Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Jordi Vivaldi
UNED
Máster Universitario en Filosofía Teórica y Práctica
Fenomenología de la Existencia
05-09-2022
La Hospitalidad en Levinas 2
La Hospitalidad en Levinas
La Apertura al Otro desde la Equivocidad Somática
Índice:
1. Introducción………………………..………………………………………………...3
4. El Enigma de la Apertura….......................................................................................14
5. Conclusión……………………………………….………………………………… 17
6. Bibliografía………………………………………………………………………….18
La Hospitalidad en Levinas 3
1. Introducción:
“Aquí tiene mi respuesta a la cuestión del método. También le diría que no sé mucho más
sobre éste. No creo que haya una posible transparencia en el método o que la filosofía sea
posible como transparencia. Aquellos que han dedicado sus vidas a la cuestión de la
metodología han escrito libros que de hecho han reemplazado otros libros más interesantes
que sin lugar a dudas hubieran sido capaces de escribir. Una pena para la marcha sin
claroscuros que la filosofía podría ser.”2
Como se sabe, la cuestión del método no es una cuestión menor en la filosofía, y mucho
menos en el pensamiento fenomenológico. Dicho asunto preside ya la búsqueda filosófica en
uno de los documentos fundantes de la metafísica griega como es el poema de Parménides, y
encuentra quizás uno de sus máximos exponentes en el libro VII de la República, dónde
Platón describe líricamente el proceso de ascensión gnoseológico que presuntamente el
habitante de la caverna protagoniza desde los claroscuros de la misma hasta la luz de la Idea.
Desde entonces la metáfora del camino no ha dejado de acompañar la práctica de la filosofía,
y por supuesto la obra de Husserl no es una excepción, particularmente a partir de 1913 con
la publicación de Ideas I. En su voluntad de volver a las cosas mismas, Husserl elabora su
método con el objetivo de ahondar en la naturaleza de la realidad, la naturaleza y esencia de
1
Emmanuel Levinas, Difficile liberté: essais sur le judaisme (Paris: Albert Michel, 1963), 374.
2
Emmanuel Levinas, De Dieu qui vient à l' Idée (Paris: J.Vrin, 1982), 143.
La Hospitalidad en Levinas 5
3
Doris Elida Fuster Guillen, “Investigación cualitativa: Método fenomenológico hermenéutico”, Propósitos y
Representaciones, vol.7, no.1 (2019), 22.
4
La conciencia tiende a ver el mundo como si estuviera constituido de antemano, olvidando así su propia
actividad.
5
Husserl ve en la duda universal cartesiana cierta abolición de la tesis del mundo. Sin embargo Husserl se
distancia de ella porque, a pesar de que ambas pueden relacionarse con una concepción que da prioridad a la
conciencia, la duda de Descartes sí que elimina la tesis del mundo, mientras que en la epojé de Husserl ésta
sigue existiendo, tal y como algo sigue existiendo cuando está entre paréntesis. La epojé nos permite dar cuenta
de la correlación que existe de modo universal entre el mundo y la conciencia de éste, es decir, es a través de la
epojé que nos damos cuenta de que el mundo (que en tanto que mundo no desaparece) se torna correlato de una
subjetividad en acción.
6
Leszed Kolakowski, Husserl y la búsqueda de la certeza, Traducido por Ramon Vilà Vernis (Madrid: Alianza,
1977), 63.
7
Emmanuel Levinas, La teoría fenomenológica de la intuición, Traducido por Tania Checchi (Salamanca:
Sígueme, 2004), 61.
La Hospitalidad en Levinas 6
Sin embargo, Levinas afirma que esta posesión a distancia—la posesión que produce la
intencionalidad de la intención—va a ser acogida, por una época en que el yo se pensaba
fuera del mundo, “como el descubrimiento de nuestra presencia en el mundo, de un empeño
en el mundo contenido en el ser mismo del yo; pero la otra cara del fenómeno es igualmente
importante.”11 Es precisamente en “esa otra cara del fenómeno” donde Levinas va a marcar
distancias con la fenomenología de Husserl; influido por su experiencia en los campos de
concentración nazis, Levinas va a ser especialmente sensible a un existir cuyas circunstancias
8
Maria Carmen López Sáenz, “La interpretación de Emmanuel Levinas de Ideas I de Husserl”, Co-herencia,
Vol.15, No.29 (2018), 134.
