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LA PSICOLOGÍA FORENSE EN EL PERÚ

Liz Maribel Lujan Reyes, Katia Elizabeth Mendoza Chávez, Carmen Rosa Mora Gil, María
Ygnacia Sullón Nizama, Alheli Susana Vargas Castro, Hans Beger Vilchez Carhuancho y Evelyn
Magaly Zurita Chumacero

Universidad Nacional Federico Villarreal

Curso: Introducción a la Psicología Forense

Docente: Mg. Rosario Girón Sánchez

2023

Resumen

El presente ensayo, tiene como objetivo dar a conocer la historia y desarrollo de la


Psicología Forense en el Perú, en mérito de la importancia que posee la intervención
psicológica forense en nuestro país, aportando sus conocimientos para auxiliar a los
operadores de justicia en la toma de sus decisiones. Así mismo, analizar la expansión e
implicancias prácticas del accionar del psicólogo forense peruano así como su evolución en el
ámbito laboral. Del mismo modo, se dan a conocer los protocolos, guías, técnicas e
instrumentos desde sus orígenes hasta la época actual.

Palabras Clave: Psicología Forense, criminalística, historia.

Abstract

The objective of this essay is to publicize the history and development of Forensic
Psychology in Peru, in merit of the importance of forensic psychological intervention in our
country, contributing their knowledge to assist justice operators in taking of your decisions.
Likewise, to analyze the expansion and practical implications of the actions of the Peruvian
forensic psychologist. In the same way, the protocols, guides, techniques and instruments are
made known from its origins to the present time.

Keywords: Forensic psychology, criminalistics, history.


LA PSICOLOGÍA FORENSE EN EL PERÚ

La psicología forense es joven en nuestro país en comparación al resto del mundo,


como especialidad de la psicología se ha enfocado en la aplicación de los conocimientos y
técnicas psicológicas en el contexto legal y judicial, siendo en nuestro país de gran relevancia
en los últimos años debido a su papel en la investigación y resolución de casos judiciales. Los
psicólogos forenses en el Perú pueden trabajar en diversas áreas, regidos por la ética y las
normativas establecidas por el Colegio de Psicólogos del Perú y el Sistema de Justicia Penal. El
presente ensayo busca conocer sus orígenes, su desarrollo y constante crecimiento es
importante para valorar el trabajo que se ha venido haciendo, y compartir este conocimiento
en los programas de formación especializada en psicología forense.

Al hablar de la Psicología Forense es importante conocer su historia, el surgimiento de


la misma, y toda la influencia que tuvo para llegar al posicionamiento que hoy se encuentra.
Tal es así que el inicio es por parte de los filósofos, muchos de ellos precursores de la
Psicología en el mundo legal, dedicando parte de su producción literaria a este ámbito.

En este sentido, Gudjosson y Haward (1983) afirman que la Psicología Forense ha


permanecido durante algunos siglos, latente al servicio de los tribunales; y que su
reconocimiento no tuvo lugar hasta haber adquirido un estatus independiente como disciplina,
diferenciada, por ejemplo, de la medicina forense. La obra del alemán Eckartshausen (1791)
“Sobre la necesidad de conocimientos psicológicos para juzgar los delitos” a finales de siglo se
escriben obras relacionadas con aspectos psicológicos de la delincuencia, pero no se produce
un claro reconocimiento de que la Psicología es importante para el mundo legal. La Psicología
Forense tuvo gran influencia de personajes que aportaron mediante publicaciones de ciertas
investigaciones y experiencias, los cuales han permitido mejorar dicha área a lo largo del
tiempo. Así, en los últimos años del siglo XIX se produjo, lo que probablemente haya sido la
génesis de la moderna psicología forense (Bartol y Bartol, 1999), nos estamos refiriendo a los
trabajos de Cattell sobre testimonio. En 1893 se enfatiza la presencia de J. McKeen Cattell, de
la Universidad de Columbia (EE.UU), quien llevó a cabo el primer experimento psicológico
sobre la psicología del testimonio. Desde entonces se han producido multitud de
acontecimientos históricos en el ámbito de la Psicología Forense. Uno de los más recientes fue
en 2001, cuando la Asociación Americana de Psicología reconoció la Psicología Forense como
una especialidad.

Para autores como Mila Arch Marin y Adolfo Jarne Esparcia (2009) la psicología y el
derecho encuentran su coincidencia en el hecho de que ambas disciplinas son ciencias
humanas y sociales y en que comparten el objeto de intervención: la conducta de las personas,
se puede decir que son ciencias llamadas a entenderse como ciencias humanas del
comportamiento y sociales.

