipe”, cado de viuda, y un caballero, tam- estorbos. Si se calcula bien, podrían
pues fue habitada por el malogrado bién guardadamas, don Diego Ruiz pasar cada día unas 1400 personas,
Baltasar Carlos y sabemos también de Ancona. Don José Nieto, apo- digamos cuarenta mil cada mes.
que, tras su muerte, fue destinada a sentador de la Reina y buen ami- ¿Medio millón al año? No es una
taller de los pintores de cámara. go de Velázquez –autor del cuadro cifra despreciable.
Este espacio sobrio y amplio sirve que describimos– aparece al fondo ¿Qué miramos todos con tanta avi-
de escenario a un conjunto de doce a punto de abandonar el salón su- dez en el famoso cuadro de Veláz-
personajes, incluyendo un perro: biendo una escalera. Respetuosa- quez? ¿Qué significa que sea un des-
Dos de ellos –los más importantes, mente apartado de la infanta y su tino obligado para quienes viajan a
desde el punto de vista de la noble- séquito, pero luciendo sus atributos Madrid? ¿Qué tiene esta pintura que
za– están situados fuera del cuadro y de noble (como la cruz de Santiago) convoca a tal cantidad de visitantes,
son, como ya se dijo, el rey Felipe IV y las llaves de aposentador, el pin- guiados por estudiosos y conocedo-
y su esposa. El centro lo ocupa una tor de cámara Diego de Velázquez res del arte unos y otros por guías
niña no mayor de seis años, lujosa- está a punto de dar una pincelada light que transmiten sin cansancio va-
mente ataviada con sedas y encajes. sobre el enorme lienzo del que solo rias veces al día la anécdota palacie-

43
vaya a ser que lo nuevo (desconoci-
do) ponga en riesgo la sobrevivencia.
Bajo esta implacable lógica, importa
poco si esa conducta produce sufri-
miento como efecto secundario. Es
preferible sufrir a desaparecer. Más
aún, el sufrimiento es valorado por-
que demuestra que estamos vivos.
Los muertos, que se sepa, no sufren.
Tal vez por esta razón los procesos te-
rapéuticos son tan complejos, tan di-
fíciles y, en ocasiones, tan frustrantes.
Requieren de un enorme esfuerzo
ga que le dio origen? ¿Qué potencial Resignificar para ser libre para desaprender unos significados,
de mercado tiene “Las meninas” que Uno de los motores que impulsan el durante años reafirmados y consoli-
se vende tanto en postales y carteles, crecimiento personal es el proceso dados, para aprender otros significa-
corbatas y prendedores, portavasos y de resignificación de las experien- dos nuevos.
copias fidedignas, como en llaveros cias que integran nuestra existencia. En el psicoanálisis esto se hace mien-
y mascadas, barajas y pop outs de Resignificar quiere decir mirar con tras se va construyendo una investi-
papel? otros ojos lo que siempre hemos gación casi detectivesca sobre uno
Más allá de la madura técnica de Ve- considerado en nuestra historia per- mismo; en el enfoque centrado en
lázquez, capaz de pintar la atmósfe- sonal como definitivo, como real y la persona, al experimentar la acep-
ra, el aire mismo de la escena; más verdadero. Nuestras experiencias tación incondicional que es ya, de
allá del valor documental que tiene significativas, sobre todo aquellas por sí, terapéutica; en la terapia ra-
el cuadro sobre un reinado en deca- de la infancia, se convierten –según cional emotiva, como una secuencia
dencia o sobre la hija predilecta de afirma Edward De Bono– en una es- de argumentos a favor de la razón;
Felipe IV; incluso más allá de la ca- pecie de “patrones cerebrales de res- en la logoterapia, como el rescate
pacidad del pintor para imaginar el puesta”. Esto quiere decir que, para del significado profundo. Todas las
mundo al revés, mirándose a sí mis- ser fiel a su prioridad absoluta, que corrientes y todos los enfoques, fi-
mo como lo miraban los reyes –po- es la sobrevivencia, el cerebro nos nalmente, parecen buscar que nos
sando para su retrato–, este cuadro presenta como deseables aquellas miremos a nosotros mismos de ma-
encierra una enseñanza extraordina- conductas que ya hemos probado, nera diferente. Todos pretenden re-
ria para el crecimiento personal y el pues han tenido por consecuencia in- significar la imagen que tenemos de
desarrollo humano. “Las meninas”, negable el mantenernos vivos. “Más nosotros mismos.
por ser un espejo total, hace posible vale malo por conocido que bueno Si a lo largo de veinte años de vida,
un ejercicio de resignificación. por conocer”, parece afirmar nuestro por ejemplo, hemos aprendido a
cerebro, es preferible repetir lo que devaluarnos porque no cumplimos
has hecho que explorar lo nuevo, no suficientemente (nunca lo hacemos)

44
con las expectativas de los mayores,
el cerebro ha ido desplegando una
red de reacciones y conductas que
fortalecen esa convicción, y como
resultado final nos mantienen vivos.
Es cierto: sufro, luego existo.
La repetición incansable de esas
reacciones y ese patrón de conduc-
ta, una y otra vez, va formando una
especie de cañón cerebral de modo
semejante al que formó el río Co-
lorado en su incesante paso por la
tierra. Modificar esas reacciones y
esas conductas parece, a veces, tan
difícil como sacar al río del fondo
del cañón. Quedamos así convenci-
dos de la certeza inconmovible de
nuestro modo de vernos, de nues-
tras explicaciones y nuestras teorías
sobre nosotros mismos, frecuente-
mente convertidas en justificaciones
redentoras y paralizantes.

¿Cómo resignificar la historia


personal?
Aparte de los caminos que propo-
ne la psicología para echar a andar
ese proceso de resignificación, hay
muchos otros señalados por la filo-
sofía, por el arte y la literatura, por
los mitos y por las religiones. Uno
de estos caminos es el que ilustran
“Las meninas”. Se trata del cambio
de punto de vista, ese lugar desde
donde siempre hemos visto al mun-
do y a nosotros mismos.
Suponemos que las cosas son como incluido– mirada desde fuera, con capaces de darnos una visión no
las vemos porque traemos siempre los ojos puestos en otro, en la cabe- distorsionada de nosotros mismos.
los ojos en el mismo lugar: puestos za de Felipe IV. Es como si el pintor Por eso, con frecuencia nos resulta
en la cabeza debajo de la frente y hubiese pedido al Rey que descri- extraña nuestra imagen cuando la
a los lados de la nariz. Otorgamos biera lo que veía. Como si hubiera vemos reproducida en esos medios
enorme crédito a lo que vemos existido frente al pintor un enorme y algo similar ocurre cuando, por
porque nunca podemos despren- espejo capaz de reflejar sin distor- primera vez, escuchamos nuestra
dernos de nuestro propio horizonte. siones. Es decir un espejo inexisten- voz reproducida por una grabadora:
Si cerramos los ojos todo se apaga. te, imposible, porque los espejos nos parece ajena.
Si descendemos o subimos el es- nos reflejan sin invertir lo refleja-
cenario cambia y todo se organiza do: ponen a la derecha lo que está Jugar para burlar al cerebro
en función de nuestra mirada indi- a nuestra derecha y a la izquierda La pintura de Velázquez invita a
vidual, como si así fuera en realidad. lo que está a nuestra izquierda. El repetir el ejercicio con nuestras
Esto es tan obvio que se escapa a la ojo nunca puede verse a sí mismo. propias experiencias, con aquellas
conciencia cotidiana. Los espejos nos dicen lo que ellos experiencias que nos han marcado
En “Las meninas”, Velázquez realizó ven, no lo que nosotros veríamos significativamente en la vida.
una formidable transformación. Se si estuviésemos en su lugar. Solo la A pesar de la resistencia del cerebro
imaginó una escena –con él mismo fotografía, el cine o la pintura, son a abandonar sus patrones, a salirse

45
de los cañones que le garantizan la son sus actitudes? ¿Qué piensa y acontecido, nuevos matices y nuevas
sobrevivencia, podemos intentar un qué siente cada uno de ellos? luces aparecen. Se abre la posibili-
juego. Conviene que sea así, un jue- dad de descubrir otros significados
go, con tiempos fijos y con reglas Lo más probable es que, después antes ocultos a nuestra mirada, ocu-
establecidas, para que sea aceptado de estos tres pasos, la escena haya pada siempre en satisfacer la propia
como tal y no represente una ame- quedado descrita como la tenemos manera de entender y valorar la his-
naza. Este es uno de las poderes registrada en el cerebro, como nos toria. Todo esto pasaría porque no
del juego: nos permite explorar sin la hemos reproducido y la hemos estaríamos empeñados en descubrir
graves riesgos. Como hemos jugado contado (a nosotros mismos y tal la verdad, una verdad resbaladiza y
a ser papá o mamá en la infancia, vez a otros) una y mil veces. Es, en dudosa, sino a resignificar la expe-
como hemos jugado a ser héroes cierto modo, nuestra escena favo- riencia, dejando que se teja a nues-
o villanos, princesas, caballeros o rita. La que nos ha dado pie para tro alrededor una fina y compleja
astronautas, piratas o águilas, po- descifrar el drama o la explicación red de miradas y de sentimientos
demos jugar a resignificar nuestras que es base de la propia existencia, diferentes.
experiencias. el leitmotiv de nuestra vida. Ahora Si logramos ser en nuestra pintura
El juego que se propone aquí es sigue la parte más difícil, el juego personal primero la Infanta y luego,
sencillo y consta de estos pasos: de espejos que magistralmente pre- sucesivamente, Maribárbola y María
senta Velázquez en su pintura: Agustina Sarmiento, Nicolasito Per-
1. Imaginemos el escenario en que tusato e Isabel de Velasco, Marcela
se desarrolló la experiencia en 4. Salgámonos de la escena, dejan- de Ulloa y don José Nieto; el mastín
cuestión, aquella experiencia que do ahí nuestra imagen, como lo echado en el piso y el mismo Veláz-
nos dejó una huella profunda. hizo Velázquez. Metámonos aho- quez, la experiencia se enriquecerá
Como si fuésemos a filmar la es- ra en uno de los personajes, el notablemente y habrá más lugar
cena: ¿cómo era el lugar donde que nos apetezca más (o el que para la tolerancia, para la paciencia,
se dieron los acontecimientos, nos apetezca menos) Hagamos para la inocencia y para el amor.
un espacio abierto o un espacio un sólido ejercicio de empatía, Porque las cosas son como son y
cerrado? ¿Qué objetos había, de pongámonos en sus zapatos. nunca son como parecen ser, la ex-
qué materiales estaban hechos, 5. Describamos desde ese personaje ploración es indispensable.
qué colores, qué tamaños, qué el escenario completo como él Abandonar la historia personal, tan
formas y qué texturas tenían? o ella lo ve. Igualmente, descri- sufrida y tan amada, y abrirse a nue-
¿Era primavera, verano? ¿Qué bamos a los demás participantes vos significados, requiere una enor-
día y qué hora eran? ¿Qué cali- y hagamos la narración de los me dosis de valor y de desapego. El
dades tenían la luz, la penumbra, acontecimientos, deteniéndonos precio que hay que pagar es eleva-
la temperatura? ¿Qué sonidos y particularmente en lo que cada do, pues con frecuencia se trata de
qué aromas estaban presentes? uno siente. renacer, de parirse a uno mismo. Y
2. Ahora describamos los persona- 6. Intentemos ahora hacerlo a partir eso es sumamente doloroso. Pero
jes que participaron en aquella de otro de los personajes. Y otro a cambio se obtiene un espacio de
escena, de modo similar a como más. Y otro... libertad personal. Unos centímetros
han quedado descritos los perso- de crecimiento para el alma.
najes de “Las meninas”: ¿cuántos Como resultado tendremos ahora Vale la pena resignificar aquellos
y quiénes eran?, ¿cómo estaban una superposición de cuadros, dos momentos, aquellos acontecimien-
ubicados en el espacio y qué ha- o tres versiones de la misma escena, tos que nos han marcado. Infancia
cían?, ¿estaban quietos?, ¿se mo- del mismo acontecimiento. Dos o no es necesariamente destino.
vían?, ¿cómo estaban vestidos? tres puntos de vista distintos. ¿Cuál es Vale la pena pintar nuestras propias
3. Una vez definido el escenario y los el verdaderamente real?, ¿podemos meninas.
personajes viene la acción, como honestamente decir que el nuestro,
si fuésemos a poner en práctica el original, es el verdadero?, ¿tiene
un guion cinematográfico: ¿qué sentido suponer que hay una ver-
dicen y cómo lo dicen cada uno sión auténticamente real? No. Al
de los participantes? ¿Hablan, cambiar el punto de vista y experi-
gritan, cantan, susurran? ¿Cómo mentar desde un otro o una otra lo La Magdalena, Contreras, abril 11 de 2001

46
Artículo

La madurez del varon:


un puente oscuro
Luis Mariano Acévez

La ventaja de las mujeres es sorprendente el dato de que sea


En el mundo que nos toca vivir to- mucho mayor el número de mujeres
davía no acabamos de acostumbrar- comprometidas en procesos perso-
nos a los cambios acelerados, a los nales de psicoterapia.
trastornos producto de situaciones Frente a ellas la mayoría de los
inéditas, a las amenazas que pen- hombres nos encontramos perple-
den sobre nuestra seguridad, sobre jos, como espectadores, sin atinar a
nuestras convicciones, sobre aque- nada más inteligente que la risa ner-
llos valores que suponíamos inmu- viosa o la condena ligera –apoyada
tables. en prejuicios medievales– para ali-
En este escenario, las mujeres llevan mentar la ilusión de una superiori-
una ventaja pocas veces reconocida. dad irreal y francamente pasada de
Nos hemos hecho a la idea de que moda.
ellas son –prácticamente en todo el Uno de los temas en que las muje-
mundo– seres sometidos por el poder res han profundizado y nos llaman
masculino, indefensas, vulnerables, a profundizar a los hombres, es el
explotadas por siglos. Y eso es cierto. relativo a su madurez, a la etapa de
Sin embargo, son ellas, las mujeres, la menopausia. Esto representa una
quienes con un espíritu audaz han lucha difícil y meritoria, porque se
tomado una delantera que nosotros, enfrenta a un rígido paradigma. La
los varones, apenas imaginamos. menopausia, para nuestra cultura,
Gracias a su sensibilidad natural, a representa algo así como un final:
su honestidad intelectual y a su pa- termina el sentido mismo de ser
sión por la verdad y por la vida, las mujer, que se identifica sobre todo La respuesta a los trastornos fisioló-
mujeres han desarrollado un proceso con la capacidad de la concepción. gicos y emocionales que caracterizan
admirable de autoanálisis y reflexión Una mujer sin óvulos es una mujer a la menopausia, ha sido el desarro-
que los varones desconocemos. Aun- desechable o, en el mejor de los llo de una amplísima investigación
que parezca mentira, dizque débiles casos, un ser asexuado, lista para científica y psicológica que les ayu-
e indefensas, están mejor preparadas ser colocada en el limbo donde no da a vivir esa transición, a cruzar ese
para adaptarse a los cambios y desa- existe ni el deseo ni los “malos pen- puente, como una valiosa etapa de
fíos del nuevo siglo. samientos”. Se dice que “vaciaron a su vida, plena de aprendizajes y de
Es en el terreno de la sexualidad una mujer” cuando le ha sido extir- realizaciones. Para las mujeres es co-
donde las mujeres han provocado pada la matriz. Una mujer sin útero, mún hablar de niveles hormonales
tal vez el mayor torrente de inves- por tanto, es una mujer vacía. y de medicamentos que les regulen
tigación sobre los procesos fisioló- Esta expresión, reflejo de un modo su cuerpo. Para los hombres, no.
gicos de sus cuerpos y los efectos cultural de pensar brutalmente Ese desarrollo del conocimiento del
que esos procesos tienen sobre sus agresivo, ha hecho que las mujeres cuerpo femenino no es sino un re-
almas. Su actitud, despierta y activa, reaccionen con inteligencia y con flejo de la calidad de la relación que
les ha permitido lanzarse a la aven- audacia admirables, cuestionándo- las mujeres han mantenido con su
tura de conocerse a sí mismas, co- se a sí mismas y a la sociedad que propio cuerpo a partir, tal vez, de lo
nocer sus cuerpos y sus almas, como las trata como si fueran objetos de- que éste significa como nido esen-
los hombres no tenemos idea. No sechables. cial para la vida.

47
Los hombres, en cambio, damos por
hecho que el camino a la madurez
está exento de obstáculos. Demasia-
do ocupados en nuestro afán por el
éxito, con el corazón puesto en los
logros –dinero, fama, poder, reco-
nocimiento– hemos ignorado por
mucho tiempo lo que pasa en nues-
tro cuerpo y los impactos que expe-
rimenta el alma con esos aconteci-
mientos al llegar la madurez. Hasta
da un poco de ternura comparar los
estudios tímidos y ruborizados sobre
la andropausia y sus posibles trata-
mientos, con el caudal de la investi-
gación dedicada a la menopausia.

Dicen que somos un rompecabezas


Más allá de un diagnóstico hormo-
nal expresado en cifras, la madurez
es un estado al que podemos llegar
luego de un proceso más o menos
largo, en el que vamos ajustando
diferentes aspectos. Tiene que ver
con el descubrimiento y la concien-
cia de un balance entre las circuns-
tancias, el cuerpo, las ideas y los
sentimientos.
Pero hemos aprendido que estamos
hechos de partes. Desde pequeños de la ciudad. Todo eso, estamos desequilibrios. Un niño no es capaz
nos enseñan a distinguir fundamen- convencidos, nos define. Todo esto de reproducirse. Sí es capaz de mi-
talmente dos mundos. Uno es aquel es lo que somos. rar y de identificar los colores. Pero
donde sucede todo lo de afuera, en Otro mundo es aquel donde sucede es muy poco consciente de ello. Un
nuestras circunstancias. De afuera todo lo de adentro de cada uno. Y adolescente es capaz de reproducir-
nos viene un nombre y un apellido, en ese adentro nos enseñan a distin- se, pero no de comprender sus cir-
nos ponen zapatitos azules si nace- guir aun otras dos partes: el cuerpo cunstancias o sus emociones. Y suele
mos con testículos, nos encaminan (sexo, color, peso, forma, estatura, ser, también, poco consciente, aun-
en un recorrido larguísimo que em- discapacidades y achaques) y el que tal vez más que el niño.
pieza en el jardín de niños y termi- alma (emociones, sentimientos, de- Una persona madura es capaz de
na en la universidad, y así es como seos, recuerdos, tabúes...). reproducirse, de mirar e identificar
vamos agregando datos y vamos Partes divididas en partes. Partes se- los colores, de comprender sus cir-
construyendo una identidad que su- paradas, identificadas y vividas así, cunstancias y sus emociones. Ade-
ponemos nos define. como secciones. más, es consciente de todo ello. La
Cuando nos preguntan responde- Menos frecuente que esa experien- madurez, en su concepto ideal, sería
mos con orgullo que somos mexi- cia, por desgracia, es la consciencia aquella etapa en la que hay mayor
canos, licenciados, doctores, direc- capaz de integrar y dar sentido a to- armonía entre las distintas partes,
tores de no sé qué, amigos del gran das estas partes. A pesar de que los que adquieren una presencia más
jefe y conocedores de los mejores seres humanos presumimos de ello intensa y más clara.
vinos; conquistadores, dueños de para distinguirnos de la naturaleza, Esto no tiene mucho que ver con las
un Mercedes Benz, padres de hijos la consciencia no es algo que nos hormonas. Es, sobre todo, un asunto
siempre sobresalientes; tan inteli- caracterice. de darse cuenta, de tomar conciencia.
gentes y previsores que ya elegimos Durante la infancia y la adolescencia,
el tipo de ataúd y un terreno bien todas esas partes se interrelacionan ¿Qué nos pasa a los varones?
orientado en el mejor cementerio con mayores o menores desajustes y Según lo anteriormente dicho en

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la madurez, idealmente, seríamos Católica muestra sus llagas, el país pene abandona su papel de eterno
mas conscientes. Como consecuen- va de mal en peor, la mentira es co- boy scout “siempre listo”. El rostro de
cia, también seríamos más libres. tidiana, la inseguridad nos rodea y la soledad es ya familiar y pensamos
Sabríamos ya ponderar nuestras cir- no hay lugar para el optimismo... más seguido en la muerte. (“¡Pura
cunstancias y, con el Eclesiastés, can- Por otro lado, en el mundo “de pérdida!” decía mi tío Enrique).
taríamos que “hay un tiempo para adentro”, el cuerpo nos desafía y La realidad es que hemos apren-
danzar y un tiempo para lamentarse, nos inquieta presentándonos nuevos dido a abordar las crisis más del
un tiempo para amar y un tiempo síntomas y reacciones desconocidas. lado del peligro, que del lado de la
para aborrecer, un tiempo para sem- La presión arterial y el colesterol son oportunidad.
brar y otro tiempo para cosechar lo socios malignos, denuncia el mé- Más adentro aún, en el alma, los
sembrado,,,” Nos amaríamos incon- dico. La fatiga nos obliga a admi- sentimientos se comportan como lo-
dicionalmente y llevaríamos en no- nistrar una energía que hasta hace bos, nos muerden las entrañas y nos
sotros mismos el centro de la propia poco parecía inagotable. El deseo empujan a la negación como reme-
evaluación. Con alegría, viviríamos sexual está en franco fade out y el dio y a la búsqueda de respuestas
plenamente el presente sabiendo
que el pasado no existe y que tam-
poco existe el futuro. Tendríamos
una relación estrecha con nuestro
cuerpo. Sabríamos escucharlo y lo
tomaríamos en cuenta. Conocería-
mos sus fortalezas y sus fragilidades,
y tomaríamos sus cambios y sus do-
lores como oportunidades.
Apreciaríamos la riqueza acumula-
da en nuestra alma, el tesoro de la
experiencia y el inmenso valor de
nuestros sentimientos, que experi-
mentaríamos como aliados insusti-
tuibles. Treparíamos orgullosamente
por la escala de los recuerdos y vivi-
ríamos felices la cosecha de los hijos
y de lo hecho a nuestro paso. Como
decían los mexicas de los toltecas:
seríamos sabios porque dialogaría-
mos con nuestro propio corazón.
Sobre todas las cosas seríamos más
conscientes, menos ignorantes, más
libres.