9
A diferencia de la fenomenología estática, que analiza estructuras y esencias a partir de un Yo puro que se
encuentra delante de un polo objetivo en un momento presente, el marco genético de la fenomenología permite
dar cuenta de una sedimentación de la experiencia pasada que resulta en la formación de la habitualidades del
Yo y de tipos empíricos en los objetos.
10
Emmanuel Levinas, La théorie de l’intuitión dans la phénoménologie de Husserl (Paris: Alcan, 1930) 127.
11
Emmanuel Levinas, De la existencia al existente, Traducido por Patricio Peñalver (Madrid: Arena Libros,
2000), 60.
La Hospitalidad en Levinas 7
no pueden ser simplemente fondos o decorados. Se comprende pues que el sentido de existir
por el que el filósofo lituano se va decantando “no sea el fenomenológico—ni siquiera el de
la intencionalidad operante o viviente al que nos hemos referido—, sino el revelado gracias a
un impulso (élan) que ni siquiera “se da”, sino que se recibe de Otro.”12 El papel de la
alteridad en la filosofía Levinasiana es fundamental. Mientras para Husserl el término
“trascendente” alude a todo aquello que no participa de la corriente de la conciencia,
particularmente al objeto material, Levinas añadirá esto de notable: “que la distancia que
expresa [la trascendencia]—a diferencia de toda distancia—entra en la manera de existir del
ser exterior. Su característica formal—ser otro—es su contenido. De suerte que el metafísico
y lo Otro no se totalizan. El metafísico está absolutamente separado”13.
Este punto es crucial para entender el giro que Levinas da a la fenomenología Husserliana,
cuya dación fenomenológica va a dejar lugar a la recepción y a la escucha. Ese “Otro”
trascendente a mi ya no es meramente dado y acogido por mi corriente de la conciencia, sino
que, en su heterogeneidad radical no puede ser reducido a mi, es decir, a lo Mismo. Sin
embargo, para Husserl, la cosa que se daba—lo trascendente, lo que en terminología
Levinasiana sería aquello que tiene “carácter de independencia”—tampoco era reducible a mi
ya que su darse es siempre y necesariamente inadecuado, no solo porque ningún escorzo
aislado pueda conseguir identificar la cosa, sino porque el número de estas mostraciones es
infinito.
12
Maria Carmen López Sáenz, “La interpretación de Emmanuel Levinas de Ideas I de Husserl”, Co-herencia,
Vol.15, No.29 (2018), 146.
13
Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito, Traducido por Daniel E.Guillot (Salamanca: Sígueme, 2002), 59.
14
Edmund Husserl, Ideen zur einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philosophie (Den Haag:
Martinus Nijhoff, 1959), 95.
15
Emmanuel Levinas, La théorie de l’intuition dans la phénoménologie de Husserl, (Paris, Alcan, 1930), 62.
La Hospitalidad en Levinas 8
tan siquiera podemos situarnos fuera de la correlación entre lo Mismo y lo Otro para poder
registrar la correspondencia o no entre ambos, ya que esto los reuniría “bajo una mirada
común y la distancia absoluta que los separa sería suprimida”.16 Lévinas va pues a dar un giro
ético a la fenomenología de Husserl y a su formulación Heideggeriana, haciendo de la ética
filosofía primera. Y esa ética va a ser definida, como no podía ser de otro modo, como “el
hecho del encuentro, de la relación de un Yo con un Otro” 17.
