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Santiago – Chile
1998
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“ Ellos también, creados en el fondo del oasis, ajenos al movimiento del mundo,
sentíanse peruanos de corazón y abrigaban esa secreta aversión a todo lo
chileno, que no siempre logran disimular los nietos de Manco Capac.
Pedro emigró pronto, a ejemplo de todos sus compañeros del oasis en que la
juventud masculina no tiene actividades en que ejercitarse. Emigró para
incorporarse al personal de una oficina administrada por un lejano pariente de
su madre, tarapaqueño como él y de la cepa del norte. Un galope de cuatro
horas le dejó en la estación del ferrocarril, muy de mañana todavía (había salido
de madrigada acompañado de un propio) y a la tarde llegaba al
establecimiento, donde debía empezar, desde el día siguiente, a desempeñar
las importantes funciones de pasatiempo. Trabajo no poco le costó
acostumbrarse a su nuevo género de vida. En el oasis se hablaba de la Pampa
como de cosa conocida y familiar, pero jamás se le ocurrió a él que se tratase
de algo tan triste y horrible”.
“Ha llegado el Capellán a la mísera aldea de Guallatire, al pie mismo del Volcán
donde viven los indios del norte. Constituyen la aldea, hasta cincuenta casonas
de adobe que se arrebuja bajo la torre parroquial. Un arroyuelo, con
pretensiones de río, pasa por un costado y, después de cruzar bofedales y
llanos, va a desembocar en el Lauca. El Gobierno de Chile tiene bajo su
bandera a esos pueblos seminómadas, de rudimentaria civilización, lo ha
colocado bajo sus leyes soberanas, les ha enviado sus magistrados, maestros y
capellanos que les visten, en la palabra, les ha inyectado un soplo de vida.
Hace como de jefe, Cayetano Colque, que es de pura ascendencia aymará:
cobrizo, de pómulos fuertes, negrísimo cabellos y ojos un tanto oblicuos.
Colque ha ido a la cabeza de los suyos, a recibir al que viene enviado por el
Obispo Castrense. [...] Colque cuenta su historia: era un indiecito semisalvaje
que vivía entre los bofedales en una vida de bestia; el Gobierno lo tomo bajo su
protección. El Subdelegado Streter Vicuña, antiguo oficial del Ministerio, con
una paciencia admirable, le enseñó los rudimentos de la lectura, algo de
geografía y, junto con un grupo de serranos, lo educó para la vida, abriéndole
las puertas de la civilización. Colque ha quedado, por eso mismo, nombrado
jefe; sabe leer correctamente, conoce las leyes de la patria y hasta recibe los
diarios de Arica, que aunque fiambres y con meses de atraso, constituyen el
único contacto que tienen con la civilización. Ha implantado en su gente hábitos
rudimentarios de higiene y de limpieza y ahuyentó para siempre a los antiguos
“meicos”, especie de brujos, hirvientes de superticiones, que medraban con la
ignorancia de la pobre gente. Cuando se haga el recuento de los operarios
chilenos que trabajaron en dignificar y levantar al indígena de la sierra, figurará
el nombre de Streeter como uno de los hombres abnegados y silenciosos que
la Patria destacó, junto con los capellanos y aquellos magistrados heroicos que
han sembrado el bien y la verdad sin esperar recompensa”.
Extraído de la obra Por la Pampa Adusta, relatos del Capellán de División Julio T.
Ramírez, editado en Santiago por la Imprenta San José, en 1927
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Aproximación al problema aymará en la industria del salitre: ecología
humana, resistencia cultural y violencia étnica 1880-19201
Presentación
1 Trabajo realizado en el Seminario “Historia de Chile Siglos XIX y XX”, dictado por el profesor
Gabriel Salazar. Departamento de Ciencias Históricas, Facultad de Filosofía y Humanidades, 1998.
2 Licenciado en Historia. Departamento de Ciencias Históricas de la Facultad de Filosofía y
Humanidades de la Universidad de Chile. Editor del Departamento de Investigaciones Pedagógicas
de la Editorial Santillana del Pacífico S.A.