El puente oscuro
En la mayoría de los hombres, por
el contrario, esas partes no están en
equilibrio. ¿Cómo podrían estarlo si
las hemos vivido como mundos se-
parados y no como manifestaciones
de una unidad total?
La realidad es que, para muchos,
el mundo de afuera parece haber
cambiado demasiado: las circuns-
tancias nos atropellan, las urgencias
nos presionan, las dificultades nos
muerden. La juventud ya no cree en
nada, decimos, su lenguaje es indes-
cifrable. Ya no hay valores. La Iglesia

49
en soluciones milagrosas, fáciles, Ante este panorama, no queda más especie de “anestesia emocional” y
externas. que voltear la mirada hacia el inte- en esa trampa perderse la oportuni-
Porque hemos aprendido que en la rior uno mismo. Y eso es lo más difí- dad que toda crisis trae consigo.
erección del pene reside el ser hom- cil, el terreno más desconocido. Si los hombres no tenemos tantas
bre, entramos en escenarios de páni- Sin la comprensión del lugar que herramientas externas para cruzar
co y desolación cuando ésta se resis- ocupamos cada uno en el mundo con éxito este puente, nos vemos
te o se niega. Pensamos, entonces, y de nuestro papel en la vida, sin con la espalda contra la pared: o nos
que los remedios pueden venir de el conocimiento y reconocimiento atrevemos a hacernos de una bue-
afuera: las píldoras, las inyecciones, crítico de nuestra dinámica interna, na vez tantas preguntas pospuestas
los parches, el gel milagroso que del universo de creencias, supuestos, o nos resignamos a una recta final
restablecerá los niveles perdidos de sentimientos y actitudes con que vi- de bajada.
la testosterona y, en consecuencia, vimos, la verdadera madurez no lle- ¿Cuál queremos como compañera
el poder y la gloria. gará nunca. Más allá de las drogas última: la depresión de la derrota o
Estamos en el declive de los niveles o las medicinas, en el caso de los el gozo de la integración?
de la testosterona, en ese pantano varones es la capacidad de apertura Mientras escribo este texto llegan
que algunos llaman andropausia y al cambio –que significa desapego volando dos pájaros que se paran
buscamos respuestas con la misma de esquemas mentales y de esta- en el alféizar de la ventana, fren-
ansiedad con la que el calvo descon- dios necesariamente superados– y te a mí. El más grande es de color
tento con su imagen está dispuesto la capacidad de asumir las pérdidas pardo y tiene el pecho rojo. El otro
a probar cualquier cosa para trans- necesarias para seguir avanzando en es como una bolita gris, con las plu-
formarla. Pero, hasta donde puede la vida, lo que nos habilita para la mas esponjadas y temblorosas del
saberse, la ciencia no tiene una res- madurez. polluelo. Abre desesperadamente
puesta clara, segura, confiable y so- Cuando la fórmula recomendada el pico exigiendo el alimento que
bre todo accesible, al hecho natural por el médico se reduce al ejercicio, su madre, diligente, le deposita una
de la pérdida de testosterona, con a una dieta balanceada y a un esta- y otra vez. La escena dura unos se-
todo lo que eso implica. Sobre to- do anímico sereno, algo anda mal gundos. Súbitamente los dos vue-
das las cosas, la catastrófica pérdida en nuestro equilibrio vital. El gus- lan. Estos pájaros aprenden a volar
o disminución del apetito sexual. La to por el ejercicio y por la comida antes de aprender a alimentarse por
pérdida de lo que nos hace ser hom- sana, así como la serenidad del esta- sí mismos. Así nos pasa a los huma-
bres, como a las mujeres les hace ser do de ánimo, son consecuencias de nos. Podemos encontrarnos a los se-
mujeres su capacidad para el emba- un equilibrio integral, no fórmulas senta años habiendo volado mucho,
razo. para obtenerlo. Peor aún si se su- habiendo hecho una carrera más o
Sin embargo, está más que com- pone que una sustancia –cualquie- menos brillante y afortunada por la
probado que, en la gran mayoría ra que sea– resolverá el problema vida. No estoy seguro de que tam-
de los casos, no es el bajo nivel de y nos regresará el ilusorio bienestar bién hayamos aprendido a alimen-
testosterona la causa del bajo apeti- de la juventud, el funcionamiento tarnos a nosotros mismos. Con el ali-
to sexual, sino la acción de algunas sexual de la edad joven, el orgasmo mento de la contemplación. Con el
enfermedades como la diabetes, la garantizado y perpetuo. alimento de la mirada interior. Con
hipertensión o la arteroesclerosis. el alimento de la conciencia.
¿Qué ocultamos tras
todas esas fantasías?
Tal vez el miedo ante el reto de vivir
en libertad, que es un reto tremen-
do porque nos toca en el sendero y
no nos permite el soborno: nos obli-
ga a la verdad, por dolorosa y árida
que parezca.
Viéndolo bien, no es tanta la ventaja
de las mujeres. Al estar apoyadas en
productos con que la investigación
científica les hace más llevadera la
menopausia, pueden entrar en una

50
Artículo

Para una estetica de la violencia


Luis Mariano Acévez

C on un efecto estereofó-
nico, los susurros de la
arena cediendo a los pa-
sos extraños marcan las huellas alre-
“Hubo un tiempo en que, dedor de la tienda, ligera y fresca,
que me cobija. Despierto de golpe,
completamente, llamado por la ur-
no logrando concebir una gencia de un instinto que no duer-
me: sé que no estoy soñando. Una
mano trata de abrir la puerta de
eternidad que pudiera separarme de lona, la sacude, pero no lo consigue
porque está cerrada por dentro. En-
tre varias voces que se cruzan afuera
Mozart, no temía a la muerte. dando órdenes cortas y nerviosas,
distingo el sonido que hace Ricardo
al correr el cierre automático de su
Lo mismo me sucedió con cada músico, propia tienda para salir a ver qué
pasa.
Cuando yo salgo de la mía me en-
con toda la música...” cuentro –en la penumbra de la no-
che– con muchas piernas, unas con
botas militares, otras con sandalias
de plástico. Son cinco hombres. Uno
de ellos trae en la mano una pistola
(E. M. Cioran, Silogismos de la amargura) que me parece enorme. Son todos
jóvenes, ninguno mayor de cuaren-
ta años, calculo. Nos amenazan, nos
acusan de tener droga, marihuana.
Dicen que son policías judiciales y
que andan revisando la playa en
busca de delincuentes. Me doy cuen-
ta de que Ricardo está pensando en
ofrecer resistencia y no me parece
lo más inteligente. Sangre fría. Tra-
to de calmarlo. Les digo que somos
profesores de la universidad, que no
somos delincuentes, que no consu-
mimos ninguna droga, que pode-
mos identificarnos. Intentan enton-
ces acusarnos de maricones, pero no
lo hacen con demasiada convicción.
Pronto se descaran: es un asalto y pa-

51
recen tener prisa. Me empujan con ¿de qué me servirían en esta playa, han dejado las tiendas de campa-
la pistola mientras nos piden todo: a 500 kilómetros de la ciudad de ña, clavadas como estaban, cantan-
linternas, navajas, latas de comida, México?) Las olas siguen desfilando do como estaban al viento salado
dinero, las llaves del automóvil que una tras otra impasibles, majestuo- y tibio. El cielo es negro, con un
dejamos estacionado del otro lado sas, coronadas por el encaje fosfo- aguacero de estrellas como nunca
del estero. Toman los zapatos, la ma- rescente que habíamos admirado y una luna que se precipita, enor-
leta pequeña que compré en Nueva con veneración callada y un cierto me y dorada, al mar. La noche am-
York y que tanto me gusta, la estufa, temor, horas antes. El mar despide plia, espléndida, se mantiene ajena
la hielera, las botellas de ron y de un aroma intenso. La sal flota en el e indiferente a la humillación y al
tequila, la sartén, los vasos, la ropa, aire. Nos ordenan caminar a lo lar- miedo que siento. Mientras cami-
los binoculares y la grabadora, los go de la playa tan nuestra, tan be- namos pienso en lo fácil que se-
relojes, la cartera con el dinero y las llamente plana y dura. Bajo una luz ría ordenarnos caminar hacia mar
tarjetas de crédito... que parece no tener origen alguno, adentro, hasta morir ahogados. En
Siento la arena suave y fresca en brilla la espuma y brotan pequeños lo sencillo que sería disparar y ma-
mis pies y durante un segundo se manantiales de los orificios de los tarnos en medio del estruendo de
me llenan los ojos con el relámpa- cangrejos. Pienso en la piel de una las olas. Ninguna huella, pienso. El
go de plata de la pistola. (Pienso mujer, en caricias conocidas. Echa- crimen perfecto: murieron ahoga-
que ha sido una estupidez traer mos a andar junto con los cinco, dos, ebrios de tanta belleza...
conmigo las tarjetas de crédito: que se llevan todo cargando. Solo Vamos jadeando, a paso rápido,
sorteando las olas que nos lamen
los pies, en medio de un escenario
digno de Zeffirelli, como aquel final
de Turandot, la capa gigantesca de
oro y plata, las luces, los tocados y
las túnicas suntuosas, el resplandor
total. Seguimos caminando y poco
a poco los cinco hombres se sepa-
ran de nosotros, las líneas parale-
las de las huellas sobre la arena
se van abriendo y se internan tras
unos matorrales. Suben a un bote
y desaparecen por el estero. Ri-
cardo me mira y los dos sentirnos
que hemos vuelto a nacer. Han de
ser las tres de la mañana, me dice.
Echamos a anclar de regreso al
campamento desmantelado, en la
víspera del sábado de gloria, anu-
dados por el miedo y el coraje, el
coraje y el miedo, incubando una
sonrisa que poco a poco se hizo
externa. En ese momento sucede
el milagro: escuchamos “Las cua-
tro últimas canciones” de Strauss,
la “Lacrimosa” de Verdi, el Dies Irae
del Réquiem de Mozart llenando
el espacio, midiendo cada rincón
del universo, poniendo en eviden-
cia la fragilidad de nuestra exis-
tencia y el misterio de una muerte
pospuesta.
Nunca antes había experimentado
una belleza tan grande.

52
Artículo

Alto en la cumbre:
trascender por los sentidos
Luis Mariano Acévez

1. EL Occidente fragmenta visión del mundo, en realidad un 2. Los sentidos vs el alma,


Sabemos que nuestro modo occi- desdoblamiento del mismo mundo: el espíritu
dental de conocer es a través del por un lado, un mundo de objetos Cuando hablamos de trascendencia,
paradigma científico, que incluye el sometidos a observaciones, experi- el cuerpo y lo sensorial parecen re-
análisis de problemas, los cuadros mentaciones, manipulaciones; por troceder. Con frecuencia se quedan
sinópticos, las gráficas y tablas, la el otro, un mundo de sujetos que se al margen. El camino a la perfec-
disección de conejos y el uso de plantean problemas de existencia, ción, el camino de la espiritualidad,
termómetros, metros, litros y kilos. de comunicación, de conciencia, de y por tanto la trascendencia misma,
Aprendemos a contar y a medir destino. Así, un paradigma puede, parece ser un ámbito en el que los
muy pronto en la infancia. Para en- al mismo tiempo, dilucidar y cegar, sentidos no tienen nada que hacer.
tender el mundo buscamos reducir, revelar y ocultar. Es en su seno don- Muchos santos y muchos ascetas
simplificar. de se encuentra escondido el pro- han señalado a los sentidos como
Dice Edgar Morin que nuestro pen- blema clave del juego de la verdad obstáculo, como algo propio del de-
samiento occidental parte de un pa- y el error. monio, como enemigos del espíritu.
radigma fundamental: la simplifica- Eso hemos hecho en buena medida Pero como los sentidos no pueden
ción que, ante cualquier complejidad a lo largo de nuestras vidas y segu- negarse, se someten, se sujetan, se
conceptual, prescribe la reducción o ramente lo seguiremos haciendo. Vi- sufren, se convierten en tormento
la disyunción. “Esto nos impide con- vir ese paradigma; sufrirlo a veces y (“esta cárcel, estos hierros”, se la-
cebir la unidualidad (natural/ cultu- a veces utilizarlo con provecho; sen- mentaba Teresa de Jesús, refiriéndo-
ral, cerebral/ psíquica) de la realidad tir su peso y su fuerza y movernos se al cuerpo). Muchos de nosotros
humana. El gran paradigma formu- dentro de él, para intentar cruzar sus fuimos formados bajo ese signo y
lado por Descartes en el siglo XVII fronteras, a veces incursionando en casi nadie puede presumir de haber
separa al sujeto del objeto con una lo extraño, lo esotérico y casi has- sido educado en una ecología de los
esfera propia para cada uno: la filo- ta lo prohibido, para alcanzar otras sentidos. La filosofía occidental se
sofía y la investigación reflexiva por fronteras, insatisfechos. ¿Cómo rom- apoya en la idea de que los sentidos
un lado, la ciencia y la investigación per el paradigma desde su propia mienten, nos traicionan, nos inducen
objetiva por el otro. Esta disociación vigencia? ¿Cómo explorar alterna- al error, nos reportan cosas que no
atraviesa el universo de un extremo tivas? Una opción a nuestro alcan- son reales, que no son verdaderas.
al otro: ce es el juego. Pidamos permiso al De esto parte nuestro pensamiento,
sujeto/ objeto paradigma para jugar. Juguemos a como si la razón no nos engañara
alma / cuerpo acercarnos a la realidad por los sen- igual, como si la ilusión viniese sola-
espíritu/ materia tidos. Juguemos a explorar esta for- mente a través de los sentidos y no a
calidad/ cantidad ma de percepción. través de las ideas (de las ideologías)
finalidad/ causalidad que tanto sufrimiento y tanto enga-
sentimiento / razón ño han generado en el mundo.
libertad / determinismo Sin embargo, las palabras, que a
existencia/ esencia1 menudo nos traicionan, a veces
también abren puertas. Por su raíz
La no-obediencia a esta disyunción latina, trascendere significa “rebasar
–dice Morin– sólo puede ser clan- subiendo”. En español, son términos
destina, marginada, desviada. Este parientes arrecender, que significa
paradigma determina una doble “oler mucho, pasar el olor a través

53
de algo”; y también arrecender, “fra- pensar; que no existiría el pensa- 4. Aprender a percibir = Aprender
gancia” y recender, “olfatear”. Según miento si perdiésemos la capacidad a vivir
esto, ¡qué cerca parece estar la tras- de percibir. No son actos separados, Porque de nuestro modo de percibir
cendencia de la experiencia senso- dice Rudolf Arnheim. Ver y pensar depende nuestra vida. Porque ve-
rial del olfato!, uno de los sentidos es lo mismo. No es cierto que po- mos al mundo y a los demás a través
más oscuros, menos conocidos, me- damos aislarnos definitivamente del de un filtro que hemos heredado en
nos estudiados, más íntimos. Sin mundo. Aun en la soledad y en el parte –de nuestros padres, de nues-
embargo, nos quedamos con que aislamiento más grande que poda- tros ancestros, de nuestra cultura– y
trascender es ir más allá de uno mos imaginar, los sentidos estarán lo hemos pulido y modificado noso-
mismo, repercutir en el tiempo y en vigentes, la percepción nos define tros a lo largo de la vida. Se trata de
el espacio. Trascender es conseguir como seres vivos y el pensamiento aprender a percibir desde otro lu-
una suerte de inmortalidad. Es con- asociado –inseparable– nos define gar, con valores auténticos, con una
venirse en un eco que nos siga, des- como humanos. real apertura a la experiencia, con el
pués de la muerte, en los corazones Hay, sin embargo, una notable di- riesgo que implica la renuncia a la
de otros. ferencia entre ver y mirar, entre oír calificación ajena. De hecho, todos
Pero es claro que no podemos vivir y escuchar, oler y olfatear, gustar hemos aprendido una manera de
sin los sentidos, sin ese conjunto o y saborear, tocar y acariciar. Pare- percibir y nos hemos creído que ésa
esa red de antenas que conforman ce haber una diferencia esencial es la manera correcta; a veces, que
los sentidos y que nos permite acer- entre la percepción animal y la es la única manera correcta y esta-
carnos a la realidad, conectarnos capacidad humana de penetrar la mos dispuestos a matar para defen-
con nosotros mismos, con el mundo realidad, mediante una percepción derla, porque la suponemos única y
y con los demás, para construir los más profunda y consciente. De esta verdadera. El camino de la trascen-
significados que necesitamos para manera, la percepción se humaniza dencia implica pulir el filtro hasta
vivir. cuando es puerta para los signifi- hacerlo desaparecer. Y para eso, pri-
cados. Lo que caracteriza a los se- mero necesitamos la conciencia de
3. La vida es percibir; ver y pensar res humanos es esa capacidad de ir su existencia, darnos cuenta de su
es lo mismo más allá de lo aparente, de cruzar tamaño, de su grosor, de su rigidez
Estar vivo es estar conectado con las puertas de la percepción, de y también de la utilidad que tiene
el mundo y con los demás a través convertir a los sentidos en un ve- para proteger nuestra fantasía de
de los sentidos. Estar vivo es perci- hículo, en un puente, en un canal inmortalidad. Aprender a percibir
bir el calor y el frío, el silencio de para ir más allá. Pero, ¿a dónde? A parece algo automático. Los niños
ese patio, la sed y la tersura de una la posibilidad de un mejor enten- aprenden, necesitan hacerlo para
mano, la velocidad de las nubes y dimiento de uno mismo, que es el sobrevivir. Pero hay otro aprendiza-
el azul de las jacarandas; aspirar la entendimiento del mundo y de los je, precisamente el que nos lleva a la
humedad de las tormentas y escu- demás, de la muerte y la vida, del trascendencia. Un aprendizaje que
char el paso del viento que las acer- amor y el dolor, del sufrimiento y parte de lo percibido pero no se
ca a nosotros. En otra de nuestras el placer. A la construcción de sig- conforma ni se queda ahí; un apren-
disecciones, hemos pasado por alto nificados que intenten responder a dizaje que debe darse por y a través
que ver y pensar es lo mismo; que las preguntas de la vida, tan bella- de los sentidos y que tiene su cauce
la percepción es lo que nos permite mente formuladas por Savater.2 principal en el arte, donde los senti-
dos encuentran su refugio favorito.

5. La obra de arte es la expresión


(materializada) de un acto de
contemplación
El arte, como la ciencia, es una ma-
nera de conocer, una manera de
aprehender la realidad, un miradero
para la vida. Más aún, es una ma-
nera de darle significado a la vida y
de explorar y cuestionar a la misma
realidad. El camino del arte es el de
los sentidos y las emociones. Nace y
se nutre de los sentidos: del color y

54
7. La contemplación de la obra de
arte es una experiencia estética
(un coincidir de alguna manera
con el autor)
El acto por el que percibimos una
obra puede ser un acto de contem-
plación y convertirse en una expe-
riencia estética. Consiste en algo así
como entrar en un contacto directo
con el autor, mientras se hace, si-
multáneamente, contacto con uno
mismo. Como si al leer a Sor Juana
despertara en nosotros una Sor Jua-
na propia. Como si en cada uno de
la forma, del volumen, la luz y el es- quiere su sentido pleno solamente nosotros existiera internamente un
pacio; del silencio y los sonidos, del cuando es percibida por alguien. hilo que nos conectara con Schubert
movimiento y la quietud, del aroma Requiere de un receptor, de una o con Velásquez. Isomorfismo lo lla-
y del sabor, de la palabra y del can- persona que la reciba, que entre en man los estudiosos: un fenómeno
to. El artista expresa lo que mira en contacto y dialogue con ella, que se por el que las formas exteriores (la
el mundo y en los demás, se mira a deje tocar y afectar; que sepa –a su gestalt) tienen su correspondencia
sí mismo y nos deja un testimonio vez– contemplarla. Este es el primer con estructuras emocionales: la fuer-
material de esa mirada. El artista se paso del camino por el que el arte za de un roble, la amenaza de una
mira y nos mira. El artista contem- nos conduce a la trascendencia: la nube, la placidez de una laguna, la
pla y se contempla. El valor de ese construcción de un significado o fragilidad de una mariposa... Me-
testimonio, que es la obra de arte, un conjunto de significados, a par- jor aún, como si en todos los seres
reside en su universalidad y en su tir de lo que el artista propone. De humanos estuvieran sembrados los
atemporalidad. La obra producida este modo, la obra adquiere otra mismos sueños y los mismos temo-
en China, en Australia o en México dimensión, una mayor complejidad. res, deseos y frustraciones; la misma
puede capearse en cualquier parte. Va más allá de sí misma. A pesar de semilla de eternidad, la misma nece-
Los frescos de Bonampak tienen sus propios límites, la obra tiene un sidad de trascendencia, Tal vez todo
tanta vigencia como la pintura de potencial de trascendencia que de- consiste en la búsqueda de la uni-
Picasso y la música de Monteverdi pende del contemplador. Por eso dad perdida; el regreso a la estrella
tiene canea vigencia como la de podemos escuchar una y otra vez la que es nuestro origen, el descanso
Aarvo Pärt. El arte borra las fronte- misma sinfonía, mirar una y otra vez al que se refiere melancólicamente
ras en el espacio y parece ignorar el mismo cuadro o decir una y otra el texto náhuatl: “Todo sol muere,
el paso del tiempo. De hecho, es el vez el mismo poema. En ocasiones, toda luna perece, toda sangre llega
tiempo el que se encarga de darle lo que sucede en la persona que per- al lugar de su reposo”. Y si es así, en-
su dimensión: una verdadera obra cibe la obra queda muy lejos de la tonces la obra de arte es una aproxi-
de arte resiste el paso del tiempo. intención original de quien la creó. mación a lo que todos tenemos en
Al crear, el artista deja materializado Es muy probable que las reacciones común, a lo que compartimos aun
un acto de contemplación. Convier- que provocan en nosotros “Las me- sin saberlo conscientemente. Una
te en música o en pintura, en escul- ninas”, un quinteto de Schubert, un puerta por la que podemos penetrar
tura, poesía, arquitectura o cine lo soneto de Sor Juana o una escultura a una mejor comprensión del mun-
que necesita expresar, el resultado mexica, con mucha frecuencia sean do y de nosotros mismos, al saber
de su contemplación del mundo y ajenas a las intenciones de sus auto- que participamos –con el artista– de
de la vida, su interpretación de la res. En eso consiste la riqueza inago- la misma herida de la humanidad,
realidad externa e interna. table del arte: en la enorme carga de del mismo dolor y del mismo gozo.
subjetividad que irremediablemente la diferencia está en que el artista ha
6. La obra de arte se completa con entra en juego. Ninguna teoría es- sido capaz de expresarlo y dejarlo
la percepción de quien la contem- pecializada, ningún análisis erudito, como un testimonio material, y que
pla ninguna explicación es capaz de sabe que ese testimonio material,
Ninguna obra de arte está completa cancelar la libertad de quien se esa obra de arte, necesita nuestra
en sí misma. Puesto que cada obra pone frente al arte y vive su propia mitad, nuestra propia contempla-
es una expresión particular, ad- experiencia personal. ción, para completarse.