Según Levinas, y este punto es fundamental para entender el papel capital de la hospitalidad
en la filosofía Levinasiana, la relación con el otro es sobretodo, una relación con un
extranjero, con algo radicalmente desconocido: la relación de familiaridad o afiliación, acaba
conduciendo a la totalidad, porque si algo es familiar a lo Mismo entonces puede ser
reconocido—y por lo tanto subsumido—a través de mis categorías. Si el otro no puede ser
totalizado es precisamente porque es infinito, es “una alteridad que no limita al Mismo,
porque al limitar al mismo, lo Otro no sería rigurosamente Otro: por la comunidad de la
frontera, sería, en el interior del sistema, todavía el Mismo”18. Lo Otro por lo tanto no puede
enumerarse con lo Mismo, y es por esto que lo Otro tampoco es negación del Mismo, como
querría Hegel. Dicha alteridad radical se revela en el cara a cara con el otro, en el encuentro
con su rostro, e implica una responsabilidad, ya que hay en el Otro una “ausencia de patria
común que hace del Otro el extranjero que perturba el “en nuestra casa””.19
Levinas va a asociar la visión del rostro en tanto que rostro como una manera de hospedarse
en una morada: “el recogimiento en una casa abierta al Otro—la hospitalidad—es el hecho
concreto e inicial del recogimiento humano y de la separación, coincide con el Deseo del
Otro absolutamente trascendente”20. Ese recogimiento va a ser fundamental en Levinas,
porque precisa suspender las reacciones inmediatas que pide el mundo, para identificar una
soledad en un mundo ya humano. La intimidad que supone la familiaridad es una intimidad
con alguien: el recogimiento es en Levinas siempre un recibimiento. Por eso ya no se trata
tanto de un darse sino de un recibirse, de un escuchar a un Otro que no se revela sólo en la
presencia, sino también en su retirada y ausencia. Es precisamente en este cara a cara que
deja su huella cuando se desvanece que la identidad del Yo se construye, siendo la identidad
un asunto mutuo y no individual. En este sentido, si la hospitalidad es fundamental en
16
Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito, Traducido por Daniel E.Guillot (Salamanca, Sígueme, 2002), 60.
17
Emmanuel Levinas, Autrement que Savoir (Paris: Osiris, 1988), 20.
18
Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito, Traducido por Daniel E.Guillot (Salamanca, Sígueme, 2002), 62.
19
Ibid., 63.
20
Ibid., 190.
La Hospitalidad en Levinas 9
Levinas es porque ésta no se trata de una opción extra, voluntaria o meramente posible, ya
que es precisamente en el encuentro con el Otro que el Yo se descubre a sí mismo. Esta
hospitalidad viene dada por el carácter de anfitrión que Levinas atribuye al sujeto que recibe
al rostro, cuyo recibimiento sin embargo no puede ser equivalente a la mera tematización del
otro. Y no lo puede ser precisamente porque ese Otro, en tanto extranjero, pone en duda y
cuestiona al Mismo, y en este ejercicio, (co)construye identidad. Es por este motivo que el
sujeto no puede elegir su condición de rehén, ya que “si hubiese elección, el sujeto habría
guardado su en cuanto a sí y los resortes de la vida interior, mientras que en realidad su
subjetividad, su psiquismo mismo es el para el otro”21. Así, la ética es filosofía primera
porque la dimensión ética es anterior al ser: la responsabilidad es previa a cualquier
compromiso intencional, es por lo tanto “pasividad anterior a cualquier acción fruto de una
deliberación activa de la conciencia.”22
21
Emmanuel Levinas, De otro modo que ser, Traducido por Jesús M. Ayuso, (Salamanca: Sígueme, 2021), 210.
22
Nicolás Falcoff, La problemática del mal (Buenos Aires: Teseopress, 2018), 124.
23
Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito, Traducido por Daniel E.Guillot (Salamanca, Sígueme, 2002), 173.
24
Ibid., 175.
25
Ibid.
La Hospitalidad en Levinas 10
26
Simone de Beauvoir, Le deuxième sexe I: les faits et les mythes (Paris: Gallimard, 1993), 73.
27
Sara Heinamaa, “Simone de Beauvoir on Sexual Difference”, Hypatia A Journal of Feminist Philosophy, Vol.
14, No. 4 (2004), 217.
