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Eneida
Una introducción crítica

por Lía Galán (UNLP)


Galán, Lía I. Introducción
Eneida Virgilio : una introducción crítica ~ 1a ed.
-Buenos Aires: Santiago Arcos Editor, 2005.
128 p. ; 20x12 cm. (Para leer. Clásicos; 9 dirigida
por Leonor Silvestri)

ISBN 987-1240-05-8
Virgilio

1. Ensayo Argentino. 2. Literatura Clásica. l. Título Pocas veces, cuando se presenta la biografía de un autor anti-
CDD A864 : 880 guo, se pisa terreno firme. El material sobre el que se trabaja suele
ser un compendio de anécdotas que incluyen sucesos extraordina-
rios, organizadas sobre unos pocos datos medianamente fidedig-
-)'( Santiago Arcos editor nos. EspeCialmente cuando se trata de figuras relevantes cuya obra
cruza los siglos, las construcciones biográficas incorporan todo tipo
PARA LEER 1 CLÁSICOS de información tendiente a mostrar, y aun a corroborar, rasgos que
se estiman verosímilmente pertinentes al personaje que se presenta
Directora de la colección: detrás de su obra y en su enclave histórico.
LEONOR SILVESTRI En el caso que nos ocupa, hay noticias de varias Vitae Vergilia-
nae, biografías virgilianas, pero la única que se conserva relativa-
Editores: mente completa es la c!e}:llio Donato(c. 350 d.C.), escritor famoso
LAURA ESTRIN por su Gramática del latín -verdadero manual de la lengua usado
especialmente en el Renacimiento-, cuya "Vida de Virgilio", que
MIGUEL A. VILLAFAÑE
remite a Suetonio (escritor romano de S. I-II d.C., autor de Vi-
1
tae, 'Vidas", i.e. biografías de personajes ilustres: emperadores,
Diseño: poetas, gramáticos, etc.) ha sido la fuente más importante para
Cubierta: HoRACIO WAINHAUS (wainhaus@interlink.com.ar) el conocimiento de los datos biográficos del poeta. YirgJlipJ:J.a,<;ió
Interiores: GusTAVO BrzE (speedtyp@feedback.net.ar) en Andes, una pequeña localidad próxima a Mantua, en los Idus
Corrección: EsTEBAN BERTOLA (esteban_bertola@hotmail.com) de octubre, durante los consulados de Gn. Pompeyo (Magno) y .M.
Ucinio Craso, lo que significa que nació ell5 de octubre del 70 a.C.
© Santiago Arcos Editor, 2005. De padres modestos (modicis parentibus), pasó sus primeros años
en Cremona hasta tomar la toga viril 1 (alrededor de Jos diecisiete
José Bonifacio 1402 (1406) Buenos Aires
años). Estudió elocuencia y poesía, tanto griegas como latinas,
e-mail: santiagoarcoseditor@uolsinectis.corn.ar medicina y matemáticas. Era alto y fuerte de contextura (corpore
et statura fuit grandis), tez oscura (aquilus), de aspecto rústico_.
ISBN: 987-1240-05-8 (jacie rustica). Pese a que muchos lo consideran relacionado con
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina
I La toga -un paño blanco de una sola pieza- era la vestimenta propia
del ciudadano romano, aquello que lo distinguía como tal y lo diferenciaba
REALIZADO CON EL APOYO DEL FONDO CULTURA B.A. de esclavos o extranjeros. Recibir la toga viril significaba el fin de la ado-
DE LA SECRETARIA DE CULTURA DEL GCBA lescencia y el ingreso al mundo de los varones-ciudadanos, ya que se trata
de una prenda de vestir exclusivamente masculina; representa lo que en
La reproducción total o parcial de este libro, no autorizada por los editores.- viola nuestra sociedad significa la mayoría de edad para ejercer derechos civiles y
derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. contraer obligaciones.
8 Introducción Introducción 9

el estoicismo, 2 Probo (!Il d.C.) dice que estaba interesado en la fi- Geórgicas, ,dedicada a Mecenas, en la que incluye las "alabanzas
losofía de Epicuro. 3 Pasa sus años de juventud bajo la protección a Galo" (laudes Galll); según el comentarista Servio (IV d.C.), por
de ·Ásinio Polión, militar, político y amante de la poesía, en cuyo mandato de Octavio Augusto el pasaje es sustituido por la historia
honor compone h"glogas como agradecimiento por unas tierras 9!!13 1 de Orfeo. 7 Esto indicaría que, pese a su adhesión al programa políti-
Virgilio pudo retener en médlo-deTas confiscaci 0 nes decretadas-por 1
co, Virgilio tenía sus opiniones personales que, ya tempranamente,
el Triunvirato. Mientras tanto, Yirgilio se instala el1. Roma y .compra diferían de las de éste, originando ciertas tensiones que pueden
una casa -aparentemente con la ayuda de Octavio- en el monte percibirse en sus obras.
EsqÜilino, próxima a los jardines de Mecenas, quien fuera su pa- La composición de Geórgicas le demanda siete años, que trans-
trocinador. Anteriormente, se dice que había escrito el Catalepton, curren habitualmente en Nápoles. y Virgilio se la lee a Augusto du-
poemas acerca de Príapo y un poema sobre el Etna, cuando tenía rante cuatro días, mientras estaba en Atella después de la victoria
alrededor de veintiséis años. Según Donato, Virgilio !'Scribe Églogas deActium. 8
en tres años 4 y en ellas rinde también homenaje a Cornelio Galo, Al concluir esta obra, comienza la composición de Eneida como
considerado el primer poeta elegíaco romano, de cuya obra (titula- gran epopeya nacional destinada a la celebración de Roma y de Au-
da Amores y organizada en cuatro libros de poemas) se conservan gusto. Donato afirma que Virgilio primero hizo una narración en
sólo unos pocos versos. No deja de ser extraña la relación entre G[llo prosa organizada en doce libros y que después la fue poniendo en
y Virgilio; la Égloga X tiene a Galo por protagonista y refiere su la- verso. Es imposible saber si esto fue así; hay una generalizada ten-
mento por la pérdida de su amada Lycoris. Según Donato, Galo fue dencia a creer que se trata de un error del biógrafo, pero no resulta
arrestado y muerto acusado de conspiración contra Octavio. tan descabellada la posibilidad de que Virgilio hubiera elaborado,
Se abre aquí el primer interrogante. Virgilio es admirador y, po- al menos, un esquema de conjunto, anotando la secuencia de los
siblemente, amigo de Galo, un personaje raro, poeta, algo libertino, episodios en una especie de resumen argumental (argumentum) o
militar y político; su muerte ocurre alrededor del 27 a.C., aparente- cuento (fabula).
mente ordenada por Octavio 5 en su momento de mayor esplendor, La composición de Eneida !e toma once años, que pasa entre.
al ser honrado como Augusto. Virgilio canta a Galo en la Égloga X Campania y Sici!ia.
y de inmediato escribe una pieza clave para la doctrina augustea, 6 A los cincuenta y dos años, después de once de trabajo en el
poema, Virgilio decide viajar por Grecia y Asia Menor para comple-
tar partes de la obra y revisarla durante tres años. Una vez termina-
2 La adscripción de Virgilio a] estoicismo se deduce de sus obras, pero da, se dedicaría a la filosofía. Al llegar a Atenas se cruza con Augusto
no hay testimonios biográficos al respecto.
3 ~Jes.~oicismo y el ~_picureísmo, escuelas filosóficas surgidas en Grecia,
tienen una cons.tante presencia en la cultura romana donde se remode!an,
se transforman y hasta llegan a combinarse, pese a la diferencia de sus con- Eurípides), etc. La forn1a "augusteo/a" (de Augusto) pertenece a este grupo.
cepciones; los principales representantes en Roma son Séneca y Lucrecio Hay, por otra parte, muy escasos ejemplos de derivaciones en -al, como la
respectivamente, si bien escritores como Virgilio y Horado presentan rasgos forma "augustal".
conceptuales de ambas formas filosóficas. 7 Dice Servio, el comentarista medieval a la obra virgiliana: "La última
4 Una anotación posterior intercalada en el manuscrito de Do nato dice parte de este libro fue cambiada: pues las alabanzas de Galo estaban en
que las escribió en dos años. aquel lugar, que ahora contiene la historia de Orfeo, que fue incorporada
5 Como a Séneca, pareciera que también a Galo se le dio la oportunidad después de que Galo murió por la ira de Augusto" (ultilnam partem huius
del suicidio. libri esse mutatam: nam laudes Galli hahuit locu.s ille, qui nunc Orphei conti-
6 Para referirnos a todo aquello que se relaciona con Augusto, hemos net fabulam, qude inserta est, postquam irato Augusto Gallus occisu.s es t.) Ad
preferido el adjetivo "augusteo/a" al más general "augustal", de restringida Georgicas (Co1nentarios a las Geórgicas), IV; l.
pertinencia en el campo de la Filología Clásica. En efecto, las diversas for- 8 En la batalla de Actium (31 a.C.), Octavío derrota a Marco Antonio y
mas de derivación de nombres propios de los autores antiguos incluyen, Cleopatra y consolida definitivamente su poder. Nos ha resultado más útil
ya acuñada en la disciplina filológica, la forma -eo/-ea, como en el caso de mantener el nombre latino Actium para el lugar, que actualmente se llama
"calimaqueo/a" (de Calímaco), "sofocleo/a" (de Sófocles), "euripideo/a" (de Aedo.
lO Introducción Introducción 11

que venía del Este. El poeta decide entonces cancelar el viaje y re- celo en destruir la obra en la que había trabajado por más de diez
gresar a Roma. Sufre una insolación cerca de Megara, pese.aió.cua] años, es decir, mucho más que en las anteriores? Tampoco resulta
el viaje continúa. Al llegar a Brindisi, su salud ha empeorado nota- del todo verosímil la razón del viaje pues parecería más lógico que,
blemente. Muere pocos días después, siendo cónsules Gn. Sentio y si deseaba revisar y pulir el texto, hubiera permanecido en su resi-
Quinto Lucrecio, el21 de septiembre dell$ a.C. dencia itálica. Pero aparentemente Virgilio requería visitar los luga-
Antes de abandonar ltruia, Virgilio había encomendado a Vario res en los que se desarrollaban los sucesos. ¿Quería visitar las ruinas
que quemara Eneida en caso de que le ocurriera algú'1 éJ.Cciderrte de Troya o los santuarios de Venus? ¿Era éste el modo compositivo
en el viaje. Según Donato, el poeta mismo habría pedido los rollos del poeta? Otro problema es el encuentro casual con Augusto en
del poema para quemarlos; al conocer la gravedad de su estado. Atenas. Evidentemente, cuando Virgilio inicia su viaje Augusto no
Vario no cu1Ilpleel pedido y publica Eneit:ia_por orden de Augusto, está en Roma. ¿Es tan casuru el encuentro?
dejándola casi sin correcciones. Una de las tareas cie Vario parece Donato dice que la fiebre aparece después de haber estado
haber sido, según Donato, completar los versos que estaban sin paseando por Megara bajo el sol hirviente; acostumbrado como
terminar, rugo que parece no haber podido hacer. En efecto, la obra estaba al clima siciliano, suena raro que haya sufrido una insola-
presenta versos incompletos, en muchos casos sólo la mitad de un ción, como un incauto que no conoce tales riesgos. ¿Por qué no fue
verso o hemistiquio. Este es uno de los puntos más importantes que atendido en Grecia y se observó su enfermedad, en vez de continuar
apoyan la creencia de que Eneida estaba en etapa c!~ . .eJ.ªboración un viaje largo y pesado que, de hecho, sólo agravó su estado? y en
y que Virgi!io, en extremo perfeccionista, prefería entregarla·;,: ¡a_·,¡· tales circunstancias extremas, ¿por qué estaba tan obsesionado por
llamas antes de que se pusiera en circulación un texto poco puJido. destruir Eneida?
La cuestión termina aquí y durante siglos ha ruimentado la imagen Estas preguntas probablemente nunca podrán ser respondidas.
del poeta exquisito que no toleraba los defectos que determina la No obstante, se ha abierto un nuevo y curioso campo de conjetura
destrucción de su más empeñosa empresa artística porque no ha bajo la sospecha de que, en primer lugar, la muerte de Virgilio no es
rucanzado la consagración de la forma destinada al canto de la ex- fortuita o accidental sino que significa ni más ni menos que un ase-
celsa Roma y del excelso Augusto, su líder. Contra su última volun- sinato, y, en segundo lugar, de que Augusto está relacionado, directa
tad, el poema se publica y resulta ser uno de los más importantes o indirectamente, con ella. 9 No deja de ser, asimismo, extraño que
de la historia occidental. El escepticismo contemporáneo no se ha ningún poeta de su tiempo escribiera sobre la muerte de Virgilio,
conformado con esta explicación, satisfactoria quizás para la crítica rugo bastante sorprendente dada su importancia como escritor in-
romántica donde resulta aceptable que el genio abrigue ideas extra- volucrado políticamente.
ñas sobre la vida y el arte. · Hemos querido reseñar brevemente no sólo los datos más rele-
En suma, es casi inevitable preguntarse qué hay de cierto en lo vantes de la biografía virgiliana que se ha conservado por tradición
que transmiten las Vitae Vergilianae, y hasta qué punto se puede sino además apuntar rugunos de los problemas que ha generado.
confiar en el testimonio de una biografía como la de Donato, es- De todos modos, siguen flotando las preguntas cuyas respuestas no
crita varios siglos después de los sucesos y en la que se combinan harían más que dar paso a nuevos y poderosos interrogantes. ¿Por
variadas leyendas y anécdotas con datos históricamente ciertos. qué era tan importante para Virgilio destruir el poema? ¿Estamos
El biógrafo proporciona información histórica que resulta perti- exclusivamente ante un caso literario? ¿Por qué Virgilio, el gran poe-
nente en el caso de Eneida. Estamos invitados, pues, a tomar esta ta de la historia de Roma, único llamado a celebrar la grandeza del
información como una crónica suficientemente fidedigna de lo imperio, quería salir de Itruia por el lapso de tres años en medio de
ocurrido. Aceptado esto, nos enfrentamos más a problemas que a su monumental empresa artística? ¿Que razón podía tener Augusto
soluciones. para querer la muerte del poeta?
Desde hace un par de décadas, la crítica se ha llenado de sus-
picacias. La lectura de Donato suscita muchos interrogantes. Por 9 Esta hipótesis ha tenido una creciente difusión, y hoy es posible encon-
ejemplo, ¿por qué Virgilio deja encargado que quemen Eneida si trar en Internet una página, titulada Virgilrnurder (http://perso.wanadoo.fr/
rugo le pasa? ¿Qué podría temer? ¿Un accidente? ¿Y por qué tanto virgilmurder), sobre el supuesto asesinato de Virgilio. -
12 Introducción Introducción 13

La falta de respuestas fehacientes, la imposibilidad de apoyar hoy el significado de su gobierno. En la segunda mitad del siglo XX,
documentalmente tales suposiciones no invalida, a nuestro enten- especialmente a partir de la década del '60, asistimos a vehementes
der, las preguntas. Sin duda muchos pueden decir que esta nueva y 1 discusiones críticas como las de "p:J;o-augu~t.~~"-"9 "cripto_-anti-:.ª!1-
curiosa versión de la muerte del poeta es otro ejemplo del Vírgilio 1 gusteo", 11 o la controversia entre la inte_ipret8.ción de Eneida. co.mo
veladamente anti-augusteo y profundamente pesimista de la "Nue- 1 visión optimista o pesimista del destino romano, o la polémica en
va Crítica". 10 Pero también es un ejemplo del interés hermenéutico torno a una lectura de Eneas como héroe mesurado y racional~o ·
que siempre despierta, en cada tiempo, en cada cruce de la historia, como héroe interiormente débil que termina vencido por elfuror. 12
la cuestión virgiliana en su incesante producción de sentidos. Augusto es, sin duda, una de las figuras más importante~ y
representativas de la historia romana, identificada con la consoli-
dación política y Cl)ltu]C¡¡l d!'Ll!Tl-P_\)rio. Sin embargo, su memoria no
La época puede desligarse de la de Julio César; quien preparó las bases sobre
las que Augusto erigiría el Pri!}cipad(), una nueva organización
Virgilio y el principado de Augusto han quedado profunda- gubernamental que sustituye de hecho el antiguo sistema repu-
mente enlazados en la memoria cultural de Europa, de suerte tal blicano restructurando sus instituciones. Para enteRder a Augusto,
que no es posible hablar de uno sin pensar al otro. Esto, sin duda, es necesario apreciar la naturaleza de los fenómenos que preceden
resulta evidente para la crítica actual. si bien muchos estudiosos del su irrupción en la escena política romana del convulsionado siglo
siglo XIX y XX pretendieron desgajar las obras, en especial Eneida, 1 a.<:;:, en el que se suceden las guerras civiles, un proceso que se
del escenario cultural augusteo para realizar análisis puramente conoce con el nombre de "Revolución Romana". Conviene apuntar
estéticos y formales, arrancándole algo del alma a los poemas. Esta que J\ugusto aparece en la historia con tres nombres diferentes.
línea hermenéutica está hoy superada y es entonces posible estu- Empieza si.l vida comq C. Octavio (63-44a.C.), sobrino nieto de
diar la obra en su riqueza de significados y valores que permiten Julio César, quien lo adopta por testamento y asume el nombre de
conocer aspectos medulares de la época augustea como parte del C. Julio César Octaviano (44-27 a.C.). En el27 a.C. asume mando del
sustrato cultural de las posteriores sociedades euro americanas. De estado romano y recibe el título honorífico de Augusto que ostenta-
todos modos, quien se interese por la literatura encontrará normal rá hasta su muerte en ell4.d.C.
y necesario saber al menos algo del momento histórico y de las con- Ell5 márzo del44 a.C., Julio César, dictator 13 de por vida, fue ro-
diciones sociopolíticas en las que la obra se ha generado. deado por los conspiradores en una reunión del Senado quienes lo
Eneida se inscribe en su tiempo y está concebida en un punto asesinaron con veintitrés heridas de puñal al pie de la estatua de su
exacto de la historia romana, aun cuando Virgilio y la Roma aeterna gran rival, Pompeyo. La actitud del Senado fue confusa: después de
("Roma eterna") trasciendan largamente estas contingencias epa- haber declarado la amnistía para los asesinos, considerándolos "li-
cales. La historia de Roma, de Augusto, del nacimiento del Princi- bertadores" de la república y confiriendo legitimidad al tiranicidio,
pado y Eneida de Virgilio se enlazan y entrecruzan sus motivos. La estalló el escándalo público y posteriormente, bá]o la conducción
época de Augusto está signada por una densidad semántica que se
refleja en las interminables polémicas que su figura y sus actos po-
líticos han desatado, dando lugar a estudios que discuten todavía 11 La forma "cripto-" significa "oculto", "escondido", "velado", es decir,
"ocultamente anti-augusteo".
12 La palabra latina furor no significa, como el castellano "furor", un
arranque de ira, aunque illcluye este significado; furor implica un estado de
lO La "Nueva Crítica'' (New Criticism), surgida en Harvard en la década enajenación o pérdida .de los parámetros racionales, que puede. producirs,e
del '60 y bajo la inspiración de la obra de R. Syme, encuadrada en el existen- por el amor pasional .. P. por la ira. Ambos casos están presentes en Eneida,
cialismo en boga de la época, con un programa revisionista que encuentra representados en especial por Dido y por Turno. De aquí en adelante, la pa-
ironía, hipocresía y rasgos negativos en todas sus lecturas. Uno de sus popes labra .fUror se emplea con este significado.
ha sido J. Putnam. En el aspecto revisionista, la "Nueva Crítica" es muy inte- 13 Dictator ~gnifica en latín el magistrado superior elegido en periodos
resante y provocativa, aunque puede extralimitarse en sus interpretaciones. de emergencia e investido de absoluta autoridad.
14 Introducción Introducción 15

de Marco Antonio y Octavio. los responsables de la conspiración Dispuestos a vengar la muerte de César, Octavioy M<ir<""- A_I1to-
(Casio y Bruto) huyeron de Roma. nio persiguen a Brúioy Casio hastá Macedonia: El enfrentamiento
Cuando el testamento de César fue leído, Marco i\nt.onio recibió final sucede en Filipos (42 a.C.) donde las fuerzas de Bruto yCasio
una desagradable sorpresa pues César había nombrado heredero fueron derrotadas con relativa rapidez, pese a que la actuación de
p[i!1cl2_ao!.!lun desconocido, C. Octavio,_ tras una adopción póstuma· Octavio en las batallas fue bastante pobre.
Octavio era sobrino nieto de César y en ese momento tenía apenas La concordia de los triunviros no duró mucho y, tras la victoria
dieciocho años y un aspecto enfermizo; además, su experiencia po- de Filipos, estallaron las viejas rivalidades y las aspiraciones per-
lítica y militar era escasa. De inmediato surgieron tensiones entr13 sonales de poder. Lépido resultó fácil de eliminar: fue acusado de
Octavio y Marco Antonio, pues ambos reclamaban el derecho .de traición y privado de sus provincias. Entre Octavio y Marco Antonio
administración de los recursos financieros de césar, la lealtacült3Jas se repartieron las provincias, pero ambos estaban impelidos por
trQ.pas y, ante todo, la autoridad del nombre de Gé'ilU, Los discursos grandes ambiciones y poco dispuestos a ceder parte del poder.
del orador Cicerón (Filípícas 14 ) presentaron a Marco A.t;ttonio COil}O Marco Antonio, confiando en la fuerza de su reciente triunfo en el
otro Filipo, una amenaza a las tradiciones gloriosas de la República. que había demostrado una gran superioridad militar, reavivó los
Sin embargo, subsistía el problema de los asesinos de César, Bruto planes de César para emprender una gran campaña el} Oüe.ute
y Casio, decididamente poco confiables para Octavio, a quienes se- a fin de ganar poder, fama, y dinero en el extranjero y entonces
guía una considerable parte del Senado. regresar a Roma -tal como había hecho César- y expulsar a sus
En el año 42 a.C. la adopción de Octavio por César fue ratificada rivales políticos. En el 41, pues, marchó hacia allí y comenzaron
oficialmente por~éf Senado y los asesinos de César proscribieron. sus relaciones con Cleopatra,reina de Egipto. Se suspenden tem-
Así, Octavio ·ªsumía el papel del hijo fiel que intenta vengarelasesi- poralmente las hostilidades y ambos acuerdan la paz en Brindisi,
nato de srrpadre y consolidar su protagonlsmopolítíco'écímo con- pero la tregua es corta y recrudecen las hostilidades. Octavio va
tinuador dé Já tarea reformadora del estado iniciada por Julio César. acrecentando su poder político y cuenta, además con un exce-
La habilidad política del joven Octavio y su vocación pragmática se lente general, Marco Agripa. Por su lado, Marco Antonio se había
patentizan en la constitución del Segun<:[Q..Iriunvirato, y la ali<:<DZ.a refugiado en Egipto convirtiéndose en una especie de rey orienta!
con Marco Antonio, quien había sido -y nunca dejaría de ser- su junto a Cleopatra, con quien había tenido tres hijos, el mayor de
enemigo. En el 43, estos dos y Lépido son oficialmente designados los cuales (Cesarión) fue honrado como heredero de César. Esta
para gobernar Roma con la autoridad consular por un período de circunstancia propicia la realización de una verdadera campaña de
cinco años a fin de restaurar el orden constitUCional. A pesar de su propaganda contra Marco Antonio, imputado de ser un monarca
empaque cívico-institucional, el Segundo Triunvirato era, en reali· oriental depravado que intentaba poner a Rom<:< bajo la sujeción
dad, una junta militar. de una relná.extranjera y transferir a Egipto la capital del imperio.
Julio César fue deificado oficialmente identificándose con un Por toda Italia circularon noticias y rumores acerca del ominoso
cometa que había aparecido poco tiempo después de su muert"·' futuro que amenazaba a los romanos si triunfaban las pretensio-
y que inspira la Égloga V de Virgilio. Esto fortaleció la imagen del nes de Marco Antonio: serían Jos esclavos a una horda de eunucos
Triunvirato como legítimo heredero del legado de César, pero Ji!: orientales sometidos a una reina lasciva, estarían obligados aren-
vQ_reciQ_de modo muy especial a Qctavio pues ahora era, de modo dir culto a los dioses bestiales de Egipto y adoptar sus perversas
oficial, "hijo de un dios" (filius divi). prácticas religiosas.
Finalmente, se desató la guern;, que se decide en la batalla na-
val de Actíum (en el noroeste de Grecia) en el31 a.C. Marco Antonio_
y Cleopatra huyeron a Egipto y se suicidaron. Octavio atribuyó este
14 El título de Filípicas proviene de la imitación ciceroniana de los dis-
triunfo al Senado romano y a los ciudadanos de'ítalia, y Jo consideró
cursos del orador ateniense Demóstenes (s. IV a. C.) en contra de Filipo de
Macedonia, a quien presenta como un tirano desleal, ávido de poder, con una victoria para las tradiciones políticas y religiosas de Roma fren-
sed de conquista y enemigo de la libertad política. Cicerón ataca aquí a Mar- a
te a las nefastas amenazas orientales. Dedicó esta victoria Apolo,
co Antonio, considerándolo un nuevo Filipo. su dios protector, que desde entonces cobró fundamental impar-
16 Introducción Introducción 17

tancia como antítesis de la decadente cultura oriental representada constituye como República, Roma evita cualquier asociación con la
por Marco Antonio. realeza, desdeñada como práctica política de los incivilizados (se-
Antes de Actium, Octavio aparece como un gobernante severo gún los romanos) pueblos orientales. Progresivamente, a partir de
que apela a la violencia para castigar a los asesinos de su padre, Augl!sto, el Princeps adquiere de hecho prerrogativas equlVaTeñies-·
restaurar el orden cívico-institucional y aniquilar las salvajes y a las de un rey.
perversas ambiciones de Marco Antonio y Cleopatra, pero después Las etapas de la trar1sformación comenzaron en el 27 a.C.
de Actiurn, Octavio se presenta como el gobernante benévolo y cuando Octavjo_ devolvió s.olemnemente al Senado y al pueblo -
predestinado para impulsar el renacimiento político, moral y cul- romano lospoderes extraordinarios que desempeñaba; a cambio:·
tural de Roma. Con Marco Antonio había sido destruida la supuesta él Senado reconoció su primacía personal -de ahí el nombre de
amenaza ii las tradiciones constitucionales y religiosas de Roma. Princéps'- y su máxima autoridad, lo llamó Augustus -:-término
Había llegado el momento, pues, de restituir los ideales nobles y religioso reservado hasta entonces para Júpiter-, renovó su con-
las tradiciones políticas que habían forjado ia grandeza de Roma en trol del ejército y puso el Estado bajo su protección. La expresión
los antiguos días de laJtep(jplica. Tras trece años de guerra civil, el formal de este acuerdo fue que Octavio pasó a llamarse Irnperator
ansia mayor de la sociedad romana era la paz; por lo que el nuevo Caesar Augustus. En años posteriores, Augusto acumuló otros ho-
régimen hizo amplio alarde de su consecución y de la implantación nores: la censura (Censor), el consulado hori.orífico de por vida,
universal del dominio romano. el pontificado máximo (Pontifex Maxirnus), el título de "Padre
Con notable habilidad política, Octavio fue tejiendo y asegu- de la patria" (Pater Patriae) que afianzaron su poder sobre las
rando su red de poder, apoyado en gobernadores adictos, en un instituciones. La legitimidad del gobierno seguía residiendo no-
Senado sumiso y en un ejército que le obedecía como máximo irn- minalmente en el pueblo, cuyas asambleas elegían magistrados y
perator. Conviene aclarar que el título de "emperador", irnperator, votaban leyes pero, en la práctica, el Princeps dirigía la vida polí-
denomina originariamente una jerarquía militar, algo similar a un tica del Estado.
capitán. El título cívico de Octavio es el de Princeps, "príncipe" o Probablemente la empresa más ambiciosa de Octavio Augusto,
"principal", el ciudadano más distinguido de la ciudad. La palabra como parte de su proyecto político, fue la construcción de un orden
i,mperium, Ímperio", con la misma raíz de imperator, denomina en
04
simbólico sustentado en el poder de las imágenes y verificado en
un principio el territorio que está bajo control militar. Esta aclara- el arte, los monumentos, el culto y los gestos semántica y simbóli-
ción es indispensable debido a los desplazamientos semánticos, o camente fuertes. Un ejemplo de esto es el cierre de las puertas del
sea los cambios de significados que estas palabras han sufrido a lo templo de Jano decretado por el Princeps como inauguración de la
largo de los siglos. Un imperio, en la actualidad, es algo muy gran- paz universal (pax universalis) en el 29 a.C., cuarid.oias.b.irbuÚmcias
de, lo que en términos materiales significa un pueblo o país que se civiles se extinguían y Virgilio comenzaba la redacción de Eneic(a.
expande e incorpora progresivamente territorios bajo el gobierno Como contrapartida, y en oposición a la pacificación augustea,
de un monarca, o lo que figuradamente crece y se expande por obra Virgilio refiere, en el Libro VIII, la apertura de las puertas hecha por
de individuos, como el "imperio del cine", o el "imperio de la moda". la furiosa Juno, hermana y esposa de Júpiter, y el estallido de la gue-
En el caso de "emperador", es interesante observar su posterior rra. El Príncipe pacificador se presenta como el broche de oro de la
significación de "monarca de extensos territorios", subsumiendo su epopeya troyana, generador de la paz tras difíciles trabajos, como
primitivo significado. Príncipe es una palabra equívoca para quien se muestra en el escudo de Eneas (Libro VIII). El propio Augusto
no conozca lo que significaba para los antiguos romanos. Para no- decía que había encontrado una Roma construida de ladrillos y la
sotros es el hijo del rey, y normalmente aparece en la asociación había transformado en una ciudad de mármol. Puso un particular
"joven - príncipe", algo que no contrasta con nada porque es muy énfasis en restaurarlos templos de la ciudad que habían caído en
difícil encontrar un príncipe viejo. Hacia los tiempos de Augusto, el abandono y se habían deteriorado durante Jos años de crisis po-
decir Príncipe era una manera disimulada de decir "rey", título apa- lítica, confiriendo renovada importancia a la religión tradicional.
rentemente execrado por los romanos tras la deposición de Tarqui- Tras las convulsiones sociales que habían marcado el siglo, Augusto
no el Soberbio, último rey etrusco que gobernó Roma. Desde que se proclamaba su misión de devolver a Roma sus antiguas tradiciones
18 Introducción Introducción 19

morales y religiosas que la habían hecho grande. Eneida se inscribe d. El Códice Romano (Codex:Romanus- siglo IV d. C.), que con-
en este proyecto. tiene las tres obras.
f?u:~nte los tiempos del Imperio Romano, la obra de Virgilio se
conVIrtw en texto escolar destinado especialmente a estudios gra-
Transmisión del texto maticales, lingüísticos y exegéticas, por lo que no sólo eran abun-
dantes las copias manuscritas sino también los "comentarios" para
La obra de Virgilio tuvo una gran difusión y popularidad ya des- su mejor intelección.I7
de los tiempos mismos de Augusto y es un ejemplo excepcional de Como dijimos, no hay discontinuidad en la transmisión del
transmisión continua de un texto de la antigüedad europea. Deci- texto, aunque su forma de pervivencia cambie con el transcurso del
mos excepcional porque cada texto que hoy leemos con la habitual tiempo según la situación de cada época. Hacia el siglo v, el estudio
ingenuidad de creer que la obra siempre fue así y que estuvo siempre de los tradicionales escritores latinos (Virgilio. Horado) se revitalizó
allí pues se trata de algo "clásico", tiene en realidad una Iarguísima, entre los patricios que se oponían al avance del cristianismo y que-
extraña y muy compleja historia de transmisión que la mayoría de rían recuperar las glorias del esplendor augusteo. Entre los siglos
los lectores ignora. Muchos escritores griegos fueron desconocidos VI Y VIII, como es bien sabido, en medio de largas y arrasadoras
durante gran parte de la Edad Media, pero se conocían otros que no invasiones Y guerras, los textos se guardaron en los monasterios ya
han llegado a nuestros días. 15 Por el contrario, la obra de Virgilio está que las bibliotecas públicas habían sido progresivamente cerradas
presente en toda la historia escrituraría desde su publicación hasta o destruidas. Los monasterios hicieron acopio en primer lugar del
nuestros días. Los manuscritos antiguos se multiplican y se repro- material de literatura cristiana, pero igualmente conservaron la "li-
ducen con extraordinario cuidado, lo que indica la popularidad teratura pagana" como si se tratara de una valiosa "base de datos"
que, ya desde tiempos muy tempranos, tenían estos textos. para <;1 ~~no~imiento histórico, mitológico, geográfico, lingüístico,
Con excepción de algunos papiros, 16 los manuscritos más com- etc. VJrgiiw, Junto con Horado, fue destinado a los estudios de la
pletos y valiosos datan de los siglos IV y V d. C. y son: lengua latina, mientras que Séneca, Juvenal y Persio se leían como
a. El Códice Vaticano (Schedae Vaticanae -siglo IV d. C.-), que agudos moralistas pre-cristianos. Durante el período Carolingio (si·
contiene los Libros I-VIII de Eneida. glos VIII Y IX) se multiplicaron las copias de la obra de Virgilio, por
b. El Códice Mediceo (Codex Mediceus- aproximadamente 490 la gr~n _demanda_ de ejemplares proveniente de los monasterios y
d. C.), que contiene Eneida completa. las bibliotecas pnvadas. El Renacimiento italiano, especialmente el
c. El Códice Palatino (Codex Palatinus -no hay acuerdo de de la Florencia de los Medici, 18 continúa esta tarea de recolección y
datación, pero se supone que puede ser del siglo III, IV o V conservación de los manuscritos, pero además organiza el estudio
d.C.-), que contiene Églogas, Geórgicasy Eneida. filológico para la fijación y edición de los textos clásicos, un trabajo
arduo y complicado antes de la aparición de la imprenta. Por otra
parte, la obra virgiliana deja de ser materia de estudio principal·
15 Un ejemplo característico lo constituye la obra de Platón, pues pocos
de sus diálogos ( Timeo, Menón) fueron conocidos en la Alta Edad Media, o mente gramatical y de léxico. y crece el interés por su contenido
el conocido caso de De Republica (Sobre la República) de Cicerón, de la que alegórico y místico.
sólo se conoció un pasaje (El Sueño de Escipión Somnium Scipionis) hasta
principios del siglo XJX cuando se recuperó una parte de la obra.
16 El papiro de Herculano, probablemente anterior al 79 d.C., es uno de
17
El comentarista más extenso y conocido de la obra virgUiana es Ser~
los más antiguos que se conoce pero contiene unos pocos fragmentos; los v~o (siglo IV d.C.), aunque se conservan -en muchos casos muy fragmenta~
papiros fueron progresivamente sustituidos por un formato ya más próximo natnente- numerosos comentarios de autores antiguos (C. J. Higinio, L. A.
al libro moderno, el códice (codexL que contenía la copia manuscrita del Asper, Elio Donato, etc.).
18
texto. No obstante, parece probable que Virgilio haya publicado sus obras En 1440 Cosme de Medid funda la famosa Bibliotheca Laurentiana
en rollos de papiro, y al menos así lo interpreta ebartista del famoso mosaico en Florencia, donde se van acumulando los manuscritos de obras que han
de Virgilio y las dos Musas (Mosaico de Virgilio, Museo Carthage & Bardo, quedado dispersas en monasterios europeos, y donde se los analiza coteja
Túnez P4130056). se identifica a su autor, etc. ' '
r
i