55
8. La experiencia estética es una ex- b) La libertad c) El acercamiento respetuoso y atento
periencia trascendente Otra condición fundamental está en El arte no le dice nada a quien se
La experiencia estética es una expe- la libertad. Para acercarnos al arte, acerca con arrogancia o con sufi-
riencia excepcional, poco común. requerimos de una actitud que es ciencia. Frente a estas actitudes, el
Forma parte del grupo de vivencias propia de los niños y por ello muy arte parece retraerse, enmudecer.
que Maslow calificó como “experien- rara en los adultos que han perdido Los expertos o eruditos frecuente-
cias cumbre” para describir su singu- la capacidad de asombro. El arte mente levantan una barrera con sus
laridad, su calidad y su importancia. habla a quien se presenta desnudo, análisis y sus teorías que, si bien son
Se trata de aquellos momentos de sin prejuicios, sin temores. Cuando útiles para un mejor entendimiento,
una gran intensidad, que nos tocan se trata de la experiencia estética, el pueden estorbar el contacto direc-
el alma y nos cambian interiormen- mucho saber puede convertirse en to. Arnheim dice que la experiencia
te. Pequeñas chispas, relámpagos o obstáculo, ya que puede amurallar estética solamente puede surgir en
soles de iluminación. David Cooper con pensamientos a la intuición, a aquellas personas capaces de acer-
los considera revolucionarios, en el la sensibilidad y a las emociones. carse a la obra con el respeto y el
sentido de que son transformado- La contemplación es esencialmen- sentimiento de honra y agradeci-
res: después de experimentarlos ya te eso: vaciar la mente de pensa- miento, de quien ha logrado obte-
no somos los mismos. Así es la ex- mientos, de interpretaciones con- ner una audiencia. No basta, pues,
periencia estética. Nos saca de no- ceptuales, de razones y juicios. Sólo acudir al museo y plantarse frente
sotros mismos, a partir de nuestra así puede romperse esa película al cuadro o asistir a un concierto o
percepción sensorial. Convierte a que nos oculta al objeto y que nos visitar una catedral. Hay que hacer-
los sentidos en vehículos de desa- muestra una apariencia, cuando no lo con reverencia, con la certeza de
rrollo espiritual. A través del oído, falsa, sí limitada y parcial. La ex- que –al hacerlo– se está pisando el
de la vista y del gusto, del tacto, del periencia estética necesita de una umbral de la trascendencia.
movimiento y del olfato –y sobre aproximación abierta y sin prejui-
todo cuando se da una totalización, cios: “Lo esperado no se cumple d) La saturación
una participación de todos los sen- –dice Eurípides– y para lo inespe- Los sentidos siempre están listos para
tidos– la experiencia estética nos rado, un dios abre la puerta”. percibir. El oído, el tacto y el olfato,
transforma. Ese fue el propósito del
Barroco, del Renacimiento italiano,
del Imperio bizantino, por ejemplo,
y de tantos otros momentos en que
las culturas del mundo logran inte-
grar la expresión de su propuesta
vital.

9. La experiencia estética exige con-


diciones que son el contexto o el
camino de la contemplación
a) La inquietud, las preguntas de la
vida
La primera condición para una ex-
periencia estética, dice Rudolf Arn-
heim, es que verdaderamente nos
interese la vida y sus preguntas. La
experiencia estética puede darse so-
lamente en aquellas personas que
se preguntan sobre el sentido de la
existencia, sobre el ser-y-estar-en el
mundo. El arte permanece mudo
frente a quienes no viven el drama
y el gozo de la existencia. La pala-
bra del arte no está hecha para los
indiferentes.

56
permanentemente abiertos, no suje- Más precioso En la sombra,
tos a la voluntad. No podemos con- es el roce de tu boca en la sombra. es el roce de tu boca
cebir a la vida sin los sentidos, pero más precioso.
tampoco sin el pensamiento. Según Este bellísimo texto es el resultado Luna de oro
Arnheim, ver y pensar es una misma de una contemplación. Borges no todo el jardín es luna,
cosa. Al ver pensamos. No podemos sólo describe una experiencia, nos alto en la cumbre.
ver sin pensar al mismo tiempo. La la comunica con toda la carga de
prioridad absoluta del cerebro es significado que tiene para él y, para Esta posibilidad, frente al arte, es
mantenernos vivos. Por eso, el ce- conseguirlo, hace uso de los recursos inagotable. Depende de qué tan le-
rebro se encarga de dosificar e in- de la poesía. Se trata de un momento jos queremos ir en nuestra propia
terpretar nuestras percepciones –lo en que el autor descubre que el roce búsqueda.
que vemos, lo que escuchamos, lo de una boca (una determinada boca) Luigi Boccherini, músico italiano na-
que saboreamos– en función de la en la sombra, puede ser más gozo- cido en 1743, compuso “La retirada
sobrevivencia y de nuestras necesi- so y más hermoso que todo aquel nocturna de Madrid”, un quinteto
dades vitales. Una de las condicio- jardín alunado a lo alto. Ese instan- para cuerdas y guitarra. Esta obra,
nes para sobrevivir es estar alerta, te adquiere un especial significado, con que Boccherini describe aquella
atento a los cambios y a las diferen- parece trastocar los valores conven- retirada nocturna es, como la tanka
cias. Para el cerebro es fundamental cionales, juega con ellos. Como un de Borges, el resultado material (en
comparar, descubrir las variantes y relámpago de emoción, el oscuro un conjunto de sonidos escritos en
los movimientos. Cuando obligamos roce de la boca de pronto es más lu- una partitura) de una contempla-
a cualquiera de los sentidos a per- minoso que el jardín bajo la luna y ción. Dos siglos después, Luciano
cibir permanentemente un objeto, que la propia luna, aun cuando ésta Berio, otro compositor italiano –éste
más allá del tiempo propio de un se haya convertido en oro. nacido casi doscientos años después,
interés normal, se produce el fenó- Borges mira o imagina o recuerda. en 1925– compuso cinco versiones
meno de la saturación. El cerebro Siente y piensa. En una palabra, con- o variaciones de la obra de Bocche-
empieza a jugar con lo que percibi- templa. Y luego escribe. Su arte no rini. El acercamiento de Berio es
mos y lo transforma. Si son formas, es otra cosa sino la expresión mate- parecido al que nosotros podemos
éstas empiezan a moverse, a despla- rial –en este caso en seis versos, 23 intentar frente a la tanka de Borges.
zarse o a quebrarse; si son sonidos, palabras, 80 caracteres– de esa con- Y está ahí, a nuestro alcance, para
se modifican los matices y las pro- templación. Hasta ahí se cumple la que hagamos nuestra propia con-
fundidades; si son textos, aparecen mitad del proceso, aunque para el templación de su contemplación a
otros significados y otras posibles re- escritor pueda ser algo completo en la contemplación original. Un jue-
laciones. Por eso, un cuadro nos em- sí mismo. La otra mitad depende de go de espejos en el que podemos
pieza a comunicar otras cosas luego los lectores. De cada uno de noso- ver reflejada nuestra propia “retira-
de un tiempo de mantener la vista tros, que se acerca a este texto con su da de Madrid”. Un movimiento sin
en él, una sinfonía revela novedades propia carga emocional, con sus pro- fin, trascendente, que va más allá,
cada vez que la volvemos a escuchar pios recuerdos, con su propia historia siempre más allá, dejando abierta la
y un poema puede resonar en ecos personal de jardines, lunas y besos. puerta para que otros continúen el
desconocidos. Así llegamos nosotros, miles, millo- camino.
nes de lectores, para hacer nuestra
10.Los ejemplos: un juego de espe- propia contemplación de la contem-
jos plación de Borges. Para acercarnos a
Dos ejemplos pueden ilustrar el fe- su tanka con reverencia y emoción,
nómeno de la experiencia estética: abiertos como niños para ser tocados
en la literatura, una tanka de Jorge por su magia, para construir nuestro
Luis Borges; y en la música, las cin- propio significado, para experimen- Bibliografía
co versiones de “La retirada de Ma- tar nuestro propio significado, con el Morin, Edgar (1999). Los siete saberes
drid”, de Luciano Berio. alma y con el cuerpo. necesarios para la educación del futuro.
Paris: UNESCO.
La tanka de Borges, construida según Pero existe todavía otra posibilidad.
Savater, Fernando (1999). Las preguntas
la tradición japonesa propia de ese Con la libertad que nadie puede de la vida. Mexico: Ariel.
modo de escribir poesía, es ésta: arrebatarnos, podemos jugar con
Alto en la cumbre ese texto, desdoblarlo, desarmarlo, Referencias
todo el jardín es luna invertirlo: 1
Edgar Morin, 1999.
luna de oro. 2
Fernando Savater, 1999.

57
Artículo

Juan Lafarga: sfumato vivo


Luis Mariano Acévez

U na de las características
notables de la obra pictó-
rica de Leonardo da Vinci
es la que se conoce como sfumato.
ligerísimas, una sobre otra. Los lími-
tes, así, se convierten en matices de
color, texturas, luz y sombra. Para las
mentes acostumbradas a las defini-
lo esotérico y lo mágico, su velada
homosexualidad. Algunos llegarían
a afirmar que Leonardo fue un ex-
traterrestre: todo lo que pueda se-
Está presente en todos sus cuadros ciones a ultranza, a clasificarlo todo ñalarlo como alguien excepcional,
y es relativamente fácil de descubrir en blanco o negro, bueno o malo, fuera de serie, anormal, ajeno.
si se trae a la memoria el rostro de frío o caliente, el efecto del sfumato Sin embargo, y a pesar de lo que
la famosa Mona Lisa, por ejemplo. es incómodo, difícil de entender y esas leyendas puedan sugerir, Leo-
Consiste en diluir las formas, esfu- difícil de aceptar. Por eso prefieren nardo fue una persona humana
marlas, difuminarlas, acariciar sus calificar de misteriosa la pintura de como cualquiera, aunque supo
contornos y sus límites, hasta que Leonardo y, para intentar explicarla, comprometerse totalmente con la
se conviertan en luz y sombra. Este inventan todo tipo de leyendas: fór- vida y llevar su propio potencial a
efecto se obtiene mediante la traba- mulas imposibles para obtener sus un máximo que lo convirtió en pa-
josa superposición de varias capas pigmentos, su supuesta pertenen- radigma del Renacimiento. ¿Cuá-
de pintura, como si fuesen sedas cia a sectas secretas, su afición por les son sus enseñanzas? Entre otras
ésta, digna de atención cuidadosa:
el efecto del sfumato. No porque sea
una valiosa lección técnica para los
artistas, sino porque funciona como
metáfora para ilustrar una de las
más preciadas condiciones del desa-
rrollo humano: la apertura a la ex-
periencia; la decisión de abrazar en
la vida la ambigüedad, la paradoja
y la incertidumbre como fuentes in-
sustituibles de comprensión de lo
humano.
Sacado de una pintura y puesto en
una persona, el sfumato cobra una
dimensión luminosa. Obliga a mi-
rarnos y a mirar a los demás como
parece mirar la Mona Lisa –con el
corazón más que con los ojos– para
retirar paulatinamente las capas de
prejuicios que nos disminuyen y nos
ocultan. En realidad, toda persona
es en sí misma un hermoso sfuma-
to: un proceso abierto, imposible de
capturar; un vuelo libre, una aven-
tura impredecible pero comprome-
tida.

58
Esto he aprendido, entre otras cosas, rre riesgos, explorador de fronteras, cio, la libertad y una mirada que
de Leonardo. socio de utopías, espejo amoroso, sabe estar quieta. Con seguridad no
De Juan Lafarga, tanto o más. He caldo de cultivo para los afectos, aparecen en su pasaporte.
aprendido de él y junto con él. A ve- insobornable reactivo para la incon- ¿Quién es y quién ha sido Juan Lafar-
ces entrañablemente de acuerdo y gruencia... ga?
a veces en el honesto desacuerdo. Su obra, según afirma él mismo, hay Esa pregunta se parece mucho a la
De su intensa presencia a veces y que rastrearla en las personas que pregunta que nos hacemos sobre el
también del eco de su voz, en su hemos tenido la oportunidad de en- tiempo: ¿qué es el tiempo? Todos lo
ausencia. contrarle, no en los libros (aunque sabemos pero nadie puede explicar-
¿Quién es, quién ha sido Juan Lafar- también está escrita en varios libros) lo convincentemente. Ese es el ex-
ga? Su testimonio es sereno, pero firme. traordinario efecto del sfumato, que
Su currículo es muy abultado, lleno Su disposición, permanente y clara. Juan ha desarrollado en su persona.
de experiencia profesional y acadé- Su lealtad transparente. Sus cono- Un efecto inquietante, que burla
mica reconocida nacional e inter- cimientos, sujetos siempre al diálo- cualquier intento por calificar o cla-
nacionalmente. Sin embargo, poco go, a la exploración, a la crítica. Su sificar. Un efecto conseguido, como
dice un currículo que es un docu- perseverancia, incomprensible para en la pintura de Leonardo, con el
mento frío y ajeno a la capacidad quienes viven de prisa. Sus señas tiempo y con amorosa paciencia.
expresiva del sfumato. Para saber particulares son la ternura, el silen- Una herencia para atesorar.
quién ha sido y quién es Juan hay
que explorar las fronteras de su que-
hacer formal; hay que difuminar lo
que ellas dividen y observar con cui-
dado lo que en el currículo palpita
entre líneas.
Sacerdote jesuita, maestro-aprendiz,
compañero, profesionista, amigo,
hábil tenista, funcionario universita-
rio, jefe-subordinado, investigador,
conversador, terapeuta heterodoxo,
aliado, caminante de bosques, co-

59
Artículo

La herida que aun sangra:


Dos cartas a mi madre
Luis Mariano Acévez

UNO
Esa es la gran lección de Buda: Muy querida madre:
toda vida es dolor,
Me bastaron los tres minutos que platicamos sobre nosotros, sobre esa leja-
y si podemos liberarnos de él, nía que parece separarnos cada día más, para decidirme a abrir mi corazón
contigo de una vez por todas. Ha sido demasiado tiempo el que he estado
como él mismo enseña, acumulando a veces coraje, mucha tristeza, culpas, confusión y sobre todo
un dolor inmenso.
sólo es a condición de renunciar De ninguna manera trato de buscar culpables de una historia que ya tiene
tantos años. Creo que cada uno hizo lo que pudo, con la mejor intención,
a nuestras esperanzas. dentro de la situación en la que estuvimos inmersos. Todos somos responsa-
bles: mi padre, mis abuelos, tú, yo, y quién sabe cuántos más que tuvieron
En definitiva, algo que ver con la decisión de dejarme en México. Todos somos responsa-
bles, pero ninguno culpable. Así fueron las cosas y, a estas alturas de mi vida,
la cuestión se reduce a que amar sólo aspiro a que me perdones y a perdonar.
No me gusta que te culpes por lo que ha sido mi historia, llena de encuentros
la vida es lo que ni la razón fallidos y de relaciones que me han ido llevando poco a poco a la soledad.
No me gusta, en primer lugar, porque nadie obró con intención de dañar
ni la verdad pueden a alguien. Sencillamente así se fueron desarrollando los acontecimientos y,
en aquellas circunstancias en que estábamos, cada uno hizo lo que pudo. En
hacer en lugar nuestro. segundo lugar, porque esa decisión trajo a mi vida también experiencias y
crecimiento.
De ahí esa asfixia, efectivamente, No me cambio por nadie, a pesar de los momentos de soledad, de tristeza
cuando sólo se cuenta con la verdad. y de dolor infinito que viví de niño y que todavía me atacan inesperada-
mente.
¡Se necesita aire! ¡Se necesita amor! Sentirnos culpables no nos ayuda a acercarnos más. Y yo quiero con todo
el corazón sentirme cerca de ti, poder decirte que te quiero muchísimo,
¿ Para qué sirve la verdad que nunca has dejado de estar presente en mi vida, que me has hecho
muchísima falta y que todavía tenemos por delante un tiempo en el que
si no sabemos apreciarla? podemos encontrarnos desde el fondo del alma, sin reclamos, sin rencores,
sin todo eso que tanto ha estorbado mi relación contigo y con casi todos
¿Para qué sirve la razón sin el deseo?, mis hermanos.
Creo que tenemos que aceptar que la vida me ha separado de ti y de ellos.
¿o el conocimiento sin la alegría?, Las causas son lo de menos. Así ha sido y eso ya no podemos cambiarlo.
Quiero aprovechar el tiempo que me queda, aprovechar mis experiencias,
¿o la lucidez sin el amor? las buenas y las malas, los triunfos y las pérdidas, los dolores y los gozos,
para mostrarte quién soy y qué siento, qué quiero y lo que supongo espera
de mí la vida.
André Comte-Sponville, Me gusta mucho pensar que estás leyendo esto; que de algún modo estoy
El amor la soledad empezando ya a acercarme, a romper las barreras que se formaron sorda-
mente, sin que así lo quisiéramos.

60
No puedo negar que con mis abuelos viví rodeado de cariño y de atenciones.
No puedo negar que tuve ventajas y comodidades. Pero quiero que sepas
que nunca dejé de amarte y de desear vivir contigo. Y esa doble realidad fue
un infierno porque yo sentía –sin darme cuenta plenamente–, que no podía
abandonarlos a ellos, sobre todo a mi abuela, cuando solamente me habían
dado lo mejor que podían.
Sin embargo, hubiera preferido vivir contigo, con mi padre y con mis her-
manos. Nunca entendí qué fue lo que pasó, cómo se tomó la decisión de
dejarme con mis abuelos. Nunca nadie me dijo nada, y crecí con esa pre-
gunta clavada en el alma. No bastaba sentirme rodeado de su amor y de
su atención para borrar tu ausencia y tu lejanía. Todavía recuerdo con dolor
las despedidas después de las vacaciones que pasábamos juntos tú y yo;
aquellos momentos en que me desgarraba por dentro el llanto contenido
que luego soltaba, cuando no podía más, inventando dolores de cabeza o
lo que fuera para que no se interpretaran mis lágrimas como una falta de
agradecimiento o de cariño para mis abuelos.
Me dolía mucho (todavía me duele a veces) que me consideraran como el
hijo menor, cuando mi lugar estaba contigo como hijo mayor. Siento agrade-
cimiento hacia mis abuelos, pero también mucho coraje. Y, como te lo dije,
eso me ha hecho alejarme también de ellos y de mis tíos. Sobre todo cuando
me tratan así, como un hermano menor, porque eso reabre muchas de mis
heridas de niño.
Creo que lo que me ha mantenido en la lucha diaria, sin rendirme, buscán-
dole un sentido a la vida, es lo que heredé de ti: fuerza, coraje, ganas de
vivir, alegría, luz, claridad.
Pero ése es un fuego que frecuentemente parece extinguirse en la herencia
que recibió mi padre: una herencia hecha de pérdidas, de derrotas, de debi-
lidad y de nostalgia por un pasado que dicen fue grande y rico.
A ti tengo que agradecerte que, a pesar de la distancia, supieras darme esta-
tura en el alma, sentido común, color y alegría en la vida. Eso me mantiene
vivo y me da el coraje necesario para seguir adelante.
Mi camino no ha sido el camino del dinero.
En eso les fallé a todos pues sus expectativas nunca fueron mi prioridad. Yo
lo único que quería era poder estar cerca de ustedes.
El tiempo que pasábamos juntos me llenaba de energía para seguir cami-
nando, en silencio, y siempre con el corazón dividido: una parte para mis
abuelos y otra para mis padres, especialmente para ti. Todo esto ha sido
muy pesado, muy difícil, a ratos insoportable. Me pesa enormemente la
culpa de la lejanía y ya quiero descansar. No puedo ofrecerte una cercanía
física, porque a estas alturas nuestras vidas están ya muy armadas y marchan
por rumbos que a menudo entran en conflicto. De ser el hermano mayor,
el ejemplo para mis hermanos, me he convertido en la oveja negra, en la
decepción, en el “diferente”. No quiero ser ejemplo para nadie. Quiero sen-
tirme aceptado así, como soy, con todas mis limitaciones y también con mis
virtudes, si las tengo. Estoy muy cansado de luchar tratando de ser lo que los
demás esperan de mí.
No sé si alguna vez pueda aclarar todo eso con mis hermanos. Tampoco sé
si a ellos les interese, y por supuesto no tengo el mismo sentimiento con
todos. Pero en este momento me interesas solamente tú. Ya habrá tiempo
para acercarme a ellos.
Quiero agradecerte desde el fondo de mí mismo la oportunidad que me das
para escribirte todo esto, a partir de la brevísima conversación que tuvimos
en Guadalajara.
Si quieres escribirme tú a mí, será un tesoro. Pero si no quieres no importa,

61
me basta saber que lees esto y que tú también estás deseando un acerca-
miento distinto, sin culpas, sin resentimientos y sin reclamaciones.
Yo no sé si he sido un hijo bueno o malo. Seguramente como todos, con
luces y con sombras.
He sido lo que he podido ser, ni más ni menos, y sé que puedo aplaudirme si
me fijo sólo en la luz o condenarme si me fijo sólo en la sombra. Pero insisto
en que eso no me sirve ya de nada. Quiero ver para adelante, decirte que ni
un instante he dejado de sentirme tu hijo, que ni un instante ha dejado de
dolerme tu ausencia y que te necesito más que nunca, aunque solamente sea
para que me escuches, a pesar de la distancia.
Necesito que me entiendas, que me aceptes como soy, que sepas que mi
vida la he vivido con la intensidad aprendida de ti desde niño y que no me
arrepiento porque todo ha sido sincero y honesto. Quiero que sepas que te
quiero, que te he admirado siempre y que cuentas conmigo sin condiciones.
Gracias por darme la vida y, más que eso, por darme la fuerza interior y las
ganas de seguir adelante.
De pronto me aparece un nudo en la garganta y ya no sé cómo llorar. Aquí
voy a dejar esta carta, que podría servir de tema para una telenovela, ¿no
crees?
Espero como siempre tu bendición y te mando un abrazo enorme y un beso
lleno de esperanza para este nuevo año.

México, 2 de enero de 1991.

62
DOS

Muy querida madre:

Hoy tengo muy fuerte la necesidad de volver a escribirte. He pensado mucho en


nuestra plática, que me dejó tanto para reflexionar y para acomodar
dentro de mí un buen torrente de emociones.
Agradezco enormemente tu franqueza y la forma en que me abriste tu corazón.
En verdad puedo decirte que soy otro después de ese rato en tu departamento.
Muchas cosas cambiaron para mí gracias a tu disposición para hablar y para
poder romper –con una asombrosa naturalidad que nunca imaginé–, un largo
silencio de 45 años. ¡Es increíble que el tiempo haya pasado tan de prisa y que
haya sido tan lento su paso, al mismo tiempo! Tuvo que ser así para que llegara
ese momento en el que, por fin, pudimos hablar tú y yo sin fantasmas y sin es-
torbos. Le agradezco a la vida y a Dios el haber tenido esa oportunidad.
Cuando llegué a Guadalajara iba perfectamente decidido a hablar contigo, aun-
que con mucho miedo. Miedo a paralizarme frente a ti y frente a tantos recuer-
dos que se resisten a cicatrizar. Miedo a no poder hacerlo bien, a quedarme sólo
a medias o hacerlo torpemente, miedo al dolor y a la tristeza encerrada en todo
lo que yo quería decirte y en todo lo que quería escuchar de tu boca.
Pero una vez que empezaste a hablar tú, fue como si me cubrieras con un suave
bálsamo.
Guardo como un gran tesoro la sinceridad con que describiste cómo pasaron
por tu corazón aquellos años. Por primera vez escuché, miré y entendí tu dolor.
Pude ver su magnitud y revisé mis sentimientos para con mis abuelos; me hiciste
verlos como realmente fueron: unos seres humanos como cualquiera, no unos
santos perfectos. Llenos de tristeza, arrapados en su silencio, todavía mordiendo
el duelo familiar que les causó la Revolución.
Me conmueve mucho recordar lo que me contaste de tu niñez y me gustó mucho
mirarte como niña, también confundida y también con los ojos llenos de pregun-
tas sin respuesta, como yo. Me siento privilegiado al haber compartido contigo
aquel secreto, la preciosa y terrible historia de mi madrina, que se transformó
ante mis ojos en una mujer hermosa y plena. Eres niña y mujer, además de ser
mi madre. Y ese descubrimiento misteriosamente me redime. Asomarme junto
contigo aunque fuera un poco a ese mundo tan tuyo, me llena de emoción y
de alegría. Arroja una nueva luz en mi vida, pues ahora puedo mirarte como
igual.
Con toda el alma deseo poder transmitir a mis hijos algo de tu riqueza interior
y de tu sensibilidad. Nunca me había sentido tan orgulloso de ser tu hijo y por
momentos creo que estuvimos más cerca de lo que imaginamos.
Me pesan muchas cosas en la vida. Me siento solo y a veces con miedo al futuro.
Pero tengo una nueva fuerza después de haber roto un silencio que era peor que
cualquier soledad.
Muchas gracias, madre, por ese rato inolvidable.
Te quiero mucho. Te necesito y me siento contento de saber que te cuidas porque
te quiero viva y fuerte por muchos años más.
Espero verte pronto. Pero si no fuera así, de todos modos puedes estar segura de
que pienso en ti, de que me has dado mucho más de lo que te imaginas, de que
me siento aliviado de una carga que ya era insoportable.
Te quiero y espero tu bendición, que ahora tiene un inmenso sentido y un valor
especial. Te mando un beso y un abrazo desde el fondo de mi corazón.