La Hospitalidad en Levinas 11
Pero Beauvoir no solo afirma que es posible distinguir entre dos categorías hormonales o
genéticas, entre dos roles de género social o culturalmente determinados, o entre dos grupos
de virtudes y aptitudes humanas. Beauvoir asegura también—en línea con otros pensadores
como Max Scheler y Edith Stein—que la humanidad consiste en dos modos distintos de
existencia: “Ellos [hombre y mujer] viven de distinta manera la extraña ambigüedad de la
existencia hecha carne”29. Y, basada en este hecho, Beauvoir va a argumentar que los
supuestamente desprejuiciados discursos sobre la vida y la existencia humana son de hecho
generalizaciones basadas en la experiencia de un solo tipo de humano, el masculino.
28
Sara Heinamaa, “Simone de Beauvoir on Sexual Difference”, Hypatia A Journal of Feminist Philosophy, Vol.
14, No. 4, 218.
29
Simone de Beauvoir, Le deuxième sexe I: les faits et les mythes (Paris: Gallimard, 1993), 661.
30
Ibid., 67.
La Hospitalidad en Levinas 12
Si bien tanto en Levinas como en Beauvoir asumen el cuerpo como lugar del pensamiento y
observan las diferencias entre el cuerpo masculino y el femenino, Levinas va a enfatizar que
el rostro femenino simboliza la bienvenida a la morada, ya que la mujer es, siempre según el
filósofo lituano, radical alteridad, como por ejemplo escribe en El tiempo y el otro (1946).
Esto resulta problemático para Beauvoir; en una irritada nota a pie de página localizada en el
prólogo del El Segundo Sexo, Beauvoir escribe:
“Emmanuel Levinas dice que “la alteridad se cumple en lo femenino. Término del mismo
rango, pero de sentido opuesto a la conciencia”. Supongo que el señor Levinas no olvida que
la mujer también es conciencia de sí. Pero es impresionante que adopte deliberadamente un
punto de vista de hombre sin señalar la reciprocidad del sujeto y el objeto. Cuando escribe
que la mujer es misterio, sobreentiende que lo es para el hombre. Aunque esta descripción es
pretendidamente objetiva, es de hecho una afirmación del privilegio masculino”.31
31
Simone de Beauvoir, Le deuxième sexe I: les faits et les mythes (Paris: Gallimard, 1993), 14.
32
Anna Pagés, Cenar con Diotima, (Barcelona: Herder Editorial, 2018), 215.
33
Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito, Traducido por Daniel E.Guillot (Salamanca, Sígueme, 2002), 175.
La Hospitalidad en Levinas 13
El cuerpo embarazado no solo despliega funciones vitales para ese mismo cuerpo que está
embarazado, sino que la reorganización somática animada por el proceso de embarazo
prepara un volumen y hábitat destinado a ser vivido por otro ser vivo: dicho espacio interno y
el feto que lo habita se constituyen juntos en el cuerpo de la mujer, y esta constitución por un
lado implica una relación intersubjetiva entre ambos cuerpos, pero por el otro lado implica
una relación equívoca o ambigua en el sentido de que está abierta a distintas interpretaciones
y se presenta en distintas modos. Es quizás en este sentido que puede entenderse la relación
entre lo femenino y la hospitalidad en Levinas, el motivo por el cuál Levinas ve en lo
femenino el paradigma con el que entender la concepción de la Otredad y del recibimiento y
bienvenida de dicha Otredad. Una Otredad que no se opone o se afilia de manera simétrica al
34
Simone de Beauvoir, Le deuxième sexe I: les faits et les mythes (Paris: Gallimard, 1993), 349.
35
Sara Heinamaa, “An Equivocal Couple Overwhelmed by Life: A phenomenological Analysis of Pregnancy”,
Philosophia (2014), 14.
La Hospitalidad en Levinas 14
Mismo, sino que establece relaciones que precisan de un recibimiento humano cuya apertura
resulta imposible de describir por completo a partir de términos especulares. Y es
precisamente este significado el que se quiere resaltar al calificar lo femenino como la
morada o el recibimiento por excelencia. Sin embargo, ¿cómo podemos entender la apertura
que ese recibimiento humano implica? ¿Hay algo que permanece cerrado en ese ejercicio de
hospitalidad?