Introducción
20
En cuanto a la transmisión impresa de Eneida, J?uede co~pro­ n. Análisis de la obra
barse que su publicación fue temp~a'::' y m':~ pró~ma a la mve~­
ción de la imprenta. La primera ed¡cwn (edltzo Prmceps) ap:;.rec1ó
en 1469 en Roma, con los auspicios del Papa Pab:o p. La pn~era
edición española de imprenta de la obra se pu~hco en Mad?d a
principios del siglo XVII, y contiene un comentarw_en_ tres volume- Eneida relata el viaje de .EQ~~-héroe troyano _J:;¡jjo de Anqui-
nes de De la Cerda. El trabajo más importante de fi¡acwn de_texto Y ses y de la diosa Venus- desde la caída de Troya hasta su definitivo
crítica textual de los últimos tiempos fue realizado por O. R1bbeck, establecimiento en el Lacio (Italia), a orillas del río Tíber, como fun-
quien elaboró uno de los aparatos críticos más completos de la obra dador de la estirpe romana. ···- ·----
virgiliana publicado entre 1859 y 1866. Ante la inminencia de la destrucción de su ciudad, Eneas reci-
be el mandato divino de abandonar Troya y emprender, junto con
un grupo de tróyánós, una travesía por i:nar hacia Italia, en donde
echará los cimientos de una nación destinada por los dioses a regir
el orbe entero. La diosa Juno hostiga a los viajeros y trata de dete-
ner la empresa, por lo que Eneas debe enfrentar numerosos obs-
táculos hasta alcanzar la meta prometida. Uno de los principales
peligros es el desvío de la ruta debido a una gran tempestad, que
los deposita en las costas africanas, y la estadía en Cartago donde
reina la bella Dido que, en'lmorada del héroe, intenta retenerlo a
su lado y, al no conseguirlo, se suicida._ Los troyanos continúan su
viaje a Italia y se detienen en Cumas, donde Eneas contempla el
esplendor futuro de· su estirpe en un extraordinario descenso al
Hades. Una vez en el Lacio, se reúne con el rey Latino con cuya
hija Lavinia debe desposarse, de acuerdo con lo anundádo por los
oráculos. Las rivalidades de los reyes itálicos, exaltadas por JuQo.
desencadenan extendídas luchas contra los troyanos, quienes en-
cuentran el apoyo del rey de los árcades, Evandro y otros pueblos
de la región. Turno, rey de los rútulos y pretendiente de Lavinia,
precipita la guerra, eri su intento por evitar el matrimonio y el esta-
blecimiento de Eneas en el reino de Latino. Se suceden las batallas
y finalmente triunfa Eneas al derrotar en un combate personal a su
enemigo Turñü.____ ··- ----·
En cuanto a su estructura o, según algunos, su composición,
pueden encontrarse centenares de estudios sobre Eneida que dejan
al lector plenamente satisfecho de la pertinencia y exactitud del
modelo presentado, pues suelen ser generalmente convincentes. La
variedad de los accesos resulta interminable y revelan que existe un
entramado tan complejo como profundo. Tal entramado se muestra
en los distintos planos y niveles de lectura que se tomen en cuenta,
y es que existe una profunda cohesión semántica y un minucioso
trabajo artístico para que el verso sustente las acciones, Jos perso-
najes, las situaciones y todo el repertorio de imágenes que integran
22 Análisis de la obra Análisis de la obra 23
la trama. Preferimos tomar las dos propuestas más generales y abar- con inconsistencias ocasionales que, una vez detectadas, pueden
cadoras, aquéllas que resultan más obvias o menos controvertibles. ofrecer interesante materia de estudio para quienes rastrean los as-
1) Estructura en dos partes: a) Libros I-VI; b) Libros VII-XII pectos compositivos de Eneida. Analizando los Libros o las imáge-
2) Estructura en tres partes: a) Libros !-IV; b) Libros V-VIII; e) nes más menudas, se encuentra un nuevo sentido, una nueva vía de
Libros IX-XII acceso para atravesar la obra en su totalidad y ver que lo grande y lo
Para nuestro estudio, hemos preferido la clásica división en dos pequeño, lo alto y lo bajo, lo claro y lo oscuro, lo divino y lo humano,
partes, tal vez la más evidente, y en la que es posible encontrar el el tiempo y la eternidad se corresponden como las dos caras de una
tono homérico agudamente invertido: primero el largo viaje que misma moneda.
tiene como antecedente Odisea, correspondiente a los Libros I-VI;
después las guerras y el triunfo final con el antecedente de Jlíada. 19
El fundamento de esta división encuentra diversos puntos de La Presentación (Libro 1)
apoyo. En primer lugar, son varios los elementos que permiten esta-
blecer correspondencias entre los Libros I y VII como introducción Eneida se inicia con la presencia_ ele! _"yo" del poeta, aparen-
a dos momentos distintos del relato: las peripecias del viaje hasta temente impropio de la épica, que aparece ya en el primer verso:
la llegada a Cumas y el descenso al Hades, y la llegada al Lacio con "Canto a las armas y al varón", 21 y esto se ratificaría en caso de tomar
las luchas que desata el arribo de los extranjeros, contrastando las en cuenta los versos considerados apócrifos que presentan algunos
aventuras y los cambios de escenario de la primera parte con el es- códices y algunas traducciones mantienen: "Yo soy aquél que en
tatismo de la segunda, que abarca el establecimiento en el lugar y otro tiempo".
entraña mínimos cambios de escenario.
No nos detendremos aquí en otro tipo de modelos para leer,
pero advertimos que los hay de todo tipo y hasta invitaríamos al
lector a que hiciera el suyo propio con las correspondientes verifi- Además de cuestiones matemáticas y geométricas (recuérdese el famoso
caciones textuales. Se puede considerar, por ejemplo, que hay una teorema), Pitágoras y sus discípulos estudiaban aspectos simbólicos del nú-
secuencia en los libros pares y otra en los impares, y también distin- mero (se le atribuye el descubrimiento de la tetraktys o el número perfecto
por el que se organiza el universo según medidas y proporciones de acuerdo
tos diseños de relaciones entre los libros extremos y los centrales, y con esta concepción). la música, la astronomía; introducen la doctrina de
correspondencias directas o inversas entre grupos de libros, entre la trasmigración de las almas (cf. Eneida, Ubre VI) y su pensamiento influye
ciudades entre personajes femeninos. representaciones, imágenes
1 poderosamente en la filosofía platónica y neoplatónica. El pitagorismo entra
y lo que se busque, tanto en forma como en temas y contenidos. en Roma con Nigidio Fígulo, a quien posiblemente Virgilio haya conocido. El
Hasta se podría pensar Eneida como la mímesis de un cosmos es- estoicismo nace en Grecia con Zenón de Citio (siglo IV a.C.) y su presencia es
toico, sin que esto implique decidir sobre la discutida cuestión del constante en la cultura grecolatina; sus principales representantes romanos
estoicismo virgiliano.2° Esto no significa que el lector no tropiece son L.A. Séneca y el emperador Marco Aurelio. Los estoicos consideran el
universo como un todo organizado (kósmos) e interrelacionado y responde
a un orden causa-efecto llamado Providencia (tambiénfatum); el sabio (sa-
piens) constituye su modelo ideal: es el hombre que ha depurado su razón
19 No hemos insistido, en nuestro estudio, en los paralelos Homero- (ratio) y alcanza el conocimiento de los principios, libre de pulsiones emo-
Virgilio, tratados con agotadora obstinación en los siglos XIX y parte del cionales y apetencias, en estado de imperturbabilidad (apatheia, "apatía" en
XX; sólo hemos apuntado datos eventuales que contribuyen a esclarecer la sentido etimológico, es decir, sin sensibilidad). No obstante, la noción del
narración virgiliana. universo como cosmos organizado, en el que todas las partes se enlazan e
20 Mucho se ha investigado y discutido sobre la adscripción filosófica interrelacionan, no es patrimonio exclusivo del estoicismo sino que varias
de Virgilio; resulta aceptada la relación con el pitagorismo, así como pueden doctrinas la comparten.
encontrarse concepciones de raíz estoica. Pitágoras (siglo VI a.C.) es una de 21 Algo que también podría haber sugerido a José Hernández el comien-
las figuras más influyentes y misteriosas de la historia intelectual de la an- zo de El Gaucho Martín Fierro ("Aquí me pongo a cantar") concebida como
tigüedad; fundó su escuela en Sicilia (Magna Grecia) y transmitió doctrinas "poema épico" nacional; no debe olvidarse que Virgilio era lectura obligada
cosmológicas y metafísicas que incluían aspectos religiosos y científicos. en la educación de la época.
24 Análisis de la obra Análisis de la obra 25

Los primeros 33 versos cumplen la función de un prólogo, romanos se escucha, siendo en sí el relato orgánico que produce el
asimilados por algunos críticos al prólogos22 de las tragedias, y de- universo (kósmos en griego), y se ve, como en el escudo de Eneas,
claran lo que se propone como hilo conductor del relato: guerra, si bien mantiene su categoría de relato, en este último caso de imá-
peregrinación, sufrimientos y otra vez guerra para un hombre que, genes (ékphrasis25 ). Los troyanos como portadores del destino han
afrontando la ira de los dioses, está destinado a edificar la gran Ciu- desatado el renovado rencor de Juno, quien los hostiga y los desvía
dad. De él pende la historia: el linaje latino, los senadores albanos y, intentando postergar sine die el cumplimiento de la profecía.
como broche de oro, Roma. Sólo después de esta ~n~ur¡¡.l, El prólogo también anticipa el final. El poeta habla del futuro
el poeta invoca a la Musa y, saliéndose nuevamente del "código épi- de un pasado, del porvenir de los troyanos en el Lacio transformado
co", lo hace para reafirmar su condición autorial, sin ceder homéri- en la realidad del presente, pues ya Roma es regum, rey de todos
camente su voz a la Musa: "Musa, recuérdame por qué causas, por los confines, La Roma de Augusto representa el cumplimiento de la
cuál numen agraviado, por qué ofensa la reina de los dioses empujó profecía y la consagración triunfal de todos los esfuerzos. El enorme
a un varón de piedad insigne a afrontar tantos peligros". La Musa se trabajo, el grave peso de la fundación cierra el prólogo: "de tan enor-
invoca en tanto hija de Mnemosyne, la Memoria, y es gar¡¡.nte deja me peso era fundar el pueblo romano" 26 (v. 33).
objetividad del relato, pero es el yo poético el que.canta la historia Entonces arranca el relato, en algún punto del pasado que no es
del piadoso troyano y la rencorosa deidad. el principio. El primer plano de "Cartago, esto es, el mundo africano,
El prólogo trae a primer plano, de inmediato, aC;!Jti!go y aJt1po, ocupa el. Libro primero y luego el cuarto. Los troyanos se hacé"h a
su protectora, quien ha diseñado el destino a su manera y confía la mar alegres, abandonando la costa de Sicilia, y ya no están lejos
en poder detener o anular el vaticinio de -un resurgimiento troya- del Lacio. La visión salta y es Juno la que está co!ltemplando esta
no,23 pueblo particularmente odiado porladiosac;le_sc:le . el juicio de escena. Su indignación no tiene límites y decide apelar a sus pre'
París y el rapto de Ganímedes. 24 La cuestión troyana no es cosa del rrogativas reales27 para hacer que Eolo, dios de los vientos, desate
pasado para Juno pues ha elegido una ciudad africana y una reina sus fuerzas sobre la flota y los troyanos se ahoguen de una vez por".
para que gobierne a todas las naciones. Pero otra vez los troyanos todas. Liberados momentáneamente de su prisión, vientos con-
parecen estar llamados a obstaculizar sus planes: la diosa "ha oído" trarios se lanzan sobre las aguas y sobreviene el caos: las naves se
que este pueblo gobernará el orbe. Sin duda, tratándose de cosas quiebran, los hombres caen al mar: "todo amenaza a loshombres
del Olimpo, lo que ha escuchado no son meras habladurías sino con una muerte inminente", y parece ce~~;,-ñoeTfiiíaCPero"N~P!U'.
que se trata del fatum, "!o dicho", aquello que se pronuncia en la no, el ~i_<>_"_del mar y he,r!l1ano de Júpiter, emerge desde lo profundo,
eternidad del Verbum o del Lógos, eso que normalmente se tradu- atraído por la corirhücióri;· entonces apacigua )as aguas, amonesta
ce como "destino" (ver capítulo "Los Dioses"). El destino para los a los vientos y reclama que Eolo se mantenga en sus dominios aé-
reos. Recuperada la calma en el mar, se contemplan los restos del
naufragio. De momento, sólo parecen haber sobrevivido Eneas y
22 N.E.: El prólogos de la tragedia griega ateniense del siglo V a.C. se
un grupo de troyanos, más unas pocas naves. En la orilla y a la vista
refiere a la primera parte de la obra donde se presentan los personajes y la del desastre, el héroe sin embargo consuela y alienta a sus compa-
situación.
23 Las deno1ninaciones "troyanos", "teucros" y "dárdanos" son sinóni-
rnas: Troya es el nombre de la ciudad, Teucro es el primer rey y Dárdano el 25 El recurso de la ékphrasis consiste en presentar una narración apo-

fundador de la estirpe troyana, que Virgilio presenta como de origen ítálico; yada en la descripción de imágenes; el escudo de Eneas, o las pinturas del
también hay sinonimia entre "griegos" y "dánaos". templo en Cartago son un ejemplo de esta técnica. También conviene recor-
24 Paris debe entregar la manzana de oro, arrojada por la Discordia (Dis- dar que, una generación antes, Catulo había desplegado exquisitamente el
cors o Eris según la tradición griega) en las bodas de Thetis y Pelep, a la más recurso al presentar como las figuras de una colcha la historia de Ariadna y
bella de las diosas; entre Minerva, Juno y Venus, el troyano elige a Venus, con Teseo ( Poema 64). Cf. Silvestri, L. 2005. Catulo. Poemas. Una introducción
el consiguiente enojo de Juno, la reina de los dioses; Ganímedes es un joven crítica. Santiago Arcos editor. Buenos Aires.
troyano de quien Júpiter se enamora y, bajo la forma de un águila, lleva al 26 tantae molis erat Romanam condere gentem.
Olimpo para que escancie el vino. 2 7 Juno es regina deorum, reina de los dioses.
26 Análisis de la obra Análisis de la obra
27
ñeros exánimes. Todo el episodio de la tempestad condensa datos hijo. Reclama por el cumplimiento del vaticinio, por la grandeza de
fundamentales: l. Laprimt'lravisi()n <fe E.!1§.ll_S 1 quien ."J2ªª!lce..en el l~s romano~, J?Or la ~onsagración de su propia estirpe que es tam-
momento más álgido de la tormenta deploranc!()..!19_hl'bt'l.LIDUerto bién la de Jupiter mismo: una matrona romana, a lo divino. No es
en Troya: "tres y cuatro veces afortunados28 los que pudieron morir simplemente un afecto maternal sino el resguardo de la gens teucra
en Troya'' (v. 94) exclama. La imagen es poderosamente elocuente y (o sea troyana) de la que deberá surgir la nueva urbe llamada a de-
explica este comienzo de la obra in medias res, en la mitad del as~n­ rrotar finalmente a Jos vencedores y vengar la caída de Troya.
to. Es el rnomentQ ¡p.á~ ipcier~Q __y._de.s.esn~_ral}?'e<Í.Cl..c:'lt'lLMrC><J, le¡ os La respuesta de Júpiter es uno de Jos momentos culminantes
ya de toclo, perdlclas SU ciudad, SU esposa, y cleSp\léS SU padre, Y sin del Libro 1 y de la primera mitad de la obra porque expresa la volun-
vislumbrar el fin de sus trabajos ni la nueva tierra que le auguran tad ?el Padre de los dioses, de aquél que ha pronunciado el fa tu m,
Jos dioses. 2. Sin pas<\do ni futuro, Eneas afr()nta_J¡:¡ !t'lrnpes_t<\<;Í co.n lo dicho de una vez para siempre. Nos ocuparemos del pasaje al
desesperac:jón; pero Juego, en la orilla, a la vista de sus compañeros, tratar el tema de Jos dioses y el fatum. Luego el enfoque se ajusta
que Jo han seguido corno él mismo sigue los mandatos divinos, se . a lo humano: le ha llegado el momento a Cartago. Las escenas se
yergue por primera vez en el relato el guía, !"1 ¡;_g.n.dJJ.~tQ! (dux), el ~uperponen. Ene~s se encuentra con su madre esquiva a la vista y,
responsable de un destino_de _gral1df'l:ze. que oculta en su pecho la ¡unto a su campanero Acates, entran en la ciudad Jibia envueltos en
desolación y la angustia, y es capaz de alentar y confortar a sus cas- una nube. Desde allí contemplan la ciudad surgente y el gran tem-
tigados seguidores: "un díos pondrá término también a lo que pa; !"lo ?edicado a Juno cuyos muros decorados con pinturas alusivas,
samos ahora; acaso algún día nos será grato recordar estas costas'. 1rómcamente, ofrecen a la vista las escenas del magnífico triunfo de
Nos hemos detenido en este pasaj.,_porque ilustrade manera elo- la diosa: la destrucción de Troya. Donde Dido representa la victoria
cuente la naturaleza defhéróeVlrgiliano;)El varón de iJJsign§.pie(¡;¡.s29 de Jun?·. Enea~ ve la caída de su ciudad. Entonces entra en el templo
(vir insigne pietate) irrumpe en el relató con su propia voz, lamen- la belhs1ma D1do (forma pulcherrima Dido). comparada a la diosa
tando su negra suerte, en medio de los padecimientos de un ser hu- Diana, quien deja absorto a Eneas. Oculto por la nube junto con
mano abátido por las desgracias. Vemos al hornEE!" !"!1 ~_upt'lc¡ueñez Acat.es, Eneas asiste a la cerem.:mia y ve entonces presentarse ante
y precariedad, en su dolor, en todas sus pérdidas. A continuación, la rema a sus troyanos perdidos._ La reina es, además, gentil y serena:
entonces, Virgilio ofrece la visión acre¡;emada. d_e_!o l11Jmano: tod? les ofrece hospitalidad y Jos invita a asentarse en su reino. Ocurre
será posible en el momento de superación de lo individual y parti- entonces una hierofanía31 ya que, al disolverse súbitamente la nube,
cular. La voluntad de Jos dioses y la contemplaci_ó_r:¡de los otros, de En!la§_anarece ante todos envuelto en luz, _intensificado el lado divi-
ese pueblo embrionario que padece el exilio, Jo hacen dejarde lado no por obr~ de. su madre Venus que io liáce aparecer como un diqs,
sus propios sentimientos, sus vacilaciones, su incertidumbre, para resplandeciente y lleno de lozanía, y de inmediato se dirige a DidÓ.
reforzar la esperanza en los vaticinios divinos. El "armados de valor, Este. es un. discurso incómodo. Eneas se da a conocer y entonces
consérvense para la próspera fortuna" 30 (v. 207) que cierra el discur- dedica casi todo el resto del discurso a expresar su inquebrantable
so, da paso a un temporario descanso, con comida y bebida. Y perenne gratitud, en nombre de los teucros. Y dice: "Los dioses
Cambia la visión: Júpiter, que recorre con su mirada el orbe en- t~ den digno premio, si hay númenes que respetan a Jos piadosos,
tero desde su cúspide olímpica, pone sus ojos en Libia donde están Si hay en alguna parte justicia y conciencia de Jo recto .... Mientras
los troyanos. Venus acude angustiada por Jos peligros que afronta su corran los ríos hacia el mar, mientras las sombras cubran los huecos
de Jos montes, mientras el cielo apaciente estrellas, perdurarán en
el mundo por siempre tu gloria, tu nombre y tus alabanzas en cual-
28 'o terque quaterque beati. ~
29 N.E.: Con este término se conoce en latín uno de los conceptos mas
quier parte adonde me lleven Jos hados" (vv. 603-10). Es probable
difíciles de traducir al español. Puede ser entendido como el sentimiento que a un lector contemporáneo le resulte difícil aceptar esto. A la
que hace aceptar y cumplir todos los deberes para co,? ~os p~dres, los _fa-
miliares y los dioses. En castellano se traduce como ptedad en sentido
religioso. 31
De hierós ("sagrado") y phaínein ("mostrar, aparecer") la hierofanía
30 durate, et uosmet rebus seruate secundis. es una aparición sagrada o sobrenatural. '
28 Análisis de la obra Andlisis de la obra 29
luz del Libro IV con el terrible suicidio de Dido y su reclamo de un mado ''himeneos no permitidos" (inconcessos hymenaeos), como
vengador, y del Libro VI con Dido en los Campos llorosos, la grati:t;d después sucederá con Dicto. Estamos ante una escena de felicidad,
de Eneas parece, en el mejor de los casos, dudosa. Pero la cuest10n conco_rdia y afecto. Dido y sus tirios son amigables, pacíficos y
es más complicada. Eneas habla como dux ("conductor", "líder") de generosos. Aparentemente, todo está en orden. Sin embargo no
un pueblo castigado y perseverante que recibe la hospitalidad de lo está cuando el enfoque se desplaza a Vf3nus quien, como Juno,
un pueblo "extranjero en un magnánimo gesto de benevolencia e in- también contempla desde sus alturas lo que ocurre. En las presen-
tenta sellar un pacto de concordia y buena voluntad; no hay asuntos tes circunstancias, ante tanto esplendor y tanta dicha, Venus teme _
privados: se trata de un gesto público. Todo se diluye_c:on el furor, que Eneas se enamore de Dido, 32 es decir que lo que inicialmente
la pasión demente que posee a Did_o, cuya potencia individual es un grato beneficio para Eneas y los troyanos amenaza convertir-
perturba primero su realidad inmediata al cesar_Ia construcción de se en un grave peligro para la empresa de fundación, por lo que la
la ciudad y luego la historia misma del Mediterráneo al decretar la hospitalidad de la reina se presenta como tanto o más riesgosa que
enemistad eterna de ambos pueblos. Eneas habla también desde la hostilidad. Entonces la diosa recurre al poder de su hijo Cupido
una dimensión humana, desconocedora del futuro y agobiada por para desviar hacia Dido e!furor pasional que pudiera aprovechar
los trabajos sufridos, que alcanza la dicha del inesperado alivio en Juno para retener a Eneas en Cartago. Ascanio,33 el hijo de Eneas, es
una ciudad que le recuerda a Troya (las pinturas) y que prefigura momentáneamente raptado por Venus, <;:u12Lc!otoma su aspecto y
Roma. La humanidad de Eneas se vuelca en sus palabras, que cum- seduce a la reina por su p¡¡recidocori el héroe. Es muy interesante
plirá eñ la medida en que los hados se lo permitan: le estará agra- la psicología de Venus: esta sobredosis divina de amor arrebatado
decido eternamente y por siempre la recordará; pero, así como no protegeráas_u hijo y le_ evit?rá el extravío de desear lo que no puede
le ha prometido matrimonio formal, tampoco le promete quedarse po3eer. Eneas no tendrá que empeñarse en" Una pasión demente
allí definitivamente. Por último, antE> Dido se encuentra aún un tro- ni sufrir los trabajos del amor porque para eso ya estará Dicto. El
yano que se transformará en algo superior, en un romano, después héroe amará a la reina en términos humanos, con un afecto que
de haber recorrido el Hades y visto el porvenir. Y es cierto que el pasará a segundo plano apenas llegue el mandato de Júpiter y
romano no ha hecho promesa alguna. deba marcharse. El Libro I finaliza con el ya sobrenaturalmente
A las palabras de Eneas, Dido responde calurosa y fastuosa- apasionado reclamo de Dido para que el héroe cuente su historia
mente. Se pone del lado de los troyanos -no olvidemos que la y la de los troyanos, lo que dará paso al extenso relato de Eneas en
escena se desarrolla en el templo de Juno celebrada por su triunfo los Libros 1! y III.
sobre Troya- y expresa una gran conmiseración puesto que, ade- Con este seguimiento de los episodios que componen el Libro I
más, ella y sus colonos tirios también han abandonado el reino y hemos querido ejemplificar la singular perfección del relato. No hay
están fundando una nueva ciudad. El valor de los troyanos es ala- excesos, todo se administra en su exacta medida. Las transiciones
bado incluso por los vencedores: las pinturas del templo, entonces, se realizan de tal manera que todo se entrelaza con ajustada cohe-
se convierten para Dido en ilustraciones de la grandeza troyana rencia en planos distintos y simultáneos. Cada escena o situación
castigada por el destino. Después siguen los magníficos sacrificios,
los manjares y los "dones de Baco, la alegría de los festines". El
palacio es opulento y se muestran alfombras, platería, imágenes 32
Venus percibe la atracción que Dido está ejerciendo sobre Eneas:
cinceladas en oro. Los agasajos son dignos de un rey. Para corres- "Ahora lo cautiva la fenicia Dido y lo detiene con deliciosas palabras" (vv.
ponderlos, Eneas hace traer magníficos obsequios, conservados 670-l) le dice a Cupido.
como reliquias troyanas. Son insignias reales con sello divino: la 33
El hijo de Eneas recibe dos nombres, Ascanio y lulo, este último
primera es un conjunto -falda y capa, bordadas con abundante relacionado con la familia Iulia a la que pertenecían Julio César y Octavio.
oro-llevado por Helena a Troya desde Micenas, regalo de suma- Servio considera que el nombre original es Ascanio y ofrece una interesante
dre Leda; sigue el cetro de Jlione, la mayor de las hijas de Príamo, variedad de posibilidades para explicar la forma lulus ("lulo"), por ejemplo
un collar de perlas y una diadema de piedras preciosas. Es un
-· como forma derivada de Ilius (de Ilión, o sea de Troya), o como nombre ad-
quirido después de la derrota de Mecencio; cf. Servio, Comentarios sobre la
saludo real, si bien el manto pertenece a una reina que ha consu- Eneida. !, 267-8.
J
\

30 Análisis de la obra Andlisis de la obra 31

significa algo en sí misma, algo en su relación con los relatos del Ene,,;_~!lÍI11LQdUce en el relato marcando su tono sentimental:
Libro y algo en relación con la totalidad de la obra. En ese sentido, jjMe-cfi·Genas, reina, renovar un terrible qolor" 35 (v. 3); entonces em-
Eneida está más cerca de la novela que de la epopeya, está más cer- pieza la n!lrración de la caída de Troya y los viajes posteriores hasta
ca de Dickens (mutatis mutandis sin duda) que de Homero en lo llegar al principio, al momento en que salen de Sicilia y los sorpren-
que a técnica narrativa, o mejor, arte compositiva (ars compositiva) de la tormenta (Libro !) .
de la narración, se refiere. La organicidad del todo y de las partes, y Los griego§._c;gngrllyen el enorme cab'!l!o por arte <:le MJ'n!l.a, 36
sus imbricados enlaces, han dado lugar a innumerables interpre- Y .!EªIn§.n un ·ªrdid para tomarJl\. ciudad. A la vista de la inmensa
taciones a lo largo del tiempo que no han de cesar porque nunca construcción, los t!PY>l~s quedan entre perp!gj_os, asustados y ad-
Eneida se lee de la misma manera. Porque el caso es que todo está mirados. Interviene entonces ~c.Q.onte, sumo sacerdote de Neptu-
ahí (el amor, la política, la religión, la historia, el mito) pues Virgilio 1!0 dios del mar, >:_d,¡rtiend() el peligro del fraude gritlgo: "no crean
concibió un verdadero cosmos verbal, con palabras semántica- en el caballo, troyanos (. .. ) temo a los Dánaos que llevan dones". De
mente plenas y formalmente cuidadas, de modo que los recorridos improviso, los tiQYi!!JQs gªen a un griego cg.utivo. Se trata de Sinón,
hermenéuticos pueden resultar casi infinitos. el d_.o_ble agente que cumple su misión de guerra, ciertamente-con
gran éxito, y Eneas no oculta su valor y su heroísmo al exponerse a la
muerte; pero desde la perspectiva troyana actual, Sinón es modelo
La voz de Eneas (Libros 11 y Ill) e;!!l. su pueblo. Dice Eneas a Di do al relatar el engaño de Sinón: "mira
ahora las traiciones de los Dánaos (los griegos) y aprende todos
La transición del primer libro al segundo está marcada por el los crímenes a partir de éste solo". El pueblo olvida a Laocoonte y
~is>~.<!~.YQ?' narratiV<J.. Al pedido de la reina (final del Libro !), po_lle su atención en el relato del griego, cuyo e]'lgaño resulta tan
Eneas responderá con el extenso relato de las desgracias troym1as eficaz que no interpretan el amen, 37 el anuncio de ·desgracias que
en:·primera persona pronominaí.Aió largo de los siguientes dos li- se anuncian en el episodio siguiente. El mal que causa Sinón es su-
bros, el narrador impersonal y omnisciente desaparece para dejar la perado por algo peor y más tremendo: las monstruosas serpientes
palabra a un _y_o:_:Elneas que ofrecerá su versión de los hecho§_y así re- que salen del J:n!lr y matan a :Laocoontey a sushijo§ ene! momento
velará sus pensamientos y emociones. En el centro de la escena está en que realizan ''D<l <;e.I!L.IT!'?_Ilia_e.n honor de Neptuno. Pero ya el
el narrador y el protagonista de la narración, y esta condición doble ~1 !'a sido !!!9s__u_lado por la perfidia de SinQn, quien falg.;qnente
permite -como no lo hacía la tercr:a persona- incluir abundantes hadicho que la desmesurada altura de la construcción obedece al
notas de sentimiento y valoraciónt_Los griegos son astutos y malva- temor de cjüe el caQ!lJIO pueda ser introducido en Troya, pues en tal·
dos, los troyanos pecan de necedad por no interpretar los oscuros caso pasaría a ser una ciudad dominadora de todo el Peloponeso.
vaticinios y parecen gente sin malicia. E,t,amor parental,se manifies- La ~~:'.-?:eJ>()<:I~r ydominación posee a los troyano.s; esta ceguera
ta como una forma elevada pe virtus .3iJ Las 1fái:i_I~eioi-)es <:!!) _ Eneas les Impide ver la gravedad del prodigio, por lo que interpretan el
para c~mplir el mandato divino y abandonar Troy<l nos pintan un nefasto augurio exactamente al revés. No se detienen a considerar
varón atrapado entre su vocación de héroe y su vocación de "santo",_ que hay trampas y traiciones; no se les ocurre imaginar que las dos
Por un lado, <J.nhela .morií' én la
batalla defendiendo su ciudad, por sigilosas serp!e_!ltes.sean los ardides griegos (Sinón y el caballo)
el otro debe cumplir el mandato de los dioses. que destruirán la ciudad, o las flotas de los reyes aqueos (Agame-

35 Infandum, regina, iubes renouare dolorem.


34 La palabra virtus no se corresponde exactamente con el significado
36 El arte de Palas Atenea se asocia a las construcciones en madera, es-
de la usual forma en español; en latín significa la excelep.cia_..Q.~. JJn.a_ <:;ondi-
~ión determina~a. su posibilidadc;?p_t.tm.a; aun cuanao·n:ormalmenté apare- pecialmente pino, como es el caso del prodigioso caballo o de la nave Argo
ce-rela:Ciortádá'Con cualidades hUmanas (el valor y la fiereza en los guerreros, de la empresa Argo náutica. .
37 En la tradición romana, los vaticinios _reaJJzados a partir de sucesos
por ejemplo) e ~nyo~y.cra aspe_ctos éticos, también existe virtus en otros seres
de la naturaleiá. cOÍno plantáS Y:inimales. El filósofo estoico Séneca (Episto- ~X!E~<?!~!~~-~i_<?S.Q_significativ.os (ostenta) pueden contener anuncios favora-
la 41) ejemplifica la virtus de la vid y la del león. bles (auguria) o desfavorables (omina, plural de omen).
•¡

32 Andlisis de la obra Andlísis de la obra 33


nón y Menelao). ¡.o to!Ilaru::omo un castigo enviado por 1:> dios'L embozada y riesgosa peregrinación por las calles en combate, Eneas
al sacerdote, como individuo. por hap.er blasfemado y arro¡ado su reconoce a Helena que vaga tratando de esconderse dado que es la
lá.Iiza··contra su sagrada construccióJ?.,"'~ con esta interpretación se .... r\Íina común de teucros y griegos. Ciego de ira, 'l!Jiere vengar en
precipitan en su propia des_gr_"';<;i~ ya que d~ciden apl'?C::ªÜ:'.supt:!!l,s: ella la destrucción de su patria y castigar tantas maldades, pero .el
ta ofensa introduciendo rapt<'lamente el caballo al m tenor de las fíé~oe vÍrgiliano no cede irracionalmente a este impulso sino que
murallas abiertas. De na<;fu l:i.a·· sérvido que Laocoonte les advirtiera siempre tiene una instancia de deliberación: ¿será justo que Helena
que dentro del caballo·estaban agazapado~ los .!>riegos nique :>1 cla- regrese a su reino sin recibir castigo, después de haber provocado la
varse la lanza en el maderamen sonara un ¡ay! desde el mtenor. La muerte de Príamo y la destrucción de Troya? La respuesta definitiva
codicia y la ambición obran la precipitación de los troyanos, el error es no, y corresponde vengar en ella su patria y sus manes, pese a
y la catástrofe, al menos en el más _acá de~ destino: "si_no hubieran que "no hay victoria alguna en castigar a una mujer, ni tal victoria es
sido adversos los designios de los d1oses, s1 nosotros m1smos no nos honrosa". Triunfa el patriotismo pero todos sabemos que Helena so-
hubiéramos conjurado para nuestro propio daño, aquella muestra brevive, y aquíVirgilio hace aparecer a Venus, quien descubre ante
nos habría impulsado a acuchillar a los griegos". La muerte de L:a'?- Jos ojos de su hijo una escena sobrenatural. Helena no es la culpa-
coonte es un signo de advertencia para la colectividad, un prod1g1o _J:>l_,sino la inclemencia de los dioses (diuum inclementía, Libro Il,
de no fácil lectura ya que el sacerdote mismo de Neptuno muere, no v. 602), y entonces, descorriendo la nube que oculta la verdadera
hay intérpretes consagrados para los avisos divinos y lo ocurrido es realidad, muestra a Neptuno, Juno, Atenea y al mismo Júpiter. Ellos
coherente con la historia de Sinón. Toda la escena del sumo.J>-ª~er­ son quienes azotan la ciudad destinada a perecer y la derrota es tan
dote entraña una metáfora y un símbolo.d!l.Ldestipcuie_Imya, que inevifiible-como· inniinente. ~~nus _.termina su aparición cop la _!e-
tutela-eÍinmediato relato de la caída de la ciudad como la imagen p_e_ti<;ión del mandato: abandonar la resistencia y huir. Por segunda
capital del frontispicio. Mientras que slls_ dos hijos rr;ueren porJ"s vez, Eneas recibe un aviso sobrenatural ordenándole escapar. Sin
dentelladas de las serpientes, Laocoonte muere asfixiado Y estran- embargo;Ta atención a los anuncios divinos es demorada por la
gulado entre ambas, como Troya rodeada, ahogada y triturada p!.Jr lealtad y el amor filial cuando Anquises, el P-?.dre del héroe, se resiste
los Dánaos. a dejar Troya. Ante tales circunstancias, Eneas prefiere la muerte en
Con el caballo adentro, la noche y el sueño caen sobre la ciudad. batalla a abandonar a su padre en la huida, una buena pintura de su
Eneas, por obra de la retrospección, se ha transformado ennarr_'l_dor idiosincrasia que incluye la completa devoción filial y el valor heroi-
·-ubicuo, alguien que sabe más de .lo que ha podido ver. E:' la com- co de disponerse a morir por Jo patrio. Finalmente, un nuevo prodi-
pleta oscuridad, van saliendq Jos guerreros gri~gos del VIentre del gio persuade al anciano: sobre la cabeza del niño Ascanio aparece
caballo; simultáneamente,_fu¡eas descansa sum1do en un sopor q1,1e un fuego extraordinario que arde sin quemar. El portento Jos decide
le presenta la imagen de Héctor herido, pálido y lloroso; le anur¡c1_a y escapan. La escena .c::le la huida condensa un imaginario completo
Jos mortales peligros que lo rodean y le ordena que huya. ~~ la RL.l:. cte. las rel<Iciones sociales, familiares, religiosas, ya que Eneas carga
mera profecía que recibe el !>~E.?e: saly¡¡rá de la des:rucc1on _;e los a su anciano padre de paso lerdo y lleva de la mano a su hijo lulo
f'<mat¡,>ª y_:_a;]as divinidades efe 1}py¡t, y_cof! sus compar:eros fundará que camina con pasos desparejos porque es pequeño; atrás, mar-
grandes murallas después de vagar durante mucho t1empo p~r el cha Creusa, la esposa. Hay una trf.a<:la generacional masculina en
mar. A partir de aquí el foco de la acción se centra en Eneas: el heroe el frente de la imagen, en tanto que la mujer ocupa un marcado
en movimiento revela su naturaleza y condición. La estratagema del segundo plano. Por un lado, es claro aquí el simbolismo religioso
cambio de armaduras explica la pintura mural del Libro !, en donde que remite al culto de la gens, o sea la "familia" como núcleo de la
Eneas se ve entre los griegos. Refutando la versión del "traidor de religiosidad arcaÍca. Todo fiaterfamilias es cabeza civil y religiosa
Troya", Virgiliod.,,stacaepla voz de Eneas 1~ in~eclinable fidelidad Y del hogar, es Señor y sacerdote, y el hogar es el fuego central de Ja
patriotismO- del troyano, dispuesto sin vac!lac10nes a luchar por -~u casa que ritualmente p.@.sicil'in.los .Lar!'s, dioses tutelares de la· fami-
ciudad y por su padre. lia. El sacerdocio es hereditario, se transmite del pad~e al hijo y del
En la tumultuosa sucesión de escenas que trae el saqueo de la hijo al nieto,'y constituye una dignidad exclusivamente masculina.
ciudad, cada una de ellas significativa, destacaremos una. En su Las mujerés son miembros del culto doméstico y sólo participan de
"'

34 Análisis de la obra Análisis de la obra 35

éste por asociación con un varón, primero el padre y después el es- el viaje de Eneas desde un pasado que ha muer'to y un futuro de
poso. El matrimonio produce en larnui~T un cambio devocional ya grandeza que aún no se ha manifestado, Y. en él se muestran los
que, al casarse, abimdona la casa paterna y sus cultos, e ingresa a la ideales y los valores del pueblo romano al concentrarse en él los
de_ su marido cuya familia tiene sus propios Lapos,_Esta conversión Túndamentales datos programáticos de Eneida. Se trata de un viaje
es normal y regular en las muj¡;o¡es e indica el carácter subsidiario bajo la guía de los dioses en el que el héroe va conociendo el aestl-
de la participación femenina.: La estampa de Eneas, Anquises y .:no queJe agüarda y a la vez comienza a comprender, con la ayuda
Iulo, seguidos de Creusa representa el esquema social y religioso de su padre, los valores de la nueva civilización que ha de fundar.3 9
(sinónimos para los romanos) en el que se apoya el principado, Eneida puede ser' considerado un libro de iniciación y aprendizaje
que busca la validación de su derecho al poder en la gens escogida en el orden divino: Eneas es el neófito a quien se le van revelando
por los dioses y el destino -que no es otra que la de Augusto- y progresiva y guiadamente los secretos del hado, Artquises es el ins-
reivindica el modelo de la sucesión genealógica, la neta suprema- _Jxuctor y el mediador entre lo divino y lo humano, intérprete de los
cía masculina y un conjunto de valores parentales asentados en la prodigios y ministro de los sacrificios, es decir'que desempeña una
religiosidad o pietaS]Por eso n_g_Q_¡¡_iliJcisiyo q.tHtenJaJuga. pier_4an función claramente sacerdotal.
a Creusa. Repentinamente, Eneas se da cuenta de que ella ha que- Contrariamente a los libros que lo enmarcan, no se encuentra
dado rezagada y perdida. La busca en vano hasta que ;;e le aparece en el Libro III la intensidad emocional que acompaña la caída de
_<>utr_iste sombra. pues l!-'lJ!l!J.ert<),)il6reTeva de toda ¡:ulpa pues su Troya en el Libro II y la historia de Di do en el Libro IV, un ilustrativo
Oestino es quedar en Troya y Eneas nada podría haber hecho para ejemplo de la maestría de Virgilio en la composición del relato al
impedir su cumplimiento. No se trata de un caso de negligencia cul- combinar modalidades narrativas con efectos distintos por despla-
posa por parte del varón sino de Q..esigr1i_o divif1Q. Otra vez se repite zamientos del foco de atención. El lector, que ha sido sometido a
la_¡;u:o_~c:;ía de los largos destierros y las largas peregrinaciones hasta la angustia y al dolor que tonalizan intensamente el Libro rr. asiste
alcanzar el Tíber donde le esperan prósperos sucesos, un reino y ahora a los peligros del viaje marítimo y las aventuras de los troya-
una nueva esposa. La sombra se desvanece, .el héroe regresa junto nos en su búsqueda de la tierra prometida, que no sólo será Roma
a los suyos y escapan del lugar. La ausencia de Creusa no modifica sino toda Italia. Anquises y Eneas inician aquí la travesía hacia la
lo emprendido porque quienes importan son Eneas, su padre y su fundación y sorfSüs""ñgí.ifas·tute1á.fes: Viigilio recupera una ima-
hijo. Pero Virgilio no es torpe en sus mensajes y entonces, por otra gen semánticamente fuerte de la Italia arcaica ya que, en tiempos
parte, se pueden leer en la escena muchas otras cosas. J;;neas.puede tan tempranos como los siglos V-IV a.C., padre e hijo aparecen en
!Il'!_rcar, por ejemplo, el orde.n natural de la sociedad: va al frente representaciones estatuarias y murales y son venerados como los
arrostrando el peligro y protegiendo a la mujer, menos preparada fundadores de la estirpe.
para las situaciones de guerra; se hace cargo de los más débiles, el Al llegar a Tracia. ocurre el extraño ~§o él e Jas ramas de
anciano y el niño, que caminan con dificultad según sus edades; y ~Q~ ªrb11stos que alsera._rraT!cadas por Eneas manan sangre, sin
es claro que Eneas no tenía tres brazos, por lo que uno quedaba de precedente alguno en la literatura antigua que conocemos. 40 Al
a pie, y en todo caso la que al menos podía caminar era la mujer
/protegida por el marido. En fin, las lecturas pueden multiplicarse.
Muerta Creusa, el héroe regresa con su padre e hijo al pie del monte
¡ cabo, e~~u11a..vo:10.
- '
d.<:'..t¿ltratumba
'"• ··"·--··--····- ,, .
que, después de advertir a

Ida. Allí se ha reunido una gran multitud de troyanos (guerreros, 39Wil!iams. 1962: 4.
matronas y niños) dispuesta a seguirlo, "juventud reunida para el 40 Lo que se denomina literatura antigua -también llamada confusa-
exilio, desdichada muchedumbre" 3 • (v. 798). mente "clásica"- es, en verdad, el repertorio textual de un pequeño sector
El Libro III cubre los años de viaje marítimo entre la huida. de
Troya y la salida de Sicilia que se narra al comienzo del Libro Es r.. 1 ubicado sobre la orilla septentrional del mar Mediterráneo que decidió,
sucesivamente, adueñarse de todo lo que pudiera (algo que queda claro

!
en la denominación de Alejandría para la ciudad o Mare Nostrum -"Mar
nuestro"- para el Mediterráneo) y destruir o negar la existencia de lo que
no pudieran tomar, consigna transmitida a la posteridad euro-americana a
38 collectam exsilio pubem, miserabile vulgus. lo largo de su historia.