3 John Murra Formaciones Económicas y Políticas del Mundo Andino. Instituto de Estudios
Peruanos, 1975. Lima, Perú.
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el tiempo. Este problema encierra la sutil cuestión del conflicto étnico-cultural, que,
fundamentalmente, se expresa en una resistencia permanente y efectiva, sino una
recreación y fortalecimiento de la identidad étnica andina.
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indígenas, esencialmente en el campo de las relaciones interétnicas, las que se
replantearán y serán condicionadas por el surgimiento y consolidación de los
nuevos estados-nación, dentro de los procesos de construcción del siglo XIX
(Bechis, 1992:85)4.
Así observamos que los aymarás solo reciben nuevos depredadores ante el
Estado-Nación peruano y boliviano. Ellos representan un nuevo esquema de
relaciones entre el estado criollo y los indígenas. Por una parte se reconstituye
una cultura hegemónica desde el estado criollo, el que, a la vez, ampara la
competencia económica y por espacios productivos y la violencia étnica5.
Las áreas de Tarapacá y Atacama consideradas en este trabajo (área andina submeridional).
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principio permanente de “alteridad” cultural y étnica que ejercitan los estado
nacionales en contra las comunidades indígenas.
El mundo aymará en relación con la industria del salitre es solo un capítulo donde
se muestran los procesos aludidos. En el espacio cronológico de nuestra
búsqueda se vislumbran procesos de relevancia 1) el desarrollo de la industria del
salitre en la extensión de la depresión intermedia, unto con el desarrollo de un
8 Bengoa, José Historia del Pueblo Mapuche Siglo XIX y XX. Ediciones Sur. 1987. Colección de
Estudios Históricos. Santiago, Chile.
9 Martínez, José Luís “Relaciones y Negociaciones entre las Sociedades Indígenas de la Región
Atacameña y el Estado y la Sociedad Chilenos”. Proposiciones N° 24. 1994 pp. 201-207.
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complejo urbano industrial que permitirá el asentamiento permanente de
comunidades trabajadoras que serán sumergidas en un proceso de proletarización
industrial, desconocido hasta entonces en Chile a esa escala; 2) La ampliación de
relaciones económica de producción e intercambio comercial. Las comunidades
aymarás participarán de esta situación mediante su constitución como centros
productivos agrícolas , que hacia 1855 se especializaba en la alfalfa, principal
recursos para los mulares que constituía el medio de transporte para las miles de
carretas de caliche; 3) El desarrollo sucesivo de espectros culturales sobre las
comunidades andinas, a saber, la influencia de las estructuras sociales imperante
por el capitalismo industrial, y posteriormente, la imposición férrea del estado-
nación chileno. Ambos tienen como denominadores comunes la pugna por los
espacios productivos y recursos de posesión étnica, para luego terminar por la
imposición cultural. El cambio es que ante el panorama de las relaciones industria
salitrera-comunidades indígenas, estos últimos representaban recursos y mano
obra, en tanto la relación estado nación chileno-comunidades indígenas, encierra
un conflicto de imposición cultural y adopción de nacionalidades, más bien
expresado en sentido individual (el ciudadano, el elemento traidor, etc.).
Estudios como los desarrollados por Francesco di Castri (Di Castri; 1982) han
arrojado el reconocimiento de seis zonas bioclimáticas y quince regiones
ecológicas, donde son consideradas las condiciones climáticas junto al sustrato
geológico, además de observar el desarrollo de diferentes comunidades vivas (
animales y vegetales ), además del reconocimiento de diversos factores
antrópicos que inciden en ellas. Se reconoce primeramente la denominación de
"zona de tendencia desértica”, dado a la escasa incidencia de las influencias
oceánicas por las fuertes influencias continentales, además de presentar
tendencias tropicales y mediterráneas de poca fuerza expresadas en lluvias
estivales para la primera y de lluvias invernales con diferencias térmicas notorias
por estaciones. Nos referimos a una zona desértica con una ausencia de lluvias a
lo largo del ciclo anual.
