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Vamos a comenzar con dos o tres inspiraciones abdominales profundas.

En posición cómoda. Cierro los ojos. Inhalo lentamente y llevo el aire a la panza.

Sin hacer fuerza, a mi tiempo y a mi ritmo, inhalo y exhalo. Siempre por la nariz.

Después de estas dos o tres inspiraciones profundas vuelvo a mi propio ritmo respiratorio
siempre llevando el aire a la panza.

El aire entra y sale, lo veo, lo sigo con mi pensamiento. Veo al aire como pasa por mi nariz, va
avanzando, pasa por la garganta, va por la tráquea y llega a mis pulmones, y así se infla mi
panza.

Tomo aire por la nariz y exhalo por la nariz lentamente.

Me concentro en como el aire entra y sale. Sigo su recorrido con mi pensamiento.

Inhalo y exhalo lentamente. Si viene algún pensamiento a mi cabeza lo dejo pasar, no trato de
quitarlo a la fuerza, no me enojo y vuelvo a concentrarme en mi respiración.

Inhalo y exhalo. Me concentro en mi respiración. La respiración es a mi tiempo y a mi ritmo.

Ahora me imagino a mi corazón. Y trato de ver como ese aire que entra, va por mi nariz, va por
mi garganta y llega a mi corazón, lo refresca, lo limpia, lo sana. Y cuando saco el aire, sale lo
que me molesta, lo que me hace mal, lo que daña mi cuerpo.

Cada vez que inhalo llevo el aire al corazón lo limpio, le doy oxígeno, aire puro, aire fresco, y
cada vez que exhalo saco lo que me hace mal.

Me quedo un rato respirando y sanando mi corazón y mi cuerpo. (Hacer una breve pausa).

Ahora traigo a mi mente o imaginarme un lugar en donde me siento feliz y tranquilo. Donde
me siento bien y en paz, donde siento calma. Puede ser un paisaje o un lindo recuerdo. Este es
mi lugar seguro. Permanezco en ese lugar un rato.

Este es un ejercicio donde me calmo y me relajo. Es un espacio en que me respeto. Cuando


hago esta respiración me doy paz y tranquilidad.

Ahora a mi tiempo, abro los ojos, puedo mover los pies, las manos, mover la cabeza,
estirarme, escuchar lo que mi cuerpo necesita.

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