Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen
El artículo toma como punto de partida la polarización de posturas que se dan en nuestra sociedad y en la
Iglesia con respecto a la sexualidad y al valor del placer. En su primera parte, se describe sumariamente la
evolución histórica que condujo a la actitud de recelo respecto del placer sexual que ha caracterizado a la
Iglesia durante la mayor parte de su historia. En un segundo momento, recuerda cómo la primera Encíclica
de Benedicto XVI, Deus caritas est, dibuja las claves de la reconciliación del catolicismo con la vivencia del
amor erótico. Por último, el trabajo ofrece unas sencillas consideraciones sobre la bondad del placer sexual
y sus límites.
«Mas todo placer quiere eternidad». FRIEDRICH NIETZSCHE.
Para la mayoría de nuestros conciudadanos, el he- dio para el comienzo de las relaciones sexuales en
cho de saber que una revista ha decidido dedicar un España se sitúa en los 1 años, aunque es significati-
artículo a reflexionar sobre la bondad del placer no vo el número de quienes se inician a partir de los
pasaría de ser una curiosidad tautológica. El predo- 133. Mientras la Iglesia moraliza la sexualidad hu-
minio cultural del hedonismo resulta tan evidente mana cargándola con un manto de recelo y culpabi-
que constituye una obviedad señalar que el placer lidad, parte de la sociedad banaliza todo acto se-
es bueno. Sin embargo, para quienes se encuentran xual, convirtiéndolo en un objeto más de consumo,
moldeados por la religiosidad cristiana tradicional, con frecuencia despersonalizado. Este mismo mes
el título del presente artículo no dejará de parecer de agosto una joven publicaba en Facebook: «Cam-
sospechoso, cuando no erróneo. Y quizá sea esta bio mi virginidad por una entrada del concierto de
polarización la que hace pertinente un análisis algo Justin Bieber».
más detenido de la naturaleza y los efectos del pla- Parece un momento oportuno para buscar algo de
cer en un número que pretende abordar la vivencia sentido común en este contexto surrealista. No me
de la sexualidad en la sociedad actual desde una siento especialmente apto para formular una visión
perspectiva creyente. cristiana del placer, pero me alegra tener la oportu-
En mi opinión, con respecto a todo lo que rodea a la nidad de afrontar esta problemática en clave positi-
sexualidad vivimos una situación disparatada. En va, dado que, por lo que se refiere a la vivencia de
nuestro país, los menores no están capacitados para la sexualidad en el ámbito creyente, es todavía ne-
comprar legalmente un paquete de tabaco o una cer- cesario «desfacer numerosos entuertos» que han ge-
veza, pero sí pueden abortar gratuitamente. El Papa nerado muchísimo dolor a las generaciones cristia-
sorprende como renovador por decir que podría ser nas adultas y que son causa destacada del aleja-
éticamente legítimo utilizar preservativo en el mar- miento juvenil de la Iglesia.
co de la prostitución, al tiempo que la edad prome-
Resumen
Se aborda el tema de la vivencia de la sexualidad en personas célibes. El artículo tiene tres partes. La pri-
mera consiste en una exposición sumaria de algunas afirmaciones generales que enmarcan el punto de par-
tida del autor. En la segunda parte se habla de algunos conflictos vividos por célibes en relación con su se-
xualidad, con una especial mención a Internet. En la tercera parte se exponen algunos aspectos psicosocia-
les que, siendo cuidados, podrían ayudar a que las personas célibes vivan su opción felizmente. Se hace es-
pecial hincapié en la necesidad de promover relaciones de intimidad en tres niveles: con Dios, interpersonal
e institucional.
Todavía hoy, ver juntas las palabras «sexualidad» y ciones de célibes provienen de un contexto cultural
«celibato» produce en algunas personas una cierta que maneja con más naturalidad estos aspectos, y
sensación de inconsistencia. Durante arios, muchos es importante que puedan irse encontrando los es-
célibes han encontrado en el silencio un modo de pacios para dar «carta de ciudadanía» a esta amal-
compaginar ambas realidades; y aunque es cierto gama de sensaciones y vivencias que llamamos
que esta postura de cierta discreción es suficiente «sexualidad», sin tener que esperar a que sea una
para muchos, también es verdad que, a fuerza de si- dificultad. Las líneas que vienen a continuación
lencios, se va perdiendo la capacidad para enun- pretenden contribuir a esta tendencia, y lo hacemos
ciarse a uno mismo en aspectos muy relevantes y con conciencia de la infinidad de temas y matices
reales de la naturaleza humana. Las nuevas genera- para los que no encontramos espacio aquí.