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Región desértica interior
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Ejemplar de tamarugo (Prosopis tamarugo) y las formaciones
vegetacionales características de la pampa del Tamarugal.
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Región tropical andina
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Esta zona es escenario además de uno de los avances más importantes de la
etnociencia que es la experimentación y domesticación de una gran variedad de
tubérculos, adaptados a diversos espacios microclimáticos o a diferentes cotas de
altura, accediendo inclusive a los 6.000 m.s.n.m. Esta es la expresión del éxito de
la adaptación humana a este territorio, cuyas prácticas económicas subsisten
hasta el ciclo salitrero y juegan un papel fundamental en el abastecimiento de
alimentos vegetales y carne para las comunidades de la pampa.
Destaca del mismo modo la Pampa del Tamarugal, con una superficie estimada
en 17.253 km. cuadrados, con características de una amplia meseta
ininterrumpida. Las quebradas de orientación este-oeste que descienden de las
altitudes andinas no interrumpen la pampa, sino que desaparecen en el desarrollo
de su plano (Quebradas de Soga, Aroma, Tarapacá, Coscaya, Choja, Parca, Juan
de Morales, sagasca, Tambillos Seca, Quisma, Chacarilla, del Salado, Los
Tambos, La Ramada, Cahuisa, Chipana, Guatacondo, Mani, Piscala, Sipuca,
Tambillos, Barrera y Chugchug). Los salares son expresiones que alcanzan una
superficie total de 3.750 km. cuadrados (Salares Grande, llamara, Pintados,
Bellavista, Sur Viejo, Socoral). La pampa tiene su origen en rellenos sucesivos de
carácter aluvial con evidencia de gran actividad volcánica.
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La pampa Ondulada corresponde a la depresión intermedia que podemos ubicar
desde sierras Vicuña Mackenna, del Muerto y Peñafiel hasta el río Copiapó. Tiene
fuerte incidencia la cordillera de Domeyko, alcanzando 250 Km. de extensión entre
las planicies litorales y los planos inclinados. Destacan en la interrupción este
desarrollo las sierras Septiembre, la Quebrada de Taltal, Sierra Aspera y Gloria.
La pampa transicional se desarrolla desde el río Copiapó hasta el rió Elqui. Para
os efectos de este trabajo no es necesario efectuar la descripción, no obstante es
interesante destacar el carácter de transición de este sección territorial entre
climas diferentes, con importante influencia de agentes erosivos.
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cordones meridionales se extienden por 500 km. alcanzando alturas superiores a
los 5.100 (Volcán Lascar).
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Asentamiento andino e incorporación a la economía del salitre
10 Gaete, Alden “Análisis Estadístico del Despoblamiento Verificado entre los años 1862-1970,
según Diversos Estratos de Altura, en las Hoyas Hidrográficas de las Quebradas de Aroma y
Tarapacá”. Norte Grande. Vol. I. N° 3 -4. Mayo-Diciembre. 1975. Pág. 447-455. Instituto de
Geografía, Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.
11 Larraín, Horacio “Análisis de las Causas de Despoblamiento entre las Comunidades Indígenas
del Norte de Chile, con Espacial Referencia a las Hoyas Hidrográficas de las Quebradas de Aroma
y Tarapacá”. Norte Grande Vol. I. N° 2 , Diciembre, 1974. Pág. 125-154. Instituto de Geografía,
Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
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Respecto de los conflictos por los derechos de herbaje se instituían entre
comunidades aymaraés (algunas de poblaciones de Carangas), siendo foco
permanente conflictividad inte-étnica que iba en desmedro de la economía
ganadera. A estos e suma la destrucción de mojones y otros hitos geográficos que
ayudaban a las comunidades a delimitar sus posesiones ancestrales. A este
problema se sumaba el proceso de desecamiento en el cual se sumía el Norte
Grande. Efectivamente, esta situación no solo afectaba al ámbito altoandino, sino
también a las comunidades con énfasis en la recolección en espacios como la
pampa del Tamarugal.
