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El año de los cuatro emperadores: cuando murió el último emperador de la dinastía de los

julios-claudios, Nerón, se desató una crisis política sin precedentes. Nerón quería eliminar a los
posibles candidatos a sustituirle, y fue más hostil con los miembros del linaje de Augusto.
Seguramente pensó que así se iba a asentar más en el trono, pero sucedió todo lo contrario,
porque al no quedar nadie en la línea de sucesión, los gobernadores provinciales pensaron que
por qué ellos no podían ser los nuevos emperadores.

El problema para Nerón surgió de la Galia. El gobernador de la Galia era Vindex, y sabía que
Roma nunca lo apoyaría porque era extranjero asique propuso a Galba, que era gobernador de
la Tarraconense hispana. La rebelión fue apoyada por Marco Salvio Otón, pero fracasó porque
las tropas de Verginio Rufo derrotaron a las tropas rebeldes, pero luego las tropas de Rufo se
unieron a la rebelión porque el Senado declaró a Nerón enemigo del pueblo.

Nerón murió en junio del 68 y Galba se convirtió en el nuevo emperador. El problema es que
muchos se opusieron a él y como solución los depuso o los ejecutó, medidas que al Senado no
le gustaron, y además también hizo enojar a los pretorianos porque no fueron compensados
con los donativa prometidos. Además, sustituyó a Sabino por Otón, y a Rufo por Vitelio, su
fama empeoró al cabo de unos meses.

Tomó la decisión de nombrar como su sucesor a Liciniano, el Senado no reaccionó, pero los
pretorianos mataron a Galba y a Liciniano. El Senado propuso a Otón como emperador, que
era gobernador de Lusitania, frente a Aulo Vitelio, gobernador de Germania, y que había sido
proclamado emperador por sus tropas del Rhin. Otón (se suicidó diciendo que era más digno
morir uno por todos que todos por uno) perdió contra Vitelio en abril del 69 y fue reconocido
emperador por el senado.

Finalmente, el último problema surgió en las legiones de las provincias orientales, que
proclamaron emperador a Vespasiano. Éste contaba con el apoyo de siete legiones y varios
gobernadores provinciales. En este momento el apoyo de las fuerzas militares provinciales era
decisivo ya que se entendió que la única manera de resolver la rivalidad era mediante una
confrontación militar. Vitelio fue derrotado, lo asesinaron sus propios soldados y Vespasiano
preparó la marcha hacia Roma que realizó a fines del año siguiente.

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