México, junio 4 de 1991

63
Artículo

La penumbra del amor


Tres rostros del amor humano:
Alvaro Mutis, Sor Juana y San Juan de la Cruz
Luis Mariano Acévez

Motivo de estudio, de investigación y de rabia, imagen de dudas


y acechanzas; manantial de mitos y confusiones, causa de muertes en vida y vida en la
muerte, el amor se sigue resistiendo a tantos intentos por entenderlo, durante tanto tiempo.
¿Arte o técnica? ¿Sueño o compromiso?
¿Anzuelo publicitario, pecado, gloria o tormento...?
Siempre atractivo a pesar de todo, el tema del amor presenta tal
cantidad de facetas que hace imposible definirlo, como si eso
ayudase a aprehenderlo y a estar seguros de que sí, efectivamente,
eso que experimentamos se llama amor, tiene un certificado de
autenticidad y en él está la salvación.

Acercarse con cuidado Otra aproximación es la del arte, en disposición de escuchar. Dice Ru-
Se dice que hay diversos modos de un camino indirecto, oblicuo, pavi- dolph Arnheim que, para recibir el
aproximarse a la realidad, si es que mentado de símbolos cuyos signi- mensaje, hay que acercarse al arte
eso es posible. (Paul Watzlawick1 ficados hay que desentrañar subje- con la humilde actitud de quien
ya se preguntaba: ¿es real la reali- tivamente, en un proceso complejo acude a una audiencia esperada con
dad?). Uno de esos modos, seguro y contradictorio. En el camino de la emoción2.
como escalera de piedra, es la cien- ciencia priva la lógica de la razón. Con esa misma actitud podemos ex-
cia. La ciencia es un camino claro y En el camino del arte, domina la no- plorar uno de los aspectos del amor
objetivo, sin concesiones, en el que lógica de las emociones y la libertad humano: su maravillosa imperfec-
las cosas son como son y no necesa- que las teorías del arte y los museos ción.
riamente como parecen ser, aunque pretenden negarnos cuando se con- Tres textos ilustran la naturaleza li-
realmente no sepamos nunca qué vierten en obstáculos para la expe- mitada, breve, fugaz, contradictoria
significa que las cosas “sean como riencia personal frente al arte. La y corporal del amor humano, una
son”. obra de arte sólo habla a quien esté experiencia que se sitúa casi siem-

64
pre en la penumbra, entre la tinie- la posibilidad de luchar cuerpo Los fanáticos búlgaros canta-
bla ciega del instinto animal y la ilu- a cuerpo con los turcos; tal era ban himnos religiosos y salmos
minación absoluta del amor divino. la barrera impenetrable que for- de alabanza a Cristo, con esa fe
Estos extremos abren un mar en el maban las flechas disparadas por ciega y ferviente de los recién
que con frecuencia naufragamos. estos. Los macedónicos atacaron convertidos. Por entre las mo-
Bien porque nos perdemos en el enloquecidos y fueron aniqui- nótonas voces de los mártires
remolino de las pasiones animales, lados en pocos minutos por las comenzó a llegarle la muerte al
confundiendo amor con sexo, amor cimitarras de los jenízaros. Unos Estratega.
con poder, amor con dinero, amor cuantos húngaros y la guardia Una gozosa confirmación de
con fama o con belleza, o bien por- personal del estratega rodearon sus razones le vino de repente.
que pretendemos amar como supo- a Alar que miraba impasible la En verdad, con el nacimiento
nemos que Dios ama: sin condicio- carnicería. caemos en una trampa sin sa-
nes ni límites, en la entrega perfecta La primera flecha le atravesó la lida. Todo esfuerzo de la razón,
y total. espalda y le salió por el pecho a la especiosa red de las religio-
¿Qué nos encontramos en el medio, la altura de las últimas costillas. nes, la débil y perecedera fe
entre estos extremos? Antes de perder por completo del hombre en potencias que
sus fuerzas, apuntó a un mahdí le son ajenas o que él inventa,
El amor humano es corporal y es que desde su caballo se divertía el torpe avance de la historia,
respuesta total en matar búlgaros con su arco las convicciones políticas, los
El siguiente texto, último trozo de y le lanzó la espada pasándolo sistemas de griegos y romanos
“La muerte del estratega”, de Álvaro de parte a parte. Un segundo para conducir el Estado, todo
Mutis, expresa dos aspectos funda- flechazo le atravesó la garganta. le pareció un necio juego de
mentales de la penumbra en que Comenzó a perder sangre rápi- niños. Y ante el vacío que avan-
se desenvuelve el amor humano. damente y envolviéndose en su zaba hacia él a medida que su
Uno de ellos es el desvelamiento fi- capa se dejó caer al suelo con sangre se escapaba, buscó una
nal de una verdad contundente: lo una vaga sonrisa en el rostro. razón para haber vivido, algo
que en realidad vale la pena de la
vida. Lo que en realidad importa,
más allá del espejismo cotidiano. El
otro aspecto es la confirmación de
que todos los seres humanos somos
cuerpos espiritualizados o espíritus
materializados, da igual.
Se trata de un relato sobre la vida y
la muerte de Alar, nacido en Iliria,
un reino ubicado en el noroeste de
la península balcánica. Hombre po-
deroso y genial como pocos, docto
en la guerra y en la política, culto y
sensible, interesado en el arte clásico
y en las religiones orientales, sirvió
fielmente como mano derecha a la
emperatriz Irene de Constantinopla.
En su última batalla, Alar se enfrenta
a los turcos, que lo sobrepasan en
número y en armamento. Así narra
Álvaro Mutis la muerte de Alar, el
Estratega:
Al primer claror de la mañana
una lluvia de flechas les anun-
ció su fin. Una vasta marea de
infantes y jenízaros se extendía
por todas partes, rodeando la
hondonada. No tenían siquiera

65
Amores perros en el siglo XVII
En otro lugar y en otro momento,
Sor Juana Inés de la Cruz expresa
magistralmente las características de
ese territorio en penumbra donde
amamos los mortales, las mujeres
y los hombres. Con una precisión
asombrosa, refiere las contradiccio-
nes entre las que nos movemos –el
deseo y el temor, el despiadado jue-
go del poder y la manipulación; la
omnipresente sombra de la sexua-
lidad–, y la urgencia de encontrar
una respuesta subjetiva, personal,
al margen de la razón, que resulta
una inapropiada herramienta frente
al amor.
Al que ingrato me deja
busco amante
al que amante me sigue
dejo ingrata

Constante adoro a quien mi


amor maltrata
maltrato a quien mi amor
busca constante

Al que trato de amor


que le hiciera valedera la se- de los otros seres y nos per- hallo diamante
rena aceptación de su nada, y mite andar acompañados una y soy diamante al que de amor
de pronto, como un golpe de parte del camino. La armonía me trata
sangre más que le subiera, el perdurable de un cuerpo y, a Triunfante quiero ver
recuerdo de Ana la Cretense le través de ella, el solitario grito al que me mata
fue llenando de sentido toda de otro ser que ha buscado co- y mato al que me
la historia de su vida sobre la municarse con quien ama y lo quiere ver triunfante
tierra. El delicado tejido azul ha logrado, así sea imperfecta
de las venas en sus blancos pe- y vagamente, le bastaron para Si a este pago, padece mi deseo
chos, un abrirse de las pupilas entrar en la muerte con una si ruego a aquel,
con asombro y ternura, un sua- gran dicha que se confunda mi pundonor enojo
ve ceñirse a su piel para velar con la sangre manando a bor- De entrambos modos
su sueño, las dos respiraciones botones. Un último flechazo lo infeliz me veo
jadeando entre tantas noches, clavó en la tierra atravesándole pero yo por mejor
como un mar palpitando eter- el corazón. Para entonces, ya partido escojo
namente; sus manos seguras, era presa de esa desordenada de quien no quiero,
blancas, sus dedos firmes y sus alegría, tan esquiva, de quien ser violento empleo
uñas en forma de almendra, su se sabe dueño del ilusorio va- que de quien no me quiere,
manera de escucharle, su andar, cío de la muerte.3 vil despojo.
el recuerdo de cada palabra
suya, se alzaron para decirle al Así es como el amor humano nos re- Este amoroso tormento
Estratega que su vida no había dime, porque es la última respuesta que en mi corazón se ve
sido en vano, que nada pode- y el sentido total de la vida. Pero se Sé que lo siento y no sé
mos pedir, a no ser la secreta trata siempre de un amor encarna- la causa por qué lo siento
armonía que nos une pasaje- do, referido necesariamente a un
ramente con ese gran misterio cuerpo.

66
Siento una grave agonía A oscuras y segura, to final, que no es otra cosa sino el
por lograr un devaneo por la secreta escala disfrazada, abandono, para poder dejar el cui-
que empieza como deseo ¡oh dichosa ventura!, dado “entre las azucenas, olvidado”.
y para en melancolía. a oscuras y en celada, Es un viaje apasionante y terrible
estando ya mi casa sosegada. saliendo de una casa, de mi casa, de
Y cuando con más terneza mi cuerpo, teniendo a los sentidos
mi infeliz estado lloro En la noche dichosa, como mapa y como brújula: cora-
Sé que estoy triste e ignoro en secreto, que nadie me veía, zón, viento, cedros, fuego, cuello,
la causa de mi tristeza ni yo miraba cosa, azucenas, cabellos, disfraz, pecho,
sin otra luz y guía pecho florido... un viaje destinado a
Nunca yo gusto cumplido sino la que en el corazón ardía. la libertad en la entrega, a pesar del
porque entre alivio y dolor temor a la noche y a la ceguera, a
hallo culpa en el amor Aquésta me guiaba pesar de las dudas y de las heridas.
y disculpa en el olvido más cierto que la luz En esto están algunas claves de la
del mediodía, fórmula del amor humano: explica-
Si acaso me contradigo a donde me esperaba ción última y sentido total, cuerpo
en este confuso error quien yo bien me sabía, mortal, límite y contradicción, espí-
aquel que tuviere amor en parte donde nadie parecía. ritu en el cuerpo o cuerpo con espí-
entenderá lo que digo. ritu: Espiricuerpo.
¡Oh noche que guiaste! La penumbra es el territorio natural
Los dos últimos versos son contun- ¡Oh noche amable más que el del amor humano. En su ejercicio
dentes. Sólo quien haya experimen- alborada! cotidiano caminamos siempre en
tado este amor conflictivo, contami- ¡Oh noche que juntaste zona de penumbra. Es un caminar
nado por la duda y la culpa, puede Amado con amada, a la luz que palpita lejos, como una
entender de qué se trata. amada en el Amado transfor- estrella que guía nuestros pasos. Es
mada! un ejercicio permanente, el aprendi-
La oscuridad es madre de la luz zaje cotidiano del arte más humano,
Pero no todo son malas noticias. En mi pecho florido, que en su imperfección encuentra
Hay una respuesta en esa misma que entero para él solo se guar- su verdadero sentido y su verdadera
penumbra, en esa zona frecuente- daba, perfección.
mente devaluada por las buenas allí quedó dormido, Nada es para siempre. Ni la músi-
costumbres y por las aspiraciones a y yo le regalaba, ca de Mozart ni la cúpula de Santa
la perfección que, a menudo, sólo y el ventalle de cedros aire Sofía, ni los sonetos de Sor Juana
nos sirven como un magnífico pre- daba. ni la poesía de San Juan de la Cruz.
texto para evitar el compromiso Pero en el amor humano –una chis-
humano, contaminado, desvalido y El aire de la almena, pa apenas, un brevísimo eco de la
arriesgadamente inmediato. En esa cuando yo sus estrella que nos dio origen–, está
misma penumbra la confusión y la cabellos esparcía, la única posibilidad de vencer a la
corporalidad, la contradicción y la con su mano serena muerte.
duda, son el abono del que dispo- en mi cuello hería
nemos para sembrar el vuelo. San y todos mis sentidos suspendía.
Juan de la Cruz, perseguido y preso
por la Inquisición, hoy doctor de la Quedéme y olvidéme,
Iglesia, nos ofrece la salida a partir el rostro recliné sobre el
del humus, a partir del barro con el Amado, cesó todo y dejéme, 1
Watzlawick, Paul. ¿Es real la realidad?,
que fuimos hechos todos: dejando mi cuidado Herder, Barcelona, 1979.
En una noche oscura entre las azucenas olvidado. 2
Arnheim, Rudolph. Hacia una psicología
con ansias, del Arte. Herder, Barcelona 1990.
en amores inflamada, La noche oscura del alma. La noche 3
Mutis Álvaro. La muerte del Estratega.
¡oh dichosa ventura! oscura del cuerpo. La penumbra FCE, México, 1988.
salí sin ser notada donde incuba el amor humano. La
estando ya mi casa sosegada. penumbra necesaria para arriesgar-
se, para desprenderse de uno mis-
mo y aventurarse al desprendimien-

67
Artículo

El Testamento
Luis Mariano Acévez

A
yer fue el viernes más largo. Fuego
Ha pasado ya la media no- Hay una esfera nuclear sólida y ma-
che y en la espalda siento el ciza que está pariendo, desde su
calor acumulado a lo largo de seis centro, llamaradas, tizones, flamas,
días en este suelo inocente, perfec- chispas y brasas. Es el sol encapsu-
tamente horizontal, que sostiene mi lado y furioso que me interpela,
inmenso cuerpo. cegándome con todos los rojos, con
“Lo que más me Llegado el momento de contem-
plar el resultado de esta aventura,
todos los morados púrpura y los
blancos calcinados. De ese centro
me estremece el silencio, eco de la fluye, abriendo heridas a la tierra,
interesa es saber si insoportable soledad que pretendo un solemne vómito de fuego que
exorcizar. Una cierta urgencia me establece su propia majestad ilumi-
empuja a adelantarme a la aurora, nando y acallando todo a su paso.
Dios pudo haber a reposar tendido bajo este aguace- La espesa corriente desliza sus capas
ro de estrellas, después del esfuerzo sucesivas, contundente y definitiva.
brutal con que comenzó todo. Es Derrumba, purifica, impone su ley
hecho el mundo de la urgencia de mirarme por prime- y va cauterizando las huellas de esta
ra vez, de conocer al fin mi rostro. formidable aventura. Ruedan mon-
una manera Pero algo me detiene. ¿Tiene algún tañas completas, rocas incandescen-
sentido este juego? ¿Tiene algún tes que juegan su suerte en busca
valor? ¿Significa algo, aunque sólo de la quietud perdida. Con un es-
distinta”. sea por el juego mismo, por el pla- trépito de polvo cae el firmamento,
cer de estirar despacio mis pliegues se desploma hacia el abismo, hacia
eternamente adormecidos, jalándo- el fondo de sí mismo. Hierve el dia-
los hacia mi vientre, atrayéndolos mante y el oro, hierven los mármo-
para darles forma y materia, para les y los cristales. Entre la desazón y
convertirlos en rocas, en hielo y en el asombro, se levanta un vapor vivo
agua salada, para ponerlo todo bajo y el humo negro, que es bandera de
Albert Einstein la luz terrible, bajo el esplendor del la muerte. Desde la más honda en-
fuego y el vértigo del viento? traña, una mirada me embalsama
Aunque se trate de un juego, me con óleo y con profecías. ¿Esto es mi
atemoriza acercarme, pues se ha rostro?
desparramado la eternidad y ya
nada es igual. Pero este es el espejo Tierra
que deseaba y ahora parece estar Escucho canciones nacidas abajo,
terminado. Puedo asomarme a bus- apretadas por la húmeda oscuridad.
car mi reflejo. Sé que puedo hacerlo Hay ahí corazoncitos que palpitan
ya, aunque me agite sin saber por sin prisa, esperando que el calor
qué. Ahora. madure sus sueños de guayaba, de

68
calabaza, de maíz y cacao. Hay sala- minúsculas esferas juegan, vuelan de la mariposa y el inmune letargo
mandras, topos, ajolotes, lombrices preñadas de tormenta, se dividen, de la mosca. Los murciélagos me
y otros seres sin nombre. Transpor- en un segundo se multiplican, me miran, el tucán me mira, el tecolote
tados por corrientes cautivas, azo- empapan el rostro con más pregun- me mira y las luciérnagas van hilva-
rados y temerosos, todos me miran tas, se sacuden la sal y se transfor- nando con otras preguntas el com-
con un reclamo grande. Más arriba man en una nube que pronto será pás de la noche. Inocente, la brisa
abundan las cigarras, los grillos y caudal y espejo. Contemplo la ima- embarazada se posa sobre el mar,
las arañas: ojos sin párpados inte- gen difuminada de mi rostro y me sin imaginar el ímpetu que cobrará
rrogándome en la oscuridad, como pregunto para qué todo esto. el giro de su danza. Ignora que se
también me interroga la mirada de transformará en una espiral furiosa
la serpiente, deslizándose con la Aire que no distingue noche ni día, des-
untuosa perfección de las palabras La brisa, dulce y tibia, aleja las du- atándose y arrasando sin contempla-
secretas. Iguanas, tapires, tortugas, das y borra los confusos garabatos ciones ni privilegios. Las palmeras se
lobos, borregos cimarrones. Hay de mi frente, fertiliza mis pechos, me doblan para librarse de la guadaña
ojos colgados de los árboles, ojos perfila la cintura, lubrica mis cade- que prepara los nacimientos de ma-
enlodados saliendo de agujeros hú- ras y alarga su caricia por el racimo ñana. Con su enorme ojo vacío, el
medos; ojos fijos, inmóviles en la de mis piernas. Convertida en cauce huracán me mira poco antes de que
profundidad de la selva; ojos eva- invisible, la brisa sostiene la rasante el arco iris lo despida. Su mirada es
nescentes y ojos intermitentes, di- precisión del pelícano, la borrachera terrible. ¿Esto también es mi rostro?
minutos en la hormiga, rasgados en
el caimán, espléndidamente negros
en el jaguar. Sus miradas tejen una
red en permanente movimiento. Me
atrapan. Clavan en mí sus pregun-
tas, como dardos iluminados. Sin
saber por qué, muerdo una naranja.
Su jugo me escurre entre los pechos.
¿Esto también es mi rostro?

Agua
Más allá de los últimos abismos,
donde el suelo se ablanda y se mue-
ve con voluntad propia en ondas
lentas y espesas, hay algo que huele
a sal. En el fondo, donde las corrien-
tes tibias penetran la dureza de las
aguas heladas, otros ojos me tocan,
me besan, me envuelven callada-
mente en su ceguera de nacimien-
to. Los caracoles, lenguas breves,
construyen con saliva su armadura.
Las anguilas entrelazan relámpagos
mudos con las morenas y las manta-
rrayas. El pulpo disemina su muralla
líquida y el tiburón navega sin repo-
so para adormecer su estigma. So-
berana en su canto, la ballena sube
a la superficie, donde resplandece li-
gera una espuma de cangrejos con-
fundidos. El mar hace estallar contra
el acantilado su vocación de viento:

69
El espejo que construí está empaña- responder a esas miradas, a esos ojos ojos de su altar cósmico, a un nuevo
do, opaco, y no puedo ver mi rostro llenos de preguntas, debo recordar ser inacabado. Lo entrego partido
con claridad. Tal vez valdría más en- el propósito con que todo comenzó. por la mitad, hecho mujer y hom-
terrarlo… Sobre mi cabeza flota dis- Debo recordar que este espacio se bre, para que sea este ser quien res-
perso el polvo iluminado, las puntas hizo únicamente para jugar. Para un ponda. Para que forme parte y sea
de tantos otros mundos, en esta no- juego efímero y frágil. Un juego de sometido y completado, y crezca
che oscurísima. Tantos otros mundos espejos que dura sólo un instante y para que vaya descubriendo quién
girando en silencio, huyendo de mí que se define con un albur, con la es. Que aprenda a combatir y a re-
y de ellos mismos en una fuga verti- improvisada apuesta final. Ha llega- posar. Que aprenda a inventar expli-
ginosa. La inmensidad voltea hacia do el momento de poner a prueba la caciones para sus desvaríos. A des-
su propio interior, se vierte en un eternidad introduciendo por un tiem- garrar, a construir y a contemplar,
agujero negro y se empequeñece al po, “sólo por un breve tiempo aquí”, a perder el equilibrio y a olvidar; a
extremo. ¿A dónde va todo esto? a una criatura extraña cortada en dos gozar del aroma del jazmín y de la
Me duele tanta belleza y tanta fragili- medias esferas, separada en las dos suavidad de la seda, a derramar su
dad. Las voces de este coro cósmico, mitades de un loco sueño, para que sangre para fundar imperios de are-
lamentándose una y otra vez, pare- pula el espejo y pueda aclararse mi na y a ver morir a sus hijos cuando,
cen denunciar un extravío fundamen- imagen. Con esto atiendo al torrente soñándose inmortal, intente romper
tal. Una falta sin nombre, una tras- de preguntas y reclamos. la unidad. Que descubra el signifi-
gresión que exige entregar a cambio Hoy expongo ante este universo re- cado del dolor y la inutilidad del
algo capaz de resarcir el error. Para cién nacido, ante los innumerables sufrimiento.
Que desespere en la angustia, que
enferme, envejezca y muera, pero
que tenga una segunda oportuni-
dad para volver a nacer. Que se vea
rodeado con las mismas miradas
que me han interrogado: las mira-
das del fuego, de la tierra, del agua
y el aire. Que se vea envuelto en un
espejo esférico, para que aprenda
a amar. Que repose en el seno del
mundo y regrese finalmente a su
origen, al polvo enamorado, pues
no hay en el universo otra cosa sino
polvo de estrellas. No hay nada más
que entender.
Este es mi rostro. Este es mi testa-
mento y este es el nombre del jue-
go: la libertad.