Aunque la tesis de Larraín apunta a que las últimas décadas de siglo XIX y las
primeras décadas de siglo XX, no solo no despoblaron estas áreas sino que
inyectaron vida a la región, sostenemos que aún persiste una incidencia negativa
de los factores descritos en la población, y aún cuando se registre un acceso de
las comunidades andinas al mercado nacional, el análisis de Larraín no pondera
los efectos de transculturación y aculturación en las poblaciones andinas.
12 Un ejemplo es la novela “La Pampa Trágica” de Víctor Domingo Silva, publicada en 1921 por
Empresa Editorial Selecta.
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(textiles, cerámicas, etc.). En este sentido las poblaciones que habitan entre los
3.800 y 4.500 m.s.n.m. son las más estables, desarrollando una economía pastoril
que se vincula permanentemente con las comunidades de quebradas a través del
tráfico y el intercambio. El testimonio de Julio Perea Inojosa es muy valioso en
este sentido. Don Julio, nacido en Codpa en 1908, observó como sus padres
comerciaban los productos agrícolas en las oficinas salitreras, y así también vio a
los antiguos “pasantes” comerciando productos altoandinos, y administrando la
producción de camélidos (llamas, alpacas, guanacos) sobre los cuales guardaban
un aparente monopolio productivo (ver anexo N°1 de Testimonio Oral).
13 Tristan Platt “Experiencia y experimentación: Los Asentamientos Andinos en las Cabeceras del
Valle de Azapa”. Chungará N° 5. 1975. Universidad de Tarapacá. Págs.33-60.
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hará efectiva mediante su participación en el espacio pampeano, aún cuando
tiendan a constituir grupos con identidad propia y referentes comunes.
Por otra parte, diversos grupos andinos circunlacustres (área lago Titicaca) como
sur-altoandinos, también se vinculan al ciclo salitrero. Por un lado como
productores de forraje para burros como por la producción y tráfico por rutas
transcordilleranas 16, desarrolladas desde tiempos prehispánicos y aún
practicadas en la década de 1850. De aquí también la práctica de tráfico de
llameros, o arrieros (mulares) desde el área altiplánica hacia la pampa salitrera.
Los estudios de Tristán Platt muestran vínculos estacionales entre los viajeros del
desierto y los ciclos productivos en la agricultura norlipeña, particularmente con la
provincia de Chayanta17. Los circuitos de alta movilidad entre poblados andinos,
realización de ferias y el intercambio con la pampa era cubierto por caravaneros
especializados en este tipo de economía. ellos constituirán la base del comercio
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de la sal y la arriería fletera, ya utilizada por el gobierno Boliviano en el tráfico
hacia Cobija. La movilidad y tráfico andino se vió mesclada con relaciones
monetarias de tipo mercantil que fueron opacadas en el transcurso del siglo XIX
con la construcción de caminos y de ferrocarriles. El comercio, y el surgimiento de
agricultores étnicos ricos en la vertiente oriental altoandina muestran la
importancia de este tipo de economía para el mundo Aymará. las comunidades
ubicadas en la porción Chilena se mantuvieron más bien al margen de la vorágine
mercantilista, constituyendo solo una pequeña parte de este comercio.
18 “Los Aymarás de Tarapacá en el Ciclo del Salitre”. Tarapacá: Una Aventura en el Tiempo.
Selecciones de la Revista Camanchaca N° 1 N° 12 -13 1990. 1994: 25 - 29.
19 Oscar Bermúdez El Oasis de Pica y sus Nexos Regionales. Universidad de Tarapacá. 1986.
Arica.