En este creciente desarrollo de las relaciones entre Psicología y Derecho se puede


distinguir cuatro etapas, tal y como refieren Fariña, Arce y Seijo (2005):

Desde comienzo de siglo hasta la década de los años 30: Orientada hacia fenómenos
de testificación; destacan los trabajos pioneros de Stern, Binet y Münsterberg sobre los
procesos psicológicos del testimonio.

De 1930 a 1950: Se ha considerado la época menos fructífera por parte de la psicología


jurídica, aunque el entorno legal sí continuó contribuyendo a la literatura sobre el tema.
Garzón (1990) considera que el descenso de las contribuciones de los psicólogos pudo estar
motivado por la diversificación de la psicología en nuevos campos de trabajo,

En 1950 a 1970, Los tribunales comienzan a acusar la necesidad de utilizar psicólogos


cualificados como testigos expertos sobre cuestiones criminales en las que se debe establecer
la responsabilidad del sujeto.

A partir de la década de los 70 puede contemplarse el “boom” de la Psicología Jurídica


notándose un notable incremento en el número de publicaciones sobre la materia, cobrando
un gran impulso que se ha mantenido ascendente con un considerable crecimiento de
demandas en las dos últimas décadas.

En el Perú tenemos a Walter Blumenfeld quien introduce la psicología experimental en


el Perú, y con ello los psicólogos se apartan del trabajo evaluador que contribuía a los
psiquiatras titulares y adjuntos a los tribunales de justicia, para que ellos puedan pronunciarse
independientemente en casos de delitos y crímenes sui generis, que conmocionaron la
sociedad peruana.

La Psicología Forense en nuestro país marca un hito cuando se realizó el primer curso
de especialización en el año 1987 en la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), en el Instituto
de Criminalística, con la finalidad de especializar a los psicólogos que iban a laborar en la
División de Psicología Forense de la Dirección de Criminalística, realizando peritajes
psicológicos forenses, es así que un 16 de junio de 1988 comienza a funcionar oficialmente la
División de psicología forense, realizando peritajes, convirtiéndose en la 2da institución en
América Latina en realizar estos trabajos para la correcta administración de justicia. Como
pioneros de la psicología forense en el Perú, tenemos desde el Dr. Luis Estrada de los Rios, Elias
Batallanos M. Los Psicólogos y Generales de la PNP: Luis Muñoz Marín, Mauro Pozo Cardenas,
el Ps. Humberto Hidalgo Jiménez quien propuso la creación del Primer Departamento de
Psicología Forense en la Dirección de Criminalística PNP. Los psicólogos y policías Crnl. PNP
Eloy Castillo Castillo, Cmdte. PNP Roberto Gutierrez Jibaja entre los principales jefes de Áreas,
luego Jorge Pinzas Tarazona, Ingrid Merizalde Paz, Juan J. Danielli Rocca, Silvia Rojas Regalado.
Así mismo al Dr. Temistocles Armendariz Cuba de Pierola quienes dictaron el I Curso de Peritos
en Psicología Forense (1989) en el Instituto de Criminalística de la DIRCRI PNP.

Cabe mencionar que la psicología forense en el mundo tiene una data de


aproximadamente más de 100 años y en el Perú 35 años. Es importante resaltar que son
mínimos los estudios o avances en psicología forense.

Respecto a la comprensión de la, no se ha tenido claro una definicion concisa para la


psicología Forense, sin embargo, ha sido llamada de otras formas: Psicología Criminal;
psicología Legal, Psicología Aplicada a los Tribunales; Psicología Jurídica; Psicología jurídica,
Psicología Social del Derecho, Psicología Judicial, Psicología y Ley, Psicología del Derecho y
Psicología Criminológica. Por otro lado, ninguno de estos términos puede ser considerado un
sinónimo, debido a que su etiología hace que cuando se consulte una definición para los
mismos, el resultado sea que cada uno se refiera a un campo de conocimiento distinto y más
limitado, y sin embargo, relacionado con la Psicología Forense (Gutiérrez, 2010).

Etimológicamente el término “forense” deriva del latín “forensis”, referido al forum de


las ciudades romanas; la plaza donde se trataban los negocios públicos y donde el pretor
celebraba los juicios. Por tanto, la palabra está referida al “foro” o lugar donde se administra
justicia. “Sitio en que los tribunales oyen y determinan las causas” (Diccionario de la Real
Academia Española, citado en Arch y Jarne, 2009).