.1
36 Análisis de la obra Análisis de la obra 37

los troyanos sobre el peligro que los acecha y urgir la hffidaJ se establecimiento en el lugar demandará grandes tr::abajos eni!le<:\io.
da a conocer como Polidoro, un personaje que remite a Hecuba del.hambre y las I!latanzas.
de Eurípides pero que no se encuentra en relación con Eneas. - -La partenri.al"d~l Üb-;,o contiene la¡:>[ofe<;:ía de Heleno, hijo e!~
Abandonan el Jugar y llegan.a una J§lª agreste gobernada por el Príamo y desposado ahora con Andrómaca (viuda entonces del
rey Anio, sacerdote de Apolo. 41 La importancia simbólica del viaje -héroe troyano Héctor y de Pirro, apodo dei hijo de Aquiles, Neop--
y los Jugares de asiento temporario se patentiza en la sucesión de tolomeo). quien reina en Caoni¡¡. y ostenta el doble título de rey y
las profecías de Apolo. Esta vez insisten en que J:IDeils.d~_alcan­ adivino. En su extenso parlamento, ¡:>rofeti:e:a l()s aún largos trabajos
zaúiúTúgar ctegf:ig~rÍ. que no es otro que !tali<'l, gracias a la estirpe .q.ue_.!J.E!.P<lr>Ín ¡¡.frontar y da detalles de los sucesosveniderQs (en es-
de Dárdano. y,rms antes, en el Libro Il, le ha prometido que lo pecial los relativos a Cumas y la Sibila); esto incluye el dato preciso
llevará seguro a sus umbrales nativos. Hay una insiste.n<oia en el de reconocimiento de laiieg,.da ¡¡.! )ligar destiDa,<:io por los dioses:
origen itálico de lostro:yanos de móéíü tal que, avañzaéío efreTato la visiÓn ele la cerda blanca y los treinta lechoncitos, y el deseo de
i:fet!iUiiiiéi,-se vim arÍÜCiparÍdo las objeciones que pudieran hacerse conierl:úista lasmes¡¡.s. Todo es minucioso e hidica formas rituales.
acerca del ingreso de los troyanos en el Lacio. El oráculo de Apolo Nínguna de las prof~~ías, sin embargo, se refiere a sucesos perso-
les ordena alcanzar una tierra que ha producido el linaje troyano y nales, ni siquiera el anuncio de una nueva esposa para Eneas en el
a la que el linaje debe regresar. Ese lugar, que todos sabemos que Lacio ya.que se trata de un acto político, una unión anunciada por
es Roma pero no se riienciona su nombre, es .s}J -~~antigua rn::;.Qxe" los dioses y realizada como sello de la unión de las estirpes. Así, el
(antiquam ... matrem, v.96). Entonces ocurre algo extraño: Eneas Libro Ill, y con él el relato de Eneas a Oído que comenzara en el Li-
bro Il, finalizan con la muerte de Anquises en Drépano, algo que no
parece no tomar en cuenta la profecía de Creusa con el anunéio
de una nueva ciudad en Hesperia a orillas del Tíber y permane- '" se ha!:>J:>i:"meñcioñado én ninguna de las profecías y que sorprende
ce callado, ·mientras que Anquises interpreta sin vacilaciones el dolorosamente al héroe, ya único responsable y conductor de la
mandato de Apolo, del que concluye que deben viajar a Creta, yse empresa.
equivoca. Resulta innegable que hay una degradación del poder
mántico (adivinatorio) de Anquises, pero por otro lado se ilustra
aquí lo que representaría la creencia común y más generalizada Dido (Libro IV)
de los troyanos acerca de un origen micénico de su pueblo. Creta
es "cuna de sus antepasados", la habitan los Cure tes, 42 ligados a la Los lectores contemporáneos de Eneida suelen privilegiar en su
tradición romana. Pero allí los sorprende la peste y. en un Sl!.e.fill memoria el Libro IV, algo que ya viene en la impronta cultural de la
que más resulta una visióll,_ los Penates43 mismos indican a Eneas modernidad y que ha sido especialmente productivo en la música
el rumbo itálico. Al saberlo Anquises, reconoce la "ambigüedad" de y en las artes plásticas desde el Renacimiento, 44 porque es una his-
su linaje, nacido de dos troncos, y recuerda una profecía de Casan- toria suficientemente perimetrada en un Libro, y porque además es
dra según la cual fundarían un gran imperio en Hesperia, es decir, una historia de amor desdichado. Un lector actual podrá, incluso,
Italia. En las Estrófadas, después del ataque de las arpías, una de leerlo como novela sentimental. Si Virgilio hubiera escrito sólo la
ellas, Celeno, insiste en el destino de Italia pero les advierte que el historia de "Dido de Cartago", como señala Austin en su introduc-
ción a este Libro45 , habría establecido su derecho a figurar junto
a los más grandes trágicos griegos, no sólo por la expresión de un
41Apolo es propicio para los troyanos.
42N.E.: Se da el nombre de Curetes a unos genios que tuvo Zeus en su
séquito durante su infancia en la isla de Creta. Grimal, P. 1999. Diccionario 44 Desde la opera de cámara Dido and Aeneas de H. Purcell hasta fenó-
de Mitología Griega y Romana. Paidós. menos folklóricos como la tragedia Dido de nuestro compatriota Juan Cruz
43 N.E.: Los Penates son divinidades romanas que protegen el hogar. Varela, la historia de este amor en conflicto se ha autonomizado y perdura
Durante mucho tiempo fueron poderes invisibles, simples abstracciones. en el imaginario social como argumento cerrado.
Cada casa tenía los suyos y Eneas había llevado los de su casa hasta Italia. 45 Austin, R.G. "lntroduction", en: P. Vergili Maronis, Aeneidos Líber
Grima!, P. 1999. Quartus, Oxford, 1963, ix.
38 Análisis de la obra Análisis de la obra 39
amargo conflicto moral y el "temor y la compasión" que impulsan La historia contenida en el Libro IV se abre con la voz del na-
la catarsis de nuestras emociones, no sólo por la noble simplicidad rrador, que ha cerrado el Libro III. "QJ<io_¡trde de pasión por Ene.ªs
de su concepción, sino además por la economía argumental y lo y un fueg() int(lriorla conS].li11<'J. De modo similar al de la heroína
inexorable de su movimiento hacia el desenlace. La leyenda de trágica.Fedra, 49 S"e debate desfalleciente entre el amor de Enea~Y.§J.l
Dido remite al poeta arcaico Nevio 46 pero la presentación virgiliana voto de fit;lelid<td et\"rna a Siqueo, su esposo muerto. Cuida, ya con
se compone sobre una variada red de obras precedentes que cons- exhausta~dei:EirminaciÓn,. el pu_d.9r:. 50 .\lúe Ja qiseña COIJ1.0 uni'!.ir:.a'!'
tituyen su base hipotextual. De lo que se ha conservado, s.e puede romana y con esto Virgilio-ennoblece la figura femenina con la que
citar como más próximos el Poema 64 de Catulo y Argonáuticas del Eneas tendrá una refii.cfón personal e individual. Siñ émbargo, esta
poeta griego alejandrino Apolonio de Rodas, sin bien son múltiples relación se establece entre el conductor de un pueblo destinado a
las resonancias de la tragedia griega y romana. un futuro de grandeza en Italia y la reina de Cartago, tierra protegida
El Libro N resalta en primer plano la C.Y~Ii.<J.n humm1a, como por Juno y elegida por la diosa para ser cabeza del orbe. LOS§<lll,ti-
también sucede en el Libro II, con el atractivo complemento del mientos personales, pues, !'St!Í,n indisolublemente ligados al orden
conflicto amatorio. Todo lo demás (los dioses, el destino, la labor socia¡:-pofüi(;()_yi,efigio§O, de modo tal que las emocionesyac_(;í(}iies
fundacional) sigue estando pero, desde nuestra óptica cultural índ.íyjcjuales comprometen de man13ra _inexorable .aJos p].lebl().§5i~
arraigada en el romanticismo, el tema del amor interesa de modo ámbq~ personaJes" y'iiis réspécihro's proyectos fundacionales. ºj_c!<)
particular porque sintoniza con la sensibilidad moderna. 47 La con- yEn e as, tirios y (royan os, Cartago y Roma, Juno y Venus, el proyecto
fianza en las verdades del corazón en contraposición con las que matriarcal de la diosa y el proyecto patriarcal de Júpiter y elfatum, y
elabora la razón, el reconocimiento de la superioridad de aquéllas la tensión de sus relaciones se concentran en este libro.
con relación a éstas últimas -convicción enraizada en la Reforma, Nos referimos antes a la simpleza y perfección del argumento,
que condena el racionalismo escolástico 48- otorga a D.it;lo el prc>~ que puede resumirse en pocas líneas. Di do cede a la pasión y Eneas
tagonismo de esta "trage<ii» narrativ<:f' que abarca la totalidad del no la rechaza. Se concreta una unión_pseudoJJ1._<ItrimoniaJ ¡:>ropi<;i_!l-
L'tbro·N; terÍiendo como prólogo el Libro I, y como epílogo el Libro da por Juno con el simulado ap.oyo- de Venus y Eneas se t_ransf<:Jg!lil_
VI. En el prólogo del Libro I se produce el encuentro entre Dido y tempóiái-rñente. <Oil:)o que, éri-Tasmonai'<:j"uías- riiódernas, es un
Eneas, y la intervención de Venus para enamorar a la reina y prote- "príncip!"j;:9_nS:óite", alguien que comparte el trono por el derecho
ger la misión de su hijo. Dido reclama el relato del viaje troyano que aervínculo matrimonial, no por derecho sucesorio, y no tiene
se presenta en la voz de Eneas (Libros II-III). prerrogativas-especiaÍes de mando. Vi&IIQJLQ]J.<l,.!:li.l"-ªs $..!L.!i!'_ll:12!..<1
inútilmente en una tierra que no es la que los hados le destinan,
'''•- - ··~ ... ~,,_,.,_.,e """":;:;:;:_-~•••'-• "'

Júpiter enví<la Mercurio, el dios mensajero, para que recuerde al


46 Nevio (segunda mitad del siglo III a.C. -según San Agustín, murió
en 201 a.C.-), autor de La Guerra Púnica (Bellum Poenicum) que incluye la
primera versión conocida de la historia de Dido y Eneas. 49 N .E.: Fedra es hija de Minos y Pasifae, reyes de Creta, y hermana de
47 Los lectores necesitan cierto tiempo para que comprendan la situa- Ariadna. Se desposó con Teseo pero se enamoró de Hipó lito, el hijo que éste
ción de Eneas y no lo condenen por el abandono de Dido. En el esquema había tenido con una amazona. El joven la rechazó y Fedra lo acusó delante
victima 1 victimario, Dido se lleva el afecto del lector y Eneas es repudiado. de su padre de que él había tratado de violarla. Teseo rogó a Poseidón, dios
4B El privilegio de lo sentimental-irracional que culmina en el Roman- del mar, que lo matara, y al poco tiempo Hipó lito murió cuando sus caballos
ticismo tiene sus orígenes en el Renacimiento; el pensamiento de Erasmo, los arrastraron. Fedra, abrumada por el remordimiento, se ahorcó. Grimal,
la Reforma de M. Lutero -con su principio de comprensión intuitiva de las P. 1999.
Sagradas Escrituras- y el "pietismo" (corriente religiosa cristiana que pos- so N.E.: Este término puede ser traducido por "vergüenza", "modestia"
tula el acercamiento a Dios por el sentimiento y la intuición, y no a través o "recato''.
del razonamiento doctrinal, como es el caso del pensamiento escolástico '"-STi; . univira ("mujer de yp. sqJq rnarjdo") es el ideal de matrona de la
representado por S. Tomás de Aquino) configuran una antropología que Roma arcaica-:-·ta esposa p-ermanece fiel a su esposo, i!!S1JA§9..Jª-V_.l<!.Y!!:!!i~_z,
se va extendiendo en los siglos siguientes y puede considerarse uno de los ya que se volverán a unir post mortem, como de hecho ocurre en el caso de
cambios má~ importantes de la modernidad. Dido (ver Libro VI).
40 Análisis de la obra Análisis de la obra 41

héroe .~Y divina IJ?i_?j_¡)n. por lo que ~.Q.!l.cide..conJi.ngªr el viaje a ~n !<l_un_i.<)_n,_.?_el<>,s_tr¡:¡y_';:!'~: En los tres casos se trata de poderosas
Italia "bandonando Cartago, pese a las súplicas de Dido quien, al no ~-e~-~C}()_l2_ol~t~c_as,_ me! uso en la necesidad de los hijos. ya que
poder impedir hí ¡:,·aitida, §esíücida. · ·•· · ·-- no es simplemente la 1dea de una supuesta realización femenina
Como es habitual en toda la obra, las razones y los sentimien- en la maternidadsino la posibilidad de. u1Jl:ered~rg_c;l_eJJmn.o, dado
tos humanos se imbrican y combinan con las acciones divinas. No que Oído no ha_ te':'ido desce':'denc~tt ~ti jq~!La,~eptación de
hay aquí áreas cerradas: lo individual no se separa de lo social, ni eili\.S.J:ª~n~s....~~gm!ic:? !a_ p_as1ónde D}d() ya que sólo i:orp..Qe_una
lo humano de lo divino, ni lo inmanente de lo trascendente, ni la pr¡:¡lllesainutll P'?ratender a la segundad y engrandeci!Tlientoae-
historia del mito. Tal como hemos dicho al comienzo, Eneida está }~reino. Unido esto a la maniobra de Venus-Cupido para enamo~
J:;.Q.JJ._<;ebida CO!l}QJJJJ...c.osmos poétic.o gue, por el arte de !arñim~;;¡;¡:_ rarla, nos encontramos con una Dido prácticamenté sin culpas, lo
.t~~~\lC::e. discursivamente la concepciÓn.déTimiverso como-m:.cr\>.::. que acentúa su condición trágica. Dido, además, es tan piadosa
cosm¡:¡s. como !QQQ..PJ<J!ln.adQ_J?.Q!:.lasJ.exe..s. cl.i:Yi!!~ moVido· porTas como Eneas. Junto con su hermana, lo primero que hace es diri-
relaciones de causa/ efecto y organizado según los principios de la girse al templo y r\'alizar los ritos propiciatorios, en los que ocupa
analogía. Consideraremos brevemente algunos pasajes que ilustran un l_ugar d~ privilegioJ'.ll.f.l.9JAYOCad_ª_¡1o como diosa protectora de
lo que decimos. la c1udad smo comopr.otect.ora delas uniones matrimoniales. La
d . .. d 1 .• d . . ... . . ...... ···········--·
El primer discurso de Di do dirigido a Ana, su hermana, presen- .. <e;;.<::rlp<:0!9D ...eJ'P?slQ..f\ _e D1do es uno de los grandes momen-
ta su dilern" rrior"l;_ ha s!ai:ifuertemente impresionada por Eneas, tos del Libro IV. El amor se ilustra con la bella imagen de la cierva
por su linaje y por sus virtudes. Sin embargo, el lector sabe algo que her_ida, pero inmediat~';'lente se apuntan otras observaciones que
Dicto no sabe: ha intervenido Venus tocándola con la pasión amo- ext¡enden la problematlca al campo social: Dicto se enajena en su
rosa, como curioso modo de proteger a su hijo. 52 En el escenario pasión y la construcción de la ciudad se detiene:··Nci ·,¡e alzan to-
humano, ~!ign.e.<:iet\'_nnina.ción de la nein_a_d<! perm.~c::er fiel a rres ni se ievantanÍmiái.llas,y la júiréritud'pérmánece inactiva sin
su condición d~ Jtrzivirq r'!su}ta <:fél:>il. Tan débil es, en verdad, que ejercitar las armas. Con esto los romanos recuerdan lo riesgoso del
f\na la convence en algo más de veinte versos. En su discurso ' Ana gobierno femenino. · ··
""-~ ............... ~~---..-"""'""- ---~ De momento, lejos de engrandecerse, Cartago parece amena-
muestra a su hermana lo equivocado de su decisión. Lo hace desde
distintas perspectivas, no por medio de aseveraciones sino de pre- zada de rui.na y en este punto el relato se.. desplázaa juno quien
guntas retóricas en sentido lato. Pregunta a Dicto si ha tQIDi'l!:I9.. . ~JL .contempla ala,rma,<!.'! el espectáculo. En un gesto muy romano, le
Ct1ef\tatres a~pec:to_s:_ a) Di do es ¡ove11y merece disfrutar delargqr y ¡>ro pone a Venus una alianz-: que fa,:-:()~~cerá a tirios y tr.oya,nos,
de los hijos, lo que entraña el problema de la sucesión; b) La ·reina ~..e:l!':'d"_p()_E_elmatri!Tl.Qn~o q,p¡gg y En<las,__El pacto entre Juno y
ha obtenido un pequeño territoriq_ cedido por Iarbas 53 y rodeá;J'(¡ Venus se ~":racteriza por un mutuo intento de engaño: lll..IJ.O propo-
de pueblos hostiles, gobernados por feroces caudillos, necesita.. ne la tradiCIOnal alianza del matrimonio a fin de garantizar la futura
protección masculina; e) La gloria de Cartago estará garantizada pa~ ..Y _prosperid~d de los troyanos en Cartago, IJ.e_¡:o ·· erÍ realidad
-----~--- --------·- --·· qyi.,~e llevar Itaha a las playas africanas y subordinarla a una reina

52 Dec:im.os curioso porque Venus se adelanta a cualquier acción de


54 La_e:ccelsa co_ndición de la univira implicaba fidelidad póstuma y viu-
Juno en contra de Eneas haciendo que Dido se enamore de su hijo. De
este modo previene lo que podría ser una situación catastrófica: que Eneas dez d~~nitiVa. Es~e Icj~~lJ!rC-ª.!f.Q.~.Q.e!?plª~ª4_Q..jg~.!~-~-~ fin__<_t~J..~J~epúbli~ca por
fuera cautivado por Dido, por obra de Juno. Así, Dido queda anulada como la f~cll~4-ªP. del di_vor~.t9__y por las 1]-~-~Y-é.l:~.. c'?_~!':-!.m.b~~?..E!:J~~-J!Úüi:ii$ (entre
poderoso peligro para la misión del héroe. Pero, ¿por qué Juno no podría ellas la~ del ca~ami~nto stne manu -"sin mano"- por el que la mujer podía,
exigir, como reina de los dioses, que Cupido trabajara para ella enamorando de~pues d~l divorcxo, recuperar su dote y pasar a administrar su patrimonio,
a Eneas? Pareciera que, como el truco ya ha sido usado, debe pensar en otra a diferencia del cum manu -"con mano"- por el que la dote era definitiva-
treta. mente una P<?sesíón del esposo) se repone en el imaginario augusteo pese
53 N.E.: Rey africano, hijo de Júpiter y de una ninfa. Reinó sobre el pue- a lo cual_el mismo AllJ?~~-t-?..5!-.~~J,:~!é:l)<tV.~cesidf.ld_de incrementar la.baj& tats?
blo de los gétulos y cedió a la reina Di do parte de sus territorios para que ésta ~~-;e .natalidad_ del pat_nc1ado. por medio de segundos matrimonios para_ las
funde Cartago. Grima!, P. 1999. VIUdas Y hasta de matrimonio para las Vestales, sacerdOtisas vírgenes. · . ·-·
42 Análisis de la obra Análisis de la obra 43

. ori<?n!aL 55 Seguramente en esta concatenación de imágenes, el lec- acontecimientos sin tener una participación activa y no sabemos
tor de la época augustea podría haber recordado los casos de Julio qué idea tiene hasta que recibe el aviso de Júpiter a través de Mer-
César y Marco Antonio. curio y decide continuar su viaje.
Venus acepta encomendando a la reina de los dioses que per- La F"mavuel": J?(lF las ti"JT<J,§african¡¡.~ desparramando el __rlJ-
suada a Júpiter pa~a'que lp autorice. Juno sabe que, para los troya- mor de que pido ha entronizado al príncipe troyano, después de
nos, el designio de grandeza se verificará en Italia, de modo que el despreciar a los pretendientes del lugar, litrbas, profundamente ii.-i:
establecimiento en Cartago detiene su cumplimiento en favor de vOiucrado en el as tintó ya-que éTha cedido una parte de su~ tierras a
la supremacía del reino aíricano. Ve_J1t1S s_a]:le que ~stg !lO. 9.Cl!trirá los colonos tirios con la intención de desposarse con la reina, tiene_
Q<?rq~('l .a.<:.?,bA4'?. !'_scuc!J.3!~ por boca de Júpiter la pro_f.,¡:ía del reino ascendencia sobrenatural pues es hijo. de una ninfa. y devoto, en
itálico. No hay que olvidar que la secuencia temporal enlaza direc- especial, c!.eJúpiter a quien ha dedicado cien altares y cien templos
tamente los sucesos del Libro 1 con los del IV, ya que los Libros 11 y 111 inmensos; al conocer las noticias de la unión de la reina con el tro-
contienen el relato retrospectivo que Eneas hace, a pedido de la rei- yano, r_E'clarn.:.:aJúpiterjustici¡t ¡i()br.,elr('lcié!l\'eni_c:!_c) al que compa-
na, de los sucesos desde la caída de Troya. Conocedora del engaño ra con uñ..nuevo Paris. Su sola participación es la súplica al padre de
de Juno, yenjl?_.E)]{J?resasu apoy~_a lapnJpuesta e.n la m_e9_i_da en q~ los dioses. No hay aquí, como ocurrirá después en Italia con Turno,
también JúpiterJ¡t sus¡:~iJ:>.a, ocultando que, un poco ante'iCel"ffús- amenazas o acciones bélicas pues Iúpl\.l)Le§!;_lJ<O..hAc:lJ'!jnm!'l9iªto el
mo Júpiter le ha garantizado que no cambiará el glorioso destino de pedido e interviene, 58 no tanto movido por conceder satisfacción al
los troyanos, decretado desde el inicio de los tiempos. ofendido Iarbas sino para s_?,lv!'cg'd!!.l".<!ill:Jil..li1ͧi911 ~!"()yana y el cum-
Las dudosas ggp_<;i¡ts_en la .caverna traen un nuevo problema. plimiento del designio de fundación que se demora corda perma-
Por una parte, están muy lejos de responder a cualquier ortodoxia nencia en Cartago. Entonces estalla el conflicto central, no sólo del
ceremonial tiria, troyana o romana, ya que las supuestas bodas son Libro IV sino también de la primera parte de Eneida: el héroe ruede
una especie de accidente de la cacería que se está desarrollando. atender el mandato de Júpiter y volver a los peligros del mar con
Pero, por otra parte, Juno ha decretado que habrá rito matrimonial 'rumbo incierto, o puede seguir sus deseos de quedar Gomo príncipe
en el que ella misma entregará a la novia asumiendo la condición -~-ºll~()t:te_E)n uni ciudad orule!lt(ol, junto a una bella y apasi()J1?-_da
de pronuba56 y se hará presente también Hymen, Himeneo, la divi- reina_qqeleofrece amor ypr()sperid¡tc:j. Eneas debe elegir entre el
nidad que preside este rito, en tanto que las ninfas de la montaña jardín de Epicuro cartaginés y la vida áspera y austera del hombre
dan alaridos (ulularunt, v. 168) componiendo un extraño coro que que, olvidado de sí mismo y de su repertorio de apetencias, sigue el
canta el epitalamio. 57 Hay que señalar también que nada se dice de camino que le indican los dioses. Epicureísmo o estoicismo. Eneas
Eneas en tal situación. El héroe aparece entregado al curso de los no vacilará en elegir lo segundg.
El conflicto se desata y en el relato se escucha predominante-
mente la voz de Dido. De nuevo Catulo es maestro de Virgilio en
la presentación de los sucesos; también las situaciones de Ariadna
55 Para griegos y romanos "oriente" se asociaba a lo que hoy conocemos
como Medio Oriente, pero además incluía las culturas que se ubicaban en y de Dido tienen muchos rasgos en común. Ambas, en situación
la costa sur del Mediterráneo, es decir, en África, destacándose en primer de abandono, lanzan reproches. a.! héroe que se aleja y reclaman
lugar Egipto y Alejandría en el sudeste de Italia. Por similitud de costumbres __fidelidad a quien han (olyu<fado, 59 Eneas es casi lacónico. Otra vez
y formas de organización social, y por las marcadas diferencias culturales el héroe, como en el Libro 1 al cabo de la tempestad, oculta el dolor
con los pueblos mediterráneos de origen indoeuropeo, las civilizaciones
establecidas sobre la c9sta africana, entre ellas ~~rtagp, se consideraron
generalmente '1orientales". ·
56 En la ce:o:-emonía nupcial romana, la madre de la novia es quien actúa .58 Siguen resonando las imágenes del Poema 64 de Catulo en la inter-
como pronuba, la que entrega la nueva esposa a su marido que viene a bus- vención casi directa de Júpiter en el plano humano.
carla en una festiva procesión. 59 Más allá de Catulo, encontramos las variadas versiones ¡je Medea,

5 7 El epitalamio es el canto nupcial que se realiza como parte del rito desde la alejandrina de Apolonio de Rodas (Argonduticas) hasta las de la
de matrimonio. tragedia ática.

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44 Análisis de la obra Análisis de la obra 45

en su corazón y expone ante la reina la necesidad de su partida: En el parlamento en el que responde a Di do, presentándole el
"apretaba con esfuerzo sus penas bajo el pecho" 60 (v. 332). Su par- imperativo de marchar a Italia ya que la divinidad lo ha reclamado,
quedad suena a frialdad e insensibilidad, pero no se trata de tales Eneas finaliza con estas palabras: "Deja de atormentarme y ator-
sentimientos. Alprivilegiar la piedad, Eneas .<;\ebe_ renunciarª !'!!!L~ mentarte con tus lamentos; no por mi voluntad voy a ltalia'' 64 (Libro
afectos y deseos personales, y puede hacerlo porque no está; como Nvv. 360-1). Elf"'!:ª!Q§.el}timentalAeihéroecorresponde ii su con-
Dido, posesa por la fuerza de una divinidad sino que mantiene su dición. no sólo heroica sino fundamentalmente conductora de su
libertad de elección y puede responder a la fuerza de motivaciones puebl()_por detÚminación divina y aceptación humana. El discurso~
supraindividuales. 61 Eneas ama a la reina libremente, sin .Iafl!erz" es perfecto y evidencia la estatura moral y espiritual del fundador
compulsiva del furor am¡¡torio. Y también puede usar su razón y su de Roma: ha elegido su destino en el momento de huir de Troya, al
capacidad de elección para dejar de lado lo que ama. deponer los imperativos y deseos personales para obedecer a los
En este punto, el lector moderno se siente un poco molesto. dioses. Si hubiera seguido sus convicciones individuales, nunca ha-
Una empresa de siglos, el espíritu de renuncia para aceptar algo bría abandonado su ciudad y hubiera muerto defendiéndola, pero
cuyos resultados aparecen a largo plazo, el abandono de riquezas, una vez aceptado un destino que lo trasciende no hay vuelta atrás
poder y amor para seguir el designio de los dioses, es algo que suena y debe entregarse por completo a su misión. Quedarse en Cartago
antiguo y que repele a la pragmática de las sociedades occidentales significaría desertar de tal empresa, pero además convertiría en
contemporáneas. Los lectores sospechan que, si Eneas deja tan traición su fuga de Troya. La fuerza interior del héroe se manifiesta
rápido a Dido, es porque no la quería lo suficiente. Conviene enton- en la capacidad para doblegar sus sentimientos más entrañables.
ces leer algunos pasajes muy breves en los que se declara el intenso Todo se resume en cuatro versos: "Pero el piadoso Eneas, aunque
amor del héroe hacia la reina. desea calmar el dolor de la que sufre y alejar las penas consolándola
Una vez conocida la voluntad de Júpiter a través de Mercurio, con sus palabras, gimiendo enormemente y abatida su alma por el
Eneas ansía partir y abandonar "los dulces campos" de Cartago 62 (v. gran amor, sigue sin embargo los mandatos de los dioses y revisa la
281). La "dulzura'' del suelo cartaginés emerge solamente del pesar flota" (vv. 393-6). 65 La parquedad de Eneas en su respuesta a Dido
del héroe, ahora que él tiene que dejar atrás las alegrías y la sereni- tiene correspondencia con la parquedad del narrador al referir el
dad de una tierra que ha llegado a amar. 63 Es interesante, además, profundo dolor del personaje obligado por su propia decisión a
observar la imagen de Eneas que el dios percibe al acercarse con abandonar magnus amor, ¡'el gran amor".
su mensaje: .el héroe está ocupado en la construcción de Cartago ¿Por qué, entonces, Eneas no parece realmente enamorado de
-la ciudad enemiga-, lleva una espada radiante con empuñadura Dido? La respuesta es evidente: su propia voz apenas toca el tema y
de jaspe y un reluciente manto púrpura, regalos de la reina. Se ha el narrador se refiere a esto brevemente. No ocurre así en el caso de
transformado en un noble oriental, es decir, en un hombre luxu- Dicto, cuya voz ocupa casi por completo la sección final del Libro.
riosus ("lujurioso", en sentido etimológico: "amante del lujo") cuya Como ia Ariadna de Catul o (poema 64), sus palabras expresan la
espada es más un fastuoso adorno que un arma de guerra. Los con- pasión, el dolor, el desengaño, la impotencia y la cólera, en exacer-
temporáneos de Virgilio reconocerían, sin duda, en esta imagen la bación creciente hasta el trágico suicidio. Esta arrolladora potencia
figura de Marco Antonio retenido por Cleopatra, y la yjctoria moral emocional impresa en el personaje de la reina decolora el drama de
de Eneas al derrotar esa opción, reflejada en Augusto. ~ Eneas pero a la vez lo refleja ya que lo que ella siente no es muy dis-
tinto de lo que siente el héroe. Esto constituye el centro de gravedad

so obnixus curam sub carde premebat.