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Censo de 1878 de Antofagasta
Chilenos 6. 554
Bolivianos 1. 226
Argentinos 226
Peruanos 121
Ingleses 104
Otras nacionalidades 276
La crisis del salitre precipita el regreso de algunos grupos que mantienen sus
vínculos étnicos al ámbito de las quebradas. Las nuevas exigencias de espacios
productivos llevan a la subdivisión de la hacienda en chacras de posesión étnica,
pertenecientes con anterioridad a la industria del salitre. En este escenario la
producción especializada de vinos y frutas, como el caso de oasis de Pica,
constituye un ejemplo de sustitución económica.
20 Publicado por González, Chungará Vol. 27. N° 2. 1995. Universidad de Tarapacá. Arica, Chile,
Publicado por Mariano Paz Soldán [1877].1977 Diccionario Geográfico estadístico del Perú. Lima.
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IV. VIOLENCIA ETNICA, IDENTIDAD ÉTNICA VESUS NACIONALIDAD
Desde las últimas décadas del XIX e inicio del siglo XX, el racismo fue más bien
una expresión de una normativa de la sociedad fuertemente estamentalizada, tal
como fue promovida por las sociedades aristócratas en América desde sus
parlamentos. Efectivamente, como lo adelantamos, los estado criollos competían
por los recursos y espacios productivos de las comunidades indígenas,
sustentadas por derechos ancestrales y coloniales de posesión. Nada es esta
situación tuvo importancia una vez que el estado-nación consolida su presencia
en las nuevas posesiones del norte, y determina sus prioridades. Así, el conflicto
esencial que enfrentan las comunidades andinas es por la defensa del recurso
agua, pilar fundamental para su sobre vivencia como de la permanencia de sus
actividades económicas fundamentales. Un ejemplo de esto es Pica, que hacia
1904 pierde más de un cuarto de sus aguas para la agricultura; o las aguas de la
Quebrada de Quisma, que en 1911-1912, por Ley se declararon de utilidad
pública, siendo expropiadas para abastecer de agua a Iquique. Este panorama,
suficientemente desarrollado por Juan Van Kessel21, se desarrolla conjuntamente
con la economía minera y los requerimiento de agua tanto para las poblaciones
asentadas en la depresión intermedia como en el litoral, tanto como para el
proceso productivo. La agricultura andina vivió momentos de agonía frente a los
interese de la industria salitrera (Blakemore, 1974). El estado-nación chileno no
se comprometió en la defensa de los derechos de los agricultores aymarás, ni
reconoció derechos particulares y comunales sobre los recursos naturales. Las
expropiaciones en favor de la industria del salitre fueron promovidas por el propio
parlamento como parte del interés nacional.
21 Vam Kessel, Juan “La Lucha por el Agua de Tarapacá; Una Visión Andina”. Revista Chungará
N° 14 Septiembre, 1985. p. 141 - 155, Universidad de Tarapacá, Arica - Chile.
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Chilenización fue, entonces, sinónimo de incorporación, “civilización”, educación y
moral. La administración chilena impone una serie de funcionarios públicos, que
ayudados por el aparato policial, efectuarán una sistemática represión sobre las
comunidades andinas. Peruano era sinónimo de indio, desconociendo el sentido
cultural de la “andinidad”, desprovista muchas veces de identificación nacional.