4. El Enigma de la Apertura
En lo que sigue quisiera hacerme eco y tomar postura en relación a algunos de los debates
filosóficos que hoy en día cuestionan el asunto de la Otredad y su demanda de una apertura
hospitalaria, debates que evidentemente implican a Levinas en tanto filósofo de la alteridad
por excelencia. En su libro Cyclonopedia: Complicity with Anonymous Materials (2008),
Reza Negarestani describe, a través del personaje Hamid Parsani, el enigma de la apertura
(the enigma of openness), asegurando que una apertura verdadera necesariamente implica un
cerramiento radical:
“La apertura asociada con el amor es en sí misma un fuerte cerramiento al mundo. Entre dos
amantes, la apertura es inicialmente establecida para cerrarse entre ellos en relación a un
afuera. El amor (philia) en todas sus formas conecta apertura y cerramiento, y, a su vez,
conecta la idea de cerramiento con un afuera radicalmente externo, desde el que lo único que
emana de manera activa es la imposibilidad: la imposibilidad de estar cerrado y la
imposibilidad de dirigirse a un afuera.”36
A través de esta tensión entre un apertura y cerramiento, Negarestani desarrolla la idea de una
ecología de lo cerrado-abierto (an ecology of clopenness) que no empieza desde el lenguaje,
la conciencia o incluso lo humano y su otro, sino de la necesidad de “ser abierto por” (opened
by) en lugar de “estar abierto a” (open to). Para Negarestani, el hecho de estar abierto a una
Otredad significa asumir que uno tiene la capacidad de soportar esa Otredad, de abrazarla, de
comprenderla, de recogerla y darle cobijo. Esta disposición está basada en una lógica de la
capacidad: si ese otro excede la capacidad por la cuál uno está abierto a lo distinto, ese “yo”
queda fracturado, lacerado.
36
Reza Negarestani, Cyclonopedia: Complicity with Anonymous Materials (London: re.press, 2008), 210.
La Hospitalidad en Levinas 15
Ese “abrir a” aún habla de un Sujeto Kantiano (y cartesiano) que se opone a un Otro.
Dolphjin califica esta posición de antropocentrista y de ser la posición que de hecho impera
en “las filosofías de la Otredad características de los movimientos post-68”.38 ¿Es dicha
crítica aplicable al trabajo de Levinas? ¿Hay en el concepto de hospitalidad del filósofo
lituano un abrirse al otro y un abrirse por el otro? Como hemos visto, la relación que Levinas
establece entre el Otro y el Mismo no es una relación de oposición que pueda resolverse en
términos especulares, algo que queda claro no sólo de manera explícita a través de sus
escritos, sino a través de su asociación al cuerpo femenino, especialmente visto desde la
óptica Beauvariana señalada en el capítulo anterior. Mismo y Otro no son dos opuestos que se
limitan entre ellos, ya que, como hemos visto, esa “frontera común” haría de ellos un sistema,
una totalidad que convertiría en finita la presuntamente infinita trascendencia del Otro.
Cuando Levinas asegura que “el rostro está presente en su negación a ser contenido”39, lo que
nos quiere decir es que el rostro no puede ser comprendido, es decir, englobado, abrazado.
Pero el Otro tampoco “depende de una cualidad que lo distinguiría del yo, porque una
distinción de esta naturaleza implicaría precisamente entre nosotros esta comunidad de
género que anula ya la alteridad”40. Precisamente, dirá Levinas, el rostro rompe con el mundo
que puede sernos común. No es eso precisamente el “ser abierto por” (opened by) al que se
refería Dolphjin, a ese fracturar o lacerar? Desde este punto de vista, sería difícil vincular el
trabajo de Levinas en esa “apertura a” (open to) con la que Dolphjin y Negarestani critican a
37
Rick Dolphjin, Philosophy of Matter (London: Bloomsbury, 2021), Edición Kindle.
38
Ibid.
39
Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito, Traducido por Daniel E.Guillot (Salamanca, Sígueme, 2002), 207.