SIDi do se encuentra bajo el poder de Venus 1 Cupido, como en el Libro
VII Turno, el rey rútulo, estará bajo el influjo de Alecto 1 Juno; este impulso 64 desine meque tuis incendere teque querellis; 1 Italiam non sponte
extra-personalles confiere a ambos un similar perfil trágico; cf. POschl. 1977: sequor.
161 y SS. 65 At pius Aeneas, quamquam lenire dolentem !solando cupit et dictis
sz Ardet abire fuga dulcisque relinquere terras. auertere curas, !multa gemens magnoque aniinum labefactus amore liussa
63 Cante, G. B. 1996: 156. tamen diuum exsequitur classemque reuisit.
46 Análisis de la obra Análisis de la obra 47

del episodio: al vencer en la prueba del amor, no sin costo, Eneas grandeza del destino romano que no cederá ante los ataques de un
se pone a la altura de su destino cediendo a lo supraindividual, a pueblo guerrero lanzado a la venganza. Cartago, como se dice ya
aquello que requiere su entrega total en el sentido más profundo y en el comienzo mismo de Eneida, es "bravisima en la guerra" (as-
que lo acerca definitivamente a su transformación en romano. En perrima belli, v.l4), y esta amenazadora condición exalta el triunfo
tal transformación, el desprendimiento del "yo", con sus afectos, romano ya que la fuerza del fatum superará todo aquello que se
gustos y apetitos, significa la disolución de lo individual e inmanen- oponga a su cumplimiento, por difíciles y riesgosas que sean las
te, paso necesario para hacerse uno con la voluntad de la divinidad circunstancias.
suprema y convertirse en fundador de un pueblo elegido desde el Pero la cuestión va más allá. La gloria rO}'!!!'..'W- .P-el1!::t'l.St~l!.lli!
comienzo de los tiempos.{la piedad, el privilegio del bien común estirpeg_ue se presenta como la elegidade{fatum y sólo,_pgr.eJ!;¡.
sobre el interés particular,'"el destierro de las pasiones, son los ras- .. Rótl1úiicafi:Zá,~{I;;_:prüiñei:ld.a: ffiagñíficenda. Este-es ·;,¡-p-;_;-;,tº-ciair.e-
gos más característicos del ideal virgiliano encarnados en el primer <leLp.lanteQ__p_olítico virg¡y.a.!!.?:{Ascanio y sus descendientes serán
romano, prototipo de la estirpe que regirá el orbei los llamados delcte·stíñOy sólo con ellos se hará efectiva la promesa
En cuanto a los aspectos históricos y políticos que presenta el de Júpiter. De este modo, Virgilio cumple con Augusto al consagrar
Libro IV, la historia de Dicto y Eneas constituye un relato etiológico la familia Julia como legítima rectora del gran imperio romano y
o de orig6ñ;yaque <Olx¡)lica}"'=·~¡¡:i:litiva enemis.tad e.ntre.ll9.!lli!..Y.__. custodia de su divina supremacía\
Cartago, y presenta al general cartaginés Aníbal como el vengador Hay también otro mensajejíQ})!jc;g_~mgm!_que atañe a los con-
cíe í51d.o. Mito, leye!lda e historia se entrelazan, como es habitual temporáneos de Virgilío;- que han asistido a la batalla de Actium
en la épica· antigua. Las _Guerras Púnicas, acontecimientos de como triunfo del proyecto itálico de Octavio y derrota del proyecto
singular importancia para:la historia romana, se validan sobre la africano de Marco Antonio y Cleopatra. Por una asociación que más
base de!fatum que ha otorgado a los romanos "un imperio sin fin", adelante, en el Libro VIII, se hará explícita, el conflicto Rom¡;¡,_cªr-
confiriéndoles una razón de ser que involucra la lucha -inspirada tago (que se traduce como Italia vs. África, y Occidente vs. Oriente)
por Juno- entre dos pueblos impulsados al dominio, y las duras es el modelo esquemático de los conflictos actuales. La grandeza
consecuencias de !apartida de Eneas de África. Y también como la del imperio sin fin, sólo p 0 si\Jl'é' •m Italia, se encarna en Octavio, en
Ariadna de Catulo, Dicto pide venganza y al menos parcialmente tanto que MarcÓ Antonio representa la abolición de tal dest\no y la
es atendida. A la amenaza de castigo ("te castigaré, malvado", 66 v. subordinación del impulso romano, desviado por los deseosy ;¡.pe-
386) se suma, ya hacia el final del libro, la condena y el pedic!o de- teíi.Cias personales, a las aspiraciones de grandeza y poderío de la
venganza con que la reina sellará_eLclestino de ambos pueblo_s: "que mu}er oriental, en este caso Cleopatra como se verá en el escudo de
no haya amor ni alianzas entre-nuestros pueblos" 67 (v. 624),-que <:!~­ Eneas. Eneas puede ser potencialmente Marco Antonio u Octavio;
su estirpe surja el vengador (ultor, v. 625), y finalmente "suplico que ".l1.<~1Eecis.kin en favor dE)[_o_§_¡napdat()§di1linos que han decretado
las costas se enfrenten a 1as costas, las olas a las olas, las armas a las el engrandecimiento del extenso reino a partir del Lacio lo asoci~
armas: luchen ellos mismos y sus descendientes" 68 (v. 628). a Octavio, derrotando a otro Eneas posible que se detiene en el
Así, las Guerras Púnicas y el definitivo triunfo de Roma sobre Oriente y colabora en la construcción de una ciudad que impedirá
Cartago, un momento decisivo para Italia tanto por los peligros el cumplimiento del fatum, un potencial Marco Antonio que debe
que entrañan (especialmente la segunda guerra) como por el ser removido.
impulso que cobra después de la victoria al constituirse en do-
minadora del Mediterráneo, quedan explicados por la poderosa
Anquises (Libro V)

66dabis, improbe, poenas. El Libro V está opacado por el libro que lo precede y por el que
67 nullus amor populis nec foedera sunto. lo sigue. En la estructura del poema, hace posible la progresión
68!itora litoribus contraria,fluctibus undas 1 imprecar, arma armis: pug- desde los trágicos sucesos del Libro IV al misterio y la majestuo-
nent ipsique nepotesque. sidad del Libro VI. No hay cambios en cuanto a los mayores temas

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1
'.1
48 Análisis de la obra Análisis de la obra 49

de Eneida, pero el escenario es diferente y enteramente armonioso. bra troia "movimiento", y aparece el detalle curioso: se han encon-
La mayor parte del Libro está dedicada a losj':l_eg(}s. "'I!.h11D.OL.9e trado vasijas del siglo VI a.C. en Etruria (Tragliatella) con figuras de
J\.nqqtsesp()_U~Lprime_ra[liyer~ari.o cte su mt~erte.La crítica ha estu- jinetes y un laberinto y la palabra etrusca Truia. Con el surgimiento
diado largamente esta "imitación" del Canto XXIII de Ilíada, donde de la leyenda troyana de los orígenes de Roma, la forma Truia debió
se narran los juegos funerarios del héroe griego Patroclo. Como en rápidamente asimilarse a la de Troia.
otros casos, las diferencias son tantas que resulta inevitable con- f:()i;Jl1ego_s en .ll9n(lr de Anquises tienen directarelació[l con
cluir que Virgilio ha compuesto algo completamente distinto. Sin uno de los aspectos centrales de Eneida, el de la pietas de Eneas
embargo, Virgilio ha aprovechado hábilmente la oportunidad que que se manifiesta en primer lugar como afecto y respeto religioso
el texto homérico le brindaba para desarrollar aspectos centrales hacia su padre. Eneas cumple el ritual fúnebre romano que di()
de la romanidad que fundamenta su obra. El investigador Willia- lugar a los festivales de i:'ls Parentaliaoriginados en la ocasión de
ms69 destaca que el remedo homérico no es la razón principal del estos juegos en honor de Anquises. Ya nos hemos referido a esta
episodio de los juegos, sino el impulso que Augusto había dado a su cuestión a propósito de los Libros II-II!. Anquises ha guiac\o en
reimplantación con motivo de acontecimientos contemporáneos. parte el viaje de Eneas hasta su muerte, pero sufunción se man-
En efecto, comp.\Jiendo con los grandes festivales panhelénicos<;le_ tiene post-mortem y, CQ!!<ei]ljgas las ceremonias de los juegos, sella
O limpia, Deifos o Nemea, Augusto organizó los grandes jl1egose._11 __ .. con su pi:<ls.<lncia_"'J:!Jor.m_f!..9.e.YlsJón -ya que se encuentra eii.los
conme1noración de la batalla de Actium (Juegos Actios), celebrados Campos Elíseos- la cadena semántica que une hombres y dioses,
por primera vez eri Níéópolis en el 28 a.C. y posteriormente cada intermediados por el culto romano de los antepasados que enlaza
cuatro años. a Eneas con Júpiter por la línea paterna. Anquises actúa como ngxo
El despliegue ecuestre conocido como lusus TJ·oiae ("juego de ,\l.nlre la ,ealidad humana y la divina, es "custodio" (custos) del des-
Troya'), con el que Virgilio concluye su descripción ge)o§. jueg.os.L tino trazado por Júpiter y asume, ~g_victa, liria función sacerdqtal, y,
tuvo singular iJ11J?().fifliicii'l en el proyecto augusteo de. iJ11ptll§f![Qf:. ·después de muerto, la de numentutelar de la nueva progenie. Pero
ganizaciones para entrenamiento ecuestre de los jóve!les en toda la realización histórica del destino pertenece a Eneas, llamado a ser
Italiá. Aun cuando sus primeras noticias se remontan a los tiempos el fundador de la estirpe y el primer romano. La función tutelar de
de Sila, el lusus Troiae se establece como institución regular en el Anquises en la primera parte de Eneida queda aquí consagrada: ya
principado de Augusto y se mantuvo posteriormente, al menos no es intérprete de los dioses sino su portavoz. El Libro V, que bien
hasta los tiempos de Nerón. El dato resulta de elevado interés por podría llamarse el Libro de Anquises, representa la preparación de
dos razones. En primer lugar porque opera como sustrato mítico de la revelación final del Lil:oro VI, en el que éste pasar,rcte ¡:ÍortavÓz y
prácticas, no sólo presentes sino notoriamente augusteas al presen- guía a instructor, ya en los mismos Campos Elís<:os. De este modo,
tar la asociación "Victoria sobre Dido- Juegos en honor de Anqui- Virgilio enfatiza el discurso patriarcal ya considerado en los libros
ses" cÜD.'i(Vid:oria sobre Cleopatra- Juegos Actios", con la validación anteriores, exactamente después de que Eneas ha ratificado su vo-
del triunfo en el pasado remoto. En segundo lugar, la asociación del luntad de seguir el designio divino y ha vencido la prueba del poder
lusus Troiae con Eneas-Anquises, es decir COll.!<Loiig!'m troyano de femenino. Un lector desprevenido podría preguntarse el por qué
la fundación d_e Ro!ll.a, implica una decisión-histórica y una lectura de tantos meandros parentológicos, cuando en verdad la madre de
del pasado que adhiere a la versión ..ai.igusteá. Este punto resulta Eneas es una diosa olímpica que habla directamente con Júpiter,
mucho más complicado de lo que pareciera a la simple vista de un conoce el destino de su hijo y está tan preocupada por su cum-
lector actual, incluso de un lector con conocimiento del mundo ro- plimiento como el mismo Anquises. Y por qué no validar la línea
mano. Williams 70 afirma que muy difícilmente eilusus Troiae haya Venus- Eneas para el cumplimiento del destino, acortando tramos
tenido conexión con Troya. Más probable es su relación con la pala- y evitando errores. La respuesta se sustenta en lo que hemos dicho
acerca del Libro II y de los cultos familiares de la Roma arcaica. En
esto no hay ni lejanamente "imitación" de lo griego. Roma crece y
69 Williams, D. R. (1962) "Introducción": x. ~eexpanq€! a partir e\!". SllS institucio.nes.y costumbres p_atriarcales.
70 Cf. Wil!iams, D. R. (1962) nota 545, p. 146. Toda su vida pública está en manos masculinas, mientras-que las·
50 Análisis de la obra Análisis de la obra 51

:!PYjeres sólo ~Jercen un parcial doll).in~o privado, casi restringi- mando la apariencia de la anciana Béroe, arengue a las mujeres y las
do al comando de esclavos. Esto no quiere decir que las mujeres impulse a la rebelión pára evitar que el viaje continúe. La falsa Béroe
hayan sido ajenas a la política o a la vida pública, pero su acción es termmante:PQ:;:;:~comogarantía una aparicióncÍe Casandra que
se despliega entre bambalinas, privadamente, y su éxito depende trae el mandato divino:"."busquen a .Troya aqu:í; éste es el hogar" 7•
del poder que cada una tenga sobre el varón, sea su esposo, como (vv. 637-8), refiriéndose al antiguo reino de_Érice que actualmente
en el caso de Livia, sea su hijo, como en el caso de Agripina.7 1 En ~!ge Acestes. Se desata la violencia y, enardecidas por Iris-Béroe, las
cierta medida, es ésta también la función que Venus va ejerciendo troyanas se disponen a q1.1emar las navescuando Pirgo, la nodriza
en el derrotero de Eneas. Venus no actúa a la vista de Eneas; él no de los hijos de Príamo, reconoce él engaño. Las mujéres quedan
sabe lo que hace su madre porque casi no la ve, .y·Cü-andola ve no suspensas y atónitas ante la revelación; se presenta, entonces, el
la reconoce, porque, además, siempre cambia su apariencia. Sus dilema y quedan indecisas "entre el desdichado amor de la tierra
leyes no son las humanas. Después de la leyenda que asocia a DidQ__ _ que pisan·y los reinos ·a los que llaman los hados" 77 (vv. 655-6). Nue-
con las guerras púnicas, y a Cleopatra .con las civiles, debíiUlll\lcia.r_ .. vamente se repite el esquema que hemos observado en las acciones
claro que quienes construyen con sangre y esfuerzo. los imperios.. de Eneas en especial, ya que otra vez se trata de decidir entre el des-
son los varones (y no por casualidad la palabra 1;.fr.-"varón'- está tipp trªzado de los dioses (/atum) y la humana necesidad de reposo
en el primer verso del poema), y que las mujeres puedencolabo.~:a.L.. _ y tranquilidad, atizada por la aparición de la divina mensajera. El
secundar1do la empresa como esposas o como nuidres. J:ls notable prodigio de Iris las decide y ceden al furor del incepdio, una demen-
CJ.ue-Camilan y Iuturna73 batallen a favor de los rútulos, es decir, en cia provocada por Juno que "las impulsa a actos sacrílegos. Ascanio,
contra de los romanos. a
el gran heredero, es el llamado desbaratar la locur¡l. feinenlña::eñ
Que la línea de pe11samiento dorr1inante en este .Li!:lr.o .. es la tanto que E_n,.,as actüa ahora como sacerdote, implorando el auxilio
pie~qs_<:!." I:Jg~¡¡_sfill1_ri9Hgi()sic:lacl.desple~":das, en esta ocasión, en el de Júpiterparadei€mer la destrucción de la flota. Sin hacerse espe-
ámbito cíyico 0 fan:ü!_iar roman_g, queda rubricado por el episodio del rar, llega la respuesta de Júpiter como lluvia torrencial que apaga
incendio de las naves:-El clima de armonía, celebración y paz que las llamas. También vacila Eneas, quien incluso llega a considerar
han vivido los troyanos en ei"reino·aeAcestes durante su estadía, y la posibilidad de radicarse en Sicilia y "deponer los altos destinos",
que ocupa gran parte del Libro, se altera por obra de I11no qui.!'J1.YÍ'--·- pero el anciano Nautes interviene para brindarle la solución, que
gila el progreso de sus enemigos. Mientras se desarrollan los juegos luego ratificará la-aparición deAnquises. Eneas continl}ará Sl1 es-
qué consolidan la unión de los troyanos, la diosa se pone eg_a<;ci_Qil~.-­ forzado viaje, pero dejará prudentemente en
$icilia a los anci¡J.nos
como siempre impulsada por su pathos: "aún no saciado su antiguo (los ancestros troyanos que se radicarán en el Sur), a las matronas
dolor" 74 (v. 608Í:.eriVíá a Irls75 hacia la flota troyana para que, to- cansadas de tantos peligros y a los inválidos o tem'erosos de los
trabajos venideros. Angu~s~~JQ_rpanda llevar a Italia "jóvenes esco-
gidos" (lectos iuuenes V. 729), "los corazones más fuertes"/ 8 ya que
71 Livia Drusila es la segunda esposa de Augusto, dignificada ella tam-
deberá guerrear con un pueblo duro y salvaje. 79 Ellos se convertirán
bién como Augusta e involucrada en intrigas políticas; Agripina es la madre en romanos, es decir que a Italia sólo Ilegarán los más fuertes, sa-
de Nerón (siglo I d. C.) y gestora de su ascenso político, pese a lo cual el mis- crificados y piadosos. El lugar de privilegio lo tendrán los jóvenes
mo Nerón ordenó su muerte. guerreros, y luego se incluirán algunas matronas. Son "pocos en
72 N.E.: La leyenda de Camila es de propio cuño virgiliano posiblemente
inspirada en leyendas populares itálicas. Es sacerdotisa de Diana. Grimal, P.
1999. 76 hic quaerite Troiam; 1 hic do mus es t.
73 N.E.: Hija del rey mítico Fauno y hermana de Turno, enemigo de 77 miserun1 inter amorem 1 praes'entis terrae fatisque uocantia regna;
Eneas. Grima!. P.l999. destacamos el uso de la palabrafatum.
74 necdurn anticum saturata dolorem. 78 [ortissin1a corda. ibid.
75 N. E.: Iris simboliza el arco iris y la unión entre el cielo y la tierra, y 79 gens dura atqu.e aspera cultu. 1 debellanda tibi Latio est. (vv. 730-1);
entre los dioses y los hombres. Iris también tiene a su cargo la transmisión como se verá más adelante, la imagen no corresponde al clima de armonía
de los mensajes de los dioses. Grima!, P. 1999. que presenta el Lacio a la llegada de los troyanos.
52 Análisis de la obra Análisis de la obra 53

número, pero su virtud es vigorosa para la guerra" 80 (v. 754) y ésta es parte final del Libro está dedicada al avance de la navegación y a
la tipificación final de los destinados a la fundación. La mayoría de Palinuro, el timonel de la nave. El caso de Palinuro ha suscitado
las mujeres abandona la empresa, pero en nada se altera el destino riiUJtiples discusiones que giran en torno al problema de las incon-
fundacional. Se remarca así, como antes con Creusa, el sentido viril gruencias y contradicciones que se presentan entre lo que de él se
de los trabajos y el neto predominio de lo masculino. ·Las mujeres· narra en el Libro V y lo que se dice en el Libro VI. La desaparición 1
puedéñ quedar en el camino sin que el viaje de los Penates sufra muerte de Palinuro marca también el fin de la navegación y el costo
mella. Más aún, hasta resulta conveniente que no desembarquen déun viaje tranquilo hacia la meta ya más próxima. No vuelven los
en el Lacio para posibilitar alianzas matrimoniales, es decir alian- Viajes por mar en el relato, con dos excepciones que, por su bre-
zas políticas, con los latinos, sin detrimento de la religiosidad de su vedad, (Cumas, en el Libro VI y el Lacio en el Libro VII) pasan casi
estirpe. 81 desapercibidas ya que todo marcha bien. Tampoco hace falta mayor
Las nociones de equilibrio y la armonía sustentan la imagen pa- extensión: ya Neptuno ha garantizado a Venus una navegación sin
radigmática de la nueva progenie que reunirá, en el tramo final del zozobras, en oposición a la tempestad del Libro !, ensombrecida
viaje, a valerosos jóvenes y matronas, no por enlaces eróticos sino sólo por la pérdida del gobernalle.
por obra de su valor y de su fe en el destino trazado por los dioses.
De este'modo, se aleja del imaginario el recuerdo de Rómulo y el
rapto de las mujeres sabinas, sustituido por la presencia voluntaria El Hades (Libro VI)
de unas pocas matronas concordes y sumisas que aceptan de buen
grado afrontar los trabajos y peligros (guerra incluida) a los que las Quienes privilegian la "imitación" virgiliana de Homero, ana-
lleven los hombres. Virgilio insiste, a lo largo de la obra, en afirmar lizando el Libro VI sobre el Canto X1 de Odisea, se ven obligados a
de diversas maneras el principio de pietas y racionalidadq11e guía admitir, al cabo, que las similitudes terminan por destacar las pro-
las acciones :masculinaS; en tanto que, correlativamente, .f?..Q_br€ las fundas diferencias que hay entre ambos, como en todos los casos
mujeres pesa el predorpipio de Jo irracional y lo emo<:;ignal, desde de "imitación" que se proponen. Pero, más allá de las innumerables
la irá de JuÍlo-·(frente a la racionalidad de Júpiter) y la tragedia c!.e. discusiones acerca de aspectos generales y parciales, es unánime
la "demimte'' Di do pasta el episodio del igc¿_e_n<:J_i<:>sle Jªª·
p¡;ves. Es el reconocimiento de la fundamental importancia del Libro VI en
digna de ser destacada, ad<Jmás, cierta facilidad que presentan las el desarrollo de Eneida. Servio comienza el comentario del Libro
mujeres de Eneida para ser trastornadas y enajenadas por distintas VI con la afirmación de que "ciertamente todo Virgilio está lleno
divinidades, algo que no ocurre con los varones troyanos. Perdura de ciencia", 83 y este libro es el principal en tal sentido. De cualquier
así la antigua idea, análoga a la de la Atenas de Pericles, de que las modo que se conciba la estructura de la obra, el Libro está destina-
mujeres no deben operar en el orden público, so riesgo de producir do a ocupar el lugar central y culminante, desplegado en un ámbito
extensos desastres, idea que resonaba claramente en los romanos sostenidamente sobrenatural.
contemporáneos del Augusto triunfante en Actíum sobre la mujer El relato impone, desde el comienzo, un clima de maravillas y
oriental. 82 prodigios que preparan el viaje de Eneas al Hades. Ya en Italia, en
Antes c!e la partida, Eneas mismo realiza los ritos de fundación ~as, Er¡m¡.s se dispone a seguir las indicaciones que ha recibido
de la nueva ciudad y consagra un templo en honor de Venus. La de los dioses y CQ:n_s_tl}t":E ":.l<t.~IJi)-ª, ,sacerd()tisa de Apolo, 8 • a cuyo
templo se dirige penetrando en los bosques de Diana. Éncuentran
en la montaña un soberbio templo erigido por Dédalo y' se detienen
so exigui numero, sed bello uiuida uirtus.
81 En el Libro I, v. 6, se ha dicho que Eneas llevará los dioses al Lacio
(inferretque deos Latía); esto implica el establecimiento de un culto que se 83 Totus quidem Vergilius scientia plenus est, Ad Aeneidas, 6. l.
va consolidando a lo largo de la peregrinación de Eneas. 84 N.E.: La Sibila esencialmente es una sacerdotisa encargada de enun-
82 En estos contextos, "oriental" quiere decir "irracional", "sin ley"; es ciar los oráculos de Apolo. La de la región de Cumas acompaña a Eneas al
Dido, y también Ariadna, Medea, etc. mundo de los muertos. Grimal, P. 1999.
54 Análisis de la obra Análisis de la obra 55

a contemplar la fabulosa construcción, en especial las _pue~tª§ en Es curiosa la superposición de sucesos que se produce a par-
las que el mítico artista ha representado la historia .de sus prodigio- tir de las indicaciones de la Sibila. En el momento en que ya se ha
sos inventos: la historia dell'v!inot¡mro, la pasión de Pasíf::w, ellal;>e- preparado la pira para Misen o, es decir, en medio del rito funerario,
rinto. La contemplación se interrumpe con la aparicióri.de·D.,!fobe,_ Eneas expresa su deseo de encontrar ia.rarria dorada del árb.ol 86
sacerdotisa de Apolo y de Diana, que _l!m~-ª.Il!l~<'!S p;;traiDJg [(3¡:¡}ice . (v:f87). Súbitamente, aparecen do"s palom,as que el héro·e reconoce
losrjJ<:>.~propiciatorios y §e dirijan al antro de la Sibila. · como mensajeras de su madre Venus para ayudarlo en la búsque-
Ante la inmensa caverna, a la que conducen cien anchas bocas da, cosa que ocurre pues las palomas lo guían hasta el mªravi]j 0 ~o
y cien puertas, Eneas eleva una plegaria aApol 0 en la que invoca, en rarn<:>1 que Eneas desgaja con facilidad :isln perjuicio del ecosistema ·
primer lugar, la miseriCordia y el perdón de los dioses para los ex- dela zona aledaña a las bocas del Averno ya que, apenas arrancada
haustos troyanos: "ya, en fin, hemos pisado las costas de Italia que una rama de oro, vuelve a crecer otra en el mismo lugar.
siempre huían de nosotros. Ojalá sólo hasta aquí nos haya seguido Mientras esto sucede, los troyanos continúan con las exequias
la fortuna troyana". En segundo término, invoca a la Sibila para que de Miseno: realizan la incineración, encierran en una urna los des-
le revele el oráculo y permita que.lo.s fatigados númeries· de Troya pojos óseos y se hacen las libaciones. En algún momento ha reapa-
s<'iinstalen enelLacíO:.Eneas pide lo que le ha sido prometido: "no recido Eneas, quien l"llanda construir un monull1erHq te.l1 Il()_n()r del
. pido reinos que rÍ.o me correspondan por mis hados" 85 (vv. 66-7). A héroe rupíe-de un moriteqüe dé-sdé iinú:irices se llama Miseno. Esto
su vez, el héroe promete un templo a Apolo y un santuario magní- significa que en los momentos finales de la ceremonia; Eneas ya
fico pá~a la Sibila. Sabiendo, además, que la Sibila entrega sus orá- está presente con la rama dorada. Sigue inmediatamente un nuevo
culos a hojas escritas que se confunden y revuelven con el viento, le rito llevado a cabo por sf1eas con el que propicia, en este caso--:- a
pide que ella misma con suyoz pronuncie la prof13c(ª. -• "!as fuerzas del Averno culminando con las honras de Proserpjnª y
· La sacerdotisa entra progresivamente en trance, p_q,sgsa__p.Q.L Pl.v.t<5n. La boca de la cueva se abre, la §i.bjlaapremia a Eneas para
el dios, y" 1" anuncia que efectivamente alcanzarán el I,a,c:;io donde que la siga y juntos se internan en las sombras del Hades: De ·aquí
los troyanos el1frentarán peligros rn.ayores aun que los pasados, de en más, el Libro transcurrirá en el trasmundo, las regiones de las
suerte tal que desearán no haber llegado allí. Eg.13l. Lacio ha!Jrª_Q_tro sombras y los misterios.
Aquiles (i.e. Turno), nuevas y sangrientas gl!<ffrfls impulsadas P()Jla Franqueada la entrada, el ,YQ__gel poeta surge para solicitar
siempre enemfgaJ.tJn01 y por segunda vez-tendrá una esposa eXtr.an- anuencia a las deidades de la oscuridad ya que se dispone a develar
j_s!J::a, un himeneo qu'e Causará grandes males. Los anuncios iniciales los arcanos del abismo y las tinieblas: "séame lícito decir lo que he
de ·la Sibila son demoledores pero no amedrentan a Eneas porque escuchado" 87 (v. 266). El poeta ha i11yocado el auxilio de las Musas
ya conoce el camino de la desventura y ninguna nueva desgracia, al (divinidades supramundai-i"as ¿; Superi), en el inició de. su empresa
mejor modo estoico, podrá detenerlo. El hém.e, entonces, altera su (Libro 1), P.ªm cantar las acciones de hombres y dioses; ahora debe
pedido yxeclªma solamente llegar a la presencia <;le_svpacjre Anqui- relatarelyi<tie QQLeLHad.ll§, y entonces invoca a Jos dioses del infra-
ses. En fa re-spuesta de la Sibila aparece la advertencia: fácil es des- mundo o Inferí.
cender al Averno, pero muy difícil es retroceder y regresar a la tierra. Los versos con los que empieza el descenso de Eneas y la Sibila
No obstante, E:!1.<e.aspodrá trasponer las puertas del Hades e ingresar son memorables: "Iban oscuros bajo la solitaria noche a través de la
al trasmundo cumpliep.do con dos condiciones. La primera consiste sombra, por las desiertas moradas de Dite y sus reinos inanes, cual
en hallar la rama dorada que deberá presentar como tributo aJ>.m.:.... es el camino en los bosques bajo la luz maligna de la incierta luna,
serpina, la diosadel mundo subterráneo; la segunda es enterrar Co!l.
los debidos ritqs fúnebres ª Uf1 an}Tgq; cuya triste presencia conta-
mina toda la armada. En efecto, encuentran en la playa el cadáver
as aureus arbore ramus. El simbolismo de la rama de oro ha sido tra-
de Miseno y le dan sepultura con solemnes ritos fúnebres. tado en el estudio ya clásico de James Frazer, The Golden Bough (La Rama
Dorada); cf. el estudio de Karl Kerenyi en colaboración con Carl G. Jung ("El
Secreto de la Flor de Oro").
85 non indebitaposco/ regna meisfatis. 8 7 sit mihi fas audita loqui.
56 Análisis de la obra Análisis de la obra 57

cuando Júpiter ha ocultado el cielo con sombra y una negra noche Desde allí siguen el camino que conduce al ¡\c¡t]gJ:Qnt.<0, 92 guar-
aparta el color de las cosas" 88 (vv. 268-72). A partir de aquí, la narra- dado por el espantable l??~qlJ"X() Caronte. Junto a su siniestra nav:e
ción acompaña el viaje por las distintas estaciones del submundo se agolpa una turba de sombras, los muertos insepultos que supli-
cuya meta final son los_Ca'!!P.<Js Elís.,ps, en donde Eneª.s:s.eX<;'J;!-uirá. can al barquero que los cruce, aunque antes deben vagar cien años
..c.on Anquises. Se trata de una especial forma de peregnnaciOn ya si es que no tienen sepultura hasta ese plazo. Entre ellos, se le dedica
que ocurre en el trasmundo, y Eneas solo, apartado de sus compa- un extenso pasaje a la sombra de Palinurq, quien r13lata la verdadera
ñeros troyanos, recorrerá las moradas infernales, de las que podrá historia de su muerte y recibe la promesa de una pronta sepultura.
regresar para reintegrarse al reino de los vivos. Aiít€da Visión del ramo áureo, Caronte aceptatr?nsportar a Eneas y
Mucho se ha escrito y discutido sobre los posibles antece- la Sibila::Ya(;nTaotra'órilla, súperari el peligro del enorme perro Cer-
dentes de esta construcción virgiliana. Los principios doctrinales ¡;e,=;;~y-comienzan a oír llantos de niños muertos prematuramente
relacionados con escuelas iniciáticas (los misterios órficos, el pita- 0 no nacidos, y los condenados a muerte por una sentencia injusta.
gorismo, los misterios de Eleusis), Homero y la Nekuia (Canto XI) Minos preside el juicio de las sombras que declaran ante él su vida y
de Odisea, Píndaro, Platón (Fedón, Gorgias, Fedro, el mito de Er en son juzgados póstumamente por sus acciones. Cerca se encuentran
República), Catulo, Lucrecio, Enio, Cicerón (en especial el Sueño de Jos suicidas y se extienden los "campos llorosos" (Lugentes campi, v.
Escipión), todos ellos ofrecen similitudes superficiales o profundas, a
441) en los que un bosque de mirtos'esconde quienes consumió
generales o parciales que permiten referirlos como posibles fuentes en vida un cruel amor (durus amor, v. 442) y que después de muer-
virgilianas. 89 La diferencia fundamental radica en la_proyecc;j_()_l1;,llis-_ tos no olvidan sus pesares. Tiene lugar aquí el encuentro c;on Dido,
t<)r!.co:p()Iítica qe lavi,¡,jtaali:Jades,, que hac;e <:!<O Eneas. no un héroe que da cierre definitivo a la historia del Libro IV.
individual-como Odisea, Hércules o Teseo, sus predecesores en el Eneas aparece en primer plano, apenas mencionada la presen-
descenso- sino un ser paradigmático, cabeza de una nueva pJ;Qg_e_- cia de Dido, y su voz reafirma la historia del Libro IV. El héroe se
nie llamada a regir el mundo con la virtud. El propósito nacional, e,l conmueve al reconocerla y toda la sección está signada por las higri:
·moral y .,_¡_E"l!gi_qs 0 ,filosófico convergen en las escenas finales con "masque derraina desde que la ve hasta que se aleja. El sentimiento,
la visión del pueblo V<Onidero que Anquises ofrece astt hijo .. por primera vez, se hace explícito: .J:l.!1e.as se deshace en llanto Y !e
--Analizaremos brevemente a continuación el derrotero de esta habla "c()n dulce amor'.' 93 (v. 455). Como no ha sucedido en el Libro
peregrinación por el trasmundo. Las primeras visiones son espeluz- N y comono ocurre en textos precedentes análogos, el héroe expre-
nantes: el Dolor, las Enfermedades, la Vejez, el Miedo, la Pobreza, sa abiertamente sus sentimientos, su amor y su dolor ante una D1do
la Guerra, y otros horrores similares reciben a Eneas en el vestíbulo ·Callada que no r<Oacc;iona \!sus palabras. Se ha invertido la situación
del Orco; 9 o en el centro se yergue el inmenso olmo donde moran los del Libro N; en él, Di do asume la voz principal y es ella quien expre-
vanos sueños adheridos a sus ramas; a su alrededor se encuentran sa sus desbordados sentimientos ante un Eneas que permanece fir-
los monstruos feroces (Escila, Briareo, los Can tauros, las Gorgonas, me y habla lacónicamente. El juramento revela aquello que estaba
etc.). Un súbito terror se apodera del héroe y empuña su espada obligado a callar en la inminente partida de Cartago: "juro por los
para embestirlos pero la Sibila, "sabia compañera" (docta comes), le astros, por los dioses celestiales y, si existe alguna fides 94 por los que
advierte la inutilidad del intento ya que son éstas "sutiles vidas sin están bajo tierra, que contra m1· sentir,· retna,
· me f UI· d e t us cos tas" 95
cuerpo"91 (vv. 292-3), imágenes vacías, vanos fantasmas.

92 N.E.: El río que las almas de los muertos atraviesan para llegar al reino
aa Ibant obscuri sola sub nocte per umbram lperque domos Ditis uacuas de los muertos. Grimal, P. 1999.
et inania regna: lquale per incertam lunam sub luce maligna /est iter in siluis, 93 dulcique adfatus amo re es t.
ubi caelum condidit umbra /Juppite¡; et rebus nox abstulit atra colorem. 94 N.E.: La palabra fides puede ser entendida en su doble valencia
89 Para un buen resumen de las fuentes, aún resulta útil la introducción activa/pasiva. Como noción activa es la confianza dada, como pasiva la reci-
de E Fletcher (Virgil. Aeneis Vl. Oxford, 1964). bida. Cf. Caballero, E. & Schniebs A. 200 l. La Fides en Roma, Aproximaciones.
90 N.E.; La morada de los muertos. Grima!, P. 1999. Universidad de Buenos Aires.
91 tenuis sine corpore uitas 1admoneat uolitare caua sub imagine formae. 95 inuitus, regí na, tuo de lito re cessi.
58 Análisis de la obra Análisis de la obra 59

(v. 460). Así, el invitus ("contrariado") revela el "yo" de ~n_e<l~,_gye za. La te.ntación ge s_eguir los impulsos del yo, con el placer y la
h~-~igg ctespojado del amor que no .des.,al:><l a,bando!J_ar, para ceder felicidad -qiie-pÚdieran representar, es vencida por la vocación de
paso a la voluntad divina (iussa de u m, "los mandatos de los dioses") ~":ct:i.flc_io, de anonadamiento de lo personal-emotivo, para alcanzar
que lo ha seña:ía.C!o cÓ~o portador de la futura grandeza de fl.C>ma. la máxima visión de la gloria futura y su realización, que sólo podrá
El discurso es entrecortado por el llanto. [)ls!_o se aleja y Eneas no ser alcanzada y llevada a cabo por esta "muerte" del ego.
puede detenerla. Ella.va.ha<Oia los l:>razos cteSiq\leo, _guíen consuela El itinerario del trasmundo prosigue a través del campo de los
sus penas e iguala su amor. Eneas se aleja golpeado por la visión y guerreros ilustres, un homenaje a los troyanos muertos el:lla gue-·
otra vez las lágrimas acompañan su partida. ria Allí Eneas se encuentra con Deífobo, hijo de Príamo, que relata
La escena de.Di.do..Y el eJ:lCllentro final con At1qqises son los dos su muerte y añade un d":to .nue.v(): t!elen?, q\le le fuera entreg":da
centros de gravedad del Libro VI, sin que esto signifique que haya como esposa a la muerte de París, traicio11ó a[()s_ troyanos fingiendo··
partes o pasajes supernumerarios. Todo tiene su sentido y cada danzas con antorchas que enrealicta.d servían como señal a los argi-
detalle responde a una razón, aun cuando los críticos discutan o vos y abrió las puertas de su alcoba a Menelao para que lo asesinara,
difieran con respecto a su significado. después de haberle quitado subrepticiamente las armas. El encuen~'
El <lE'<0.4-"ntro.C()f1 Di_<:lo es relevante en dos aspectos fundamen- tro de los troyanos se demora y entonces la Sibila urge a Eneas para
tales: continuar el camino.
LEn el orden hist_óri<::.<?:temPoral, revela lalealt":d_yJa integri::.. Mientras tanto, la Aurora ha ido avanzando y ya su carro ha pa-
d!!d moral del péroe troyan() que fundará la estirpe romana, dando sado el eje del cielo. Es este, a primera vista, un dato curioso porque
una imagen de buena voluntad96 (henevolentia) y respeto a su¡¡ marca, sorpresivamente, el tiempo exterior. Eneas ha ingresado al
acciones, aunque éstas puedan parecer crueles o in]ustas. Como Hades en la inminencia del alba, después de una noche en la que ha
protorromano, Eneas obra atendiendo las leyes divinas y, en defi- cumplido los ritos que propician el pasaje. Han pasado las horas y
nitiva, cualquier tragedia que ocurra escapa a su responsabilidad queda atrás el mediodía en el mundo terrestre, en directa oposición
humana pese a que tanto él como su descendencia sufran nefastas con el mundo subterráneo en donde la noche avanza y empieza su
consecuencias. _L":J~a de Di do y su. definitivo rechazo gej héroe en declive. Esto marca un corte en la secuencia del relato. Hasta aquí,
el Hades :>e proyectarán en el tiempo COJ11,0 largas y demoledoras "hemos pasado lás horas llorando" 98 (v. 539) le dice la Sibila y es que
guerras (las tt_<:'s. .Gl,lerms P1.íni<Oas), explicadas aquí como un con- Eneas ha i<lo reviviendo, en orden inverso, los momentos centrales
junto de "mociones desatadas por la traición amorosa. En suma, el de su historia personal: la pérdiga de Palinuro, el amor de Oído y
romano primordial no es culpable de los dramas históricos sino que lfl. caída de Troya. El llanto, que marca la primera parte del viaje y
Jos padece con fortaleza y los acepta porque sabe que la magnifi- culmina en el encuentro con Dido, resume el estado del héroe al
cencia de la empresa implica muertes y sacrificios. 97 Es la condición reencontrarse con el pasado y a la vez actúa como catarsis y puri-
fundamental del ~onductor del pueblo elegido, que depone .el "y~ ficación, como liberación de las tensiones emocionales del yo. El
individual para privilegiar un "nosotros" alineado con la voluntad camino se ha recorrido "llorando" iflendo) y, superada la última re-
divina. memoración que remite al Libro II, el engaño del caballo y la caída
2. En el orden filosófico-metafísico, revela la dimensión de la de Troya, esto es, al comienzo de los sufrimientos del héroe, la Sibila
r<lnuncia del héroe y eí precio de su sacrificio, que implica un dolor arranca a Eneas de su mundo pasado y lo impulsa a seguir.
profundo y el abandono de la satisfacción personal en el amor de La etapa siguiente es relativamente breve. Pasan frente al
una mujer digna, por sus cualidades, su condición real y su belle: espantable Tártaro, poblado por monstruos mitológicos y héroes
griegos como Teseo y Peritóo; finalmente alcanzan las moradas de
Proserpina: Eneas coloc_ala rax11a dorada e11las puertas del templo
de Plutón y serocía-con agua en un rito de lustración, punto culmi-
96 La "benevolencia" (benevolencia) o "buena voluntad" es una expre-
sión propia de la &lianz~p_Q!ític_a y se refiere a una ~9.~.igic?_I?:5!-~.~onco~dia,
~preciQ.Y,ªYIJcla .IP~tua ent~-~.. c;_iu_~ada.~os __o _pu~b_l_9s. - - ·"···
97 Tantae molis erat Romanarri condere genterri. 98 nox ruit, Aenea; nos jlendo ducimus horas.
60 Análisis de la obra Análisis de la obra 61