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hoy como la suya propia y cuando se presenta la ocasión y
también cuando no se presenta, hablan con satisfacción y hasta
con orgullo de la bandera chilena y de sus glorias. Cuanto a los
demás, a los labradores, a los indígenas, para ellos el sentimiento
de la patria es indefinido, sólo tienen cariño al pedazo de suelo
donde han nacido, a la pampa estéril que conocen palmo a palmo,
a su choza de barro donde han hallado albergue para los rigores
del invierno” (Ramírez, 1927;39)
Por otra parte, la coerción policial fue brutal, aún recordada por los habitantes de
las poblaciones campesinas sur peruanas como las de Tarata, en que los hombres
eran llevados a los trabajos de urbanización, construyendo a pala y chuzo el
camino Tacna-Tarata (Hidalgo, et, al. estudio sobre Tarata, en Prensa). La
presencia militar fue también un elemento de persuasión para la adopción de la
nacionalidad. Así se deja constancia de la función de la policía desde la
perspectiva del capellán castrense:
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Con estos datos, nadie se pierde. Además es edificio de dos pisos,
tal vez el mejor, o al menos el de más ínfulas, perteneció al señor
García, el imponderable Subdelegado que ejercía el mando hace
diez años con un cetro patriarcal” (Ramírez, 1927; 88)
Por otra parte, uno de los vehículos más eficientes de aculturación (entendemos
“civilización” para los agentes del estado chileno) era el servicio militar,
comentando nuestro autor:
La praxis del gobierno chileno fue la homogeinización cultural, más que una
desperuanización de la que no encontraron mucha resistencia, a excepción de
Arica, donde el terrorismo de estado fue explícito, además del desarrollo de una
permanente coerción sobre la población civil mediante la administración y el
control fiscal, el cumplimiento de normas de aseo y vigilancia comunal, y
actividades cívicas impuestas. En este ejercicio no solo el nacionalismo chileno el
que promovía la violencia hacia la población civil, sino también un racismo
extremo, el que muchas veces justifico las violaciones como herramienta del
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“blanqueamiento de la población”. Desde la perspectiva de nuestro escritor, estas
prácticas guardan una gesta heroica:
Tal como lo hemos observado, según este relato, además del testimonio de Julio
Perea (Ver Anexo N° 1), el ejercito fue una de las principales herramientas de
homogeinización cultural. El servicio militar obligatorio convocó desde 1901 a
población indígena altoandina, imponiéndole un proceso “concientizador de la
nacionalidad”22. En adelante, las comunidades indígenas lejos de disfrutar una
independencia del estado chileno, fueron sumidas bajo una burocracia inoperante,
racista y discriminadora, que no fomentaba la inversión en las área de habitación
de las comunidades andinas, manteniendo su situación de precariedad ante el
contexto de crecimiento de la desocupación del trabajador industrial, y de
desmedro del agricultor andino que no vio recuperados sus derechos individuales
y comunitarios sobre la propiedad de la tierra y el agua. La desperuanización
significó para las poblaciones andinas la pérdida de la precaria red de asistencia
del estado. La expulsión de los maestros, cierre de iglesias y extrañamientos de
sacerdotes fue la pauta de este periodo. Las comunidades andinas no estuvieron
ajenas a la acción de grupos terroristas como “Los Mazorqueros”, o la “Liga
Patriótica” dirigidos por burócratas chilenos.
22 Juan van Kessel Holocausto al Progreso. Los Aymarás de Tarapacá. Ediciones Hisbol 1991. La
Paz – Bolivia.
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Tanto, los grupos peruanos, como las comunidades andinas bajo administración
peruana, sufrieron de sistemáticas prohibiciones como el derecho a reunión, el
cambio de las autoridades étnicas tradicionales, prohibición de fiestas públicas
vinculadas de alguna manera a las fechas patrióticas peruanas, prohibición de
emblemas nacionales y “étnicos”. Todo esto bajo permanente vigilancia y
persecución, muchas veces también con ejercicio del espionaje y la venganza
política.
La población civil e indígena vivió en constante represión por más de tres décadas
hasta su momento más delicado que fue el contexto plebiscitario de 1929. En este
esquema de relaciones, no aparece posible lo planteado por Martínez, respecto a
una supuesta capacidad de adecuación de las comunidades andinas a modo de
“negociaciones” tendientes a “desde la óptica indígena, [...] optimizar su posición
con respecto al estado o la sociedad dominantes” (Martínez, 1994:201), y “más
aún, hasta ese momento el control político y administrativo chileno se ejerce
básicamente en las tierras bajas y costa, lo que implica que, además de la
ausencia de una carga fiscal directa y de presiones constantes, la chilenización
aparecería ante los ojos indígenas en ese momento como una posibilidad de
optimizar su posición” (Martínez, 1994:204).