En general, el termino Psicología forense engloba todas aquellas actividades que el


psicólogo puede realizar en el “foro”, en intervenciones específicamente solicitadas. En
palabras de Urra (1993) es “la ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de
la Psicología ante las preguntas de la Justicia, y coopera en todo momento con la
Administración de Justicia, actuando en el foro (tribunal) mejorando el ejercicio del Derecho"
(p.5).

Macurán (2011) define a la psicología forense como “una rama de la psicología


aplicada la cual concierne a la recolección, examinación y presentación de la evidencia para
propósitos judiciales” (p. 14).
Ovejero (2009) da una definición incluso más exhaustiva señalando, que la Psicología
Forense es la aplicación del ejercicio psicológico en esos contextos, y lo característico del
psicólogo forense es ocuparse de evaluar áreas en acusados principalmente, pero en otros
actores del proceso, penal o civil, cuando se le requiera como la capacidad intelectual, la
personalidad, la psicopatología, el riesgo de comisión de nuevos delitos o su sinceridad
(manipulación) en su participación para el diagnóstico.

Arch y Jarne (2009) comprenden a la psicología forense como el estudio, explicación,


promoción, evaluación, prevención y en su caso, asesoramiento y/o tratamiento de aquellos
fenómenos psicológicos, conductuales y relacionales que inciden en el comportamiento legal
de las personas, mediante la utilización de métodos propios de la psicología científica y
cubriendo por lo tanto distintos ámbitos y niveles de estudio e intervención (Psicología
aplicada a los tribunales, psicología penitenciaria, psicología de la delincuencia, psicología
judicial – testimonio y jurado- , psicología policial y de las Fuerzas Armadas, victimologia y
mediación).

La Asociación Americana de Psicología (APA, citado en Elizalde, 2022) define a la


psicología forense como la aplicación de las especialidades clínicas a las instituciones legales y
personas en contacto con las áreas judiciales. Es decir, el efecto de la ley en las personas y el
efecto de las personas en las leyes.

En el Perú, la psicología forense es catalogada como una rama de la ciencia del


comportamiento en la que se convergen la psicología diferencial, el diagnostico psicológico, la
psicología social, criminal, delinuencial, penitenciaria, psicopatológica, entre otras; por otro
lado, esta forma parte de las cinco ciencias que contribuyen al derecho para dilucidar
comportamientos sujetos a una valoración jurídica y contribuir a una correcta aplicación de
justicia (Hidalgo, 2013).

En cuanto al ámbito laboral la psicología forense ha ido evolucionando, tanto en las


áreas de labor como en sus funciones. La introducción de la psicología experimental en Perú,
por el Ps. Walter Blumenfeld, en la Universidad Nacional de San Marcos en 1935, con la
fundación del primer laboratorio de psicología experimental, marcó gradualmente la
separación laboral que tenían los psicólogos con los psiquiatras, quienes entonces cumplían la
función de contribuir en las evaluaciones a los psiquiatras titulares que se pronunciaban en los
tribunales de justicia en casos de delitos y crímenes peculiares. Psicólogos clínicos de los
Institutos de Salud Mental, en especial del Hospital Víctor Larco Herrera y Hospitales de la
Seguridad Social, eran requeridos para establecer la inimputabilidad, imputabilidad y
atenuantes de pena en concordancia con el código penal en casos que conmocionaron a la
sociedad peruana, fue así que en la década de los 80, la labor era en el ámbito jurídico
enfocado netamente en el delincuente.

En 1987, el Consejo Americano de Psicología Forense, enumeró las funciones generales


del psicólogo forense donde además de labores de consulta y asesoría le permitió diagnosticar,
pronosticar y hacer recomendaciones en todo lo que tenga que ver con el estado mental del
sujeto. En la década de los 90, el ámbito laboral de los psicólogos forenses va cobrando fuerza
en todo el país, centrándose en realizar evaluaciones psicológicas para la toma de decisiones
judiciales, para determinar responsabilidad penal del acusado, como también la evaluación de
la capacidad mental de los acusados para enfrentar un juicio. Con la introducción de la Ley
Contra la Violencia Familiar (Ley 26260, en 1993) se establece evaluaciones forenses a los
implicados en el acto delictivo, tanto al agresor como a la persona víctima.