nante del descenso que c;iexra eltrán,sito por las tinieplas. Con estas güedad. La idea del "es.l'íritu" (spiritus, v. 727) y de la "mente" (mens,
acciones rituales se prepara la tercera y última parte del viaje. Eneas v. 728) que "j5i5lle en-movimiento todo el universü-éQ;:;.;-¡,-;;alma del
y la Sibila penetran .en una región completamente diferente, meta mundo" (anima mundi) se encuentra desarrollada por Jos !"stoicos: .
de la peregrinación. Se trata de UJ:l.!~cu_~_{l-']20_en¡¿§_,}lll lugar deleita- es la Mens o la Ratio universal que genera toda la realidad en tanto
ble, que se describe corno "regiones alegres", "vergeles deleitables" manifestación y expansión del principio ígneo. 101 l:ada hombre.
y "moradas dichosa$''9s-(vv: 638-9)":-Eñ ~ntraste con la sombría 9ontiene un vestigi() .ele <'!sa luz de origen celeste, .QPJ!Cada poda
O.I'r<'!.sión de los lugares recorridos, encuentran aquí abúndimte aire cár\;".!'l!.flgl.c.l1''EP~)t~l'!'e!!'!l condenapo a..J'!.rnl,\ef!e,.Aquí se evidencia~­
"que es, en realidad, éter (aether); consecuente con el escenario pre- la relación con la doctrina de las almas cíclicamente aprisionadas
sentado, Virgilio ofrece una visión transmundana donde no el "aire" en la materia corporal y sus p..rp.cesos de purificaci.Q.u._que se en-
(aer) como elemento terrestre sino el "éter", el quinto elemento o cuentra tanto en Platón como en Pitágoras(en la versión virgiliana,
aire sutil, se ilumina con luz brillante. Esta luz proviene del sol y al d_esatªrse_el alma del cuerpo, tarda en desprenderse de sus mise-
las estrellas, y nuevamente se destaca la peculiaridad del lugar: los rli!s terr.!'Lt\alei.e.s deCir, del y~ y sus apetencias, por lo que debe ser.
C"'IT!P()~ tienen su propio sol y sus estrellas, 100 y están abundante- som¡eti(ja a diversas purifiC!'CjQn<'!S, que varían según las faltá,:¡j urÍas
mente poblados por ancestros troyanos. Allí mora el antiguo linaje sciñ" purificadas por el agua, otras por el viento, otras por el fuego,
de Teucro, y entre ellos R4r,Jano, fundador de Tro.y:a. La Sibila pn~.: etc. "Todos Jos manes 102 padecemos algún castigo", dice Anquises,
gunta a Museo, hijo deOrfeo, por Anquises a quien encuentran con- haciendo referencia a los vestigios carnales que inevitablemente se
templando una multitud de almas reunidas en un frondoso valle. adhieren al alma por el sólo hecho de haber habitado el cuerpo. Esta
El reencuentro de En,easyAnquise_? representa la versión con- purificación puede ser larguísima y pocos, como Anquises, acceden
trapuesta al del héroe con Dido. Dos escenas de amor, uno pasional, con cierta rapidez al Jugar de los bienaventurados, de los libres de
el otro filial; dos reencuentros bañados en lágrimas, unas de dolor, toda mancha humana, cuya alma ha recuperado su esencia etérea
las otras de felicidad; sombras y tinieblas en uno, luz maravillosa y el "puro fuego de su primitivo origen". Después de mil años,Ias_ill:.
en el otro; el pasado que se aleja hacia el pasado con Dido huyendo mas son convoced!'§por la piv[pided jw:Íto alrío Leteo, que les lÍace
hacia Siqueo, el pasado que descubre el p.or.yenir l'_Or la mediación _olyjdar el pas.adoyc;l<'!§o;,arh11!:>itar unct1E!rpoenla tierra: Concurren
de Anquises, ·en fin, se podrían seguir sumando muchOsaeta!íes en esta descripción las ideas de ciclo cósmico y de trasmigración
más é¡ú"é evidencien el contraste. Apuntamos, además, las intere- de las almas o metempsycosis. No hay refe-rencias a la condición de
santes correspondencias entre la tríada del Libro VI (Dido, Eneas, Anquises, esto es, si se sustrae a estas leyes generales y permanece-
Anquises) y la del Poema 64 de Catulo (Ariadna, Teseo, Egeo), con rá definitivamente en Jos Campos Elíseos o si estará sometido a un
un héroe que abandona el amor pasional de Ariadna para cumplir nuevo nacimiento.
los mandatos paternos, y enlaza el amor filial con el amor a su ciu- b. Los hado& e;! e En.,as y la gloria futura de la prole de Dárdano.
dad. Estamos en el centro de Eneida. Anquises, como antes otros, La crítícá es unánime al atribuir una importancia fundamental a
es un fantasma, una aparición, un sueño alado que en vano internª
abrazar En.e¡\S. Sin embargo, está allí para instruir a su hijo sobre el
destino anunciado. Las palabras, esta vez, se unen a la visión de una 101 En el estoicismo romano, Ratio traduce Lógos, que incluye la noción
realidad extendida hacia el futuro. I;_a.revelación de AnquiS<'!S .tiene del principio ígneo que confiere luz y calor a los seres vivientes; se puede
do.s..m<rt.<'!s: a) la cosmología; b) los hados de Eneas y la gloria futura retroceder hasta Heráclito para encontrar el Lógos asociado al fuego pri-
de la prole de Dárdano: mordial, o avanzar hasta Séneca y su doctrina del Principio Universal, que
es llamado deus, spirítus, mens, ratio. Por otra parte, en la raíz de la palabra
a.La cq§_ID.clo.gí.a. En el relato de Anquises se combinan doctri- spiritus que emplea Anquises está la noción de "soplo" (traducción del grie-
nas tradicionales que encontrarnos en diversas escuelas de la Anti- go pnéuma) que se encuentra en formas como "aspiración" (adspiratio),
"inspiración" (inspiratio), etc.
102 N.E.: En las leyendas romanas, los manes son las almas de los muer-
99 locos !aetas et amoena uirecta... sedesque beatas. tos. Su nombre es una lisonja, Los Benévolos, para que la gente se congracia-
100 solemque suum, sua sidera norunt (v. 641). ra con ellos al nombrarlos. Eran, asimismo, objeto de culto. Grimal. P. 1999.
62 Análisis de la obra Análisis de la obra 63.

este pasaje en el plan de la obra. Desde cierta altura, veJ1 de frente Las profecías continúan pero el narrador las resume diciendo
la "sonora turba'', prole de Dárdano y descendientes de Eneas. El que Anquises le anuncia las guerras en el Lacio y los pueblos que
catálogo de los descendientes de Eneas implica la realizaciÓn en encontrará; le da también consejos acerca de las estrategias para
tiempo y espacio de las disposiciones divinas que garantizan el llevar a cabo los trabajos que le esperan en el reino de Latino. Esto
recto orden universal, y significa la necesaria interrelación entre abre la segunda parte de Eneida y anticipa el contenido de Jos si-
la eternidad y el devenir. La historia está virtualmente contenida guientes libros.
en lo eterno y su curso diseñado en la palabra de Júpiter. El viaje El pasaje final está dedicado a la salida de Eneas y la Sibila del
de Eneas por el trasmundo representa la sustracción del dominio trasmundo, despedidos por Anquises. El Libro se cierra con el relato
temporal histórico para adentrarse en una dimensión trascenden- de ]as puertas, que se ha mantenido enigmático y controvertido en
te donde coexiste el pasado y el futuro, lo que es decir una visión la historia de la crítica virgiliana. Hay dos puertas d"l $11eñq, una de
de eternidad. El futuro de la estirpe p~esen.ta algunos problemas cuerno por la que salen Jos sueños verdad<JrÓs, otra de marfil por la-
de genealogía, craao·qué"fiaydos n>masde sucesión: por un lado que ¡¡alen los~ueños falaces. Anguises los condu.ce a ésta última por·
lulo (Ascanio), fundador de Alba, de quien Virgi!io hace descen- ·¡. lifqt,lesalel)..Y Eneas ¡;egre~ª f;on.sllflota. ~9E.9.l.!<í.Jlneas, después de
der a la familia Julia (gens Julia) a la que pertenecen Julio César y ' Iasyi~io11_"~ que de)1.echo so11yerdaderas y significan un epítome
Augusto; por otro lado Silvia, el hjj.<J._rnenor de Eneas nacido .e!~ su dela hi§toria romana, sale por la puerta de los sueños fals<;>s es algo
unión con Lavinia, progenie troyano-itálica de quien descenderá que .no tiene una respuesta definitiva y convincente para Jos filólo: ··
Ntimitór, 103 Réa Silvia (llamada también Ilia) y finalmente.Rómu- gos y críticos. Tal vez sea porque Eneas y la Sibila no han cumplido
lo. Junto a éT; ei'ectuan:do un salto cronológico, Virgilio introduce el ciclo regular de las almas en el Hades, son aún seres humanos, es
a ·AugustO, segundo fundador de Roma a quien Anquises dedica decir "sueños de sombras" -como afirma el poeta lírico griego Pín-
una extensa alabanza a continuación de la cual se vuelve al pasádO. daro 105~ o sueños falsos. O, si el lector se inclina por verlo en clave
de los primeros reyes y la implantación de la república con Bruto. negativa y adhiere a una versión pesimista de Eneida, bien puede
Siguen las grandes familias y sus hazañas (Decios, Drusos, Gracos, imaginar que se trata de los últimos· versos escritos por Virgilio en
Escipiones, Fabios, etc.) y, avanzando en el tiempo, Virgilio llega a Jos que insinúa que Eneas mismo es un sueño falso para el presente
la mención de las guerras civiles, que Anquises deplora. Por prime- augusteo.
ra vez entonces llama "romano" a Eneas y lo contrapone a "otros"
(alii): "recuerda, romano, tú regirás los pueblos con tu poder (éstas
serán tus artes), impondrás la costumbre de la paz, perdonarás a El nuevo comienzo (Libro VII)
los sometidos y combatirás a los soberbios" 104 (w. 851-3). ~],dis­
curso concluye con el lamento por la.muerte de Marcelo, sobrino Con el Libro Vll se abre la segunda parte de Eneida, habiendo
ª"'A.¡lgi.isto 'á quien adoptó y casó con su hija Julia y que murió a realizado Eneas su pasaje por el Hades. Así como los primeros seis
los veinte años. libros recuerdan a Odisea, las resonancias homéricas de los Libros
Vll-XIl corresponden generalmente a Ilíada, en especial los tres úl-
timos, si bien pueden observarse analogías en los restantes, como
103 N.E.: Primogénito de Procas, rey de Alba. Su hermano menor, Amu- por ejemplo el escudo de Eneas en el Libro Vlll, aunque las similitu-
lio, se apoderó del poder tras la muerte del padre de ambos, y lo expulsó. des se hallan más en el aspecto formal que en el del contenido. Pue-
Para asegurarse que nadie lo vengaría, Amulio mató al hijo de Numitor, y de decirse que Eneida empieza de nuevo en el Libro Vli que reitera
consagró a su hija Rea Silvia como sacerdotisa a las órdenes de Vesta, con mutatis mutandis el esquema del Libro inicial: el "yo" del poeta re-
lo cual la obligaba a permanecer virgen sin poder tener descendientes que aparece para iJ1VO!Oa[ nuev'lmente a la Musa y hacer una síntesisde
vengaran a su abuelo. Pero Marte, el dios de la guerra, tomó sexualmente a
Rea Silvia en un sueño o mientras ella dormía, según la versión del mito, y
la.
·-
historia del pueblo que encontrarán Jos viajeros;Iiayun iic_erca-
-· .. .. ····-··---~:..::.;.

ésta dio a luz a Rómulo y Remo. Grimal, P. 1999.


104 tu regere imperio. populos, Romane, memento l(hae tibi erunt artes),
pacique imponere morem, lparcere subiectis et debellare superbos. Jos Pítica VIII, 95-96.
l
1
64 Análisis de la obra Andlisis de la obra 65

mi~!Q.p_ªdfico y cor<Ji?!entre arn,1;> 0 s P\l_e])los, 106 introducidos por a la Musa - historia remota" actúa como prólogo de este segundo
las embajadas de Ilioneo cuyos discursos preceden, en ambos libros comienzo de la obra, tal como en la primera parte la invocación era
(!y VIl), la aparición de Eneas; otra vez Juno contempla con encen- seguida por el breve relato de la historia de Cartago y los propósitos
dida cólera el progreso de los odiados troyanos y--sé pone en acdóii de Juno. Así, podrá recordar los tiempos remotos de la tierra que
para tratar de detenerlos por intermedio de distintas divinidades. acogerá a los troyanos 1 romanos.
Después de los primeros versos dedicados a los funerales de Cayeta, .L.<'l.".S!irpe d"l reLLatino remite, a través de Fauno, al mismo
nodriza de Eneas, y a la breve y tranquila navegación hasta el Tiber, 2-'!.~JJXnO, funga<Jor dellinaje. 100 Pese a que el poeta ha anunciado
el resto de los sucesos tendrán como escenario principal el Lacio. El que va a narrar horrorosas batallas, se dice que "el rey Latino, ya an-
viaje por el mar, el relato que recuerda á Odisea:-hac;)ñc!uídOCon ciano, regía en larga paz estos campos y estas apacibles ciudades".
la visión de_C11mas y arranca ahora la acción en tierra itálica, que Los lay_r~f}tÍ_f1()S_ 11_?.hª!LYl~tcuJ!.Q.dJgjgs que los augures califican de
llegará hasta el final de la obra. teáíblesyll}aravi_I!Qsgs ya que anuncian gloria pero también gue-
El Libro VII presenta tres partes diferenciables: Ja llega<J?.ª! La-. rras, por lo que e!rey consulta los oráculos-desu padre Fauno'u y
cio y al reino del rey Latino, el episodio de Juno y la acción de Alee- una voz le confirrr>a que su hija no se casará con un príncipe itálico
. to, y el catálogo dé los caudillos itálicos dispuestos a la gúeirra:Los' sifJp con un príncipe extranjero que llevará la fama del Lacio a las
troyanos navegan hacia el Lacjo con vientos favorables, pasan junto estrellas y su <Jescendencia regirá las naciones. Estos prolegóme-
a la isla de-Circe evitando aproximarse y penetran en las bocas del nos preparan el arribo de !'l1eils, en quien el rey ve cumplida la
Tiber. El paisaje es amable: espaciosos bosques, aguas mansas, aves profeda. ·
que llenan el aire con dulces melodías. Corta el relato la voz del po.e=. --- Mientras tanto Eneas y sus compañeros descansan junto al río
t.~.que, como en la primera parte (Libro I), renueva su invocación a bajo un árbol y se disponen a comer. Entonces Iulo dice, como en
las Musas -en este caso a Erato 107- para el auxilio de recordar la tono de broma por la voracidad de los troyanos, las palabras que
historia del antiguo Lado. Esto enlaza con la primera invocación ya señalan el lugar prometido: "nos comemos hasta las mesas". Eneas
que está implícita la función de la memoria que aportan las Musas. reconoce el fin de sus trabajos y hace un saludo propiciatorio a su
El poeta se dispone a cantar horrendas batallas, ejércitos, matanzas, nueva tierra, un saludo ritual a las divinidades y a su padre Anqui-
porque lo que llega al reino del rey Latino es el ejército extranjero de ses, y funda con su propia mano una primera población. Coinciden
los teucros. El dato remite al episodio del Libro V en el que Eneas re-
úne a los troyanos que llegarán al Lacio, escogiendo especialmente
a jóvenes guerreros para el futuro establecimiento. Todo lo anterior que puede afirmarse que ningún pueblo podía sobrevivir entonces sin una
ha sido preparatorio; el viaje ha servido para forjar al "santo gue- parafernalia militar que protegiera su supervivencia. Desde las formas más
sofisticadas, como las de los pueblos extremo orientales, medio orientales
rrero" de la verdadera epopeya, la que habla de guerras y que con-
o africanos hasta los macedonios, las tribus germanas, belgas o britanas,
cardaba con el discurso imperial de los tiempos augusteos, en una todas las sociedades antiguas desarrollaron fuertes y variadas formas de
sociedad normalmente militarizada. 108 La secuencia "invocación militarización, en muchos casos corno "arte de la guerra". Lo n1ismo se
encuentra en las sociedades precolombinas tanto del Norte como del Sur
de América. Lo que distingue a Roma, por el contrario, es la organización
106 El recibimiento de los troyanos en el reino de Latino, inicialmente social, las instituciones y el sistema administrativo y tributario.
cordial, recuerda la Uegada de Eneas y sus compañeros al feinO de Dido, en 109 Rex arua Latinus et urbes !iam senior langa placidas in pace regebat.
el Libro l. (VV. 45-6)
110 El nombre de "l~!JX~P.1inos" que recibe el pueblo latino proviene del
107Resulta bastante sorprendente la invocación a la musa Erato, nomen
amoris ("nombre del amor"), con la raíz de Eros. Erato es la Musa de la Poesía laurel sagrado.q'!Je ~tr;!::W.~n~.uentp:ccuando comienza a edificar su ciudad y
Lírica erótica, sin relación aparente con lo que el poeta se dispone a relatar. consagra allí su palacio a Apolo. -- ·"
108 Cuando Roma se caracteriza como sociedad militarizada, esto 111 Virgilio introduce un breve elogio del oráculo de Fauno, al que
suele producir la impresión de que sólo ella desplegó en la Antigüedad una acuden gentes de toda Italia, para subrayar la veracidad y confiabilidad de
inmensa maquinaria militar destinada a sojuzgar pueblos, por tácito con- los centros oraculares del Lacio, y para destacar asimismo la sacralidad del
traste, pacíficos. Lo distintivo de Roma nunca podría ser la militarización ya lugar en el que se afincarán Eneas y los troyanos.
66 Andlisis de la obra Andlisis de la obra 67
en la secuencia del relato el cumplimiento de las dos profecías: el Troya será ¡masada com0 la primeray q',le Eneas será el I1t1eyQ_;l><:ri:'!
prim"Lª§!n>tmrli.onto de)'lneas en ell,acjo, unido al ª\.lgJJJlo.•:i•'lJIDa. qíiecfesate eTexi:erminioi·a continuación, saca de las tinieblas a una
l:iódareal, y la llegada deie~poso oxtranjero para Lavinia, Ambas deTas FÜrias, la féróz Alecto. Como puede verse por sus nombres, la
corresponden idos -designios del fatum, la creación de úií "nuevo FuriasÍI3 s-ori la traducción romana de las Erinias griegas, nacidas de
pueblo de magnífico futuro, pese aque sobre ambas también pe- la sangre del mutilado Urano que fecundara la Tierra (Gaia), según
san matanzas y padecimientos. El cjima .de. la recibida.. es corc:li~ y Hesíodo. Eurípides fija su número en tres: Alecto ("la que no descan-
festivo; la mutua benevolencia caracteriza el primer encuen![Q del sa"), Tisífane ("la vengadora de crímenes") y Megara ("la que cela").
hér¡;-e y el re§Lati)'lo. . -- -· ·- -- En la versión griega, las Erinias castigan crímenes y delitos sociales,
Como ya ha ocurrido, la dicha de los troyanos provoca el furor inicialmente familiares, 114 extendidos luego a la sociedad en general.
de Juno y el episodio que aquí se narra coincide, como se ha dicho, Dado que persiguen a criminales y malvados, las Erinias tienen la
con la estructura de su aparición en el Libro 1: a) descripción de la condición de justicieras, de correctoras del orden social, por lo que
cólera de la diosa, agudizada por el irrefrenable avance de los tro- correlativamente pueden ser benévolas y entonce.s se las denomina
yanos y su pacífica llegada al Lacio; b) discurso de Juno en primera Euménides, las amables. En la versión virgiliana, Juno saca del Hades
persona quejándose de su impotencia para detener a los troyanos, a Alecto, especialista en guerras, traiciones y crímenes atroces, dán-
nuevamente con comparaciones míticas que hacen referencia a un dÓÍe.Vía lil:J~<l-R.ª'ª hªc.<'JJ§l,lfgjr:Ju!ª:S.!.9g cie!ª aJITll'lS con su fecundo
poder de los dioses sobre los hombres que ella parece no tener, a ingenio y sus mil artificios. En Eneida, pues, Alecto no es un"; diosa
juzgar por los resultados de sus esfuerzos, y decisión final de apelar vengadora, 115 sino impuls?~a de l_'ls guerra,s q~e- sobreve,!'drarlp_<O_r
a todos los recursos posibles para impedir que se cumpla el destino '!11$. -ª!C;<,;iQ[lt')SY en este se11t1do, Alecto es efectiVamente la que no
de gloria; e) recurrencia de Juno a otras fuerzas sobrenaturales para descansa" ya que sus idas y venidas enardeciendo los ánimos para
lograr su propósito: en oposición a lo actuado en el Libro !, donde la lucha parecen no detenerse. A diferencia del pedido al dios del
Juno pide la ayuda de Eolo, es decir, de uno de los Superi o dioses viento Eolo en el Libro l, a quien le promete la más bella de las ninfas
celestiales, esta vez la diosa decide apelar a algo más efectivo, a las como esposa, Juno no ofrece gratificación alguna a la Furia Alecto;
divinidades Jnferi, es decir, del Averno o del tenebroso submundo; basta con la autorización de la diosa olímpica para que la divinidad
d) acción de los enviados de Juno para provocar catástrofes, en este infernal despliegue sus monstruosas artes y se vea temporalmente
caso la Furia Alecto. liberada para ejercer su maldad. Su modo de actuar corresponde a la
Puede percibirse que esta segunda parte de la obra presagia Discordia (Discors), deidad que des<mcadená enemistades y guert¡is,
males peores que los de la primera. El punto central está en la cólera En primer lugar, l_a~ll~iase_ dirige a la reina Amata, 116 airada por el
de Juno, incrementada y exacerbada por el alcance de la meta, que
no ha podido impedir pese a ser la reina de los dioses, es decir que
hay un progreso gradual_ep._Ja ira de la diosa q_u!J <::Rincide con el 113 Las Furias de la mitología romana también reciben el nombre de
progreso-a:élosvia)erosrumbo a la tierra prometÚ:I.a. En la mitad del Diras (Di rae).
trayecto, i.e. en Sicilia, Juno trama la destrucción por medio de Eolo, 114 Estas divinidades parecen haber tenido una incumbencia inicial-
un dios celeste que comparte los banquetes del Olimpo. En el Libro mente parental y representan la venganza como forma de justicia antes de
su institucionalización en el Areópago; se relacionan con el mundo de lo
VII la situación se ha agravado notablemente y ya Juno desconfía de irracional (opuesto a la racionalidad del Areópago) y suelen ser vengadoras
la eficacia celestial por lo que recurre a las fuerzas de la oscuridad, de ofensas contra las mujeres, por ejemplo del asesinato de Clitemnestra en
1
divinidades· subterráneas del reino de Plutón. Su determinación es Orestíada de Esquilo, o recibiendo el pedido de venganza de una amante
1
memorable porque, además, sirvió de epígrafe a S. Freud para su abandonada, como Ariadna en el Poema 64 de Catulo.
interpretación de los sueños: ''si no puedo conmover a los dioses 115 También puede suponerse que Alecto es la encargada de vengar
celestiales, removeré el Aqueronte" 112 (v. 312). ~11ncia que la nueva
i
1
definitivamente las injurias que Juno ha recibido (o siente haber recibido)
de los troyanos.
116 Amata, es¡::>c:.sa_ del reY: ~tino, d~s~ª _qu~ . . $.U hija _ Lavin~_a,~t:!. ~~§P9~1?-~-­
con TurOB"-reya~ "I6s"iútUioS," es'déd! con un pretendiente itálico, y no con
112 flectere si nequeo superas, Acheronta mouebo. un extianj~ro cornO Eneas, pe'se a los anuncios ·oraculares. ... · --··
68 Análisis de la obra Análisis de la obra 69

esposo extranjero de su hija, penetra gradualment<een ellayprovoca ella quien abre las puertas del templo de Jano, el templo de la guerra
finalmente :;u._c::_ampleta enajeilación, "como·si estuviéi-fl' p6se·sat>or-· quete,Lr<eY.Laiií}o,ji6!'ilii1i!d:o por los sucesos, no ha querido abrir.
el numen de Baco", y de hecho parece estarlo pues lo invoca y celebra frítonces "arde de bélico furor ítalia, antes sosegada e inmóvil",
sus ritos orgiásticos; est~ demencia_ resulta_ c;ont_E_tgiosa _y_ se un~n a "todos olvidañ-elámór al arado"; dejari sus pacíficas costumbres y
Amata las madres latfñas en igual estado de éxtas¡s· dioriisíaco,· de- se preparan para la guerra. Eneas y Latino aparecen como caudillos
satado igualmente por Alecto. La r-"'ina esconde a su hija Laviniaenel pacíficos, sin ánimos bélicos, mientras que la diosa, por medio de
bosque y corre con sus compaiíéras formando un coro de Baéantes 'Aiecto, siembra la pasión de la guerra en los que rechazan a los tro-
(sacerdotisas de Baco) exaltadas y furiosas. Satisfecha con los resul- yanos mostrando así que sólo una especial locura puede conducir a
a
tados, la Furia se dirige continuación a Turno, el rey de los rútulos pueblos normalmente pacíficos a desear las guerras.
y prometido de Lavinia, y se presenta como Cálibe, la anciana sacer- El Libro VII presenta las figuras que tendrán un marcado prota-
dotisa de Juno; ante la incredulidad de Turno, !á Furia s·erevelaen gonismo en los libros restantes como .~P:~mJgª$J.J19 meramente s.L~
todo su espanto y clava ür:ía iéa de negro resplandor en el pe~¡:;,;·cteT Enea_s ylos troy§lg()s§JnPJLJncl.ªJnentªlmente.del destino, delfatum
caudillo con la que lo arrastra a la locura de la guerra. La tercera·a:é roñ}ano: j\~ta, 'Iltr.I1s>~Me<&m:J~y_c;?mi!_ª, La última parte del Li-
las acciones de Alecto, su acto final, se cumple en el campamento de "bró· ó5fuienza con una nueva invocación a las Musas del Helicón
los troyanos y tiene a Iulo como inocente protagonista: mientras el para que inspiren su canto al pasar revista de los héroes local e~.
joven príncipe está cazando, la Furia infunde repentina ferocidad ep __ Por segunda vez en el Libro, el poetaredaiT1afáaY-udade las Musa§
los perros que se lanzan en busca de un ciervo a quien Iulo mata con como conservadoras de la memoria ya que hablará de pueblos cuyo
certera flecha, sin saber que es el animal preferido de Silvia; hija de recuerdo no ha alcanzado el tiempo del canto.
Tirreo, el mayoral que cuida el ganado del rey Latino. Los pastores y Lo que sigue hasta el final es el catálogo de los guerreros itáli-
c.<YllP-~§.inos se: hQrrorizan y transforman sus herramientas en--armas cos que apoyarán a Turno. De él se pueden extraer referencias a la
para atacar al troyano. historia de Roma, como el caso de Clauso, capitán de origen saQiJ!C),
Las tres acciones de Alecto están encaminadas a infundir el fu- fundador de la familia Claudia. Hay numerosas hipótesis acerca
rioso deseo de la guerra a los itálicos, directamente en Amata y Tur- del orden en que Virgilio nombra a estos personajes, ya que no se
no, indirectamente en los pastores del Lacio que quieren castigar la organiza siguiendo una secuencia geográfica como en Homero o
injuria que ha sufrido Silvia. No ocurre lo mismo con los troyanos en Apolonio de Rodas. Al respecto, se puede afirmar que Virgilio
pues están muy lejos de querer una guerra. Otra vez Virgilio reitera presenta estas máximas figuras hostiles como marco de la nómina,
la idea de que los troyanos de Eneas buscan la pazy_lapro!lperidad, ubicando a Mecencio en el comienzo y a Turno y Camila en el final
que el furor y la cólera es de los otros y que la guerra es un mal que del catálogo. En este Libro comienza, pues, la "anti-Ilíada", la res-
se debe afrontar (no provocar) para que finalmente pueda reponer- puesta rotnana a las victorias cantadas por Homero o, si se quiere, la
se el orden, la justicia y la civilización. Hay una ambigüedad en este venganza de Troya. Los quell..,gan no vienen a hacer la guerra como
punto, que unos adjudican a la falta de pulimento de la obra, aque- los griegos al invadir su ciudad, 117 no son agresores sino que resul-
llo que Virgilio quería revisar y corregir, y otros a cierta malicia del tan agredidos, no traen la destrucción_palmaria como los griegos
poeta. Lo que hace Alecto parece apoyar la idea de que la Furia no ~ino un augurio dé prosper]d"!cl y engran<Jeclmiento para e! ll!gar
puede poseer a los troyanos sino sólo confundirlos e inducirlos al dondiise depositarán los Penates troyanos, antes derrotados y ahci_:
error, como en caso de Iulo. Con esto se borraría la posible imagen ra repuestos con la victoria sobre sus viejos enemigos, inclUida de
de una invasión troyana que violentaría la armonía del Lacio y del
reino de Latino.
Todo se dispone, pues, para la guerra. Exaltada por sus notables
117 Los griegos invaden Troya, sin duda, en respuesta al agravio recibido
éxitos, la Furia se presenta ante Juno, se vanagloria de sus logros y por el rapto de Helena, pero este motivo ya había sido cuestionado por Jos
§lcfix_ma qué puede hacer cosas aun peores y extender cada vez más tragediógrafos griegos y la crítica se acentúa en la literatura romana, donde
la pásfón bélica. L.a dios¡1, sin embargo, la detiene y devuelve a Alee- se condena una gran guerra panhelénica llevada a cabo por causa de una
lo a sus moradas infernales. Juno misma se encargará del resto y es mujer.
70 Análisis de la obra Análisis de la obra 71
algún modo Juno. Por eso se. encuentran, entre las tropasene111igas, El héroe, a la salida del sol, bendice las aguas del dios, realiza
los ~~&iV.9~5="til()_y Cor¡¡s, y l-!aleso, seguidorde.Agamenón;na··es ritos y ofrendas propiciatorias para el viaj~Jluvial hacia el reino de
decir !e>§_que una vez triunfamn en :rwya P<e.m.que.setán.íh:>.i\JmeDJl'!. Evandro. Apenas se adentran en el ríci;'!ós sorprende hi revelación
Q<1!TQ!ados en el t.aéiopor los que antes fueron vencidos. !jn":i__gl1e_r~tifica la_s_acralidad del lugar en el que se eñcuéñtrañ
El final del Libro VII encabalga narrativamente con el comienzo anunciado en la profecía .:le Helen,o del Libro m:n9 en la verde pla-
del Libro VIII que mantiene su visión sobre las huestes itálicas y ya ven una cerdablimcarodéada de toda su cría (treinta cerditos),
enlaza el relato como un continuum, una secuencia que produce la g~"- el~ inm~qiiif91iuijolanen;!ll:Ul.Or .A e ]un0 , Se presenta en la voz
impresión de bloque y acelera los sucesos de modo muy distinto de de Iilil".r el origen de la fundación de Alba, 120 la ciudad de Ascanio
lo que ha ocurrido en los primeros seis libros. que significa el verdadero final de los trabajos, una: vez pasadas la~
guerras y los años. La visión del reino de Evandro contrasta con las

Evandro (Libro VIII)


rigu¡,zas que se describen enlas-citrós teinosVisita:dos (Úl. misma·
Troya, Cartago, el reino de Gtinci): es la prehistoria de la gran urbe,
son los "pobres muros" del rey árcade que ahora, en los tiempos
Junto con el Libro VI, el Libro VIII cumple una función central_ de Virgilio, han alcanzado el cielo por el poderío romano, aque-
en el proyecto virgiliano de componer una epopeya--ria'GiañaLi llas "murallas de la excelsa Roma'' que anunciara el prólogo. Ante
dinástic¡¡, atendiendo a los deseos de Augusto. En este sentido, el !l1/_~ncl.ro,.. Ene_'\s da cuenta de las genealogías que los emparentan,
Úbro VIII es básicamente patriótico ya que los dos momentos en siendo _?mbo~ descendientes de Atlas. 121 Entre ellos se establece un
los que se organiza están referidos a aspectos primordiales de la nobleyjubiloso sentimiento deamistad y Evandro, después de los
constitución de Roma como nación rectora del orbe conocido y a la -banquetes rituales, relat" !'!lrp.itci.de <;::ácci y Hércules que para su
legitimidad de tal dominio. pueblo no es ''una Vana superstición" sino una auténtica tradición
No hay dramatismo en el relato, más allá de la perturbación que religiosa. Hérculeses, como Eneas, otro P~!'seguido de la cólera d_e
produce en Eneas la inminencia de la guerra, pero rápidamente la Juno (para colmo, su madrastra)' y los árcades celebran su victoria
aparición del dios Tíber, río del cielo que fertiliza las prometidas so]Jre la monstruosidad de Ca,co con el "sagrado rito hercl.j.leo" que
moradas, le indica_.;,¡ rumbo a seguir y le p~om.,!e__ :>\1.1'.!:9!"<:.c:i9u. perdurará en la tradición romana y quelñdüye las cantos de los
Los pasajes que incluyen situaciones de l;ensjón y conflicto presen- Salios con coronas de álamo, árbol dedicado al héroe. Finalmente,
tan dos características generales: a) no involucran directamente a J?yandro va contando la histor:lll.<:lellqg_ar_<;l_~s.cle sus orígen,es y este
Eneas, que permanece como espectador maraviJ!ado ante lo que relato está orientado a ofrecer, por un lado, una pintura de los luga-
vá. viendo y Cóílo·cre·ñdo; b) están insertas en instancias. narrativas res donde se asentará Roma en su dimensión sobrenatural, y, por
especiales: en el primer caso, el mito de Hércules y Caco, el relato
se pone en boca del rey Evandro al explicar el origen,de los cultos
y rituales; en el segundo caso, la historia romana reciente hasta, E)l _ 1!9 VV. 390-3.
triunfo de Octavio en A,ctiurr¡, Virgilio apela al recurso de la ékphra- 120 Alba (del adjetivo albus, alba, album = "blanco"i') significa "blan-
sis a la manera horúéricit; componiendo narraciones a partir de la ca" y se relaciona directamente con el color de la cerda prodigiosa; para los
descripción
,,
de las imágenes representadas en el escudo de Eneas. .,
··-
-~,~~-··~
comentaristas, los treinta cerditos corresponden a los años que transcurren
entre la fundación de Lavinium y de Alba.
121 [)¡j_r.Q!¡[!o, f!,!g<:(ador de Troya, es hijo de Electra, hija de Atlas; el pri-
118 Halesio es llamado Agamemnonius y, siguiendo otros modelos como mer ascendiente de la estirpe· de Evandro es Mercurio, hijo de Maya, que
el de Saturnia Juno ("Juno hija de Saturno"); la edición en español más po- también es hija de Atlas, por lo que Atlas resulta ~.1 padre común de ambos
pular en Argentina (Editorial Losada de Bs.As., traducción de Eugenio de pueblos. Atlas, hijo de Japeto, es el titán que sostiene sobre su cabeza y sus
Ochoa, de 1869, que sigue reimprimiéndose en la actualidad) traduce "hij~ hombros la bóveda celeste, para que la tierra y el cielo se mantengan sepa-
de Agamenón", algo muy improbable pues la descendencia de Agamenón es rados; posteriormente Se lo representa sosteniendo el globo terrestre. Los
harto conocida. En edición de Oxford, J. Christie 1 C. Fordyce, se aclara que ~itanes son deidades arcaicas, descendientes de la unión de Urano y Gea,
en este caso el término debe traducirse como "seguidor de Agamenón". Identificados en general con el cielo y la tierra respectivamente.
"""/

