El edema agudo de pulmón se define como la acumulación anormal de líquido
extravascular en el parénquima pulmonar y/o alveolos generando hipoxia tisular. Se puede clasificar en edema agudo pulmonar cardiogénico y no cardiogénico. El edema agudo pulmonar cardiogénico es la forma más común e involucra trastornos inherentes a la función sistólica y diastólica del ventrículo izquierdo y la función valvular izquierda. En cuanto a su fisiopatología, hay un aumento del movimiento de fluido del compartimiento intravascular al intersticio, se diluyen las proteínas, donde se acumula y la presión hidrostática se vuelve menos negativa, es decir hay una rápida elevación de la presión hidrostática de los capilares pulmonares así como sobrecarga de volumen. El edema agudo pulmonar no cardiogénico se debe a injuria pulmonar que resulta en el aumento de la permeabilidad vascular pulmonar que lleva al movimiento de fluido, rico en proteínas al compartimiento alveolar o intersticial, a diferencia del edema agudo pulmonar cardiogénico, en este no hay aumento de la presión hidrostática de los capilares pulmonares. Puede ser originado por síndrome de distres respiratorio del adulto, neumonía, septicemia, broncoaspiración, sobredosis de drogas así como múltiples transfusiones sanguíneas. La auscultación pulmonar bilateral sigue siendo el pilar de la evaluación en pacientes con síntomas respiratorios. En general, el edema agudo pulmonar puede manifestarse clínicamente con disnea progresiva con sensación de ahogamiento, hipoxia, estertores y taquipnea. El cuadro clínico es variable dependiendo si es cardiogénico o no cardiogénico. El primero se caracteriza por tos con esputo rosado por hipoxemia, soplos más elevación de la presión venosa yugular, auscultación de galope en S3 mas crepitantes finos y dolor torácico. Mientras que el no cardiogénico se distingue por fiebre, tos con expectoración y disnea que sugiere neumonía. El estudio de gabinete inicial para el diagnóstico de edema agudo pulmonar es definitivamente la radiografía de tórax, en ella se puede distinguir cualquiera de los dos patrones radiográficos: patrón intersticial con afectación selectiva del intersticio pulmonar más trama vascular demasiado marcada más líneas septales Kerley B que sugieren una etiología cardiogénica o bien patrón alveolar con ocupación por liquido del espacio aéreo contenido en los alveolos que sugiere una etiología no cardiogénica. También se puede solicitar ecografía pulmonar y cateterización de la arteria pulmonar a menudo considerado como el ESTANDAR DE ORO. El tratamiento farmacológico se basa principalmente en diuréticos considerados como el pilar del tratamiento siendo la furosemida el de primera elección; vasodilatadores que disminuyen la precarga y la congestión pulmonar siendo nitroglicerina el de primera elección, sin embargo, estos solo se usan cuando la presión arterial sistólica se encuentra por arriba de 110 mmHg. El uso de inotrópicos como dobutamina y dopamina se utilizan para tratar la congestion pulmonar cuando se asocia a baja presión arterial sistólica y existen signos de hipoperfusión tisular. El edema agudo pulmonar por presión negativa secundario a laringoespasmo también conocido como edema agudo pulmonar postobstructivo, es una forma de edema pulmonar no cardiogénico, potencialmente grave, que suele ocurrir en sujetos sanos jóvenes capaces de generar presiones intratorácicas negativas elevadas al inspirar vigorosamente contra una vía aérea superior obstruida. Se puede clasificar en Tipo I o agudo el cual se asocia más comúnmente con laringoespasmo aunque también puede asociarse con epiglotitis; el tipo II o crónico que puede resultar después que se libera la obstrucción crónica de la vías respiratorias superiores. Su patogenia se basa en una presión negativa intrapleural en el lecho capilar pulmonar, trasudación de líquido del lecho capilar pulmonar al intersticio y un sistema linfático incapaz de drenar el líquido del espacio intersticial. El cuadro clínico se caracteriza por inicio súbito de disnea, taquipnea, cianosis, hemoptisis y a la auscultación pulmonar crepitantes bilaterales. La gasometría arterial puede ser normal o mostrar acidosis respiratoria aguda. El tratamiento va desde oxigenoterapia no invasiva, restricción de fluidos endovenosos, hasta ventilación mecánica invasiva con presión positiva. En cuanto a tratamiento farmacológico es controvertido, sin embargo se han usado diuréticos en dosis moderadas y coerticoesteroides sistémicos