A mediados de los 90, el ámbito de la psicología forense se expande hacia otros


campos del derecho, como el derecho civil, y el derecho de familia, los psicólogos eran
llamados para realizar evaluaciones psicológicas en casos de divorcio, custodia de menores,
adopción y violencia doméstica. En la década de 2000, la alta demanda de servicios de
evaluación psicológica en el sistema judicial llevó a la creación de la Asociación Peruana de
Psicología Forense en 2001, que se encargaba de promover la práctica de la psicología forense
en el país.

En la actualidad, se abarca varios ámbitos laborales en áreas de la justicia, los


psicólogos forenses trabajan en casos que van desde el derecho penal y la justicia de menores
hasta el derecho civil, el derecho laboral y la justicia electoral; también se ha expandido hacia
la prevención y tratamiento de la violencia trabajando en programas de prevención de la
violencia, identificando factores de riesgo y promoviendo intervenciones eficaces para reducir
la violencia en la sociedad. Debido a que la psicología forense aún es joven en nuestro país,
con un cuarto de siglo aproximadamente, algunas funciones de aplicabilidad de la psicología
forenses son limitadas e incluso cuestionables en temas de: credibilidad de testimonio,
necropsia psicológica o estudios psicológicos retrospectivos de personas fallecidas, alienación
parental, perfilación psicológica criminal, etc., son puntos a tratar con cautela, debido a
estudios no concluyentes en estos temas, además que han surgido "formadores" que no
trabajan con evidencia científica generando caos y confusión entre operadores judiciales y los
propios psicólogos.
El incremento de la criminalidad, la violencia familiar, violación y abuso sexual de
menores, los feminicidios, y demás casos notorios en nuestro país, el campo laboral sigue
expandiéndose, las funciones del perito psicólogo no se limitan a evaluaciones, sino también
son requeridas terapias de des victimización, asesorías y consultorías en los tribunales de
justicia penal, civil, familia, menores y laboral; sin embargo hacia faltaba unificar criterios para
ejercer la labor y contribuir con la justicia en la sociedad.

Es así que se elaboran las guías de evaluación psicológica forense como un instrumento
técnico oficial especializado en la evaluación psicológica forense que tiene como función
principal la orientación de la labor pericial de los psiquiatras, psicólogos y psicólogas del
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses certificados; aplicable a presuntas víctimas de
violencia intencional y según lo ordene la autoridad competente. El perito se pronunciará si
fuera el caso sobre la existencia o no de afectación psicológica y el nivel del daño psíquico
como resultado de un hecho de violencia, para esto se vale de la aplicación de técnicas e
instrumentos psicológicos, así como la realización del análisis teniendo en consideración su
experticia.

El Instituto de Medicina Legal (IML) con la finalidad de uniformizar criterios para la


evaluación psicológica forense elaboro las guías para evaluar a presuntas víctimas, la guía de
valoración del daño psíquico fue elaborado por los psicólogos forenses del IML como
instrumento especializado para validar el daño psíquico en víctimas de violencia y surge como
respuesta a lo requerido por la defensoría del pueblo e instituciones internacionales de
derechos humanos que buscaban un instrumento especializado y con fundamentación
científica en la evaluación forense; fue elaborado por psiquiatras y psicólogos del IML, en
octubre del 2011 y es usado por personal de salud mental del IML y en instituciones que se
dediquen a evaluar víctimas de violencia autorizados por el MINSA. Hasta ese entonces estaba
en vigencia la Ley N°26260 de Protección frente a la violencia familiar promulgada en
diciembre de 1993 y sus posteriores modificatorias, con la que se fue realizando la labor del
psicólogo en la intervención pericial y cuyo objetivo era establecer políticas de estado frente a
la sociedad frente a la violencia familiar, en 2013 se elaboró la Guía de Psicología Forense para
la evaluación en casaos de violencia familiar, pero debido a que se necesitaba un cambio
legislativo en la atención a víctimas se promulga la ley N°30364 en noviembre del 2015, esta
Ley tiene por objeto prevenir, erradicar y sancionar toda forma de violencia producida en el
ámbito público o privado contra las mujeres por su condición de tales, y contra los integrantes
del grupo familiar; en especial, cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad, por la
edad o situación física como las niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores y
personas con discapacidad, producida en el ámbito público o privado. Es así que surge la guía
de evaluación psicológica forense en 2016 como un instrumento que regule la labor del
psicólogo en el M P, esta guía de procedimiento es el producto del aporte de los psicólogos
forenses de las diferentes sedes del país y fueron creadas para contribuir en el proceso de
investigación como un instrumento psicológico forense que busca direccionar el trabajo del
psicólogo orientando la metodología a los nuevos requerimientos de la nueva Ley, tomando en
cuenta un marco legal y conceptual.