72 Análisis de la obra Análisis de la obra 73

otro lado, a dejar en claro que no existen propiamente pobladores orígenes, y consigue que esa gente que andaba por ahí, sin rumbo
indígenas, ya que el lugar estuvo habitado por faunos, ninfas y una fijo, se ordene y trabaje. Tal vez resulte perturbadora para nuestra
raza de hombres "nacida de duros troncos", sin cosfi.illlbres ni cul- sensibilidad actual porque con ella se nos viene toda la historia
tura, en estado de salvajismo; éstos pudieron civilizarSJl gracias a la de occidente encima. Sólo Saturno era un dios; Evandro, Eneas y
llegada de Saturno 122 que les dio leyes y estableció una armÓnica sus sucesores no lo son, pero su derecho está confirmado. Europa
ha explotado al máx.imo este esquema, en todos los tiempos de su
convivencia asociada a la Edad de Oro. Saturuo es un extranjem que
llega como rey celeste "destronado y proscripto". Con el correr del historia. Siempre hubo argumentos elocuentes y verosímiles para
tiempo sobrevienen terribles invasiones y finalmente llega Evan- quedarse con tierras ajenas. Si se sigue en los siglos, llegamos a la
dro, taml;:üén como desterrado, en cumplim.iento de los mandatos identificación civilización = progreso del siglo XIX que autorizaba
de Apolo. Eneas, como todos ellos, .es también un desterrado que a sacrificar inconsultamente a cientos o miles de personas para
llega al lugar y se instala por mandato de los dioses. Esto "íégítima asegurar el beneficio de las generaciones venideras. Aún hoy, esta
el derecho a poblar la región ya que la civilización ha provenido retórica sigue vigente. Sin embargo, sería hacerle poca justicia a
del exterior, desde el fundador del Lacio hasta la misión troyana Virgilio si no dejáramos un momento de lado nuestra visión actual
que encabeza Eneas.l23 Al percibir, en una lectura política, lo que y tratáramos de entender un discurso que todavía era prestigioso
esto implica, muchos lectores contemporáneos harán asociaciones hasta el siglo pasado, y no debemos olvidar las populares ideas de
inquietantes. También explica la interpretación negativa de Eneida. Sarmiento, con su convicción de que la barbarie (indios y gauchos)
La rememoración de los orígenes de su reino, que parece tener una debía eliminarse para dar lugar a la civilización del progreso.Izs
especie de ingenuidad arcaica, un relato de los orígenes maravillo- Desde nuestra incredulidad contemporánea, que puede ir desde
sos, puede significar también una decorada declaración de derecho lo metafísico y religioso hasta lo político y social, para la que todo
de los extranjeros a reinar sobre el Lacio. Los indígenas son un mon- es igual, nada es mejor, la concepción virgiliana puede resultaran-
tón de gentes semisalvajes, ambiguas fuerzas de la tierra, hombres tipática, pero no lo fue durante diecinueve siglos y esto no puede
nacidos de tronco de árbol, lo cual no augura buenas perspectivas pasarse por alto. Siempre queda por probar que somos muy supe-
sociales; en fin, estos indígenas son vagabundos desordenados y riores a nuestros antepasados. En el universo del si vis pacem, para
ariscos. Tiene que llegar un dios proscripto, antiguo y primordial bellum ("si quieres la paz, prepara la guerra"), donde el guerrero
como Saturno, extranjero de procedencia y de raza, para que el yinuoso resguardala paz, amedrentando o recha~_<;tndo a los que la
lugar se organice por las leyes y las artes de la deidad. Saturno trae ~-'2-'lª::<:a.n, donde la configuración institucional administrada por
la divina civilización que hace posible la primera Edad de Oro en ll.n ):lombreclelpestino es el nítido reflejo delorc;len divinq y deb.e
una paz geórgica 124 (o sea con trabajo), ..llllagen de la Roma de los ser resguardada de la barbarie, del salvajismo extranjero ()-Indígena,
este· discurso contaba con la ¡¡,pwbación de una buena parte de los
ciudadanos, en el pasado y en el presente de Augusto.
122 El Lacio (Latiunz "escondite", con la misma raíz del griego lantano,
"ocultar") es el escondite y refugio de Saturno.
123 Sin embargo, hay que tener presente que Eneas no es un extranjero entre el hombre y la naturaleza. Sin embargo, Virgilio establece una diferen-
sino que desciende del itálico Dárdano, con lo que se legitiman rotunda- cia entre la paz arcádica (especialmente la Égloga IV) sin trabajo, y la paz
mente sus derechos sobre la región. Afirma Zetzel (1997): "Haciendo a los geórgica (Geórgicas) que implica la cultura del trabajo como perfecciona-
troyanos italianos y a los italianos griegos, Virgilio construye una historia miento del ser humano y de la naturaleza.
múltiple de dos pueblos: ellos comparten el origen y ninguno es lo que 125 En el n1omento en que Sarmiento escribe esto, los EE.UU. luchaba
parece. En Eneida, la primera Italia tiene más de una historia, más de una contra los indios, e ingleses y franceses avanzaban sobre África y Oriente.
verdad" (p.l90). La traducción es nuestra. El avance de los pueblos más poderosos siempre ha sido prestigiada por el
124 La Edad de Oro, la primera de las cuatro etapas que integran el ciclo discurso de la civilización, por el principio de la intervención benefactora.
cósmico identificadas con metales de decreciente valor-oro, plata, broriCe;: Esto incluye, en todos los casos, fundamentos filosóficos y religiosos. Como
hierro-, el tien1po primordial que inaugura el gran orden de los siglos de la dice el filósofo judío alemán W. Benjamín: Todo documento de civilización,
Égloga IV (rnagnus saeclorum ardo), se caracteriza por la paz y la concordia encierra uno de barbarie.
l
74 Análisis de la obra Análisis de la obra 75
1
La última parte del Libro, cuyo motivo central será el sobrena- 1 desata contra el perverso afán de dominio de la mujer oriental, apo-
tural esctidodéE~e.a.:;. entronca con el escudo de Aquiles en Ilía- yada por el afeminado traidor refugiado en Egipto. Así lo entienden
d a. 126 L a stmi
· ·1·1tud es meramente parcial. como en los otros casos; l. Horacio, Propercio y el mismo Virgilio. Marco Antonio trae el Egipto
y las fuerzas de Oriente; Octavio representa los pueblos itálicos ca-
se parece en algunos aspectos, difiere mucho en otros. Venus, en
est~ caso, pide el fav()r ?eldios Vulcano, s11 marici() herr!'ro,_p_Íl_ia que 1 pitaneados por un heredero legítimo de sus ilustres antepasados,
for¡e un escudo mar~;Iiloso. Para lograrlo,Ja.~i()§a, ''segy__m_c!<'l!.EQ~ los troyanos triunfantes, cuando dejaron de ser frigios y se pusieron
der de su_ll<'l9Tio§.ura, se.m.u!'§Uª especialmente seductora con su occidentales y romanos. Laimagen final del escudo es la de Augus-
desatendido esposo. La escena, de reminiscerrdin1oiñértca tiene to sentado en el umbral rhimnóreodel templo de Apolo recibiendo
sin embargo una gracia y un preciosismo que remiten a poet~s ale- las ot'reiiaasde Íos pueblos sometidos, lo que es decir de todos los
jandrinos como Apolonio de Rodas. No menos exquisita es la breve pueblós-conocidos, diferentes en vestimentas, armas y lenguas: nó-
escena siguiente en la que Vulcano v¡¡ a .la fn;gua Y-~-!3 describe el tra- madas, africanos, pueblos asiáticos y pueblos que habitan los con-
_ba.i9 de los <:;(.;;lope~: unos están fabricando el rayo de júpÚ:er, para fines de las tierras. En la imagen del escudo, además, convergen las
lo que han mezclado "tres rayos de tempestad, tres nubes acuosas, nociones de guerrá y defensa -atta vez el si vis pacem, para bellum
tres de fuego rutilante y tres de alado Austro", y ahora completan del que hablábamOs- que enlazan a Eneas y Augusto.
la obra con "horribles resplandores, el estrépito y el miedo, las iras Hacemos en este caso referencia a los versos finales porque
de las perseguidoras llamas" 127 (vv. 429-32); otros hacen la égida de quizás sólo en este Libro se encuentra un cierre tan poético y
Palas, otros el carro de Marte. A la orden de Vt1J.<;;ano, abandonan perfecto como el de algunas Églogas. _Eneas "admira las hazañas
lo _que están haciendo y se apiican a fabric¡¡_, ~!g_scudo de Eneas. y se regocija con las imágenes cuyo sentido ignora, echándose al
Mientras esto ocurre, .¡lvandro presenta aLhérqe loo;i~álhidos que · · hombro la fama y los hados de sus descendientes" 128 (vv. 730-1).
han de a~on;pañarlo, cul_minando en la figura de Palante, ·St1 hijo Contempla extasiado toda la historia de Italia y su culminación en
de la anc1amdad (un análogo de Julo), el fogoso príncipe árcade el gran triunfo de Augusto, admira la obra, se sorprende, aunque no
que quiere aprender el duro oficio de Marte junto a los troyanos. sabe qué significan esas imágenes. Pero al cargar el escudo, se echa
Como atraída por la imagen de esta Roma primordial, ingresa la al hombro, en sentido literal y en.sentido simbólico, la futura gloria
descripción del escudo .de.,!;l_neas er¡jª_figgra, como dijimos, de la de su estirpe consagrada enActium por Apolo.
ékphrasis. Quien dudara de la-adhesión deVirgilio a Augusto, en-
contraría en este pasaje final del Libro VIII una rotunda confirma-
ción de que el poeta formaba en Eneas el tipo ideal de Augusto. En Las Guerras del Lacio: Niso y Euríalo (Libro IX)
esta última parte se inserta un nuevo dramatismo, especialmente
en los sucesos contemporáneos de Actium, que ocupan más de la Los cuatro últimos libros de Eneida relatan los sucesos de la
mitad de los versos dedicados a la 11istoria romana. Es innegable el guerra del Lacio y son los que más sostenidamente se acercan al
_senticlo celebrat9rio deJas escenas: todo culmina en el gran triunfo tono homérico de !liada. Matanzas, arrebatos de cólera, venganzas
de Augusto, elnuevo Saturno, el:n_yevo Apolo, ei nuevo Eneas, el de- enconadas, actos de valentía, arrojo y audacia, llantos, sufrimientos
tentar .del gran Destiria:·La·s llamados poetas augusteos; ·entre ellos y prodigios los caracterizan. Los Libros VII y VIII, como hemos visto,
Virgilio, se las arreglan para presentar la Guerra Civil !'ntre Oetavio son preliminares y preparatorios; en el IX empieza estrictamente la
Y Marco Antonio corno la guerra d.<? Itaila-cóiii~a)as prE)tensiones guerra. Las resonancias homéricas surgen, en este último libro, no
de dominación extranjera. Esta -guerra que cuimina en Actium se sólo por la aristefa o muestra de excelencia heroica en el episodio de
Niso y Euríalo, sino además por cómo ha sido diseñada la situación
general de los enfrentamientos bélicos.
126Ilíada, Canto XVIp, vv. 483 y ss.
127 tris imbris torti fadios, tris nubis aquosae 1 addiderant, rutuli tris
ignis et alitis Austri.J fulgores nunc terrificos sonitumque metumque ¡ misce- 128 miratur rerumque ignarus imagine gaudet 1 attollens umero famam-
bant operi jlammisque sequacibus iras. que et Jata nepotum.
l •
1

76 Análisis de la obra Andlisis de la obra 77

Turno recibe el mandato de Juno, a través de Iris, de atacar a los sido obligada, no deseada por la sed de conquista o lucro; el héroe
troyanos aprovechando la ausencia de Eneas, que se encuentra jun- es un fugitivo (profugusfato) por el destino que lo ha señalado como
to a Evandro. Dispuestas las tropas, Turno encabeza una enardecida su portador y realizador, no un aventurero que por decisión propia
carga sobre los troyanos, alentado por los buenos augurios que han abandona su patria. Cibeles cierra el ciclo frigio, desde el origen de
traído las palabras de la diosa. Los troyanos vacilan, impresionados las naves a su metamorfosis y apoteosis como divinidades marinas;
por la magnitud del ataque inminente. Sin embargo, pese a que la la diosa frigia ha acompañado a los troyanos e interviene en Italia,
vergüenza y la ira los empujan a dar batalla, recuerdan que Eneas de la que llegará a ser protectora. Las naves han sido o han llegado
les ha ordenado no combatir en campo raso y atrincherarse en la a ser criaturas sobrenaturales, en consonancia con su tripulación
ciudadela observando una actitud defensiva. Se repliegan entonces y con la ruta que han seguido, obedientes a los hados. Han tenido
obedeciendo estas órdenes mientras aguardan el regreso de su ca- una función puntual: salvar a Eneas y sus compañeros en la huida,
pitán. Otra vez en la historia, los troyanos se encuentran acorrala- afrontar los peligros del viaje y depositar a los navegantes en el lu-
dos por furiosos enemigos y tratan de resistir el asedio que les trae, gar fijado por el destino. La imagen muy probablemente responda
sin duda, malos recuerdos, porque a las tribus itálicas se han suma- a la necesidad de disociar el viaje marítimo de los troyanos de la
do los hostiles griegos que ya una vez los sitiaron y destruyeron su concepción romana de la navegación, considerada -en particular
ciudad natal. No obstante, la fuerza del paralelismo, continuamente por el estoicismo romano- como un gesto negativo que contiene
recordada por los enemigos, prepara las acciones de los siguientes el germen de la guerra. 130 Puede encontrarse aquí, además, la idea
libros en los que Eneas y sus compañeros, esta vez por el contrario, del apego a la tierra, de arraigo en el lugar cuya grandeza dependerá
resultarán definitivamente victoriosos porque Júpiter les ha otorga- del empeño en la permanencia y el trabajo, generación tras genera-
do "un imperio sin fin". 129 Reducidos por el asedio, pero sobre todo ción, pues la magnitud de la empresa demandará muchos siglos de
obedientes a las órdenes de Eneas, los troyanos no pueden mostrar esfuerzos y padecimientos. Es la misma idea que inspira Geórgicas,
inicialmente su valor y su arrojo, algo que sorprende a los atacantes con su celebración del campo y sus tareas, al presentar como noble
y los lleva a suponer que se han escondido por cobardía. No pu- y provechosa la vida rural que implica sedentarismo y organización
diendo entrar en batalla, el enfervorizado Turno decide incendiar social. En suma, en el orden del fatum, la desaparición y la trans-
las naves. Ante tales sucesos, ocurre la intervención divina de laDea formación de las naves rubrica el establecimiento definitivo en el
Frigia, la diosa frigia Cibeles, nacionalizada romana en la Segunda Lacio, tierra que se engrandecerá con la llegada de los extranjeros y
Guerra Púnica, al llevar a Roma desde Pesinos, por mandato del orá- las alianzas locales.
culo, la piedra negra que la simbolizaba y que permitió el triunfo de Pero Turno está del otro lado, del lado de la furibunda Juno, e
los romanos. Nuevamente, como sucede con Venus, una divinidad interpreta superficial, o sea erróneamente, el suceso ya que entien-
femenina, potente e inquietante por sus poderes de enajenación, de que Júpiter ha quitado su apoyo a los troyanos quienes ahora
se transforma en una diosa leal, cívica y patriótica. Cibeles pide a quedan atrapados y sin escapatoria posible. Su conclusión es rápi-
Júpiter que, dado que las naves troyanas han sido construidas con da: "no hay camino por los mares para los teucros, ni esperanza al-
alerces de su bosque sagrado, la autorice a salvarlas del vandalismo guna de fuga" 131 (vv.l30-3) y agrega: "tengo mis hados en su contra,
rútulo. Obtenida la autorización, la diosa impide que las embarca-
ciones sean salvajemente destruidas y opera el prodigio: las naves
se alejan transformadas primeramente en delfines y luego emergen 130 El personaje Hípólito de Séneca en su tragedia Fedra representa la
como ninfas marinas. Las naves, así, desaparecen como tales y el su- Edad de Oro como ajena a las travesías por mar, ya que cada pueblo cuida-
ceso abre dos interpretaciones contrarias. Por un lado, el lector sabe ba su propia tierra y no aspiraba a moverse más allá de sus dominios: "aún
que los troyanos/romanos han alcanzado la meta de su peregrina- no surcaban el mar las atrevidas naves: cada uno conocía su propio mar"
(nondum secabant credulae pontum rates: 1 sua quisque norat maria; Fedra,
ción y se radicarán definitivamente en el Lacio. La navegación ha
VV. 530-!).
131 ergo maria inuia Teucris 1 1 nec spes ulla fugae: rerum pars altera
adempta est, 1 terra autem in nos tris manibus, tot milia gentes 1 arma ferunt
12 9 Cf. Libro l. ltalae.
78 Análisis de la obra Análisis de la obra 79

que es exterminar con el hierro a este pueblo criminal, pues me ha El episodio de Niso y Euríalo no sólo muestra el valor y el arro-
arrebatado la esposa'' 132 (vv. 136-8). Turno, no sin motivos, interpre- jo de los jóvenes sino la entrañable amistad, el afecto y la lealtad
ta lo que es un sello del establecimiento definitivo en el lugar como mutuos. Así, al ver Niso que Euríalo está a punto de ser matado por
el divino preámbulo de la completa destrucción de los troyanos; lo Volscente y sus compañeros rútulos, los ataca y, con fuerzas muy
hace animado por una situación que se parece en mucho a la caída desiguales, mata a varios capitanes, entre ellos a Volscente, pero
de Troya, que explícitamente menciona para humillar a los enemi- no puede impedir la muerte de Euríalo y él mismo, finalmente, es
gos: "Frigios dos veces cautivos" 133 (v. 599), los llaman los rútulos a asesinado por los rútulos. Virgilio patentiza el horror de la guerra
título de ofensa. en dos imágenes contundentes: las cabezas sangrantes de los dos
El segundo momento del Libro IX lo ocupa la aristeía, es decir, jóvenes troyanos paseadas en picas, y el desesperado lamento de la
la prueba de excelencia y valor en la batalla, que protagonizan los madre de Euríalo ante la muerte de su hijo.
troyanos Niso y Euríalo. Niso, inquieto por la pasividad de sus con:- En este episodio, el especialista Galinsky 134 encuentra un ca-
pañeros, decide demostrar su valentía cruzando los campos enemi- racterístico ejemplo de la dramatización virgiliana de Homero, a la
gos para urgir el regreso de Eneas. Su compañero Euríalo, al conocer manera de los trágicos griegos:
sus propósitos, exige participar de la operación. Ambos son jóvenes
pero Euríalo es apenas adolescente pues tiene la misma edad que El episodio de Niso y Euríalo es un genuino ejempTo. En la Ilía-
Ascanio y ha viajado desde Troya con su madre, que no ha quendo da, la expedición nocturna de Odisea y Diomedes es totalmen-
abandonarlo en los esforzados trabajos de la travesía. Ambos se te aproblemática y es todavía otra gloriosa aristeía ("hazaña
presentan ante el concilio de jefes troyanos que delib~ra _acerca de heroica"). Con buenas razones, Virgilio confiere a esta historia
cómo avisar a Eneas del ataque, y se ofrecen para la m1s10n; no hay un exhaustivo colorido homérico, como lo atestigua especial-
acciones individuales bélicas si no son autorizadas por los capita- mente la escena del concejo troyano con sus largos discursos
nes. Agradecido, Ascanio acepta y promete dones y obsequios para y promesas de recompensas materiales (9.204-313). Niso y
los audaces guerreros. Euríalo sólo pide que cuiden y atiendan a su Euríalo fallan en su misión porque se complacen en la jactan-
madre durante su ausencia. Más allá de la interpretación psicoa- cia homérica individualista en lugar de actuar por el mayor
nalítica (una de las más corrientes) que pueda hacerse del caso, es bien de la comunidad. Su fracaso se debe a una pieza de la
muy interesante esta manifestación de amor filial a la madre, algo armadura, un yelmo, que no se ganó por el caballeresco inter-
casi ausente en Eneida. En respuesta, Ascanio -de su misma edad, cambio de regalos sino por el despojo. Y aun así, son fortunati
como dijimos- declara que la madre de Euríalo será como Creusa, ambo ("afortunados, ambos"; 9.446) y el poeta no disimula
diferente sólo en el nombre. Este es el único momento de amor su simpatía. Como ha demostrado Barbara Pavlock, Virgilio
hacia la madre en la familia de Eneas, el único momento en que combina-elementos de la Ilíada y del Reso de Eurípides para
alguien vuelve a acordarse de Creusa: ni en el Hades la encuentra presentar los temas salientes desde perspectivas diferentes.' 35
Eneas, que tan rápidamente ve a Dido. Anquises no recuerda a su Entre éstos, son centrales los múltiples conflictos y niveles de
madre ni hace referencia alguna a sus amores con Venus; el amor significado de pietas hacia la patria, la familia y el amigo.
de Eneas hacia su madre es más la reverencia hacia una divinidad
completamente esquiva y poco dada a tratos directos con su hijo. La parte última del Libro IX regresa a Turno y sus aliados. La
En fin, el amor hacia la madre cae en el cuadro de los sentimientos embestida de Niso y Euríalo los enfurece como provocación y se
personales y se retrae frente a la marcada insistencia en el amor disponen para un ataque arrasador, con Eneas aún ausente. Otra
hacia el padre, que representa el' principio de organización social, vez el yo-poeta se presenta para anunciar que relatará las matanzas
religiosa e institucional. que anticipara en el Libro VII y, como en los anteriores casos, renue-

132 sunt et mea contra 1Jata mihi, ferro sceleratam exscindere gente m 1
coniuge praerepta. 134 Galinsky. 2002.
133 bis cap ti Phryges. 13S Pavlock. 1985.
80 Análisis de la obra Análisis de la obra 81

va su invocación a las Musas, especialmente a Calíope, 136 para que Las puertas del Olimpo se abren para dar inicio a una de las
aliente su canto. Se suceden los enfrentamientos con importante escenas divinas más solemnes de la obra: el concilio de los dioses,
ventaja para los seguidores de Turno y entonces, por primera vez, una especie de sesión plenaria del senado romano a puertas abier-
Ascanio entra en la batalla. Ante las victorias parciales, los rútulos tas para tratar los asuntos de abajo que son los asuntos de arriba.
se vanaglorian; Numano, cuñado de Turno, humilla con sus insultos La razón del concilio es grave y urgente ya que se ha desatado una
y burlas a los troyanos ("los frigios dos veces cautivos" que repetirá guerra civil de dioses y Júpiter pregunta la razón por la que unos
Ascanio desafiante en el v. 635). mandándolos al monte Ida junto a luchan con gran encono contra otros. En tono severo, reprocha a las
su diosa, a cantar y danzar con túnicas y mitras al son de flautas, y deidades la discordia y el delirio de entablar una lucha nefasta en
concluye diciendo: "dejad las armas para los varones y abandonad contra de sus mandatos; por el contrario, los exhorta a guardarse y
el hierro" 137 (v. 620). Ascanio arroja una saeta que traspasa las sienes disponerse para la verdadera guerra en la que será lícito desplegar
de Numano retomando, como dijimos, la misma expresión que odios y hacer saqueos: "llegará el justo tiempo de la lucha (no lo
usara el capitán rútulo pero con la arrogancia del desafío: "ésta es precipites), cuando la fiera Cartago, abriéndose paso por los Alpes,
la respuesta que dan a los rútulos los frigios dos veces cautivos", y lleve gran destrucción a los alcázares romanos" 138 (vv.ll-13). Virgi-
lo mata. Apolo celebra la acción de Ascanio pero, bajo la apariencia lio enuncia una distinción sociopolítica básica, referida también en
del viejo Butes, escudero de Anquises, le manda retirarse de la lu- el Libro VIII en relación con Cleopatra, entre guerra civil y guerra
cha. La batalla recrudece y los troyanos, desatendiendo las órdenes exterior, pero no se habla aquí de luchas humanas sino divinas. Es
de Eneas, abren las puertas y avanzan sobre el.campo desprotegien- necesario saber que las guerras con pueblos no romanos (Cartago,
do la ciudad que de inmediato intenta ser tomada por las fuerzas Egipto, etc.) significan, de modo fundamental, el enfrentamiento
itálicas. Finalmente Mnesteo ordena y anima a los despavoridos del panteón olímpico y aledaños con dioses extranjeros.
troyanos para que se unan y juntos den caza al capitán rútulo; de La sesión del Olimpo se desarrolla al modo institucional ro-
este modo, consiguen replegarlo y hacerlo retroceder hasta el río, al mano, con fuertes reminiscencias de Cicerón y Salustio. Las partes
que Turno se arroja en su fuga y luego se restituye a sus compañe- en conflicto (Venus y Juno), que comprometen la totalidad de la
ros, dejando momentáneamente la lucha. organización olímpica, expondrán sus razones ante la asamblea.
La composición y la retórica de ambos discursos merecería una
consideración más detenida que no podemos presentar aquí, pero
Palante (Libro X) ambos constituyen magníficos ejemplos de elocuencia. En ellos se
combinan la ironía, la parresía ("libertad de discurso"), las abun-
A diferencia de otros libros de la segunda parte de Eneida, el dantes interrogaciones retóricas y otras variadas figuras. Venus
Libro X se distancia del IX por un cambio de escenario que lleva la reclama por la suerte de los troyanos y reprocha a Júpiter cierta falta
narración al concilio de dioses en el Olimpo, como preludio del es- de claridad en los sucesos humanos, que ha puesto a sus protegidos
pectáculo humano que se presentará a continuación y que ocupará al borde de la destrucción. Juno responde airada y rápidamente,
el foco del relato hasta el final. Así, pues, el Libro X presenta una indignada frente a los reclamos de Venus. Con gran cólera, se exime
parte en el Olimpo y otra en la tierra. En esta última tendrá lugar el (ocultando sus ardides) de ser culpable de los desastres que han pro-
episodio más significativo de la segunda parte de Eneida: la muerte ducido los propios troyanos, en tanto que se queja de que ninguna
de Palante, hijo de Evandro. La sección final trae las muertes de divinidad parece preocupada por las injurias que ella, la reina de los
Lauso y de su padre Mecencio, uno de los grandes capitanes itáli- dioses, ha recibido. Su discurso se despliega en una larga sucesión
cos, a manos de Eneas. de preguntas retóricas: "¿guié yo acaso al adúltero descendiente de
Dárdano al asedio de Esparta?,l3 9 ¿di yo armas para la guerra o la

I3G Calíope es la Musa del canto épico, la más elevada y noble según el 138 adueniet iustunt pugnae (ne arcessite) tempus, 1 cum Jera Karthago
poeta griego Hesíodo. Ro manis arcibus olim 1 exitium magnum atque Alpis iln1nittet a pertas.
137 sinite arma u iris et cedite ferro. 139 Paris, que saca a Helena de Esparta.
82 Ancílisis de la obra Andlisis de la obra 83
aticé con los fuegos del amor?". Las dos exposiciones son sutiles, saben bien qué pasará. Excepto Júpiter, que se declara imparcial.
políticas, altamente emotivas y femeninas. Cada diosa expone su El final abierto de la sesión olímpica, ese veamos qué pasa con esta
versión de los hechos, ocultando aquí y mostrando allá, dando la gente,. es ':II?a invitaci?n a cont~mplar el espectáculo humano y la
versión parcial de los sucesos que respectivamente sustenta sus actuahzacwn del destmo anunc1ado en los oráculos y presagios. No
razones y recortando la verdad. Los dioses no saben ya qué pensar descansarán las divinidades, yendo y viniendo entre los humanos,
y se dividen en sus pareceres. Júpiter suspende el debate y cierra la pero el protagonismo corresponde a éstos últimos.
reunión olímpica con una ambigua declaración de imparcialidad: Después d~ este "prólogo en el cielo", la narración regrl"sa a las
"sean cuales fueren hoy la fortuna y las esperanzas de los troyanos o luc~as del Lac10. En correlato con el Libro IX, se incluye aquí un
los rútulos, no tomaré partido por los unos ni por los otros". Se trata catálogo de héroes, los que se unirán como aliados a Eneas y a los
de un gesto político para evitar el ahondamiento de las discordias guerreros de Evandro. En treinta naves, 143 se disponen para regresar
celestes, pero sus palabras finales contienen una ambigüedad aun al combate. Las ninfas (ex-naves) realizan lo que intentaban hacer
mayor pues hace depender de las propias obras el desastre o el Niso Y Euríalo sin poder lograrlo: advierten a Eneas sobre el peligro
éxito de cada pueblo: "Júpiter es el mismo soberano para todos: los que amenaza a Ascanio y a los troyanos, y sobre el ataque que los
hados encontrarán el camino" 140 (w. 112-3). Así, el rey de los dioses espera a la llegada. Todo el resto del Libro está dedicado a las suce-
afirma su imparcialidad, su decisión de no intervenir en las luchas sivas acciones bélicas. Los momentos culminantes giran en torno
humanas que han ocasionado una guerra intestina en el Olimpo, a los episodios de matanza en la lucha, con el horror por la muerte
y se manifiesta ecuánime gobernante, sin apetencias individuales, de los jóvenes: Palante y Lauso. El episodio de Palante, relacionado
impulso emocional o afectos personales. Con estas palabras Júpiter, con el Palatino, es una creación vírgiliana; 144 ocupa la parte más ex-
además, se sustrae del conflicto y establece la libertad de los héroes tensa del Libro ya que su heroísmo es emblemático y se constituye
para realizar la historia. En líneas generales, puede afirmarse que en uno de los p1lares de la fundación. Virgilio lo presenta como un
esto resulta efectivamente así, ya que Palante muere porque com- joven aguerrido, con don de mando e indoblegable, pese a su juven-
bate contra Turno, un enemigo desproporcionado en fuerza y expe- tud e inexperiencia, en el campo de batalla. Cuando en medio del
riencia, y otro tanto ocurre con el joven Lauso al enfrentar a Eneas, a combate Palante queda frente a frente con Lauso, el joven hijo del
quien intenta igualar en fuerza sin poder lograrlo; también Mecen- desterrado rey etrusco Mecencio, uno espejo del otro, Júpiter mis-
cío se quiebra ante la muerte de su hijo y trata, ya desfalleciente, de mo (que había dicho que no se metería) impide el enfrentamiento.
matar a Eneas, pero Eneas es superior y lo mata. Así Júpiter, el gran El destino reser~a para ambos una muerte a manos de los grandes
político, el rector de las deidades no miente, y de hecho jura por la cap1tanes enemigos. Palante morirá a manos de Turno y Eneas ma-
Estigia. 141 Pero tampoco dice la verdad pues, en efecto, no interven- tará a Lauso.
drá142 ya que su palabra ha sido dada desde el comienzo, elfatum La muerte de Palante es el episodio de mayor peso en la segunda
ha sido proferido y permanece inamovible, algo que se sabe desde parte de Eneida, no sólo por su intensidad dramática sino además, y
el primer Libro y que se reitera cada tanto. El Destino ya está diseña- fundamentalmente, porque se mantiene como referencia continua
do y, tal como Júpiter dice, todavía faltan las obras humanas que lo h:'st": '_'1 final de la ?,bra. Hay en esta muerte, por así decirlo, "preme-
transformarán en historia. La victoria final de Eneas, para el lector dJtacwn y alevosía ya que Turno exige ser él solo quien enfrente al
contemporáneo, es inevitable; en el presente del relato ni los dioses joven príncipe capitán de los árcades: "Yo solo iré hacia Palante, a

140 rex Iuppiter omnibus idem. 1Jata uiam inuenient.


143
Nu~van1ente aparece.~~ número treinta: treinta años desde las gue-
141 El juramento por la Estigia, la laguna del Hades, es propio de las rras del LaciO hasta la fundacton de Alba Langa, los treinta cerditos blancos,
divinidades. las treinta naves.
144
142 Esta no intervención es un poco relativa; Júpiter no altera -como no Según Dionisia de Halicarnaso, griego radicado en Roma en la época
lo harán las otras divinidades- el curso general de los acontecimientos, tal de Augusto (siglo I a.C.), Palante fue nieto de Evandro, hijo de su hija Lavi-
como van ocurriendo, pero de tanto en tanto incursiona para corregir algún nia Y de Hércules; también el rey Latino aparece como nieto de Evandro (I
detalle. ~~- '
Análisis de la obra Análisis de la obra 85
84

mí solo se me debe Palante" 145 (vv. 442-3). Sólo el peso simbólico de Libro XI Y Lavinia parece más inclinada hacia él que hacia el extran-
esta lucha justifica la exigencia del jefe rútulo, un guerrero maduro, jero; ella es la única heredera del rey Latino, por lo que el matrimo-
fuerte y arrogante, que se afana por pelear con un joven valiente nio constituye una cuestión de estado. Turno enloquece cuando ve
pero inexperto. Como normalmente ocurre, las reminiscencias amenazadas sus bodas, no tanto porque pierde al gran amor de su
homéricas del enfrentamiento entre Héctor y Patroclo en Ilíada vida sino porque pierde el poder sobre el Lacio. De haber sido su
destacan la profunda diferencia que separa a Virgilio de Homero, destino derrotar a los troyanos, habría subsistido el problema de
dado que Palante, además de ser un joven y no un guerrero mayor los árcades vecinos, por lo que es decisivo que el heredero muera.
como Patroclo, es la cabeza de un pueblo, no una figura de segun- Un poco menos obvio es que, en definitiva, Eneas tiene el mismo
do plano como el personaje de Jlíada en donde la importancia de problema. Para desgracia del pobre muchacho, todos necesitan que
Patroclo proviene de su relación personal con Aquiles. En vano, al muera. P~ro en Er:eas, Virgilio representa un héroe antitético ya que
presentarse el combate, invocará Palante a la deidad protectora de la devoc10n que s1ente hacia Palante, su compromiso de protegerlo
Jos árcades: 146 Hércules, acongojado, afirma que nada puede hacer y, al cabo, de vengar su muerte, y todas las honras que le dedica, le
para impedir la llegada de la hora fatal del joven príncipe, aunque otorgan legitimidad moral a su imperio y a su estirpe.
anuncia que también para Turno se acerca el fin de sus días. Como Como respuesta a la desbocada crueldad de Turno, ocupa la
Héctor a Patroc!o, Turno mata a Palante y viste sus despojos, hecho escena el Eneas guerrero, terrible en la batalla como el mismo
que enlaza con el enfrentamiento final del jefe rútulo y Eneas en el Aquiles. Pero de hecho no es un nuevo Aquiles ya que su excelencia
Libro XII, a semejanza del episodio homérico de la muerte de Héc- no se valida y despliega en la lucha y el exterminio; no se ausenta
tor vistiendo las armas de Patroc!o. del campo de batalla ni se niega a guerrear. La furia de Eneas se
Como decíamos, el episodio de Palante es largo y se encuentra desata a partir de la muerte de Palante, el príncipe aliado afrentado.
en el centro del Libro. El lector actual puede preguntarse por qué Emerge entonces, como nunca antes, el feroz y despiadado pero
Palante tiene tanto protagonismo en los últimos libros, al punto jamás impío Eneas, capaz de emular a Aquiles en la matanza. Sin
de opacar la figura de Ascanio. Es evidente que su importancia embargo el troyano se lanza a socorrer a sus compañeros que van
proviene de ser el principal aliado itálico de los troyanos, príncipe perdiendo y sobre todo busca a Turno para despedazarlo. Eneas
heredero de la austera ciudadela sobre la que crecerá Roma. Virgi- aparece transformado en el héroe homérico cuyo valor y ferocidad
lio, sin embargo, ha procurado no presentar guerreros equiparables en el campo de batalla sólo han sido igualadas por Héctor. Lleva en
a Eneas, protagonista de la fundación. Por eso los árcades tienen sus ojos las imágenes de Evandro y Palante, y acomete con furia al
un rey anciano que no puede batallar y un heredero que apenas se enemigo. La crueldad que pudiera encontrarse en la derrota final de
inicia en la armas de Marte. Evandro ha sido amigo de Anquises, Turno, piedra de toque de la versión del Virgilio pesimista, no es un
ambos de la misma generación; Palante se asemeja a Ascanio. En el hecho aislado sino que se presenta con similares notas en la parte
medio no hay nadie. Parecería quizás desmesurada la furibunda de- final del Libro X. Eneas empieza aquí por capturar ocho mancebos
claración de Turno, ya que no representa una muestra de excelencia enemigos que serán destinados a rociar con su sangre la pira fune-
en el campo de batalla -propia de la condición guerrera-, una raria de Palante e implica la realización de sacrificios humanos. Un
aristeía, el enfrentamiento con un guerrero cuyo aprendizaje recién modelo de comportamiento en combate de este Eneas, notable por
comienza, y también desmesurada resulta su exaltación triunfalista las armas (insignis arnüs), es el enfrentamiento con Mago, el prime-
al matarlo. ¿Por qué es tan importante Palante? Porque es itálico, su ro de los que se sucederán en el campo de batalla hasta el episodio
ciudad está en el Lacio y tiene legítimos derechos para reinar allí. de Lauso Y Mecencio. Eneas trata de alcanzarlo arrojando su lanza
Las planeadas bodas de Turno con Lavinia no implican un profun- pero Mago la esquiva y corre a abrazarse a sus rodillas rogándole,
do drama de amor, pese a que se menciona el amor de Turno en el por los manes de su padre y por la esperanza de Julo, 147 que per-
done su vida a cambio de opulentos obsequios. El héroe responde

145 solus ego in Pallanta feror; soli mihi Pallas 1 debetur.