70
Artículo

Soledad en pareja:
Luz y sombra de los sentimientos
Luis Mariano Acévez

E l título de este texto re-


china. Parece una contra-
dicción porque, más allá
de la función reproductora común
mismo– es uno de los motores del
desarrollo humano. Ya que todos
somos, al fin de cuentas, personas
individuales, necesitamos recordar y
a muchos otros seres vivos, la pare- fortalecer de vez en cuando nuestra
ja humana se inventó para tender calidad de islas.
un puente entre dos soledades. Lo Desde esa condición podemos aso-
que hace específicamente humana marnos al mundo con una mirada
a la pareja es eso, el que se haya más libre y ser más auténticos, más
inventado con un propósito que la valiosos para el encuentro con otro.
trasciende. Primero a favor de los Como afirma Ann Lindbergh:
posibles hijos y, luego, en benefi- Recuérdame que debo tratar de
cio de las dos personas que la inte- estar yo sola una parte del año,
gran. La pareja es una creación de una semana o unos días. Y una
los humanos. Un concepto y una parte del día, una hora o algu-
realidad que se ha ido consolidan- nos minutos, para mantener mi
do a lo largo del tiempo como una centro, mi núcleo, mi calidad de
unidad asombrosamente rica, pode- isla. Recuérdame que si no man-
rosa y capaz de promover el creci- tengo y cultivo esa calidad de Vivir quiero conmigo
miento, tanto de los miembros que isla, muy poco tengo para dar a
la forman, como de quienes están mi esposo y a mis hijos. Gozar del bien que debo al cielo
cerca de ella. Una pareja verdadera
vive plenamente y desparrama vida Hay otras soledades, las impues- A solas, sin testigos
a su alrededor. Por eso, soledad y tas, aquellas soledades en que la
pareja parecen términos opuestos, vida nos sumerge, muchas veces
Libre de amor, de celo
polos contrarios de un imán, que se
repelen. Sin embargo, todos hemos
sin previo aviso. Son las soledades
que dejan como estela todas las
De odio, de esperanzas, de recelo
vivido esa experiencia que describe pérdidas, y que a menudo nos pa-
el refrán: “más vale solo que mal recen insoportables. Duelen más,
acompañado”. ¿De qué tamaño y de porque incuban un dolor añadido
Fray Luis de León
qué intensidad puede ser esa expe- al dolor que es inevitable y nece-
riencia que trae como resultado la sario, producto natural del vivir
preferencia por la soledad? ¿Cómo cotidiano.
es ese tigre que se oculta tras la so- Son soledades-sufrimiento que tie-
ledad de muchas parejas? nen su nido en pensamientos en-
Hay soledades y soledades. Un am- fermos, en interpretaciones inútiles
plio abanico. Cuando son elegidas cuando no francamente enfermas.
libremente, las soledades fertilizan Cuando al dolor natural, producto
la conciencia y el espíritu: son un de algo inevitable, se agrega una
abono necesario para vivir plena- voz interior que nos señala como
mente. Aprender a experimentar- culpables, aparece el sufrimiento in-
las –aprender a estar bien con uno necesario.

71
Doble dolor: el primero por la causa Somos mucho más que dos A esto se oponen innumerables obs-
original y el segundo por el golpe Nada hay más fuerte y más podero- táculos. Uno de ellos es el engaño
de la culpa asignada... so que una verdadera pareja. Una que vivimos al mirar en el otro lo
Conocemos bien estos sentimientos pareja viva, sólida y flexible –capaz que nosotros queremos mirar y no lo
que expresa José Alfredo Jiménez de adaptarse– a las circunstancias que el otro va siendo en la realidad.
en tantas memorables canciones: como lo hacen los seres que sobrevi- Es la sombra a que se refiere Jung
“Ya agarraste por tu cuenta las pa- ven, según descubrió Darwin es ex- en su conocido esquema del ánima-
rrandas ...”, “Me cansé de rogarle” traordinariamente poderosa. Puede ánimus: proyectamos nuestra som-
o “Diciembre me gustó pa’ que te enfrentar cualquier situación, cual- bra sobre la otra persona. Sobre ella
vayas”... son solamente tres ejem- quier dificultad. Duplica y hace más ponemos lo que no podemos ver en
plos de esas situaciones conocidas compleja la conciencia, duplica la nosotros mismos. Los hombres, la
en que nos revolcamos impotentes intuición y la capacidad de entender parte femenina que tenemos oculta.
en un dolor insobornable y estéril. al mundo y de relacionarse con él; Las mujeres, la parte masculína para
Desde el mito de Platón, en “El Ban- duplica la creatividad y la potencia ellas oculta. Así idealizamos o sata-
quete”, ha quedado muy claro que para derramar vida a su alrededor. nizamos al otro o a la otra, según
los humanos estamos lanzados por el Tiene razón Benedetti: “del brazo y nuestra propia incapacidad para
destino a una irrefrenable búsqueda por la calle somos mucho más que aceptar lo que de nosotros perma-
de la mitad que los dioses nos han dos...”. nece oculto a los propios ojos. De
cercenado. Y que no descansaremos Una de las condiciones más impor- esto se derivan falsos supuestos y
hasta recuperar esa media naranja, tantes para la flexibilidad y la solidez una gran telaraña de adivinanzas no
esa otra mitad. Sabemos también de una pareja es su capacidad para resueltas en que caemos atrapados.
que nos engañamos frecuentemente comunicarse. Sobre este tema hay ¿Qué es lo que hace tan difícil y tan
pensando que la hemos encontrado. muchos libros publicados, y en las complicado el mundo de los senti-
Desilusionados, preferirnos entonces revistas románticas abundan tests, mientos? En el fondo, se trata del
la soledad solos, antes que la sole- consejos y advertencias. Ha sido miedo. Miedo a mostramos como
dad acompañados. Ahí, en nuestro uno de los temas más estudiados somos. En realidad, miedo a mos-
propio mundo, encontramos un en los últimos años. Pero, ¿qué es trarnos como creemos que somos.
refugio, aunque sea ilusorio; una lo que se comunica? En las parejas, Miedo a perdernos en reclamos y
placenta que nos hace sentimos diz- los sentimientos son la materia pri- chantajes, si nos mostramos y nos
que protegidos y seguros. Pero en ma de la comunicación. Por eso es exploramos mutuamente. Miedo a
el fondo seguimos sedientos de la especialmente importante explorar ser lastimados, miedo a sufrir, por-
presencia y la compañía de otra per- los modos en que se da esa comu- que ya conocemos el sabor de ese
sona. Todo esto parece un callejón nicación, para que día a día se vaya sufrimiento. Lo conocemos desde
sin salida. ¿Tenemos opciones? perfeccionando y enriqueciendo. niños y no nos gusta porque ame-
naza nuestra integridad, amenaza
nuestra ilusión de eternidad. Senti-
mos morir si nos mostramos, si nos
ponemos a merced del otro. Porque
el otro no es algo ciento por ciento
confiable. Vivimos un riesgo perma-
nente de dolor. Pero ni modo. Ésa
es la vida: un riesgo inevitable, el
filo de una navaja que hay que reco-
rrer, pues en ese mismo filo también
se encuentra el gozo y el descubri-
miento de uno mismo. Nos guste
o no, ése es el filo de la felicidad.
Quien quiera seguridad garantizada
no la encontrará en una relación de
pareja. Y casi en ninguna otra par-
te. Sólo Dios basta, escribió Teresa
de Jesús. Como quien dice, los seres
humanos, solos, nunca seremos !o
bastante buenos para recuperar la

72
algo negativo, empezará por negar
que se siente triste, buscará evitar
esa experiencia, negará sus ganas
de llorar y construirá una muralla,
atará un macizo nudo que amor-
dace la garganta y el pecho. De lo
contrario (ésa es su fantasía) vendría
un alud, una tormenta insoportable
de recuerdos; despertarán dolores
dormidos y todo se convertirá en un
remolino inmanejable. Mejor negar.
Mejor callar. Mejor morderse la con-
ciencia y el corazón, huir, sepultar
definitivamente a la tristeza para
que nunca vuelva a amenazarnos. Y
así mutilamos una de nuestras an-
tenas existenciales. Sacamos del ra-
dar de nuestra vida esa señal –que
sabiamente está advirtiendo algo
importante– y disminuimos nuestra
capacidad para mirar y entender al
mundo y a los demás. Porque, a pe-
totalidad perdida. Y, sin embargo, A pesar de esta formidable utilidad, sar de nuestro esfuerzo, la tristeza
no podemos negar el fuerte impul- estamos acostumbrados a calificar estará siempre ahí, a la vuelta de la
so que nos lanza constantemente, y los sentimientos como positivos y esquina, presente en cada ocasión
a pesar de todo, hacia el encuentro aceptables o negativos, inaceptables. que tenga cabida. Con la ilusión de
con los demás. Lo aprendimos muy tempranamen- que evitaremos el dolor, estaremos
te en la familia y lo hacemos incons- en realidad perdiendo uno de los
El inmenso océano de los senti- cientemente. Sin que haya habido mejores instrumentos para vivir, uno
mientos un código escrito, nuestros abuelos, de los colores de la vida. Caminare-
Si éste es el escenario donde hemos nuestros padres y nuestros herma- mos lentamente al blanco y negro,
de vivir, conviene acercamos a los nos se encargaron de establecer cla- creyendo ilusamente que así estare-
sentimientos para tratar de com- ramente esa diferencia. Hay familias mos mejor.
prender su naturaleza y su dinámica. que no toleran la tristeza. Otras se Pero suele suceder que, para otra
Para poder navegar sin naufragio. sienten incómodas con la euforia o persona, la tristeza sea algo acep-
No sólo es posible hacerlo. También con el coraje. En otras está prohibi- table, conocido y de algún modo
es una aventura extraordinariamen- da la fragilidad. La ternura es sólo hasta disfrutable. Entonces se crea la
te hermosa. Los sentimientos son un permitida a las mujeres, los hombres niebla de la confusión y se dificul-
instrumento insustituible para guiar- no lloran... Así empieza la confusión, ta o se hace imposible el diálogo.
nos por la vida. Sin ellos nos sería en esa clasificación que determina En una pareja, entonces, cada parte
imposible subsistir. Su utilidad es nuestro comportamiento. Tenemos opta por el silencio, por la negación,
parecida a la de un fusible eléctrico dos casilleros, uno para los senti- por la paulatina construcción de un
cuya función es proteger una insta- mientos negativos, otro para los sen- mundo ajeno, ya que es imposible
lación, mantenerla sana y en ope- timientos positivos. Si sentimos algo sentirme comprendido: “¿Qué tie-
ración. Cuando hay una descarga que nos parece negativo, lo envia- nes?”. “Nada. No me pasa nada”.
excesiva, el fusible se funde y deja mos a su casillero y empezamos por Para que una pareja se encuentre
a salvo a la instalación que protege, negarlo, por resistirnos. Luego lo in- y en el encuentro crezca y se for-
avisando de un cortocircuito que hibimos. Y hasta podemos darnos el talezca, es indispensable tender
debe ser atendido. Es lo mismo que lujo de reprimirlo. Lo contrario pasa un puente. Esto implica un trabajo
hace un sentimiento cualquiera: nos con un sentimiento que considera- cotidiano, un compromiso mutuo,
advierte que debemos revisar algo mos positivo: nos hace sentir bien, porque toca a cada miembro des-
que parece desajustado; algo que lo aceptamos, lo acariciamos y lo ex- plegar su propia mitad –mediante
desequilibra la armonía en nuestra presamos de mil maneras. Si alguien la expresión de los sentimientos– y
vida. cree, por ejemplo, que la tristeza es compartirlos explorando su natu-

73
Es un universo hermoso, enorme y
complejo. Se agrupan como conste-
laciones cuando son parecidos. Casi
siempre tienen su opuesto y en no
pocas ocasiones se presentan simul-
táneamente: te odio y te quiero. No
es extraño que sean un laberinto
por recorrer o una cebolla cuyas ca-
pas hay que desplazar: me da coraje
sentirme triste por la fragilidad de mi
impotencia...
Los sentimientos no son en sí mismos
ni buenos ni malos. Simplemente
son. Otra cosa es lo que hagamos
con ellos, las conductas o actitudes
que desarrollemos a partir de vi-
venciarlos. Si esto es así, ¿qué es lo
que hace que califiquemos algunos
como buenos y otros como malos?
Esta pregunta es la brújula para na-
vegar en ese océano. Para aprender
acerca de nosotros y para utilizarlos
en beneficio de la pareja.

¿Qué hacer con los sentimien-


tos?
La expresión de un sentimiento re-
quiere, en primer lugar, de su acep-
tación. Nunca podré expresar el co-
raleza y sus causas. Esto no puede Para ajustarlo. Para quitarle cárcel raje si no acepto tener coraje. Y me
conseguirse sin un trabajo perso- y para agregarle bienestar. De he- será muy difícil hacerlo si creo que
nal, consistente en observar los cho, los sentimientos difíciles, los el coraje es algo indebido. Pero si
mecanismos y las condicionantes que consideramos malos o inacep- concibo al coraje como ese fusible
que nos han llevado a rechazar esos tables, son puertas valiosas para que me indica la necesidad de una
sentimientos. Muchas respuestas adentramos a conocer ese perfil intervención en mi vida propia, en-
están en el perfil ideal contra el ideal, porque nos están señalando tonces se convertirá en un aliado
cual nos comparamos constante- los valores que están atrás de esa poderoso. Entonces podré expre-
mente. Nos ha llevado años contar calificación. sarlo –ponerlo clara y amablemen-
con ese perfil. Le hemos invertido El universo de los sentimientos es te frente al otro–, describiendo sus
mucho esfuerzo y también sufri- fascinante, la mayoría de nosotros características, asumiendo que es
miento. Muchas de sus partes son desconocemos los nombres precisos mío y que soy yo el responsable de
importadas. No son nuestras. Las con que pueden llamarse, porque su ese coraje. En ese caso la expresión
hemos recibido de otros, a veces gama es amplísima y nuestra resis- es un testimonio irrefutable. No
sin querer y sin criticar: la fami- tencia, grande. ¿Se trata de tristeza, está sujeta a juicio alguno. Es una
lia y la escuela, la religión, las melancolía, desilusión, impotencia, ofrenda que honra a la pareja, en
tradiciones y las costumbres... es- añoranza, abatimiento, frustración, la medida en que sirve para que,
tán ahí, en ese perfil ideal, como fragilidad, vulnerabilidad o aban- juntos, sus integrantes exploren los
piezas aparentemente necesarias dono...? ¿Esto que siento se llama significados que ese coraje tiene.
e inamovibles. Preguntamos acer- irritación, incomodidad, molestia, Y la pareja crece cuando constru-
ca de esas piezas importadas y de ira, coraje, rabia o encabronamien- ye significados comunes. Y eso, la
su utilidad en nuestra vida actual, to? ¿Satisfacción, bienestar, levedad, construcción de significados comu-
es parte importante del desarrollo plenitud, contento, alegría, gozo o nes, es lo que nos hace imbatibles
humano. Para revisar ese perfil. euforia? en una pareja.

74
Artículo

Tanto naufragio para tan poco mar


Twitt de Iri de Parsimonia (@inineo)
Luis Mariano Acévez

Y a no cabe duda que la edu-


cación formal, en México
y en muchos otros lugares
del mundo, se encuentra en un ato-
las religiones? ¿somos realmente
libres los seres humanos?
Hay que reconocer que tenemos una
gran cantidad de quistes cerebrales
lladero. Si no ha naufragado to- que impiden modificar los paradig-
davía, está muy duramente encalla- mas con que fuimos formados. Nos
da en la playa del pasado, frente al restan libertad aunque, por supues-
impetuoso mar del futuro que ya se to, nos brindan comodidad y segu-
hizo presente: el del Internet y las ridad. Alimentan la ilusión de que
redes sociales. La red global crece el pasado era mejor y fortalecen la
cada instante y abre posibilidades necesidad de resistir al cambio. Los
que nunca imaginamos. En segun- efectos del desafío del Internet son
dos podemos estar en contacto con semejantes a los que tuvieron en su
una impresionante cantidad de tiempo la aparición de la imprenta,
información y mejor aún, con un las tesis de Galileo, el descubrimien-
universo de personas reales y fic- to de América o la publicación de
ticias. Con mujeres y hombres que “El origen de las especies” de Dar-
tienen rostro y apellidos y también win. Lo sabemos porque flota en el
con avatares que encierran mundos espacio la misma condena. Mejor
insospechados. Que la red es tan que aventurarse en la búsqueda de
enorme como superficial no lo dis- la verdad, permanecer en la igno-
cute nadie. Pero precisamente por rancia beatificada. Muy poco nos
eso, hay preguntas que surgen y hemos acercado en serio a apre-
sacuden los valores que hemos sos- hender el significado de todos esos
tenido y los modos de pensar que hechos y de esos acontecimientos, a
por siglos los han acompañado. Por pesar de que han pasado ya siglos.
ejemplo: ¿por qué es mejor la pro- Seguimos con la ilusión de que el
fundidad que la superficialidad? aprendizaje se da en las aulas con
¿por qué es mejor leer un libro guiones prefabricados en seminarios
que navegar por la red? ¿qué es de flojera. Y los niños van descu-
más peligroso, navegar por la red o briendo otro mundo, paralelo. Con
navegar en una escuela confesion- riesgos muy altos y oportunidades
al? ¿por qué no hemos explicado extraordinarias. Con una disponibi-
bien y en serio la ciencia? ¿por qué lidad de recursos que las generacio-
no se discute en serio la existencia nes anteriores no soñamos. El nau-
de Dios? ¿por qué son necesarias fragio traerá sus beneficios.

75
Artículo

El nacimiento
Luis Mariano Acévez

N adie es capaz de recor-


dar la experiencia de su
propio nacimiento. Cada
parto es diferente, único e irrepe-
un ceñido y enérgico masaje, una
caricia primigenia. El nacimiento
es una experiencia esencialmente
táctil. A través de la piel recibimos
confiar en los demás, a apreciar su
modo de cuidarnos y protegernos,
a abandonarnos en otros brazos.
Junto con el tacto el gusto, el olfato
tible. Nadie puede narrar lo que la primera noticia acerca de nues- y el oído, se van afilando y se abren
sintió con las primeras contraccio- tro cuerpo: su tamaño, peso, tex- como un abanico de antenas para
nes del útero que lo contenía ni los tura y sabor, dureza y temperatura. guiarnos por la vida. ¿Cómo fue
movimientos con que el vientre ma- A través de la piel conocemos por el primer aroma que registramos?
terno fue encauzando su salida, el primera vez la existencia del mun- ¿Cómo fue el sabor de la leche ma-
giro definitivo para enfilar la cabe- do exterior y empezamos a vislum- terna con que inauguramos el sen-
za hacia el túnel de salida a la luz, brar la diferencia. La piel es nuestra tido del gusto? Seguramente esos
la sensación que acompañó al grito frontera, el límite entre el adentro registros están ahí, en la memoria
con que por primera vez jalamos el y el afuera de nosotros. El tacto, es del cuerpo, una memoria sabia que
oxígeno para inflar los pulmones. nuestra primera aproximación a la nos acompaña y nos guía, a pesar
Esta es una experiencia común a casi realidad externa y a lo que se con- de nuestro imperdonable olvido.
todos los seres nacidos de mujer. vertirá después en la conciencia del Todo lo que significó esa experien-
Falta por investigar si los nacimien- cuerpo de cada uno. El primer es- cia básica: el nacer de un cuerpo,
tos por cesárea tienen efectos dife- pejo no es para los ojos, sino para el siendo cuerpo, es imposible de bo-
rentes en la memoria del cuerpo; tacto. Lo primero que aprendemos rrar. Está grabada profundamente
si la ausencia del apretado masaje lo aprendemos por la piel y a través en cada uno de nosotros. Matiza,
provocado por la expulsión en todo de la piel lo asimilamos inconscien- envuelve y da color a cada uno de
el cuerpo del bebé representa, para temente. Por la piel aprendemos a nuestros instintos, especialmente al
el desarrollo posterior, instinto sexual, que luego
una carencia significativa. –para muchas mujeres y
Todos los seres humanos muchos hombres–, suele
empezamos la aventura de convertirse en fuente de su-
la vida de un modo seme- frimiento innecesario. Por
jante, en la preciosa envol- algo resulta tan placentero
tura de la placenta mater- el aroma de los recién na-
na, bañados por el líquido cidos, la tersura de su piel;
amniótico de la fuente la forma, el volumen y la
justo antes de abandonar suavidad de los pechos fe-
la comodidad de la matriz meninos, la humedad de la
–desnudos y vulnerables– boca, el delicioso alimento
para salir al encuentro del de los besos y de las cari-
mundo. Una experiencia cias. Por algo es tan miste-
universal, inevitable, igua- rioso y está rodeado de ta-
litaria y democrática. Una búes todo lo que tiene que
experiencia absolutamen- ver con ese recuerdo táctil,
te sensorial, que significa inconsciente, que duerme
recibir por primera vez en el fondo de todos no-
(¿algunos por única vez?) sotros.