40
Ibid., 207.
La Hospitalidad en Levinas 16
unas filosofías de la Otredad que según ellos siguen siendo deudoras, y por lo tanto,
continuadoras, de Kant. Para Levinas, esa experiencia del Otro, “no viene de nuestro fondo a
priori y, por ello es la experiencia por excelencia”. Sin embargo, mientras que para
Negarestani la fractura o laceración que el otro hace en mi es un evento que, como hemos
visto, es creativo o inventivo, para Levinas, la posición de cara que precisamente permite
dicho “romper” “sólo es posible como juicio moral”41.
Y ese juicio moral derivado de la experiencia del rostro del otro “es la expresión original, es
la primera palabra; no matarás”42. Si bien el Mismo no puede neutralizar o apropiarse del
Otro porque, dada la infinitud de éste, el Mismo no tiene suficiente poder para neutralizarlo,
si que puede cometer homicidio. Solo en el matar se puede renunciar completamente a la
comprensión. En su infinitud, el Otro puede oponer lucha al Mismo, puede decir
soberanamente “no” con una fuerza que no es simplemente mayor a la mía, sino con una
trascendencia que es absolutamente infinita, que opera desde otro eje. Se trata pues, como
dirá Levinas, de la resistencia del que no ofrece resistencia, entendiendo ambas resistencias
como operando en distintos planos. Y hay en esa resistencia infinita—que es infinita porque
opera en un plano trascendente que nunca podrá ser alcanzado—la tentación en el Mismo de
matar al Otro, pues es ese el único modo de deshacerse de aquello que lo supera.
Este punto es importante porque, como dirá Levinas, “el ser que se expresa se impone, pero
precisamente al llamarme desde su miseria y desde su desnudez—desde su hambre—, sin que
pueda hacer oídos sordos a su llamada. De suerte que, en la expresión, el ser que se impone
no limita sino que promueve mi libertad, al suscitar mi bondad y responsabilidad.”43 La
relación con el Otro pues, y por lo tanto, la hospitalidad que puede existir en su acogimiento,
se propone como necesaria para la propia constitución del Mismo, pero también como una
apelación a la bondad del Mismo, a una resistencia a no cometer homicidio—y por lo tanto,
en cierto modo, a cuidar ese rostro desnudo y vulnerable—a ese Otro que le sobrepasa,
ofreciendo una resistencia pues que es de tipo ética. Podríamos decir pues, en resonancia con
los argumentos de Negarestani y Dolphjin, que habita en esa apelación a la bondad y al
cuidado de un otro capaz de abrir—romper—al Mismo, una vocación de poder, de poder
sobre el Otro, al que uno podría matar empujado por esa laceración y fracturación, y que en
cambio, en un acto de responsabilidad constitutivo, decide no matar. Sin embargo, a pesar de
41
Ibid., 210.
42
Ibid., 212.
43
Ibid., 221.
La Hospitalidad en Levinas 17
que la apertura de la que hablan ambos filósofos contemporáneos es ciertamente una apertura
dolorosa, es también una apertura inventiva y creativa, incluso recreativa, una apertura que
remite a una hospitalidad que ya no está basada, como en Levinas, en la compasión propia de
una actitud moralizante ni tampoco en la necesidad de establecer ese Mismo que uno es, sino
en el despliegue, como dicen ellos, de un mundo enteramente nuevo.
5. Conclusión
44
Rosi Braidotti, The Posthuman (London: Polity Press, 2013), 138.
La Hospitalidad en Levinas 18
pensadores que destacan por su interés por aquello que desborda lo humano. Las nociones de
trascendencia, distancia y alteridad que Levinas cultiva son, de modo más o menos explícito,
también invocadas por estos pensadores en su búsqueda de modos de relación no exhaustivos,
es decir que no totalicen a ese Otro, independientemente de su naturaleza biológica,
geológica o tecnológica.
6. Bibliografía:
- Emmanuel Levinas, De otro modo que ser, Traducido por Jesús M. Ayuso
(Salamanca: Sígueme, 2021).