2. Algunas dificultades
a) Vivencias encontradas
Como en otras opciones vitales, la castidad entraña que todo célibe tiene que cuidar si desea perma-
renuncias e insatisfacciones. Dado que nuestro pre- necer en su estado.
sente contexto sociocultural no siempre ayuda a b) Necesidad de sentirse «normal» en una socie-
afrontar estas dificultades, hace falta contar con su- dad hipersexualizada. No es que se vea apura-
jetos suficientemente maduros, capaces de decidir do por un estado de necesidad biológica o emo-
deliberadamente sobre su futuro; al menos con su- cional; lo que no soporta es verse «distinto»,
ficiente capacidad para evitar autoengaños y buscar perdiéndose algo. Estaríamos ante una persona
apoyos con un cierto grado de dificultad para vivir con-
traculturalmente. Se puede observar en perso-
Coincidimos con Mons. Uriarte cuando dice que la
nas con una identidad poco consolidada y nece-
vida célibe es siempre un equilibrio delicado que
sitada de maduración. Hay veces en que esta
puede desvirtuarse; estamos ante un camino en el
maduración es posible, pero otras veces es de-
que es importante la constante conciencia de la de-
masiado tarde.
terminación tomada. Esto no siempre es fácil; por
c) Búsqueda de gratificación compensatoria. El
eso, desde un punto de vista puramente descriptivo,
placer sexual como contrapartida frente a dis-
nos podemos encontrar con, al menos, cuatro este-
placeres varios (falta de creatividad en su acti-
reotipos combinables de célibes con problemas re-
vidad, déficits en la autoestima, carencias rela-
lacionados con la sexualidad:
cionales, falta de habilidades para compensar
a) Enamoramiento normal. El vértigo ante la sole- estados de soledad, etc.). Pueden darse relacio-
dad y la necesidad de familia y de ternura física nes sexuales ocasionales emocionalmente des-
conducen a la persona a un estado de proclivi- vinculadas o actividades autoeróticas de diversa
dad al enamoramiento. Son situaciones relativa- consideración. Obviamente, hay que estudiar la
mente comunes que nos sitúan ante una persona naturaleza de los displaceres vividos y ver si es
normal y nos remiten a un adecuado discerni- posible otro equilibrio personal que no pase por
miento de sus circunstancias y a la indispensa- la compensación sexual.
ble «profilaxis comportamental y relacional» d) Vida sexual activa y descomprometida con el
voto o la promesa de celibato. En estos casos responsable que, por diversos avatares o por
sería necesario discriminar tres grandes grupos: puro descuido personal, han ido entrando en
quienes no ven contradicción y entienden el ce- una espiral de incongruencias que, en ocasio-
libato como un estado más espiritual que físico; nes, les sorprende a ellos mismos cuando caen
quienes poseen una notable inmadurez antropo- en la cuenta de dónde se encuentran. Sobre
lógica y viven vidas fragmentadas, enunciando todo en este último caso, nunca se puede cerrar
deseos para los que no ponen la mínima dispo- la posibilidad de «segundas conversiones». La
sición de su parte, y seguramente son incapaces historia de la Iglesia está llena de personas que
de cualquier género de compromiso personal en se han levantado de situaciones muy complica-
la vida; y, en tercer lugar, quienes viven esta das y se han convertido en auténticos sacra-
circunstancia tras años de compromiso serio y mentos vivos.
B) La amenaza del «cibersexo»
En un apartado sobre dificultades de los célibes en materiales relacionados con el sexo tenía ciertas
torno a la sexualidad no podemos dejar de mencio- limitaciones. Por ejemplo, no en todas partes se
nar Internet. La irrupción de «La Red» ha traído in- podía adquirir pornografía ni esta era accesible
contables ventajas y avances. La cultura y la alta 24 horas al día 7 días a la semana. Hoy hay, li-
divulgación se vuelven infinitamente más accesi- teralmente, millones de páginas web permanen-
bles; la comunicación está generando nuevos y más temente accesibles.
ricos modos de ser sociedad; la posibilidad de diá- Anonimato: no es necesario entrar en un local
logo intercultural es una realidad mucho más con- en el que uno puede ser reconocido; se puede
creta y apasionante; etc. Por supuesto, la Red tam- operar en la red con pseudónimos incluso con
bién es un potencial instrumento para todo uso ilí- falsas identidades muy elaboradas.
cito y/o inmoral. Esto no significa que podamos ni Aislamiento: A juicio del autor, posiblemente el
debamos demonizar Internet. Hoy es impensable factor más potente. El cibersexo ofrece la opor-
un mundo sin este recurso, y tampoco podemos tunidad de separarse del mundo real (¿insatis-
imaginar una Iglesia que dé la espalda a un elemen- factorio?) en una actividad en la que la vivencia
to tan esencial en nuestra sociedad. del tiempo está muy distorsionada.