76
Artículo

Eso que duerme dentro


Luis Mariano Acévez

N o hay diferencia. Nada


importa que sea produc-
to de un encargo comer-
cial o de un impulso propio: un
venderlo en seminarios quasi evan-
gélicos, como “la fuerza que todos
tenemos... al alcance de cualquie-
ra”. Pero se trata de otra cosa. Es
porque quiero. El camino siempre algo más, algo diferente. Cuando
es el mismo para el artista, porque despierta, eso que duerme dentro
dentro de él duerme algo. ¿un de- es intolerable e irritante espejo de
monio, un ángel, una musa? Una mediocridades. Pero luego puede
especie de animal sin nombre y sin transformarse en torrente de oxí- “El silencio llena de luz
rostro esperando que lo despierten. geno y bienestar, de alguna mane-
Es algo que consume mucha ener- ra ligado a la verdad tan esquiva,
gía, que demanda toda la atención, inexistente y universal, inaprensible
el acto mismo de
que debe ser mirado, acariciado, y omnipresente. Eso que duerme
confrontado. Algo que no puede ser dentro despierta y fluye solamente la contemplación.
engañado. Vomita cualquier intento cuando se deja la puerta abierta.
de engaño y su vómito paraliza las Cuando gracias a la disciplina y al Se trata de un silencio
manos, ensombrece los colores, con- coraje desaparece el pensamiento.
funde las texturas. Encierra las ideas Cuando el cuerpo todo se torna ve-
en camisas de fuerza, convierte las hículo, libre cauce, flauta de caña necesario para que las
palabras en porcelana inútil, las como la deseaba Tagore, a la espera
amarra en frases estériles: abortos del imposible soplo de Dios. Imposi- pinturas hablen
que solo agregan al mundo basura ble. Pero probable. El primer conflic-
y ruido. Cuando despierta eso que to del artista –tal vez el único– es la
duerme dentro, exige ser atendido tensión interior entre esos dos mun-
y el espectador
con la verdad. Por eso no es fre- dos. En soledad. Necesariamente en
cuente que despierte, pues significa soledad. Es el conflicto de eso que pueda escucharlas y,
también el despertar de la luz y del duerme dentro con lo que uno pre-
miedo. Es mejor que siga dormido. tende ser. Con lo que se supone que al hacerlo,
Para eso sirve la molicie, la suave uno es. Con eso que se entiende por
tendencia al confort, las ganas irre- identidad, el paquete de supuestos
sistibles de una buena siesta, el ape- que configura una imagen, un ros- se escuche a sí mismo”
tito inconfesable por la melancolía tro, un perfil nunca terminado, un
tan conocida, tibia y húmeda como esbozo hecho de deseos. Un perfil
placenta. Pero eso que duerme den- sin embargo amado y temido como
tro exige asumir el destino propio, si fuese real, como si estuviera hecho
la realidad última de la muerte. Así de mármol o de acero, bien pulido, Eulalia Bosch
es el camino del artista, un péndulo terminado y por ello dispuesto al re-
entre dos polos: el confort melan- poso melancólico. Por el contrario,
cólico y el abismal riesgo de vivir eso que duerme dentro es líquido.
despierto. Líquido a la manera del mercurio,
A eso que duerme dentro muchos reposando su pesada densidad en
lo llaman “creatividad” y pretenden ese contenedor frágil, obtuso y te-

77
meroso: la razón. La razón, que se la ofrezca perfumes y les construya poder amueblar su cabeza, que se
pasa haciendo preguntas, pidiendo himnos, basílicas y monumentos suicide Virginia Wolf o se arran-
explicaciones, esbozando hipótesis en las calles y en los salones, en los que una oreja Van Gogh. Da igual.
y teorías, aventurando estructuras, medios masivos y en las bolsas de El arte se cuece aparte. No espera
análisis. Sin atreverse a admitir que valores. Al final de cuentas llegará comprensión ni entendimiento ni
no hay nada que preguntar. No. la muerte, la Catrina suprema, para teorías, que ya vendrán si vienen y si
No hay nada que preguntar. Se atar todo y dejarlo bien atado. Para no, carece de importancia. Eso que
trata únicamente de abrir la puer- poner todo en su lugar. duerme dentro es probablemente la
ta, extender el báculo y partir por (Si eso que duerme dentro no teme realidad más real. ¿La iluminación?
la mitad al mar. Se trata de dirigir a la muerte, ¿será porque es la ¿El no tiempo? ¿La muerte? Eso.
sordo a la orquesta, de ponerse por muerte misma en cuclillas, a la es-
encima o por fuera de ese contene- pera?). Todos mortales
dor que lleva años intentando con- Ese es el primer conflicto y es el más Todos comieron, bebieron, dur-
vencer de que su ser y su nombre fuerte. Un conflicto entre lo que nada mieron, defecaron. Todos fueron
son reales. Eso que duerme dentro pretende ni espera y la fantasía del tan humanos como cualquiera.
no tiene nombre. El contenedor sí lo poder, del pensamiento, del apego Algunos como Miguel Ángel, Bee-
tiene. Tiene nombre y a veces más racional; las instrucciones precisas y thoven, Chopin, Van Gogh y Wolf
vivieron una historia afilada y di-
fícil. Otros como Picasso y Bach,
Fra Angelico, Buñuel y Montaigne,
transitaron vidas serenas cuando
no dichosas, divertidas y conforta-
bles. Muchos negociaron con reyes
y presidentes, por momentos cerca
de la prostitución, para conseguir
una plaza pública con apetito de
escultura. Negociaron con obispos
y papas para obtener un ábside,
una cúpula o una misa por cantar.
Negociaron con banqueros y mer-
caderes para pintar muros, comprar
lienzos y pigmentos, publicar his-
torias, hacer cine o levantar torres
de Babel. Aunque eso no sea su
tarea, los artistas se ven obligados
a negociar –frecuentemente con
sufrimiento– para poder realizar
de dos apellidos: títulos, avatares, las expectativas del contenedor –un sus obras. Pero todas esas negocia-
medallas, diplomas, chequeras. Y cuerpo, una historia personal, casi ciones, todas esas tensiones, son so-
se lo cree todo. Está convencido de siempre un fraude– frente al viento lamente eco del conflicto resuelto
que su nombre es único, precioso, y desanudado, al aguacero de estre- antes entre eso que duerme dentro
que pasará a la historia. Que podrá llas, a la noche abierta. ¿Cómo con- y el ego individual.
inscribirse en oro sobre un muro, ciliarlos? Vienen luego otros conflic- Cuando el conflicto se resuelve en la
que quedará en libros o en tabletas tos, otros enfrentamientos. Pero son alineación de las dos partes, cuando
mágicas, citado en textos, contando réplicas menores, reflejos en el espe- ambas coinciden en el mismo foco,
miles de seguidores en Twitter. jo de ese primer conflicto. Eso que el poder del artista es más grande
Soñando que todo eso lo hará in- duerme dentro hace que Miguel que cualquier otro poder. Entonces
mortal el contenedor, envejecido y Ángel le arroje un martillo a Julio los mecenas pasan a la historia por
cansado, se sabe sin embargo des- II para expulsarlo de la Capilla Sixti- el mérito de haberse dado cuenta,
tinado a la muerte. Busca evadirla na, que Chopin se levante del piano aunque sea superficialmente, de la
aunque sea engañándose un poco. negándose a tocar para los cerdos, oportunidad que estuvo frente a
Al menos por un rato. Desde el prin- que Beethoven insista en dirigir a la ellos. Porque al fin de cuentas no
cipio sabe que no lo conseguirá, así orquesta sin poder escucharla, que es el poderoso el responsable de la
invente a diario nuevos dioses, les Juana Inés aplane sus pechos para obra de arte. No debemos a Loren-

78
zo de Médicis ni a Julio II las obras me dentro consigue su propósito en él para convertirse en pregunta
de Miguel Ángel. Ni siquiera las de- fundamental y revolucionario: ex- azorada. Nunca en certidumbre sino
bemos a Miguel Ángel. Como agua presar para tocar, conmover para en duda. No en pensamiento sino
indomable que siempre tiende a lo transformar. en emoción. No en cálculo sino en
bajo, el arte acaba por encontrar su misterio siempre provisional. Un
propio camino y se manifiesta a pe- Los nombres de las cosas misterio que convoca a la luz, desde
sar de los artistas y a pesar de los Los títulos con que se identifican las la oscuridad. Quien se queda en el
poderosos, que son meros vehícu- obras de arte son meras etiquetas nombre o en el tema se queda en la
los. Ese camino puede ser sufrido necesarias para nuestra conversa- superficie y cae en una trampa. El
o gozoso, divertido o áspero; con ción, a menudo frívola, sobre ellas: tema o el nombre pueden tener un
gozo y dinero o con pobreza y sufri- Pantocrátor, Novena sinfonía, De na- significado tal que nublen la entrada
miento. Eso no importa y cualquier tura sonoris, Maja desnuda, Topos 5, al espejo oculto en el interior de la
pretexto es bueno. La música de Coplas a la muerte de mi padre, Na- obra. La escena del descendimiento
Bach se monta con igual perfección ranja y amarillo, Madame Butterfly, de la cruz es tan fuerte, que puede
en las cantatas bíblicas que en los El Aleph... para el efecto final de la desviar la percepción de la verdad
abstractos estudios de la fuga y el obra no importa ni el nombre ni el que hay atrás del tema en el cuadro
contrapunto. Da igual. Las escultu- tema ni la época ni el lugar donde de Van Eyck. El propósito del arte
ras de Henry Moore o de Chillida se creó. Todo el arte es contemporá- no puede ser didáctico ni promover
no necesitaron de temas. La pintura neo y todo es universal. Lo demás valores, cualesquiera que sean. Su
de Fra Angélico sí. San Juan de la podrá ser interesante para quien discurso no está al servicio de nadie,
Cruz fue obligado a intentar la ex- quiera estudiarlo con otras lentes. aunque lo parezca.
plicación de lo inexplicable a quie- No para más.
nes sospechaban que en su poesía Mucho se ha discutido si el arte Espejo enterrado
se escondía el demonio. Las majas debe estar al servicio de una idea, Noche y viento, el árbitro, el que
de Goya estuvieron embodegadas una ideología o una religión; al piensa y rige por su propia volun-
por años para evitar el escándalo y servicio de un determinado modo tad, eso que duerme dentro es
hay quienes aún acaban en la ho- de explicar al mundo. Durante si- Tezcatlipoca, el inconmovible espe-
guera por decir y publicar cosas pro- glos y en casi todas partes, ha sido jo enterrado en la carne. Cuando
hibidas. así. Pero precisamente la misión despierta, encandila y embriaga.
Con temas o sin temas, con o sin del arte es desexplicar al mundo, Exige sin más. Obliga al escritor a
aprobación de quienes se arrogan simplemente poniendo un espejo escribir, al pintor a pintar, al músico
el derecho a hacerlo, eso que duer- enfrente de quien quiera mirarse a componer aún en las condiciones

79
más adversas. No hay posibilidad de fort, de la tendencia a la entropía antorcha? Después de la náusea y
negociar ni de aplazar. Es la visita melancólica; otra vez, a enfrentar el desgarramiento, después de ha-
misteriosa que requiere a Mozart el terror del abismo desconocido, bitar el vacío interior y dejar fluir la
escribir un Réquiem o el absurdo ahora doblemente difícil porque carcajada, enfrentar a los poderosos
de componer un himno a la ale- hay que abandonar la satisfacción suena a juego de niños.
gría desde el sepulcro del silencio que deja la maestría adquirida. ¿Y todo esto para qué? No lo sabe-
o dictar ciego la mejor definición Los últimos cuartetos prueban que mos a “ciencia cierta”. Pero el resul-
del amarillo, como no lo piensan Beethoven fue capaz de lanzarse en tado es siempre ese espejo insobor-
los que ven. Eso que duerme den- esa dirección. No lo hicieron Bach, nable, temido y deseado, a la espera
tro burla las definiciones y las clasi- perfección barroca ni Haydn, cum- de que los espectadores se convier-
ficaciones. Burla los temas. Burla al bre del clasicismo. Sí Picasso, Goya, tan en contempladores y hagan el
poder. Despierta y es. En ocasiones Frank Lloyd Wright. El torrente del esfuerzo de completar la obra. Ese
demanda ir más allá, abandonar el arte tiene sus enigmas y pide que es el desafío. Arrostrar nuestro pro-
terreno de la perfección alcanzada, el artista se entregue sin reservas a pio conflicto. Resolver en nosotros
para explorar nuevos modos de ex- su fuego. ¿cómo no va a ser pode- mismos el encuentro –a veces lu-
presión. Otra vez exige salir del con- roso alguien portador de semejante cha, a veces abrazo erótico– entre
eso que duerme dentro y la ilusión
de poseer un nombre y una imagen
inmortal. Saltar entonces al abismo.
Cuidado: eso que duerme dentro
puede despertar. Pero sería mucho
peor si nunca despierta.
Los habitantes del barrio de Dafen
en la población de Shenzhen, cerca
de Hong Kong, están dedicados a
producir en serie copias de pinturas
famosas y no tan famosas: de la Gio-
conda a Klee, de Klimt a Monet. Unos
diez mil copistas pintan ocho horas
diariamente. Producen cinco millo-
nes de lienzos al año, equivalentes a
un 70% del total que se hace en el
mundo. Gran negocio. Sin despertar
a eso que duerme dentro. Sin con-
flicto. Las copias pueden comprarse
a buen precio en WalMart.

80
Artículo

La verdadera Bolsa de Valores


Luis Mariano Acévez

“ … la pregunta más obvia, tido una y mil veces por mujeres y


por hombres a lo largo de la histo-
ria: profetas y místicos, poetas y es-
la que nos debíamos haber hecho hace critores, pintores y músicos, santos y
científicos ateos... ¿Qué nos impide
mirar con el corazón? ¿Qué nos hace
decenas de miles de años para sobrevivír, interpretar un beso como una trai-
ción o una falta de hombría? ¿Qué
hace que cerremos el alma frente a
es la de saber qué les los demás? Por una parte la comodi-
dad: es más fácil no pensar, quedar-
pasa a los demás por dentro”. nos en lo malo por conocido y no
dar el paso a lo que sentimos como
un abismo por conocer. Por otra el
miedo, que es lo contrario del amor.
Eduard Punset El miedo a ese abismo, a lo distinto;
Excusas para no pensar el miedo a lo diferente. Sin embar-
go, eso es Ío que la vida demanda.

E
Solo la muerte no cambia. Solo la
muerte garantiza quietud eterna. La
s alarmante. Hay una fuer- casi en todas partes, lo que corre por muerte no sabe pensar, no arriesga,
te tendencia a la baja las calles y contagia los corazones no no siente. No sabe del dolor, pero
en la Bolsa de Valores que tiene que ver con esos valores. Lo tampoco sabe del gozo. Esa es la
verdaderamente importa: la que se que corre y contagia tiene más que disyuntiva: la vida o la muerte. Para
aloja en el cerebro y en el corazón ver con la intolerancia, el insulto y vivir es necesario percibir, sentir
de todos. Una crisis tras otra van las mentadas de madre, el odio al y pensar (en ese orden), saber mi-
dejando una estela de principios otro, el lucro fácil y rápido, el des- rar y considerar a los demás. Vivir
inservibles. Pocos saben ya lo que precio por la naturaleza y la torpí- para uno mismo, encapsularse en
significa la honestidad intelectual, sima explotación del planeta. Cada una idea o en una creencia, en una
la tolerancia, el respeto, la empatía, uno cree tener la verdad y busca teoría, una posición política o una
la flexibilidad y la apertura, la dul- imponerla. Nada nuevo ni en Méxi- religión, es suicida. Es apostar por
zura, la convivencia o el amor. En la co ni en el mundo. Siempre ha sido la ilusión de la inmortalidad. En la
boca de jerarcas religiosos o civiles así. ¿Por qué es tan difícil entender verdadera Bolsa de valores acabará
sólo son palabras vibrantes, útiles el mensaje ancestral que convoca a al alza –tarde o temprano– la con-
para mover voluntades hacia las ca- la conversión personal? ¿Por qué no ciencia de que moriremos todos y
sillas de votación o hacia los círcu- somos capaces de escuchar y hacer de que sólo nos quedan, para ser
los concéntricos de los dogmas del nuestro el llamado a una búsqueda felices, la tolerancia y la apertura, el
poder –de cualquier color y signo–, de la verdad interior, en el corazón diálogo y la exploración mutua, la
que nos aborregan y nos ofrecen la de cada uno?. La lista de voceros dulzura, la verdad, el amor. No es
ilusión de un bienestar siempre pos- que han hecho este llamado es una esperanza ni un buen deseo. Es
puesto. Pero en Italia y en Noruega, enorme. No podemos decir que no una necesidad humana que está por
en México y en China, en España y hemos escuchado un mensaje repe- encima de cualquier otra.

81
Artículo

El arte de mirar
Luis Mariano Acévez

E l arte de mirar no es un fe-


nómeno natural. Se trata
de algo que nos distingue
de los demás seres vivos y segura-
cados a lo que miramos. Podremos
percibir qué tanto hemos sido rehe-
nes de esos puntos de vista y hasta
dónde son grilletes que aprisionan
Tal vez ellas también podrían mi-
rarnos a los hombres con otros ojos,
como personas con la misma digni-
dad que ellas, más allá del paquete
mente también de los ángeles. Es a la felicidad. sexual que nos caracteriza. Se darían
la posibilidad que tenemos, los se- Rescataríamos así el arte de mirar, cuenta para qué les sirve etiquetarnos
res humanos, de construir un mun- puliendo las lentes a través de las como egoístas, cabrones, sementales
do iluminado por la belleza de los cuales nos asomamos hacia dentro y o maricones, cínicos, impotentes,
significados. Si queremos lograrlo, hacia fuera de nosotros mismos. Por- infieles, fríos o manipuladores: para
podemos empezar observando con que, aunque esas lentes nos fueron domesticarnos, para poder enfrentar
cuidado (y con paciencia) nuestros impuestas y forman parte ya de nues- su propio temor a la apertura y a la
“puntos de vista” para conocerlos tros propios ojos, podemos modifi- entrega.
bien. Nos daremos cuenta de su ri- carlas. Podemos cambiar las partes Porque la mirada del otro es lo
gidez y de sus limitaciones; de su que bloquean esa mirada, revisando que me define, como afirma Roger
necesidad de mantenernos en la su- nuestros prejuicios y eliminando las Morin1, el aprendizaje del arte de
perficie para evitar los riesgos de etiquetas que ponemos a los demás: mirar puede ser escalofriante. Nos
vivir, de su incapacidad para ir al reconociendo que no somos dueños hace mutuamente vulnerables, nos
fondo de las cosas y otorgar signifi- del punto de vista verdadero o único deja desnudos, nos obliga a la con-
y que la riqueza de la vida está, pre- gruencia y a la honestidad, que no
cisamente, en su complejidad tienen precisamente buena fama.
y en sus contradicciones. La alternativa es seguir tras el anti-
Tal vez entonces podríamos faz, comprar y usar las herramientas
mirar con otros ojos el cuer- que promueve la sociedad –a través
po de las mujeres y más allá de tantos y tantos medios– para ro-
de su cuerpo, más allá de su dearnos de murallas, para evitar el
genitalidad, podríamos per- contacto, para seguir viendo con los
cibirlas como la obra maes- ojos cerrados y bloquear la mirada.
tra de la creación, como En una palabra, para seguir escon-
personas con una dignidad diéndonos de nosotros mismos. Al
inalienable. Nos daríamos final, con esas etiquetas y con esas
cuenta para qué nos sirve máscaras, todo queda aparentemen-
ponerles etiquetas, por qué te bajo control, aunque pronto des-
necesitamos catalogarlas cubrimos que el precio es muy alto:
como tontas, golfas, fresas, un vacío seco, una inmensa decep-
mochas o locas, frívolas, his- ción existencial. El descubrimiento
téricas, frígidas, putas o des- tardío de que el amor es siempre un
cocadas: para domesticarlas, riesgo y la sensación de una pregun-
para poder enfrentar su mis- ta terrible flotando sobre nosotros:
terio y su ancestral abismo ¿valió la pena vivir?
sin correr el riesgo de mirar-
nos a nosotros mismos.
1
R. Morin. Mis demonios, pag. 11.

82
Prólogo

Testimonios

C on sus misterios y sus luces, el desarrollo humano conquistó


la convicción de Luis Mariano y cautivó su corazón. Se
refería a él como una manera de ser que –hoy podemos
decir– pocos como él y nadie a su manera habitaron con tal confianza
y consistencia.
En su singular interpretación, la belleza, la libertad y la creatividad,
junto con el bagaje de la cultura y la referencia a realidades existenciales
concretas –amor, sexualidad, muerte, trabajo– formaban elementos
imperdibles de esta opción existencial.
Dicho itinerario, no obstante, aunque tiene una dimensión individual,
se proyecta necesariamente –algunas veces de manera intencionada,
las más, inconscientemente– a los demás, los toca, nos toca.
El juego del yo y el nosotros forma parte de la magia, pero también de
no pocas de las complejidades y paradojas del desarrollo personal.
¿Cuántas personas pasan por nuestra vida epidérmicamente y qué hace
a otras imprescindibles? ¿Qué hace que un vínculo sea significativo
y otro tóxico? ¿Cómo se relaciona el potencial que sólo podemos
descubrir en relación con los demás con aquello que sólo a nivel
individual podemos hacer para despertarlo? ¿Es el de la dignidad un
hallazgo íntimo o una estafeta que, como tal, nos es dada por otras
generaciones y que nosotros, a nuestro tiempo, transmitimos? ¿Cómo
nos vinculamos con los pensadores, artistas y tradiciones que nos han
precedido? Pero, más allá ¿qué hace que un hombre así, quizás sin
pretenderlo, toque tan profundamente la vida de tantos?
Estas son preguntas propias de la dimensión coral del desarrollo
humano. Y son también cuestionamientos en los que los textos que se
presentan a continuación –ya no de la pluma de Luis Mariano, sino
de la de los que tenemos por un regalo en nuestras vidas el haberlo
conocido– nos ayudan a internarnos.

Presentárselos es un gozo y un honor.

Eduardo Garza Cuéllar

83
Testimonio / Mariana Acévez

Luis Mariano

L uis Mariano fue mi abuelo, mi amigo y mi puerta al arte.


Desde pequeña, Marianito me llevaba a su estudio, se
sentaba en su silla y ponía música clásica. Después, juntos
abríamos todas sus pinturas y me enseñaba los diferentes
pinceles y esponjas que tenía en su caballete y juntos nos
sentábamos a pintar por horas.
Para mí, estar con él en su estudio, platicando, riendo y
aprendiendo de él, era algo único.
Años después, seguimos yendo a su estudio y cada ida era
diferente y especial a su manera.
Algunos días me enseñaba sus haikus y otros en los que
simplemente nos sentábamos a platicar.
Estos últimos años usualmente nos llamábamos los domingos
y nos contábamos todo lo que habíamos hecho esa semana.
Cada domingo que pasa y que ya no está me gustaría poder
hablarle y pedirle esos consejos tan únicos, que siempre me
daba.
Para mi Luis Mariano era amor, sabiduría, alegría, pasión y
belleza.
Con mucho amor y siempre extrañando tu presencia.

Mariana Acévez, tu nieta.