A nuestro juicio, tanto la presencia como las omisiones del estado chileno han
constituido momentos de opresión cultural, política y/o económica. Consideramos
que, difícilmente las comunidades andinas tuvieron una actitud tan corporativa y
autoreferente como para evaluar estratégicamente su situación ante los estados
modernos. Principalmente porque, el control de la comercialización de sus
productos, la limitación de sus recursos productivos, la limitación de los circuitos
tradicionales de movilidad y asentamiento llevaba a la asfixia cultural de tales
comunidades, muchas de las cuales no trascendieron la primera década del siglo
XX. La capacidad de negación de las comunidades era más bien limitada.
V. CONCLUSIONES
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Consideramos que esta situación tiene que ser considerada bajo la perspectiva de
la historia cultural de las comunidades andinas, y con permanente referencia a los
principios del mundo andino, que pautan y determinan los pulsos de la economía
local o también los elementos económicos incorporados.
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Aroma y Tarapacá”. Norte Grande Vol. I. N°2 , Diciembre. Pág.
125-154. Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile,
Santiago, Chile.
_____________________________________________________________________ 27
Ramírez O., Julio T.
1927 Por la Pampa Adusta. Imprenta de San José. Santiago, Chile.
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ANEXO N° 1
TESTIMONIO ORAL
¿Cuando nació?
- Yo nací en 1908, soy netamente de Codpa, ahí me crié hasta la edad de 10
años. Mi papá murió en 1919, quedó viuda mi mamá, entonces después llegó
padrastro, y yo me fui a las pampas. En ese tiempo toda mi familia de Codpa
estaba en las pampas.
¿Y le avisó a su mamá?
- Nada, escondí, yo tengo dos hermanos, uno está en la Argentina, la que me
sigue de mí, y el otro que está en Codpa. Así que yo no le avisé nadie, se
acostaron, como mi mamá tenía marido, así que yo me pesqué un caballo como a
las diez de la noche, y salí...
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¿Y no se perdió?
- No, yo conocía pa´ Camarones. De Codpa a Camarones hay como diez horas.
Entonces yo me fui en la noche y amanecí en Camarones, y ahí me encontré con
un caballero, yo conocía Camarones casi antiguamente toda la gente también se
iban a trabajar el valle de Camarones, de Cuya que se llaman. Así que ahí
empecé a trabajar, y cuando llegue en la mañana, me dice un caballero que
regaba ahí “pa´ onde vai Julio”, y yo le dijo “vengo pa´cá a trabajar al valle de
Camarones”, “ya poh”, me dijo, “bájate, toma desayuno, y anda y echa el caballo
al potrero”, así que yo le dije “bueno, don Fernando”, Fernando Mann se llamaba,
“así que yo voy a ir a regar y después venis a almorzas”, “ya”, le dije “présteme
una ollita para ir al río a sacar un poco de Camarones”, porque en ese tiempo en
el valle putas que había camarones pa´l mundo, con los pies cazabamos
camarones.
¿A patadas?
- Claro, entonces yo sabía que hacer y fui pa´allá, y me puse a cazar a Camarones
en una bolsita saque y los puse a coser en una ollita, como tenía tantitos, mientras
el caballo comía y todo, y después salí en la tarde, como a esta hora, a la pampa
para Tana.
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siete pesos de canalero. Y mientras tanto mi familia allá arriba supieron que
estaba trabajando allá, así que me fueron a buscar y yo me escondí.
¿Fue su mamá?
- Mi tía, mi cuñada, varias primas tenía.
_____________________________________________________________________ 31
¿Pero porqué? ¿Le pagaban?
- No, no. Porque eran conocidos paisanos , de Codpa, Belén, Tignamar, todos
esos.
¿Que año?