En el tema que nos ocupa, la persona célibe se en- Económicamente asequible: la oferta de porno-
cuentra ante una ventana que puede poner a su al- grafía gratuita es una realidad abrumadora.
cance todo aquello que no desea que ocupe un lu- Fantasía: Es un contexto perfecto para explorar
gar prevalente en su vida. En el proceloso mar de todas las fantasías sexuales imaginables sin
Internet, la pornografía y el cibersexo habitan con riesgos ni responsabilidades.
bastante buena salud y al alcance de quien quiera Ante esta posible dificultad para la vida celibataria,
alcanzarlos. Es una potencial dificultad que afecta a no es fácil ofrecer soluciones generales que sirvan
todos, de cualquier edad, sexo o condición, inclui- de soporte a quienes sientan que su voluntad fla-
dos los célibes. Las consecuencias éticas y psicoló- quea, aparte de apelar a la necesaria madurez per-
gicas de este modo de ejercicio de la sexualidad sonal. Excluida la alternativa de «vivamos como si
son claras, particularmente en niños y adolescentes, no existiera Internet», otras soluciones para quienes
pero además en algunos casos estamos hablando de experimenten dificultades a este respecto pasan por
auténticas adicciones. evitar los ordenadores en espacios privados o la
A juicio de Delmónico, hay cinco factores que ha- instalación de filtros que impidan el acceso a conte-
cen que el cibersexo sea un fenómeno universal tan nidos sexuales. Sobre todo, poner el problema so-
atrayente: bre la mesa, acompañado del deseo de encontrar
soluciones. Algunas comunidades lo han hecho con
Accesibilidad: Antes de Internet, el acceso a
razonable éxito.
3. Apoyos a la vida célibe
A) Aspectos psicosociales
Richard Sipe realiza un estudio sobre el celibato se y quedar en segundos planos de interés.
que es bien conocido y, en algún aspecto, criticado. Aunque no hay atajos posibles, se trata de un
Es un autor tremendamente exigente a la hora de asunto de calidad contrastada, más que de
determinar que una persona es verdaderamente cé- cantidad. Es sabido que hay quienes emplean
libe y presenta unas estadísticas de éxito franca- muchas horas en presunta oración sin lograr au-
mente descorazonadoras, en las que no vamos a en- totranscenderse, sino, más bien, todo lo contra-
trar. Lo traemos aquí porque, a pesar de su a priori rio, entrando en complicadas espirales narcisis-
escéptico, tiene que reconocer la presencia ejem- tas y las consecuencias de una autoimagen en-
plar y admirable de verdaderos célibes entre todos grandecida o rigorismos represivos varios.
los que dicen serlo. Lo interesante es que se atreve Comunidad. El célibe cultiva su conciencia de
a entresacar algunos factores psicosociales comu- comunidad. Ha encontrado la respuesta a la
nes a las personas que viven su celibato felizmente pregunta «¿Quiénes son mi madre y mis her-
de un modo integrado y maduro. manos?». La comunidad no es una realidad
Pensamos que algunos de estos factores son aspec- abstracta. Se trata de personas con sus circuns-
tos que forman parte de lo que es el sujeto psíqui- tancias y su humanidad, con quienes se experi-
co. Realmente, no están al alcance de una decisión menta un fuerte vínculo basado en la experien-
personal, pero se podrían considerar en un contexto cia religiosa común. Hay célibes cuya comuni-
de selección de candidatos. Habla de: sentir que se dad no son solo otros célibes ni viven junto a
tienen cubiertas las necesidades personales básicas ellos.
(para nosotros, los mencionados sistemas motiva- Trabajo. Encuentran en su actividad un modo
cionales); capacidad para afrontar el estrés; poseer de expresar su vocación, pero también sus habi-
una identidad estable en tiempo y situación; capaci- lidades y energías. Valoran el tiempo y la pro-
dad de establecer orden y prioridades para alcanzar ductividad, pero más aún la generatividad: dejar
objetivos; amor por la sabiduría y capacidad de algo de uno mismo en lo que se hace. Por eso
goce estético. no es infrecuente que tengan hobbies que com-
pensen las deficiencias o insatisfacciones que
Otros aspectos comunes que enumera Sipe nos pa- toda obligación estrictamente laboral puede
rece que sí entrarían en la esfera de lo que un célibe traer.
puede decidir cultivar o potenciar como profilaxis
Actitud de servicio. Servir supone tener la con-
personal. Los comentamos a continuación:
ciencia de agradecimiento que viene de experi-
Oración-Interioridad. Sipe subraya que nunca mentar que todo lo que somos nos ha sido dado
se ha encontrado con un célibe integrado que por otros y por el Creador. También supone
no tenga muy acentuada esta dimensión. La ejercitar la sensibilidad por las necesidades de
oración remite a la Fe y, por tanto, a la razón otros; es algo que puede ser entrenado; hay que
primera de su compromiso; pero también habla aprender a mirar y vivir allí donde esas necesi-
de la capacidad de la persona para transcender- dades son más obvias.