84
Testimonio / José Enrique Acévez

U na mesa al centro de la sala,


la luz tenue, muy tenue; en
ella, libros de arte, ediciones espe-
incapaces de asumir nuestra vulne-
rabilidad y nuestra capacidad de
trascenderla.
tasmas y tus duelos y yo no sabía
mucho qué preguntar. En realidad
es que tengo la encomienda de
ciales y, lo más memorable para hacer parecer que tu vida y la de
mis nueve o diez años, figuras de Después de eso nos encontramos tus nueve hermanos fue maravillo-
elefantes o de divinidades de Orien- en la Ciudad de México; una sa. Y quizá fue y nadie se atreverá
te, de India sobre todo. El olor del primera vez en tu oficina de la Pro- a cuestionarlo. Pero previo a ello yo
departamento, siempre particular, feco, cuando fuiste un cómplice tan tenía tu testimonio como una masa
como tú: tabaco en puro (cuando acertado de mis ganas de hacer desbordante de elementos sobre
lo hacías), resequedad perenne de de la capital un hogar para mí, un los que tenía y tengo que rehacer,
las tierras volcánicas del Pedregal, pretexto para mi madurez. Luego retener, apropiar y abrazar.
algo de polvo, algo floral, no sabría una segunda, cuando logré mudar-
describir cuál, algo que te remite a me al antiguo lago de Texcoco, tú Fue ahí cuando me di cuenta de
una parsimonia necesaria. Un olor ya jubilado, descansado, prudente, cuán extensa había sido tu vida.
universal: así como si cualquier per- curiosamente siempre prudente. Yo, Fue ahí cuando supe reconocer
sona fuera un arquitecto formado al contrario, curioso, hambriento, cómo las palabras te resuenan
con los jesuitas. En ese momento, desenfadado. Fui un día a tu casa distinto, la luz del sol te parece
no sé por qué, asumí que quería de Interlomas cuando me hiciste más matizada que al resto y cómo
una vida similar a la tuya. Una el gran regalo de todas tus Artes cualquier relación que entables, de
vida de ideas, de distancia, de licor, de México; sabes muy bien cuán unos años para acá, se construye
de placeres, de narraciones sobre simbólicas son para mí. desde la confabulación y no
mi abuela (tu madre), de preguntas desde el abuso.
incisivas sobre el deseo y la muerte, Después también fuimos al Péndulo
de aseveraciones culposas sobre el de Polanco, saqué mi celular y Eres y serás uno de los pilares en
disfrute y las clases sociales. empecé a grabarte, a grabarnos, mi vida, una referencia a la que
sobre tus recuerdos, tu infancia, la siempre recurriré. Porque tienes en
Yo sólo he tenido una muerte en mi explicación más honesta de tu vida ti un afán pulcro y casi delicado
vida: la de Alfonso, tu hermano. ya que tengo ahí la encomienda, por preguntar constantemente qué
Aunque también tuve otra a los que a veces parece condena a la es la belleza. Una pregunta que
once años que fue la de mi pán- frustración, de escribir la historia moviliza: las entrañas, los afectos, el
creas. Por lo que bien recuerdo que de tu madre y de tu padre y de su agradecimiento por la vida. Y hay,
fuiste de los primeros en marcar y diáspora. En ese momento supuse además, en esa pregunta un acto
preguntar qué era de mí, preguntas que tenía la madurez necesaria en sí mismo bello: preguntar por la
sobre todo para mi madre (que para entenderte y no era cierto, belleza es sólo un intento por con-
siempre ha sido una amiga cercana tuve que haber sido más silencioso. firmarla. Es distanciarnos para reha-
de tu lucidez). Luego recuerdo de Aún así tengo ahí cuarenta, cin- cerla: ver desde lejos para apreciar
ti mucha empatía, mucho candor; cuenta, los minutos que sean, de más, cuestionar para no sentirnos
aunque distante. Porque siempre una grabación en la que me contas- abrumados en el incomprensible y
hubo una justificación genuina te todo de tu vida o de la parte tan necesario gesto estético.
para ello y es, sin duda, una de las importante de tu vida que era ese
mayores enseñanzas que me has desprendimiento de la hacienda, de Qué fortuna tu vida tan llena de
dejado: separarnos para rehacer. tu padre, de tu madre, de Ernestina belleza. Muchos nos quedamos con
Sin la distancia necesaria, somos porque así la llamabas, de tus fan- ese legado, tío querido.

85
Testimonio / Leticia Ascencio de García

El señorío de la humildad
Conversaciones en el estribo

M is conversaciones con Luis


Mariano me dejaban siempre
más rica. Quiero compartirte nues-
Siempre te he admirado y lo sabes.
Hace unos días te mencionaba la
Beba, cuando presentó el libro de
LM ¡Preciosa, querida comadre!
Hilar y deshilar puede ser una
obra de arte. ¡Que tengamos la
tros últimos diálogos como un Encuentros. capacidad para construir juntos un
homenaje para él. No paras de sorprendernos, tu nuevo año alegre y pleno.
texto es maravilloso y me plantea y Te abrazo.
aprendo de ti a cuestionarme mi fe,
LA Querido compadre, supe que mi posición frente al mundo y mi LA Compadre, quiero pedirte algo:
estuviste malito. Quiero decirte que estar en él. escríbeme cada día una frase tuya.
me importa mucho que te pongas Me gusta tu decisión porque yo Aprendo y disfruto de tu don de
muy bien pronto. Cuídate, porque haría exactamente lo mismo. comunicarte. Quisiera hacer un
la última vez te vi flaquito. Y eso haré y aprenderé de nuevo libro de tu obra.
de ti.
LM Felipe y Leticia: les quiero Cuenta conmigo, porque yo quiero LM Comadre... no me digas eso.
compartir que me detectaron un contar contigo. Atiendo tu sugerencia porque te
cáncer en el abdomen, luego quiero, no porque valga lo que
de estar reteniendo líquidos a lo LA Muy queridos Lu y compadre. pueda decir. A ratos pienso que ya
largo de un mes. No entraré en Me gusta mucho lo que dice esta es tiempo de silencio. Veremos...
la dinámica hospitalaria. Estoy poesía, creo que nos da consuelo.
en tratamiento para mantener la LA Lo siento, en esto no pienso lo
mejor calidad de vida durante el mismo. Yo pienso y siento que es
tiempo que sea. Me siento fatigado un momento trascendente, y que
pero en paz y afortunadamente tu ser humano está dotado para
sin dolor. Quise que lo sepan regalar mucho antes de partir.
ustedes por mí. Como siempre, Frankl dice que es importante el
los abrazo con mucho cariño y sentido de la vida, pero más aún
agradecimiento. Poesía Purépecha el sentido de la muerte, porque allí
culmina todo nuestro haber sido.
LA Querido compadre: me he
quedado sin palabras. Cuántas En la vida ni se gana ni se pierde, LM Así es: paradójicamente, una
veces se me olvida que somos ni se fracasa, ni se triunfa. luz que viene del lado de la muerte
mortales y que debemos estar En la vida se aprende, se crece, para iluminar la vida.
preparados para eso.
Sin embargo, no se me olvida se descubre; se escribe, se borra y LA Ya tengo la sabia frase del día
recordar lo importante que es se reescribe otra vez, se hila, de hoy.
nuestra tarea existencial. De sobra
sabes que la he admirado toda mi se deshila y se vuelve a hilar. LM Un solecito
vida en ti. El día que comprendí que lo único Vive acurrucado
Todos estamos como tú en ese que me voy a llevar es lo que viva, En la ventana
último paso que nos llama a
realizar lo que todavía queremos y empecé a vivir lo que me quiero llevar. LA Hermoso. 5 7 5. Y tú, poesía.
debemos hacer.
Feliz año 2021. LM Las jacarandas
Los abrazo con enorme cariño. Ensayan la paciencia
De la realeza

86
LA Gracias por tu inspiración.
¿Tienes guardados todos los haikus Te recuerdo Luis Mariano...
que has escrito en Twiter ?

LM Así es, comadre. Los tengo. L os últimos días que hablé contigo fueron los más llenos de aprendizaje
para mí. Tu enseñanza de la aceptación de la muerte culminó todos
nuestros encuentros con amigos, colegas, compañeros y compadres. Reco-
LA ¿Los podemos publicar en un nocí de nuevo en ti a una persona inspiradora poniendo su luz espiritual
libro? sobre de cualquier otra cosa y te pedí que con la poesía japonesa que hacías
¿Quién enseña a hacerlos? elaboráramos un libro.
Conozco unos de Octavio Paz. Me enviaste este:
Las jacarandas
LM Yo los descubrí al acercarme Ensayan la paciencia
al Zen. Leí muchos y me pareció De la realeza
un ejercicio valioso para capturar Te entusiasmaste y yo también; fue tu primero y último. Eso me llevó a re-
el momento, el “aquí-ahora”. Son cordar nuestro encuentro en Counseling en el 80 cuando te invité a dar clases
como instantáneas que llevan de literatura. Me enseñaste a respetar a Eduardo Galeano. Tus pausas, tu voz,
la atención a lo único real: el la intención en tu voz hacían que Galeano fuera más el mismo o tal vez más
momento presente. Nunca pensé tú. Tú eras la poesía, luego lo comprobé.
en publicar, sino en aprender. Hay Cuando éramos muy jóvenes, te recuerdo en las fiestas de Chicago y en las
publicaciones muy bellas de poetas de mi casa donde yo tocaba piano y cantábamos. Te recuerdo en las escapa-
japoneses. Paz tiene este, qué me das con los amigos sentados en banquitos por horas escuchando los Modern
gusta mucho: Five. Te recuerdo Luis Mariano...
Te recuerdo en encuentros de desarrollo humano y de logoterapia y en aque-
Hecho de aire lla ocasión que me invitaste a Guadalajara a participar como ponente y me
Entre pinos y rocas pediste que me hiciera cargo de un número de la revista Prometeo hablando
Brota el poema de Logoterapia: Fue la 51 “El sentido de la vida”.
Siento en este momento la tristeza porque mi texto para ti no estará bien
Pero comadrita, entre los tantos escrito, le falta su corrector: tú.
que he escrito solo unos cuantos Muchas veces te recuerdo dando pláticas y conferencias en Smael en congre-
(pocos) me atrevería a compartir. sos, encuentros o semanas de Logoterapia.
Me gusta que te interese el tema. Te recuerdo en la temporada que usaste ropa blanca y larga barba, eras la
Para mí representa, ahora más que encarnación de la búsqueda, ésa que todos llevamos dentro y pocas veces
nunca, un ratito diario de paz. Te le permitimos asomar la nariz.
abrazo. Te recuerdo también cuando inicié la Logoterapia en México. Me invitabas a
pensar si el programa era suficientemente nutrido como para crear una espe-
LA Me gustó tu acercamiento al cialidad. En ese momento colaborabas conmigo en Grupos de Crecimiento.
Zen y que has encontrado en los Yo admiraba en ti, tu generosidad y tu honestidad. Llegabas a lo profundo
haikus otra vena de tu capacidad de de quienes participaban contigo.
estar. Yo busco eso. Recuerdo siempre tu presencia cálida y tu voz rotunda. Esa voz me daba
seguridad cuando emprendía algo nuevo. No faltaba más, te recuerdo tam-
LM Es el privilegio de esta edad, bién después de tu operación, tu figura alta, demacrada y llena de miedos.
comadre. La paz del sentido y el Teníamos una experiencia muy semejante: Ambos vivimos lejos de
sentido de la paz. nuestros hermanos por un rato.
Tu ternura hacia Lourdes la recuerdo como un bálsa-
LA ¿Ves qué sensibilidad tienes? mo. Ella tomada de tu brazo y entregada a ti
hasta el último momento.
Te recuerdo con ésa capacidad que siempre
Aquí dejo el proyecto y queda la tuviste de dar y recibir amor.
sabiduría de mi siempre querido
compadre, colega y amigo Luis Luis Mariano, te recuerdo y te recordaré
Mariano. siempre.

Tu comadre
Leticia Ascencio

87
Testimonio / Jorge Ballina Garza

Luis Mariano, estar estando


V ivió con intensidad lo que vivió y se apasionó por lo que hacía,
por insignificante que fuera, encontrando siempre la belleza y
convirtiéndola en poesía.

No se advertían en él tensiones o preocupaciones extremas. Despejar una


ecuación de muchos términos complejos, es el álgebra de la vida, siempre
medida, siempre contada con libertad, supo despejarlos para esclarecer in-
cógnitas. Trabajó las trampas de la fe y no se vio encerrado por ellas. Vivió
como quiso vivir. Manejó el pensar y luego el hablar, o, con prudencia, ca-
llar cuando el decir no tendría ningún sentido. Sabía escuchar y nos hacía
sentirnos escuchados, sentirnos que lo que hacíamos lo hacíamos bien.

Fue un amigo cercano-distante, cuando lo teníamos cerca la atracción era


mágica, intensa, y cuando era distante lo sentíamos cercano. Él veía pasar,
veía venir conocidos y no conocidos, extraños, cercanos y otros más lejanos,
a todos nos trataba con calidez, a todos iguales, a todos distintos.

Luis Mariano terminó de estar estando. Cuando nos compartió su enfeme-


dad, percibimos que decía: no sé qué será lo que viene, se aproxima, lo
presiento como algo ambiguo, sereno pero contundente. Lo que vendrá ha
llegado. Sus sentimientos de pesar pesado los asumió como no graves y en
cierto modo esperanzadores.

Nosotros, sus amigos, callamos. La noticia inesperada estaba presente con


cara larga y ceño fruncido. Nuestra aparente calma era de conciencias dor-
midas por dolidas. Luis Mariano terminó de estar estando con nosotros.

Jorge Ballina Garza

88
Testimonio / Olga Cano

Dejaste estela

Para Luis Mariano Acévez,


mi querido amigo, mi gran maestro.

N o sólo dejaste huella en nosotros,


eso hubiera significado tan sólo imprimir
el peso y la forma de tus pies en la tierra
en nuestros caminos, zurcos comunes;
a tus amigos nos hacías volar
por eso dejaste una estela,
como esa vibra, sin límites y sin barreras
que sentíamos en nuestros encuentros.

Tres impulsos formaban tu personalidad:


el explorar la esencia del hombre,
el tener un espíritu de libertad,
y el tercero el ver algo más allá de lo visible.

…El explorar la esencia del hombre,


se hacia evidente por tu gran humanismo. Tres impulsos que fraguaron en mi, y estoy segura que
Yo lo compartí contigo al explorar el arte, en otros;
el Arte como ese emotivo e íntimo idioma,
cuando alguien muestra su alma y …que el respeto y compresión de la
la comparte con los demás, naturaleza humana, con sus defectos y virtudes,
pone sus destrezas y talentos le dan un gran valor al hombre, a cada uno;
para lograr ese gran deleite que es la belleza.
…que ejercer la libertad implica también
…El tener espíritu de libertad, una responsabilidad individual, personal que tiene que
porque siempre nos invitabas a romper barreras, ser autentica, y respetuosa,
ir más allá, buscar retos, explorar, crecer,
sin encadenarte a nada; por eso nos hacías volar. …y que la creatividad es alcanzar un sueño convertirlo
en una realdad y así compartirlo.
…El ver algo más allá de lo visible, Tú carisma será imborrable,
a través de tener la sensibilidad a flor de piel, tu amistad invaluable,
valorar lo que tú sientes, y lo que con los demás com- tu presencia en nuestra vidas inolvidable,
partes; pero buscar otra dimensión, esforzarte, y tu ausencia un dolor infinito.
embelesarte en ello hasta encontrar esa nueva fórmula, Con toda mi admiración, respeto y un enorme afecto.
esa nueva puerta que abre posibilidades, lo que da pie
a la maravillosa creatividad. Olga Cano

89
Testimonio / José Luis Creixell

Luis Mariano Acévez Estrada


A su memoria

L o conocí en los cincuentas en


la Ibero, cuando ambos
estudiábamos arquitectura, como
gozando la fuerza del agua, la
belleza del crepúsculo mojado,
en tanto sentía cómo el barro
universal. Su conversación podía ir,
desde la belleza de la naturaleza,
hasta la belleza de lo deportivo,
profesión y como pasión, bajo del recién comprado collar de mostrada con otra anécdota:
el cobijo de la vieja hacienda de pelotitas de barro, se derretía en Cuando asistimos a un partido
Goicoechea, hoy restaurante San su guayabera blanca. Alumnos y memorable: el fut manejado,
Angel-Inn. profesores gozamos la escena. vgr por la magia de Pelé, –en
De entonces data nuestra amistad. esa ocasión previo al juego de
Luis Mariano fue fiel practicante La belleza permeó su búsqueda en Brasil contra Inglaterra, jugado
y asiduo provocador de la conver- muchos campos del conocimiento. en el estadio tapatío, Luis Ma-
sación en cercanía, modo de ser, Además de la arquitectura estudió riano, pintó la bandera brasi-
que, en el fondo, invitaba al otro una maestría en Desarrollo Huma- leña en una tela grande, como
a la amistad, de la cual gozamos no. Algo, que recuerdo habérselo de 1.8 x 2m– que como grupo
muchos. oído, eran dos saberes de una apasionado, enarbolamos antes
Su conversación lo condujo de misma fuente: ser humano en la y durante el juego ante In-
manera natural a ser maestro en su riqueza de sus manifestaciones. glaterra, que con elegancia y
Alma Mater y en muchos otros luga- Eso trajo consigo una apertura a lo magia, ganaron los brasileños.
res: universidades, retiros, medita-
ciones, múltiples textos donde dejó Ávido lector de literatura, poesía,
sembrada su presencia, a la vez en temas de espiritualidad, filosofía y
conversa acompañada del arte de muchos otros, siempre recorriendo
escuchar siempre. con profundidad, en consonancia
Presencia siempre coloreada por con el interés de su o sus interlocu-
la belleza, para él necesidad, clave tores.
siempre presente, en su modo de En varias ocasiones tomo cursos
ser, desde su caligrafía, de trazo por Internet. Uno de ellos que nos
único de belleza original, hasta su compartió, fue de historia de países
modo de estar y expresarse. mediterráneos. No recuerdo con
Un recuerdo de los noventas, creo, precisión el título, pero como éste,
lo retrata. con frecuencia recurría a la tecno-
Hace años llevamos a un grupo de logía para estudiar temas comple-
alumnos de proyectos al prodigio mentarios a su curiosidad. Así leía
de Monte Albán en Oaxaca como por ejemplo al gran Luis Barragán,
para explicar-les a los alumnos y pero con los textos que le influen-
recordar-nos, a los maestros, una ciaron, como el de Ferdinad Bac,
experiencia de lo que es la buena Les Jardins Enchantés, y en este caso,
arquitectura. por la poesía que habían infundido
En la gran explanada, el cielo pro- al gran tapatío.
nosticaba lluvia, pero, con sol entre Durante muchos años, no sé
nubes. Eran más de las 5 pm. cuántos, escribió diariamente para
El aguacero no se hizo esperar, se sí un haiku –poema japonés de 17
soltó implacable. sílabas– del cual, en ocasiones, me
Mientras el grupo buscaba compartió.
refugio, Luis Mariano, se quedó
inmóvil, brazos extendidos, Fue un amigo enorme.

90
Testimonio / Luis Rey Delgado García

“¿ Dehacerquéjusticia,
manera se podría
designando
estar ahora. Ahí desde la
altura, (con mucho esfuerzo
la lechuza que me recuerde
que moriré, y siempre por
apropiadamente a las conquistada) puedo mirarme dentro, la sonrisa de Buda,
personas que han atesorado ahora, y mirar a los demás y que es la misma que la de
experiencias por años, a la al mundo. la Mona Lisa. Una sonrisa
acumulación de aprendizajes Desde ahí puedo compartir cuyo misterio estriba en
y a la posible autoridad lo que miro. No con una una paradoja: saber tomar
moral derivada de ello? actitud de superioridad ni distancia de lo inmediato
Las culturas orientales y los arrogancia, simplemente con para apreciarlo, agradecerlo y
antepasados prehispánicos, la visión de un panorama amarlo profundamente. Creo
tenían en alta estima a su nuevo y abierto, cuya en el amor, en la amistad
‘Consejo de Ancianos’ que amplitud se debe a una vida y en la belleza. Aspiro a
funcionaba como una sabia larga. La culpa es una vieja aligerar cada día más mi
brújula de incienso para conocida y se que no va a equipaje final. Ha despertado
la comunidad. La última desaparecer completamente en mi una sensibilidad nueva
estación de la vida, mejor nunca, aunque la tengo a la fragilidad del mundo.
llamada Invierno, nos ofrece domesticada y ya no me Busco, trabajosamente una
mirar la vida desde otro quita el sueño. Me angustia relación con los demás,
lugar. Mirar la vida desde más, por momentos el que sea más desnuda de
lo alto. Desde donde se miedo a la vejez más vieja, prejuicios y de filtros. La
puede contemplar la traza a la posible enfermedad última estación de la vida,
y las huellas del recorrido final y en el fondo oscuro, nos ofrece mirar la vida
personal, los accidentes a la muerte…. Se que la desde otro lugar. Mirar la
del camino recorrido, los muerte se acerca, por lejana vida desde lo alto. Ahí desde
desiertos y los oasis, los que quiera verla. La edad la altura, puedo mirarme. Se
ríos siempre nuevos, las alta me está dando esa que la muerte se acerca, por
ásperas montañas, las heridas oportunidad: desmontar lejana que quiera verla.”
recibidas y las cicatrices que engaños, y espejismos
aún sangran. La edad alta. para descubrir una verdad
Ese nombre sí me gusta. Y se profundamente humana. Más
acerca más a los que estoy consciencia y más libertad,
siendo, a lo que quiero ser sobre todo. Quiero llevar,
y al lugar en el que quiero sobre el hombro izquierdo,
Artículo escrito por Luis Mariano
Acévez Estrada (QEPD) y publicado
en Milenio. https://www.milenio.
com/opinion/luis-rey-delgado-
garcia/para-reflexionar/edad-alta

91
Testimonio / María García García

Compromiso Social

T enía un nuevo reto, regresar al sector


público para colaborar con Luis Mariano
La segunda enseñanza de Luis Mariano
“precisar los conceptos”. Se consideró a la
en el área de Educación para el Consumo. educación como un proceso permanente
Teníamos formaciones diferentes pero raíces que promueve y facilita el crecimiento y que
comunes en cuanto al Desarrollo Humano y fortalezca en todos los aspectos el poder
ellas eran ineludibles . de la persona. Es un proceso que parte del
Iniciamos el trabajo investigando y reconocimiento de la dignidad inalienable
conociendo lo que había, la organización, de la persona y que en ella fundamenta sus
la institución, sus objetivos y metas, los intenciones, sus objetivos y su metodología.
reglamentos, los materiales y el personal, Consideraba Luis Mariano que “la educación
etcétera. era un valor” porque hace consciente y libre
La primera enseñanza de Luis Mariano al hombre, porque le permite emanciparse
“conocer lo que había y valorarlo” para que y crecer, asumir su responsabilidad, actuar
con base en ello poder plantear algo mejor. como ciudadano en plenitud y ejercer su
Esta consideración nos hacía aprovechar capacidad de vivir “gozosamente”.
lo que se había hecho, lo cual impactaba Apostaba al trabajo diario para ver frutos
al personal por sentirse considerado y los en el futuro, consideraba que el proceso era
disponía a querer colaborar con nosotros en largo por que se fija más en el aprendizaje
las nuevas tareas. Era nuestra oportunidad que en la enseñanza.
y además no teníamos mas remedio
que aterrizar “todo” lo que significaba el La tercera enseñanza de Luis Mariano “la
“desarrollo humano” en la Procuraduría tenacidad y la paciencia”. El consumo era la
del Consumidor (Profeco). Se partió de materia prima partiendo de la idea de que
precisar nuestra concepción del sujeto para todos somos consumidores y por medio de lo
el cual irían dirigidos todos los esfuerzos, que consumimos “somos y nos manifestamos”.
“el consumidor” y la vía para lograrlo “la La educación para el consumo considera
educación”. integralmente a la persona, que comprenda,
que asimile conocimientos, que desarrolle
habilidades, que aprenda a hacer, a ser y
a vivir con los demás; una educación que
incentive el desarrollo de capacidades y
de su personalidad, con el objeto de que
mejore su vida, su familia y transforme a su
comunidad.