I4 7 per patrios manis et spes surgentis Iuli 1 te precor (vv. 524-5).
146 Cf. Libro VIII.
86 Análisis de la obra Análisis de la obra 87
con ¡0 que será un motivo recurrente en el resto del relato: Turno Por esta estratagema, Eneas no encuentra a Turno en el campo
ha abolido todos los pactos al matar a Palante, y diciendo "así lo de batalla, pero su lugar lo ocupa Mecencio. Hay una larga narración
juzgan Jos manes de Anquises, así lulo" 148 (v. 534), hunde la espada en la que se cuentan los estragos que va haciendo el depuesto rey
en la cerviz del suplicante. El Eneas de la segunda parte, después etrusco, feroz y agresivo como un jabalí furioso al que se compara.
de la katábasis o descenso al Hades, es un paradigma romano del Eneas alcanza a herirlo pero su hijo Lauso se interpone tratando de
gobernante político-militar que asumirá Augusto. Implacable_ en la socorrerlo y Eneas lo mata casi por error, pues su blanco era Mecen-
lucha sin vacilaciones ni clemencia para un enemigo que solo se cío. Ante la muerte del joven, en el que se reflejan Ascanio y Palante,
mues~ra humilde y amigable cuando no le queda otra posib_ilidad Eneas experimenta compasión y dolor, respetando el cuerpo del
más que la muerte, Eneas cumple cuando y donde es necesano con joven y entregándolo para que reciba las honras fúnebres. Al morir
su misión guerrera, pero puede ser clemente y aceptar el trato con su hijo, Mecencio se quiebra de amargura y odio hacia el enemigo, y
el adversario fuera del campo de batalla, cuando preside un en.- tratando de acometer a Eneas encuentra él mismo la muerte. Eneas
cuentro diplomático, como es el caso de la embajada de los latinos derrota así al feroz déspota repudiado por su pueblo, sediento de
encabezada por Drances. venganza y de poderío, y baluarte de sus enemigos. Esta acción
En Jos episodios que siguen al de Mago, Eneas se m':'estra marca un giro de los acontecimientos favorable para los troyanos
igualmente duro con sus enemigos porque ya no es el vacilante pues ha muerto uno de los más audaces y peligrosos capitanes que
personaje que desprecia la lucha y desea morir, sino el romano que combaten no simplemente contra Eneas sino también contra el
encarna con elevada conciencia el destino de su pueblo. Mata en destino que el héroe encarna.
nombre de Palante y Evandro, Anquises y lulo, las figuras tutelares
de la fundación que afrontaron y afrontan el rigor del fatum sin
ceder a los peligros y desgracias. Ese impulso, para ser consecuente Camila (Libro XI)
con la presentación virgiliana, se mueve ya a voluntad de los manes
y de los hados de la estirpe que, como anunciara Júpiter, ,se van El Libro XI trae el gradual cambio de fortuna de los troyanos
abriendo paso por sí mismos. Como este Libro de tantas luchas escalonado en dos episodios correlativos, el primero en el cierre del
puede llegar a resultar agotador, la pericia virgiliana interrumpe libro anterior que concluye con la muerte de Mecencio, y la muerte
la mirada terrestre y se remonta al Olimpo. Brilla nuevamente el de Camila en el final del Libro XI, los capitanes más poderosos que
exquisito poeta de resabios alejandrinos que apela a los esqu~mas combaten junto a Turno. La figura emblemática de Palante sigue
homéricos: Júpiter, reclinado junto a Juno, contempla las acct~nes marcando el sentido de las acciones por mediación de Eneas, que
humanas como si se tratara de un espectáculo teatral, y no t1ene hace de su muerte un baluarte de guerra. En los pasajes finales del
mejor idea que burlarse de la diosa gastándole ironías. Los odiados libro anterior, Eneas ha matado primero a Lauso y finalmente a Me-
teucros, a quienes no impulsa el infernal furor de Alecto como a cencio, vengando en este último con fiereza, una fiereza no menor
rútulos y latinos, no son ni débiles ni apocados. Sin más fuerza que que la de Turno, la muerte del príncipe árcade. El Libro XI, con el
la de la virtus que los ha llevado al Lacio, enfrentan airosamente recurrente encabalgamiento de situaciones que es frecuente en los
los desafíos. Juno se queja de cómo van las cosas y consigue que últimos libros, se inicia con la arenga de Eneas a sus compañeros
Júpiter le permita demorar la muerte de Turno sacándolo de 1~ J;>a- ante los despojos de Mecencio. El soberbio rey etrusco -y su he-
talla. El dios accede pero, no obstante, asegura que todo segmra el redero- ha perecido y Eneas anticipa la victoria: "depongan todo
curso necesario: ·~si juzgas que voy a mudar o cambiar el orden de temor (. .. ) preparen las armas y anticipen el fin de la guerra con
toda la guerra, abrigas vanas esperanzas" 149 (vv. 626-7), le responde su esfuerzo y confianza''' 50 (vv. 14 y 18). Y así como la arenga a los
a Juno. guerreros retoma el episodio de Mecencio, el discurso que le sigue,
el lamento de Eneas ante el cadáver de Palante, los sacrificios y ritos

148 hoc patris Anchisae manes, hoc sentit lulus. . . .


149 totumque moueri 1 mutariue putas bellum, spes pasczs znants. ISO timar omnis abesto; arma parate, animis et spe praesumite bellum.
88 Análisis de la obra Análísis de la obra 89
funerarios, continúan el episodio central del Libro anterior. En me- recerá con voz propia también en el concilio del rey Latino como
dio del dolor, Eneas exalta la dimensión heroica de su muerte y la opositor de Turno. Drances, figura dudosa que algunos críticos han
alta honra alcanzada, recordando las afectuosas recomendaciones asociado con la de Cicerón por su condición de horno novus, 154 odia
que le hiciera el rey árcade. Por su parte Evandro, al recibir la noticia a Turno porque envidia su condición guerrera. es rico y elocuente,
casi en el mismo momento en que están llegando los troyanos con tanto hábil para aconsejar como ''poderoso para fraguar sedicio-
los restos de Palante, estalla en lágrimas y lamentos, y se queja del nes" (seditione potens, v. 340), pero cobarde en la batalla. Como
duro aprendizaje de la guerra, del dolor de no haber sido él quien emisario, pide a Eneas autorización para retirar los cuerpos de los
entregara su vida en el campo de batalla, y de que la temeridad y las suyos y darles sepultura, cosa que el héroe concede, aclarando que
ansias juveniles de gloria hubieran arrastrado a su hijo a combates el responsable de la guerra es el rey Latino porque ha preferido las
desmesuradamente grandes para sus fuerzas. No obstante, como armas de Turno. Drances, entonces, proclama que está dispuesto a
buen rey, Evandro no execra a sus aliados: "pero no los acuso a apoyar la alianza entre su pueblo y los troyanos y establecer una tre-
ustedes, teucros, ni pesa haber hecho alianza con ustedes ni la dies- gua entre ambos pueblos, lo cual significa un nuevo debilitamiento
tra dada como signo de hospitalidad" 151 (vv. 164-5). Al decir esto, de los rútulos.
exime de toda culpa a los troyanos por la muerte de Palante, que se La segunda embajada es, en realidad, un regreso. Turno y sus
convierte en una especie de mártir de la fundación. Pero además, aliados latinos han enviado embajadores a Arpos para pedir el auxi-
el rey envía a Eneas el mensaje que será decisivo para el desenlace lio de Diomedes, considerándolo un gran enemigo de los troyanos.
de la obra: "habiendo muerto Palante, si conservo aún esta odiosa Los latinos reúnen el concilio para recibir la respuesta en medio de
vida, es porque espero en tu diestra, y ya ves que debes la muerte de un clima de duelo y desolación, ya que la matanza de los suyos ha
Turno al padre y al hijo; este solo medio les queda a ti y a la fortuna sido cuantiosa y las mismas madres que exigían la guerra ahora
para darme algún consuelo" 152 (vv. 177-80). Hay, en los discursos de la maldicen y maldicen las aspiraciones matrimoniales de Turno,
Eneas y de Evandro, principios genuinamente romanos y particu- como para ratificar que las mujeres son inconsistentes y descere-
larmente augusteos que equiparan y asemejan a ambos personajes: bradas.155 Los embajadores se presentan ante un concejo dividido
la veneración y obediencia a los dioses (pietas), que implica no sólo y las noticias que traen son deprimentes. AquíVirgilio introduce un
el respeto a los designios divinos sino también a la familia (gens) dato completamente nuevo al que no se ha hecho antes referencia
representada por padres e hijos varones; 153 la amistad (amicitia), explícita: la maldición de Troya. Diomedes les asegura que no vol-
término que originariamente se refiere a relaciones públicas de verá a luchar contra los teucros -y les recomienda no hacerlo- ya
ayuda y sostén mutuos, a la concordia y la búsqueda del bien co- que todos los que destruyeron Troya "vamos purgando por todo el
mún; la lealtad (fides) por la que Evandro mantiene su alianza con orbe nuestras culpas con toda clase de infandos castigos, a tal pun-
los troyanos, pese a la muerte de su hijo, y por la que a su vez Eneas to que el mismo Príamo tendría compasión de nosotros", y le sigue
queda obligado al pedido de vengar la afrenta de Turno. una larga lista de ejemplos, el más conocido es el de Agamenón
En medio de las turbulencias y el fragor de la guerra, se suceden asesinado al regreso. Y como para que no queden dudas, termina
las embajadas. En el primer caso, Eneas recibe a un grupo de latinos su respuesta exhortándolos a hacer alianza con Eneas: "Ténganle,
suplicantes y toma protagonismo la figura de Drances, que reapa- pues, por aliado a cualquier costo; pero guárdense bien de trabar
batalla con él". La perturbación de los latinos se ahonda mientras
Drances y Turno discuten acaloradamente.
151 nec uos argueriln, Teucri, nec foedera nec quas 1 iunximus hospitio
dextras.
152 quod uitam. morar inuisam Pallante perempto 1 dextera causa tua est, 154 El horno novus (literalmente "hombre nuevo") es un hombre sin fi~
Turnurn gnatoque pai:rique 1 quam debere uides. meritis uacat hic tibi solus 1 liación familiar reconocida, que accede a las capas superiores de la sociedad
fortunaeque locus. por su reciente riqueza o por sus particulares méritos, como Cicerón, ejem~
153 Como era previsible, Evandro es viudo, Palante es huérfano y no se plo característico de este tipo.
mencionan mujeres árcades. 155 Sólo Amata persevera en el apoyo de Turno.
90 Análisis de la obra Análisis de la obra 91

La escena se interrumpe por la llegada de un mensajero que un continuum, comÓ una secuencia encadenada de escenas que
trae la noticia de que Eneas y sus ejércitos avanzan hacia ellos. Se se confieren respectivos sentidos y se justifican unas a otras. Así,
reanuda así la guerra y parte final del Libro está dedicada a la ama- quien quisiera considerar por separado este libro, encontraría el
zona Camila, un personaje sutil y alejandrino 156 en el que Virgilio obstáculo de tal continuidad, ya que el final puede comprenderse
se aplica con particular cuidado. Todos los detalles con que la pre- cabalmente a la vista de los libros anteriores que le confieren razón
senta son exquisitos, desde su porte hasta las finezas psicológicas y de ser. Pero antes de reseñar la problemática que se encuentra en
las notas dramáticas de su muerte. Camila hace estragos entre los el episodio con que concluye Eneida, el combate de Eneas y Turno,
troyanos y sus aliados, matando a los guerreros que se le cruzan. es necesario observar los acontecimientos que lo preceden pues
Entonces Júpiter, que había dicho que no iba a intervenir, inspira todos ellos ponen cierres a los conflictos que se han referido en los
a Tarcón para que inflame a sus compañeros con sarcasmos: "¿Una últimos libros. Todos ellos, además, convergen en la derrota final
mujer os dispersa y rompe las huestes?" (v. 730). Arrunte, enton- del rey rútulo.
ces, trata de emboscarla mientras la reina ha puesto sus ojos en En primer lugar, se presentará el rey Latino arrepentido de ha-
el frigio Clareo, consagrado a Cibeles, y no es para menos pues el ber secundado a Turno. Como gobernante, se ha mostrado débil,
sacerdote-guerrero está vestido con singular magnificencia, dadas vacilante, temeroso. Entre los oráculos y Jos mandatos de los dio-
las circunstancias. Y quién no quedaría fascinado al ver un guerrero ses, y los reclamos afectivos y sociales, ha sido arrastrado por estos
con un caballo adornado "con una piel entretejida en oro y bronce, últimos cediendo a la furia de su esposa Arnata y de Turno. Esta
formando escamas a modo de plumaje", y vistiendo vivos colores desobediencia a los avisos divinos lo ha sumergido en una guerra
extranjeros, arco, broches y demás accesorios de oro. En fin, Camila que amenaza con destruir a su pueblo. Latino es un gobernante
lo sigue fascinada "ardiendo de mujeril codicia'' pues, evidente- agobiado por la indecisión y doblegado por aquéllos que actúan
mente le gusta el ropaje. Entonces la sorprende desprevenida la con anormal violencia porque en ellos anida la locura de Alecto.
flecha de Arrundo y muere, pero es vengada por Opis, la ninfa de Así, frente al apesadumbrado rey, se mueven dos fuerzas opuestas:
Diana, quien a su vez mata con su flecha al matador. Esta pérdida los impulsados por el Destino de Júpiter (Eneas, lulo y sus aliados),
resulta demoledora para los rútulos, ya que las huestes de Camila se es decir, por las fuerzas del Olimpo, y los que impulsa una fuerza in-
desbandan. Se acerca Eneas y queda próximo a Tumo, pero llega la fernal (Amata, Turno) encarnada en la Furia. Este cambio de Latino
noche y la lucha se detiene. es la confirmación del fin próximo del capitán rútulo, y él mismo lo
sabe: "no está ya en manos de Turno demorar el plazo de su muer-
te" (v. 74). Ante los sucesivos desastres, Turno propone un combate
El gran combate (Libro XIIJ singular con Eneas para evitar que las matanzas continúen. Sin em-
bargo, Juno demorará el encuentro como gesto final desesperanza-
El Libro XII es, por así decirlo, el candado de la gran epopeya do pues sabe que todo se precipita rápidamente y Eneas resultará,
de Roma. Todo se cierra de un modo casi drástico por la fuerza de poco antes o poco después, el vencedor. En este caso, apelará a la
un final que, aunque auspicioso para la gran empresa de Eneas, se desesperación de la ninfa luturna, hermana de Turno, instándola
parece más a un golpe de cerrojo que a una fanfarria triunfal. El a reavivar las luchas: "si puedes, libra a tu hermano de la muerte
frecuente encabalgamiento de los libros no sólo acelera el ritmo o provoca d e nuevo. la guerra y rompe 1os rec1en
. t es pac t os "157 ( vv.
narrativo sino que además construye las guerras del Lacio como 157-8). En efecto, Eneas ha enviado al rey Latino las condiciones de
la paz pues se sabe de antemano victorioso; antes, ha consolado a
lulo y a los troyanos desvaneciendo todo temor pues conoce su des-
tino. Al acercarse la batalla, Eneas declara públicamente, después
156 N.E.: Con el nombre de alejandrinismo se conoce toda una corriente
literaria griega (s. III a.C.) que se forma alrededor del Museo de dicha ciudad
bajo el patronazgo económico de la dinastía de reyes de Egipto, Ptolomeos.
Dentro de la poesía de forma breve, depurada y preciosa, se encuentra Ca- 157 accelera et fratrem, si quis modus, eripe 1norti; 1 aut tu bella cie con-
límaco. ceptumque excute foedus.
92 Análisis de la obra Análisis de la obra 93

de hacer las consabidas plegarias, que se retirarán los troyanos a la restañan la herida de Eneas y le devuelven casi de inmediato su
ciudad de Evandro y nunca volverán a la guerra si son derrotados, vigor. Este breve episodio destaca, por un lado, la irrefrenable con-
pero que si él resulta vencedor no someterá a los pueblos itálicos vicción de Eneas en el triunfo inminente, y por otro lado, muestra el
ni reinará sobre ellos sino que las naciones invictas se unirán en último e indirecto esfuerzo de las deidades hostiles por demorarlo
eterna alianza. El sello divino de la misión está en el orden religioso: o posponerlo. Todo resulta inútil y Eneas se prepara para entrar con
"Yo daré a Italia nuestro culto y nuestros dioses; mi suegro Latino renovadas fuerzas en.el combate. Se vuelve a separar de Ascanio y
conservará sus armas, conservará su solemne imperio, y los teucros le dedica unas palabras memorables que sintetizan toda su trayec-
me edificarán una ciudad, a la cual dará Lavinia su nombre" 158 (vv. toria y representan el ánimo del héroe virgiliano, tocado por una
192-4). A su vez, ante el ara, Latino hace su sagrado juramento: "en nota de estoicismo: "Aprende, hijo, de mí, la virtus y el verdadero
ningún tiempo, suceda lo que suceda, quebrantarán los ítalos esta trabajo; de otros, la fortuna" 162 (vv. 345-6). Es la herencia espiritual
paz, estos pactos que acepto con libre voluntad" 159 (v. 202). Esta es del héroe que Virgilio transforma en idiosincrasia fundamental del
la "reciente alianza" que quebrará luturna bajo la apariencia del futuro pueblo romano.
guerrero Camerto; de inmediato, un prodigio desata las hostilida- Como hemos señalado, el Libro XII cierra todos los relatos. Res-
des, un mismo ardor bélico arrastra a todos movidos por un único ta, antes del gran final. que se resuelvan los conflictos olímpicos,
amor a las armas 160 (v. 282) y el anciano rey, poco destacado por su algo que ocurre en una especie de escena privada y doméstica. Júpi-
valor, huye llevándose los dioses ultrajados por la impía ruptura de ter y Juno, los grandes y comprometidos espectadores de las accio-
los pactos (infecto foedere, v. 284). nes humanas, contemplan la batalla y se hace evidente el desenlace.
En medio de la lucha, Eneas es herido por una saeta "disparada El padre de los dioses, al cabo, amonesta a Juno con ciertas notas de
no se sabe porqué mano" 161 (v. 320), que lo obliga, por el momento, condescendencia hacia su ofuscada esposa, le ordena deponer defi-
a dejar el combate. La saeta tiene mucho de extraordinario ya que, nitivamente su rencor, que tantos desastres ha producido y termina
en primer lugar y de modo sorprendente, nadie reclama la gloria con un mandato contundente: "Te prohíbo nuevos intentos" 163 (v.
de haber herido al gran capitán de los troyanos, algo realmente 806). La diosa cede declarándose hastiada de esta guerra que, a di-
inusual debido a la importancia del herido, y en segundo lugar por- ferencia de Troya, sólo le ha traído disgustos. Cesan las hostilidades
que no es posible quitar del muslo la flecha, pese a que el anciano en el Olimpo y llegamos así a la última escena de la obra que los
Iapis, discípulo de Esculapio, dios de la medicina, y de Apolo, que sermones morales de la crítica han privilegiado como "la clave de
también es una deidad con capacidad curativa, prueba en vano Eneida". Como señala Galinsky, la ira de Eneas en la escena final de
todas sus artes médicas, recurre a sus manos y finalmente a recias Eneida se ha convertido en el punto central en muchos estudios de
tenazas para extraerla, sin resultado alguno. De este modo, Virgilio la reciente crítica sobre la conducta del héroe. "Encendido por las
administra el suspenso narrativo haciendo que el héroe, próximo a furias y terrible por la ira" 164 (VV. 946-7). Eneas rechaza el pedido de
consumar la victoria definitiva de su ejército, abandone la batalla clemencia de Turno y le da muerte. En las pasadas dos décadas, este
con nefastas perspectivas. Hay cierta anormalidad en el suceso, implacable final ha suscitado condenas por la supuesta irraciona-
algo que lleva a suponer una intervención no humana y que remite lidad de la conducta de Eneas, y ha llevado a sacar conclusiones
a Iutlirna, caracterizada como arquera, y a la permisión de Juno en "pesimistas" de Eneida en su totalidad. La escena final es un micro-
el episodio del comienzo. Así lo sugieren las notas extraordinarias cosmos de la obra por su complejidad y sus múltiples dimensiones.
de la flecha. Venus acude en urgente auxilio: sus brebajes mágicos En el final, Eneas debe tomar una decisión y. libremente, se nos han
dado signos de que su acción apasionada puede ser considerada

158 sacra deos que daba; socer arm.a Latinus habeto, 1 ímperium sollemne
socer; mihi moenia Teucri 1 constituent urbique dabit Lauinia nomen.
159 nulla dies pace1n hanc !talis nec foedera rumpet. 162 disce, puer, uirtutem ex 1ne uenanque laborem, 1fortunam ex aliis.
160 mnnis amor unus habet decernere ferro. I63ulterius temptare ueto.
161 incertum qua pulsa manu. 164 Furiis accensus et ira 1 terribilis.
T
94 Andlisis de la obra Análisis de la obra 95

moral sin equívoco alguno.' 65 Como admite Latino, él y sus hom- el trato de Eneas con Lauso representa un deliberado contraste con
bres tomaron "las armas impías" {arma impia, v. 31); el crimen fue esa actitud. Eneas siente ira en el ámbito correcto y contra la perso-
de Turno que violó la paz. 166 Precisamente Virgilio asigna un lugar na correcta, y también de modo correcto y en el momento correcto
en el Tártaro a "quienes han seguido las armas impías" 167 {Libro Vl, y por el período de tiempo correcto, según los principios de la ética
vv. 612-13). Diferenciándose una vez más de Eneas, Turno induce aristotélica. Su ira implica un fuerte elemento racional y representa
a {y se alegra por) la ruptura del pacto sagrado, cuya ratificación y ~a .co~prensión y la evaluación de que se ha cometido un ultraje
ritual Virgilio despliega con grandes y deliberados detalles en las lilJUStlficado. Por lo demás, la ira de Eneas no es un movimiento
secuencias iniciales del Libro XII. Esta es la segunda vez que Turno i:racio.r;al. Virgilio se ha estado preparando con esmero para su jus-
ha roto un acuerdo de paz; el lector de la escena final no necesita tificacwn a lo largo de la segunda mitad de la obra. Eneas escucha
que se le recuerde este hecho. Lejos de ser un desafortunado Héc- la súplica de Turno, Y ésta lo hace dudar. Virgilio inserta un notable
tor, es un violador de pactos y, por lo tanto, un criminal de guerra r~sgo de hu;nanidad que se corresponde con el modo en que ha
por lo que no es pertinente la clemencia (clementia) en casos como sid~ ~oncebido el P?r~onaje. La sensibilidad humana y la preocu-
éste. Lo que constituye una de las características distintivas aquí pacwn son caractenstlcas habituales de la obra y el héroe. La hu-
como en otras partes de la obra no es la ambigüedad moral, sino manidad del héroe conduce a su dilema, y el dilema, a su vez, pone
la humanización de esta escena insoslayable.' 68 En consecuencia, de relieve la humanidad del héroe. Turno apela a Eneas en términos
a los romanos y griegos contemporáneos, la imagen de un Eneas ,, puramente humanos y Eneas es sensible a este tipo de apelación.
vengador, que es movido a la ira e impone un castigo proporcional "·· ?u resi.'uesta es una duda humana, una duda que Virgilio contrasta
al crimen, no les habría parecido sino extraña y fuera de lugar. No se mtencwnalmente con la reacción de Turno a una apelación similar
duda acerca de si Turno ha cometido un crimen o no: este hecho es al comienzo del Libro XII.
claro. La cuestión es cómo castigar. Cualquier auditorio antiguo, a Por ser una indagación de los variados y a veces contrastantes
excepción de los estoicos, habría rechazado ver a Eneas hacer esto aspectos de la experiencia humana, Ene ida trata con los valores y la
sin la emoción de la ira. Al igual que en Eneida, la escena final no moral. La es~ena final es una demostración de que la obra no pre-
está arraigada en una ideología abstracta, sino en la vida real, en la sen~a meros Ideales abstr~ctos, sino que quería ser verdadera para
práctica y las costumbres reales. 169 la vida romana. Esta veracidad o realismo romano se ve ennobleci-
El tratamiento desdeñoso e inhumano del cadáver y los des- do preci~a_n:ente p?r la riqueza poética de las alusiones a Virgilio,
pojos de Palante se ve exacerbado por el regodeo de Turno y por a la tradicwn filosofica y a la homérica. Podemos ver todas estas
el deseo expreso de que Evandro esté presente para contemplar características en acción en el final de la obra, que, de este modo,
el asesinato y el arrebato de la armadura. 170 Turno se extralimita a s~ vuelve extraordinariamente significativo, más significativo, por
causa del placer desordenado que le proporciona matar a Palante; cierto, de lo que la mayoría de los intérpretes contemporáneos se-
rían capaces de admitir. En suma, Eneas mata a Turno como lo ha
hecho antes con sus enemigos en combate y no hay nada de anor-
165 Galinsky, K. "La ira de Eneas", Auster617, 2002: 20. En general. para el
mal en esto ya que Eneas es un guerrero, no un monje franciscano.
final del Libro Xl!, consideramos fundamental la lectura de este artículo. A nuestro entender, se trata de la prueba final para la que se ha pre-
166 polluta pace (Libro VII, v. 647). parado Y su momento de vacilación se incorpora para finalmente
167 quique arma secuti impía. r~tificar la distancia que separa al romano de la sed de sangre que
168 "Pienso que estamos en suelo más seguro si interpretamos la frase tJene.n ~os .guerreros ho_méricos. Eneas no se regocija en la matan-
Pallas 1 te immolat et poenam scelerato ex sanguine sumit de este modo, za, m s1qmera de su mas feroz oponente, pero su ética guerrera, el
antes que como <:!l reflejo de un impulso erótico reprimido" (como lo hace corr;promiso de lealtad hacia Evandro y su hijo asesinado, Palante,
M. Putnam, Vergilius 3!, !985, !8), Galinsky, K. "La ira de Eneas", Auster 617. Y el Imperativo fundacional se imponen en el momento decisivo. La
2002: !6.
escena concentra toda la fundación, no sólo por representar un acto
169 Cf. el estudio de K. Galinsky (2002) sobre este pasaje; en general.
coincidimos con sus apreciaciones. de justicia er: relación ~on las figuras concurrentes de los árcades y
170 Libro X, vv. 490 y ss. la consagración de la ahanza con Evandro, sino además por el gesto
T
!
96 Análisis de la obra Análisis de la obra 97

simbólico que implica el "hundir" (condit) la espada 171 en el pecho de este mundo ep1co que brevemente resumiremos para evitar
de Turno, teniendo en cuenta que condit (condere) significa asimis- confusiones.'7 3 Inicialmente, se puede hablar de una división ge-
mo "fundar". La escena se carga de significación, una significación neral entre los seres mortales y los inmortales. Al primer grupo
que debe desentrañarse y comprenderse en la semántica heroica de pertenecen los seres humanos, teniendo en cuenta que también
Eneida, que no es la homérica sino la de una cultura capaz de con- aquí están incluidos los héroes, protagonistas privilegiados de la
cebir un héroe obligadamente duro en el combate pero no ansioso narración antigua. En el segundo grupo hay una gran variedad de
de guerra, conciente de sus lealtades humanas -hacia Evandro y seres sobrenaturales, pero los de mayor jerarquía son los dioses del
Palante, hacia Anquises y lulo- y obediente hasta el fin a los man- Olimpo regidos por Júpiter y su esposa Juno; no obstante, asf como
datos divinos. estas divinidades gobiernan desde las más altas esferas celestiales,
también hay dioses en las profundidades inferiores, los dioses del
Hades a quienes gobiernan Plutón y su esposa Proserpina. 174 Tanto
Los dioses en Eneida en el orden celeste como en el infernal hay una gran variedad de
divinidades de menor rango pero no menos potentes, aunque su
La epopeya antigua despliega acciones en distintos escenarios acción abarca ámbitos más restringidos. En Eneida, por ejemplo,
y con distinto tipo de personajes. La dinámica narrativa permite pertenecen a esta última clase divinidades como Eolo, Iris, o Alecto.
diferenciar dos tipos de desplazamientos, uno horizontal que pasa Resta un cúmulo de figuras generalmente clónicas consideradas en
de un lugar a otro, de una situación a otra e implica variaciones general como dáimones, fuerzas que se relacionan con aspectos de
espaciales y temporales,l72 otro vertical, no sólo ascendente sino la naturaleza, como las ninfas (en Eneida, Opis, !uturna), los faunos
también descendente, que va del Olimpo al Hades. Esta segunda y los sátiros que, según el relato del rey Latino (Libro VIl), poblaban
forma de desplazamiento se sustenta en el principio de orden y en el pasado más remoto la región del Lacio. Como caso ejemplar
causalidad cósmica, y fundamenta, como en el caso de Eneida, puede destacarse el de las naves troyanas convertidas en ninfas por
los sucesos y movimientos en sentido horizontal. Dicho de otro la diosa Cibeles, dado que las embarcaciones habían sido construi-
modo, la epopeya grecolatina presenta una secuencia narrativa das con maderas de su bosque sagrado. Un lugar especial, no sólo
organizada en escenas que combinan ambos movimientos a fin de en Eneida sino también en las otras obras de Virgilio, lo ocupa Sa-
producir una impresión pluridimensional de los sucesos referidos. turno, padre de Júpiter, depuesto en las contiendas olímpicas, que
El reino humano y su despliegue en la horizontalidad de la historia se menciona como dios civilizador al referir los tiempos primitivos
están atravesados por la verticalidad de un universo de divinidades de la historia del Lacio (Libro VIII) y normalmente se identifica con
que, pocas veces visibles para los personajes, se revelan al lector la Edad de Oro, tal como aparece en la Égloga IV.
como fuerzas primordiales que gobiernan el acontecer terreno. De Los dioses de la épica están en periódico contacto con los seres
este modo, es característico de la épica presentar el relato bajo dos humanos e incluso se desposan y/o tienen hijos con ellos dando
aspectos alternados, el correspondiente a la realidad del hombre lugar al surgimiento de la estirpe heroica. El héroe es strictu sensu
en su temporalidad, es decir sub specie temporis ("bajo el aspec- un semidiós, nacido de la unión de una divinidad y un ser huma-
to temporal"), y el que corresponde a la región sin tiempo de las no, sometido a la muerte pero con características o prerrogativas
divinidades, es decir sub specie aeternitatis ("bajo el aspecto de la
eternidad"), que el lector debe relacionar de la misma manera que 173 Siempre es útil, para mayores precisiones, la lectura de Teogonía de
se ensamblan las piezas de un rompecabezas. Hesíodo y Metmnorfosis de Ovidio. Cf. Colombani, C. 2005. Hesíodo. Teogo-
Quienes no estén familiarizados con la cultura antigua requeri- nía. Una introducción crítica. Santiago Arcos editor. Buenos Aires. Tola, E.
rán, sin duda, conocer algunos datos básicos sobre la constitución 2005. Ovidio. Metamorfosis. Una introducción crítica. Santiago Arcos editor.
Buenos Aires.
174 Es necesario aclarar que estos esquemas no deben identificarse con
hoc dicens ferrum aduerso sub pectore condit (v. 950).
171 los del cristianismo; el reino del Hades, Averno o reino de los inferi ("divi-
De modo general, éste es el aspecto que hereda la novela a partir del
172 nidades subterráneas") del que deriva la denominación de "Infierno", no
Renacimiento. equivale al Infierno cristiano, aun cuando presente varias similitudes.
98 Análisis de la obra
Análisis de la obra 99
personales extraordinarias. En principio, no pareciera distintivo el
tipo de divinidad a quien se une el/la mortal: Aquiles es hijo de una ña lo que no entiende; es extraño para nuestra mental~dad rr:~no­
ninfa, Eneas es hijo de una diosa olímpica, pero pueden de algún teísta -que deja su sello, por ateo que se sea- y la ét¡ca rehgwsa
modo equipararse." 5 De todos modos, también héroe, en sentido que conocemos. Para ilustrar este punto, Eneida present::' ur: ':"ode-
más amplio, es Héctor en Ilíada, un completo ser humano -aun- lo clave en la relación Eneas- Juno. Sabemos desde el pnnciplO que
que siempre haya algún dios en el pasado de la familia- que se juno está furiosa con los troyanos, herida profundamente por lo
distingue por sus excepcionales virtudes, especialmente la fuerza y que considera espantosas ofensas y busca a toda costa la veng::nza,
el valor en la batalla. En este sentido, hay que recordar que siempre lo que es decir la destrucción. Por momentos, co~ e~ fue:te ah:nto
el héroe es, como Eneas, un vir, es decir, un "varón" que se prueba del preciosismo alejandrino, la diosa parece ~na di~tmgmda senara
en la guerra y en los peligros que es capaz de afrontar. Aquí no ha encaprichada: le han dicho que no es la mas bomta, la han enga-
cuadrado el tipo femenino, ajeno casi por completo a la épica oc- ñado y humillado de mala manera, y no la ayudan a hacer lo que
cidental de todos los tiempos. El modelo de la "doncella guerrera", ella quiere. Entonces Juno decide terminar con todo lo que huela
como Camila en Eneida o la Clorinda renacentista, 176 no es una ex- a troyano y su locura recrudece al escuchar ~ue, asolada Troya, t?-
cepción ya que representa una especie de travestismo, de acuerdo davía quedan sobrevivientes que se opondran a su sed de podeno.
con el cual la mujer asume un papel masculino. Eneas, pues, resulta victima de la cólera de Juno por. ser troy:'~o, sm
Este entramado de relaciones humano-divinas, presente en que medie otra ofensa que la de ser oriundo de la ciudad fngia que
Homero y en Virgilio, está modelado según el contexto cultural en la diosa odia. Toda la obra relata esta persecución. No obstante, el
que la obra épica se genera; en tal sentido, aun cuando el esquema piadoso Eneas no se confunde y continuamente consagra a la dwsa
homérico se repita en Virgilio (como se repite, ciertamente, en los ofrendas y sacrificios propiciatorios; aun cuando se trate de ~na
escritores de epopeya de la antigüedad)J>:n61;\ay que olvidar que las deidad hostil, el héroe le rinde culto y no se aparta de su devoCión,
divinidades de Eneida están concebidas en 'el marco de la cultura con la esperanza de que deponga su enemistad.
augustea. Júpiter no es exactamente Zeus, Venus no es Afrodita. En el plano sobrenatural, el centro de Eneida lo ocupan Júpiter
Consecuentemente, al invertirse el protagonismo de los conten- y el fatum, que normalmente se traduce como "destino" y entraña
dientes en la versión romana del mito troyano, esto es, al ganar la una compleja diversidad de problemas. El concepto de.Jatum, dado
escena los derrotados de la gran guerra panhelénica y obtener el el sustrato homérico, parece entroncar con el correlativo concepto
triunfo final y definitivo sobre sus antiguos enemigos, recuperando de "destino" (móira) en Ilíada. Esta relación de semejanza pone de
una gloria acrecentada, se opera un cambio de enfoque en lo que manifiesto las profundas diferencias que existen entre conceptos
respecta a las divinidades hostiles o benéficas que intervienen en que traducimos de la misma manera. La ':'ói.ra homérica se refiere
los sucesos. Apolo, por ejemplo, hostil para Aquiles en Ilíada, 177 es a la porción o segmento temporal, constitutivo de un todo, que le
protector de Eneas y los troyanos en Eneida. Sin embargo, estas corresponde a cada ser como partícipe de un universo ordenado;
simpatías o animadversiones de los dioses no autorizan una corre- se trata de una fuerza sobrenatural capaz de ser conocida por los
lativa respuesta humana. Los dioses son los dioses y el ser humano dioses pero no gobernada por ellos sino que, por el contrario, ellos
les debe veneración. Esto resulta, sin duda, bastante extraño para mismos se le someten. La palabra latinafatum significa, strictu sen-
nuestra mentalidad actua!,l 78 que repele lo que se le opone y desde- su "lo dicho", "lo pronunciado"; 179 es lo dicho como principio gene-