- El 31. Estuve como un año trabajando, luego me botó la economía. Nos pararon
los del ferrocarril, y salió en el diario que se recibía a contrata en el regimiento
Rancagua, así que fui a presentarme, y me contraté, estuve tres años y siete
meses, me quedé acá en el Rancagua. Pero, que es lo que pasaba, que en esos
años se ganaba poco, entonces me retiré, y volví a entrar al ferrocarril porque me
llamaron.
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¿Conoció bien la Paz?
- No, llegábamos hasta Charaña no más, después una vez pasé hasta la Paz, ahí
cumplí los 33 años, yo trabajé 33, y el 71 me retiré, me jubilé. Después dos años
fue el golpe militar. Yo ahora cumplo 22 años de jubilado, de ahí me fui a Codpa el
73 y me puse a criar animales, chanchos, corderos, patos, como tenía chacrita.
Las demás chacras de las habían agarrado los que antiguamente eran arrenderos,
gente boliviana que llegaron de Bolivia, empezaron a trabajar después así no más,
como estaban botadas, y el que estaba en posesión, dejó el presidente Pinochet,
esos son dueños, así que me costó recuperar unos pedacitos, como son chicos no
más, siempre se agarraron con dos, tres pedazos, los demás los recogí yo tengo
título...
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vehículos. Yo estuve diez años, después yo quise presentar la renuncia, me
dijeron que no me la aceptaban, el gobernador me dijo “a usted no le aceptamos la
renuncia don Julio, porque usted es muy servicial aquí en el valle de Codpa”,
entonces me dijeron, “traiga más bien su libreta, su carné para renovárselo, así
que no insista en presentar la renuncia”, así que no insistí y ¿qué hago?, también
me enfermé, desde entonces estoy acá, me quedé no más. Ahora no hay gente en
Codpa. La familia Acevedo murieron de 110 años, de 100, de 90 han muerto... en
Cachicachi se llama, o Calachoque.
¿Que se acuerda de antes, cuando Ud. tenía diez años?, ¿Qué fiestas
habían?
-No, en ese tiempo a san Martín no más, a Codpa bajábamos todos y nos
quedamos en la noche, ¡ah! y pa´ Espíritu Santo, pa´la Semana Santa. Carnavalón
también, putas que bailábamos Carnavalón, en ese tiempo había buenos
cantores, cantaban muy bonito los carnavales los viejos antiguos, tocaban
charangos, guitarras, hacían bailar hasta los pájaros.
-En ese tiempo también llegaban los marchantes, llegaban desde Bolivia, putas
había de todo, traían azúcar, harina, charqui, queso, carne...
¿Y animales...?
-Claro, y traían y compraban dos o tres llamos, y ahí los criaban en Codpa con los
pastos, y les daban de comer, los engordaban y se lo comían. pa´ las fiestas los
viejos se preparaban en esos tiempos.
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¿ Pero nadie criaba por montones?
- No. Los bolivianos no más traían así. tenían más crianza de mulas, caballos pa´
sacar
la fruta, así que los llamos venían y repartían la carne. Todos tenían lasa cosas:
chuño, la papa, el charqui, por cantidad.
-No, ellos mismos cambiaban, los mismos dueños, los mismos llameros que
venían con las llamas, ellos cambiaban con cosas secas: higos, huesillos secos,
orejones, y hasta pasas secas...
-Ese era como un Gobernador, un inspector que veía a los que traían cuestiones
de Bolivia, y las repartía.
¿Fijaba precio?
¿Y no había personas que quisieran comprar más? ¿O había una cuota por
familia?
- Sí
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-Si muy rico, y lo hacen de la mejor para que se hace acá en el interior Y chuño, la
papa, el queso, el charqui, putas el charqui gordo bueno, venía hasta con azúcar,
si de Bolivia traían muchas cosas.
¿Y mantas...?
-también...frazadas...
¿Cordeles?
-No, acá comprábamos. Ropa también traían de Bolivia, pero en esos años casi
no se usaban de allá de Bolivia, ya más de las pampas, y había lana, putas pal
mundo, tejían las viejas allá también, tejían telar, de genero de hacían
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