92
La cuarta enseñanza de Luis Mariano La quinta enseñanza de Luis Mariano
“somos uno y somos comunidad”. Algo “¿que les vamos a enseñar?”. Lo que ellos
también importante fue considerar la necesiten. Para saberlo nos acercamos a los
diversidad económica, social y cultural del departamentos de educación de cada uno
país, para conocer los patrones de consumo de los Estados, los escuchamos y supimos
y con base en ello proponer un consumo cuales eran sus necesidades, conocimos su
inteligente; este es aquél en que hacemos situación y con base en ello definimos los ejes
consciente lo que consumimos: para estar de educación para el consumo así como sus
sanos, para tener plenas capacidades, para contenidos. Ellos fueron:
vivir, para desarrollarnos y desarrollar a la 1. Consumo y Consumidores. Donde se
comunidad. El consumidor inteligente es abordaban las características que
responsable del medio ambiente y solidario distinguen al fenómeno del consumo. Se
con los grupos menos favorecidos. Así, al destaca la importancia de identificar a los
promover el desarrollo de una cultura de protagonistas del consumo.
consumo inteligente propiciará que el poder 2. Derechos del consumidor. Aquí se consideran
de los consumidores tenga una presencia los atributos y prerrogativas de carácter
protagónica en la economía nacional . jurídico que la legislación otorga a los
El aprendizaje significativo fue la base consumidores para protegerlos en sus
de la educación para el consumo donde relaciones mercantiles.
se consideraron los conceptos locales, 3. Consumidores organizados. Donde se define
sus tradiciones, las convicciones y los el papel social de las organizaciones,
conocimientos. Así, Luis Mariano definía: considerando su influencia sobre la
“la formación de un consumidor inteligente, economía familiar y comunitaria, así como
consciente y libre frente al nuevo entorno las dinámicas de su desarrollo.
económico, que requiere la facilitación 4. Consumo, Medios de Comunicación y
de procesos personales y colectivos de Publicidad. Se ven los aspectos relevantes
reforzamiento del poder; el desarrollo de de la publicidad y los medios masivos, en
la conciencia y la adquisición de valores, su estrecha relación con el consumo para
conocimientos y habilidades útiles para fomentar un consumo reflexivo y crítico.
detectar necesidades y oportunidades, así 5. Consumo, Alimentación y Salud. Aquí se
como decidir libre y responsablemente frente desarrollan los conceptos fundamentales
al consumo con el fin de mejorar la calidad de y las recomendaciones básicas para una
vida”. alimentación conveniente de acuerdo con
la edad y sus recursos .
6. Consumo sustentable. Se consideran las
consecuencias del consumo sobre el medio
ambiente y los factores que influyen en el
agravamiento de esa problemática; se hacen
recomendaciones y se dan alternativas para
impulsar el consumo sustentable.
Teniendo definidos estos ejes se vio en
la necesidad de formar educadores para
el consumo considerando a las personas
que conformaban en el departamento de
Educación.

93
La sexta enseñanza de Luis Mariano Los consumidores de nuestras organizaciones
“trabajar con lo que hay”. Se hicieron varios aprendieron sus derechos, a alimentarse, a
diplomados para capacitarlos de manera cuidar del medio ambiente, etcétera. Pero
presencial y formal lo cual fortaleció y lo más importante es que se miraron como
revaloró su quehacer cotidiano. personas, aprendieron a compartir su pensar,
a aprender, a enseñar y con sus avances, a
La séptima enseñanza de Luis Mariano tener alegría y satisfacción.
“formar comunidades de aprendizaje“. Yo titulé este escrito “Compromiso Social”
El trabajo en campo fue todo un porque al desarrollar Luis Mariano su trabajo
descubrimiento, lleno de sorpresas, vivencias y en Profeco, lo hizo respondiendo a ese
aprendizaje; hasta el año 2009 conformamos compromiso social que el tenía para con el
en el país mas de 1600 organizaciones País y para con las personas y en este caso con
de consumidores ubicadas en su mayoría las más desprotegidas.
en zonas rurales y marginadas, donde se
producían milagros, donde se abrían rendijas
de esperanza y felicidad. María García García
Abril 2021
Hasta aquí he mencionado algunas de
las enseñanzas de Luis Mariano pero son
más, como su actitud, su convicción, su
honestidad, su sentido del humor y muchas
más.
Todo esto que comparto fue facilitado por él
convenciendo a las autoridades, asignando
recursos, revisando contenidos, dándoles
siempre un toque de belleza y arte; tan
importante era para él un material para los
educadores y los consumidores, como un
informe para el Procurador.

94
Testimonio / Loreto García Muriel

¿Y la Belleza?
Para Luis Mariano

¿ Qué es la belleza? Te
preguntabas y nos
preguntabas constantemente,
querido amigo.

No se si como respuesta o
como invitación, exponías
ante nuestros ojos fotogra-
fías significatvas de toda ín-
dole: una planta, una luz, un
rostro arrugado, una escena,
un arcoíris, una mirada, una mirar. Para extasiarte con lo una gran fuerza de espíritu y
pintura, un pase de un tore- que para otros es solamen- orientación a la felicidad.
ro, una figura humana, una te un sonido, un objeto, un
obra arquitectónica, un pai- hecho. Y justo en ti encontramos
saje, un grupo de personas, la ¡belleza! En tu figura,
un ave, una línea, un gorila, Aún sin proponértelo, nos tu mirada, tu rebeldía y tu
una palabra, un libro… ¡tu adentraste en tu propia ternura. En tu espíritu aventu-
nombre! esencia. Te presentaste ante rero y soñador, buscador de
Y al sensibilizarnos ante la be- nosotros, así tal como eras. senderos inimaginables. En la
lleza y peguntarnos sobre su Un ser humano, muy huma- creatividad que emanaba por
esencia, en realidad tocamos no y un humanista apasio- todos tus poros, añadiendo
tu sensibilidad, tu esencia nado. Un hombre auténtico, un trozo de arte a la vida. En
y tu belleza. carismático y poco conven- la poesía de tus palabras y la
cional, como lo fue tu vida luminosidad de tus ideas. En
Palpamos tu sensibilidad misma. Capaz de gozar con lo la intensidad de tu vida, en la
para captar el arte en todas más pequeño y transformar- aceptación de tu debilidad y
sus manifestaciones. Para per- lo en supremo. Agradecido en la serenidad de tu partida.
cibir los trazos profundos de con la vida, con la naturale- Entonces, si vuelves a pre-
un objeto y de alguna perso- za, con las personas, con las guntarme ¿qué es la belleza?
na. Para encontrar la luz del luces y con las sombras, con Basta con describirte a ti,
amanecer en cualquier situa- lo majestuoso y con el mi- querido Luis Mariano. A ti,
ción. Para integrar a tu piel núsculo detalle. Inspirador que siempre serás memora-
y a tus entrañas aquello que e impulsor de la búsqueda, ble, presente, trascendente. A
para los demás puede ser de la estética, de la paz. Con ti que estás vivo por siempre.
desapercibido. Para contem- inmensa capacidad de amar
plar más allá que observar y y de contagiar amor. Con ¡Tu ya encontraste la belleza!

95
Testimonio / Eduardo Garza Cuéllar

La vía de la belleza

N o hay vida humana auténtica fácil de descifrar.


Tampoco, instrucciones para morir y abrazar una
paz como la de Luis Mariano. Toda existencia vivida
Para quienes compartimos sus clases, sus conferencias
y su búsqueda vital dichas publicaciones, siempre fasci-
nantes, no fueron inesperadas.
con hondura es única y, al mismo tiempo, misteriosa. Luego, Maye, hija de Lourdes, y su nieta Mariana, cari-
¿Cuáles serían sus convicciones radicales? ¿Cuáles las ñosamente recopilaron e imprimieron algunas de esas
rutas que permitieron una muerte así? ¿Qué se movería imágenes en un librito amarillo en el que, además, nos
en él internamente al escuchar los versos de la can- regalaron un texto, con sabor a testamento espiritual,
ción Gracias de Colacho Lafarga que Lourdes le hacía en el que Luis Mariano explicita y sintetiza el camino
escuchar cariñosamente –Gracias Señor (…) porque qui- de la belleza; ese que, como nos advirtió Maritain, no
siste tú que mi vida fuera búsqueda sin estrellas, para está exento de peligros:
que siempre, comprender yo pudiera que estabas
detrás de ellas?– ¿En qué cimientos y virtudes se asía
su paz envidiable? ¿En cuáles, la posibilidad
de despedirse así de la vida, sin
llanto y sin angustia, simplemente
agradecido? ¿Qué habría detrás
de esa buena vida y de esa buena
muerte?
Aunque son preguntas sin respuesta,
su búsqueda de muchos años dejó una
pista imperdible: la de la redención y la
salvación por la belleza.
Hay quien, al final, apuesta por la fe o
por determinadas prácticas. Hay quien
lo hace por la verdad o la fidelidad a un
credo. Otros más, se renuevan su práctica
de contemplación mística que –no deja de
ser significativo– comparte con la experiencia
estética una misma palabra: contemplación.
Luis Mariano, sin desdeñar ningún camino,
apostó claramente su existencia a la belleza.
Fue, como pocos de su generación, un partici-
pante activo y entusiasta de las redes sociales y
uno de los pocos que invariablemente agregaban
valor al Facebook. La mayor parte de sus publica-
ciones fueron imágenes sorprendentes (pinturas, foto-
grafías a microscopio, poemas, obras arquitectónicas,
animales, diseños…) antecedidas por la pregunta ¿Qué
es la belleza?

96
Cito:
Lo que quiero decir acerca de la belleza:
Que la belleza es un concepto
complejo, inaprensible, inagotable.

Que no sabemos lo que es la belleza,


Pero que todos llevamos una intuición,
Una chispa que se enciende frente a ella.

Que la belleza se nos presenta de varios


modos: belleza gratuita, belleza indiferente,
belleza sencilla, belleza oscura.

Que las condiciones para experimentarla,


para que se active la chispa son: apertura
a la audiencia que nos ofrece la obra
de arte, el desapego, el abandono.

Que la experiencia estética vía


la contemplación transforma,
convierte, revoluciona.

Que buscar la belleza en todo es un modo


de mirar, de ser y de relacionarse con
todo (con uno mismo, con la naturaleza,
con las cosas, con los demás).

Que hacerse sensible a la belleza


lo convierte a uno en cuidador de todo.
Que la belleza es el mejor escudo protector.

Que en la belleza hay un manantial


Indispensable para una vida justa, digna, feliz.

La conversión personal vía la experiencia es-


tética: la experiencia frente a la belleza nos
transforma. No somos los mismos después de es-
cuchar a Beethoven, de la contemplación de un
Velázquez, de la lectura de Sor Juana, del canto
o la danza, de una película de Bergman, cuando
lo experimentamos como algo único, irrepetible,
aquí y ahora.

Contemplación como llave para


Pertenencia al mundo.

Y yo, que fui su alumno y de muchas maneras lo sigo


siendo, no puedo menos que, frente a estas palabras,
guardar silencio, profundamente seducido y agradeci-
do.

Eduardo Garza Cuellar

97
Testimonio / Lourdes González

Las palabras nunca alcanzan


Cuando lo que hay que decir
Desborda el alma

Julio Cortazar

98
Testimonio / Beatriz Graf

¡He amado tanto la vida!

L uis Mariano escribió esta frase pocas semanas antes de llegar a


la última etapa de su camino. Quienes lo conocimos, en
cualquiera de sus presencias, validamos su confesión, sin lugar a
duda. Amante, así, en gerundio, expresaba la persistencia de una
acción. Él leía. Leía muchísimo. Lecturas que fueron enriquecien-
do su vida interior para aplicarlas en su vida diaria, carente de ser
común. Era gozoso compartir libros abundantes en temas, exprimía
comprensión con asombro de
niño y seguridad de adulto. Luis
Mariano apostaba a la palabra:
leída, escrita o dialogada.

Lo conocí en 1963; sin ser en


aquel tiempo lo que llegó a ser,
trazaba su firma con esa su letra
de indiscutible belleza, tarjeta
de presentación de un hombre
atractivo para sus alumnas, tanto
con su físico seductor como en
su enseñanza. Nadie dudaba de
su galanura, nadie desconfiaba
de su conocimiento para trans-
formar espacios. A Luis Mariano
se le creía cuando convencía sin
tratar de imponer; se le creía por
cómo decía las cosas con una
vehemencia certera: aún suena su
carcajada explosiva colmada de
buen humor. Se le creía porque
era una persona confiable.

¿Cómo hiciste, Luis Mariano, para hacernos sentir, a cada uno de


tus amigos, cercanos o no tan cercanos, el cariño individual que nos
destinaste? Cada uno tenemos una anécdota, un recuerdo, una vida
compartida juntos. Mi última anécdota contigo es haber subrayado
la misma frase del libro Otra vida por vivir: “Cuando lleguen al final
del camino, entonces continúen de frente”. Tu última enseñanza:
dejar esta existencia como tú lo hiciste. ¿Aprenderé?

Beatriz Graf

99
Testimonio / Liliana Pulido Comas

M


arianito de voz profunda y palabras muy
articuladas. Una sonrisa que alumbra noches
muy negras. Carcajadas contagiosas de gozo infantil.
Una mente creativa con una estética única.

El abuelo que todos soñamos. Un consejero bueno,


respetuoso, prudente y amoroso que muchas veces ha
guiado mis pasos como profesionista.
Una persona de la que siempre aprendo.
Un privilegio y tesoro ser parte de tu familia.
Aunque estamos lejos ahora te llevamos
constantemente en la mente y el corazón.

Te quiero mucho y te bendigo cada vez que veo a


mi familia de la que en buena parte eres origen.

Liliana Pulido Comas

100
Testimonio / Fernando Rovalo

La espadaña de Don Vasco en la Ibero

E n arquitectura, nuestra filosofía es de cosas, no


de palabras. Para el desarrollo humano, me
El caso es que Luis Mariano era Director de Relaciones
Internas de la universidad en ese momento y le tocó
atrevo a decir, su filosofía es de hechos, no de palabras. hacer visible la decisión del senado. Tuve la fortuna de
Para Luis Mariano, poeta, su filosofía fue de cosas, que me invitara para que lo lleváramos a cabo. La idea
hechos y palabras. Permítanme celebrar con ustedes un fue tomando forma así. La universidad había recibido
acontecimiento, en el que tuve oportunidad de partici- en donación tres campanas, con los nombres de Fe,
par con él, en la Ibero. Esperanza y Caridad, afinadas para sonar en armonía
diversas composiciones sonoras con sus tres notas. Re-
Apenas instalada en Santa Fe, el senado de la universi- querían una ubicación adecuada. Los pares de trabes,
dad recibió una hermosa carta del doctor Silvio Zavala, en la doble altura del corredor interior del edificio de
historiador experto, entre otros temas, en el vínculo aulas, sugirieron una espadaña, que, como ustedes
entre la Utopía de Tomás Moro y la vida y obra de Don
Vasco de Quiroga1, oidor de la segunda audiencia en la
Nueva España del siglo XVI. Don Silvio narraba en ella
la relevancia del hospital-pueblo2 de Santa Fe que fun-
dó aquí, cerca de la Ibero. Señalaba también, diría yo,
la no-casualidad del simbolismo que, por esta razón,
tiene la ubicación de la Universidad Iberoamericana en
su nuevo lugar. En consecuencia, solicitaba el doctor
Zavala que algún sector relevante del campus, recor-
dara el nombre de ese personaje. Al senado le pareció
muy bella la idea, y acordó que el edificio de aulas,
hoy reconocido en abstracto por las letras, A, B, C, D, E,
era el más conveniente.

Vale la pena tener presente el concepto de hospital


en Don Vasco. Estaba convencido de poder superar
y realizar, con felicidad, en la Nueva España, la Uto-
pía renacentista imaginada por Moro como crítica a
su mundo. Don Silvio trata esto extensamente en la
obra citada. A Don Vasco le satisfizo el resultado, que
permaneció vigente desde el siglo XVI, hasta el XVIII y
cuyos ecos se perciben, aún hoy, desde sus fundaciones
similares en Michoacán. Con seguridad le parecería
adecuado que hoy lo llamáramos un programa integral
de desarrollo humano.

101
saben, es un campanario formado por una sola pared, ¿Por qué, en la universidad, olvidamos que ese edificio
con los huecos convenientes para instalar campanas. está dedicado a Don Vasco de Quiroga y por qué de-
En esos años del rectorado del padre Carlos Escandón jamos que las campanas no suenen distintas armonías
sj, vimos aparecer las esculturas de San Ignacio y de la para anunciar eventos académicos, para los que fueron
Virgen, Sedes Sapientiae y también el medallón con el instaladas? Pienso que Luis Mariano compartiría que
relieve de Don Vasco de Quiroga para el edificio recién se debe al nefasto ambiente iconoclasta que vivimos.
nombrado, que se incorporó a la espadaña. Sin embargo, ahí está presente esa espadaña, como un
testimonio breve, pero perceptible, capaz de celebrar su
Ojalá pronto, superada la pandemia actual, puedan filosofía, formada de cosas, hechos y palabras que nos
darse el lujo de recorrer, despacio, el sendero que urge, pero vamos a extrañar.
atraviesa el jardín rumbo a la espadaña, cuando el sol
poniente la ilumina, quizá a eso de las seis de la tarde. Fernando Rovalo
Podrán disfrutar, enmarcada por los árboles, la elección
de Luis Mariano para el fondo azul-morado, com-
plementario en el círculo cromático al naranja de los
tabiques de la Ibero. Pero, sobre todo, cuando lleguen
frente a ella, lean con lentitud los grafitis que perso-
nalmente escribió con textos de las Ordenanzas de Don
Vasco para sus pueblos-hospital. Los fragmentos, muy
bien escogidos como maestro en desarrollo humano
que era, están escritos con su increíble caligrafía, en
color naranja, análogo a los muros del edificio; pero
los subtienden, como una sombra, las mismas pala-
bras, ahora en un tono turquesa muy suave. Salpican
el conjunto, pequeños jeroglíficos ¿ornamentales? No
intenten explicaciones inexplicables, sólo gocen percibir
lo que Luis Mariano nos da pie para ser.

Los textos de las Ordenanzas de Don Vasco que escogió


escribir Luis Mariano en la espadaña son estos:
Textos realizados por
“…quitándoles lo malo y guardándoles lo bueno que Luis Mariano, a mano alzada
tengan suyo, convirtiéndolos todo en mejor…
Ninguno padezca en el hospital necesidad…
sean todos como hermanos con vínculos de paz y de
caridad…”.

1
Silvio Zavala. Recuerdo de Vasco de Quiroga. México, Edito-
rial Porrúa, 1965.
2
Op. cit. p.15.

102
Testimonio / Claudia Ruiz Rodríguez

Carta a Luis Mariano

Puebla, Noviembre 2021

Tu legado se queda
para siempre entre nosotros

Querido Luis Mariano

C elebro que en Prometeo,


esta revista de tanto valor
para quienes danzamos en el camino
del Desarrollo Humano, dedique este
número a nombrarte, recordarte y
compartir lo que nos dejó huella de
tu andar por esta tierra.
Te conocí en un Encuentro de
Adehum en Puebla, recuerdo que quedan cortas para expresar todo lo vivo y significativo en cada una
tu ponencia era poética, creativa que hiciste por mí y por la Ibero, de nuestras aulas, conferencias y
y profunda, como casi todo lo hasta consolidar una segunda etapa programas.
que hacías. Yo era estudiante de la de enseñanza y difusión de esta, Celebro y reboso de tu amistad
maestría y estaba como esponja y nuestra gran escuela del Desarrollo única y profunda, esa que nos fue
abierta a conocer más del Desarrollo Humano, con el sello que la regalada en este trabajo compartido
Humano, me impactó tu riqueza en caracteriza en el sistema Ibero. y en el bordado fino de la escucha, el
el lenguaje, tus silencios al leer, la Trabajamos juntos en otros diálogo, el compartir la experiencia
mirada que contactaba con cada proyectos: los tres encuentros de nuestras vidas, nuestros sueños,
persona y con todos, la verdad no de Adehum que se celebraron nuestras caídas y nuestros vínculos
me acuerdo que decías, quizá era en la Ibero Puebla, en donde profundos con Lourdes, Javier,
para mí lo de menos, pero tu estar compartimos dos emocionantes mis hijos, tus hijos, las hijas de
bien parado en la vida y tu riqueza actividades comunitarias y una Lourdes, tus nietas, los colegas, los
como facilitador me cautivó. mesa de diálogo. También me jesuitas, los amigos/as. Hablamos
Por fortuna me topé nuevamente sumé, a través de ti, a la iniciativa de todo, de desarrollo humano, de
contigo en el 2012, cuando yo de impulsar el Manifiesto “Todos educación, de política, de religión,
andaba reavivando en la Ibero estamos en las manos de todos”, en de la belleza y de la espiritualidad,
Puebla todo lo que Marcelo Ayala Puebla. de la vida y de la muerte.
en su momento había impulsado, Para cerrar con broche de oro nos Amigo querido, gracias infinitas por
tu apoyo incondicional, el del Padre dejaste un legado de más de 50 existir en la tierra y en la eternidad.
Escandón, el de Carlos Pulido y el videos sobre temas de Desarrollo Descansa en paz y por favor sigue
de Ana María González, fueron Humano, semana con semana, vivo en esta comunidad por siempre,
vitales para que confiara en mí tú, sin ningún protagonismo, me te llevamos en el corazón y en ese
carisma y profesionalismo y pudiera hacías llegar a mi correo tu creación compromiso de construir cada día
diseñar y conducir los diplomados para que los pudiera compartir un mundo un poco mejor y de ver la
de Desarrollo Humano con calidad con nuestra comunidad de Face- belleza en todo lo que nos rodea.
y calidez. Te sumaste conmigo y me book. Hoy todos nos sentimos
apoyaste con toda tu creatividad, tu agradecidos y maravillados de tener
visión y compromiso, las palabras la posibilidad de usar ese material Claudia Ruiz Rodríguez

103
Cronológico de las contribuciones
a Prometeo de Luis Mariano Acévez

Acévez, Luis Mariano (1992). __________. (1993). “La necesidad __________. (1994). “La nueva
“Presentación” en Prometeo. del mito: La influencia de tanasia: Libertad y dignidad
Revista Mexicana de Psicología los modelos culturales en el de Mauro Rodríguez (reseña
Humanista y Desarrollo Humano, mundo contemporáneo de de libro)”, en Prometeo. Revista
núm. 0. México, Universidad Rollo May (reseña de libro)”, Mexicana de Psicología Humanista
Iberoaméricana. en Prometeo. Revista Mexicana de y Desarrollo Humano, núm. 6
__________. (1992). “Los gurús Psicología Humanista y Desarrollo Verano, La muerte, Mostrador
reunidos en Anaheim” en Humano, núm. 3 Invierno, (pp. 69-70). México, Universidad
Prometeo. Revista Mexicana de Mostrador (pp. 69-70). México, Ibe-roamericana.
Psicología Humanista y Desarrollo Universidad Iberoamericana. __________. (1994). “Antorcha” en
Humano, núm. Especial Otoño, __________. (1993). “El arte del Prometeo. Revista Mexicana de
El desarrollo humano hacia el año cambio: Manual de terapia Psicología Humanista y Desarrollo
2000, Mostrador (pp. 70-73). estratégica e hipnoterapia sin Humano, núm. 7 Invierno,
México, Universidad Iberoame- trance de Giorgio Nardone Crisis: Peligro y oportunidad, (2ª
ricana. (reseña de libro)”, en Prometeo. de forros). México, Universidad
__________. (1993). “Antorcha” en Revista Mexicana de Psicología Iberoamericana.
Prometeo. Revista Mexicana de Humanista y Desarrollo Humano, __________. (1994). “Esa visible
Psicología Humanista y Desarrollo núm. 3 Invierno, Mostrador (pp. oscuridad: Memoria de la
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