175 Sin embargo, no sería raro que esta diferencia tuviera cierto peso
semántico en la concepción virgiliana. dios se manifieste adverso, el ser humano persevera en su devoción sa.gr~~a.
176 Personaje de La ]erusalem Libertada de Torquato Tasso. En caso de hacerlo, se expone a catastróficas consecuencias, como H1pohto
177 Según una versión del mito,Apolo guía la flecha que arroja Paris y se (cf. Fedra) al desdeñar la veneración de Afrodita.
clava en el talón de Aquiles produciéndole la muerte. 179 Deriva de un verbo defectivo, es decir un verbo que no presenta todo
178 Esta actitud humana, por el contrario, es normal en contextos re- su paradigma completo, que habría presentado ~na .for~.a inus~.~ for. (~el
ligiosos; baste pensar en la historia veterotestamentaria de Job. Aunque el que son usadas las formas fari y fatus su m) y que significa hablar , decu y,
por extensión, "vaticinar".
lOO Análisis de la obra
r
1
Análisis de la obra 101
rador y garantía del orden universal, el acontecer del Lógos que sin Como en todos los casos, la veracidad del dictamen divino
violencia se asimilará a Verbum. Si bien el paralelo poético de fa tu m se funda en recurso de la profecía pretérita. Virgilio retrotrae los
es móira, correspondiendo respectivamente a Eneas el primero y a sucesos de Eneida a trescientos treinta y tres años (333), a los que
Aquiles o Héctor el segundo de los términos, el "destino" virgiliano habría que sumarle los años de viajes marítimos. 183 Esto remonta la
resulta más cercano al concepto estoico de heimarméne, "destino" caída de Troya (y la historia de Eneas) a fechas verosímiles, no muy
en tanto sucesión ordenada de causas que se encadenan en el cur- distintas de las que estiman Jos testimonios arqueológicos. Pero
so de la temporalidad. El fatum es, pues, un discurso cosmológico más allá de que, incluso en tiempos antiguos, estos lapsos puedan
por el cual el universo se despliega siguiendo relaciones necesarias haber sido considerados caprichosos, resulta evidente que Virgilio
de causalidad. Mientras que la móira griega representa una fuerza procura, por un lado, producir una impresión de verdad y precisión
suprema impersonal, elfatum reclama un agente para la acción: "lo marcando con exactitud el número de años que insumirá la conso-
dicho" no es, en Eneida, un "se dice" sino "lo dicho por alguien". Este lidación de lo previsto por eifatum, y, por otro lado, incorpora una
alguien es Júpiter, quien pronuncia la palabra generadora del acon- carga simbólica en los datos numéricos, sin duda una deuda pitagó-
tecer universal y custodia su cumplimiento. Un ejemplo ilustrativo rica, al establecer ciclos en progresión de tres (3 + 30 + 300).
se encuentra en el discurso de Júpiter del Libro L Ante la angustia El rector de los dioses tiene la prerrogativa de saberlo todo, y
de Venus, madre de Eneas, el rey de los dioses pronuncia su profecía por eso puede abarcar la totalidad del argumento, como también
con la intención de tranquilizar a su hija. Lo que .sucederá no ofrece en ocasiones lo hará el poeta pero a modo de acontecimientos del
lugar a dudas porque Júpiter da, incluso, precisiones de tiempo: tres pasado recordados por las Musas. También sabe qué ocurrirá con
años de instalación en el Lacio, treinta años hasta la fundación de la cólera de Juno en el último Libro del poema: la diosa se calmará,
Alba, trescientos años hasta la fundación de Roma. El dios habla de entrará en razones y se convertirá en protectora de los romanos,
cara al acontecer de la historia, en una macrovisión del futuro que "pueblo togado", es decir, que viste la toga distintiva de los ciudada-
involucra una larguísima serie de seres y sucesos. No es elfatum de nos de Roma.I 84 Esto explica, en cierta medida, la condescendencia
un hombre, como sería la móira de Aquiles o la de Héctor, sino de de Júpiter con las iras de su esposa, con una especie de trato pater-
pueblos, por lo que el fa tu m e historia son, en Ene ida, las dos caras nalista que culmina en la última escena olímpica de la obra, a la que
de una misma moneda. En este discurso, resulta paradigmática la nos referiremos un poco más adelante.
afirmación de Júpiter: "para éstos yo no pongo metas ni plazos: les Eneida es elfatum en acción, humanización de lo divino y di-
he dado un imperio sin fin" 180 (vv. 278-9). Tres formas caracterizan vinización de Jo humano, un destino grandioso y excepcional que
la fuerza personalizada del fatum: el "yo" (ego) de Júpiter, y Jos se va construyendo en la lucha y en el sufrimiento, un destino cuya
verbos concordantes, "pongo" (pano) y "he dado" (dedl). El fatum, dificultad se anuncia en el prólogo mismo: "de tan enorme peso era
pues, tiene sujeto semántico y se personaliza en Júpiter, artífice del fundar el pueblo romano" 185 (v. 33). La dificultad está personificada
destino romano, cúspide de la tríada capitolina, 181 divinidad identi- en Juno y su rencor furibundo. Así como Júpiter garantiza el orden
ficada con Augusto en los tiempos de la composición de la obra. 182
Así, Júpiter custodia el destino de Eneas como lo hace también con
el de Octavio, presentado en las imágenes del escudo (Libro Vlll). 183 Aquí, como en otros casos, los filólogos han encontrado algunas
contradicciones temporales cuya presencia no afecta mayormente la cohe-
rencia de la obra.
184 (aspera Juno) ... consilia in melíus referet, mecumque fouehít 1 ROJna-
180 his ego nec metas rerum nec tempora pono: 1 imperium sine fine nos, rerum dominas gentemque togatam (vv. 282-3); el detalle de la toga no es
dedi. ornamental sino que se refiere a su decisión de favorecer a los troyanos pero
181 La tríada capitolina está integrada por Júpiter, Marte y Quirino (Ró- no como tales, es decir como pueblo "mitrado" (que se distingue por Ilevar
mulo divinizado, según la tradición latina), máximas deidades de Roma que la "mitra", turbante o gorro característico de los frigios), sino como romanos,
regían desde el Capitolio. es decir, como togados. Como parece suceder en todas las civilizaciones, la
182 Esto resulta particularmente claro en las representaciones escultóri- gente se distingue por la vestimenta que usa.
cas de Augusto, donde aparece, entre otros detalles, con el cetro de Júpiter. 185 tantae molís erat Romanam conde re gente m.
T
1
102 Andlisis de la obra Análisis de la obra
103
del universo, Juno se presenta como una potencia irracional y des- e_stirpe, protege~ a Jos romanos que han dejado de ser meros fugi _
tructiva que se obstina en impedir que e!fatum siga su curso. A la t1vos de ~roya.-~~ Juno puede verse, desde cierta perspectiva, como
vez, esta obsesiva hostilidad de una diosa olímpica tutelar es Jo que la persomficacw~ del caos y su potencia destructora, la renuncia de
dinamiza el relato, de modo tal que el cumplimiento del decreto de Juno representana . . el sometimiento de las fuerzas del caos , algo que
Júpiter demanda un esfuerzo proporcional a la fuerza que se le opo- correspon d e a J up1ter, a Eneas y a Augusto.
ne. Cierto es, como dijimos, que e!fatum se cumplirá y Juno teme lo Frente a la enemistad de Juno, Venus se presenta secundando
implacable del destino, pero su estrategia consiste en demorar con los vaticinios de Júpiter y los decretos del fatum. Madre de Eneas
obstáculos de todo tipo el avance de Jos sucesos, y busca una pos- y protectora de Troya, la diosa ha sido elegida por el troyano París
tergación sin término de la empresa troyana por la que se diluirán e:n el certamer; de belleza y es la responsable general de las cues-
Jos vaticinios en un futuro inalcanzable. Los desvíos en el viaje, la tiOne~ amator:Ias. La divinidad virgiliana está más próxima a la
estadía en Cartago, la sublevación de las mujeres y otros episodios Afrod~ta U~ama o.c~leste que a la Afrodita Pándemos o terrena de
tales, representan la lucha de la diosa por impedir que el destino se ~~~ gneg?s, esta ult1ma es la que gobierna -junto con su divino
convierta en historia. Su furor se incrementa a medida que Eneas hlJO ~up1do- los asuntos amatorios, 186 mientras que la primera se
va progresando en su trayectoria material, moral e intelectual. Juno relacwna con las. fuerzas vitales de la naturaleza y su primer templo
es la fuerza del pathos, en este caso el rencor, la ira y la venganza. se construye ~o: ;nandato de los Libros Sibilinos187 (217 a.C.) en el
combinadas con el despecho y los celos, junto a la cual también se monte Eryx (S1c1ha) ~ande existía ya el culto de Afrodita Urania.J8a
encuentra el desafío del poder, la lucha por ocupar la función de La figura de Venus t1ene una elevada e insoslayable significación
Júpiter como agente del fatum adaptada a sus propios intereses. para los romanos y desde sus orígenes aparece como una divin'-
No por casualidad protege e inspira, a través de la Furia, a Turno, d~d r.'etament~ propiciatoria. De allí que dos palabras de eviden:e
un héroe que proclama la guerra al ver amenazados sus proyectos fiha~1ó_? venusma.' venerari ("venerar", el llamado a la divinidad) y
de expansión y dominio del Lacio, que a la vez se relacionan con su vema ( la aceptac1ón o anuencia", la respuesta que recibe el orante)
sentimiento personal hacia Lavinia. Otro tanto, en alguna medida, re~n:'senten lo_s dos movimientos complementarios de la actitud
sucede con Dido al desentenderse del proyecto comunitario que rehgwsa. Esta Idea de reciprocidad se manifiesta en la Venus Obse-
como reina lleva adelante, y atender sólo los deseos personales quens, la ~u: responde al obsequium ("servicio" o "cuidado") de Jos
entregándose a su pasión erótica. Como Turno o Dido, Juno se ?eles. Sch1lhng, e':' su tradicional estudio sobre la Venus romana, 189
empecina en lograr sus propósitos revelándose contra el fatum mterpr~t.a ~1 pasaJe de_ una forma neutra abstracta venus al nombre
como también Jo hacen, de modo mucho más complejo, Jos actores d<; l_a d1v1mdad femenma como la personificación de una cualidad
humanos. Para ellos la situación es trágica: los proyectos fracasan y ~a~1camente lig~da a la mujer: el encanto, en su sentido mágico-re-
ambos, cada uno a su manera, encuentran la muerte. Pero -como h~wso. En suces1vas etapas, pues, la Venus itálica entra en conjun-
hemos dicho- Jos dioses son Jos dioses, y Juno, en particular, es la CIÓn .c?n la _Afrodita griega y se une a la leyenda troyana. Su virtud
reina de los dioses; si sus proyectos se frustran y no puede impedir prop1c1ato:m se convierte en certeza doctrinal para los romanos.
el cumplimiento del destino, al menos no es sometida al escarnio de A ~art1r de la segunda mitad del siglo II a.C. y en relación con
una amonestación pública sino que Virgilio resuelve el caso en un la.c:ec~ent-; expansión de Roma, surge un marcado gusto por las
diálogo privado de la pareja real. En Jos últimos pasajes de la obra re1V1nd1cacwnes genealógicas a través de las que se busca captar el
y ante la inminencia del triunfo troyano, Júpiter le recrimina con
afectuosa severidad su demencial empeño y le ordena detenerse
definitivamente porque ya su paciencia se ha agotado. Juno cede 1 6
diciendo algo así como "me detengo porque, después de todo, ya ~ Este aspecto de Venus es el que privilegia la poesía erótica latina en
espe~!~I 1~ poesía elegíaca de la época augustea. '
odio esta guerra y estoy harta de tantos enredos". Sólo pone la con-
. Libros oraculares relacionados con los anuncios de las Sibilas, des-
dición de que nunca resurja Troya y de que los sobrevivientes troya- truidos por mandato de Augusto.
nos se llamen romanos. De este modo, y como Jo augura Júpiter en 188
La referencia aparece en el Libro V de Ene ida.
el Libro I, la decisión de Juno implica conceder su favor a la nueva 189 Schi!ling. 1954: 30 y ss.
T
Análisis de la obra Análisis de la obra 105
104
más alto prestigio de las familias gobernantes. usando en su prove- trales, Juno y Venus, que respectivamente se oponen o ayudan a lo
cho la fama de una divinidad en un gesto de apropiación religiosa decretado.
característico del siglo I a.C. Eneida ofrece un modelo tutelar, el de Sería imposible reseñar aquí el extenso repertorio de deidades
la familia (gens) Iulia a la que pertenecen julio César Y Augusto. que se presentan en Eneida. Todas ellas tienen, en general, un papel
Progresivamente, Venus ingresa en la vida cívico-militar de la acotado e intervienen en casos restringidos. Eolo tiene su parte en
República y se convierte en diosa de la V~c:oria. A ~omi~onzos del la tempestad del Libro!, Mercurio lleva la orden de Júpiter en el Li-
siglo I a.C., durante las primeras guerras c¡v¡les, Mano elige su pa- bro IV. Alecto desata la locura bélica en el Libro VII pero es devuelta
tronazgo con el nombre defelix ("feliz"), pero es su rival victorioso, a sus moradas subterráneas casi de inmediato, Neptuno aparece de
Sila, quien exalta el valor de tal protección divina. De este modo, tanto en tanto. Queda, sin embargo, una presencia clave en la obra,
Venus es inicialmente reivindicada por el pueblo romano, poste- cuyo poder se presenta generalmente mediatizado por las instan-
riormente por las "familias" (gentes) en nombre de sus pretensic;mes cias del culto: el dios Apolo, guía y protector de Eneas y su estirpe.
genealógicas, y al cabo un hombr_e solo se proclama s~ favon.to Y No entraremos en el muy complejo caso de un dios que recorre la
protegido de privilegio, una práctica que se mantendra en la _ep~­ cultura grecolatina con las más variadas atribuciones y caracte-
ca de Augusto. Pompeyo erige un templo (55 a.C.) a Venus Vzctnx rísticas, pero creemos importante que el lector moderno eche al
("Venus Victoriosa") adscribiendo a la diosa virtudes de tipo militar. olvido la dicotomía de Nietzsche, que ha recortado las funciones
César celebra a Venus Genetrix ("Venus Creadora o Generadora") apolíneas 190 restringiéndolas al ámbito de lo luminoso y estético.
como garantía de buena suerte y logros. Ya no es sólo una deidad Apolo en Eneida es protector de los troyanos a la vez que dios de la
amatoria sino un principio cósmico, generador de vida y grandeza, Profecía. Su papel central consiste en anticipar y preparar a Eneas
y, ante todo, una activa potencia material y política. En términos y su gente en el recorrido que hacen por seguimiento del fatum.
tradicionales, hay una inherente justicia en la relación del devoto Paso a paso, la presencia de Apolo escalona los distintos momentos
y la deidad. Esto se encuentra no sólo en los favores pr_opiciatorios del viaje brindando las advertencias y recomendaciones que harán
de Venus, sino que es el fundamento sobre el que se asienta el plan triunfar la empresa. Virgilio exalta, de este modo, al dios tutelar de
jurídico de la Fides (a la vez "Fidelidad" y "Fe"): la pie~ad d~l d~v?to Octavio a quien le dedica su triunfo en la batalla de Actium y lo hace
encuentra eco en el favor de los dioses puesto que la JUSticia d1vma protector y vigía del destino troyano construido sobre la virtud de
está atenta a los actos de devoción humana. Eneas y coronado, tal como lo muestra el escudo, en la figura de
La Venus de Eneida responde a estas características que he- Augusto.
mos apuntado. Virgilio la presenta en la máxima extensión de sus
atribuciones, como protectora del futuro pueblo romano, de la
familia de Anquises (que es también la suya) y de su hijo Eneas.
Estas funciones son, en verdad, sólo una ya que ninguna de sus
partes puede separase. Proteger a Eneas es proteger a la gens que
por decreto divino se convertirá en el pue~l? rector de~ mundo. No
desaparecen, sin embargo, sus poderes erot1cos, pero estos or:eran
en función del proyecto fundacional: es el caso del enamoramiento
de Dido por obra de Cupido que se presenta en el Libro I y abarca
el Libro IV. Pero en general Virgilio desarrolla sus aspectos cívico-
militares y así, encontramos por ejemplo una diosa "política" en el
dudoso pacto que hace con juno en el Libro IV. o una diosa que se
involucra en las guerras, interviniendo para garantizar el triunfo 190 La oposición Apolo-Dionisos no refleja más que un aspecto muy
definitivo de los troyanos al restañar por medios sobrenaturales restringido de las numerosas atribuciones divinas de Apelo, que también
la herida de Eneas y devolverlo revitalizado a la lucha. En suma, aparece como divinidad destructora ("el que arroja flechas desde lejos") con
frente al destino trazado por Júpiter, se mueven dos fuerzas cen- notas sombrías que esta simplificación desconoce.
IH. Conclusiones

De Eneida hay tantas lecturas, tantas posibilidades de inter-


pretación, tanta variedad de accesos posibles y, sobre todo, tanta
bibliografía sobre aspectos generales o particulares, 191 que todo
estudio, por abarcador que sea, siempre resulta parcial y selectivo,
siempre deja afuera tanto o más de lo que incluye. Hemos buscado
incorporar interpretaciones diversas en los distintos aspectos que
tratamos, pero persiste la sensación de que quedan cosas impor-
tantes para decir y que lo que se diga incidirá en la totalidad de una
obra sin episodios ociosos. La dificultad se encuentra en la arqui-
tectura misma de Eneida, en su construcción encastrada donde
cada elemento cumple su función en el conjunto, y en la voluntad
autoría! de abrir espacios y niveles de significación donde el lector
pueda ejercer cierta libertad asociativa. Nos encontramos ante una
obra que se ahonda a medida que el crítico, el filólogo o el simple
lector se interna en ella.
Se pueden hacer de Eneida las interpretaciones más variadas y
experimentar en ella las más actuales metodologías de análisis; pue-
de entenderse corno texto político, literario, metafísico, socio-histó-
rico: se encontrará lo que se busque. Nada resultará concluyente
aunque todas las lecturas sean pertinentes desde determinadas
perspectivas. Y, corno cada época la entiende a su manera, siempre
queda algo nuevo para decir de esta obra que va cambiando con el
paso del tiempo.
De las dos posibilidades interpretativas generales, la lectura
"optimista" y la lectura "pesimista'', hemos privilegiado la primera
sin desconsiderar la segunda en ciertos sectores problemáticos. En
definitiva, no creernos que Virgilio detestara a Augusto ni que mos-
trara en Eneida el fracaso de los valores proclamados por el vence-
dor de Actium. Entendernos que hay una celebración de Augusto
que no ignora el dolor, los peligros y las heridas de las recientes

191 Hoy resulta inútil pretender una bibliografía completa porque no la


hay; nuestro vademécum bibliográfico, I;Année Philologique, hace ya años
que incorpora títulos caprichosamente recortando según ignotos designios.
Las bibliografías más recientes sobre Virgilio se acercan a la decena de vo-
lúmenes, sólo de títulos ordenadamente ubicados. Esto no es extraño: lo
mismo puede decirse de Cervantes, Homero, Dante.
108 Conclusiones

guerras civiles, y que busca mostrar la fuerza de las virtudes huma- Iv.. Apéndice
nas en la adversidad y el horror como revitalización del modelo he-
roico en el marco promisorio, al menos para Virgilio, de la reforma
augustea. Presentamos, pues, una lectura de la obra que reseña los
aspectos de mayor relevancia para que el lector pueda hacerse una ¿Porqué leerVirgilio?
idea de la riqueza que encierra. Y como "cada uno, suVirgilio", espe-
ramos que el lector se sienta invitado a hacer su propia y particular Cuando se dice que Virgilio es un clásico, condición comparti-
experiencia de apropiación. da por centenares de artistas, el lector posiblemente pens'lrá en un
escritor cuya obra ocupa un lugar destacado en la historia literaria,
un escritor que trasciende tiempo y espacio para convertirse en
modelo de arte. Desde esta perspectiva, Virgilio resulta un nombre
entre otros no menos ilustres como Cervantes, Shakespeare o Flau-
bert. Sin embargo, no es sólo esto lo que hace de Virgilio una figura
excepcional. Si se tratara de la productividad de su obra, esto es, de
la variedad y cantidad de textos que la toman -en diversos grados
y sentidos- como referencia, el caso de Virgilio no sería demasiado
distinto del de Ovidio o el de Horado. Pero el singular protagonis-
mo de Eneida de Virgilio en la cultura euro americana no tiene casi
paralelos.
La lectura de esta obra, lamentablemente deslucida muchas
veces por las traducciones, no sólo presenta una elaborada forma
artística, una exquisita composición de imágenes y situaciones,
sino que, en la belleza de la forma, se presentan problemas histó-
ricos, morales, psicológicos, políticos, religiosos y metafísicos a los
que la obra da respuesta. Se diseña, a la vez, un modelo de hombre,
un modelo de sociedad y un modelo cosmológico sobre los que vol-
verán los tiempos sucesivos y que interpretarán según el punto de
vista que adopten.
La obra de Virgilio ha tenido la fortuna de estar presente a lo
largo de la historia europea y de ofrecer una tradición sin cortes
en el proceso de transmisión textual. La encontramos, a través del
tiempo, en un lugar de privilegio incluso en el Medioevo, una época
en que lo antiguo, pagano y politeísta, era controlado en función de
la pertinencia doctrinal. Para la Edad Media, Virgilio resultó ser un
profeta gracias a la Égloga 1V192 y su obra, en bloque, pasó a tener

192 En la Égloga IV, Virgilío celebra el nacimiento de un niño con el que


será repuesta la Edad de Oro primordial y paradisíaca, signada por la paz y la
armonía universal. Se menciona también la llegada de Virgo ("Virgen", inter-
pretada como "la Virgen María" en el contexto cristiano, madre del niño que
regenerará el orbe, identificado con Cristo) aunque muchos comentaristas
110 Apéndice Apéndice 111
un sentido sagrado al punto de ser empleada en pases adivinatorio- cados; pues uno es el sentido literal, que tiene por la letra, otro
proféticos como las sortes uirgilianae, por las que se interrogaba es el sentido que tienen los significados del sentido literal. 194
sobre algún asunto y se señalaba al azar un verso virgiliano que (Dante, Ep. a Can Grande, 8)
era considerado como respuesta oracular a lo planteado. También
en este mismo sentido adquiere una importancia singular Eneida. Y apunta Dante en el Convivium:
La idea de Roma como centro del orbe y de un imperium sine fine,
capaz de abarcar el espacio y atravesar los tiempos, se asimiló sin Es necesario saber que los escritos se pueden entender y ex-
reparos a la idea de un centro religioso llamado a perdurar en la his- poner principalmente en cuatro sentidos. Lldmase el primero
toria. Es posible, pero no indispensable, que la obra requiera algo de literal, y es aquél que no avanza, y es éste que no avanza más
preparación para ser apreciada en su riqueza y complejidad, inclu- alld de la letra de las palabras convencionales, como sucede
so para quienes se dediquen al estudio de la literatura. Es indudable en las fdbulas de los poetas. El segundo se llama alegórico, y
que la lectura de Eneida puede enriquecerse en profundidad con el es éste aquél que se expone bajo el manto de esas fdbulas y
aporte de información acerca de la época, la mitología o la creación consiste en una verdad oculta bajo un bello engaño... El tercer
literaria, pero esto no significa que no pueda leerse sencillamente sentido se llama moral y es el que los lectores deben atenta-
como una Hnovela" 193 de aventuras, amor y guerra. Y esto sucede mente descubrir en los escritos, para utilidad suya y de sus
porque ese mundo, que no es el nuestro como tampoco es nuestro discípulos ... El cuarto sentido se llama anagógico, es decir,
el mundo de nuestros abuelos, está en la base de una cultura que sentido superior, y se tiene cuando espiritualmente se pone un
nos identifica y diferencia. El lector que poco sepa de la política del escrito, el cual, aunque sea verdadero también en el sentido
periodo de Augusto o de códigos épicos podrá seguir una historia, literal, por las cosas significadas expresan realidades sublimes
una fabula bien contada, en la que los seres humanos, e incluso de la gloria eterna ... Al explicar estos sentidos debe ir siempre
los dioses, piensan, sufren, se enfurecen y aman como podríamos delante el sentido literal, por estar incluidos en éste todos los
hacerlo nosotros. demds, y porque sin él sería imposible e irracional entender
Añadimos un marco fundamental para comprender la intrinca- todos los demds, y principalmente el alegórico. Es imposible
da red de significados que una obra "clásica" como Eneida propone porque en toda cosa que tiene interior y exterior no podemos
al lector. Hemos optado por lo más simple que, en este caso, es lo llegar a lo interior si antes no se llega a lo de afuera ... Y por
más abarcador. Existe una larga tradición hermenéutica que distin- eso, si los demds sentidos son mds difíciles de comprender que
gue escalonados niveles de lectura e interpretación, y que puede el literal, como en realidad sucede, sería irracional pasar a su
ilustrarse con dos pasajes de Dante: explicación sin antes demostrar el sentido literal. 195
Para una clara comprensión de lo que aquí estoy diciendo, Lo literal se refiere a la secuencia ficcional o los eventos histó-
debe saberse que de esta obra no hay un significado simple; ricos; lo alegórico se refiere a lo que se debe creer como verdadero
mds bien puede llamarse polisemia, esto es de muchos signifi- acerca de la naturaleza de la realidad; lo moral se refiere a lo que se

señalan que se trata de una alusión a la constelación de Virgo, por la que el 194 ad evidentiam itaque dicendorum sciendum est, quod istius operis
poeta incorpora un dato temporal. Más allá de las precisiones filológicas y non est simplex sensus, immo dici potest polysemum, hoc est plurimum sens-
del análisis científico que intentan alcanzar algo así como la "verdad primor- sum; nam alius sensus est qui habetur per literam, alius est qui habetur per
dial" del texto, Virgilio fue consagrado como un profeta del advenimiento significata per literam.
del Mesías y antepasado ilustre del cristianismo 195 Una bella síntesis de estos conceptos se encuentra en el dístico de
193 Como se ha indicado, es posible que el lector contemporáneo Nicolás de Lyra:
sienta la obra más próxima a una novela que a una epopeya como la de Littera gesta docet, quod credas allegoria,
Homero. moralis quod agas, quo tendas anagogia.
112 Apéndice Apéndice 113

debe hacer o evitar en la existencia humana, lo anagógico se refiere manticismo alemán y su particular apropiación del mundo antiguo.
al propósito de la vida terrena, la meta del peregrinaje en el mundo. Desde Winckelmann hasta Schiller, se establecen las condiciones y
En lo que respecta a Eneida, !o literal se refiere al relato del viaje de características del mundo antiguo, con un rechazo de la Roma Ae-
Eneas y los troyanos desde la caída de Troya hasta su triunfo en el terna virgiliana asimilada a la Roma de los Papas, y la creación de
Lacio y su definitiva instalación en Italia; lo alegórico implica una una "jerarquía" -cultural, intelectual- entre lo griego y lo romano.
forma de entender la historia de Roma contemporánea a partir de La situación de literatura latina y su lugar en el corpus discipli-
los acontecimientos que le dan origen; lo moral corresponde a los nar ha sido claramente expuesta en el estudio de Habinek, quien se
paradigmas humanos que Virgilio presenta en la figura tutelar de detiene en el análisis del contexto ideológico en el que la profesión
Eneas y sus virtudes, su humanitas (humanismo), su devoción a los de los "clásicos" toma su modalidad contemporánea. Al respecto,
dioses y su fortaleza; lo anagógico alude a la peregrinación espiri- este investigador señala: 19 7
tual del hombre y su regeneración interior para alcanzar una visión
suprahistórica que lo acerca a los dioses. Para entender y recons- ... la construcción de los estudios clásicos que surgió durante
truir el mundo como imagen poética, Virgilio crea un sentido de e inmediatamente a continuación del período romántico,
múltiples realidades del mundo y les posibilita coexistir en una es- implicó la creación de una jerarquía entre Grecia y Roma,
tructura donde diferentes formas de conciencia y diferentes puntos que privilegió la primera y denigró la segunda, y que trabajó,
de vista aparecen uno junto a otro, simultánea pero separadamen- en particulm; para estetizar el estudio de la literatura latina,
te. 196 La metodología de análisis en cuatro niveles de lectura, que removiendo la conexión con la cultura romana que debería
quizás resulte demasiado simple para algunos teóricos actuales de haber hecho clara su relevancia y su interés intrínseco para la
la literatura, tiene sin embargo la capacidad de organizar el estudio sociedad contemporánea.
de una obra de alta complejidad, de un relato que expone las múl-
tiples realidades del universo, sin desmembrar la integralidad del Hacia fines del siglo XX, y en el contexto de las investigaciones
texto. Distinguiendo y asociando sus significados plurales, invita a hermenéuticas, las corrientes críticas han puesto especial atención
leer Eneida en su amplitud semántica y su riqueza compositiva. en los aspectos teóricos de la producción literaria que involucra,
además, una teoría de la crítica misma, abriendo la posibilidad de
una historia de la crítica de notable interés a la hora de estudiar los
Eneida en el tiempo textos. Es, entonces, el momento de indagar no sólo la historia críti-
ca de un texto que se va a estudiar, sino también la compleja trama
Desde fines del siglo XX, las corrientes críticas de la literatura de relaciones culturales antiguas y modernas donde autores y tex-
romana han cobrado una singularmente aguda conciencia de su tos desempeñan su papel-no siempre el mismo- en el desarrollo
propia historicidad que ha impulsado la revisión de los fundamen- de la civilización escrituraria.
tos mismos de la competencia disciplinar. Los movimientos últimos Tal como la conocemos, y como la hemos aprendido, la cons-
proponen, ya no revisiones parciales de textos, épocas o autores, titución de un todo con dos partes, esto es, el mundo antiguo
sino una revisión integral de las civilizaciones antiguas griega y integrado por Grecia y Roma que se acepta como fundamento del
latina, de sus variadas y complejas relaciones, de los criterios de pe- llamado mundo Occidental, quizás hoy nos resulta sectaria, simple
riodización y los perímetros de lo "clásico" junto con los conceptos y contundente como un panfleto: la versión dominante de Grecia
de apogeo y decadencia de la cultura. como la fuente primordial, el primer motor divino y pagano que
El diseño material e ideológico que conocemos de los estudios pone en movimiento el mundo -o sea, Europa Occidental-, un
sobre la antigüedad grecolatina -esto es, la "filología clásicá', in- mundo que a partir de Roma sólo puede atardecer.
cluidos los estudios sobre temas literarios- es obra del último ro-

!96 Cf. Conte, G. B. 1996: 157. 197 Habinek: 227-8.


114 Apéndice
Apéndice 115

. De este modo, el diseño de la civilización romana y sus expre- El estudio de la literatura latina entra en el siglo XX cercenado
siOnes escritas tomó, a partir del siglo XVIII, el aspecto de la imita- y descolorido. Un punto decisivo es la limitación de las extensiones
ción o la copia, de la preocupación fabril un poco tosca para com- cronológicas y geográficas del mundo antiguo en la catalogación y
prender las expresiones más puras del espíritu. La imagen fuerte de valoración de sus producciones. La original pureza de Grecia estaba
la Antigü~dad ha provenido, desde entonces, de Grecia, aunque no en Atenas y moría con la sofística, mientras que los centros mul-
se desdenaran algunos aspectos de la civilización romana, como su ticulturales de gran desarrollo intelectual, como Alejandría y Pér-
gusto por las carreteras, los acueductos, los grandes espectáculos gamo, se depreciaban con el calificativo de "decandentes". Corres-
deportivos y políticos, las guerras y sus estandartes, como nos en- pondientemente, el dictamen acerca de lo "clásico" en la literatura
seña Hollywood. latina, casi sinónimo de lo que podía considerarse digno de estudio,
En este comienzo de siglo, y penetrando en las intrincadas tuvo características similares, aunque las exclusiones y recortes se
tramas culturales que intentamos conocer, parece haber llegado la aplicaron aquí con particular virulencia. De los catorce o quince
hora de preguntar, pues, por Grecia como máximo polo referencial, siglos de producción textual en latín, se conservaron algo más de
y desentrañar su enigma, este curioso caso de una civilización na- cincuenta años y una docena de autores, quedando irremediable-
cida de sí misma, sin notorias deudas hacia pueblos y civilizaciones mente desarticulado el desarrollo de las culturas mediterráneas en
vecinas. El exitoso y polémico estudio de Martín BernaJl98 aborda los tiempos antiguos, y el de las culturas europeas a lo largo de la
de lleno la cuestión, al proponer su estudio de las fuentes africanas Edad Media.
-en especial Egipto- y medio-orientales de la religión griega y su En este panorama, no es difícil de entender que Virgilio haya
cultura. La obra de Bernal. 199 apoyada en documentos arqueológi- sido relegado a un destacado libro escolar de texto, y Metamorpho-
cos, epigráficos y arquitectónicos, intenta corregir el abismo entre sis de Ovidio haya sido dejado de lado. E. Hirsch200 distingue entre
Grecia y_ las culturas n;ed~terr~neas consideradas "orientales", que el significado de un texto, conferido en gran medida por el autor, y
establec1era con espec1al enfasis el Romanticismo. Al respecto, este los variados tipos de significación, producto de valores y contextos
estudioso destaca que la invención de las nociones modernas acer- culturales posteriores. Esto implica la diferenciación entre el senti-
ca ~e la historia y la cultura de Grecia durante los siglos XVIII-XIX do original de un texto y los sentidos desarrollados en el curso de la
realizada por los escritores románticos alemanes, fue un proceso historia interpretativa. 201 A modo de ilustración parcial de lo que ve-
de exclusión y supresión, más que uno de descubrimiento y articu- nimos diciendo, resulta interesante el caso de Virgilio para observar,
lación. En su estudio, analiza la noción romántica de Grecia como aquí muy brevemente, cómo se elabora la distancia histórica entre
una tarea de exclusión de las decisivas contribuciones semíticas el texto y el presente. No iremos muy atrás con la historia ni nos de-
egipcias y africanas, y Habinek agrega que también Roma result~ tendremos en la exitosa permanencia del Virgilio completo durante
en gran medida excluida. Schiller, en Poesía Ingenua y Sentimental, la Edad Media, el Renacimiento y el período llamado Neoclásico.
compendia estas ideas que nutrirán los estudios de la literatura Como hemos señalado, la recreación romántica de la Antigüedad
antigua: el trascendental poder de la imaginación se manifiesta repuso a ultranza lo griego -entre Homero y la Atenas de Pericles
plenamente en Greda, y escasea en Roma; el ~~genio" está en Grecia (s. V a.C.)- como centro originario de la cultura europea. En el
y_se contrapone al ·:espíritu escolástico" de Roma. Así, las preocupa- escenario controvertido por luchas políticas, con una Grecia trans-
ciOnes co_n~eml?oraneas acerca de la identidad nacional y el lugar formada _en imperio oriental-el imperio otomano- durante gran
de la tradición, JUegan un papel protagónico a la hora de dictaminar parte de la modernidad, un Homero redivivo, no contaminado por
sobre el pasado. Roma ni por Oriente, tiene un éxito avasal!ante frente a Virgilio y
sus historias latinas. Este Homero del siglo XVIII, después de la Re-

. . ~ 98 ~ernal, Martin. 1987. Black Athena: the Afroasiatic Roots of Classical


CzVllzzatwn. London, New Brunswick: 36. 200 Hirsch (1973). citado por Galinsky (1997).
199 En una línea similar de investigación se encuentran los valiosos es-
2o1 Cf. Galinsky. 1997: 15-16.
tudios de Walter Burckert, Ian Bremmer, Jacqueline Duchemin, etc.
T
ll6 Apéndice Apéndice 117

volución Francesa, presenta la ventaja de no estar conectado con la y la práctica de la ratio ("raciocinio"), la pietas ("piedad"), la
Europa romana que celebra a Virgilio. Así, Virgilio es removido de la hzunanitas ("humanismo"), el nuevo concepto de heroísmo
gran literatura y relegado a tarea de escuela, a texto de ejercitación diseñado a partir de las críticas post-socráticas al heroísmo
para el aprendizaje del latín. homérico, reubican la obra virgiliana en el lugar central de la
Al finalizar la segunda guerra mundial, surge la pregunta acerca cultura europea del que había sido desplazado.
de cómo puede ser reunificada Europa después de una de las ma- 2) La corriente norteamericana. La nueva importancia conferí~
yores desintegraciones masivas de los últimos siglos. En la culmi- da a Virgilio hacia mediados de siglo llega a EE.UU. transfor-
nación de su prestigio, T. S. Eliot exalta a Virgilio como centro de la mada, y en la década del '60 la perspectiva de la "Nueva Críti-
civilización europea y, aun cuando sus opiniones hayan resultado ca" (New Criticism) de Harvard puede bien ser ejemplificada
polémicas para algunos e indiferentes para otros, su influencia se por la obra de Michael Putnam: la idea de la Roma Aetema
dejó sentir entre los latinistas -en particular entre los alemanes, ("Roma Eterna") augustea, tal como aparece en Virgilio, no
como Karl Büchner yViktor Pi:ischl, que ya había leído lo que decía es tan diáfana como proponen los críticos europeos. Here-
Eliot ("What is a Classic?") en la conocida obra de Theodore Haec- deros de los postulados de Ronald Syme (T/ze Roman Revolu-
ker Virgilio, Padre de Occidente ( Vergíl, Vater des Abendlands), un tíon), la grandeza de Roma y la misión augustea ofrecen, en
curioso hito del siglo XX pues, como destaca D. Kennedy, Haecker la obra de Virgilio, ambigüedades que permiten conjeturar
era socialista y apasionado anti-Nazi. una perspectiva nihilista y desencantada de la pax augusta.
Ziolkowski sugiere que la presencia de Virgilio en el siglo XX En esta línea interpretativa, Virgilio es el poeta, o el intelec-
resulta un ícono cultural apropiado por poetas, novelistas, historia- tual que lucha desde su obra por escapar de las presiones
dores y políticos para configurar sus aspiraciones y angustias en el de un estado totalitario, y que entrega el testimonio de su
período de entre-guerras. La respuesta, incluyendo las preferencias resistencia ideológica al discurso implantado por la política
por obras particulares, varió de país a país, y de individuo a indivi- dictatorial de Augusto.
duo, dependiendo de las orientaciones políticas, sociales, e incluso Virgilio es redescubierto de un modo nuevo: tras la experien-
religiosas. Los textos de Virgilio, como las sortes virgilianae 202 de la cia de la retórica de los totalitarismos, de las catástrofes sociales
Edad Media, llegaron a ser un espejo en el cada lector encontraba y económicas, estos críticos reconocen en Virgilio una angustia
lo que deseaba: populismo o elitismo, fascismo o democracia. com- similar y distinguen un aspecto sombrío no advertido por la crítica
promiso o escapismo.zo3 precedente.
La revaluación de Virgilio cobra fuerza a lo largo del siglo, no En suma, tanto como constructor de un orden temporal que
sólo entre los clasicistas sino en el mundo literario, como lo evi- reproduce un orden cósmico trascendente, cuanto como modelo
dencia el estudio de Ziolkowski. La pluralidad de interpretaciones de resistencia y libertad intelectual frente a las violentas presiones
puede resumirse, a grandes rasgos, en dos líneas hermenéuticas de la ideología estatal, Virgilio vuelve a encarnar, para fines del siglo
principales: XX, la problemática de la historia y su construcción, del individuo y
1) La crítica europea, que responde a la depreciación románti- sus relaciones con el estado, de las batallas entre pathos ("pasión") y
ca de la literatura latina con el elogio de la /zumanitas ("hu- ratio ("razón") que actúan en la constitución de los pueblos y nacio-
manismo") virgilíana, y que sitúa a Eneida en un lugar cen- nes. Este nuevo Virgilio que ocupa ahora el centro de los escenarios
tral de la literatura europea. Las violentas tensiones entre las críticos es menos el alma naturaliter christiana ("alma cristiana
condiciones del mundo que habita Eneas y las virtudes que por naturaleza"), que celebró la Edad Media, que el paradigma del
configuran su carácter, la lucha entre los códigos irracionales intelectual (filósofo, poeta, historiador) hablando en y para el Esta-
do, construyendo un imaginario cultural que, por las más variadas
razones. reclama el interés y la atención de nuestros escritores y
críticos contemporáneos.
zoz sortes, algo así como "echar suertes", sintetiza la operación de sacar La presente conciencia de la situación histórica de nuestros es-
algo por decisión del azar o de la Fortuna.
203 Cf. Kennedy. 1997:38.
tudios sobre la literatura latina es, pues, el resultado de una sosteni-
118 Apéndice

da y polémica indagación de las condiciones en que conocemos la


Antigüedad, de Jos presupuestos ideológicos que introducen valo- V. Bibliografía
raciones más o menos extendidas de las culturas, y de los métodos
más aptos para conocer un pasado que necesita reescribirse. Esta
conciencia ha cerrado un siglo marcado por el tono crepuscular de
Ediciones y comentarios del texto
nuestra cultura, un atardecer agitado, industrial y urbano, la visión
de un mundo que termina.
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