Ante el incremento de víctimas niñas, niños y adolescentes y evitar la revictimización


se estableció el uso de cámara Gesell en casos de violencia sexual y se determinó que sea un
psicólogo debidamente entrenado es el que realice la entrevista única, la primera cámara se
utilizó en 2008 en el distrito fiscal Norte, luego en DICLIFOR y posteriormente en el Callao se
fueron implementando en diferentes ciudades del país, así en 2016 se elabora la guía de
procediendo de entrevista única con el fin de evitar la revictimización y recopilar información a
menores ya que anteriormente podía pasar hasta por 14 diferentes entrevistas, estas guías
fueron utilizadas tanto en IML como en el poder judicial, en junio del 2019 el Consejo ejecutivo
del poder judicial, unifico criterios y elaboro la guía de entrevista única para recabar
testimonio y declaración del menor, posteriormente y ante la necesidad de atención a víctimas
de violencia y ante la falta de psicólogos forenses que lleguen a los centro poblados más
alejados del país, el MINSA también pide elaborar un instrumento que sea utilizado para
evaluar víctimas de violencia, asi en setiembre del 2020 publicó la Directiva sanitaria para la
estandarización de los parámetros técnicos de la evaluación de la afectación emocional, cuya
aplicación era obligatoria en los IPREES cuyo responsable era el psicólogo del establecimiento
de salud más cercano a su localidad.

Actualmente la Guía de evaluación psicológica forense en casos de violencia del 2021


es la que se encuentra vigente y es utilizada por psicólogos de las diferentes instituciones
autorizados por el ministerio de salud, en esta guía se especifica el diagnostico forense de
Afectación psicológica y se establecen niveles (cognitivo, conductual y emocional) y se incluye
la evaluación en casos de víctimas de trata de personas con fines de explotación laboral y/o
sexual.

Con respecto a los Instrumentos y Técnicas, la psicología forense tradicionalmente se


ha apoyado de las técnicas e instrumentos propios de la psicología clínica. En nuestro país no
existe un registro exacto de los métodos de obtención de información, tanto para
sospechosos, acusados o testigos; a diferencia del ámbito internacional, donde se señala a la
hipnosis forense como medio para obtener la verdad ante algún crimen. Sin embargo, en el
Manual de Operaciones Sicológicas para la Policía Nacional del Perú (2013), se menciona a la
sugestión hipnótica como uno de los fundamentos psicosociales de las operaciones
psicológicas para la Policía Nacional del Perú. Del mismo modo, el polígrafo era utilizado como
mecanismo para llegar a conocer la veracidad o no dentro de un interrogatorio, constituyendo
un instrumento importante dentro de la investigación criminal. Al respecto, Veramende (2019)
manifiesta que “La aplicación del polígrafo en el ámbito penal fue utilizada en el expediente
286-2010, sobre presunta comisión de Delito Contra la Libertad Sexual-Violación Sexual” (p.
26), siendo en este caso empleada a solicitud del abogado del acusado, y en base al principio
de la libertad probatoria. No obstante, en la actualidad, el uso del polígrafo no se encuentra
regulado como medio probatorio en los procesos penales, siendo por el contrario materia de
diversos debates. Actualmente dentro de las técnicas que se utilizan se encuentran: la
observación de conducta, como una descripción objetiva tanto de la apariencia física, como de
las manifestaciones conductuales que expresa el peritado, así como tomando en consideración
su actitud ante el proceso de evaluación. La entrevista psicológica forense, constituye un
procedimiento que permite la obtención de datos, tanto para la formulación de hipótesis
según corresponda, para la elaboración del informe pericial, y la planificación de pruebas a
aplicar. Las pruebas psicológicas se utilizan para la evaluación específica de determinados
parámetros, tales como inteligencia, personalidad, estado neuropsicológico, entre otras.
González y Fiayo (2020) refieren que actualmente la evaluación psicológica forense demanda
al psicólogo el debido cuidado a la hora de seleccionar las herramientas o instrumentos
pertinentes, existiendo en la actualidad un gran abanico de instrumentos destinados al
contexto forense. En esta misma línea, es importante señalar el uso de la Cámara Gesell en el
Perú, siendo el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses mediante alianzas
internacionales, la entidad que logra la implementación inicial de cuatro Cámaras Gesell, en
lugares de alta incidencia de violencia sexual y trata de personas con fines de explotación
sexual. Para ello se contó con el apoyo del Fondo para las Naciones Unidas para la Infancia –
UNICEF y la Cooperación Belga para el Desarrollo (Lama, s.f.). Posterior a ello se van
implementando nuevos ambientes de Cámara Gesell y Salas de Entrevista. Su implementación
en el Perú requirió de la génesis de normativas que regulen el procedimiento a realizar. Es así
que, en el año 2009, surge la “Guía de Procedimiento para la Entrevista Única de Niños, Niñas
y Adolescentes víctimas de abuso sexual, explotación sexual y trata con fines de explotación
sexual”, publicada por el Ministerio Público. En el año 2016, en concordancia con la Ley 30364,
Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y los Integrantes del
Grupo Familiar, surge la “Guía de Procedimiento de Entrevista Única a Víctimas en el marco de
la Ley 30364 para prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra las Mujeres y los
Integrantes del Grupo Familiar; y a Niños y Adolescentes Varones Víctimas de Violencia”, la
misma que unifica los criterios para una adecuada conducción del procedimiento, y en
atención a todos los tipos de violencia que contempla la citada Ley. En el año 2018, mediante
Decreto Legislativo N°1386, se modificó la Ley 30364, y en su Artículo 19 sobre la Declaración
de la Víctima y entrevista Única señala que la entrevista única tiene la calidad de prueba
anticipada (Lama, s.f.). En esa misma línea, en el año 2019 el Poder Judicial del Perú, aprobó el
“Protocolo de Entrevista Única para Niñas, Niños y Adolescentes en Cámara Gesell”, para
establecer los lineamientos de entrevista única dentro del proceso judicial. Actualmente se
cuenta con dichos ambientes a lo largo del territorio peruano, no obstante, su número resulta
insuficiente, ante la alta demanda de casos que requieren su uso, así como por el número de
Cámaras Gesell que se encuentran inoperativas. Cabe indicar que la Cámara Gesell está
destinada a casos de violencia física, psicológica y sexual, incluyendo en ésta última al delito de
trata de personas; priorizando a menores de edad.

A modo de conclusiones entendemos que, al pasar los años y al incremento de


problemas relacionados al aspecto legal, la Psicología Forense en nuestro país ha tomado un
posicionamiento relevante, creando la necesidad de convocar a los especialistas en la materia
a fin de coadyuvar a la ciencia del Derecho en la toma de decisión legal según el caso lo
amerite. Comprendemos que el empleo de términos y definiciones en una ciencia permiten
delimitar y precisar sus actuaciones, sin embargo, la psicología forense precisa múltiples
definiciones abordadas desde sus inicios siendo semejantes entre sus dimensiones y sus
objetos de estudio. La psicología forense en el Perú ha evolucionado en su ámbito laboral y
funciones desde su inicio como una disciplina especializada en la evaluación psicológica de
delincuentes hasta convertirse en una disciplina más compleja e integradora que abarca una
amplia gama de áreas de la justicia y la prevención de la violencia, e incluso la formación de
especialistas. Para que el ámbito y las funciones de la psicología forense no traiga conflictos
entre operadores judiciales y psicólogos, estos han de acreditar formación basada en la
evidencia científica. Vemos que uno de los aportes de la psicología forense es la prueba
pericial psicológica, para lo cual, se utilizó en primer lugar técnicas e instrumentos propios de
la psicología clínica, contando actualmente con un amplio abanico de instrumentos específicos
del contexto forense. En el Perú, el uso de la Cámara Gesell surge a raíz de diversas gestiones
del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en colaboración con organismos
internacionales, así mismo han surgido guías de procedimiento desde el año 2009, las cuales
han permitido estandarizar el mismo. Si bien es cierto las guías son un instrumento para la
labor pericial estas son únicamente para la evaluación a víctimas, pero no existen para la
evaluación de presuntos agresores sobre todo agresores de violencia sexual siendo este grupo
poblacional. Uno de los rubros más solicitados dentro de las evaluaciones psicológicas diarias,
queda ya a criterio de cada psicólogo utilizar la teoría psicológica para realizar su labor, esto es
una situación que es cuestionada cuando se presentan a juicio, porque cuestionan el informe
argumentando que no existe una guía de evolución. Es por eso que surgen propuestas, pero
aún no algo determinado. Es importante reconocer que a pesar de ello aún falta trabajar en
esta especialidad, el realizar investigaciones será un aporte a los profesionales que mantienen
el interés por laborar en el área de Psicología Forense.

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